al núcleo de las cosas! En cambio, quien no ama la Biblia, busca con el apostolado de la prensa libros accesorios, títulos ruidosos, pero nada que llegue al fondo. Se le podría comparar a las personas inconsistentes que tienen mil devociones, que veneran a tal santo o santa y hacen reverencias, inclinaciones y genuflexiones, pero del santísimo Sacramento, el Santo de los Santos, que debería ser el primero en ser saludado y obsequiado, ni se acuerdan.
Que esas almas encuentren su camino, que es la Iglesia; que encuentren la verdad, que está en la Biblia; que encuentren su vida, que está en el Evangelio.
Cómo difundir la Biblia y hacer que se lea
La Biblia debe leerse en las escuelas, en las familias y por todas las personas. Es esto lo que debemos conseguir: que la Biblia entre en esos lugares. Para ello necesitamos armarnos de santo valor. En primer lugar es necesario componerla, imprimirla y encuadernarla con manos y corazón puros:
«Innocens manibus et mundo corde».3También necesitamos recta intención. Si no la tenemos, los sermones y las hojas impresas tendrán algún efecto, pero no harán el bien, no salvarán a las almas.
Si el apóstol quiere que esta gracia llegue a las almas, debe conseguir que previamente habite en él para que sus escritos sean benéficos y las almas se santifiquen.
No creáis que para realizar el apostolado de la prensa baste con iluminar e instruir a las almas; es necesario mover su voluntad, excitar su corazón y hacer que se enamoren de la virtud. Para eso se necesita