Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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CAPÍTULO II
LAS PRÁCTICAS DE PIEDAD

§ 1. - MÉTODO DE VIDA (Horario-Reglamento)

El orden en la distribución de nuestro tiempo, el programa de nuestro trabajo espiritual e intelectual, hace que nos resulte posible y fácil:
1º. Hacer todo lo que es necesario.
2º. Hacer mucho.
3º. Hacerlo bien y con satisfacción.
No a todos es posible un horario igual, pero todos deben fijarse ciertas normas genéricas que se pueden fácilmente adaptar a las diversas circunstancias de vida y que al mismo tiempo incluyan lo que es necesario, o sea:
1º. Las materias de estudio.
2º. El tiempo necesario en las cosas del espíritu (por ejemplo, 20 minutos de meditación cada día; un cuarto, media hora o una hora de adoración, etc).
3º. La virtud especial que se debe practicar y algunas normas que deben seguirse al tratar con el ama, con el aparcero, con los penitentes, con los compañeros de ministerio, etc.
4º. Las obras de celo que quieren practicarse y que son necesarias en un cargo determinado.

Notas:
1º. Si uno se ve obligado a saltarse el horario, lo hará con toda tranquilidad de espíritu, como con firme voluntad se volverá a él apenas terminado lo que pedían circunstancias especiales.
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2º. No debe permitirse el capricho de saltárselo por cualquier pretexto; este defecto llevaría fácilmente a la costumbre de desaprovechar el tesoro del tiempo en bagatelas o en el ocio.
3º. Ser sumamente avaros con el tiempo y disponer de él de modo que tengamos más comodidad para hacer muchas cosas y responder a las diversas llamadas de la gente (por ejemplo, la visita a los enfermos puede muchas veces servir de paseo; ordinariamente, la lectura del periódico se hará cuando sobra algún tiempo; evitar charlas eternas; posiblemente recitar el breviario en la iglesia para comodidad de los penitentes; disponer las comidas con intenciones prácticas...).
4º. Cuando se llega a una parroquia -especialmente como coadjutor-, pedir cuanto antes al sacerdote más estimado por santidad en los alrededores consejo sobre el modo de comportarse con el párroco y con el ama, sobre lo que conviene hacer o no hacer, sobre la gente, sobre los peligros principales, etc.

Modelo de horario seguido durante muchos años en una de las parroquias más florecientes:
1º. Levantarse al sonido del Ave María, o sea, en invierno a las 5.00, en primavera y otoño a las 4.30 y en verano a las 4.00.
2º. Seguidamente, al confesionario, pues hay personas que tienen prisa. (Mucha fidelidad a esta regla, aunque no haya penitentes). El sacerdote hace allí sus prácticas de piedad, una parte antes y otra después de la santa misa, dejando para el resto del día las que no pudiera (meditación, horas canónicas, etc.).
3º. Las misas, con un horario rigurosamente fijo, según las estaciones.
4º. Tres o cuatro horas después, se vuelve a la rectoría:
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desayuno, breve recreo y retiro en la habitación para leer, escribir, etc., hasta mediodía.
5º. Después de la comida, una hora de recreo en grupo y seguidamente descanso.
6º. A las quince, vísperas y completas en grupo paseando, y a continuación todos a la iglesia para la lectura espiritual, la visita al Santísimo Sacramento, maitines y laudes (prácticas que uno puede interrumpir si le llaman para confesar, reanudándolas a continuación).
7º. Al final de todo, de vuelta a la rectoría, cada uno se retira a su habitación como por la mañana.
8º. A las diecinueve, cena y recreo; a continuación se atiende a los miembros del círculo católico, a la instrucción nocturna, a enseñar canto, etc.
9º. Hacia las veinte, oración y descanso.
Este es el horario general, que se observa en la medida de lo posible en una parroquia donde hay muchas obras religiosas y sociales, donde con frecuencia se tienen enfermos, donde cada sacerdote tiene tareas diversas y continuas.
No es muy exigente, por lo que es fácil de observar; no es muy largo, por lo que permite hacer de todo; abunda en las cosas de piedad, por lo que los sacerdotes que lo observan tienen buen espíritu y les acompaña el celo más ardiente.


§ 2. - MEDITACIÓN

Importancia.
Todo puede estar con el pecado mortal, pero no la meditación. Es pecado saltarse el breviario (en cuanto al beneficio habría que restituir),1 pero incluso en cuanto a las consecuencias es aún más fatal descuidar la meditación. Es necesario hacerla siempre, excepto en casos
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realmente extraordinarios (que no son la visita a un compañero, a un enfermo, un sermón, etc.). Un sacerdote que se encuentre en la alternativa de dejar la meditación o alguna obra de ministerio, debe omitir ésta y no aquélla en los casos ordinarios de la vida.
Quien no come no trabaja; lo que se descuida para nosotros, es negativo para los fieles.

Práctica. De media, 20 minutos por lo menos y según la forma enseñada generalmente por los autores. Esto es absolutamente necesario para el clero joven. Es mucho mejor leer los puntos la víspera por la noche, conforme al consejo de reconocidos maestros de espíritu. En cuanto al método, el enseñado por san Ignacio2 es óptimo. Pero lo que realmente importa es dedicar por lo menos una tercera parte del tiempo total al ejercicio de la voluntad (pedir perdón, proponer, orar), puesto que, nótese bien, la meditación no es lectura espiritual.

Elección del tema. 1º. método:
Lunes, martes y miércoles: libre.
Jueves: sobre el Santísimo Sacramento.
Viernes: sobre la Pasión o el Sagrado Corazón de Jesús.
Sábado: sobre la Virgen.
Domingo: sobre el Evangelio.
2º. método: elegir un libro y seguirle hasta el final.
El primer [método] se aconseja más. Pero ya se siga el primero o se prefiera el segundo, siempre será muy útil meditar alguna vez, y quizá una vez al mes, sobre el breviario, sobre las fórmulas de los santos sacramentos y de los sacramentales, sobre las oraciones litúrgicas prescritas para los entierros, la recomendación de las almas, etc., sobre la devoción a las almas del purgatorio, al ángel de la guarda, a san José.
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Lo que es absolutamente necesario es elegir a menudo el tema del celo en general y de sus obras en particular: confesar, predicar, pastoral de los enfermos y de los niños, destrezas para el bien, etc.
¿En qué tiempo? Antes de la misa si se puede; si no, después, también mientras se va a visitar a los enfermos.

