LAS PENITENCIAS MÁS OPORTUNAS EN CUARESMA1
Hemos de rezar con la Iglesia, en la Iglesia y por cada uno de los hijos, de los miembros de la Iglesia. Debemos seguir, en lo posible, el misalito, sobre todo esta mañana, con una liturgia tan bella. Igual que tenéis el libro de gramática, el de geografía y los de las demás ciencias que estudiáis, así debéis tener el misalito para la piedad litúrgica. No temáis hacer ese gasto, pues lo más necesario de todo es nutrir el espíritu.
La liturgia de la Cuaresma se entona a la penitencia. En espíritu de penitencia se bendice y se impone la ceniza. El sentido de la función lo expone de modo fácil y sencillo el segundo oremus de la bendición de la ceniza: «Oh Dios, que no quieres la muerte del pecador, sino | [RSp p. 48] su arrepentimiento, escucha con bondad nuestras súplicas y dígnate bendecir esta ceniza que vamos a imponer sobre nuestra cabeza; y porque sabemos que somos polvo y al polvo hemos de volver, concédenos, por medio de las prácticas cuaresmales, el perdón de los pecados; así podremos alcanzar, a imagen de tu Hijo resucitado, la vida nueva de tu reino».
Para quien se humille hasta el llanto, hasta detestar sus pasados errores, habrá una resurrección gloriosa.
Hay que empezar enseguida una vida nueva, para resurgir después del sepulcro.
El evangelio del miércoles de Ceniza está tomado de san Mateo: «Cuando ayunéis, no os pongáis cariacontecidos, como los hipócritas, que se afean la cara para ostentar ante la gente que ayunan... Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara...» (Mt 6,16-21).
Este paso evangélico nos habla de la penitencia hecha en silencio, sin que todos lo sepan; nos enseña a soportar algo por amor de Dios, unidos a los dolores de la pasión, a los méritos de la crucifixión y muerte de Jesús. ¡Oh, nuestros pequeños sufrimientos, qué premio adquirirán así!
San Juan Bautista2 predicaba: «Si no os enmendáis, todos
~
vosotros pereceréis también» (Lc 13,3). | [RSp p. 49] El pecado, aquí o allá, hay que descontarlo. Los sensatos provean a tiempo, pues aquí se descuenta fácilmente.
¿Qué penitencias proponer para la Cuaresma? Podríamos aconsejar muchas.
La caridad paciente es la primera penitencia; caridad benigna... [cf. 1Cor 13,1ss]; caridad paciente con todos, y también con nosotros mismos.
Otra penitencia: la vida común, la puntualidad al horario; «mea máxima pœnitentia, vita communis»,3 decía san Juan Berchmans.
Otra penitencia: el ejercicio rápido, diligente, del apostolado, hecho con espíritu sobrenatural.
Pero esta mañana yo quería aconsejar y proponer, antes de cualquier otra, la penitencia de la oración, de la devoción, que abarca todas las prácticas de piedad del día, de la semana, del mes y del año. Así pues:
1. Hacer todas estas prácticas; hacerlas enteramente.
2. Hacerlas con el espíritu de las Constituciones, honrando a Jesús Maestro Camino, Verdad y Vida, armonizando cada práctica con dicho espíritu, sobre todo la visita al Smo. Sacramento. Hay visitas que es necesario revisar y mejorar radicalmente.
3. Estudiar al Maestro divino, leyendo el Evangelio, tratando de entenderlo, de comprenderlo bien.
Intensificar la práctica de las virtudes de la humildad y de la caridad; y preferir en esta Cuaresma oraciones de penitencia, como el Miserere [Sal 51/50], el De profundis [Sal 130/129]... Así nos prepararemos a una santa Pascua.
Ahora cantad el «Parce, Dómine»,4 cantadlo con el espíritu que nos sugiere la lectura de la misa: «Convertíos a mí de todo corazón, con ayuno, con llanto, con luto» (Jl 2,12).5
~
1 Meditación dictada el 27 de febrero de 1952, miércoles de Ceniza.
2 Lapsus: las palabras citadas son de Jesús, no de san Juan Bautista.
3 «Mi máxima penitencia es la vida común».
4 Jl 2,17: «Perdona, Señor...», antífona repetida en el tiempo de Cuaresma.
5 El “Diario” añade: «En la función de la imposición de la ceniza, el Primer Maestro se acerca al altar en roquete, como simple clérigo, y con la cabeza gacha se deja imponer por el sacerdote celebrante la sacra ceniza. Después permanece de rodillas en su banco, profundamente recogido... Vuelve a la Cripta a las 9 para la renovación de los votos de las Hijas de San Pablo, que concluyen los Ejercicios espirituales».