[RSp p. 12]
L'APOSTOLADO1
En la oración «Corazón divino de Jesús», ofreciendo nuestras acciones al Señor, se dice también: «...y según las intenciones del Primer Maestro». Los lunes las intenciones del Primer Maestro se refieren especialmente al apostolado, es decir: a la formación de los apóstoles, al ejercicio del apostolado, a la docilidad de aquellos a quienes nos dirigimos, a las almas, o sea, a quienes llegarán nuestras ediciones.
Ante todo, la formación de los apóstoles; y conviene que antes del apostolado se celebren aquí muchas misas y se rece y se obre con fe. Quien tiene poca fe, tiene poco celo; quien tiene poca fe, no persuade a nadie; en cambio, el que tiene fe, tiene el ideal de Dios: «Deus vult omnes hómines salvos fíeri»,2 el ideal de Jesucristo: «Me ha mandado a dar la buena noticia a los pobres» (Lc 4,18).
Quien tiene el ideal de «dar a Dios al mundo y el mundo a Dios», logra ser eficaz en el apostolado, camina tras las huellas de san Pablo, que «creyó» y fue el Apóstol de las gentes. Él creyó en la fuerza del Evangelio, creyó que sólo de Jesucristo vienen la verdad, la santidad, la paz y la salvación.
San Pablo creyó, y es a esto a lo que debemos llegar nosotros: a tener mucha fe. Cuando se tiene fe, todo se hace converger en el Evangelio, en el apostolado, como san Pablo, o sea: mente, corazón, voluntad, actividad, salud.
Es simbólico que hoy, debajo de la iglesia, se estén preparando los locales para el cine y para la offset.3 ¡Hay que sentir el deber del apostolado! Quien siente, previene; quien siente, ocupa intensamente el tiempo. Deseemos iluminar | [RSp p. 13] a todas las gentes. Y hoy es la radio la que puede iluminarlas; es la prensa; es el cine. Debemos sentir la belleza de esta misión. «Omnia facio propter evangelium».4
~
Lo primero es procurar la formación espiritual: lo nuestro es apostolado, no «trabajo».
Luego, la formación intelectual, cuidando las clases de bachillerato para todos, para hacerse menos inhábiles en el apostolado, siendo asimismo dóciles a los maestros, apreciando mucho la fatiga de quien enseña.
Además, ejercitar el apostolado; poner bien las intenciones de que el Señor ilumine y sostenga a quienes se dedican a la redacción, a quienes realizan el apostolado técnico. Hay que progresar; si no, quienes difunden el mal nos adelantan.
Es necesario rezar para que el Señor sostenga e ilumine a los que se dedican a la propaganda. En este campo se requiere una gracia particular: mucha luz, iniciativa, inteligencia, sacrificio.
Y por fin, hay que cuidar la parte económica, o mejor, la pobreza. La administración, olvidada por los más, entraña en el encargado muchas mortificaciones y sacrificios, y para nuestro apostolado es un elemento necesario.
Y sobre el carro que se apoya en estas cuatro ruedas,5 va el Evangelio. Vuestras manos llevan el Evangelio y deben llevarlo a todas partes. Hay que tener en la mente y en el corazón a todas las naciones del mundo y cada una de las almas, y rezar por ellas, como hacía san Pablo que oraba mucho antes de dirigirse a los romanos y a los demás pueblos.
¡Infelices los que creen mancharse las manos manejando los caracteres [tipográficos] o los otros medios de apostolado! San Pablo trabajaba, y a veces hasta de noche, para no ser de peso a nadie [cf. 2Tes 3,8]. ¡Todos al apostolado! ¡Todo en orden al apostolado!
¿Hay en nosotros tanto amor de Dios como para desear que este Dios sea conocido, amado; que venga su reino? Se necesita un fuego en el alma con dos llamas: el amor | [RSp p. 14] de Dios y el amor a las almas. En el amor, la vida: «El amor de Cristo no nos deja escapatoria» [2Cor 5,14]. «Omnia facio propter evangelium».
~
1 Meditación dictada el lunes 4 de febrero de 1952.
2 1Tim 2,4: «Dios quiere que todos los hombres se salven [y lleguen a conocer la verdad]».
3 En los locales de la planta baja, contiguos a la Subcripta, estuvo la primera sede de la San Pablo Film (llamada entonces Romana Editora Film: REF) y, en parte, las secciones de litografía y almacén.
4 1Cor 9,23: «Todo lo hago por el Evangelio» (cf. también Mc 10,29).
5 El proyecto pedagógico espiritual del P. Alberione, en el que se va al Maestro con toda la mente, la voluntad, el corazón, las fuerzas físicas, se aplica también a la tarea apostólica, y se expresa plásticamente en la imagen de un carro que corre sobre cuatro ruedas: piedad, estudio, apostolado, pobreza (cf. Abundantes divitiæ, n. 100). Sobre el significado de la metáfora, ver El “Carro” paulino, Orientaciones para el desarrollo integral..., de J.M. GALAVIZ (vers. it., Società San Paolo, Roma 1993).