«Tu justicia es la justicia definitiva,
y tu ley es la verdad»
(Sal 118/119,142)
(Dan 3,57-90).
(Sab 6,10-25).
(Jer 15,15-18).
1 En LS figura “siglo XII”, pero se trata de un error evidente.
2 3 y 4 Reyes: 1 y 2 Reyes.
3 Una actualización de lo que se dice aquí la tenemos en La interpretación de la Biblia en la Iglesia: «La Sagrada Escritura... constituye la base privilegiada de los estudios teológicos. Para interpretar la Escritura con exactitud científica y precisión, los teólogos necesitan el trabajo de los exegetas. A su vez, los exegetas deben orientar sus estudios de tal modo que “el estudio de la Sagrada Escritura” pueda efectivamente ser “el alma de la teología” (DV 24)... Los exegetas pueden ayudar a los teólogos de dogmática a evitar dos extremos: por una parte el dualismo, que separa completamente una verdad doctrinal de su expresión lingüística, a la que se considera sin importancia; por otra, el fundamentalismo que, confundiendo lo humano con lo divino, considera verdad revelada incluso los aspectos contingentes de las expresiones humanas. Para evitar estos dos extremos es necesario distinguir sin separar, y por lo mismo aceptar una tensión constante. Pensamiento y palabras son al mismo tiempo de Dios y del hombre, por lo que todo en la Biblia proviene simultáneamente de Dios y del autor inspirado» (n. 38).
4* «In medio consessus poni solitum erat in sancto throno venerandum Evangelium, in quod omnium vultus conversi erant» (Concilio de Calcedonia).
5 «La interpretación de la Sagrada Escritura tiene una importancia capital para la fe cristiana y para la vida de la Iglesia... El modo de interpretar los textos bíblicos por los hombres y mujeres de hoy tiene consecuencias directas en sus relaciones personales y comunitarias con Dios, y está también estrechamente relacionado con la misión de la Iglesia» (Juan Pablo II en la presentación del documento La interpretación de la Biblia en la Iglesia, 1993).
6 En LS se recuerdan las “máximas” de los Proverbios (p. 105) y en general las “santas máximas” que inflaman al lector de la Biblia (p. 107), y especialmente las expresiones bíblicas impresas y expuestas en todas partes en la Piccola Casa de Turín por deseo de san Benito Cottolengo (p. 204). Forma parte de nuestro trabajo espiritual evitar las máximas peligrosas del mundo, sustituyéndolas por las del Evangelio (p. 237). También los estudios tienen ese fin: «Este debe ser el ejercicio de la vida: eliminar una tras otra las máximas mundanas, e introducir, escribir y esculpir versículo a versículo la Sagrada Escritura... Intentemos en cada visita [eucarística] alejar de nuestra mente una máxima moderna y poner la máxima contraria, el versículo contrario del Evangelio... Factus est Deus homo ut homo fieret Deus; seamos así dioses de nuestra mente» (RM 1934, 71-72). «Las máximas de las “bienaventuranzas” sólo ocupan media página del Evangelio de san Mateo, pero puede decirse que toda la Biblia es un comentario, una recomendación continua de las bienaventuranzas» (UCAS 1933, SPa 1962, p. 281). «San Pablo se convirtió en su mente: cambió completamente sus ideas. También nosotros debemos cambiar las ideas para convertirnos mentalmente. Es necesario adoptar las máximas del Evangelio de hoy» (La conversione di San Paolo, a las Hijas de San Pablo en USA, enero 1946: EMC 1952, p. 75).
7 Paolo Segneri, jesuita (Nettuno 1624 - Roma 1694) debe su fama al Quaresimale, Florencia 1679. Por esta obra Segneri fue comparado con san Bernardino de Siena, conocido misionero popular.
8 Célebre colección de oraciones y reflexiones sacadas de la vida de los santos para cada día del año. La obra fue publicada por vez primera en Milán en 1683. El título completo era La manna dell'anima, ovvero esercizio facile e fruttuoso per chi desidera di attendere all'orazione. En la edición de Todero (Venecia 1766-1768) sigue Il Divoto di Maria Vergine, del mismo autor.