INSTRUCCIÓN IX
FORMACIÓN PAULINA
«Por eso supliqué, y me fue concedida la prudencia;
oré, y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a los cetros y a los tronos,
y en su comparación tuve en nada la riqueza.
Ni la comparé a piedra inestimable,
pues todo el oro en su presencia es un poco de arena,
como lodo es reputada la plata ante ella.
La amé más que a la salud y la belleza
y preferí su posesión a la misma luz,
porque su resplandor es inextinguible.
Me vinieron con ella todos los bienes,
pues ella tiene en sus manos una riqueza incalculable.
Yo me gozo de todos estos bienes
porque es la sabiduría quien los dirige,
pero ignoraba que fuese ella la madre de todos.
Sin malicia la aprendí,
sin envidia la comunico;
sus riquezas no escondo.
Porque es tesoro inagotable para los hombres,
los que la poseen se atraen la amistad de Dios,
recomendados por los dones de la educación.»
(Sab 7,7-14).
188
Art. 133. Además de los tres votos comunes de obediencia, castidad y pobreza, todos los miembros de la Sociedad emiten un cuarto voto, de fidelidad al romano Pontífice en cuanto al apostolado, para afianzar y robustecer su peculiar devoción y la de toda la Sociedad hacia la persona del romano Pontífice y su supremo magisterio.
Art. 134. a) Por el filial voto de fidelidad con que nos ligamos al Vicario de nuestro Señor Jesucristo, le confesamos perpetuamente y de todo corazón como nuestro Superior supremo y dulcísimo Pastor, al que reconocemos como otro Cristo en la tierra, principalmente en todas y cada una de las cosas que se relacionan con la vida religiosa, sacerdotal y apostólica en nuestra Sociedad, ya genérica ya específicamente considerada.
b) Reconocemos que está adornado el Vicario de Cristo, en cuanto Superior supremo y Padre dilectísimo de la Pía Sociedad, de la triple, plena e inmediata potestad de gobernar, esto es, de la jurisdicción o poder de las llaves, de la dominativa y de la que emana del voto o vínculo de religión con que nos ligamos a él.
c) En todas estas cosas prometemos obediencia filial al sumo Pontífice cuando nos mande y nuestro voto de obediencia se extiende a todas aquellas cosas, aun heroicas, a las que llega la potestad de jurisdicción y dominativa.
d) Por una razón especial, los individuos se obligan con voto de fidelidad al romano Pontífice, Superior y Padre, en aquellas cosas que se refieren al apostolado específico de la Sociedad. Por ende los miembros aceptarán y
189
ejecutarán al momento todo lo que el romano Pontífice mandare, enseñare o insinuare, desechando todas las vacilaciones respecto a la doctrina que ha de enseñarse, al modo, motivos y circunstancias respecto de tiempo y lugar del apostolado.
e) Mas el voto de fidelidad solamente lo violarán los miembros cuando no observen aquellas cosas que el legítimo Superior mandare en virtud del mismo voto de fidelidad.
Un solo Maestro: Cristo
Para tener una visión general de nuestra formación paulina vale lo publicado en la Ratio studiorum, que constituye un resumen de ella.
1. Formación unitaria
Para una formación religiosa y clerical valen como orientación estas palabras de san Pablo: «Donec formetur Christus in vobis»,1 «Vivo ego, iam non ego, vivit vero in me Christus».2
Esta orientación está incluida en los artículos 154, 174, 224 y 244 de las Constituciones. Piedad, estudio, apostolado de las ediciones, educación y pobreza son de una importancia capital para formar al religioso paulino.
«Unus est Magister vester, Christus».3 Es uno porque es al mismo tiempo camino, verdad y vida. La formación será completa cuando se reproduzcan la imagen y los elementos que constituyen a Jesucristo, de modo que se pueda decir: «el paulino es un segundo maestro».
190
La formación unitaria comprende la vida humana, religiosa, clerical y apostólica, para así conseguir un hombre perfecto en Cristo. El maestro perfecto formará hombres perfectos en Cristo Jesús.
También el paulino se convertirá con la formación cristocéntrica, en la debida proporción, en camino, verdad y vida, según el espíritu de las Constituciones, condiciones necesarias para la santificación y el apostolado. Con esta fusión equilibrada de todos los elementos se puede y se debe hablar de «summa vitae»,4 en la que se consideran al mismo tiempo la vida presente y la vida eterna, pues la vida presente es principio y comienzo de la vida eterna.
Como decíamos, «summa vitae» constituye la materia y la forma de la nueva personalidad en Cristo, que alcanzará su perfección en el cielo. Efectivamente, a la verdad y a la fe corresponde el gozo de Dios, y a la virilidad y la virtud la posesión eterna de Dios.
En todo hombre cristiano está la vida natural y la sobrenatural. La primera es creada como potencia obediencial y la segunda es infundida por Dios creador mediante la gracia. Ésta alcanza su perfección cuando las fuerzas naturales se usan para observar la ley divina.
A la formación sobrenatural precede la formación humana. El estudio de la historia civil es fundamento de la historia eclesiástica y religiosa.