Libros más aconsejados para la meditación3

D. CAFASSO, Meditazioni pel clero; Istruzioni pel clero (Dirigirse a la sacristía de la Consolata), Turín).
CHAIGNON, Prete santificado (Tip. Emiliana, Venecia.
HAMON, Meditazioni (Libreria del Sacro Cuore rimpetto ai SS. Martiri, Turín).
S. ALFONSO, Apparecchio alla morte (Idem).
KROUST, Meditationes (Tip. S. Giuseppe, Via San Calogero, 9, Milán).
CABRINI, Sabato dedicato a Maria SS. (Tip. Emiliana, Venecia).
ARVISENET, Memoriale vitae sacerdotalis, (P. Marietti, Via Legnano, 23, Turín).
VEN. EYMARD, 1º. La presenza reale. 2º. La Santa Comunione. 3º. Esercizi Spirituali innanzi al SS. Sacramento. 4º. L'Eucaristia e la perfezione cristiana. 5º. Mese del SS. Sacramento. 6º. Mese di N.ª Signora del Sacramento. 7º. Vita e virtù del Ven. Eymard<4 (los vende el sacerdote Carlo Poletti, Vicolo S. Maria, 3, Turín).
PAGANI, SS. Eucaristia5 (Tip. degli Artigianelli, corso Palestro, 14, Turín).
- Scuola di Gesù appassionato6 (Idem).
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PAGANI, L'Ufficio divino dal lato della pietà7 (Idem).
ARATO, Il S. Sacrificio della Messa (Libreria S. Cuore, Turín).
- La formazione dell'umiltà8 (Idem).
NB. - Aquí solamente he propuesto los libros usados generalmente por el clero y considerados de utilidad indiscutible. En ninguno de ellos, sin embargo, me parece que se trate suficientemente el celo con sus diversas explicaciones.

§ 3. - LECTURA ESPIRITUAL

Nosotros exhortamos al pueblo no sólo a escuchar las pláticas de meditación, sino también a las de instrucción. Practiquemos lo que queremos inculcar a los demás. La lectura espiritual debe ocupar el lugar de las instrucciones sacerdotales, que raramente escuchamos. Los caminos del espíritu sólo se conocen cuando se lee lo que han escrito autores elegidos, y especialmente los santos. El sacerdote debe dedicar por lo menos un cuarto de hora al día a este piadoso ejercicio.

Libros de lectura espiritual9

GERSEN, De Imitatione Christi (Pietro Marietti, Turín).
S. FRANCISCO DE SALES, Opere complete (Clemente Tappi, Via Garibaldi, 20, Turín). Estas obras comprenden: Teotimo - Filotea - Stendardo della Croce - Lettere - Trattenimenti spirituali - Sermoni famigliari - Discorsi di sacre controversie - Opuscoli vari - Vita di San Francesco.10
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FRASSINETTI, Gesù Cristo regola del Sacerdote (Tip. Poliglotta Vaticana, Roma).
- Pratica della Confessione progressiva e della direzione spirituale (dos vols. Tip. Lethielleux, Rue de Cassette, 10, París).
R. G. MEYER, Scienza dei Santi (Roma, Desclée).
SAN ALFONSO, Le Glorie di Maria (Giacomo Arneodo, Turín).
- Gran Mezzo della Preghiera (Società Buona Stampa, Turín).
DUBOIS, Guida dei Seminaristi (Marietti, Turín).
- Il Santo Prete. - Pratica del Cristianesmo. - Pratica dello zelo (Idem).
GIBBONS, L'ambasciatore di Cristo (Cav. Pietro Marietti, Turín).
ARVISENET, Memoriale Vitae Sacerdotalis (Idem).
AURELII AUGUSTINI, Confessionum libri XIII - Meditationes (Idem).
BONA, De Sacrificio Missae, (Idem).
CHRYSOSTOMI, De Sacerdotio (Idem).
CUVELHIER, Meditationes (Idem).
FABER, Progressi dell'anima nella vita spirituale - Il Santo Sacramento - Il Creatore e la creatura - Tutto per Gesù - Il piede della Croce - Conferenze spirituali - Betlemme - Il Prezioso Sangue - Vita e lettere (Idem).11
MONNIN, Spirito del Curato d'Ars (Idem).
RODRÍGUEZ, Esercizio di perfezione e di virtù cristiane (Idem).
L. VACCARONO, Il Cuore di Gesù al cuore del Sacerdote (Società Buona Stampa, Turín).
SAN ALFONSO, Pratica di amare Gesù Cristo (Pietro Marietti, Turín).
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P. PERREYVE, La giornata dell'ammalato (Idem).
FRASSINETTI, Industrie Spirituali - Il Conforto dell'Anima Divota - La divozione illuminata - Il Convito del Divino Amore - Il Pater Noster di S. Teresa - Il Catechismo Dogmatico - Le amicizie spirituali - Il religioso al Secolo - La forza di un libretto - Il Paradiso in terra - Amiamo Gesù - Amiamo S. Giuseppe - Amiamo Gesù, Giuseppe, Maria (Tip. Poliglotta Vaticana, Roma).
MONSABRÉ, Il Santo Rosario (S. Lega Eucaristica, Milán).
BONA, De Sacrificio Missae (Cav. Pietro Marietti, Turín).12
YVES LE QUERDEC, Lettere di un Parroco di città (Ufficio della Rassegna Nazionale, Florencia).
- Lettere di un Parroco di campagna (Idem).
- San Francesco di Sales, proposto a modello dei Sacerdoti (Libreria del S. Cuore, Turín).
DENIFLE, Vita Soprannaturale (Convento di S. Domenico, Chieri).

Vidas de santos más aptas para la lectura de los sacerdotes

Vita S. Francesco di Sales13 (Pietro Marietti, Turín).
BARBERIS, S. Agostino (Idem).
P. AYMARD, Vita14 (editado por los Sacerdotes adoradores, Vicolo S. Maria, 3, Turín).
PEANO DALMAZZO, Can. Silvestro (Tip. Cooperativa, Cúneo).
CASTALDI, Ven. Cottolengo (Pietro Marietti, Turín, 3 vols.).
DE MICHELI, Tito Rampone (Scuola Tip. Salesiana, Milán).
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CARD. CAPECELATRO, S. Alfonso (Desclée, Roma).
- P. Ludovico da Casoria (Idem).
BOUGAUD, S. Giovanna di Chantal (P. Marietti, Turín, 2 vols.).
CARD. CAPECELATRO, Storia di S. Pier Damiani (Stabilimento Tip. De-Angelis e Figlio, Nápoles).
- S. Filippo.
LEMOYNE, Ven. Giov. Bosco (Società Buona Stampa, Turín, 2 volúmenes).
BOUGAUD, Storia di S. Vincenzo de Paoli (P. Marietti, Turín).
MONNIN, Beato Vianney: Curato d'Ars (Idem).
BOUGAUD, B. Margherita Alacoque (Idem).
AB. ROBILANT, Ven. Cafasso (Tip. Buona Stampa, Turín).

