Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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LA VISITA AL SMO. SACRAMENTO1

Las intenciones particulares del Primer Maestro en este mes miran a obtener un fortalecimiento de la piedad. Piedad más intensa en la misa, en el rosario, en las visitas al Smo. Sacramento.
La visita no es una lectura, ni una cadena de oraciones; todo esto es también oración, pero la visita es otra cosa. La visita a Jesús y a María corresponde más o menos a la visita que se hace a una persona querida, sea por necesidades suyas (por ejemplo, visita a un enfermo), sea por necesidades nuestras, como cuando se va a pedir la caridad a los bienhechores. ¡Cuántas visitas hacen las Hijas de San Pablo hoy día a diversas familias! Son visitas para hacer el bien.
La visita tiene que aportar tres frutos:
1. Hacemos a Jesús homenaje de la mente, y queremos obtener la santificación de nuestra mente.
2. Hacemos a Jesús | [RSp p. 54] homenaje de la voluntad, y le pedimos poder corregir los defectos y adquirir las virtudes.
3. Le hacemos don de nuestro amor, y pedimos las gracias necesarias para nuestra alma; le pedimos unirnos íntimamente a él.
Después salimos de la iglesia tras haber hecho la comunión espiritual.
La visita debe tener una introducción: recogerse, figurarse que vamos a encontrarnos con Jesús en el portal de Belén; o bien que estamos a los pies de Jesús Maestro mientras enseña a la gente las bienaventuranzas; o ante Jesús crucificado, como estaba la Virgen en el Calvario.
Consideremos la visita de los Magos al Niño Jesús. Hacen el sacrificio de un largo y difícil camino para encontrar a Jesús. Tres cosas realizan los Magos según dice el Evangelio: adoran, ofrecen dones y regresan a sus casas por otro camino.
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1. Para hacer a Jesús el homenaje de nuestra mente, leer la sagrada Escritura o algún otro libro bueno que ilumine la mente; reflexionar; cantar el Gloria o el Sanctus; rezar algún misterio del rosario.
2. Los Magos por amor a Jesús se desprendieron de alguna cosa; y nosotros hacemos a Jesús el homenaje de la voluntad. En la segunda parte de la visita, que puede durar diez o veinte o cuarenta minutos, según que sea una visita de media hora, de una hora o de dos horas, debe hacerse el examen de conciencia. Se puede empezar con la lectura de algo concerniente a nuestro propósito principal, o reflexionando sobre algún ejemplo de Jesús, verbigracia, el lavatorio de los pies a los apóstoles (Jn 13,1-20),2 si uno tiene el propósito sobre la humildad. Se pueden hacer pasar las varias acciones de la jornada, o bien las virtudes, viendo si santificamos la mente o si servimos al Señor con todas las fuerzas, si es él dueño de nuestro corazón o si le amamos con toda el alma. Después, el examen de conciencia sobre el propósito principal, sobre el que conviene detenerse más ampliamente, para | [RSp p. 55] hacer luego la «confesión espiritual» a Jesús mismo, exponiéndole nuestras faltas, nuestro dolor por haber vuelto a ofenderle, y estar atentos oyendo sus avisos, que sin duda serán buenos; él nos animará y nos ayudará. Los Magos se desprendieron de algo y ofrecieron a Jesús oro, incienso y mirra; despeguémonos de algo también nosotros: será del orgullo, será de cualquier otro defecto o capricho que nos mantiene lejos de Dios, ¡de eso hay que despegarse! Finalmente, volver a casa «por otro camino», es decir, no ya por el camino de la soberbia, sino por el de la humildad; no ya por el camino de la pereza sino por el del fervor.
3. En la tercera parte de la visita hemos de pedir las gracias para nuestra alma, para nuestros seres queridos, para el Instituto; pedir la santidad de cada uno, la aplicación a los estudios, la generosidad en el apostolado y cuanto puede entrar en la expresión «vida religiosa paulina bien vivida».
¿Realizamos estos tres actos en la visita? ¿La hacemos bien? La visita es un gran menester de nuestra jornada, pero es también difícil; por ello quien es flojo la descuida y, aunque vaya a la iglesia, no puede decirse que haga la visita.
Es necesario rezar para lograr hacerla bien.
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1 Meditación dictada el domingo 2 de marzo de 1952. - Del “Diario”: «Esta mañana meditaremos brevemente sobre el modo de hacer la visita, dejando para la Hora de adoración de esta tarde la meditación sobre Jesús crucificado. El modo de hacer la visita en nuestra casa es el expresado en la frase con que Jesús Maestro se ha autodefinido: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”».

2 La cita en el original (Jn 13,17-26) no es correcta.