Aunque el hombre posee tres facultades -inteligencia, sentimiento y voluntad-, es una única persona. Según el doctísimo Bossuet, «el hombre es una trinidad encarnada,
191
configurada según la Trinidad creadora; Dios es poder, sabiduría, amor infinito y una única naturaleza divina en las tres Personas infinitas, distintas y necesarias: Padre, Hijo y Espíritu Santo»
En general, hay que preferir el sistema preventivo, positivo y optimista al sistema represivo, pesimista o negativo.
Es muy sabio grabar ideas-virtudes para formar una voluntad robusta con el fin de que, superadas las malas tendencias, el joven, libre de falsos principios, de prejuicios y de máximas mundanas, guiado por un amor profundo a Jesús Maestro, llegue a una santidad equilibrada y total, a conseguir una libertad adecuada y el fin sobrenatural, de tal modo que pueda conseguir muchos méritos y llevar una vida religiosa y apostólica ejemplar.
Un hombre con una formación completa de sí mismo y con una personalidad de altura, según los principios sobrenaturales, consigue tener una vida deiforme, participar en la naturaleza divina, ser capaz de muchos méritos en la tierra y de la bienaventuranza en el cielo.
2. Estudio de la doctrina [y de los medios]
La finalidad de nuestros estudios, además de la elevación personal, consiste en formar al religioso paulino sacerdote y apóstol a poder seguir su vocación como se la describe en el artículo segundo de las Constituciones.
En el apostolado de las ediciones (prensa, cine, radio y televisión) se reserva la redacción especialmente a los clérigos, y la parte técnica y de propaganda a los discípulos.
192
Principio general: toda la formación debe programarse y ordenarse, de manera especial para los estudios, teniendo en cuenta el apostolado propio de la Familia Paulina. Este principio ha de tenerse en cuenta desde el momento que se ingresa en nuestro Instituto, tanto en clase como en los consejos, meditaciones y predicación, de tal modo que no se comunique una vida genérica, sino una doctrina, una piedad y una vida religiosa eminentemente paulina.
El fin que se debe conseguir impone los medios. Por tanto, se requieren siempre tres elementos: ciencia, lengua y técnica. La primera porque constituye el conjunto de las verdades que hay que comunicar; la segunda, como medio de difusión, y la tercera como conjunto de los instrumentos que producen frutos rápidos y eficaces.
Secretos del éxito
Para conseguir los resultados mejores y más rápidos con medios, fuerzas y tiempo mínimos, es necesario:
a) pedir al Señor los dones intelectuales del Espíritu Santo: sabiduría, inteligencia, ciencia y consejo;
b) tener siempre presente el vínculo íntimo entre el espíritu y el apostolado, el estudio y la formación humana, que actúan en la misma persona, que adquieren una eficacia mayor y se completan mutuamente;
c) igualmente, tener presente que, además de la enseñanza y el estudio, ayuda muchísimo la experiencia que se desprende
193
de la historia de los hombres y de la sociedad, de la naturaleza, de la liturgia, de las ilustraciones divinas, de la vida social y de todos los bienes que van madurando en el Cuerpo místico de Jesucristo;
d) el mayor fruto de la enseñanza depende de la preparación de los maestros y del íntimo entendimiento entre los maestros de las diversas disciplinas;
e) recurrir en la formación a todos los auxilios y soportes posibles, especialmente si se ven necesarios;
f) que el maestro sepa siempre despertar en el discípulo la correspondencia a sus deberes y el entusiasmo por ellos.
Siempre discípulos de Dios
«Toda la educación que se da en el Instituto está dirigida a la formación de la personalidad paulina, del mismo modo que, a la inversa, se elimina todo elemento nocivo o inútil de cualquier otra personalidad. Es, pues, responsabilidad grave del paulino tender al vivit vero in me Christus, de modo que el religioso sacerdote o discípulo irradien a Jesucristo camino, verdad y vida.
El hombre es siempre un discípulo de Dios, que es el gran Maestro del hombre por medio de sus obras ad extra: la creación, libro de la ciencia natural; la historia humana, orientada a preparar la venida de Cristo, el don de la razón para todos los hombres, la revelación del Antiguo y del Nuevo Testamento y la constante acción del Espíritu Santo en la Iglesia.
194
Es sumamente útil la unificación de las ciencias naturales y sobrenaturales en un cuerpo completo que tiene a Jesucristo como cabeza al que todo hombre debe rendir homenaje, del mismo modo que debe amar a sus semejantes, según la expresión veritatem facientes in caritate5 y teniendo presentes estas palabras de san Pablo: las armas con que lucho no son humanas, sino divinas; capaces de destruir fortalezas, de confundir las acusaciones y toda altanería que se levante contra el conocimiento de Dios, de someter todo entendimiento a la voluntad de Cristo (2Cor 10,4-5).
Es ésta la summa vitae absolutamente necesaria, expuesta y explicada con las palabras camino, verdad y vida, tal como vivió y enseñó Jesucristo y como vive y actúa la Iglesia, su Cuerpo místico.
La educación de nuestra madre Iglesia se llama y es cristocéntrica» (Ratio studiorum, pp. 13-14).