§ 4. - BREVIARIO

Importancia. El sacerdote es alguien para los demás: con la acción, con la palabra, con la oración; dice el breviario como persona pública; la Iglesia lo impone hasta el punto de obligar a restituir el beneficio a quien lo deje.

Práctica. Primeramente: Penetrar en el espíritu de cada parte. Por ejemplo, leyendo el oficio divino desde la vertiente de la piedad;15 haciendo una vez al mes la meditación sobre él y sobre sus diversas partes, como pueden ser las lecturas; o leyendo la Escritura y especialmente el salterio comentado, incluso como lectura espiritual.
Durante: Poner una intención especial para cada hora. Algunos toman nota de las gracias que deben pedir para ellos o para otros. Recordar que es oración especialmente para las demás almas, por lo que se recordará a los penitentes, a los pecadores, a la Iglesia, al Papa, a almas del purgatorio, a los niños, etc.
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Recitarlo digne, attente, devote.16
Digne, es decir, movidos por la grandeza de esa acción; unirse a los ángeles que hacen en el cielo lo que nosotros en la tierra; gravedad: pausas debidas; no comerse palabras; en general, no recitar de memoria; tener los ojos bajos.
Attente: vel ad verba, a decir bien las palabras; vel ad sensum;17 por ejemplo, al espíritu de la Iglesia, en las diversas fiestas del Señor, de los santos, etc.; vel ad veritates morales, por ejemplo al pensamiento predominante en la meditación, en la lectura espiritual y en la visita al Santísimo Sacramento hechas anteriormente. Cuando [el breviario] se recita después de ocupaciones que distraen, es necesario detenerse algunos instantes para recoger la mente, la voluntad, el corazón; por ejemplo, fijando la intención particular, recordando un buen pensamiento, dirigiendo la mirada al crucifijo, etc. No distraerse interrumpiéndolo por cualquier nadería.
Devote: con compostura externa, eligiendo el lugar más adecuado: mejor la iglesia, el despacho; en general, se desaconseja la sacristía, la salita, la cocina, el tren, pero hay excepciones. Se puede decir paseando, pero con cautela.

Elección del tiempo. Generalmente es mejor recitar vísperas, completas, maitines y laudes por la tarde y las horas por la mañana.18 Algunos prefieren recitarlo todo por la mañana para detenerse más tiempo en la iglesia y acudir al confesionario más fácilmente; otros, y son los más numerosos, prefieren ir a la iglesia por la tarde y recitar con las vísperas y completas los maitines y laudes, haciéndolo junto al confesionario. Si se mantiene este horario, los penitentes se sentirán atraídos.
Debe reprobarse absolutamente la costumbre de recitar
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todo el oficio la tarde anterior o, aún peor, después de la cena.
Lo que más importa, según la finalidad del libro, es considerar el breviario como un medio y un modo de ejercitar el celo; mejor aún si se le considera como el medio más eficaz. El sacerdote tiene una familia espiritual de almas que le pertenecen, que deben constituir su pensamiento principal, absorber gran parte de sus energías: debe vivir de ellas y para ellas. Especialmente cuando ora, debe tenerlas muy cuenta, no sólo de forma genérica, sino también de forma personalizada si se encuentren en necesidades especiales. Tenga en cuenta a los que escuchan sus sermones, a los niños de sus catecismos, a los penitentes de su confesionario, a los tentados, a los que dudan, a los inconstantes, a los sanos, a los enfermos. El sermón que pronuncie, los avisos que dé, las amonestaciones, las santas destrezas, todo lo preparará más con la oración que con el estudio. Es necesario predicar más con las rodillas que con la lengua19 si se quiere convertir y no sólo hacer ruido.

§ 5. - SANTA MISA

Excelencia.
Es el sacrificio mismo de la cruz; sólo se diferencia en el modo de ofrecerlo. Sirve al sacerdote: 1º, para adorar a la majestad infinita de Dios en nombre de toda la parroquia, de todas las almas que le están confiadas, en nombre de todos los indignos o indiferentes; 2º, para satisfacer por los pecadores, especialmente por las almas sobre las que tiene alguna responsabilidad; 3º, para dar gracias en su nombre al Padre eterno; 4º, en las manos del sacerdote está el precio para adquirir las gracias para todo
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el mundo y especialmente para las almas por las que debe orar. El sacerdote, además de ministro del Altísimo, es representante del pueblo en la misa, tiene en sus manos las necesidades y los deberes de todos y trata delante de Dios las causas de todos. No es suficiente que ofrezca el santo sacrificio por sí mismo.

Preparación y acción de gracias. La primera debe durar por lo menos un cuarto de hora, de la que diez minutos pueden dedicarse a decir las oraciones, el breviario, o a hacer la meditación, etc., y por lo menos cinco minutos a prepararse directamente al santo sacrificio y a la santa comunión. Lo mismo vale para la acción de gracias.
Son directivas las rúbricas que nos exhortan a usar la preparación y la acción de gracias que figuran en las sacras o en los rituales. Se puede hacer una y otra con oraciones personales o tomadas de otros libros; es muy aconsejable usar brevemente el método de los cuatro fines.20
Posiblemente se hará también silencio al vestirse y desvestirse. Quien por causa grave no pudiera (por ejemplo, por confesar o recibir a alguien a los que no se puede atender en otro momento, por predicar, etc.), que haga la preparación inmediatamente antes de la misa y la acción de gracias inmediatamente después; puede elegir otro tiempo, por ejemplo, hacer la primera apenas se levanta por la mañana y la segunda cuando haya terminado las tareas más urgentes, aunque fuera ya muy tarde e incluso de noche.
En general, antes de la misa los santos evitan las diversiones, las conversaciones inútiles, las lecturas totalmente profanas y no necesarias, incluso cuando tenga que celebrarse hacia el mediodía.
Lo que nunca debe olvidarse en la preparación y en la acción de gracias es que el sacerdote, y aún más
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el párroco, están al frente de un pueblo y deben hacerse cargo de sus necesidades y deberes.

Horario de la misa. La hora será siempre, excepto en casos extraordinarios, como son los viajes, etc., la más cómoda para la masa del pueblo. En el campo especialmente será muy pronto, y esto favorece la frecuencia de los santos sacramentos, la asistencia a la misa y la educación del pueblo en el trabajo y la actividad.

