17. «En la casa de Dios»
(1Tim 3,15)*
El sacerdote, «ministro de la Iglesia». «Te escribo esto por si me retraso. Quiero que sepas cómo hay que conducirse en la casa de Dios» (1Tim 3,14-15).
Por casa de Dios se entiende la Iglesia, en la que hay superiores, iguales, fieles.
75
a) Santo orgullo de pertenecer a esta so ciedad, más indefectible, perfecta, y ele vada que todas las demás instituciones; más aún, infalible, sobrenatural: la Iglesia católica, apostó lica, romana56.
Obras son amores. Amar a la Iglesia «como Cristo la amó. Por ella entregó su vida a fin de consagrarla a Dios, purificándola por medio del agua y por la palabra. Se preparó así una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada semejante; una Iglesia santa e inmaculada» (Ef 5,25-27). «Por ellos yo me consagro a ti, para que también ellos te sean totalmente consagrados por medio de la verdad» (Jn 17,19).
- Santificarme yo mismo;
- santificar a cada miembro;
- sentir con la Iglesia57;
- tener celo: «Voy completando en mi existencia corporal lo que falta a las penalidades de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1,24);
- santificarnos por la Sociedad de San Pablo.
76
b) Hacia los superiores eclesiásticos: Os pedimos, hermanos, que tengáis en consi deración a quienes cumplen entre vosotros la misión de presidiros y aconsejaros en nombre del Señor. Estimadles y amadles de manera especial, que bien lo merece su trabajo. Y vivid en fraternal armonía» (1Tes 5,12-13). Es su deber.
- Reconocer la autoridad en Dios;
- docilidad hacia sus disposiciones;
- colaboración sincera;
- evitar a quienes tienen siempre a mano consejos o pretensiones de saberlo todo mejor, «tendrán semblante de piedad, pero serán la negación de su esencia» (2Tim 3,5)*.
77
Amar a los hermanos: «Si alguna fuerza tiene una advertencia hecha en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu, si alienta en vosotros un corazón afectuoso y compasivo, llenadme de alegría teniendo el mismo pensar, alimentando el mismo amor, compartiendo los mismos sentimientos, buscando la común armonía. No hagáis nada por egoísmo o vanagloria. Sed humildes y considerad que los demás son mejores que vosotros. No busquéis el provecho propio, sino el de los demás» (Flp 2,1-4). Y también: «...llevad una vida en consonancia con el llamamiento que habéis recibido. Sed humildes, amables, comprensivos. Soportaos unos a otros con amor. No ahorréis esfuerzos para consolidar, con ataduras de paz, la unidad, que es fruto del Espíritu» (Ef 4,1-3). Porque uno es el Padre celestial, uno el Redentor, una la esperanza, uno el fin, el bien de cada uno es el bien de todos, y viceversa. Ejemplo: san Pablo y Timoteo.
78
c) Con los fíeles, los aspirantes58 y todos los hermanos:
- estima apropiada, casi reverencial;
- total dedicación a la comunidad;
- cuidado de cada persona (como san Pablo por Timoteo);
- justa firmeza temperada por la dulzura. ¿Soy de carácter íntegro? «Jamás nos hemos valido de palabras aduladoras, ni hemos buscado astutamente el provecho propio. Como tampoco hemos corrido en busca de glorias humanas, vengan de vosotros o de otros cualesquiera... Hemos preferido comportarnos entre vosotros con ternura, como una madre que cuida de sus hijos» (1Tes 2,5-7).
79
A Jesús Maestro
He de considerar mis deberes particulares; porque te he representado, Señor, entre tus hijos. Tengo tantas vocaciones masculinas; tantas vocaciones femeninas; tantos cooperadores, bienhechores, alumnos y compañeros; tengo tantos lectores: «Me debo a todos» (Ver Rom 1,14; 1Cor 9,20)*.
¿He pagado íntegramente la deuda de oración?
(¿He pagado íntegramente) la deuda del ejemplo?
(¿He pagado íntegramente) la deuda de instruir?
(¿He pagado íntegramente la deuda) de vigilar?
(¿He pagado íntegramente la deuda) de corregir?
(¿He pagado íntegramente la deuda) del sufrimiento?59
Necesito la hora del oficio como examen diario.
Necesito desembarazarme de los detalles dando confianza.
Necesito emplearme en elevar el espíritu religioso, los estudios, el apostolado60; para una buena organización de las fuerzas y de la pobreza.
80
56 Alberione entiende por «romanidad» todo lo que significa adhesión al Papa y al magisterio de la Iglesia. NdT.
57 Esta es una de las frases programáticas más repetidas por Alberione. Enlaza con lo dicho en la nota anterior. NdT.
58 Con las palabras «aspirantes» y «hermanos», Alberione expresa su propio ámbito vivencial dentro de las comunidades por el fundadas. NdT.
59 La parte que va entre paréntesis en esta lista de interrogantes está, en el original, expresada por comillas.
60 Por «apostolado» entiende Alberione -según una terminología común entre los paulinos- toda la serie de iniciativas y trabajos con los medios de comunicación social empleados en la tarea de evangelización. Los cuatro puntos apuntados en la frase -piedad / oración, estudio, apostolado y pobreza- son las «cuatro ruedas» que sostienen y hacen avanzar el «carro paulino». NdT.