Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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CAPÍTULO III
EL CELO DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD

Es necesario cierto orden para que resulte más fácil entender y recordar lo que voy a decir. Por eso anticiparé algunas observaciones generales para no repetir las cosas en cada página; y luego, como solo Dios puede sanar esta sociedad enferma, se pondrán algunas oraciones para pedir todo lo que hoy es particularmente necesario; por fin, se hablará, una por una, de las obras que tienen un carácter patentemente moral-religioso, social, económico.

ART. I - PRINCIPIOS GENERALES

Hay tres o cuatro hechos que han caracterizado el siglo XX desde su comienzo, entre ellos un evidente movimiento feminista. Como en todos los grandes hechos históricos, también encontramos aquí bien y mal. Ya distinguimos antes dos clases de feminismo: uno cristiano, otro revolucionario y ateo. El feminismo cristiano no es sino la aplicación de los grandes principios del Evangelio a las necesidades actuales: en la sociedad en que vive, la mujer tiene derechos y deberes. Derecho de hacer respetar
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el propio honor, las propias convicciones, la propia dignidad, y también el honor, las convicciones, la dignidad propios de su sexo. Deber de defender el máximo patrimonio social, que es la religión, tutelar a los débiles, aliviar a los oprimidos y a los pobres.
Y aquí está el verdadero apostolado de la mujer en la sociedad, no limitado a la beneficencia, a elevar la suerte de los trabajadores, sino empujando más allá su obra, hasta la sanación moral y religiosa de la sociedad.
Mons. Delamaire, arzobispo coadjutor de Cambrai, en una reunión de mujeres francesas, decía: «Vuestra acción social debe discurrir por mil caminos: la caridad es una cosa buena, pero no es lo esencial. Yo os recomiendo que sostengáis el pequeño comercio, los pequeños artesanos; que hagáis prosperar las asociaciones de mutua ayuda, las cajas de obreros y todas las obras que se desarrollan en vuestra tierra y que necesitan vuestro aporte personal más que vuestro dinero. Vosotras podéis pronunciar una palabra decisiva sobre la moda. Tenéis que contribuir a la educación moral y religiosa de todo el pueblo».
La mujer, pues, además del apostolado primero y principal en la familia, tiene otro secundario en la sociedad. Apostolado que, hoy como nunca, está exigiendo su energía, pues los enemigos del nombre cristiano tienen más poder con la gran
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fuerza que les viene de la organización; y a tal poder sólo puede oponerse otra organización cristiana. Los enemigos van reclutando en sus filas también a la mujer, conscientes de su valor; y nosotros hemos de oponer un ejército bien disciplinado de mujeres católicas. Débil sería el hombre, si queda aislado, pero mucho más la mujer. Organícense pues las mujeres, adiéstrense en el apostolado social.
Nos sale al paso una objeción, repetida y confutada ya tantas veces desde hace veinticinco años. La mujer no tiene las cualidades necesarias para ese trabajo, su sitio único es la familia, no se la debe implicar en las pasiones políticas. La objeción, ya confutada antes, nos da ocasión ahora para determinar en qué límites y con qué condiciones puede la mujer dedicarse a esta parte de su misión.
Ante todo, según su capacidad: la mujer culta defenderá la religión con la pluma y con la palabra; la mujer de pueblo, simplemente formando parte de las asociaciones católicas del propio ámbito; en todo ejército se necesitan jefes, pero deben ser muchos más los soldados.
En segundo lugar, esta acción nunca irá a expensas de los deberes familiares, sino que será el complemento de éstos. ¿Quién no ve, por ejemplo, que la mujer no haría todo su deber de madre si no cuidase que al hijo en la escuela se le impartiera la enseñanza
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religiosa? ¿Cómo podría ella asegurar el fruto de la educación, si no se ocupara de que la hija, al salir del pueblo en busca de trabajo, sea defendida contra la infame organización internacional para la trata de blancas? ¿Cómo sería posible, o mejor, cómo podría ser fácil el tener una buena familia cuando todos los días se está obligados a ver una moda deshonesta, teatros y cines inmorales, discursos irreligiosos, una prensa pornográfica?1 Dé por tanto, la mujer, la importancia principal a los deberes de familia, pero no descuide los otros, ni se obstine en no mirar más allá de las paredes domésticas, como si no hubiera otras cosas que reclaman su actividad.
En tercer lugar, la mujer en este movimiento no debe ejercer la parte dirigente o docente, pues esto está reservado a los Pastores y particularmente al Sumo Pastor de la Iglesia. Es la Iglesia quien ha dirigido a la mujer en el camino de redimirse de su bochornosa condición en el paganismo; al cristianismo le debe más que el hombre; fuera de la Iglesia, ella no será sino esclava de las pasiones más brutales. Además, el fin último de toda obra social, aun tratándose de un sindicato obrero, es el bien religioso y moral de las masas.
Y bien, este campo está estrictamente reservado a la Iglesia; por eso hay que dejarse guiar por la legítima Autoridad, y tanto más
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hoy cuando todo rezuma independencia, cuando tantos se entronizan como maestros, cuando la beneficencia y la organización laica se amplían con finalidades sectarias.
En cuarto lugar, la mujer conténtese con su capacidad de formar las costumbres, sin pretender dictar las leyes.
Deje a parte, de momento, la vida política. Quizás el futuro podrá dar por algún tiempo el voto político y administrativo, activo y pasivo, también a la mujer.2 La mujer católica sabrá entonces valerse también de esta arma en pro de su patria y de la religión. Pero no es éste el terreno más adapto a sus luchas. El P. Rösler, que ha escrito lo mejor sobre este argumento, dice: «Grandísima es la acción que la mujer debe ejercer sobre la legislación de su país; pero ¡mira a qué conclusiones es preciso llegar! Tal acción se vanificaría con el voto pedido por las sufragistas. En efecto, la acción de la mujer está en el formar las costumbres y los usos de la vida. La legislación directa, que pone el sello de la autoridad a los usos ya formados, es obra del hombre. Pero la acción sobre las costumbres es más potente que el regular, con la fuerza política, las que ya han penetrado en la vida de un pueblo. Una vez dado el sufragio a las mujeres, no vendría sino el redoblamiento de las pasiones y luchas de los partidos, mientras la mujer perdería su poder propio.
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Así las sufragistas obtendrían lo contrario de lo que se proponen».3
Finalmente, la mejor caridad es hacer que el pueblo no necesite de ella; esta es la primera beneficencia. Es falsa la tesis socialista que proscribe la caridad como una humillación y quiere que todos los males sociales se curen con la receta de la justicia. Falsa igualmente es la tesis opuesta, la de los liberales, fautores de las armonías económicas, que hacen consistir toda la justicia en la libre concurrencia, salvo asignar a la caridad la tarea de aliviar a los caídos en la lucha por la vida. Entre ambas posiciones4 está la teoría de la escuela social cristiana: la justicia sea la suprema reguladora en el orden económico, la caridad venga a llenar las inevitables lagunas dejadas por aquélla.
No basta con que la mujer se ocupe de beneficencia, dijo el papa. Y santa Catalina de Siena: En el corazón de la caridad está la perla de la justicia. Antes de ingresar al niño en el orfanato, ¿no es mejor cuidar que el padre pueda ganar y ahorrar lo necesario para poder mantenerlo? Antes de llamar a las puertas del hospital, ¿no es mejor esforzarse para que con la caja de previsión y la de ahorros se pueda tener una vejez honrada y tranquila? No se alarmen las almas piadosas dedicadas a la caridad: no obstante la implantación debida de la justicia, siempre les quedará abierto un amplio campo
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para la beneficencia. A esos pobres los tenéis siempre entre vosotros,5 ha dicho Jesucristo.
Puestos tales principios, veamos algunas organizaciones a las que puede dedicarse la mujer. Para mantener cierto orden, ya lo he dicho, consideraremos separadamente las obras que tienen un marcado carácter moral-religioso, social, económico.
Esta división no afecta al fin, sino a las obras en sí, pues, nótese bien para evitar graves inconvenientes, toda obra católica tiene siempre de mira el bienestar moral-religioso. Se provee de trabajo, de casas populares, de pensiones para las obreras,6 etc., naturalmente con una inmediata finalidad económica, higiénica, material. Pero la religión eleva tales obras a una altísima dignidad, con un nobilísimo fin. ¿No es quizás el descontento económico lo que empuja frecuentemente a la mujer hacia la irreligión, la vergüenza, el delito? ¿No es la insuficiencia de ciertas viviendas la causa de muchas inmoralidades? ¿No es la desorganización de las obreras lo que permite opresiones tiránicas por parte de los amos: trabajo nocturno, trabajo festivo, etc.? ¡Oh cuántos males morales eliminaría una inteligente acción económico-social de la mujer! ¡Cuán fácil sería señalar el cielo a quien se le ha dado el pan!
Pero antes, no serán inútiles algunas oraciones que se refieren directamente a este argumento.
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ART. II - ORACIONES POR LA ORGANIZACIÓN

I. A Jesús, Salvador del mundo (por el hombre)


Jesús, Salvador del mundo, escucha nuestra oración por la Iglesia, que fundaste a precio de tu sangre. Sabes cuántos enemigos la combaten con el propósito necio e impío de destruirla. Haz surgir hombres de fe viva y de virtud sólida para defenderla y extenderla siempre más. Mira cómo estos enemigos, conjurados y guiados por la masonería, odian y conspiran contra tus amigos, que son los sacerdotes y religiosos, contra los obispos puestos por el Espíritu Santo en cada diócesis, y más aún contra tu vicario, el papa. Ea, haz surgir hombres de fe viva y virtud sólida que sinceramente los amen y luchen en su defensa y por su libertad
Mira cómo se esfuerzan por dominar los gobiernos, para arrastrarlos en la lucha contra la civilización y las instituciones cristianas; cómo trabajan en la corrupción de la mujer, para corromper en ella a la familia; cómo bajo vanos y engañosos pretextos atrapan en torno a sí a los campesinos
7 y a los obreros; cómo hacen estragos de tanta inocente e incauta juventud. Ea, haz surgir hombres de fe viva y de virtud sólida que cuiden la buena educación de la juventud, que defiendan de las insidias enemigas al obrero y a la mujer, que trabajen en formar y sostener a gobernantes católicos.
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Ves cómo estos enemigos se valen de todos los medios: la calumnia, la herejía, la prensa, la organización, el lenocinio de las pasiones, la ignorancia, las diversiones, los discursos, de todo. Ea, haz surgir hombres de fe viva y virtud sólida, que opongan a la calumnia la verdad, a la herejía la doctrina católica, a la mala prensa la buena prensa, a la organización sectaria la organización cristiana, a las pasiones el espíritu de sacrificio, a la ignorancia la instrucción, a las diversiones obscenas diversiones honestas, a conferenciantes malos conferenciantes santos.
Oh Salvador y fundador de la Iglesia, apiádate de las muchedumbres que tienen sed de tus verdades evangélicas, que tienen hambre de la santidad de la cual tú eres el verdadero maestro, y que se ven tan acechadas en la fe y en las costumbres. Di una vez más: Siento compasión de este pueblo. Ea, haz surgir hombres de fe viva y virtud sólida que lo socorran y lo defiendan.
Virgen santísima, Ángel mío de la guarda, uníos a mí para obtener estas gracias de Jesucristo, Salvador del mundo. Amén.


