Opera Omnia

25. APOSTOLADO EUCARÍSTICO

Tenemos que hablar ahora de los apostolados y de las obras, de vuestros apostolados: apostolado eucarístico, apostolado sacerdotal, apostolado litúrgico.
Se dice, y también está expresado en las Constituciones, que las Pías Discípulas hacen el apostolado eucarístico. Noventa y nueve sobre cien de las Pías Discípulas creen que dicho apostolado es solamente la adoración. Ésta es ciertamente una parte de este apostolado, la primera parte, pero el apostolado eucarístico bien entendido, es inmensamente más amplio, y las Discípulas lo comprenderán, lo desarrollarán, si tienen personas inteligentes y un buen grupo de las que puedan dedicarse al estudio.

Ante la Santa Sede ha habido dificultad para aprobar a las Hijas de San Pablo, y para esto he tenido que trabajar varios años. En efecto, es difícil hacer comprender cómo la mujer pueda conciliar la vida interior que se requiere de la religiosa, con un apostolado que exige tanta actividad.

Para vosotras, en cambio, ninguna dificultad para obtener la aprobación de la Iglesia y ser aprobadas. Las dificultades las creamos nosotros.

Vuestro apostolado entra en la esencia del apostolado de la Iglesia. La dificultad principal es que no sois todavía capaces ni estáis preparadas.
Adoración sí, pero también estudio. El celo por la Eucaristía exige un profundo conocimiento de una parte de la Teología. Para llegar a ello, es necesario poner en seguida aparte un número de vosotras que estudien el De Eucharistia¹
Habéis llegado sólo al umbral. El Instituto tiene que comprometerse a entrar en su vía.

Realizar el apostolado eucarístico significa:
- entender el misterio de la Santísima Eucaristía;
- comprender que las almas tienen que nutrirse de la Eucaristía;
- suplicar al Señor y actuar para que se pueda llegar a ello.
Vosotras habéis de rezar y trabajar en este sentido. Tendréis también que escribir, publicar, difundir. Tenéis que conducir a las almas a la Misa, a la Visita, a la Comunión; establecer Cuarenta Horas, triduos eucarísticos, preparar a la Primera Comunión, a la Comunión del Viático; suplicar que se erijan iglesias, que se multipliquen las moradas de Jesús eucarístico.
Ved qué inmenso es vuestro apostolado; es la primera cosa que he concebido en la mente. He visto y estudiado a los Sacerdotes Adoradores², pero yo imagino también a la mujer: ¡apóstol de la Eucaristía!
Y así he pensado desde el principio, desde cuando comprendí que era voluntad de Dios este grupo elegido de almas.

La primera parte común a todas las Discípulas es la Adoración. En cualquier lugar donde vayáis, encontrad siempre el tiempo para la Adoración. Si no os alimentáis de la Eucaristía, moriréis de hambre. Para librar sus almas de la muerte y alimentarlas en tiempo de hambre³.
Jesús quiere alimentaros y saciaros de sí mismo: Quien tenga sed que venga a mí y beba⁴. Yo soy el pan vivo bajado del cielo⁵.

Vuestras dos horas de Adoración pueden ser simples oraciones y pueden ser apostolado. Si un simple fiel, una piadosa mujer, van a la iglesia para rezar, hacen una obra de piedad, meritoria, pero no una obra de apostolado en sí. Para vosotras no basta esto. Además de la oración privada, tenéis que cumplir un real apostolado y hacer beneficiar a la Iglesia, a las almas con vuestra Adoración.
Ejemplos de Adoración que se hacen apostolado: rezar para que se reedifiquen todas las iglesias destruidas en Rusia; para que en la periferia de las grandes ciudades surjan las iglesias que faltan; para que se multiplique la predicación eucarística, y que se haga en el debido modo y dé fruto; para que se multipliquen las publicaciones eucarísticas, los periódicos, las estampas, las medallas, y que todo se difunda mucho. Se hizo alguna cosa, pero hay que multiplicar al infinito la obra. Este Jesús es siempre el Dios escondido⁶, es siempre el gran Olvidado y no hay quien hable bastante de él.

Vuestro apostolado mira hacia la Eucaristía, el Sacerdocio, la Liturgia. Las Pías Discípulas tienen que ser esto, y tienen que serlo ante todo evitando el pecado y viviendo una vida inocente.
Tienen que dedicarse a la actividad eucarística: promover asociaciones de Adoradores; establecer en los varios lugares Adoraciones colectivas; promover la Comunión del primer domingo del mes en honor del Divino Maestro; la Comunión de los primeros nueve viernes de mes; obtener que muchas almas se acerquen al divino Habitante del Tabernáculo; crear, multiplicar las invenciones del amor, que lleven todas al fin: glorificar la SS. Eucaristía.

El Divino Maestro tiene que dominar en todo el mundo, tiene que ser para cada alma la verdadera luz que ilumina. Que lo sea ante todo para vosotras, en estos días de vuestros Ejercicios, para que todo el año podáis luego caminar en esta luz. Vosotras tenéis que ser personas delicadas, perdidas totalmente en el Maestro Divino, consagradas a él, para darlo a conocer, amar, servir, glorificar.
Leed la vida del B. Eymard⁷ y también sus escritos. Era un alma amantísima de la Eucaristía. Leed también las vidas de los Santos que se distinguieron en esta devoción y que se consagraron particularmente al culto eucarístico.

El conocimiento sirva para alimentar el alma de la Pía Discípula; para nutrir también a los demás, las Pías Discípulas tienen que progresar en el estudio. Un estudio no sólo teórico, sino también práctico, pastoral. Conocer y hacer conocer el misterio de la SS. Eucaristía.
La Discípula tiene que ser el alma eucarística y el alma apóstol de la Eucaristía. La Adoración la hace así.
En la Iglesia hay muchos apostolados; pero si éstos no conducen a las almas hacia la Hostia Santa, son sólo ruido, palabras y no espíritu y vida⁸. Vuestro apostolado es magnífico, es inmenso, sin él no puede haber actividad eficaz; todos los otros apostolados tienen que terminar en el vuestro y sin el vuestro ninguno de los otros puede subsistir. Los miembros del cuerpo trabajan porque está el alma y es el alma la que produce el movimiento. Gran trabajo hizo el diablo alejando a las almas de la Eucaristía, especialmente con el Jansenismo. ¡Que surjan almas que combatan al demonio y lo derroten! ¡Oh, la piedad eucarística de los primeros cristianos! Y ahora, ¿dónde estamos? Recemos y obremos.
En práctica: dar los pequeños pasos posibles, y estar persuadidas de que las Pías Discípulas tienen necesidad de muchas vocaciones y vocaciones inteligentes y escogidas.
Que os bendiga Jesús desde el santo Tabernáculo.