El Estudio Teológico Internacional paulino
Hasta aquí la introducción a la Ratio studiorum de la Pía Sociedad de San Pablo presentada a la sagrada Congregación de los Religiosos, y aprobada por ella, el día 3 de marzo de 1959, con firma del cardenal Larraona, entonces Secretario de la misma: «Ad hanc Sacram Congregationem rite pervenit Ratio studiorum quam periti viri Piae Societatis a Sancto Paulo parandam curaverunt. Hoc autem Sacrum Dicasterium eandem Rationem Studiorum laude libenter prosequitur atque commendat. Nihil obstat, igitur, quominus, ad modum experimenti, in praxim deducatur».6
195
Prot. N° 696/61/7
SACRA CONGREGATIO DE SEMINARIIS ET STUDIORUM
UNIVERSITATIBUS7 Sacra Congregatio de Seminariis studiorumque Universitatibus, attenta rogatione Clar.mi et Rev.mi Rectoris Pontificiæ Universitatis Lateranensis, perpensa approbataque CONVENTIONE die XIII m. aprilis A.D. MCMLXI inita inter Rev.mum Moderatorem Generalem Piæ Societatis a Sancto Paulo Apostolo et Rectorem laudatæ Universitatis, cum compererit sacras disciplinas in Studio Theologico Internationali Piæ Societatis, electo Professorum cœtu stabiliter adlaborante, omni cum diligentia promoveri et ad normam ss. cc. 1365-1366 C.J.C. necnon Apostolicæ Constitutionis
«Deus scientiarum Dominus» ordinatas esse, petitionem memorati Rectoris libenter excipiens, idem STUDIUM THEOLOGICUM INTERNATIONALE PIÆ SOCIETATIS A SANCTO PAULO Facultati Sacræ Theologiæ Pontificiæ Universitatis Lateranensis pro munere AFFILIATUM ad quadriennium et ad experimentum constituit declaratque, collata Facultati potestate academicum Sacræ Theologiæ BACCALAUREATUS gradum iis alumnis conferendi qui, quadrienne curriculum theologicum feliciter emensi, specialia pericula, sub ductu et auctoritate eiusdem Facultatis, in ædibus Universitatis vel Studii Theologici bene superaverint, servatis de iure servandis, in primis peculiaribus «NORMIS» ad Conventionem applicandam, ab utraque parte die XIII elabentis aprilis subsignatis et ab eadem Sacra Congregatione approbatis; contrariis quibuslibet minime obstantibus.
Romæ, ex ædibus S. Congregationis d. d. XIV m. aprilis, in festo S. Justin., Mart., A.D. MCMLXI
f.to Præfectus
Card. PIZZARDO
196
1 «Hasta que se forme Cristo en vosotros» (Gál 4,19).
2 «Es Cristo el que vive en mí» (Gál 2,20).
3 «Uno solo es vuestro Maestro, Cristo» (Mt 23,10).
4 «Síntesis de la vida».
5 «Practicando la verdad en el amor» (Ef 4,15).
6 «Ha llegado a esta sagrada Congregación la “Ratio studiorum” preparada por algunos expertos de la Pía Sociedad de San Pablo. Este sagrado Dicasterio elogia y recomienda de buen grado tal “Ratio studiorum”. Nada, por consiguiente, impide que se la ponga en práctica de forma experimental».
7 «SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LOS SEMINARIOS Y LAS UNIVERSIDADES. - La Sagrada Congregación para los Seminarios y las Universidades -atendida la petición del Revmo. Rector de la Pontificia Universidad Lateranense, examinada y aprobada la CONVENCIÓN establecida el día 13 de abril de 1956 entre el Superior general de la Pía Sociedad de San Pablo y el Rector de la mencionada Universidad, resultando que en el Estudio Teológico Internacional de la Pía Sociedad, gracias a un grupo cualificado de Profesores, las sagradas disciplinas se promueven y programan diligentemente a norma de los sagrados cánones 1365-1366 del CJC y de la Constitución apostólica “Deus Scientiarum Dominus”- acoge complacida la petición de dicho Rector y declara al ESTUDIO TEOLÓGICO INTERNACIONAL DE LA PÍA SOCIEDAD DE SAN PABLO como AFILIADO a la Facultad de Sagrada Teología de la Pontificia Universidad Lateranense por un cuatrienio y ad experimentum. Al mismo tiempo da poder a la Facultad para conferir el grado académico de BACHILLERATO en Sagrada Teología a los alumnos que, terminado felizmente el currículo teológico de cuatro años, hayan superado exámenes especiales bajo la guía y la autoridad de la misma Facultad, en las sedes de la Universidad o del Estudio Teológico, observando todas las prescripciones, comenzando por las NORMAS peculiares para la aplicación de la Convención, firmadas por ambas partes el 13 del corriente mes de abril y aprobadas por esta Sagrada Congregación, no obstante cualquiera otra cosa en contrario. - Roma, desde la sede de la Sagrada Congregación, el 14 de abril de 1956, fiesta de S. Justino Mártir. F.do Prefecto Card. Pizzardo».