II. A Jesús, Salvador del mundo (por la mujer)

Señor nuestro amabilísimo, postrados ante tu divina Majestad y Bondad, te suplicamos por la mujer, por ti creada como ayuda material y moral del hombre. Ella tiene una
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gran influencia moral y religiosa en la familia y en la sociedad, y por eso tus enemigos, los enemigos de la moral y de la fe cristiana, tratan de pervertir su mente y su corazón, naturalmente inclinados a la piedad. Ea, Señor, haz surgir personas y especialmente mujeres de fe viva y virtud sólida que la ayuden y la defiendan.
Tú ves que las jóvenes santas edifican la familia y logran hacer equilibrada toda la parroquia, mientras las jóvenes corrompidas estropean la familia y hacen casi inútil el celo del sacerdote más fervoroso. Ea, haz surgir personas y especialmente mujeres de fe viva y virtud sólida que trabajen en la formación cristiana de las jóvenes.
Tú sabes que la esposa puede dominar muy fácilmente el corazón del esposo y hacerlo parecido al propio en la religión y en las costumbres. Ea, haz surgir personas y especialmente mujeres de fe viva y virtud sólida que preparen esposas de vida cristiana y las conserven.
Tú sabes que la madre con la instrucción y la educación plasma el alma de los hijos; que la madre puede hacer de ellos buenos cristianos y honrados ciudadanos, o al contrario cristianos indiferentes y malos ciudadanos. Danos, oh Señor, madres santas. Ea, haz surgir personas y especialmente mujeres de fe viva y virtud sólida que trabajen con celo en formarlas.
Mira, oh Señor, de cuánto mal y de cuánto
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bien puede ser causa u ocasión la mujer en la sociedad. La mujer buena edifica con el ejemplo, con la vida retirada, con la palabra correcta. La mujer mala destruye al exponerse sin pudor,8 con la moda descocada, con la palabra lasciva. Ea, haz surgir personas y especialmente mujeres de fe viva y virtud sólida que formen a la mujer cristiana también en la sociedad.
La hija, la esposa, la madre, buenas en casa, encuentran a menudo en la vida social gravísimos peligros allí donde van a trabajar, en las diversiones comprometidas, en la prensa mala, en las organizaciones sectarias, en la propaganda irreligiosa e inmoral, en mil insidias diabólicas. Ea, Señor, haz surgir personas y especialmente mujeres que socorran a estas madres, esposas e hijas, promoviendo organizaciones cristianas, procurando ocupaciones honestas, facilitando las diversiones inocentes, aportando instrucción religiosa, surtiendo de buena prensa.
Acuérdate, oh Jesús, de cuántos servicios te rodearon las piadosas mujeres durante tu vida terrena; cuánto se dedicaron muchas de ellas a difundir la luz de tu Evangelio en los primeros siglos. Acuérdate que solías elegir instrumentos débiles e ineptos para realizar cosas grandes. Ea, suscita mujeres de fe viva y virtud sólida que, en modo adapto a su sexo y a estos tiempos, difundan tus verdades y tus virtudes y sean como las hermanas del celo sacerdotal.
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Te lo pedimos por el mismo amor que tienes a las almas redimidas con tu sangre; te lo pedimos por los vínculos sagrados que te unieron a tu Madre Inmaculada. Y tú, oh María, llena de celo y consejera del celo de los apóstoles, dígnate presentar a Jesús esta nuestra súplica, hazla agradable a Él con tu poderosa intercesión.

III. Oración a santa Catalina9 de Siena
escrita por el cardenal Capecelatro10
para la Unión de las mujeres católicas italianas11

Oh Catalina de Siena, virgen elegida del Señor, te invocamos como nuestra especial protectora y deseamos vivamente que nos impetres la gracia de conocerte bien y de imitarte. Tú prudente, tú fuerte, tú angélicamente casta, eres grande principalmente porque amaste mucho y muy santamente. Tu amor fue Jesucristo, y en Él amaste con amor celeste y particularísimo a la Iglesia, al papa, a quien solías llamar mi dulce papá, y a tu patria. De estos tres amores nació en ti un admirable apostolado femenino, anticipador del que tanto necesitamos en nuestro tiempo. Por este apostolado tú fuiste gritando dulcemente por toda Italia: ¡Paz, paz, paz!
Ahora nosotros te pedimos, humildemente y confiadamente, que nos alcances de Jesucristo la paz
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que Él vino a traer al mundo. Ea, concédenos que, aun entre los dolores y las tempestades de la vida, cada una de nosotras esté primero en paz consigo misma, y que después nuestra palabra y nuestra vida logren ser portadoras de paz a todos los demás. Alcánzanos que sople en todo el mundo católico y particularmente en nuestra patria un aura suave de paz entre pobres y ricos, entre obreros y patronos, entre el Estado y la Iglesia y entre todos los hombres de buena voluntad.
Oh Catalina, oh Catalina, que vives en la luz del eterno Amor y de la eterna Belleza, danos el Espíritu de Jesucristo, en el que tú supiste amar también a los pecadores. Nos confiamos a ti; tú concédenos ser buenas y vivir para siempre en Dios, Verdad, Belleza y Bondad infinita.

(Indulgencia de 300 días que las mujeres católicas
pueden ganar rezándola una vez al día)
- 24 de septiembre de 1911.



IV. Oración diaria a san Pablo,12 protector de la buena prensa

Oh gloriosísimo Apóstol, que con tanto celo trataste de destruir en Éfeso los escritos que, bien lo sabías, hubieran pervertido la mente de los fieles; ea, dígnate también ahora dirigir tu benigna mirada sobre nosotros. Tú ves cómo una prensa increyente y sin
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freno se lanza a arrebatarnos del corazón el tesoro precioso de la fe y de la integridad de las costumbres.
Ilumina, te pedimos, oh santo Apóstol, la mente de tantos malvados escritores, para que desistan sin más de acarrear daño a las almas con sus doctrinas perversas y pérfidas insinuaciones. Mueve sus corazones para que detesten el mal que están haciendo al rebaño elegido de Jesucristo.
Y a nosotros alcánzanos la gracia de que, dóciles siempre a la voz del supremo Jerarca,13 nunca nos demos a leer libros perversos, sino que procuremos leer y, en lo posible, difundir los que, con su alimento saludable, ayuden a todos a promover la mayor gloria de Dios, la exaltación de su Iglesia y la salvación de las almas. Amén.

V. Oración por la propagación del piadoso uso de la comunión frecuente

Oh dulcísimo Jesús, que viniste al mundo para dar a todas las almas la vida de tu gracia, y que, para conservarla y alimentarla en ellas, quisiste ser tanto la diaria medicina de su diaria enfermedad cuanto su diario sostén: humildemente te pedimos, por tu Corazón tan ardiente de amor, que difundas en todas ellas tu divino Espíritu, de modo que las que desafortunadamente están en pecado
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mortal, volviéndose a ti readquieran la vida de la gracia perdida, y las que, por don tuyo, viven ya de esta vida divina, todos los días, si es posible, se acerquen devotamente a tu sagrada mesa, para que por medio de la comunión diaria, recibiendo cada día el contraveneno de sus pecados veniales cotidianos, y alimentando cada día en ellas la vida de tu gracia y purificando así siempre más la propia alma, lleguen finalmente a conseguir la vida bienaventurada contigo. Amén.
Oh Virgen María, Nuestra Señora del Smo. Sacramento, gloria del pueblo cristiano, alegría de toda la Iglesia, salud del mundo, ruega por nosotros y despierta en los fieles la devoción a la SSma. Eucaristía, para que sean dignos de recibirla diariamente.

(Indulgencia de 300 días cada vez) - Pío X, 9 de diciembre de 1906.



VI. Oración por los sacerdotes

Oh Jesús, Pastor eterno de las almas, atiende nuestra oración por los sacerdotes. Escucha en ella tu propio infinito deseo. ¿No son los sacerdotes el latido más tierno y delicado de tu corazón, el elevado amor en que se suman todos tus amores a las almas?
Confesamos, sí, que nos hemos hecho indignos de tener santos sacerdotes. Pero tu misericordia es
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infinitamente más grande que nuestra necedad y nuestra malicia.
Oh Jesús, haz llegar al sacerdocio sólo a los llamados por ti; ilumina a los Pastores en la selección, a los directores de espíritu en el consejo, a los educadores en el cuidado de las vocaciones.
Danos sacerdotes que sean ángeles de pureza, todos ellos perfectos en la humildad, serafines de santo amor y héroes en el sacrificio, apóstoles de tu gloria y salvadores y santificadores de las almas.
Ten compasión de tantas personas ignorantes, para quienes los sacerdotes deben ser luz; de tantos trabajadores, que están pidiendo tener a quienes preservándoles de los engaños, les redima en tu Nombre; de tantos niños y de tantos jóvenes que están pidiendo tener a quienes les salve y les conduzca a ti; de tantos que sufren y necesitan de un corazón que en el tuyo les consuele. Mira cuántas almas llegarían a la perfección por el ministerio de santos sacerdotes.
Ea, pues, oh Jesús, ten una vez más compasión de las muchedumbres que sienten hambre y sed. Ea, haz que el sacerdocio cristiano te conduzca toda esta debilitada humanidad, de modo que una vez más por ella sea renovada la tierra, exaltada la Iglesia, establecido en la paz el reino de tu corazón.
Virgen Inmaculada, Madre del eterno Sacerdote, y tú misma sacerdote y altar, que tuviste como primer hijo de adopción
14 a Juan, el sacerdote predilecto de Jesús; que te sentaste en el
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cenáculo15 como maestra y reina de los Apóstoles, dígnate poner en tus santísimos labios nuestra humilde oración, haz tú misma resonar los acentos en el Corazón de tu Hijo divino, y con tu omnipotencia suplicante obtén a la Iglesia de tu Jesús un perenne y renovado Pentecostés. Amén.

(Indulgencia de 7 años y 7 cuarentenas cada vez.
Plenaria cada mes) - Pío X, 27 de octubre de 1907.

ART. III - OBRAS DE CARÁCTER MORAL-RELIGIOSO

Unión de las Mujeres Católicas

Le corresponde el primer lugar, pues fue instituida por el papa, y porque está destinada a encauzar hacia un mismo fin todas las obras femeninas de caridad, de religión, de acción.
En Italia es una de las grandes uniones del movimiento católico, y trata de promover y organizar un movimiento femenino católico que coopere con las demás uniones, para el fin común. Para lograrlo procura: a) aliar a las mujeres italianas en el propósito de reafirmarse en la profesión de la fe católica y en el cumplimiento de los deberes individuales, familiares, sociales; b) hacer más prácticas, eficaces y adecuadas a las necesidades de los tiempos las varias obras católicas femeninas; c) facilitar a todas las mujeres de las diversas clases sociales una cultura apta a su misión cristiana.
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Como se ve, no sólo se excluye la política, sino que «tampoco puede ocuparse de acción social en la vertiente económica, siendo ésta cometido de la Unión económica;16 se ocupa pues de ese aspecto sólo en cuanto está conectado con los intereses morales y religiosos del pueblo, y nada más».
Ha sido una institución de veras providencial. Las mujeres italianas habían desenvuelto y desenvuelven mucho trabajo, pero se trataba de un trabajo local, las más de las veces; un trabajo falto de una dirección única y clara, un trabajo que podía aportar algún bien, no un bien general, nacional. Y aquí surgió la unión que, aun dejando la autonomía necesaria a cada obra particular, estimula la actividad, amplía la finalidad, unifica y hace converger todas las fuerzas en los intereses comunes.17
Es providencial, pues nacida apenas el 21 de abril de 1909 ha constituido ya una red de comités en toda Italia; ha promovido o favorecido muchas organizaciones profesionales femeninas e incluso masculinas; ha lanzado entre las mujeres un fuerte grito de alarma contra las organizaciones laicas; ha trabajado de todos los modos posibles por el catecismo en las escuelas; ha abierto un número extragrande de escuelas de catecismo, de higiene, de la buena ama de casa, etc.; ha recibido el encomio del episcopado, ha celebrado congresos, una semana social femenina, reuniones; en diversos lugares ha lanzado
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una verdadera campaña contra la pornografía, la blasfemia, el alcoholismo.
Y no será inútil aludir aún a otras iniciativas de los varios comités de esta unión. No son, en verdad, exclusivas de ella, pues pueden surgir por obra de cualquier sociedad femenina, por ejemplo, de las Madres cristianas, de la Liga del trabajo, de las Damas de san Vicente de Paúl, de las Hijas de María; pero conviene decir que los comités de las Mujeres Católicas Italianas se han demostrado particularmente activos. Recordemos algunas de esas iniciativas: promover la adoración eucarística con el ejemplo, las ofertas, la palabra; promover peregrinaciones18 de mujeres o jóvenes a los principales santuarios, cercanos o lejanos, nacionales o extranjeros; funciones de reparación en ocasiones de escándalos o calamidades públicas. Son bastante numerosas las ciudades donde se celebraron, por obra de las Mujeres Católicas, conmemoraciones de acontecimientos religiosos, por ejemplo, de la paz dada por Constantino a la Iglesia:19 o de hombres eminentes en virtudes cristianas y cívicas, verbigracia Ozanam.
Un hecho más singular, pero real, es el aporte dado por muchas mujeres católicas en la iniciación o sostenimiento de uniones masculinas. Asimismo, en algunas ciudades favorecieron la adoración nocturna de los hombres, en otras revitalizaron al decadente círculo de cultura para obreros, y en otras promovieron clases de religión, incluso entre los estudiantes de bachillerato.
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En el origen de las grandes cosas, escribió Lamartine,20 verás siempre a la mujer; la historia lo constata, y más nos persuade de ello el actual movimiento femenino, pues tiene delegadas en todas las regiones de Italia; las socias de un pueblo o ciudad forman el comité local, que se divide en tres secciones: cultura religiosa, cultura social, acción.
Es evidente que según la intención del Santo Padre21 debería entrar en todos los lugares: no divide las fuerzas femeninas sino que las coordina; no resta energías a otras obras sino que las ayuda y las favorece.
Quien lee algún número del boletín Acción católica femenina, queda ciertamente persuadido del gran bien ya hecho, del más grande aún que está destinada a hacer y de la relativa facilidad de constituirla en todo lugar.

