Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

Haga una búsqueda

BÚSQUEDA AVANZADA

36. JESÚS EUCARÍSTICO MODELO DE LA PÍA DISCÍPULA

En las intenciones tened presentes siempre todas las del Corazón de Jesús. Pedid vocaciones, muchas y selectas; pedid buenas Madres para las postulantes, para las novicias y para las profesas; pedid Superioras que sean realmente Madres y que gobiernen con inteligencia y sentido materno. Pedid buenas pintoras y escultoras, que sepan reproducir lo menos indignamente posible las bellezas divinas. Pedid Hermanas capaces de dedicarse al apostolado litúrgico, al apostolado sacerdotal, al apostolado eucarístico, en el sentido meditado.
514
Todas las Hermanas tienen que contribuir a obtener las gracias para sus Superioras, porque las Superioras tienen que dar la orientación, tienen que cumplir muchos deberes difíciles; tendrán que dar una cuenta más rigurosa a Dios.
515
Por otra parte, las Superioras tienen que obtener gracias a sus hijas y rezar más, rezar mejor, llevar en el corazón todas las almas confiadas a sus cuidados.
516
Alimentad a vuestras hijas con la gracia divina.
Dad buen ejemplo de vida religiosa, aún teniendo mayor responsabilidad de trabajo y de cosas, aún teniendo que ocuparos a veces de obras que podrían hacer menos fácil la vida común.
Pedid y esforzaos por adquirir un corazón materno, un corazón no hecho a la manera civil, pública, militar. Las Superioras tienen la misión de acompañar la obra de Dios en las almas. Es él quien llama a las hijas para hacerlas santas, vosotras tenéis que facilitarles el camino de la santificación. A veces hay que actuar con fuerza, pero siempre con suavidad. Acompañad suave y sabiamente la obra de Dios en las almas, con instrucciones, exhortaciones, avisos, ayudas varias, diversas formas de caridad. La Superiora es la aliada de Dios y tiene que cuidar sus divinos intereses sobre las almas que le han sido confiadas por él.
Las personas que os están sometidas ¿han alcanzado el grado de santidad al que el Señor las llama?
517
Quien tiene la ambición del gobierno no es ni digno, ni capaz. Si gobernase, no lo haría en nombre de Dios y llevaría un peso que, dando satisfacción a los propios deseos vanos, lo cargaría de peso para la eternidad.
518
También puede haber alguna Superiora que no se deja iluminar suficientemente por Dios, que no comunica cuanto debe su gracia. No es suficiente para una comunidad tener la despensa llena, las provisiones también para el invierno y tener al mismo tiempo religiosas que ni son buenas ni alegres. La Superiora no es la ecónoma, es la Madre, y tiene que ser la santificadora. Entonces el Instituto procederá bien.
519
Tengo que deciros una cosa que no debo absolutamente ni omitir ni olvidar. Vuestra virtud, vuestro camino espiritual, vosotras lo tenéis que tomar del Sagrario; vosotras tenéis que moldear vuestra vida en la del Maestro Divino que mora en el santo Tabernáculo.
Las virtudes del Evangelio se continúan y se repiten aquí: en la Eucaristía.
Jesús fue humilde, fue paciente, fue bueno, no sólo hace 1947 años, sino que continúa siéndolo todavía en el Sagrario. No fue sólo inocentísimo, delicado, caritativo entonces, sino que lo es todavía en la Eucaristía.
520
La Pía Discípula tiene que aprender a modelar su virtud de las lecciones que aprende del Sagrario, más que de cualquier otro método o libro.
521
Jesús hace silencio, callando amorosamente según su estado eucarístico, Jesús instruye y vive. Hay que decir a la Pía Discípula: haz como Jesús, mira cómo se comporta él y haz tú lo mismo. Vosotras que frecuentáis la compañía de Jesús mediante la Visita, la Adoración, tenéis que aprender pronto a vivir como él. Vuestro modelo más atrayente, más perfecto es Jesús-Hostia.
