Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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27. VISITA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO

El alma es, poco a poco, instruida por el Señor. Hay personas que no han tenido nunca una cultura espiritual elevada, pero que comprenden muy bien las cosas espirituales. Lo afirmó el Divino Maestro: Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla1. También entre los chicos, los campesinos, los estudiantes, los médicos, hay a veces personas que comprenden muy bien las cosas espirituales, porque Jesús sigue siendo el Maestro y donde no llega el Sacerdote, puede llegar siempre el grande y eterno Sacerdote: Jesús.
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Estad en la humildad, siempre en la humildad; es la condición para obtener las gracias, todas la gracias.
Orientaos hacia la Santísima Eucaristía y el camino os lo irá trazando el Señor. Cuando el alma es dócil, cuando se cree mala, ingrata y pide perdón: Perdóname2, cuando un alma dice sinceramente: ¡Jesús, quisiera formar contigo un corazón solo, pero soy tan mala! Jesús, atráeme a ti, pero ves cuán imperfecta soy. Entonces Jesús mismo se digna atraer hacia sí a esta alma con atractivos inefables. El confesor tiene luego sólo el oficio de decir: esto es de Dios, esto no lo es.
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Las almas tienen siempre que ser guiadas para no caminar siguiendo una luz falsa.
Nosotros, predicando, os decimos el método, el camino general, pero no podemos ni debemos sustituirnos al Maestro Divino. Es él el que habla al corazón y el que llama. Cuando os habla escuchadlo con fe grande, dejaos atraer por él. Él escoge a las almas humildes. Cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí3. Seguid a Jesús, pero no os aventuréis nunca con métodos de oración que no estén controlados por el confesor. También san Pablo, después de haber reconocido la voz divina, es dócil en seguir lo que le indica Ananías4.
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El Señor ha dispuesto que sea el Sacerdote el director de las almas y por medio del Sacerdote dice su palabra. A él le exponéis vuestras gracias, le comunicáis lo que tenéis que comunicar, sometéis vuestra oración. Esta comunicación no tiene que ser continua; basta una vez o dos al año. La confesión cada semana, la dirección espiritual puede bastar una o dos veces al año.
Es distinta la dirección espiritual de la hermana profesa, de la novicia y de la postulante; diversa también la de la profesa de votos temporales y de la profesa perpetua. En la última Profesión, el camino ya está trazado, se tiene que haber comprendido el amor de Dios de forma que se camine por él y se progrese, haciendo controlar si por este camino entra el engaño.
Es Jesús el que atrae a sí al alma, el que se la estrecha al corazón y le habla confidencialmente. El que quiere decir demasiado y el que quiere escuchar demasiado en la confesión, entorpece el camino. ¿No advertís que es Jesús el que se quiere revelar a sí mismo, el Espíritu Santo que quiere ser vuestro Maestro?
Considerad bien lo que quiere decir ser profesa de votos perpetuos; pensad en la gracia de la profesión que os introduce en las intimidades con Dios. Entre el Esposo y la esposa no tiene que haber intermediarios.
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La visita al Santísimo Sacramento puede ser oración individual y puede ser apostolado.
La Adoración es vuestro oficio y el apostolado principal, aquí se recogen todas las gracias. Las gracias de la Comunión están preparadas y maduradas en la Adoración; así también las gracias de la Santa Misa. Para vosotras, la Adoración es el medio principal para atraeros toda gracia y fecundarla.
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La Adoración sea hecha in Cristo et in Ecclesia5.
In Christo. La Discípula es tanto más perfecta cuanto más se asemeja a su Maestro y se une a él. Cuando se frecuenta la escuela, se aprende tanto más cuanto más la ciencia del maestro es asimilada por el alumno. La Discípula es verdaderamente tal cuando en su cabeza y en su corazón deja penetrar lo que posee el Maestro Divino. Notad que lo que posee Jesús es infinito, por lo tanto, se necesitará toda la vida para comprenderlo y no bastará la eternidad.
En el altar Jesucristo adora al Padre, le da gracias, repara, suplica. La Discípula con él, por él, en él, adora, da gracias, repara, intercede, en él se ensimisma; se hace su boca, su corazón, su vida.
Vuestra entrega no es como la del simple cristiano; es y tiene que ser donación de esposa. Vosotras pertenecéis a él, y a él solo. Penetrad lo más posible en Cristo, en sus pensamientos, en su perfecta adoración, en la alabanza que él tributa al Padre, hasta poder decir realmente: En mí vive Cristo6.
Cristo, el Hombre-Dios, desde el Sagrario ofrece al Padre todo lo que a él le agrada. Cuanto más os conforméis a él, tanto más seréis perfectas en vuestra Adoración: Tened en vosotros los mismos sentimientos de Cristo Jesús7.
Escuchando la Santa Misa, nada supera este ensimismarse en Cristo Víctima y Sacerdote: Él es el Orante por excelencia.