Para la moralidad cristiana

Algunos laudatores temporis anteacti22 no acaban de cantar, en todos los tonos, los buenos tiempos de su juventud o del medioevo, pintando con los colores más hoscos nuestra época. Pero el hecho es que toda época trae sus bienes y sus males, y que resulta dificilísimo establecer un parangón justo. Si hoy hay nuevas formas de inmoralidad, se debe a que el espíritu del mal se vale de todos los aportes
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de la civilización, especialmente del movimiento actual del asociacionismo, y organiza el mal. ¡Menos lamentarse inútilmente, y démonos cuenta en cambio de que debemos valernos, para el bien, de todos los progresos modernos,23 particularmente de la asociación! ¡Y cuántas mujeres han entendido su tiempo, fundando ligas contra la blasfemia, el lenguaje grosero, el alcoholismo, el juego, el duelo, la inmoralidad de los cines, de los teatros, de la moda, de los concursos de belleza, etc.! De esas asociaciones, algunas son locales, otras nacionales, otras internacionales, según la finalidad y las circunstancias. En algunas partes las mujeres, organizando grupos locales, no hicieron sino aceptar al máximo el estatuto general, por ejemplo el del duelo, o el de la Nueva cruzada, que lucha contra el alcoholismo y tiene su Consejo central en Turín (Vía María Vittoria, 42). En otras partes, se hizo un estatuto especial, según las necesidades particulares. Es claro que en su acción la liga puede actuar también contra otras formas de inmoralidad, aunque conectadas con su fin; así hemos visto a estas ligas batallar eficazmente por el descanso festivo, boicotear conferencias socialistas, promover el bautismo de los recién nacidos y los funerales religiosos, protestar contra El Asno,24 el cotillón, el baile, el arte pornográfico, algunos libros de texto escolares, las ofensas al papa, etc.
Junto a estas obras hay otras, surgidas
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por iniciativa de buenas señoras y también de religiosas celantes, para la rehabilitación de las descarriadas25 y de las encarceladas. Se trata de una especie de asilos, donde se las acoge para darles, además de los cuidados necesarios en tal caso, una instrucción religiosa que valga para evitar otros fallos. A menudo ello se hace sólo con Ejercicios espirituales, otras veces dándoles también trabajo y, tras el período de rehabilitación, procurarles una posición y ocupación para el porvenir. En algunas ciudades se instituyeron, con el apoyo de las autoridades, «talleres femeninos, escuelas de instrucción y educación en las cárceles judiciales»; más aún, hace poco tiempo la Semana social26 señalaba la obra de algunas señoras que visitaron la enfermería de las cárceles, ofrecían libros de lectura amena y útil, y hasta daban clases a los detenidos.

Para el culto y la fe

La Obra de las iglesias pobres. - Es un fruto del espíritu de piedad y de amor a Jesús sacramentado; es providencial hoy, cuando el clero se encuentra a menudo con gran escasez de bienes; utiliza muchas buenas energías que diversamente se gastarían en vanidades, en bagatelas, en pecados. Se trata de una especie de acuerdo o de pía unión, entre personas buenas, para procurar alfombras, manteles, ornamentos, cálices, etc. a las iglesias pobres. Algunas veces se
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hace mediante colectas, tómbolas de beneficencia, aportaciones libres; otras veces mediante un taller para reparaciones y limpieza gratuita; más a menudo van unidos ambos medios. Se dedicaron a esta obra sobre todo señoras de buena posición, llevando de este modo tan adelante su amor al Smo. Sacramento, que se dedicaron ellas mismas a preparar el vino y las hostias para la misa.
El Óbolo de San Pedro. - Es una próvida institución para socorrer la gloriosa pobreza del pontífice. - Cualquier mujer piadosa puede ser celadora, recogiendo dinero para enviarlo luego a Roma, por medio del párroco o del obispo; pero en algunos lugares las mujeres han hecho más: unidas en liga, se han comprometido no sólo a dar una determinada oferta anual sino también a ser celadoras de esta nobilísima obra entre parientes y amigas.
A favor de las religiosas pobres de Italia. - Es para socorrer a esos ángeles de caridad y de oración, que el mundo no conoce o no aprecia. En Italia se ven a veces reducidas a la más mísera condición: pan escaso, vivienda insuficiente para repararlas de la intemperie. Todas las ofertas pueden enviarse a la dirección de La Civiltà Cattolica (Roma - Vía Ripetta - 246).27
Obra de la Santa Infancia28 y Obra de la Propagación de la fe. - Sustancialmente estas
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dos obras tienen la misma finalidad: la difusión de la fe entre los infieles. Pero la primera pide a los niños y muchachitos, en favor de sus coetáneos paganos, una pequeña oferta al mes; la segunda se dirige a los adultos pidiéndoles el aporte de un dinerito a la semana para los infieles adultos.
Las condiciones de éstos son bien infelices religiosa, moral y materialmente; socorrerlos es no sólo una acción cristiana sino patriótica y humanitaria. Muchas religiosas, y otras personas, han consagrado toda su vida por ellos, yendo con los misioneros como catequistas.
¡Pero cuántas otras mujeres en Europa participan de veras en bien de ellos, haciéndose celadoras de tales obras!
Cada año, sumas ingentes, aunque siempre inferiores a las inmensas necesidades, llegan a los misioneros: son ofertas en máxima parte de mujeres generosas, son fruto de las colectas de otras más generosas aún. (Para estas obras las ofertas pueden enviarse siempre a los señores obispos).
Obra de los sellos usados. - Son migajas caídas de la mesa de los ricos y que, recogidas por manos piadosas de mujeres, van a saciar el hambre de personas infelices. De hecho sirven para rescatar esclavos, educar catequistas indígenas en las misiones, fundar aldeas de cristianos. La dirección general de la obra está en Bélgica (Gran
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Seminario, Lieja); para Italia basta dirigirse a Roma (Colegio Belga, Vía del Quirinale).
Para flores, lencería y limpieza en las iglesias. - Son pequeñas uniones de personas piadosas, que se comprometen por turnos a mantener frescas las flores en las iglesias, a lavar y planchar la lencería, a barrer el pavimento. Es normal que, por lo general, de mantener las flores se ocupen preferentemente personas acomodadas, mientras para las otras cosas bastan piadosas mujeres del pueblo. Varios son los nombres con que se designan estas pías uniones: en algunos lugares se les llamó Domésticas del Smo. Sacramento, en otros Siervas de Jesús, en otros Guardianas nobles del Señor. Poco importa el nombre; lo bonito es constatar que una organización sencilla, dirigida con prudencia, ha dado consoladores resultados.

Asociación para el Apostolado de la oración

Es verdad que cualquier mujer piadosa puede dedicarse, incluso individualmente, a este apostolado, nobilísimo entre todos; pero también es verdad que puede hacerlo con mayor fervor, con más eficacia, entrando en esta pía unión. Fundada en 1846, aprobada y enriquecida con favores especialísimos por Pío IX y León XIII, contaba ya en 1900 con veinte millones largos de miembros. La Asociación multiplica las oraciones, santifica los sufrimientos y el trabajo,
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dejando todo el valor impetratorio en las manos de Nuestro Señor Jesucristo, para que lo use según los intereses de su Corazón. A tal fin es suficiente este ofrecimiento, añadido a las oraciones de la mañana: «Corazón divino de Jesús, yo te ofrezco, en unión con el Corazón inmaculado de María, todas mis oraciones, obras y sufrimientos de este día con las intenciones por las que Tú te inmolas en nuestros altares. Te lo ofrezco en particular por las intenciones encomendadas a los socios del Apostolado de la Oración en este mes y en este día». (La dirección está en Roma - Vía dei Chiávari, 6). Cada mes manda una estampita para recordar las intenciones especiales. Puede verse una explicación excelente en el áureo librito Catecismo del apostolado de la oración (en venta en dicha dirección). La inscripción puede hacerse de dos modos: o colectivamente, para comunidades o parroquia, o personalmente. Cada uno de los inscritos podría luego hacerse celador.

Asociación de las almas víctimas del Corazón de Jesús

Finalidad. Las almas víctimas se abandonan sin restricción al Corazón adorable de Jesús, para que disponga de ellas como le plazca, aceptando anticipadamente, con talante de reparación, todas las penas y sufrimientos del alma, del cuerpo y del espíritu, que
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Él quiera mandarles, para cooperar con las propias inmolaciones a la mayor dilatación del reino del Corazón de Jesús, para obtener la exaltación de la santa Iglesia, bendiciones abundantísimas sobre el sacerdocio católico y la salvación de las almas.
Condiciones. - Para ser admitidos en esta asociación y gozar de las ventajas espirituales hay que:
1. Ser miembro de la Guardia de honor.
2. Hacer, con el consenso del propio confesor o director espiritual, el acto de oblación al Corazón de Jesús Víctima, y estar firmemente resuelto a perseverar en tal espíritu de inmolación.
3. Estar inscrito en el cuadro de las almas víctimas, que se encuentra en todas las capillas de las Hijas del Corazón de Jesús, y que suele estar puesto al lado del sagrario para simbolizar la vida escondida e inmolada de tales almas en unión con el Corazón de Jesús, perennemente en el altar.
Ventajas espirituales. - Está enriquecida de muchas indulgencias y facultades especiales para los sacerdotes.
Valgan como elogio las hermosas palabras del papa Pío X: «Hemos dado con gusto nuestro nombre a la pía asociación (de las almas víctimas) e imploramos las oraciones de todos los fieles» (21 de enero de 1909).
Muy útil para penetrar en el espíritu de esta obra son las dos biografías: La Madre María de
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Jesús29 fundadora de las almas víctimas (Librería del Sagrado Corazón - Vía Garibaldi, 18 - Turín). Don Andrés Beltrami, T. Barberis (Librería Salesiana - Corso Regina Margherita 176, Turín).

Pía unión para la comunión de los niños

La finalidad de esta unión es contribuir a difundir el conocimiento y puesta en práctica del Decreto que establece la edad en que los niños han de ser admitidos a la comunión, o sea cuando ellos empiezan a razonar, hacia los siete años; y cuidar que, después de la primera comunión, se acerquen frecuentemente a la santa mesa, si fuera posible incluso todos los días.
Pueden entrar en ella, además de los eclesiásticos, los laicos, hombres o mujeres, padres, educadores, maestras, catequistas, etc., con tal que se propongan ejercitar su celo con los niños de la propia familia, o del propio instituto, o de la propia escuela, o también con otros niños, especialmente de conocidos, amigos y parientes.
Para ello les instruirán en las cosas que haya necesidad de saber, les encaminarán al altar, les sugerirán breves actos de preparación y de acción de gracias. Tendrán además cuidado de que los niños no dejen de repetir la santa comunión,
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sobre todo en los días festivos, y que frecuenten la escuela de catecismo.
Tal unión entra en los deseos de su santidad Pío X, que la enriqueció de especiales indulgencias.

(Dirigirse a la Primaria iglesia de san Claudio - Roma;
o bien a los Sacerdotes adoradores, Vícolo S. María, 3 - Turín).



Compañía de las Hijas de María y compañía de las Madres cristianas

De ambas diré pocas palabras, pues generalmente se las conoce y están extendidas casi por todas partes. Son dos pías asociaciones religiosas, una para las jóvenes, otra para las madres cristianas, bajo la dirección de un sacerdote, el párroco normalmente.
La primera acoge a todas las jóvenes que han terminado la instrucción catequística y desean ser buenas por medio de los santos sacramentos, de la devoción a María santísima, de conferencias especiales. Y es que de hecho, incluso en los pueblos de religión más floreciente, la joven se encuentra siempre con frecuentes peligros y necesita una particular instrucción especialmente cuando se acerca al estado matrimonial; de la compañía recibe el ánimo que da la unión.30
La compañía de las Madres cristianas tiene entre éstas la finalidad que la anterior tiene entre las jóvenes. Acoge a la mujer casada y la ayuda en el cumplimiento de sus deberes de esposa y de madre con
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instrucciones especiales (cada mes), con la frecuencia a la confesión y a la comunión, con el ejemplo y con la protección de una de las madres santas: santa Isabel de Hungría,31 santa Ana, etc.
Teniendo ambas un carácter puramente religioso, no causan alarma y por lo general es fácil encontrar cooperación eficaz en las mejores jóvenes y madres.
Ver Manual de las Hijas de María Inmaculada (Tipografía Liga eucarística - Milán).