Modo de decirla. No ser muy largos, es decir, no superar los treinta minutos, ni muy breves, menos de veinte.
En ocho casos sobre diez, la excesiva lentitud en la celebración se debe a pérdida de tiempo en su desarrollo; si reflexionamos un poco, comprobamos la verdad de estas palabras. Se exceptúan, claro está, los sacerdote ancianos o los recién ordenados. Seguramente no hay tanta diferencia entre los diversos sacerdotes de la misma iglesia y país; pónganse de acuerdo para decir o no el Dies irae cuando es libre.
Como podemos fácilmente acostumbrarnos a algunos errores en las ceremonias, será muy conveniente rogar a un amigo que nos observe alguna vez en el altar y nos corrija con la mayor libertad y confianza, lo que puede ser muy fácil en días de ejercicios espirituales si se hacen en lugares donde se puede celebrar.
No se eleve excesivamente la voz al recitar las diversas oraciones, especialmente en lugares donde la mayor parte de los asistentes ora con recogimiento, pues se distraerían.21
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§ 6. - VISITA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Importancia. Tiene para el sacerdote tanta importancia como para los fieles, y mucho más. Una de las cosas que sin duda más remorderán a los condenados será haber perdido tanto tiempo en conversaciones inútiles, en visitas mundanas, y descuidado el sagrario, donde habita el mismo Dios que hace felices a los fieles, es fuente de la verdad y autor de toda gracia y consuelo.
Jesús está en el Santísimo Sacramento para ser adorado y el sacerdote debe cumplir este deber también por su pueblo. El sacerdote que no quiere convencerse de este deber es el que también descuida la limpieza de la iglesia, de los paramentos, de los objetos sagrados. ¡Y pensar que los ángeles adoran temblorosos! Considerando ciertas negligencias dan ganas de exclamar: ¡Pobre ceguera humana!
Jesús está en el sagrario para recibir la acción de gracias de los hombres; el sacerdote debe presentárselas por todos y por él, especialmente por haber sido elevado a la dignidad más sublime: ser alter Christus.
Jesús está en el sagrario para acoger a los pecadores; el sacerdote debe gemir delante de él por sus pecados, que tantos males atraen sobre las almas a él confiadas; debe gemir por los pecados de los sacerdotes, que son inmensamente más maliciosos que los de los fieles; debe llorar por los pecados del pueblo que se le ha confiado, especialmente si peca por negligencia, frialdad o mal ejemplo del ministro de Dios. Que cumpla su tarea de amigo junto a Jesús y repare las ofensas que recibe.
Jesús está en el sagrario para distribuir gracias: el
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sacerdote, en algunos momentos y por ciertas penas, no encuentra mayor consuelo que el Santísimo Sacramento. Recordemos, eso es al menos lo que a mí me parece, que alguna vez se consigue más fruto y fuerza en la visita que en la propia misa. Los hechos son los hechos, quien lo ha experimentado lo sabe, aunque a otros pueda parecerles exagerado. El sacerdote debe pedir además muchas gracias para la Iglesia, el Papa, los predicadores, los misioneros, los pecadores, las almas del purgatorio y las almas que le fueron confiadas por Dios.
Sólo Jesús puede enseñarnos el verdadero camino para llegar al corazón de los pecadores, para conocer a las almas, para hacer el bien. Sólo Jesús puede darle la fuerza y la valentía en medio de las luchas, las ilusiones y las contradicciones del ministerio. Es junto al sagrario donde el sacerdote debe convertirse en sacerdote de fuego por Dios y por las almas.

Modo de hacerla. Elegir el tiempo más conveniente, que suele ser el de antes de comer o a las tres de la tarde. Puede haber excepciones a esta regla, como que haya una misa a las diez o las once, que podría sustituir a la visita, o la bendición del Santísimo por la tarde, porque si se va mucho antes, se podrá hacer cómodamente la visita. Las horas en soledad suelen impresionar más y son más adecuadas para el recogimiento. En cuanto a la duración, hay sacerdotes que son muy celosos, cuyas parroquias son oasis benditos porque hacen una hora de visita cotidiana regularmente. Otros hacen media hora, quince minutos, diez minutos. Al principio es mejor ser más bien breves, el fervor crecerá y con él la duración. Los cinco o tres últimos minutos de la visita se dedicarán a María Santísima. No se abrevie ni se deje por aridez o ligereza.
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Método. El más habitual es el de los cuatro fines,22 por todos conocido. A continuación, leer, meditar, excitarse a santos afectos y buenas resoluciones siguiendo:
los libros del ven. Eymard,23 un verdadero genio, si así puede decirse, de la santa Eucaristía (ver arriba);
La santa Eucaristía, de Pagani (ver arriba);
Las visitas al Santísimo Sacramento, de san Alfonso.
También se puede recitar el santo rosario y aplicar los misterios al Santísimo Sacramento según el método usado por Monsabré en El santo Rosario (Tip. della Lega Eucarística, Milán).
Existen otras oraciones.
El sacerdote puede libremente hacer la exposición privada del Santísimo Sacramento. Basta que se ponga el roquete y la estola, encienda un número conveniente de velas y ponga el copón a la puerta del sagrario; no es necesario canto ni incienso y puede darse la bendición cuando hay gente.
Si lo cree conveniente, puede dar algunos toques de campanilla; alguna persona libre se le unirá y poco a poco se irá introduciendo la hora de adoración sin esfuerzo.
En general no será conveniente que un coadjutor comience esta práctica sin el parecer del párroco.
NB. Por hacer la visita siempre a la misma hora, muchos sacerdotes han conseguido atraer a muchas almas buenas a imitarle sin pronunciar palabra; otros han conseguido que el pueblo, viendo lo fácil que era encontrar al sacerdote en la iglesia, se acercara con frecuencia a la confesión.
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§ 7. - EXAMEN DE CONCIENCIA

Importancia. Una puntada a tiempo ahorra ciento. Si queremos corregir los defectos, debemos conocernos previamente. Nada se consigue cuando no se mira lo que se hace. Si se descuida el examen, se terminará pronto en bancarrota... espiritual... El examen es el termómetro, el auténtico reloj del alma.