El B. Eymard escribió mucho sobre las virtudes de Jesús eucarístico, yo no puedo describíroslas todas en una meditación.
Abrid el libro divino y consideradlo durante todo el año: Jesús modelo de santidad. Se aprende de aquellos con quienes se vive; el niño imita a la madre, y si vosotras sois las pequeñas de Jesús, imitad a Jesús. Si no os convertís y no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos1. El que no se hace pequeño no encuentra lugar en el Corazón de Jesús.
522
Humildad. Jesús ejercitó la humildad en el Pesebre, en Nazaret, en la vida pública. En la Pasión la ejercitó hasta llegar a tomar la forma de pecador, él, el inocentísimo, que no conoció nunca pecado, se revistió de todos nuestros pecados. En la Eucaristía Jesús continúa humillándose. Aquí se escondió bajo las apariencias de pan. ¡Qué amable es en este anonadamiento! En la cruz se escondía sólo la divinidad, aquí se esconde también la humanidad2. ¿Es posible rebajarse más? Él puede decir de veras: Aprended de mí que soy manso y humilde3.
523
Obediencia. Jesús obedeció por 30 años a la Virgen Santísima y a José; siempre obedeció al Padre, también en la Pasión y muerte. En la Eucaristía Jesús obedece al Sacerdote. Es el Sacerdote que pronuncia el fiat potente y Jesús se hace presente en el altar, se deja exponer, cerrar, va, viene, actúa, siguiendo siempre lo que le impone el Sacerdote. Y eso que el Sacerdote no es santo como María, es más, Jesús obedece también a los indignos.
Estas virtudes de Jesús eucarístico son meritorias, porque él en la institución de la Eucaristía lo ha aceptado todo. Vosotras, si por la noche antes de ir a descansar ponéis la intención de que los latidos de vuestro corazón, la circulación de la sangre, las palpitaciones de vuestro pulso, sean actos de amor, se hace realmente así y es meritorio por la intención que habéis puesto antes.
524
Pureza. Jesús fue purísimo y en torno a sí quiso y quiere todo pureza: linos limpios, almas inocentes. ¡Cómo va de buena gana Jesús en las almas puras! Él tiene pensamientos santísimos, afectos purísimos por las almas y por sus Discípulas que son sus esposas, Jesús tiene afectos de purísimo amor. Jesús es el lirio perfumado que le agrada al Padre. El Padre celestial se asoma desde el cielo y dice mirando al Sagrario: Allí está mi Hijo amado, en el que tengo mis complacencias4. Habrá que parecerse a Jesús y que el Padre nos encuentre conformes a la imagen de su Hijo.
525
Pobreza. Jesús es muy pobre en el Sagrario. Se reviste de las especies más comunes, y de las apariencias más ordinarias: pan y vino. También vosotras tenéis que vestiros pobremente, tener vestidos comunes. Jesús no tiene elegancia, no tiene belleza externa; recibe todo en caridad, recibe todo en donativo como durante su ministerio público. Nosotros le hacemos la casa, le pagamos el alquiler. Él habita en casas de piedra, a veces en casitas de madera; a veces los cálices son muy pobres, las custodias, los copones, y aunque fueran de material precioso, es siempre un material frío, un mineral sin vida. Él es verdaderamente el pobre de espíritu, por amor del Padre. ¿Quién vivirá una pobreza semejante a la de Jesús?
He aquí que Jesús se presenta como modelo de las virtudes religiosas, de silencio, de humildad, y así podríamos considerar todas las demás virtudes.
526
Jesús está en el Sagrario por amor. La Eucaristía es Mysterium fidei, gratiae et charitatis. ¿Podía ir más allá la caridad del Maestro Divino? ¿Podía hacer más de lo que hizo? Tomad y comed5. ¿Podía hacer más que darse en alimento, dejarse comer? Los hombres de entonces, cuando oyeron a Jesús hablar del misterio eucarístico, sintieron escándalo y lo abandonaron, considerándolo loco. Leed esto en el capítulo 6 de san Juan6. ¡Qué exceso de caridad la del Hijo de Dios bajo las humildes apariencias del pan!