Las amistades espirituales

El Señor se hace llamar en la sagrada Escritura el amante de las almas: Señor, que amas las almas.32 Sabemos un poco qué grandes y numerosas pruebas de amor a las almas haya dado el Señor. No puede dudarse de que Él prefiere a quien es más santo y mejor responda a ese amor: Yo amo a quienes me aman.33 Y nosotros, a imitación de nuestro Señor, tenemos también que amar a las almas y, de ellas, amar más a las que mejor aman al Señor.
Esto puede llamarse amistad espiritual, que puede manifestarse también exteriormente en muchos modos santos. No debe ser confundida con la amistad particular, condenada por los maestros de espíritu. En efecto, la amistad particular nace
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del genio, de la simpatía natural, de la galanura exterior; en cambio la amistad espiritual nace del amor a Dios; la primera acaba en la sensualidad y en el barro; la segunda guía hacia el cielo y ha sido uno de los grandes medios de bien usados por santa Teresa.
Efectivamente esta santa había contraído una amistad espiritual con cuatro almas deseosas todas ellas de ayudarse y enfervorizarse mutuamente en el servicio de Dios, no sólo, sino también de instruirse y apoyarse recíprocamente para hacer el bien a los demás.
Y estos dos son los fines que proponerse al contraer una amistad espiritual.
El primer fin se alcanza con tres medios: la oración recíproca, la corrección fraterna de los defectos externos, las conversaciones espirituales encaminadas a persuadirse mejor de las vanidades del mundo, a aficionarse más a la vida piadosa, a practicar mejor las virtudes cristianas.
Santa Teresa, hablando de celo, observa que así como otros se unen para decidir maldad y error, así las amigas espirituales conciertan los medios para hacer el bien y favorecer a las almas. ¡Cuántas veces óptimas solteras y jóvenes estarían llenas de santas intenciones, tendrían tantas ideas y tantos medios, se encontrarían más dispuestas a grandes sacrificios por el prójimo! Pero por ser tímidas, por
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estar aisladas, por no manifestar nunca a nadie estos sus íntimos secretos, dejan inoperantes tantos talentos e infecundas tantas nobles energías. Sin embargo, a menudo sucede que tales sentimientos serían comunes a varias personas que se conocen y que hablan frecuentemente entre ellas... pero de bagatelas. Falta sólo una ocasión para que estos sentimientos, flores olorosas de verdadero amor a Dios, se manifiesten y se conviertan en frutos.
Pues bien, esta ocasión podría venir de las amistades espirituales. - ¡Cuántas otras veces la mujer emprende una obra de bien, por ejemplo un trabajo para una familia pobre, visitar enfermos, sostener la Obra del catecismo, una devoción, etc., pero luego, por no tener el aliento de una palabra amiga, por carecer de la fuerza proveniente de la unión, se desanima ante la primera dificultad! Bueno, pues este aliento y esta unión podrían venir de una amistad espiritual.
¡Y el bien que cabe hacer es tanto, aun cuando estas amigas espirituales sean simples mujeres de pueblo!
¿Cómo son en práctica estas amistades? - a) Ante todo esas personas deben disponer de cierta libertad para poder mejor hablar algunas veces entre ellas: por ejemplo cada semana, los días feriales o festivos. b) Deben ser, no ya perfectas, pues se unen precisamente para ayudarse con la corrección y con
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otros medios de santificación, pero sí de virtud un tanto probada. c) Reuniéndose, se dedicarán a alguna buena lectura, a la conversación espiritual, etc.; nunca se permitirán murmuraciones, comunicaciones demasiado íntimas, discursos no espirituales o no dirigidos al bien del prójimo. d) Deberán cultivar de modo particular la humildad, dejarse dirigir cada una por el propio confesor, reconocer con simplicidad los defectos cuando se los hicieran notar. e) No serán más de cinco; las que queden fuera de ese número pueden formar otro quinteto. Entre ellas haya una, elegida por mayoría de votos, que haga la parte de hermana mayor. Las reuniones podrían ser semanales. Ha de evitarse cuanto impida los deberes particulares de cada una, airear demasiado sus intenciones, hacer cosas en demasía singulares, extrañas, ridículas, pues bastaría esto para destruir todo el fruto deseado. Me permito aconsejar la lectura del opúsculo de Frassinetti Las amistades espirituales (Roma, Tipografía Políglota Vaticana - L. 0,15).

Pía unión de las Hijas de santa María Inmaculada

Tiene mucho parecido con las amistades espirituales, pues persigue la misma finalidad: «formar grupos de solteras devotas, dedicadas a
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procurar la propia santificación y a colaborar en la salvación del prójimo». Pero se distingue porque es más perfecta: se pone a mitad camino entre el estado secular y el religioso. - Se compone de personas piadosas que, deseando abrazar la vida religiosa, no pueden hacerlo o por pobreza o por una oposición insuperable de los parientes o por falta de salud, etc. Pero, aun quedando en el mundo, quieren santificarse con la práctica de los consejos evangélicos, en cuanto ello sea posible según sus particulares circunstancias de vida, huyendo de todo pecado mortal y venial deliberado, dándose a las virtudes y, más aún, «comprometiéndose esforzadamente en la santificación de los demás».
Esta pía unión está dotada no sólo de reglamento propio sino de una superiora elegida entre las inscritas, y está dirigida por un sacerdote elegido sin especiales normas, que podría también ser el confesor de la superiora.
Las socias se reúnen al menos cada semana para hablar sobre cosas de espíritu, para rezar, para corregirse. En su reglamento se encuentran los medios más ordinarios y eficaces de perfección cristiana, justo para poder practicar, en lo posible al estar en medio del mundo, lo que hacen las religiosas en el convento.34 Pero esta pía unión aquí nos interesa especialmente por el celo que exige en las inscritas, según algunas reglas que ahora recordamos:
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No. 5 - «Las Hijas de santa María Inmaculada deben ejercitarse en las obras de misericordia, asistiendo, en cuanto lo permitan las propias obligaciones, especialmente a las pobres enfermas del lugar».
No. 6 - «Deben ejercitarse en el celo de la gloria de Dios y de la salud de las almas, empeñándose particularmente a que en las propias familias reine el santo temor de Dio y se practique la piedad».
No. 7 - «De modo especial deben ocuparse de asistir a las muchachas descuidadas por sus padres, haciendo que frecuenten los santos sacramentos y la doctrina cristiana; más aún, dentro de lo posible, ellas mismas se la enseñarán, según la necesidad».
No. 8 - «Procurarán además cultivar el espíritu de las más mayorcitas, para que se enamoren de las cosas santas y se den a una vida devota».
No. 9 - «Según la oportunidad, se encargarán también de promover las varias prácticas de piedad que se cultivan en el pueblo donde se encuentran».
No. 10 - «Las que convivan con sus parientes, estarán atentas a no dar nunca motivo alguno de queja a ninguno de ellos; al contrario, deberán mostrarse siempre obedientes, pacientes, caritativas y aplicadas en bien de la casa».
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Luego se manda asistirse mutuamente en las tribulaciones, socorrerse en la escasez, servirse en las enfermedades.
De este modo la unión se hace un centro de bien, capaz de extender su caritativo influjo a toda la parroquia, toda una ciudad o incluso mucho más lejos.
Esta pía unión, posible en cualquier centro, aun pequeño, puede comenzar por obra de un sacerdote o de una simple soltera, con el simple consentimiento del confesor.
Será provechoso leer al respecto la hermosa explicación que hace el sacerdote Frassinetti, en su opúsculo: Regla de la Pía Unión de las Hijas de santa María Inmaculada (Roma - Tipografía Políglota Vaticana - L. 0,15).

Uniones para la cuestión escolar

La cuestión escolar constituye actualmente para Italia uno de los mayores y más vitales problemas. Desterradas de las universidades, obra en gran parte de la Iglesia, las cátedras de teología; excluido de las escuelas secundarias todo resto de religión, con leyes, decretos y reglamentos contradictorios o con interpretaciones raras y decisiones sectarias, se quiere, a toda costa, hacer desaparecer también el catecismo de las escuelas elementales. Es una verdadera persecución, que pretende
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revestirse de razones especiosas, pero absurdas; es una guerra desencadenada con un plan hace tiempo preparado, no tanto por los hombres del gobierno cuanto por la masonería que los guía. Los italianos, católicos en mayoría absoluta, ni deben ni pueden permanecer indiferentes. Y en efecto, han promovido uniones y agitaciones pro schola; y la mujer tiene que cooperar en ello con todas sus fuerzas.
La Nicolò Tommaseo es una asociación de maestros cristianos. Tiende a defender y promover los intereses morales y materiales de la clase; profesa principios católicos y trabaja por tener la escuela en su camino tradicional. Nació para hacer frente a la asociación Magistrale, claramente atea y dominada del todo por la masonería. La Tommaseo se ha extendido pronto y no pocos maestros se han inscrito en ella, retirándose de la Magistrale; ha conseguido ya victorias de veras prometedoras; ha logrado frutos copiosos en muchas partes de Italia. Publica también diversos periódicos, entre los que tiene primacía el titulado Escuela italiana moderna.
Unión Pro schola libera [Por una escuela libre]. Contra ella no podría ir más que un tirano o un sectario, pues esta organización no quiere sino dar a la escuela la justa libertad, como la tiene en tantos otros Estados más adelantados que Italia en cuanto a instrucción. Así dice en efecto el estatuto: «Finalidad de la unión es
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tutelar la libertad de enseñanza, exigida por el derecho inviolable de los padres de familia, factor primordial de la cultura nacional, libertad sancionada por el Estatuto fundamental del reino». Publica también un boletín; para cualquier aclaración, dirigirse a su sede en Turín.
La Asociación didáctica italiana. Tiene la misma finalidad que la anterior. Única diferencia es que aquélla se compone especialmente de padres de familia y de enseñantes, mientras la Asociación didáctica reúne en cambio preferentemente a docentes privados. (Sede en Roma).
Secretariado Pro schola. Fue constituido por iniciativa de la Unión popular,35 y actualmente funciona en Padua. Se encarga de la dirección general de todo el movimiento a favor de la escuela libre y cristiana. Se vale de muchos medios, entre ellos las conferencias, la prensa, suscripciones.
Ligas de los padres de familia. Tienen que ayudar al párroco en la educación catequística, vigilar acerca de la recta interpretación de las leyes tocantes a la instrucción religiosa, emprender iniciativas para la libertad de la escuela.

* * *

¿Cómo puede comportarse la mujer-apóstol en todo este movimiento? Ante todo, formando parte de las asociaciones que le
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abren sus puertas; por ejemplo, una maestra dará su nombre a la Tommaseo; todas las madres pueden entrar en las ligas de los padres de familia.
En segundo lugar, dando a conocer tales uniones, promoviendo conferencias, congresos, reuniones.
En tercer lugar, cooperando de muchas maneras en sus finalidades: con ofertas, secundando protestas y agitaciones, presentando peticiones.
En este campo la lucha será larguísima; pero, después de cuanto ha dicho el papa y los alientos del episcopado, urge trabajar. Son bien nobles los fines propuestos: 1. Defender en cualquier municipio lo que queda aún de derecho respecto al catecismo, según las leyes actuales. - 2. Proveer lo mejor posible a la enseñanza religiosa en las escuelas parroquiales y oratorios. - 3. Promover una acción general en favor de la escuela libre, con la consiguiente facultad de abrir aulas confesionales.

