33. APOSTOLADO LITÚRGICO (I)
Sobre este punto las Constituciones son deficientes, y es necesario introducir en ellas a su debido tiempo lo que falta y que se requiere. No ha entendido bien todo el pensamiento quien ha querido limitarlo. Yo, predicando, estoy obligado a daros por los menos alguna idea de este vuestro apostolado litúrgico, como os las di sobre los otros apostolados.
Haceos primero una idea de la Liturgia, y no creáis que todo consista en preparar alguna estampa o medalla.
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La Liturgia es el libro del Espíritu Santo, como la creación es el libro del Padre y la Sagrada Escritura es el libro del Hijo.
Por medio de las cosas visibles, nosostros llegamos a conocer a Dios que es invisible1
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Conocemos en el Evangelio la palabra del Hijo y, por medio de Evangelio, admiramos la Sabiduría de aquél que vivió entre los hombres2 Dios habló por boca de los profetas, pero al final de los tiempos habló por medio de su Hijo3.
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El Espíritu Santo toma del Hijo y nos comunica a nosotros4. Toma, por ejemplo, la verdad y hace a la Iglesia infalible. Toma la virtud y da la gracia para practicarla; toma la sangre de Jesús y nos limpia de toda mancha.
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El tiempo que precedió a la venida de Jesús es la época del Padre. Vino luego la época del Hijo, que fue la más breve. Desde entonces hasta el fin del mundo es la época del Espíritu Santo.
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El Año litúrgico está ordenado de manera que nos presenta primero la oración que se hace al Padre para que mande a su Hijo; luego el nacimiento del Salvador, su vida, pasión y muerte y su gloria; finalmente la obra del Espíritu Santo en las almas y en la Iglesia.
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Todos los domingos después de Pentecostés, están orientados a difundir las verdades que ha predicado, las virtudes de las que nos dio ejemplo Jesús. El Espíritu Santo comunica los frutos de la redención. Se comunica en el Bautismo y da la gracia; se comunica en la Confirmación y aumenta la gracia; en la Eucaristía nos trae la vida; interviene en la Absolución Sacramental y purifica; en la Ordenación Sacerdotal eleva al soldado de Cristo a ministro suyo; interviene en el Matrimonio y santifica la unión de los esposos; en la Extrema Unción prepara el alma para presentarse al juicio de Dios y para hacerla digna del premio.
Esto os lo dije para explicaros un poco qué es la Liturgia. En ella están los medios con los que actúa el Espíritu Santo para difundir las verdades que Jesús ha predicado, las virtudes que él ha practicado, la gracia que nos ha ganado.
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La enseñanza de la Liturgia está contenida especialmente en el Breviario, en el Misal, en el Pontifical, en el Ritual. Aquí está Jesús Maestro Camino, Verdad y Vida. Por ejemplo, acabamos de celebrar la fiesta del Corpus Christi con su octava. Especialmente el Misal y el Breviario nos han hablado del misterio eucarístico.
Por una parte están contenidas todas las verdades dogmáticas que se refieren a la Eucaristía: presencia real, Jesús Sacerdote y Víctima, doctrina referente a la Santa Misa y a la Comunión. El Oficio ha sido compuesto de manera admirable por Santo Tomás de Aquino5.
Se consideran las virtudes de Jesús, trata de la inocencia, del estado de gracia que hay que llevar al altar, de las condiciones de fe, de pureza y de humildad; cómo se tiene que estar en la iglesia, cómo cuidar de la Eucaristía, del altar, etc.
En tercer lugar están descritas las gracias que se nos comunican por la Eucaristía. Los frutos de la Santa Misa, de la Comunión, de la Visita. Se llega a una conclusión: el paraíso es la unión perfecta con Dios y la Eucaristía es su preparación y prenda. Frente a tales consideraciones sobre el misterio eucarístico, hay momentos en los que el alma ya no sabe si se halla en la tierra, ¡tan admirables son las cosas que contempla!
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La liturgia de la tierra acompaña al alma hasta las puertas del cielo. Allí la deja porque comienza la Liturgia más bella, más perfecta, la eterna de allá arriba. ¡Oh, qué comunión íntima con Dios, qué intimidad de vida con la Santísima Trinidad!