Modo. Hay tres exámenes: el general, que se hace por la noche y antes de confesarse; el particular, sobre la pasión predominante, que se hace por la noche y al mediodía, y el preventivo, que se hace por la mañana para prever las tentaciones y los encuentros peligrosos del día.
Recuérdese hacer esto en la preparación y en la acción de gracias de la misa para preparar el corazón a las dificultades del día y orar a Jesucristo para conseguir la fuerza de superarlas.
Es especialmente necesario que el sacerdote, además de sus defectos como individuo, se examine:
1º. Sobre las causas de sus pecados, sobre las ocasiones, los peligros...
2º. Sobre si ejercita el celo de todos los modos posibles, buscando siempre nuevos modos de salvar a las almas, evitando estar ocioso..., preparando diligentemente los sermones, visitando a los enfermos con solicitud afectuosa, etc.
3º. Sobre si practica las virtudes positivamente y no sólo negativamente, evitando solamente lo que es pecado; sobre si realmente progresa en las virtudes, etc.
Hay sacerdotes que apuntan las faltas en una libreta, como hacían muchos santos, entre ellos san Ignacio; otros usan el registro preparado por la
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Unión Apostólica, o algo preparado personalmente. Se trata de medios muy útiles para darse cuenta del avance o el retroceso, para seguir durante mucho tiempo la lucha contra el mismo defecto o para facilitar el recuerdo y la aplicación de la inteligencia sobre nosotros mismos.
El examen de conciencia debe terminar excitando al arrepentimiento y a un propósito firme.
Quien no sabe hacer el examen de conciencia no avanza en la virtud ni consigue enseñársela a los demás.

§ 8. - UNIÓN APOSTÓLICA24

Pío X, en su estupenda Exhortatio ad Clerum,25 recomienda de manera especial esta asociación a los sacerdotes. Su finalidad consiste en promover el espíritu sacerdotal con la oración, el estudio y el trabajo del ministerio; como medio ordinario establece un examen de conciencia que debe hacerse todas las noches, por escrito, con un módulo que debe enviarse al director diocesano por lo menos cada dos meses. Los signos son convencionales; en vez del nombre se pone un número. Las faltas que hay que apuntar no son los pecados íntimos, sino los medios que hay que practicar para mantener el espíritu. La Unión está muy extendida en casi todas las partes del mundo, publica un boletín mensual, cuenta con un círculo en casi todas las diócesis importantes y cada uno de ellos tiene un presidente que se mantiene en contacto directo con el director general.

§ 9. - CONFESIÓN

Importancia. Es más importante aún para los sacerdotes que para los simples fieles, porque como éstos deben ocuparse continuamente de los demás, fácilmente se olvidan de ellos mismos. Hay verdades que al sacerdote nadie le
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dice, excepto su confesor. Nadie se atrevería a hacerlo. Acostumbrados a mandar o por lo menos a dirigir, se vuelven soberbios y superficiales si no se postran con frecuencia a los pies de un hermano, al igual que el pueblo, como culpables... Fuera del confesionario queremos siempre que prevalezca nuestro parecer... Todos se equivocan, son ignorantes, son descuidados... En cambio, cuántas veces debemos abrir allí los ojos y decir: yo soy el descuidado, yo soy quien se equivoca... Si los demás son culpables, en gran medida es por culpa mía...

Práctica. Debe hacerse cada ocho días; en general, mejor el lunes, por estar más libres que el sábado. Si se va a un pueblo cercano, puede servir de paseo.
-Yo no puedo hacerla cada ocho días -dirá alguien.
-¿Estás ocupado todo el tiempo? -se pregunta.
-Sí, no lo pierdo.
-Pues bien, deja alguna tarea, pero nunca la confesión semanal. Si no estás tú lleno de espíritu, ¿cómo podrás comunicárselo a los demás?

Elección del confesor. Se dice a menudo: En muchos lugares los sacerdotes más benignos son los confesores del clero. ¿Es verdad?...
El confesor debe ser docto. Los santos deben ser sencillos, no ignorantes, cuando tienen que atender a los demás.
El confesor debe ser santo. Los fríos no encienden ni son creíbles en sus recomendaciones.
El confesor debe ser hombre de celo práctico, pues hay confesores que sólo saben dar absoluciones a diestro y siniestro; no saben negarla, avisar, corregir, preguntar, despabilar, y así son los que no tienen celo.
Para la Iglesia es sin duda una grave plaga el confesor que no hace con los sacerdotes penitentes lo que se hace con los simples fieles. El sacerdote que se confiesa
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es un penitente como los demás (proportione facta), y es necesario que el confesor sienta su dignidad, su responsabilidad y su deber. Debe saber intimarle: huye de esa ocasión, sé fiel a la meditación, usa bien tu tiempo, decídete... Debe esmerarse seriamente, con celo, con deseo sincero de ayudar más al sacerdote penitente que al fiel penitente. Quien no se comporta así no puede ser confesor, por lo menos habitual, de un sacerdote.
En general, no conviene la confesión mutua entre párroco y coadjutor, como tampoco entre dos sacerdotes, pero hay ejemplos en contra, incluso de santos sacerdotes, pero antes habría que ser santos. ¿Se es así habitualmente?... El cardenal Richelmy decía al clero: Como tenéis que hacer viajes algo incómodos para encontrar un confesor apto para confesar a sacerdotes, podríais confesaros con un sacerdote cercano a condición de que una vez al mes, cada dos meses o cada tres, os acerquéis a un confesor santo para hacer una confesión más seria..., como a un verdadero director espiritual que os ilumine sobre todas las dificultades que hayáis encontrado. Hasta podéis mantener con él correspondencia epistolar.

Modo. Como los demás fieles, necesitan examen, dolor, etc. Pero el examen debe hacerse como se dijo anteriormente.
El confesor ordinario será verdadero director espiritual, por lo que deberá conocer: 1º. nuestros pecados; 2º. sus causas; 3º. las circunstancias de nuestra vida; 4º. nuestras inclinaciones; 5º. nuestras ocupaciones y deberes.
Siempre se tendrá muy claro que el confesor debe saber si trabajamos por los demás o no, así como saber espolearnos y excitarnos.
También sería un buen ejemplo para los fieles que supieran que sus sacerdotes se confiesan y que lo hacen con frecuencia. Se les
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puede hacer saber diciéndoselo en algunas ocasiones, por ejemplo al hablarles de la confesión o dejándonos ver cuando nos confesamos.

§ 10. - DEVOCIÓN A MARÍA SANTÍSIMA

Importancia. El sacerdote debe ser devoto de la Santísima Virgen como los demás fieles, y más aún por ser sacerdote. La devoción a María es un gran medio para salvar almas. Se advierte siempre una diferencia muy grande y a menudo casi extraordinaria entre un alma devota de la Virgen y otra que no lo es. Cualquier director de almas puede atestiguarlo. El sacerdote, además, tiene relaciones especiales con la Virgen María.