Oratorio y escuelas parroquiales de catecismo

Al paso que una acción concorde y enérgica debe hacer madurar en la conciencia nacional la escuela libre, no hemos de descuidar de ningún modo la enseñanza religiosa. En Italia era casi universal la costumbre de tener,
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los domingos y en otras ocasiones, el catecismo a los niños en las iglesias.
Pero solía darse uno de los más graves inconvenientes de la cura de almas en nuestra patria. En un local tan vasto hay mil causas de distracción: las clases se molestan una a otra, casi ningún medio de disciplina es posible, el muchacho pierde la estima al catecismo,36 viendo su enseñanza en un nivel tan bajo frente al de las demás disciplinas escolares.
Para obviar al menos en parte esos defectos, resulta muy oportuna la fundación de oratorios, de círculos recreativos festivos, de escuelas parroquiales de catecismo.
¡Y de cuántos modos puede concurrir la mujer en esta obra moderna y de veras providencial! La mujer rica podrá sostenerla con el dinero, siempre necesario en el hacer el bien; la mujer de gran influencia podrá dar todo su apoyo moral; la madre podrá cuidar la participación de los hijos; otras podrán ayudar en la enseñanza. He aquí dos organizaciones a este propósito.
Escuela de las catequistas voluntarias. - Desde hace más de seis años florece esta iniciativa y obtiene resultados consoladores. Son buenas jóvenes, devotas solteras, que se unen y, bajo la dirección de un sacerdote, de una señora instruida o de una buena maestra, se habilitan para la enseñanza
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del catecismo. Pío X bendijo la obra y más de doscientas catequistas voluntarias obtuvieron un normal diploma, expedido por la autoridad eclesiástica, la única competente para juzgar sobre la ciencia suficiente. La enseñanza para las candidatas catequistas puede versar no sólo sobre los dogmas, la moral y el culto, sino también sobre la pedagogía, la historia eclesiástica y sagrada, la liturgia.
Sociedad de la doctrina cristiana. - Pío X ordenó que «en todas y cada una de las parroquias se erija canónicamente la Sociedad de la doctrina cristiana». Puede agrupar a todas las personas de una parroquia, pero se dirige particularmente a los padres y más aún a las madres, y está destinada a dar al párroco la ayuda moral y material para el catecismo. En efecto, quien entra se obliga a pagar cada año veinte céntimos para cubrir los gastos de los premios; a favorecer el catecismo con la oración y con la acción, enviando a los hijos y a los dependientes; y a prestarse, si es el caso, para impartir la enseñanza.
N. B. No se afirma aquí que sólo las catequistas dotadas de diploma o los miembros de la Sociedad para la doctrina cristiana puedan cooperar con el párroco; se quiere37 sólo decir que más fácilmente y con más habilidad pueden éstos prestar su obra.
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Para la buena prensa

No hay cosa buena de la que la malicia humana no pueda abusar. Esto hay que repetirlo también respecto a la prensa. Y muy a propósito, en varias localidades, las señoras y también simples obreras se unieron en comité a favor de la prensa, con un doble fin: difundir la prensa buena y quitar la mala.
Dirigidas por sacerdotes o por alguien instruido, esos comités lograron disminuir mucho los ejemplares de periódicos y libros malos, mientras con mil industrias procuraron suscripciones a periódicos católicos. Con ofertas, con limosnas, con loterías, con tómbolas de beneficencia pudieron ofrecer la suscripción de diarios a 12,00 liras y hasta a 8,00 en vez del precio fijo (16,00). Más aún, procuraron que cada familia recibiera, a la semana, al menos un pequeño boletín religioso-moral; a menudo eran las mismas señoras quienes lo llevaban a las casas. En una parroquia fundaron ellas mismas un boletín local, dirigido por una buena maestra. En otra sustituyeron un periódico de modas, bordado, corte (muy usado en los talleres, pero de veras sucio en el apéndice, en las viñetas y hasta en los anuncios), con otro bueno o al menos inocuo.
Biblioteca circulante. - En Milán (Vía Speronari - 3) la sede de la Federación italiana
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de las bibliotecas circulantes católicas publica un boletín para dar a conocer los mejores libros, que salen de día en día, acompañándolos de un juicio seguro. En esa federación figura un buen número de bibliotecas fundadas o al menos administradas y subvencionadas por mujeres. Quien quiera leer la Guía del bibliotecario, editada por la misma federación, se convencerá de tres cosas: de la gran facilidad con que se puede comenzar semejante obra, en cualquier lugar, con tal de no tener pretensiones grandiosas desde el principio; del mucho bien que está destinada a producir; de la ayuda preponderante que puede prestar la mujer.

ART. IV - OBRAS DE CARÁCTER SOCIAL

Para formar a las madres

No hay sacerdote que no esté profundamente persuadido de la necesidad de tener buenas madres; como es también verdad, dolorosamente evidente, que hoy faltan las madres verdaderas.
Es éste un mal gravísimo. Muchas jóvenes llegan al matrimonio del todo impreparadas, moral y materialmente. Su vida ha transcurrido en lugar retirado, en un taller, en la hilandería, y no son capaces de cocinar, de tener en orden una casa, de hacer la compra, de acompañar convenientemente al marido,
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cuidar a los hijos y, a veces, ni siquiera de conducirse ellas mismas y pensar que la vida tiene sus deberes. Una juventud pasada en la familia remediaría muchos de estos inconvenientes. Pero no quieren entenderlo así los padres y menos aún las jóvenes: el dinero, el deseo de libertad, la vanidad arrastran fuera de casa a tantas muchachas, sin una verdadera necesidad. Viendo esto, se entiende cuánta sensatez han demostrado muchas mujeres católicas, de Italia, de Francia, de Alemania en estos últimos decenios: fundaron escuelas de economía doméstica, de higiene, de bordado, de corte, de costura, de cocina, de la buena ama de casa. De tales escuelas muchas pobres jóvenes obreras, campesinas, emigrantes, costureritas, bordadoras, etc. y también señoritas, salieron un poco mejor preparadas para la vida; al menos materialmente. Fundaron cursos de educación especial para instruir a las hijas, ya cercanas al matrimonio, con vistas a una elección prudente y a los deberes que las esperan. Fundaron cursos de educación materna para recordar y hacer amar a las madres los deberes de su estado. - El programa es muy vasto, pues se trata de dar a conocer la higiene, la economía doméstica, el gobierno de una casa, el modo más eficaz de instruir y educar a los hijos, de relacionarse con el marido. Inclusive hay ciudades donde las mujeres, agrupadas en una Unión de las madres cristianas, pidieron tener periódicamente alguna conferencia
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familiar, aun a modo de conversación, acerca de los argumentos que más les interesaban.
Podría leerse al respecto: Educación - Conferencias para las madres - Bettazzi (Oficina de la Unión popular).

Círculos de cultura

[El círculo] está destinado a dar a las socias una instrucción más amplia en lo tocante a la religión, la familia, la sociedad, y alguna vez también el arte y la literatura; una educación conforme a las necesidades actuales, para acostumbrar a cada una a cumplir los propios deberes.
Los hay entre campesinas, entre maestras, entre obreras, entre mujeres cultas; los hay entre las jóvenes y las madres.
Se valen de reuniones diarias o periódicas, de conferencias tenidas por oradores y, si es posible, por las mismas socias, de conversaciones amigables sobre argumentos determinados, dirigidas por personas hábiles. De ordinario al círculo se anexa una bibliotequita provista de periódicos y revistas.
De ahí es de donde saldrán madres bien preparadas para la misión que las espera, si a ello se dedica el círculo. De ahí es de donde saldrán las maestras que sabrán infundir en los niños buena semilla. De ahí es de donde saldrán obreras que resistirán a la riada del mal.
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Es de suma importancia determinar con precisión la finalidad del círculo, no admitir si no a las personas que puedan sacar provecho. En general puede decirse que éstas no serán muchas; pero con pocas se logrará un fruto mucho más abundante.

Para el período decisivo de la vida [orientación y protección]

El punto estratégico de la vida cristiana de un hombre está cuando sale de la escuela elemental, para entrar en la superior, o bien para aprender un oficio. Salvada la juventud en tal período ya está hecho lo mejor; ¡pero ay de nosotros, si se la deja abandonada! ¿Y no es eso lo que a menudo ha pasado hasta hoy? Pues también a esto ha sabido proveer la iniciativa femenina, o al menos ha dado su válido aporte. ¡Y ahí tenemos a las mujeres que se dedican a la escuela de religión para muchachos y muchachas estudiantes del bachillerato, de las escuelas técnicas, normales, superiores, universitarias, etc.! Ahí tenemos mujeres abriendo escuelas de catecismo para las jóvenes obreras, que obligadas a pasar la jornada en la fábrica, difícilmente pensarían aún en lo que más importa, o sea el alma. Ahí están, instituidos por iniciativa femenina, los círculos recreativos festivos y también nocturnos, para las muchachas del pueblo, particularmente las de la clase obrera. Ahí tenemos en fin en varias ciudades los retiros para las jóvenes obreras, y a las señoras
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ocuparse de dar comodidad y atención, ofrecer alimento y alojamiento y hasta pagar el salario que hubieran recibido en la fábrica. (Tampoco faltan lugares donde estos Ejercicios espirituales se dieron a mujeres, a señoras y hasta a hombres por iniciativa femenina).
Lo que es más común en nuestros centros rurales es la compañía de las Hijas de María, que también a menudo recibe su fuerza de jóvenes mayores o de solteras piadosas.
Muchas veces los jóvenes tienen que alejarse de la familia por motivo de estudios; y puede bien entenderse la importancia y la dificultad de encontrar colegios, internados o pensiones buenas. Por eso se ha instituido en varias ciudades, por ejemplo en Turín, el Secretariado de las familias, que se encarga de buscar a los estudiantes una pensión en familias o en colegios con seria garantía de honradez. He ahí a señoras abriendo, quizás con ayuda de religiosas, internados.
Hoy como nunca las jóvenes salen de casa para buscar trabajo en las ciudades, o como criadas o como obreras; hoy está muy difundida la plaga de la emigración.38 ¿Quién no conoce cuántos peligros encuentran estas jóvenes? Desde el muchacho alocado a caza de placeres, al mercader de carne humana, frío calculador de sus ganancias; en las familias y en las industrias, en las estaciones, en los hoteles, doquier, la fe y el pudor de una joven se ven asediados. Y bien, ¿quién no
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admirará la inteligente caridad de tantas mujeres que han diseminado en todo el mundo una red tupidísima de instituciones en defensa de la inocencia? Ahí tenemos la Obra de la protección de la joven, con casas en todos los centros del mundo de alguna importancia.
Se propone procurar a las jóvenes: a) protección en los viajes; b) hospitalidad temporal; c) colocación en el trabajo; d) tutela durante el servicio; e) cursos prácticos de instrucción; f) mutualidad; g) lucha contra la trata de blancas; h) rehabilitación. (Sede del comité nacional italiano: Vía Consolata, 1 - Turín). En conexión con dicha institución, y frecuentemente dirigidas por ella, están la Obra de la estación y la Obra del puerto, que piadosas personas regentan en los puertos y en las principales estaciones, para recibir y salvar a las jovencitas de las uñas del gavilán.
(Ver La protección de la joven. Bettazzi, 0,50 Lit., en la Acción social popular - Turín - Vía Legnano, 23).
Y también la Obra de colocación, que se encarga de buscar empleo adapto y remunerativo a tantas jóvenes, en los principales centros.

