Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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Sección II
A MARÍA REINA DE LOS APÓSTOLES
A LA MADRE DEL BUEN PASTOR

«La perfecta devoción a María consiste en pensar como María, desear lo que desea María, querer lo que quiere María; obrar con María; tener las intenciones de María. En una palabra, ser enteramente de María, para vivir más intensamente en Jesucristo. Es perfecto devoto quien puede decir: Ya no vivo yo, vive en mí María. Y ello para dar con el camino que lleva a Jesús: ...vive en mí Cristo. Mi vida es Cristo; y el camino para llegar a él es María. [...]. ¿Quién alcanzará la perfecta devoción? Quien estudie mejor a María, imite mejor a María; ore mejor a María».1
La devoción mariana, vivida y propuesta por el P. Alberione, se expresa en el título «Reina de los Apóstoles». En una esquela autógrafa enviada al P. J. T. Giaccardo, que le había hecho llegar el borrador de su libro para la aprobación, el Fundador escribía: «He leído de un tirón todos los originales manuscritos del libro Regina Apostolorum; he llorado de reconocimiento al Señor por habernos puesto bajo la protección de esta Madre, Maestra y Reina, tan agraciada, tan buena, tan poderosa. Y he tenido que dolerme por haber retrasado tanto el promover entre el pueblo el culto y la devoción a este título. ¡Ahora intentaremos ir más aprisa! Ella es la madre
de todas nuestras (vocaciones) y del conjunto de ellas. Imprimamos, difundamos; oremos a nuestra Madre... Deo gratias! Deo gratias! - Afmo. M. Alberione».2
Las siguientes oraciones marianas, escritas por el P. Alberione, o hechas suyas, se desumen de las sucesivas ediciones del manual o de impresos o minutas presentes en el Archivo histórico general de la Familia Paulina. Para las noticias históricas y contextuales se recurre al ya citado Diario del P. Antonio Speciale, secretario del Fundador desde 1946; y al copioso material recogido por el P. Gabriel Amorth en un precedente sondeo acerca de las oraciones paulinas en general. Una exposición más exhaustiva lo ofrece el opúsculo Las Oraciones marianas del P. Alberione. Historia y comentario, Ed. Archivo histórico general de la F.P., Roma 1988.
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A LA REINA DE LOS SANTOS

«Oración compuesta por el Primer Maestro en los primeros años de la fundación del Instituto»: así leemos en una nota de otra mano al dorso de la hoja que lleva el texto autógrafo. Otra redacción, asimismo manuscrita y quizás anterior, aparece en un cuaderno personal del P. Alberione, allá por 1914-1916. Está escrita a lápiz, con un apunte de ocho líneas a pluma que presenta un programita espiritual en tres puntos: Piedad, Estudio, Dirección.3 Muy probablemente la oración no iba destinada más que a la piedad del autor, ocupado entonces en los primeros pasos de la fundación. Se publicó la primera vez en las citadas Oraciones marianas...
No es fácil establecer cuánto sea efectivamente del P. Alberione y cuánto pertenezca a la pluma de san Alfonso de Ligorio, cuya huella es evidente tanto en el estilo como en el vocabulario. Pero lo importante es que las ideas y las expresiones eran familiares para el espíritu de nuestro Fundador, al menos en los primeros decenios del siglo.
De todos modos, esta oración constituye una etapa significativa en la espiritualidad del P. Alberione: representa lo que él considera una premisa necesaria para el logro de su vocación y misión: la devoción a María.


Virgen santísima, concebida sin mancha, madre de Dios, reina de todos los santos: yo, indignísimo pecador, me presento ante vos para pediros una gracia que vuestro corazón no puede negarme: ¡quiero pediros vuestra devoción!
Levanto los ojos al cielo y sé que está poblado de miles de santos vuestros devotos. Numerosos escuadrones de confesores, de vírgenes y de mártires se unen a los apóstoles, a los profetas y a los patriarcas saludándoos como a su reina, ejemplo, salvación y principio de su santidad.
Madre, me siento movido casi a envidia pensando en su suerte feliz, segura y eterna, mientras yo estoy siempre en gravísimo peligro de pecar y perderme. Por este temor yo temblaría continuamente, si no pensara que vuestro y mi Jesús ha preparado también para mí un puesto en el cielo y que puedo llegar allí si soy vuestro devoto.
Quien es devoto vuestro, María, se salva; quien es muy devoto vuestro se hará santo. ¡Oh feliz esperanza, oh dulce confianza! Yo deseo ser devoto vuestro, refugiarme en vuestros brazos, confiarme del todo a vos.
No podéis rechazarme, Madre, por mucho que yo sea el más indigno de vuestros hijos. Recordad las miradas amorosas y las palabras con que Jesús, moribundo en la cruz, os encomendaba mi causa.
Obtenedme la perseverancia en mi resolución de cultivar durante toda mi vida alguna práctica devota en honor vuestro.
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A MARÍA REINA DE LOS APÓSTOLES
«Oh inmaculada María»