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In Ecclesia. Os digo otra dignidad vuestra, que, si es bien entendida, tiene que llenar vuestra alma de alegría. Hay religiosas que tienen por regla el rezo del Breviario, especialmente las de vida contemplativa.
Vosotras realizáis vuestra Adoración en nombre de la Iglesia. El hombre está creado para alabar a Dios. En el cielo seguiremos haciendo esto y lo haremos por toda la eternidad. En la tierra, ignorantes como somos, no comprendemos ni siquiera que ésta es la verdadera felicidad; somos tan pesados, tan inclinados al mal.
Desde Adán hasta hoy los hombres han cometido muchos pecados, la humanidad se manchó y se ha perdido. Dios entonces quiso que la Iglesia, su Esposa, virgen e inmaculada, lo alabase por boca de los Sacerdotes y de las Vírgenes, de aquellos que por la Iglesia están encargados de hacerlo. Cuando vosotras hacéis la Adoración, sois representantes de la Iglesia, rezáis en nombre de la Iglesia.
Revestid vuestro hábito especial para la Adoración, para representar mejor a la Iglesia. Sentid que estáis unidas al Papa, a la Jerarquía, en el corazón de la Iglesia. Comprended sus necesidades, sus deseos. ¡Qué dignidad, qué elección! No os bastará la tierra para dar dignamente gracias al Señor.
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¡Oh, si conocieras el don de Dios!8, le decía Jesús a la Samaritana, y el mismo Jesús os repite a vosotras desde el Sagrario: ¡Si tú conocieras el don de tu vocación! Respondedle: ¿A quién has elegido para elevar a esta dignidad? ¿Por qué has venido a tomar un ser tan miserable como yo? De stercore erigens pauperem9. De stercore brota el lirio que Jesús elige para sí, para glorificar su bondad. Él, en vista del perfume y del candor de este lirio que será totalmente suyo, no siente ya el hedor del estercolero de este mundo y de nuestras miserias.
¡Reconoced vuestra dignidad, vuestro oficio tan sublime! ¡Ay de vosotras si no lo ejercéis bien! ¿Tendréis que hacer mucho Purgatorio! Pero vosotras queréis evitar el purgatorio y en la Adoración encontráis el medio para ir en seguida al Cielo después de la muerte.
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Método. Hay varios métodos para la visita al Santísimo Sacramento.
Está el método de los cuatro fines: adorar, dar gracias, pedir perdón, suplicar.
Está el de los cinco fines: adoración, alabanza, súplica, satisfacción, oferta. En este método el alma concluye ofreciéndose del todo a sí misma y poniéndose a disposición de la voluntad de Dios para toda la vida.
Método de los seis fines: adoración, acción de gracias, propiciación, reparación, oferta, súplica por sí y por todos los hombres. Hay también otros métodos que dividen la Adoración en siete, en ocho y hasta en once partes.
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Para vosotras el método ordinario es el
Método Camino, Verdad y Vida.
En la primera parte: leer la Sagrada Escritura, considerar la verdad, releer lo que se ha escuchado y meditado en los Ejercicios, hacer penetrar la verdad en el alma.
Hacer ejercicios de fe y suplicar al Señor que nos haga don de esta virtud, que prepara a la visión beatífica. Pedir que la fe se difunda por el mundo. Para que todos los errantes vuelvan a la unidad de la Iglesia10.
Pedirle por las hermanas, por las jóvenes en formación, por las aspirantes, las novicias, para que crezcan en ella y la religiosa viva una verdadera vida espiritual y no un mecanismo y un acumularse de prácticas exteriores.
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En la segunda parte, Jesús se nos presenta como nuestro modelo. Modelo de toda santidad. Él era santo en la mente, en el corazón, en las obras; ejerció la santidad en la infancia, en la vida privada, pública, familiar y social.
Jesús es el religioso que agrada al Padre en todo11. Caminamos siguiendo sus huellas.
Aquí se hace el examen de conciencia, se confronta nuestra vida con la del Maestro Divino, se pide perdón, nos humillamos y se hacen buenos propósitos.
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En la tercera parte se honra a Jesús Vida. Se hace la comunión espiritual, se piden las gracias, las virtudes teologales, las cardinales, los dones del Espíritu Santo, la gracia de comprender y observar siempre mejor los votos y la vida religiosa. Para la Visita de dos horas cada parte se concluye con el rezo del santo Rosario. Identificarse con Jesucristo. Es un camino inmenso, y podréis avanzar por él hasta que queráis.
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Hay cosas que no se dicen en las pláticas, y que ni se podrían decir, como son ciertos sentimientos que no salen nunca de nuestra alma y que se dicen sólo a Jesús. Cuando Jesús ha introducido a su Esposa en la celda privada de su amor y de su intimidad, son misteriosas y reservadas las cosas que él dice, así como las que están en el Cantar de los Cantares12.
Seguid también la doctrina de San Pablo, el primer místico.
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1 Mt 11, 25.

2 Lc 18, 13.

3 Jn 12, 32.

4 Cf Hch 9, 17-19.

5 Ef 5, 32.

6 Gál 2, 20.

7 Fil 2, 5.

8 Jn 4, 10.

9 Sal 112, 7.

10 Invocación de las Letanías de los Santos.

11 Cf Mt 3, 17.

12 Cf Ct 2, 4.