Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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8. «Hábil arquitecto»

«Edificio de Dios sois vosotros...; yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, pero otro levanta el edificio» (1Cor 3,9-10).
a) Escogió y explotó bien el terreno. Corinto, ciudad corrompidísima, dio buenos frutos; porque el cristianismo es vida actuante, transformadora, unitiva. Donde dominaba Afrodita36 pulularon luego las primeras vírgenes. Fueron muchos los cristianos y muy fervorosos; delicia del Apóstol. San Pablo buscaba las masas.
Estamos para cultivar a todos, no sólo un pequeño sector, o algún alma privilegiada, o algún jovencito simpático.
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b) Escogió bien los materiales para construir:
- Las grandes verdades dogmáticas;
- expuestas con orden, pasando de lo sencillo a lo difícil, de lo conocido a lo desconocido;
- estableció bien el motivo de credibilidad, que es la autoridad divina, no las convicciones y la razón;
- luego inculcó la verdadera vida cristiana:
para el individuo,
para la familia,
para la sociedad.
«Tres cosas hay que permanecen: la fe, la esperanza y el amor; de ellas, la más grande es el amor» (1Cor 13,13)*.
El pensamiento del juicio y de la eternidad son dominantes.
La piedad es bien entendida: arranca de los deberes hacia Dios, como medio de vida cristiana en la familia, en la sociedad, en lo privado. O sea:
«Una voluntad pronta de entregarse a cuanto concierne al servicio de Dios»37.
La religión no es egocéntrica, «bienestar terreno».
La religión es teocéntrica: «Hágase tu voluntad» (Mt. 6,9; Lc 22,42)*.
«Esta es la razón por la que nunca nos desanimamos. Aunque nuestra condición física va desmoronándose, nuestro ser interior va recibiendo cada día nueva vida. Leves y pasajeras son nuestras penalidades de hoy, que a cambio nos producirán para siempre una riqueza inmensa e incalculable de gloria. Porque no es nuestro objetivo aquello que ahora vemos, sino lo que no puede verse todavía. Esto que ahora vemos, pasa. Lo que aún no se ve, permanece para siempre. Sabemos además que, aunque se desmorone este cuerpo que nos sirve de morada terrestre, Dios nos tiene preparada en el cielo una morada eterna, no construida por manos humanas» (2Cor 4,16-5,1)38.
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c) San Pablo tiene un estilo unitario: la ley antigua ha concluido su tarea; la nueva perfecciona y eleva al individuo y a la sociedad; la Iglesia es Cristo que continúa su obra hasta el fin de los siglos. No se trata de abandonar lo que es natural en los deberes individuales y sociales, sino de cumplirlo con espíritu nuevo. Guiar almas y comunidad con los viejos principios, mejor conocidos, sentidos y vividos: ¡sobreedificar!; desde el catecúmeno al cristiano perfecto.
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A Jesús Maestro

Señor Jesús, si no he dicho siempre lo que te agradaba, destruye y repara. No tengo conciencia de haber errado, pero Tú lo ves todo y eres el reparador.
Me pesa más bien de no haber explicado con mayor claridad, con dulce firmeza, precediendo con el ejemplo. Tú eres camino, verdad, vida: ¡que yo lo sienta mejor para mejor hacerlo sentir! No muchas espiritualidades, sino la que Tú has manifestado.
¡Que todos te sigamos, oh Jesús-verdad, venerando y estudiando los dogmas!
¡Que todos te sigamos, oh Jesús-camino, venerando y practicando tus preceptos, ejemplos y consejos!
¡Que todos te sigamos y vivamos de ti, oh Jesús-vida, practicando la unión contigo! ¡Que seamos los sarmientos vivientes en ti, la vid; injertados en ti por los sacramentos, los sacramentales y la oración!
Así seré un constructor de mí mismo; y un constructor de las almas en las que Tú quieres vivir: «Yo en vosotros, vosotros en mí» (ver Jn 17,21-23)*.
Rosario, miserere.
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36 Afrodita (o Venus) era una divinidad pagana, cuyo templo en Corinto contaba con gran número de sacerdotisas.

37 Definición escolástica de la piedad o fervor: Santo Tomás, Summa theol., Il-llae, c. 82, art. 1. NdT.

38 Alberione cita sólo 2Cor 4,14; ha confundido otra vez dos notas (con diversa extensión) de una misma página de Cohausz.