Compuesta entre 1920 y 1922 sobre la pauta de una oración análoga del cardenal Richelmy de Turín,4 esta fórmula aparece ya en la primera edición del manual de oraciones. Con frecuencia la encontramos citada en el boletín Unión Cooperadores Buena Prensa,5 y reproducida idéntica en 1926, precedida de un largo artículo que explica su sentido y la comenta, remontando su origen a la encíclica mariana de León XIII.6
Por su riqueza de contenido y por el ansia apostólica que la recorre, cabe considerar esta plegaria como la primera oración apostólica del P. Alberione.
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Oh inmaculada María, corredentora de la humanidad, mira a los hombres rescatados por la sangre de tu Hijo divino y todavía envueltos en tantas tinieblas de errores y en tanto lodo de vicios.
La mies sigue siendo mucha, pero los obreros son todavía muy escasos.8 María, ten compasión de tus hijos que Jesús, al morir, te encomendó desde la cruz.9
Multiplica las vocaciones religiosas y sacerdotales;10 danos nuevos apóstoles,11 llenos de sabiduría y fervor. Ampara con tus maternales cuidados a quienes consagran su vida a favor del prójimo. No olvides12 cuanto hiciste para formar a Jesús y al apóstol Juan; recuerda tus dulces insistencias ante el Señor, para obtener la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. Tú fuiste13 su consejera y sigues siéndolo de los apóstoles de todos los tiempos.
Con tu omnipotencia suplicante, obtén sobre los llamados al apostolado un nuevo Pentecostés que les santifique y les encienda de santo ardor por la gloria de Dios y la salvación de los hombres. Guíalos tú en todos sus pasos, prevenlos con tus gracias, sostenlos en los momentos de desaliento y corona sus esfuerzos con frutos copiosos.
Escúchanos, María:14 que todos los hombres acojan al divino Maestro, Camino y Verdad y Vida, siendo dóciles hijos de la Iglesia católica, y que en la tierra entera resuenen tus alabanzas y se te honre como madre, maestra y reina, de modo que todos alcancemos la felicidad eterna.15
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CORONITA A LA REINA DE LOS APÓSTOLES

El título y el significado de esta gran oración se los explicó a los Cooperadores paulinos en un artículo del 1° de octubre de 1922, titulado El rosario de María Reina de los Apóstoles: «Toda alma cristiana alimentará... la devoción a María con el santo rosario. El rosario es oración, es meditación, es consuelo, es unión con Dios, es apostolado. A María Reina de los Apóstoles se la puede honrar con misterios especiales, que evocan mejor este título, y son: el 1° gozoso, el 5° doloroso, el 3°, 4° y 5° gloriosos...».16 Se trata pues de una corona de cinco oraciones que desarrollan los misterios apostólicos de María, cada uno de los cuales es contemplado, hecho objeto de alabanza y de súplica por las necesidades de una vida consagrada al apostolado.
Compuesta a comienzos de los años 1920, esta coronita aparece ya en la primera edición del manual de oraciones (1922). La paternidad del contenido es indudablemente alberioniana, mientras en la redación literaria contribuyeron probablemente Timoteo Giaccardo y Paolo Marcellino. El problema de la paternidad se agudizó cuando, en el manual de 1946, salió una redacción totalmente refundida y abreviada, que en la concisión del lenguaje manifestaba con evidencia la mano del P. Alberione. Tal redacción breve no fue bien acogida por la mayoría de los paulinos, de modo que el propio autor sugirió ignorarla y volver a la coronita larga.
17 La fórmula breve la reproducimos al final de esta.