Prácticas. Las habituales: meses de mayo y octubre, el sábado, florecillas cotidianas, etc. Todo sacerdote debe imponerse la tercera parte del rosario cada día. Además:
1º. Hacer por lo menos una meditación semanal sobre María Santísima, sobre sus glorias, sus privilegios, sus virtudes; asimismo, una lectura espiritual por lo menos el sábado.
2º. Si es posible, predicar todos los sábados, aunque sean pocos los oyentes, como hizo siempre san Alfonso; por lo menos decir una palabra sobre ella en todos los sermones, hablar de ella en el confesionario, procurar que los niños estudien los misterios del rosario; hablar de ella en las familias, recordarla en las conversaciones, con los enfermos, etc.
3º. Poner bajo su protección el ministerio, para que nuestras palabras y nuestras habilidades sean más eficaces, y así sentiremos pronto la eficacia de su bendición.
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4º. Dar ejemplo de esta devoción a los fieles cuando se celebra e inculcar sus novenas y fiestas.
5º. La práctica de la devoción más perfecta, adecuada especialmente a los sacerdote, es la de Grignion de Montfort, que se encuentra bien explicada en su Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María.26 Existe una asociación llamada Sacerdotes de María Reina de los Corazones.27 Cuenta con un manual que la explica bien y un periódico que la ilustra convenientemente.
Su espíritu es Ir a Jesús por María, y se hace consagrándose una vez para siempre y totalmente a María Santísima, según la fórmula que incluye dicho libro; además, obrar por María, con María, en María.
Entre esta forma de devoción y las demás hay la misma diferencia que entre la comunión y otras prácticas de piedad. Debería difundirse entre los sacerdotes, porque facilita y aumenta los méritos y facilita y aumenta el efecto de nuestro celo.
Los sacerdotes, por su parte, no deberían avergonzarse o ser indiferentes a ciertas prácticas que parecen pequeñas, como el ángelus, el rosario, la coronita a la Virgen de Pompeya... Algunos se ríen de estas cosas, pero ¿hacen ellos algo que sea mejor? Muchas veces destruyen una piedad sencilla sin sustituirla con otra.

§ 11. - DEVOCIÓN A SAN JOSÉ

Importancia. Fue el Papa quien le declaró patrono de la Iglesia, así que debemos apoyarnos en él para hacer el bien. El pueblo se aficiona fácilmente a esta devoción, pues san José es un santo muy simpático, vivió
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en nuestras circunstancias, fue obrero, es patrón de los moribundos. Cultivémosla en nuestro corazón, porque nos servirá a nosotros y también a los demás. Además, nosotros nos parecemos a san José en los cometidos.

Prácticas. 1º. Celebrar al menos el primer miércoles de mes, su fiesta, el mes de marzo, e imitar sus virtudes.
2º. Invocarle especialmente en la asistencia a los moribundos, y en mayor medida cuando nuestro ministerio encuentra dificultades.
3º. Predicar sobre él a menudo; distribuir libros que hablen de él, por ejemplo El mes de marzo, del sacerdote Chiavarino (Tip. Salesiana),28 sencillo y popular; animar la celebración del mes de marzo entre el pueblo; dar como premio de catecismo su imagen, etc.
4º. En los casos difíciles, hacer en la iglesia, o privadamente, novenas en honor de san José.

§ 12. - DEVOCIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA

Importancia. El ángel de la guarda es para nosotros, como para los demás cristianos, un amigo fidelísimo, que nos ilumina, guarda y guía. Más aún: si nos encomendamos a él antes de un sermón, antes de acercarnos a un pecador, a un moribundo, o a quien nos odia, a quien no quiere escucharnos, encontraremos enseguida su ayuda especial.

Práctica. Aprovechemos la posibilidad de recurrir a nuestro ángel para que nos ilumine y nos dirija, y a los ángeles de los oyentes, de los enemigos y de los moribundos para que los preparen... Más aún si se tuviera que reconciliar a gente que se odia...
Recitar bien el Ángel de Dios, celebrar su fiesta, el mes de octubre, su novena; saludar al ángel de los ayuntamientos, de las familias y de los individuos a los que nos dirigimos.
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Recurrir a él en las dificultades del ministerio, en las dudas del estudio, en los peligros...
Promover esta devoción en el pueblo, porque es muy apta, muy útil y grata a los jóvenes; se la puede inculcar en los catecismos, en los sermones, en el confesionario, etc.

§ 13. - LAS ALMAS DEL PURGATORIO

El dogma del purgatorio es uno de los más consoladores en nuestra santa religión. Por él se establece un dulce vínculo entre la Iglesia purgante y la militante. Cuando el sacerdote ofrece sufragios por los pobres difuntos, debe adoctrinar al pueblo. Y si ya debe por su ministerio rezar por los difuntos en todo instante, tratará de hacerlo con el espíritu de caridad que desea que se sufrague por él un día.
Y es una decisión excelente que se inscriba en las congregaciones, que existen en todas las diócesis, que sufragan por los sacerdotes difuntos. Sucede a menudo que el sacerdote difunto es pronto olvidado por los fieles, por lo que conviene que haya entre nosotros una asociación y un acuerdo firme de rezar los unos por los otros, especialmente celebrando algunas misas apenas muere uno de nuestros hermanos.

§ 14. - ASOCIACIÓN DE LOS SACERDOTES ADORADORES29

Importancia. Nuestro siglo es el siglo de la Eucaristía. El sacerdote debe preceder a los otros y señalar a los fieles el camino, y esta Asociación tiene como fin promover dicha devoción en el sacerdote e instruirle sobre los medios de difundirla en los demás. Es una especie de
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tercera orden de la Congregación del Santísimo Sacramento.30

Obligaciones. Lo único esencial es hacer una hora de adoración continua semanalmente al Santísimo.31 No importa que se la interrumpa para celebrar, confesar o dar la comunión, con tal que no se salga de la iglesia. Puede hacerse con el método de los cuatro fines, media hora como preparación a la santa misa y media como acción de gracias, como meditación eucarística, ayudando en ella, escuchándola o recitando el rosario y meditando los misterios según un pensamiento eucarístico.

Consejos:
1º. Una misa por los hermanos difuntos anualmente.
2º. Suscribirse a la publicación Annali dei Sacerdoti Adoratori32 (dirigirse al sacerdote Poletti C., Vicolo S. Maria, n. 3, Turín). Presenta el método de adoración e instrucciones muy adecuadas para difundir las obras eucarísticas en medio del pueblo.
3º. Enviar mensualmente, o cada tres meses, o anualmente, el libellum adorationis, en el que se declara si se ha hecho la hora y cuántas veces, o si se ha dejado por alguna razón. El módulo aparece impreso en la portada de los Annali. Esto sirve de estímulo para ser siempre fiel a la hora semanal. Hay muchas indulgencias y favores espirituales para los inscritos, como la de bendecir los rosarios aplicándoles la llamada indulgencia de los crucíferos.
La Asociación cuenta con unos 140.000 mil sacerdotes, de los que más de 20.000 son italianos. (Para aclaraciones, dirigirse al citado sacerdote Poletti). En muchas diócesis se ha verificado un consolador despertar eucarístico entre el clero y, como consecuencia, entre el pueblo.
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§ 15. - UNIÓN SACERDOTAL REPARADORA33

Qué es. Es una asociación exclusivamente de sacerdotes que se proponen reparar los pecados cometidos por las personas religiosas (seculares o regulares).

