«Tus decretos son maravillosos,
por eso yo los guardo»
(Sal 118/119,129)
(Neh 8,1-12).
(Sal 39/40,2-18).
(Lc 22,7-23).
(1Re 8,23-30).
1 Cf. Mt 13,55; Mc 6,3.
2 He 8,9-24: la historia de Simón y el origen de la simonía. Los simonitas no existen; probablemente el P. Alberione se refiere a los “simoníacos”, como en la p. 270, donde los cita con los nicolaítas.
3 Gnósticos pertenecientes por lo menos a dos sectas diferentes, una de los tiempos apostólicos, cuyo nombre se derivaba del diácono Nicolás de Antioquía (He 6,5), y otra relacionada con los barbelognósticos, que floreció en el I-II siglo d.C. La primera, denunciada en el Apocalipsis (Ap 2,6.14-15), defendía el compromiso con la idolatría y las libertades sexuales; la segunda, en la que parece que confluyó la primera, volvía a la gnosis egipcia y daba también una gran importancia al elemento sexual.