[Asistencia a las emigrantes]

Asimismo, en conexión con la anterior, está la Obra para la tutela de la mujer italiana en el extranjero, que tiene su dirección en la antedicha de la protección de la joven. Sus finalidades son análogas, más aún, casi las mismas, pero notando
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que mira particularmente a las emigrantes italianas. Y hay necesidad, pues Italia es relativamente la nación con el mayor contingente de mujeres en la emigración.
Sería el momento de hacer una larga enumeración de instituciones particulares para la protección de las bañistas, de las empleadas en las estaciones climáticas o en los hoteles, de las escardilladoras del arroz, etc., etc.
Muy oportunamente en varias ciudades hay abiertas casas-familia, cocinas económicas, pensiones para obreras. Como están las más de ellas dirigidas por religiosas, o al menos por personas honradas, facilitan a estas jóvenes ventajas económicas, higiénicas y morales. Ventajas tan evidentes que los mismos directores de fábricas invitan frecuentemente a las religiosas a instituir esas casas, y hasta prefieren a las obreras que las frecuentan.
Óptima a este respecto es otra iniciativa probada con buen éxito en muchas poblaciones: abrir talleres, establecimientos sociales o privados, factorías para dar trabajo a las jóvenes, que de otro modo emigrarían. (Ver Una obra católica social femenina en Turín, Taller de la Consolata - 0,50 Lit., en la Acción social popular - Vía Legnano 23, Turín). Amén de presentarse a menudo una ocasión de buenas ganancias, se da la inestimable ventaja de tener a las jóvenes alejadas de los peligros. Además se les puede dar una instrucción y educación religiosa,
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pues viviendo en casa se preparan más fácilmente a ser buenas esposas. El impedir la emigración sea de los centros rurales para ir a la ciudad como personal de servicio o como obreras, sea de la nación para buscar en el extranjero un trabajo más lucrativo, debería ser empeño de todos, también de la mujer. Ya se intenta de hecho en muchos círculos, compañías de las Hijas de María, escuelas profesionales, etc. ¡Cuántas infelices muchachas se engañan! Y no sólo muchachas, por lo demás excusables, sino también padres que se las dan de católicos. ¿Se ganará más en la ciudad, en el extranjero? La cosa es problemática; ¿no se ganaría más en casa, con tal de mejorar los métodos e industriarse? Y supuesta una mayor ganancia, ¿no se gastará también más? ¿Y no es preferible una hija, sin dote pero capaz de gobernar la casa, a la otra que, emigrando, no ha aprendido tal arte, aunque trajera mil liras en dote? Y la salud, a menudo deteriorada, y los sentimientos cristianos, a menudo olvidados, ¿no valen unos cientos de liras?
La condesa Keranflech-Kernezne39 pronunció sobre este argumento una conferencia tan práctica que de veras habría que transcribirla enteramente. Ella aconseja no sólo la orladura en todas las formas y el bordado, sino que insiste de modo particular en el cultivo racional de los pollos, las legumbres, la fruta. Estos trabajos, dice, pueden hacerse también en los
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centros rurales sin abandonarlos para amontonarse en la ciudad; apoyados en la cooperación, en los sindicatos, en las uniones profesionales, serán mucho más remunerativos que no la industria y el comercio. En muchos sitios, para impedir la emigración bastaría una mejor instrucción acerca de los peligros morales y materiales que la acompañan. Y eso se ve, ¡muchos emigrados eran más felices en la patria! Sin embargo, en algunos casos no se la podrá impedir; pero será necesario al menos prevenir sus desastrosos efectos. También en esto supieron adelantarse las mujeres católicas. En las ciudades y centros donde se ha difundido esta plaga, instituyeron escuelas especiales pro emigrantes. Allí en la lengua de la nación, de la que se ocupan, se imparten algunas nociones sobre los deberes, los peligros, los viajes, los contratos de trabajo, el ahorro, etc. Estas mujeres se encargan además de comunicar los nombres de los emigrantes a la Sociedad de protección de la joven, a la Sociedad para la tutela de la mujer en el extranjero, a la Obra Bonomelli, a la Obra Scalabrini,40 etc., según el caso. De esa manera el emigrante no sólo será tutelado sino también defendido de los especuladores.
Ver 1. Italianos en destierro - Mondini.
2. Emigración en general - Pasteris.
3. Emigración obrera italiana - Pasteris.
Cada librito cuesta 0,50 Lit. y se vende en Acción social popular - Turín - Vía Legnano 23.
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4. Guía del emigrante italiano (0,25 Lit. - Tipografía del Resegone - Lecco).
5. Llave de la fortuna (0,70 Lit. - Librería Salesiana - Corso Regina Margherita - Turín).

ART. V - OBRAS DE CARÁCTER ECONÓMICO

Uniones profesionales41

Una amplia tarea corresponde a estas uniones en la solución del problema social femenino. No son un instrumento de lucha, como alguien imagina, pues están dominadas por el espíritu cristiano. Lo que no hagan los católicos lo harán los subversivos; y lo que se haga sin nosotros se hará contra nosotros. Son posibles tantas organizaciones cuantas son las profesiones femeninas:42 telegrafistas, carteras, arroceras, bordadoras, modistas, costureras, tejedoras, enfermeras, criadas, empleadas en el ferrocarril, en los hoteles, dependientas, etc., etc. Tales uniones buscan defender los intereses de la clase contra eventuales abusos; asegurar la libre profesión cristiana; encaminar a las socias hacia la elevación moral. Afortunadamente también aquí se ha hecho ya un trabajo considerable: tenemos el Sindicato textil italiano, el Sindicato de las costureras, el Sindicato de las enfermeras, la Liga de los sastres, etc. Para conocerlas, dirigirse a la oficina central de la Unión popular (Padua).
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Pueden constituirse secciones locales de esas obras allí donde se vea la necesidad. A ellas se podrá luego unir una escuela profesional, cuando se juzgue útil; particularmente convendrá abrir una escuela de economía doméstica, de costura, de corte. Las jóvenes tendrán la posibilidad de prepararse mejor para cuando, Dios mediante, se casen.
Ventajas que siempre ha de procurar dicha liga son: la abolición del trabajo nocturno, el descanso semanal festivo, la higiene en los talleres y fábricas, cursos nocturnos de instrucción, caja de ahorros y mutuo socorro.
Ver La organización profesional de la pequeña burguesía en Bélgica (De Clerc, en la Acción social popular - Turín - Vía Legnano, 23).

Asistencia social

El grupo de obras bajo este título miran a la educación de la mujer en el ahorro y la cooperación, para que sepa tomar conciencia y dignidad de obrera juiciosa y sobria. He aquí las principales:
Caja nacional de previsión para las pensiones de invalidez y ancianidad. - Se pagan 6 liras al año y la pensión varía de un máximo de unas L. 237 a un mínimo de L. 74. Entra en el monopolio del Estado.
Cajas de dote. - Se ha difundido mucho la forma introducida por el abate Sécheroux de Pithiviers.43
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Las jovencitas son admitidas a partir de los doce años, comprometiéndose a entregar anualmente de cinco a sesenta liras. La suma de la dote será proporcionada no sólo al pago efectuado, sino también a las donaciones hechas por patronas, jovencitas también ellas por lo general; a menudo se llega a un millar de liras. - Suele ser un instituto local.
Caja de maternidad. - Es para subvencionar a las obreras cuando llegan a ser madres. Están obligadas a inscribirse todas las obreras que trabajan en las fábricas y en los talleres, desde los 1544 a los 50 años. El aporte anual (1 lira para las obreras de 15 a 20 años, 2 liras de 20 a 50) es, por ley, mitad a cargo del industrial y mitad a cargo de la obrera. En caso de parto, acaecido al menos a seis meses de la inscripción, tendrá derecho a 40 liras si se abstiene del trabajo por lo menos cuatro semanas.
Mutualidad escolar. - Está constituida entre los niños de la escuela. Tiene dos finalidades: mutuo socorro y ahorro. Una parte de la tasa pasa a constituir el fondo común, del que cada niño podrá recibir una indemnización en caso de enfermedad; y la otra en cambio se apunta en la libreta personal del escolar.
Sociedad nacional de patronato y de mutuo socorro para las jóvenes obreras. - La finalidad, además del apoyo y la asistencia moral, es un
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subsidio en caso de enfermedades agudas y la colocación de las socias desocupadas. Son dos cajas: caja de patronato, alimentada por las donaciones de las patronas, y caja de mutuo socorro, alimentada por los aportes de las socias. La sede central tiene luego su propia caja de reserva, para los gastos generales de la sociedad.
De este instituto empero puede decirse que está planteado, pero no resuelto aún, el difícil problema de la unión italiana moral y económica a la vez de las mutualidades locales. Las diversidades étnicas quizás lo hacen casi insoluble; ciertamente triunfaría en todas partes si se restringiera a ámbitos regionales. Más aún, sería óptima una caja obrera totalmente local.
Por último aludo a algunas iniciativas, probadas aquí y allá, y logradas también por obra de la mujer, pero ciertamente menos aptas a la acción femenina. Las casas populares destinadas a procurar vivienda conveniente a los obreros, obligados frecuentemente a vivir en locales reñidos con la higiene y con la moral. Los jardines y los huertos obreros, donde el obrero halla un descanso honesto, saludable, y también muy ventajoso económicamente.
Ligas de los consumidores. Fundadas la primera vez por una mujer, tienen por lema: comprar no es sólo un hecho económico, sino también un acto social. Además de la ventaja económica de las inscritas, se favorece
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el comercio justo y libre de engaño, escondido en tanta parte del anuncio moderno.45 - Añádanse las ligas de trabajo, las cooperativas de producción, las fábricas sociales, etc.

Obras de beneficencia

Me refiero a la beneficencia cristiana, bien diversa de la beneficencia laica. La primera ve en el pobre a un hermano, a Jesucristo más bien; mira al cielo, al alma. La segunda en cambio es un remedo de la caridad con finalidad sectaria: es el ángel de las tinieblas que se viste de ángel de luz y da un pedazo de pan para comprar la conciencia. Sin embargo, hoy es éste el sesgo de la jurada enemiga de la Iglesia, la masonería: hacer alguna obra de beneficencia y pavonearse de tener el monopolio.
Y bien, he aquí el eco de los resultados, expresados, no con palabras altisonantes sino con la elocuencia de las cifras: son un pequeño episodio de una gran serie de hechos de cada día. Hace poco en Francia se publicaron dos estadísticas sobre la beneficencia. La primera, masónica, refería como cosa extraordinaria que el instituto del Orfanato masónico de París, destinado a recoger a todos los huérfanos de la nación, en 50 años había acogido 319 niños.
La segunda era católica, y daba a conocer que las congregaciones religiosas,
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expulsadas luego por el gobierno de la república, en 1900 habían mantenido:
1. - 60.000 huérfanos;
2. - 210.000 enfermos y ancianos;
3. - 12.000 descarriadas;
4. - 60.000 ciegos o descaminados;
5. - 250.000 pobres en general.
¿No será que la masonería reinante en Francia haya expulsado a esas congregaciones religiosas por envidia en el oficio?
El campo de la beneficencia es amplísimo, vasto como el mundo. Vemos miserias en todas partes; y constatamos además que la inmensa mayoría de ellas nos es desconocida.
De aquí una primera regla práctica: sepamos preferir a los pobres vergonzantes, aquellos cuya miseria es por lo general ignorada, y que a menudo se encuentran en estrecheces mucho más lamentables que no las de quienes pordiosean en la calle. En esto, además de la ayuda se requiere la santa delicadeza de adivinar las necesidades y ocultar la limosna a los ojos de extraños. La caridad de muchas personas piadosas adelantó tanto que llegó a enviar limosnas de incógnito o a ofrecer incluso algún trabajo conveniente, recompensándolo luego mucho más allá de su valor.
Conviene anticipar una segunda norma: en lo posible procúrese consolidar la familia. Es la base de la sociedad; disgregarla es siempre un mal social y debe evitarse lo más que se pueda.
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Si basta socorrer a una madre, no le arrebatemos el niño para confiárselo a una nodriza;46 si un hombre es aún capaz de ganarse algo, désele trabajo y socórrasele un poco en vez de internarlo enseguida en el asilo.
Es mejor enseñar a ganarse el pan que darlo continuamente; es mejor educar en el ahorro que estar abriendo cada día nuevos hospicios. Lo vimos ya antes.
Y he aquí algunas obras de beneficencia:
Asilos y Pupilaje. Es preferible la educación en la familia, pero de hecho ciertos padres descuidan muy a menudo la formación moral, religiosa y civil de los hijos; muchos por indiferencia, otros por estar ocupados. Por eso justamente su obra es completada por los asilos, donde se reciben y se tienen los niños casi todo el día; y más aún los pupilajes después de las clases, donde los niños, además de estar vigilados, reciben ayuda para hacer los deberes escolares y se les forma para una buena vida con ejemplos y correcciones.
Hospicios, orfanatos. - Son centros donde se sustituye del todo a los padres en sus deberes de nutrir, instruir y educar a los niños abandonados. ¡Cuántos hay de estos infelices en nuestros días!
Hospicios de ancianos e inválidos. - Cuanto menos religioso es un pueblo, tanta más necesidad sentirá de estas instituciones. Al multiplicarse los vicios, se multiplican los males; al perderse
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el sentimiento religioso, se disgrega la familia, y con ello más a disgusto estarán los ancianos y los inválidos.
Hospitales, casas de salud, sanatorios. - Son el refugio de un buen número de miserias humanas. A menudo es Dios quien prueba, alguna vez es la divina justicia la que sacude, siempre para corrección o santificación.
¿Cómo se ejercita el celo de la mujer en estas obras? No cabe duda de que una parte de ellas ha sido fundada o al menos sostenida por mujeres de gran caridad; la mujer, más que el hombre, es sensible a las miserias humanas. Dé, pues, la mujer.
¿Y si careciera de bienes de fortuna? Siempre empero tendrá un corazón bueno y dispondrá fácilmente de un poco de tiempo libre; y entonces, visite esos lugares, lleve a ellos una sonrisa, un rayo de fe y de esperanza, un poco de servicio.
Beneficiamos el cuerpo para llegar al alma. - ¡Cuánto bien puede realizar la mujer en los orfanatos, sobre todo los femeninos! Quien está a su cargo piense que está llamado a ejercer parte de la altísima misión de una madre y de un sacerdote; quien entra allí, al menos de vez en cuando, puede considerarse como hermano y hermana de los internados. Ellos necesitan de un corazón que venga a tomar el puesto de la madre, alejada de ellos por fuerza de las cosas. Ámenlos, aconséjenlos, instrúyanlos. Y si se trata de
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residencia de ancianos y de hospitales, conviene dejarse guiar por estos pensamientos cristianos: quien va a parar allí, o sale rehecho en el alma y en el cuerpo, o bien muere... pero tras haberse reconciliado con Dios. El hospital es un purgatorio; el hospital es un templo de la misericordia de Dios.
Se trate o no de casos desesperados, quien presta servicio, dirige o visita hospitales tendrá siempre como mira el reconciliar con Dios, inspirar la resignación más completa a la voluntad divina.
Cuando se habla el lenguaje de la caridad, cuando la caridad no es sólo de palabras, cuando se da una ayuda material... se encuentra el camino del espíritu. La lógica del corazón será más eficaz que la lógica de la razón.