Importancia. - Los pecados del sacerdote atraen los castigos de Dios sobre el pueblo porque son pecados de persona pública, son pecados graves porque los deberes del sacerdote son mayores y mayor es también su instrucción. Además, son pecados que ordinariamente, directe vel indirecte, se reflejan en la población, por más escondidos que sean. Efectivamente, ¿cómo aparecer fervorosos externamente cuando la vida es tibia o pecaminosa? Por otra parte, al sacerdote no le faltan peligros, pues se encuentra en situaciones más difíciles que nadie, sin superiores cerca de él, muchas veces solo, alguna vez libre para hacer algo o no, trata cosas muy santas y delicadas, tiene que tratar de forma muy íntima con personas sumamente peligrosas.
En Italia, dirigirse al Rev. P. Cervia,34 Chiesa della Missione, Via XX Settembre, Turín.
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1 Se alude aquí a la obligación que tenían de recitar en coro el breviario los canónigos y todos los que percibían por hacerlo así un estipendio garantizado por una fundación (“beneficio”). No recitarlo constituía un robo.

2 Una explicación del método de san Ignacio y del influjo que éste tuvo en la espiritualidad alberoniana lo encontramos en A.F. DA SILVA, Il cammino degli esercizi spirituali nel pensiero di don G. Alberione, Centro de Espiritualidad Paulina, Ariccia 1981, pp. 11-21.

3 El autor es casi siempre incompleto en las citas bibliográficas. Consúltese para cada lista de libros el “Índice de los Autores” al final de nuestro libro. Sono riportati in nota solo i testi mancanti di autore o titolo che si è cercato di identificare.

4 En el texto Vita e virtù del padre Pier Giuliano Eymard, fundador de la Congregación del Santísimo Sacramento, Religiosos del Santíisimo Sacramento, San Claudio, Roma 1900, no figura ningún autor. Probablemente la edición fue preparada por sacerdotes del Santísimo Sacramento.

5 No hemos conseguido identificarlo. Probablemente se trata de G.B. PAGANI, L'anima divota della SS.ma Eucaristia, 7ª. edición, Pirotta, Milán 1845.

6 El texto es de I. CARSIDONI (Ignazio del Costato di Gesù, sacerdote passionista, † 1844): La scuola di Gesù appassionato aperta al cristiano con la meditazione delle sue pene, Tip Pontificia Ist. Pio IX, Roma 1908. Como apéndice figura el triduo “A María Santísima Dolorosa” con otras prácticas piadosas.

7 No hemos conseguido identificarlo con este título y autor. Probablemente se trata de N. BACUEZ, L'ufficio divino dal lato della pietà, Artigianelli, Turín 1885.

8 Probablemente se trata de la obra de L. BEAUDENOM, Formazione all'umiltà, e per essa all'insieme delle altre virtù, Tip. Salesiana, Florencia 1913.

9 Cf. “Índice de los Autores”.

10 No hemos identificado la obra. Probablemente se trata de P. CAPELLO, Vita di San Francesco di Sales, Marietti, Turín 1861.

11 Se trata probablemente de Vita e lettere del padre Federico Guglielmo Faber, raccolte da J. E. BOWDEN, traducidas del inglés por la princesa Gonzaga, Manna Rancadelli, Marietti, Turín 1912.

12 Como puede notarse, esta obra ya se citó anteriormente.

13 Cf. ATP, n. 15, nota 10.

14 Cf. ATP, n. 14, nota 4.

15 Cf. ATP, n. 15, nota 7.

16 Dignamente, atentamente, devotamente.

17 Ad verba... ad sensum... ad veritates morales: estando atentos a las palabras... a su sentido... a las verdades morales.

18 Recuérdese que, antes de la reforma de Pío XII y del Vaticano II, la liturgia de las horas consistía en los siguientes bloques: maitines (nueve salmos más nueve lecturas, divididos en tres “nocturnos”) y laudes (cinco salmos más el himno); prima, tercia, sexta, nona (tres salmos cada una); vísperas (cinco salmos más el himno) y completas (tres salmos). Maitines y laudes solían ir unidas y anticiparse a la tarde de la vigilia, las horas menores se recitaban por la mañana y vísperas y completas al atardecer. Pero la norma no era taxativa.

19 Cf. ALFONSO DE LIGORIO (san), Selva di materie predicabili ed istruttive. Opere ascetiche, vol. III, Marietti, Turín 1967, p. 115.

20 El método de los cuatro fines se aplicaba generalmente para vivir más intensamente tanto la celebración eucarística y la visita al Santísimo Sacramento como la meditación. En el manual de la “Aggregazione del SS.mo Sacramento”, atribuido al padre Eymard, pero publicado después de su muerte, encontramos descrito así este método: «Se ruega vivamente a los miembros que sigan durante la adoración el método llamado de los cuatro fines del sacrificio, que consiste en dividir la hora en cuatro puntos, consagrando el primer cuarto de hora a la adoración, el segundo a la acción de gracias, el tercero a la propiciación y el cuarto a la oración». Cf. P.G. EYMARD (san), Aggregazione al SS.mo Sacramento, Artigianelli San Giuseppe, Roma 1909, punto 5, p. 13. Sobre el influjo que este método tuvo en la espiritualidad paulina, cf. A.F. DA SILVA, Il cammino degli esercizi spirituali..., o.c., pp. 11-21; cf. G. ALBERIONE, La mia messa, en Le preghiere della Famiglia Paolina, EP, Roma 1965, pp. 40-46.

21 Conviene recordar, para comprender este sorprendente consejo, que en la liturgia preconciliar las misas se decían en latín y en voz baja por el único celebrante y que mientras tanto los fieles recitaban, en silencio o comunitariamente, oraciones como el rosario. Eran frecuentes las misas por los difuntos, a veces cotidianas, con un formulario propio que incluía la secuencia Dies irae antes del evangelio.