1. [APÓSTOL(A) POR SER MADRE DEL VERBO]

Amabilísima Reina del cielo y de la tierra, hija predilecta del Padre, excelsa madre del Hijo divino, ínclita esposa del Espíritu Santo, venero y alabo aquel privilegio único en el mundo, por el que, agradando al Señor con tu humildad y fe, conservando la más límpida virginidad, llegaste a ser la excelsa madre del divino Salvador, nuestro Maestro, luz verdadera del mundo, sabiduría increada, fuente y primer apóstol de la verdad.
Has dado a leer al mundo el libro: el Verbo eterno.18
Por el gozo inefable que experimentaste y por aquel privilegio tan sublime, bendigo a la augusta Trinidad y te ruego me obtengas la gracia de la sabiduría celestial y ser humilde y fervoroso discípulo de Jesús e hijo devoto de la Iglesia, columna de la verdad.
Haz que resplandezca en toda la extensión del mundo la luz del evangelio; vence los errores, reuniendo alrededor de la cátedra de Pedro a todos los hombres; ilumina a los doctores, predicadores y escritores, madre del buen consejo, trono de la sabiduría y reina de los santos.19

Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
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2. [APOSTOLADO DE LA CORREDENCIÓN]

María, reina de todos los ángeles, llena de gracia, concebida sin mancha, bendita entre las creaturas, sagrario viviente de Dios, recuerda el doloroso y solemne momento en que Jesús, a punto de morir en la cruz, te entregó como hijo a Juan, y en él a todos los hombres, especialmente a todos los apóstoles.
¡Qué amor tan entrañable inundó en aquel momento tu corazón hacia los consagrados al apostolado, a seguir el camino de la cruz, el amor de Jesús!
Por tus inefables dolores y los de tu divino Hijo, por tu corazón de madre, aumenta el glorioso escuadrón de los apóstoles, los misioneros, los sacerdotes y las vírgenes.
Resplandezca en ellos la santidad de vida, la integridad de las costumbres, la sólida piedad, la humildad más profunda, la fe más inquebrantable, la caridad más ardiente. Que todos sean santos, sal que purifique la tierra y luz del mundo.

Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
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3. [MATERNIDAD APOSTÓLICA EN EL ESPÍRITU]

Virgen inmaculada, augusta reina de los mártires, estrella de la mañana, refugio seguro de los pecadores, alégrate de haber sido maestra, consuelo y madre de los apóstoles en el cenáculo, para invocar y obtener el divino Consolador, el Espíritu con sus siete dones, amor del Padre y del Hijo, renovador de los apóstoles.

Por tu misma omnipotencia suplicante, por tus humildes e irresistibles oraciones que conmueven siempre el corazón de Dios, obtenme la gracia de comprender el valor de los hombres rescatados del infierno por Jesús con su preciosísima sangre.
Que cada uno de nosotros se entusiasme por la belleza del apostolado cristiano; que el amor de Cristo nos apremie y nos conmueva la indigencia espiritual de la pobre humanidad. Haz que sintamos en nuestro corazón las necesidades de la niñez, de la juventud, de la virilidad20 y de la vejez; que los pueblos de la gran África, la inmensa Asia, la prometedora Oceanía,21 la agitada Europa y ambas Américas ejerzan sobre nosotros una poderosa atracción; que el apostolado del ejemplo y de la palabra, de la oración y de la prensa, del cine, de la radio y de la televisión, de las almas del purgatorio,22 conquiste a muchos corazones generosos hasta los más costosos sacrificios. Madre de la Iglesia, Reina de los Apóstoles, abogada nuestra, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
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4. [APOSTOLADO CELESTE DE MARÍA]

María, entrañable madre nuestra, puerta del cielo, fuente de paz y alegría, auxilio de los cristianos, confianza de los moribundos y esperanza incluso de los desesperados: pienso en el momento dichoso en que dejaste la tierra para ir al encuentro definitivo con Jesús. Con amor de predilección, Dios omnipotente te llevó bella e inmortal a la gloria del cielo.

Te contemplo ensalzada sobre los ángeles y santos:23 confesores y vírgenes, apóstoles y mártires, profetas y patriarcas; y también yo, desde el lodo de mis culpas, me atrevo a unirme a ellos con voz de pecador indigno, pero arrepentido, para alabarte y bendecirte.
María, conviérteme de una vez; concédeme llevar una vida penitente, para que, después de una santa muerte, pueda unir mi voz a la de los santos y alabarte en el cielo.
Me consagro a ti y, por ti, a Jesús; renuevo, conscientemente y delante de todos los ángeles y santos, las promesas del santo bautismo. Ratifico, poniéndolo en tu corazón, el propósito de luchar contra mi egoísmo y combatir sin tregua mi defecto principal, que muchas veces me ha hecho incurrir en culpa.
María, refugio de los pecadores, estrella de la mañana, consoladora de los afligidos, realiza la obra más hermosa: transformarme de gran pecador en gran santo.

Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
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5. [REALEZA Y MEDIACIÓN UNIVERSAL]

María, estrella del mar, mi dulce soberana, nuestra vida y reina de la paz: dichoso el día en que la augusta Trinidad te coronó reina del cielo y de la tierra, dispensadora de todas las gracias, madre nuestra amabilísima. ¡Qué triunfo para ti, qué felicidad para los ángeles, para los santos, para la tierra y para el purgatorio!
Bien sé que quien te ama, oh María, se salvará y quien te ama mucho será santo y participará un día de tu mismo triunfo en el cielo. No dudo de tu bondad ni de tu poder, sólo temo mi inconstancia en rogarte.
Alcánzame la perseverancia, María; sé mi salvación. Experimento mis pasiones, el demonio y el mundo. Tenme siempre junto a ti y junto a Jesús. No me dejes caer, madre; no te alejes de mí ni un instante!
¡Qué hermoso es dirigirte la primera mirada de la mañana, caminar en tu presencia durante todo el día y descansar bajo tu protección por la noche! Tú tienes sonrisas para los niños inocentes, fuerzas para la juventud que lucha, luz para el adulto que trabaja, consuelo para la vejez que aguarda el cielo.
María, te consagro mi vida entera; ruega por mí ahora y en la lucha suprema al momento de la muerte. Recíbeme entonces, cuando haya espirado, y no me abandones hasta que pueda postrarme ante tu trono en el cielo para amarte por toda la eternidad. María, reina, abogada y dulzura mía, alcánzame la santa perseverancia.

Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
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CORONITA BREVE A MARÍA REINA DE LOS APÓSTOLES

La redactó el P. Alberione hacia 1945, después de la coronita a Jesús Maestro, y pasó al manual Oraciones de la Pía Sociedad de San Pablo, edición de 1946. Retoma de forma concisa los temas de la precedente coronita mariana de los años 1920, pero no tuvo éxito y desapareció en las ediciones sucesivas de las oraciones paulinas.

Deus in adiutorium, etc.


1. María, reina de los mártires y de los vírgenes, contemplo el gran momento de la encarnación del Verbo, cuando vos fuisteis elevada a la dignidad de Madre de Dios, llegando a ser también la madre de los hombres y la reina de los santos, especialmente de los apóstoles.
Por estos privilegios, obtenedme la sabiduría celeste; iluminad a los doctores, escritores y predicadores; haced que brille doquier la luz del evangelio; alejad los errores; reunid en torno a la cátedra de Pedro a todos los hombres.

Dios te salve, María...
María, madre, maestra y Reina de los Apóstoles, rogad por nosotros.

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2. María, reina de los ángeles y de los santos, contemplo la escena del Calvario, cuando Jesús desde la cruz os proclamó madre del apóstol san Juan y, en él, de todos los hombres, particularmente de los apóstoles.
Por vuestro amor tierno y universal, acrecentad el glorioso escuadrón de los misioneros, de los sacerdotes y de los religiosos, y haced que resplandezcan por la santidad de vida, siendo luz del mundo y sal de la tierra.

Dios te salve, María...
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3. María, reina de los patriarcas y de los profetas, pienso en los días que pasasteis en el cenáculo como maestra y Reina de los Apóstoles invocando y recibiendo al Espíritu Santo con sus dones.
Por vuestra omnipotencia suplicante, dadnos a conocer el valor de las almas, la santidad del celo y la hermosura de nuestro apostolado. Purificadnos y santificadnos para que produzcamos mucho fruto.

Dios te salve, María...
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4. María, Reina de los Apóstoles y de los confesores, considero el momento en que la predilección omnipotente del Señor os resucitò de la muerte y os subió al cielo, donde fuisteis coronada por la santísima Trinidad como reina del cielo y de la tierra.
Me atrevo a unirme con los bienaventurados para alabaros y suplicaros que llevéis al cielo a este vuestro indigno siervo e hijo. Renuevo las promesas del santo bautismo y me consagro a vos con todo cuanto tengo. Soy vuestro: guardadme como cosa y posesión vuestra.

Dios te salve, María...
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5. María, reina de la Iglesia y del universo, os contemplo en la gloria celestial donde ejercéis vuestra realeza misericordiosa como mediadora y dispensadora de todas las gracias. Siempre amparasteis con vuestra protección al papa y a la Iglesia. Siempre habéis suscitado nuevos apóstoles según la necesidad de los tiempos y les habéis formado y consolado con frutos abundantes.
Multiplicad ahora vuestros cuidados, porque han aumentado las insidias de la serpiente tentadora. Que bajo vuestra mano prosperen todos los apostolados para gloria de Dios y paz de los hombres. Que en todas partes se reconozca al divino Maestro, Camino, Verdad y Vida; y todas las generaciones os proclamen dichosa.