Obra de asistencia diurna y nocturna a los enfermos

Es una asociación cuyo fin consiste en la asistencia a los enfermos, especialmente si son pobres y abandonados. Tiene una organización facilísima, pues no requiere sino un amigable acuerdo entre los miembros para conocer a los enfermos necesitados y determinar las horas en que, a turno, se podrá prestar a cada uno el adecuado servicio. Si luego la obra llega a tomar proporciones algo vastas, entonces se podrá formular un propio reglamento, elegir una presidenta
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(o un presidente en la persona del párroco o de otro sacerdote), tener reuniones, etc.. De ella pueden hacer parte viudas, mujeres sin obligaciones, solteras de edad madura, nunca personas jóvenes.
Según las circunstancias locales, las cualidades y el número de los miembros, podrán comprometerse o no a socorrer incluso con dinero a los enfermos más pobres, podrán prestar asistencia también a los ricos, podrán obligarse a avisar tempestivamente al párroco para los auxilios religiosos.
Esta obra es tanto más útil en aquellos centros donde a menudo hay enfermos pobres y abandonados, donde no hay hospital o congregación de caridad, donde por indiferencia, malicia o ignorancia, algunos llegarían al último paso sin recibir los santos sacramentos.
Es una acción muy agradable al Señor, pues suyas son aquellas palabras: Cada vez que lo hicisteis con uno de esos hermanos míos tan insignificantes lo hicisteis conmigo.47 Por eso los santos llegaban a besar las llagas de los enfermos, figurándose besar en ellas los sagrados miembros de Jesucristo. Y, por fin, es una obra que generalmente suscita la estima y el aprecio del pueblo; las familias favorecidas conservarán el más grato recuerdo y el mayor agradecimiento.
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Conferencias de san Vicente de Paúl

Comenzadas por Ozanam y sus compañeros, se parecen mucho a la obra precedente. Se diferencian en que acogen también a jóvenes, especialmente a estudiantes, y tienen como fin no sólo el socorro y la asistencia de los enfermos, sino también la visita y el socorro de los pobres y de los enfermos. Difundida esta obra en los principales centros, aporta tres grandes bienes: uno material y moral a favor de los visitados, que no sólo reciben la limosna del pan sino también el consuelo del afecto de una persona estimada, y frecuentemente se preparan a dar cristianamente el último paso. Una ventaja para el propio visitador, que entrando en contacto con las miserias y las realidades de la vida, no se hará de ella las fatales ilusiones tan comunes en la juventud. Una tercera ventaja, y ésta puede llamarse social, es el reacercamiento de las diversas clases, del rico al pobre, del docto al ignorante, del noble al plebeyo.
Quien considerase superficialmente esta obra, la calificaría de dificilísima y hasta de imposible actuación. Y bien, los hechos hablan diversamente. A pesar de que los miembros alimenten del todo o en parte la caja común, a pesar del espíritu de sacrificio que exige, a pesar de la tantas veces lamentada disminución de fe, las Conferencias de san Vicente de Paúl
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son numerosísimas. Las estadísticas de 1911 cuentan sólo en Italia 420 Conferencias y 16 millones de liras distribuidas.
Pero es verdad que no puede llevarse la cuenta de todo; una parte del bien se hace en secreto.
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1 «La contaminación casi universal del periodismo de hoy, particularmente en Italia, es índice de una corrupción grande y extendida de nuestro pueblo, ¡qué duda cabe! Para persuadirnos de ello basta ver que los periódicos más estúpidamente sucios son los más buscados y los más leídos por el vulgo y el no vulgo...» Cf. La Civiltà Cattolica 4 [1910] 641ss.

2 El movimiento de las “sufragistas”, comenzado en Gran Bretaña en 1904 y activo hasta 1914 bajo la guía de E. Pankhurst (1858-1928), había levantado clamorosamente el problema de la igualdad femenina también en campo político y electoral. En Italia el derecho de voto se extendió a las mujeres en 1945 (decreto ley n. 23 del 2 de febrero). Comenzó a actuarse en 1946 con las elecciones para la Constituyente y quedó codificado en la Constitución italiana promulgada el 1 de enero de 1948.

3 Evidentemente esta posición del P. Rösler (de quien nada más sabemos), polémicamente contraria a las intemperancias de las sufragistas, no puede sostenerse por una serie de razones obvias que la historia se ha encargado de confirmar o de desmentir.

4 DA se expresa con un giro hermético.

5 Cf. Mt 26,11; Mc 14,7; Jn 12,8.

6 También en Italia se sentía, menos que en el resto de Europa, el problema del trabajo femenino y masculino, y en la Iglesia se discutía a partir sobre todo de la Rerum novarum (15 de mayo de 1891) de León XIII. «No es verdad que todos los capitalistas, en tropel, se merezcan la acusa de fraudulentos e injustos con los obreros», escribía un jesuita atento en “La protección de los obreros”, La Civiltà Cattolica 2 [1910] 270-285.

7 Al mundo campesino y los centros rurales alude con frecuencia Alberione, también él era de origen labriego -cf. DA 95, 195; 196; 198; 201; 202; 250; 251; 275; 285; 308; 313; 320-. El cultivo de las tierras en Italia presentaba tres modalidades: cultivación directa (con o sin trabajo de extraños), método de participación (colonos, aparceros), destajo (arriendo). El contrato patriarcal de aparcería abarcaba casi el 50% de los terrenos cultivados.

8 DA, en vez de “impudente” (sin pudor), dice “imprudente”.

9 DA, en vez de “Caterina” (Catalina), usa “Catterina” (con doble “t”).

10 Alfonso Capecelatro (cf. DA 35, nota 11), cardenal y escritor historiador apologista, nació en Marsella el 5 de febrero de 1824. Su padre Francisco, duque de Castelpagano (Benevento), habiendo sido partidario de Murat, se refugió en Francia para evitar las represalias del rey Fernando I (de Borbón). A los 16 años Alfonso entró en la congregación del Oratorio de Nápoles; fue ordenado sacerdote en 1840. Pronto los oratorianos, o padres filipinos, lo eligieron prepósito. León XIII en 1880 lo eligió arzobispo de Capua; en 1886 lo creó cardenal y en 1893 bibliotecario titular y prefecto de la Vaticana. Siguió siendo de prelado lo que había sido de sacerdote: sencillo, íntegro en la doble entrega a la Iglesia y a la Patria. Preocupado por el crecimiento cultural de los católicos, escribió entre otras cosas Los nuevos caminos del clero en los estudios y en el culto divino (1905), que algunos consideraron como una intervención a favor de los modernistas.

11 Véase más adelante, Art. III, DA 168-171.

12 Cf. He 19,19. Esta oración parece haber sido compuesta para la Liga contra las malas lecturas, promovida por el card. Luis de Canossa (1891) (MM).

13 El papa.

14 Cf. Jn 19,26.

15 Cf. He 1,14.

16 La Unión económica social aquí mencionada es una auténtica institución, coordinadora de múltiples obras económicas y sociales entre los católicos italianos, surgida con la encíclica Il fermo propósito (11 de junio de 1905) -cf. DA 292- heredando los cometidos del Segundo grupo para la Acción popular cristiana de la Obra de los Congresos. Al respecto véase también Art. V, DA 203ss.

17 Escribía La Civiltà Cattolica (4 [1909] 32-43, especialmente p. 42s): «Donde hay una mujer de veras, allí hay una fuerza latente; conviene descubrirla, ganarla para la unión. Además hay en toda Italia, y particularmente en los centros más poblados, infinitas obras de actividad femenina, óptimamente fundadas, egregiamente dirigidas, pero restringidas a un pequeño ámbito; son como otros tantos circuitos de energía eléctrica, a los que para una actividad más vasta, más fecunda, más constante, les falta sólo una mano que les conecte en una misma y más poderosa corriente. [...] Teóricamente no parece difícil suscitar casi por encanto una unión de fuerzas con las que ya existen activas. ¡Pero cuántos obstáculos se presentan para actuar el plan! Pequeñas competencias las hay incluso en las obras más santas, temores infundados, prejuicios hasta contra las novedades que aún no se conocen bien. Corresponderá a las propagandistas y a las conferenciantes disipar estas pequeñas nubes con la cálida palabra de la persuasión, de la dulzura, de la caridad, sobre todo de la paciencia, seguras de obtener mañana lo que hoy un celo, tal vez excesivamente ardiente, podría comprometer para siempre». Fue el voto formulado por un congreso de las mujeres italianas contra la enseñanza religiosa en las escuelas (problema relevado también en DA 32; 136; 154; 188-190; 197) lo que determinó la separación de las mujeres católicas de dicha asociación italiana, que, presentándose neutra, estaba en realidad influenciada por la masonería. Se había por tanto hecho necesaria una organización que, aun tendiendo a elevar las masas femeninas, estuviera inspirada por la Iglesia. Pío X, a quien la princesa doña Cristina Giustiniani Bandini (ya desde el 4 de julio de 1908) sometió la idea de la constitución de la Unión entre las mujeres católicas de Italia, bendijo la nueva asociación, rubricó de propio puño los estatutos y la apoyó siempre, animando a la mujer italiana a no quedarse cerrada en casa sino a salir, si era necesario, para defender la familia, trabajando en campo abierto para reconstruir una sociedad cristiana, a ejemplo de Juana de Arco. La Asociación de las mujeres siguió el itinerario, las formas, los programas de la Acción católica, mediante una oficina de presidencia abierta en Roma y mediante comités locales distribuidos en los centros urbanos de todas las regiones italianas.

18 Para vencer el tradicional amor a la flema, propio de la gente de campiña, los comités locales de la Obra de los Congresos echaban mano, también en Piamonte, a un medio particularmente eficaz: las peregrinaciones, que además de ser una pública demostración de fuerza a los ojos de los liberales y socialistas, servían a robustecer las filas de los católicos, exaltando su fe, venciendo el respeto humano y galvanizándoles en las actividades exigidas por las necesidades del momento. Por ello se concertaban frecuentes viajes en el ámbito de cada diócesis y de la propia provincia; más importantes fueron los organizados por la “Unión del arrojo católico” fundada en Turín hacia 1880 para todo el Piamonte: a la Virgen de Cussanio cerca de Fossano, al santuario de Vicoforte junto a Mondoví, a la Virgen de las Flores en Bra, a la Virgen de los Ángeles cerca de Cúneo, a Roma para el jubileo de León XIII en 1902.

19 El mismo Alberione promovió, como profesor de Historia en el Seminario, la celebración centenaria de la Paz constantiniana (313 d.C.). Cf. Abundantes divitiae gratiae suae, n. 102.

20 El poeta-escritor romántico y hombre político francés Alphonse-Marie-Louis de Lamartine nació en Mâcon el 10 de octubre de 1790 y murió en París el 28 de febrero de 1869. La base de su educación fue su madre, una mujer culta e inteligente, religiosa y caritativa.

