«Accipe librum et devora illum»
(Ap 10,8).3
(Jn 5,31-47).
(Jdt 16,13-17).11
(He 8,26-40).
(Lc 1,46-55).
1 Eclesiastés o Qohélet. El P. Alberione cita raramente este libro, a diferencia del Eclesiástico o Sirácida.
2 Sólo aquí alude LS a la “alegoría” como a un modo de interpretar la Biblia (cf. PCB, La interpretación de la Biblia en la Iglesia, 31c).
3 Ap 10,8-9: «Toma el libro y cómetelo».
4 Jn 5,39. Este versículo se cita como invitación a leer las Escrituras, pero no parece ese su sentido original.
5 Cf. las páginas 17 y 30.
6 En LS el P. Alberione no solamente exhorta a leer la sagrada Escritura, sino a interpretarla bien, “infaliblemente” o cristianamente, como hace la Iglesia (pp. 9, 17, 111, 285, 310). La sagrada Escritura sería mal interpretada por algunos judíos (pp. 40, 111) y por herejes cristianos (p. 260). No basta leer con pasión la Biblia para que los lectores se transformen en auténticos discípulos de Jesús. Según el P. Alberione hay que aprender a interpretarla como la interpretaba Jesús en la sinagoga (p. 319) y como la interpreta la Iglesia. Las reglas de interpretación son las establecidas por la Iglesia católica romana, como hace en la constitución conciliar Dei Verbum (cf. n. 12). Solamente los “humildes pueden penetrar en el verdadero sentido de la Biblia e interpretarla correctamente (LS p. 200).
7 Esta generalización no es correcta. Un controvertido autor mormón, el inglés Brigham Henry Roberts (nacido en 1857), expuso su pensamiento según las tres palabras fundamentales de Jn 14,6, pero invirtiendo el orden de las dos primeras: The Truth, The Way, The Life: An Elementary Treatise on Theology. Con ese tratado, publicado al final de su vida (1933), Roberts trataba de consolidar sus reflexiones en un conjunto que aunara ciencia y Escritura, dividiendo su materia en tres partes: (a) la verdad sobre la tierra y la verdad de la revelación; (b) el camino de la salvación y (c) la vida terrena de Jesús, considerando esta última como capaz de plasmar la existencia entera del cristiano.
9 Probablemente el P. Alberione se refiere a la interpretación de versículos de las cartas paulinas (Rom 3,27-28; 9,32; Gál 2,16; 3,2). Una interpretación errónea de Pablo es posible cuando no se tiene en cuenta que él está hablando de la insuficiencia de las “obras de la ley”, pues no niega la necesidad de la caridad (cf. Gál 5,6: «Si creemos en Cristo, da lo mismo estar o no circuncidados; lo que importa es la fe y que esta fe se exprese en obras de amor»; cf. 1Cor 8,1; 12,31-13,13).
10* «La Sagrada Escritura se presenta a los ojos de nuestra mente como si fuera un espejo, para ver en ella nuestra imagen espiritual. Efectivamente, en ella descubrimos la fealdad de nuestros pecados y la belleza de nuestras obras buenas, y en ella se nos señala cuánto camino recorremos en el bien y cuánto nos queda para llegar a la perfección» (san Gregorio Magno).
11 LS indica, según la Vulgata, “Jdt XVI, 15-21”.