41. LA EXTREMA UNCIÓNRetiro, Alba Casa Madre, plaza S. Pablo, junio 1947
Colaborar, cooperar con el Padre celestial, porque como Jesús quiere tener quien coopere con él en la Redención, así el Padre celestial quiere quien colabore con él especialmente de dos maneras:
- Providencia de gobierno
- Providencia de orden material.
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El Señor no es como los hombres. Es paciente, lleno de bondad, misericordia y sabiduría. Quien gobierna representando al Padre celestial, que lo imite.
587
Escuchad, obedeced a quien tiene la autoridad: en realidad, estáis sometidas, obedecéis a Dios mismo: Las personas puestas en autoridad pueden cambiar, pero el Dios que representan no cambia nunca.
588
Cooperad en la construcción de vuestra casa. El Padre es principio de todo bien. Dirigíos a él, y dadle gracias, también por todo mínimo don que os concede.
El Señor os hace una gracia grande, os hace una gran acto de benevolencia y os concede gran mérito, llamándoos a cooperar con él.
589
Si las obras de Dios son fruto de piadosas ofertas, son más preciosas. Por lo demás, se hizo siempre así. Yo comencé con cero, y con cero he ido adelante. El Señor a la fila de ceros le ha puesto la unidad.
590
Cooperad con el Padre celestial, no sólo en construir la jaula, sino también en buscar los pajarillos. Cuando decimos: dadnos a nosotros también nuestro nido, queremos pedir al mismo tiempo jaula y pájaros.
591
Las vocaciones son inmensamente más numerosas de las que vienen. Que no se pierda ninguna por nuestra causa.
Dios ha preparado aquella alma, con aquellas ciertas disposiciones, para una vocación. Es necesario que nosotros cooperemos, facilitando el camino, abriendo la puerta.
Ante todo, rezar, pero también invitar, hacer, actuar.
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A este propósito, en alguna hay a veces pereza, respeto humano, indiferencia o tibieza. En realidad, quien ama al Instituto, da prueba de ello y busca eficazmente cooperar para su bien, y el primer bien en una familia son las personas. Personas numerosas, personas buenas.
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Si viendo hacer una casa, pensáis en las buenas y nuevas vocaciones que tendrán que habitar en ella y se las encomendáis al Señor, hacéis una oración muy eficaz. El Señor os mandará el nido en proporción a los pájaros. Él hace siempre cosas útiles. Si la casa se llena, el Señor os mandará los medios para reconstruirla y la hará construir grande cuanto sea necesario para llenarla de vocaciones. ¡Sabed corresponder!
594
La Extrema Unción. Es el último Sacramento, que completa la acción de los demás sacramentos. La Extrema Unción es sacramento consumativo.
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Toda la vida del hombre tiene que ser mortificación y penitencia; penitencia como virtud y como sacramento.
La penitencia virtud es aquella que tenemos que practicar siempre. El que es asiduo en la práctica del examen de conciencia y lo hace bien, con constancia, cumple una verdadera penitencia.
El alma es el templo de Dios y hay que limpiarlo cada día, purificarlo, quitarle el polvo, como se hace en las iglesias.
En el cielo no entrará nada manchado1. ¡Dichosas las almas que se purifican aquí, que hacen en la tierra su Purgatorio!
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Además de la penitencia virtud, existe la Penitencia sacramento, la cual quita las culpas graves y también las veniales. ¿Quita siempre también la pena temporal? No siempre, y he aquí entonces que, así como el Bautismo es sacramento que viene completado con la Penitencia, también la Penitencia es sacramento completado por la Extrema Unción.
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Dice Santiago: Si alguno de vosotros cae enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia para que oren sobre él y lo unjan con óleo en nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo; el Señor lo restablecerá, y le serán perdonados los pecados que hubiera cometido2.
Estas palabras son la explicitación del sacramento de la Extrema Unción, instituido por Jesucristo.
598
Las unciones se hacen en los sentidos, porque los sentidos son las puertas por las que entra el pecado en el alma y entonces es necesario purificarlos.
Por ejemplo, tus ojos ¿han dado muchas miradas inútiles, que hicieron daño? Antes de ir a ver a Dios, purifícalos. Por esta santa unción y por su piadosísima misericordia, te perdone el Señor lo que has pecado con la vista...el oído...el olfato...Amén3 .
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El Oleo santo tiene que llevar a perfección toda la vida. No basta barrer la iglesia, hay que adornarla; así el alma. La Extrema Unción da la última mano, lleva a cumplimiento este trabajo de ornamentación, de perfeccionamiento.
Disponer el alma para unirse con los Bienaventurados, con los Angeles, los Santos del cielo, sin deslucirse.
600
El Oleo santo tiene siempre como fruto la aceptación de la muerte.
Es sacramento consumativo, perfectivo de la gracia.
Es el último esfuerzo que hace la misericordia de Jesús para salvar el alma. Es la obstinación del Corazón de Jesús que nos quiere salvar, santificar, acompañar hasta el final, para hacernos hermosos, dignos de él.
Sacramento de los vivos, porque quien lo recibe tiene que vivir por la gracia de Dios.
601
Frutos de este sacramento: borra la pena.
Da alivio al enfermo: alivio de las angustias, de las tentaciones, porque la última batalla es tiempo de grandes tentaciones, y el diablo busca infundir en el alma la presunción o la desesperación.
602
La Extrema Unción da la ayuda oportuna para el momento oportuno. Deja obrar al Espíritu Santo para salvar, purificar, santificar.
Puede dar también la salud corporal, si es conveniente para la salud del alma.
El Señor ha establecido un remedio para cada mal.
603
La oración hecha con fe, salvará al enfermo. Entre todas las medicinas, no hay una que se iguale al Oleo santo. Pero éste actúa de manera ordinaria no extraordinaria. Por ejemplo, aumentará el valor, la voluntad, la esperanza de curar. La fuerza de voluntad actúa mucho sobre la curación.
604
La gracia de la Extrema Unción influye sobre los médicos para que conozcan mejor la naturaleza del mal y den los remedios; actúa sobre los enfermeros para que presten los cuidados convenientes.
605
Es una equivocación retrasar este sacramento, cuando se conoce la gravedad de la enfermedad.
Pedid la gracia de recibir la Extrema Unción. No siempre se concede a todos. Pedirla cuando se está sanos; pedirla cuando se está enfermos.
Asistid bien a los enfermos y sugerid este sacramento, disponiendo a recibirlo.
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Haced conocer este sacramento, también con el ejercicio de vuestro apostolado; con ilustraciones, estampas, difusión de libros litúrgicos.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu4 .
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1 Cf Ap 21, 27.
2 St 5, 14-15.
3 Cf Ritual de la Unción de los enfermos: Unciones sacramentales.
4 Lc 23, 46.