527
Aprender la caridad. ¡Amor, Amor, Amor! Estad de buena gana con las Hermanas que no son muy sociables, también con las que os procuran algún disgusto. No sólo pensar bien, sino desear el bien, hablar bien y hacer el bien cuando se puede. Hacer la vida hermosa, alegre para aquellas que viven con vosotras; que la vida religiosa sea de veras una preparación para el Paraíso y un preludio del Paraíso. No tristeza, morros, no envidias, caminad en la paz, en la alegría y en el amor.
528
S. Pablo, mientras nos dice que la primera y más importante virtud es la caridad7, nos dice que la primera condición para la caridad es la paciencia. Aprender la paciencia de Jesús en el Sagrario. En la iglesia a veces se habla y él calla; se falta de respeto y él no se ofende; se va a la Comunión con indiferencia y él no se retira. Se acercan a él corazones llenos de soberbia, de imperfección y él igualmente se entrega a ellos. Hasta aquí llega; a veces van a él almas en pecado, almas sacrílegas, y él baja igualmente aunque lo pongan junto al diablo.
529
Silencio amoroso y activo. La Discípula se distingue por esta virtud, por esta tendencia suya y por la práctica del silencio. No silencio de mutismo, de melancolía, fruto de tendencia natural, sino silencio de amor.
Jesús habla con el Padre pero su voz no se oye; habla con las almas, pero no molesta; habla silenciosamente a cada corazón. Muy pocas veces Jesús ha interrumpido su silencio eucarístico. Lo hizo por ejemplo, con Santa Margarita María8, con Santa Catalina9, con Santo Tomás10 y con otros Santos.
¿Vivís un silencio que imita el del Huésped divino del Sagrario? ¡Cuántas horas es dejado solo Jesús, de noche y de día, en tantas iglesias abandonadas! Él calla y no se queja. Pero Jesús callaba11. Y sigue haciendo así.
530
La Pía Discípula tiene como uno de los principales medios de santificación el silencio hecho a imitación del silencio eucarístico. No sólo silencio en los tiempos y lugares establecidos, sino silencio sobre los defectos de los demás, silencio sobre todo lo que puede desalentar, turbar, desanimar a las almas. Un silencio que edifica. A veces, en cambio, hay que decir, hablar, pero sea entonces la verdadera caridad la que nos empuja.
Si tus discursos han sido tales que yendo luego a rezar, te sientes menos recogida, más turbada y distraída, es señal de que tu conversación no fue santa.
Los dos discípulos en el camino de Emaús, hablaban de cosas santas. El paso acelerado del viandante los alcanza. El Maestro Divino pregunta: ¿De qué habláis yendo de camino?12 Y si Jesús nos preguntase a nosotros: ¿De qué habláis?, ¿qué podríamos responder? ¿No tendríamos que avergonzarnos muchas veces? Hablad de Jesús, de cosas bellas, de vuestros deberes, de los ejemplos buenos; hablad de la vida religiosa, de las lecturas santas, de cosas que hacen alegre y serena el alma. Hablad como hablarían entre ellos Jesús y María.
No necesitáis ir a buscar muchos libros sublimes, muchos modelos. Imitad vuestro modelo, leed vuestro libro: Jesús eucarístico.
531

1 Cf Mt 18, 3.

2 Himno eucarístico Adoro te devote, estrofa 3.

3 Mt 11, 29.

4 Cf Mt 3, 17.

5 Cf Mt 26, 26 y Plegaria Eucarístíca: Misal Romano.

6 Cf Jn 6, 59ss.

7 Cf 1Cor 13, 1-13.

8 S. MARGARITA MARIA ALECOQUE (1647-1690).

9 S. CATALINA DE SIENA (1347-1380), Doctora de la Iglesia.

10 S. TOMÁS DE AQUINO (1225-1274), Doctor de la Iglesia.

11 Mt 26, 63.

12 Lc 24, 17.