En la tierra hay una Liturgia bellísima, en la solemnidad de los ritos, de los cantos, en el complejo de las ceremonias bien ordenadas. Se siente la belleza de Dios y la grandeza de nuestra religión. Os habréis encontrado alguna vez en San Pedro para alguna circunstancia solemne, ¡oh, qué visión de belleza, de grandiosidad! Oro, luces, oraciones, cantos, toda especie y representación de personas, de todas las proveniencias y dignidades, hasta el Santo Padre, el dulce Cristo en la tierra. ¿Qué será el cielo? Veremos a los Angeles, a los Ancianos, a los Mártires, a los Confesores, a las Vírgenes, a los Patriarcas, a los Profetas; veremos a la Virgen Santa; veremos a Cristo, resplandeciente en sus llagas gloriosas; contemplaremos a la Trinidad Santísima y oiremos cantar el eterno: Santo, Santo, Santo6.
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Vosotras tenéis que imprimir y difundir los libros de la santa liturgia. Tales libros son propiedad de la Iglesia y para imprimirlos no basta la censura ordinaria.
No os confundiréis con el apostolado de las Hijas de San Pablo y no invadiréis su campo.
El trabajo que tenéis que hacer es inmenso e inconfundible. Si conseguís por ejemplo ilustrar cada festividad, ofreciendo su doctrina relativa, las virtudes que son su adorno, los medios de gracia que se pueden encontrar.
Trabajo artístico, litúrgico, difusión de la enseñanza de la Iglesia sobre los sacramentos, los sacramentales, las consagraciones, las bendiciones, etc. Tener una multiplicidad de folletos, opúsculos, libros, que difundan el conocimiento de la Eucaristía; interpretar a la Iglesia en su conocimiento y difundir su vida. Tenéis que ser el alma de la Iglesia para poseer y comunicar su vida. No temáis, el campo es inconfundible. No se trata, para vosotras, de novelas, romances, o de otras cosas por el estilo, es una parte solamente sagrada la que se os reserva a vosotras. Entrad en la manera inefable de ofrecer vuestra colaboración.
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En vuestras iglesias tendrán que ser muy bellas las funciones; bien realizados los cantos; bien rezadas las oraciones. Intentad penetrar en el sentido del Breviario y rezadlo bien; antes, intentad entenderlo en lengua vulgar. Rezad con el Misal; Misas bien escuchadas; la que ordinariamente se llama Misa litúrgica, tiene que dar un buen paso hacia adelante. Comprender bien el Ritual; acompañar la administración de los sacramentos con inteligencia y piedad de Discípula. Comprended y haced bien la señal de la cruz, de forma que edifique; comprended bien todas las ceremonias que os corresponden, también las más pequeñas y menos visibles.
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Dedicaos a las obras más grandes, como la construcción de las iglesias.
Ved que, sustancialmente, hasta el presente habéis realizado vuestro apostolado. Vosotras habéis sido docilísimas en las manos de Dios y yo puedo dar testimonio ante él de que habéis sido de veras fieles a lo que se os ha pedido, incluso cuando ha causado mayor fatiga y dolor. Para la construcción de las iglesias de San Pablo y del Divin Maestro mucho nos ha llegado por medio vuestro. Así ahora para la construcción de la iglesia Regina Apostolorum7.
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El campo litúrgico es vuestro. Dedicaos al bordado, a la pintura, a la escultura y progresad. ¡Oh, si tuvierais buenas pintoras, escultoras; si tuvierais las que avanzan en los estudios, alguna hermana ingeniero, arquitecto, delineante, constructora!
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El comentario que se puede hacer a las Constituciones sobre este punto es muy amplio. Vosotras lo haréis así con la vida y en la práctica.
Producid, avanzad, progresad. No os digo que hagáis en seguida muchas cosas, pero que llevéis adelante las ya iniciadas. Producid y difundid.
Campo inmenso como es inmenso el campo de las vocaciones, de la cooperación al ministerio del Sacerdote. Llamad a las vocaciones, rogad al dueño de la mies porque la mies es mucha y los obreros son pocos8.
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1 Cf Rom 1, 20.
2 Bar 3, 38.
3 Cf Heb 1, 1-2.
4 Cf Jn 16, 13-14.
5 S. TOMÁS DE AQUINO (1225-1274), Doctor de la Iglesia.
6 Cf Is 6, 3.
7 Son las iglesias a S.Pablo apóstol y a Jesús Maestro, en Alba (Cuneo) y a la Reina de los Apóstoles, en Roma.
8 Lc 10, 2.