22 Cf. ATP, n. 21, nota 20.

23 Cf. “Índice de los Autores”.

24 Se trata de una asociación sacerdotal fundada en Francia en 1862 por monseñor Lebeurier, canónigo honorario de Orleáns, con el nombre de Unión Apostólica de los sacerdotes diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús. Algunos sacerdotes del Véneto se unieron a esta asociación francesa y el 18 de noviembre de 1880, en Monte Berico (Vicenza), surgió el primer círculo italiano, gracias al empeño del sacerdote L. Marini, de Bassano Véneto. Esta asociación, bendecida y enriquecida con numerosos privilegios por los Pontífices, tiene la finalidad de «dar a los sacerdotes seculares la posibilidad de beneficiarse de algunas ventajas de la vida religiosa fomentando la caridad mutua y la amistad fraterna, procurar la santificación de sus miembros con la fidelidad a las prácticas de piedad sacerdotales, orientar a todos los miembros a una intensa devoción y unión al Sagrado Corazón de Jesús por medio del Corazón inmaculado de María, hacer partícipes en la vida y en la muerte de las oraciones de todos los miembros y del fruto de las santas misas celebradas por los miembros de la asociación». Cf. M. VENTURINI, Unione Apostolica, EC, XII, 1954, p. 794.

25 Cf. Pío X, Haerent animo..., o.c., p. 576.

26 LUIS GRIGNION DE MONTFORT (san), Trattato della vera devozione a Maria Vergine, Ferrari, Roma 1908.

27 La Asociación de los Sacerdotes de María Reina de los Corazones apareció en 1907 y se inspiró en la vida y las obras de san Luis M. Grignion de Montfort, cuyo lema era “llevar las almas a Jesús por María”. El estatuto de la Asociación fue publicado por vez primera como suplemento de la revista “Regne de Jésus par Marie”, del 15 de noviembre de 1907, que se convirtió así en la revista de la Asociación y que más tarde se llamaría “La Revue des Prêtres de Marie Reine des Coeurs”. Cf. Regne de Jésus par Marie, revista de los Padres Montfortianos, año I, n. 1, 15 de noviembre de 1907. La Asociación contaba también con un manual completo de la perfecta devoción a la Santísima Virgen: “Le livre d'or”. Cf. Le livre d'or, manuel complet de la parfaite dévotion a la T. S. Vierge, editado por el Secrétariat de Marie Médiatrice - Pères Montfortains, 3ª edic., Typ. Brepols S. A., Turnhout (Bélgica) 1942. El P. Alberione se inscribió a esta Asociación el 26 de abril de 1910, como aparece en el registro conservado en el Santuario de María Reina de los Corazones de Roma, en la p. 76, n. 217. Cf. La Madre e Regina, revista mensual mariana, año 26, n. 1, enero de 1972.

28 L. CHIAVARINO, Il piccolo mese di marzo, Tip. Salesiana, Turín 1899.

29 San Pedro Julián Eymard fundó en 1859 la “Asociación del Santísimo Sacramento”, una asociación en la que los sacerdotes debían tener un lugar especial como “multiplicadores” del espíritu y de la actividad de los laicos, pero no lo consiguió. Después de su muerte se constituyó la Asociación o Agregación de los Sacerdotes adoradores por iniciativa de Marie de la Rousselière (1840-1924), hija espiritual suya, que pasó luego a ser dirigida por los Padres Sacramentinos de París. La Asociación comenzada en 1879 fue elevada a archicofradía en 1887 por León XIII, con sede en la iglesia de san Claudio en Roma. Cf. G. VASSALLI, Sacerdoti del SS.mo Sacramento (Sacramentinos), DIP, VIII, 1988, pp. 32-38. El P. Alberione se inscribió en 1907 en esta Asociación, como podemos leer en AD 204 y como escribe A. F. DA SILVA en el artículo titulado “Gli esercizi spirituali secondo don Alberione. Dipendenza e originalità”, en Conoscere don Alberione, 1 (1982), p. 10: «He constatado la veracidad de esta información. En efecto, el P. Alberione se encuentra inscrito entre los Sacerdotes Adoradores el 3-11-1907, n. 8694, vol. IV, p. 16 de los ficheros de la Asociación».

30 San Pedro Julián Eymard proyectaba al principio agrupar en una única “Sociedad del Santísimo Sacramento” tanto a religiosos como a seglares. Pero las disposiciones canónicas no preveían para los seglares la posibilidad de formar parte de un instituto con los religiosos. Esto le llevó a decidirse por la “Asociación del Santísimo Sacramento”. Se dividía ésta en tres grados: la hermandad eucarística, comúnmente llamada tercera orden, cuyos inscritos se comprometían a una hora de adoración todos los días y a las semanas eucarísticas; la simple asociación y la guardia de honor Cf. F. GROSSI, I Sacramentini, en M. ESCOBAR (ed.), Ordini e congregazioni religiose, vol. II, Società Ed. Internazionale, Turín 1953.

31 Cf. ATP, n. 21, nota 20.

32 Creada en 1895, Annali dei Sacerdoti Adoratori tenía como fin promover entre los miembros su santificación personal y el apostolado entre las almas. En el 76º año de esta publicación en Italia, en 1971, aparecía con nueva presentación y con el título Nuova Alleanza. Cf. F. GROSSI, I Sacramentini, o.c., p. 1384; cf. G. VASSALLI, Sacerdoti..., o.c., p. 37.

33 Sorta in Francia per opera del Padre Mott Marie-Eduard C.M., la “Association Sacerdotale de Reparation” si diffuse in numerose diocesi. Pio X approvò l'associazione (con Breve del 22-1-1908) e la affidò alla direzione del Superiore Generale dei Missionari di S. Vincenzo de Paoli o Preti della Missione. L'obiettivo principale dell'associazione è la riparazione dei peccati e la conversione e santificazione specialmente dei sacerdoti, attraverso due modalità: la riparazione semplice o l'immolazione riparatrice. L'associazione è essenzialmente sacerdotale, ma della sezione “Auxiliares” possono far parte persone consacrate o che abbiano le qualità per la riparazione. Cf. M.-E. MOTT (C.M.), La Reparation Sacerdotale, Typ. Saint-Augustin, Lille 1902 e IDEM, Association Sacerdotale de Réparation, Typ. Firmin - Didot, Paris 1927.

34 El P. Cervia Cornelio (1867-1930) entró en la congregación de los Padres Misioneros de San Vicente de Paúl - Padres de la Misión, en 1889. Buena parte de su servicio sacerdotal lo realizó en Turín (1905-1928) como director-superior y profesor de Teología Dogmática. En los anales de la congregación no hay referencia explícita a esta actividad especial del P. Cervia, pero como mantuvo una intensa relación con las Hermanas Nazarenas, que fomentaban vivamente en su espiritualidad el aspecto de la pasión del Señor, probablemente fue promotor de la asociación en aquella ciudad y en Italia. Cf. Annali della Congregazione della Missione, Collegio Alberoni, Piacenza 1930, vol. 37, pp. 439-448. Estos datos biográficos proceden del archivo general de la Congregación de la Misión, Roma, que amablemente nos ha facilitado el P. Alberto Piras.