Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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EL PECADO VENIAL1

Las intenciones del primer martes de mes son especialmente dos:
1. Sufragar a las almas del purgatorio, de modo particular a nuestros difuntos y difuntas, a los padres de nuestras religiosas y de nuestros religiosos que ya pasaron a la eternidad. Esta mañana he recordado especialmente a los padres y madres que han dado últimamente este paso y también al difunto Ferraro Paolo,2 que ha muerto después de tanto trabajo y tantos sufrimientos, mereciendo nuestro reconocimiento y nuestros sufragios.
Recordemos siempre: Iglesia militante, Iglesia purgante, Iglesia triunfante. A menudo hemos de encomendarnos a los difuntos que han pasado a la eternidad habiendo dejado ejemplos de piedad, de observancia religiosa y de generosidad en el apostolado. Y hay que recordar a la Iglesia triunfante, a quienes están ya en el cielo y nos aguardan: su pensamiento debe servirnos de aliento; han combatido la buena batalla y han sido coronados [cf. 2Tim 4,7].
2. La segunda intención para el primer martes del mes es esta: Lucha al pecado venial. De modo particular hay que detestar algún3 pecado venial, para no caer también nosotros en el purgatorio: detestar en primer lugar el orgullo, del que dependen tantos pecados. No es sólo un pecado capital, sino el primero y causa de tantos otros. El orgulloso no reza, o reza mal; y de quien reza mal o poco, ¿qué podéis esperar? | [RSp p. 15] Nacerá la envidia, la flojera, la ira y muchos otros desórdenes.
Hay que detestar el orgullo que nos lleva a la insubordinación, a ir por nuestra cuenta, a contradecir las disposiciones de Dios y de los superiores, a no estar nunca contentos. El no estar nunca contentos de nuestra situación es, en general, fruto del orgullo: uno se espera siempre más, se cree digno de mayor estima, de
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mayor aprecio, etc. El orgullo nos lleva luego a cometer faltas de caridad con nuestro prójimo: superiores, iguales y súbditos.
Otro pecado a evitar, porque es sumamente dañino, es el pecado contra la vida religiosa, contra los votos. El voto, especialmente si es perpetuo, incluye la perseverancia.
¿Por qué desagrada tanto a Dios el pecado contra el voto? Porque el voto perpetuo se hizo con plena conciencia, y el Señor detesta la transgresión a una promesa tan solemne de fidelidad. Detesta todas las transgresiones a dicha promesa, sea que consistan en pensamientos o palabras o actos o actitudes o en la práctica de la vida.
Los votos bautismales se hicieron cuando aún no se tenía el uso de razón. Pero los votos perpetuos se han hecho cuando el uso de razón se tenía ya por tres o cuatro veces.4 En la oración de recomendación del alma de un moribundo se dice: «Señor, no recuerdes los pecados de su juventud» [cf. Sal 25/24,7]: eran pecados de ignorancia, de debilidad. Pero cuando se han hecho los votos perpetuos, ¿puede aún hablarse de ser ignorantes, de no conocer nuestras obligaciones? No nos declaremos estúpidos o ignorantes nosotros mismos. No dejemos la parte mejor, para volver a la peor. No hagamos como los hebreos que añoraban las cebollas de Egipto [cf. Núm 11,5]; pensemos en el paraíso cercano. ¡Buena parte de la vida ya pasó!... ¡Oración, fe viva!
Pero deberíamos recordar aún otros pecados veniales, como hablar deslenguadamente, las groserías, | [RSp p. 16] tratar mal a las personas. Todas estas cosas desagradan a los hombres y también a Dios, disgustándole especialmente las faltas de respeto en la iglesia.
«No me dejéis mucho tiempo en el purgatorio», decía un enfermo. «Tratemos ante todo de no ir allí», le respondía un amigo. Dolor vivo; actos de caridad perfecta. Convenzámonos nosotros mismos de que al purgatorio se va por los pecados veniales.
Examen de conciencia: ¿Tenemos horror al pecado venial? ¿Vigilamos las palabras, los pensamientos, los sentimientos? ¿Combatimos el orgullo? ¿Vivimos la vida religiosa?
Recitemos el De profundis.5
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1 Meditación dictada el martes 5 de febrero de 1952. - Del “Diario”: «[Después de la plática] hacia las 7 va al despacho y continúa escribiendo un artículo que había comenzado ayer o durante la noche, titulado In Christo et in Ecclesia, sobre la Liturgia».

2 Un benemérito propagandista de las ediciones paulinas, afectado por la Tbc, fallecido en la clínica paulina de Sanfré (Cúneo).

3 «Algún pecado venial»: en el sentido de «cualquier pecado venial».

4 O sea superados ya los 21 años, cuando la proverbial edad de 7 años se ha multiplicada por 3 o 4 veces.

5 Sal 130/129: «Desde lo hondo a ti grito, Señor...», salmo frecuente en la liturgia de difuntos.