21 Pío X.

22 Elogiadores del tiempo pasado. Véase DA 23, nota 3.

23 En el congreso celebrado en Bolonia, el noviembre de 1903, se desató a nivel nacional una diatriba entre católicos conservadores y progresistas. Vistos inútiles los intentos de concordia entre ambos bandos, Pío X el 30 de julio de 1904 disolvió la Obra de los Congresos. Juan Spadolini escribirá a este respecto: «Los movimientos católicos nunca pasaron una hora tan triste». Un párroco de Cúneo afirmó: «La disolución de la Obra de los Congresos mató la Acción católica, pues cayeron los comités diocesanos y parroquiales». Más tarde se constituyó la Unión popular, pero tuvo escasas adhesiones, tanto que en 1910 los inscritos en todo el Piamonte eran sólo 19.394 y en 1911 bajaron a 18.671 (cf. La leva [la palanca], revistilla trimestral de cultura popular, a. II, n. 1 [Florencia, 15 marzo 1912]). Las estructuras económico-sociales continuaron tras la supresión de la Obra de los Congresos; crecieron incluso de número, pasando de los 229 institutos de 1905 a los 467 de 1909 (cf. Iglesia y Sociedad..., o. c. [DA 32, nota 6], p. 388).

24 Periódico anticlerical y satírico dirigido por Guido Podrecca. Rocca D'Adria (pseudónimo de César Algranati) para replicar a El Asno con armas iguales, en 1907 fundó El Mulo.

25 Prostitutas.

26 Semanario de la Unión popular; empezó a publicarse en Florencia el 19 de enero de 1908.

27 Estaba extendido entre los católicos italianos el ofrecer «un óbolo para las pobres monjas de Italia». Ahora existe la colecta anual “Pro Orantibus”.

28 Cf. DA 39-40; 79; 108; 115; 327. Su fundador fue mons. Ch. De Forbin-Janson (1785-1844), obispo de Nancy, Francia. Al regreso de un viaje por Estados Unidos y Canadá (1842) pensó combatir el infanticidio en los países infieles. En 1842 habló en Lyon con Paulina Jaricot (cf. DA 47) y parece que entonces maduró la idea de interesar a los niños de Europa en la suerte de los chinos, invitándoles a versar una cuota al mes.

29 Madre María de Jesús (Marsella 1841-1884), fue la fundadora del Instituto de las Hijas del Corazón de Jesús (1873) (MM).

30 El P. Alberione ve las ventajas de la unión. Insiste en la asociación; habla de uniones, parroquias, comunidades, compañías, sindicatos, cajas de ahorro, grupos, ligas, organización, de colaboración o cooperación.

31 Isabel (1207-1231), hija del rey Andrés II, esposa de Ludovico IV, conde de Turingia, caído durante la quinta cruzada. Habiendo quedado viuda a diecinueve años con tres niños, se dedicó a la ascesis y a la caridad como si participara también ella en las cruzadas. Fray Conrado de Marburgo, su director espiritual, la definió “consoladora de los pobres” y “nutricia de los hambrientos” aludiendo a las bienaventuranzas evangélicas (MM).

32 DA añade “(Sap. II-V-17)”; cf. Sab 11,26 (11,27 según Vulgata): «Señor, amigo de la vida».

33 Cf. Eclo 4,14.

34 Afirmación de gran importancia. En esta línea el P. Alberione fundará después, hacia los años de 1960, sus “Institutos Seculares”, hoy llamados “Institutos agregados”, justo para que sus miembros -particularmente los del Instituto Virgen de la Anunciación y el Instituto San Gabriel Arcángel- puedan «practicar... en medio del mundo lo que religiosos y religiosas hacen en el convento». - La consagración en el mundo la extenderá el P. Alberione también a las parejas de esposos, fundando para ellas el Instituto Santa Familia. Conviene notar que, ya hacia los años de 1930, en Donec formetur Christus in vobis (n. 236), escribía: «La vocación del religioso es de naturaleza especial...; inclusive son posibles condiciones especiales para el casado y para el seglar...». Que no se tratara de una afirmación abstracta lo documenta el hecho de que ya antes, a pocos años de publicarse DA, el P. Alberione «a la madre de Maggiorino Vigolungo la había encaminado a hacer los votos como madre» (S. Lamera, Instituto Jesús Sacerdote y Santa Familia, en: Los Laicos en y con la Familia Paulina, Casa General de la Sociedad de San Pablo, Roma 1989, p. 85).

35 Cf. DA 189; 196; 203; 231; 291-292; 328. Es una asociación surgida entre los católicos italianos tras la disolución de la Obra de los Congresos, para agrupar, según las directrices de la encíclica Il fermo propósito (Pío X, 11 junio 1906), a todos los católicos alrededor de un solo centro de doctrina, de propaganda política y de organización social, a ejemplo del Volksverein en Alemania (MM).

36 El catecismo resultaba antipático a los niños no sólo por el local ruidoso donde se enseñaba; había otras objeciones concernientes al propio texto del catecismo: «1ª la forma de expresar las doctrinas, abstracta, escolástica, incomprensible a niños y rudos; 2ª la excesiva o exclusiva importancia dada por la Iglesia a semejantes fórmulas enigmáticas, a expensas de los hechos bíblicos, de la narración evangélica, de los ejemplos, de los discursos y parábolas de Jesucristo» (La Civiltà Cattolica 1 [1910] 403ss). A este propósito es útil recordar dos artículos publicados entonces por el Conde T. Gallarati-Scotti en Rassegna nazionale (16 noviembre de 1908 y 1 octubre de 1909). «El lenguaje teológico de los catecismos -escribía- hace oscuras las mismas verdades evangélicas pronunciadas por Cristo en la forma más accesible hasta para los espíritus simples» (p. 137).

37 DA por error pone “si suol” (se suele) en vez de “si vuol” (se quiere).

38 Los emigrantes italianos eran numerosos. En Piamonte, en 1895, eran unas 30.000 las personas que emigraron; en 1896, 24.826. Sólo en la provincia de Cúneo, en el quinquenio 1891-1895 los índices medios anuales alcanzaron las 15.000 unidades. El año 1905, en Cúneo mons. Fiore publicaba una pastoral sobre la emigración: hablando del fenómeno, “plaga dolorosa de la provincia”, señalaba a la generosidad de los fieles más pudientes la Sociedad de San Rafael, fundada en Piacenza en 1891 por mons. Scalabrini, y la Congregación salesiana, entrambas beneméritas de los emigrantes cuneeses en América, y la Obra de asistencia a los trabajadores y emigrantes en Europa y en el Levante, promovida por mons. Bonomelli, obispo de Cremona. (cf. RISTORTO M., “La acción social de los católicos cuneeses en la última treintena del siglo XIX” en Bollettino dell'Archivio per la storia del movimento sociale cattolico in Italia, Milán, a. III [1968], pp. 155-157).

39 DA dice Keranflech-Kernenze. Hacia 1886 había nacido, en Francia, la Asociación católica de la juventud. En su primer boletín se decía que su intento era agrupar a toda la juventud francesa de buena voluntad, con el fin de cooperar en el restablecimiento del orden social cristiano en Francia. Su método se sintetizaba en tres palabras: «piedad, estudio, acción». La Asociación acogía las directrices de León XIII (Carpineto Romano 1810 - Roma 1903), y se comprometió fuertemente en el campo social, sobre todo bajo la presidencia de Henri Barire y luego de Jean Lerolle. Esta orientación, popular y democrática, se manifestó en numerosos congresos que, hasta la publicación de DA, discutieron importantes temas sociales. Por ejemplo, el congreso de 1891 tuvo por tema el conocimiento y profundización de las condiciones de la juventud obrera en Francia; en el congreso de 1908, celebrado en Angers, se discutió en cambio la cuestión agraria; en el de Lyon, 1912, se afrontó la organización profesional de los y de las jóvenes. En este contexto hay que poner el empeño de una conferenciante de raza que llegó también a Turín. Simone de Boiboissel, la noble condesa Keranflech-Kernezne recientemente había publicado un opúsculo, usado como base para las conferencias. El título era: Causeries et conseils aux mères de famille [Conversaciones y consejos a las madres de familia], R. Prud'homme, Saint-Brieuc 1911. El P. Alberione pudo haberlo tenido en sus manos. El mismo argumento de las conferencias y del opúsculo volvió a tratarlo en otra breve publicación de 1925: Trois semaines rurales féminines. Causeries sur l'éducation [Tres semanas rurales femeninas. Conversaciones sobre la educación]. Los temas que la condesa más debatía concernían a: «l'enseignement ménager, la pédagogie familiale, l'assistance hygiénique sociale, comme bases de l'instruction de jeunes filles» [la enseñanza doméstica, la pedagogía familiar, la asistencia higiénico-social, bases de la instrucción de las jóvenes], como resulta de una conferencia suya impresa (16 páginas) en 1927. La condesa, de casa noble, se interesó de la formación social de la mujer más menesterosa, joven y campesina.

40 Juan Bautista Scalabrini nació en Fino Mornasco (Como) el 8 de julio de 1839 y murió en Piacenza el 1 de junio de 1905. De familia medio-alta, tras el liceo entró en el seminario donde tuvo como compañero a Luis Guanella. Fue ordenado sacerdote en Como el 30 de mayo de 1863 y permaneció en el seminario, primero como profesor y luego como rector, hasta 1870, teniendo ocasión de invitar, como predicador de Ejercicios, al por entonces párroco de Lovere, Jeremías Bonomelli (cf. DA 40, nota 19). Con éste, Scalabrini entabló más tarde una intensa colaboración pastoral.

41 Uniones profesionales: cf. DA 40; con cierto desdén Alberione aludirá también a “un sindicato obrero” (cf. DA 155) marcando, sin embargo, la importancia de la “cooperación”, de los “sindicatos” en general y de las “uniones profesionales”: cf. DA 202-203. El complejo mundo de la organización sindical italiana, sobre todo de carácter socialista (cámaras del trabajo, federaciones, Federterra) alcanzó su unificación nacional en 1906 con la creación, en Milán, de la Confederación general del trabajo (cf. el parecer negativo del P. Alberione en DA 33) que como objetivo estatutario se ponía «la dirección general y absoluta del movimiento proletario, industrial y campesino, por encima de cualquier distinción política». En realidad, la CGT siguió en manos de los socialistas de la corriente reformista (cuyo secretario general de 1907 a 1918 fue R. Rigola).

42 Cf. BOLO E., La mujer y el clero, o. c. [DA 29, nota 3], pp. 224ss.

43 DA dice Lècheroux de Pithìviers. El abate Léon Sécheroux había publicado un opúsculo, 31 pp. en octavo, titulado Une casse dotale, Imprimérie moderne, Pithiviers 1904. De este escrito hizo publicidad la Quinzaine del 16 de julio de 1904. Años más tarde (en 1906), este sacerdote, probablemente nacido en Pithiviers (una población al sur de París, famosa por ser la patria chica del pintor Baugin Lubin, 1612/13-1663, y del matemático Simeón Denis Poisson, 1781-1840), reeditó el opúsculo, impreso esta vez en Reims (rue de Venise, 48). De él salió un breve perfil bibliográfico en la publicación trimestral de carácter social, L'Action populaire, en el n. 104. Es difícil establecer en qué edición se haya inspirado el P. Alberione al escribir este párrafo sobre las cajas de dote. Resulta de todos modos interesante que se haya documentado con atención sobre lo que acaecía en la Iglesia de su tiempo, a favor de la mujer, incluso fuera de los confines del Piamonte y de Italia.

44 DA dice 5.

45 A horcajadas del 1800 y el 1900 se hacía publicidad, por ejemplo, de las PÍLDORAS PINK. Bajo el título “¡Levantaos!” se llamaba la atención a los «Hombres debilitados, agotados, cuyo espíritu ha decaído por las vigilias y cuyo cuerpo se ha vuelto anémico por los excesos». Pero el colmo de estas PÍLDORAS PINK es que no valían sólo para los hombres, agotados por los excesos sexuales, sino que eran también utilísimas para la “aurora de la mujer”. «La jovencita más atractiva ¿es necesariamente la más bella? ¡No! Las jovencitas más atractivas son las que resplandecen de salud y de vitalidad». Obviamente, debían haber tomado las PÍLDORAS PINK, “el más potente regenerador de la sangre, tónico de los nervios”. El anuncio llevaba estas frases rodeadas de figuras de muchachas en plena sazón, con o sin sombrerito; un anciano señor, a la derecha, quizás un médico, quizás un cliente de las funciones viriles de las mismas píldoras, las mira y las aprecia. Había además otras píldoras, por ejemplo las PÍLDORAS ORIENTALES («a 9 L. el tubito, libre de portes. Dirigir pedido con giro postal a la Liga italiana, vía Fra Doménico 9, Florencia»), que aseguraban un “Pecho de Diva”; y había una CREMA CIRCASSA: «Reconstruye, embellece y refuerza el Seno en DOS días».

46 DA emplea en este paso el nombre de una institución, ya en desuso, que podría denominarse como nodrizazgo.

47 Cf. Mt 25,40.45.