Dios te salve, María...
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MAGNÍFICAT ÁNIMA MEA MARÍAM

El texto latino de estas variaciones sobre el himno lucano de María (cf. Lc 1,46-55) apareció en el boletín San Paolo del 1° de mayo de 1935, como conclusión de un artículo que explicaba el nuevo cuadro de la Regina Apostolorum, pintado en tela por G.B. Conti a petición del P. Alberione. El gozo incontenible de todas las comunidades albeses y del propio Fundador, así como la fiesta narrada por las crónicas del tiempo, queda bien expresado por esta oración, rezada y cantada como un jubiloso himno de alabanza, paralelo al evangélico Magníficat.

Magníficat * ánima mea Maríam.
Et exultávit spíritus meus, * in Matre, Regina et Magistra mea.
Quia respéxit Deus humilitátem ancillæ suæ, * ecce beatam eam dicunt cœlites et hómines.
Quia fecit ei magna qui potens est * et Immaculatam et Vírginem Matrem et in cœlum Assumptam.
Et misericordia Maríæ a progenie in progenies * diligéntibus et quæréntibus eam.
Potentia et sapientia et amor Maríæ * salvat húmiles mente cordis sui.
Trahit ad se omnes qui eam respiciunt, * qui currunt in odorem unguentorum suorum.
Esurientes implet bonis, * cæcis præstat lucem cordis.
Dedit orbi Magistrum Jesum * qui est benedictus fructus ventris sui.
Et ipse factus est nobis sapientia a Deo, * et justitia et sanctificatio et redemptio in sæcula.
Gloria Patri, etc.

TRADUCCIÓN

Mi alma ensalza a María * y mi espíritu se goza en unión con mi madre, reina y maestra;
Porque Dios se fijó en la humildad de su sierva, * los habitantes del cielo y de la tierra la proclaman dichosa.
Pues el Poderoso realizó en ella cosas grandes * haciéndola inmaculada, virgen-madre y asunta al cielo.
Y la misericordia de María se extiende de generación en generación * a favor de cuantos la aman y la buscan.
Su sabiduría, su poder y su amor * salvan a los humildes de mente y de corazón.
Ella atrae a sí a cuantos la contemplan * y corren al encanto de sus perfumes.
Colma de bienes a los hambrientos, * concede a los ciegos la luz del corazón.
Ella ha dado al mundo a Jesús, el Maestro, * el fruto bendito de su vientre.
Y él ha sido constituido por Dios sabiduría y salvación para nosotros, * santificación y redención perennes.
Gloria al Padre, etc.
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CONSAGRACIÓN A MARÍA
REINA DE LOS APÓSTOLES

Fórmula de consagración que el P. Alberione pronunció en la fiesta de la Reina de los Apóstoles (junio de 1936), durante la solemne procesión por los patios de Casa Madre en Alba.24

María, virgen bendita y madre de Dios, recordad el gran momento en que Jesús desde la cruz os entregó a todos los pobres hijos de Eva. Sois, pues, nuestra madre, y nosotros vuestros hijos. Aquí nos tienes con cuanto somos y poseemos: os lo consagramos todo. Queremos ser vuestros como lo fue Jesús; y queremos que seais nuestra madre como lo fuisteis con Jesús. Hacednos crecer en sabiduría, edad y gracia; defendednos en los peligros; asistidnos en la hora de nuestra muerte; llevadnos con vos a la gloria del paraíso.
Vos cosechasteis... los más numerosos frutos de la redención; vos obtuvisteis el Espíritu Santo a vuestros primeros hijos, los apóstoles; vos les protegisteis, entonces y siempre.
Ea, madre, maestra y reina nuestra, seguid con nosotros vuestros maternales cuidados. No miréis nuestra indignidad, fijaos sólo en nuestras necesidades, en vuestro poder ante Dios y en la bondad de vuestro corazón.
Mostrad al mundo a vuestro Jesús; que se dilaten los frutos de sabiduría, virtud y gracia de vuestro Hijo; que se multipliquen los religiosos, las religiosas y los sacerdotes dedicados de por vida a la gloria de Dios y la paz de los hombres; que todos sean santos y salven a muchos. Glorificad a la Iglesia, proteged al papa, convocad a todos a la escuela de Jesús, Maestro de la humanidad. - Así sea.
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CORONITA A MARÍA
MADRE DEL BUEN PASTOR

Mientras se hospedaba en las Pastorcitas de Massa Martana (Perusa), el Primer Maestro, el «4 de abril de 1948, compone la coronita a María, madre del buen Pastor», leemos en el Diario. De esa coronita existe el texto manuscrito en cinco caras de un cuaderno.25 El contenido copia en parte la coronita a la Reina de los Apóstoles y en parte retoma otros temas tratados en meditaciones y escritos varios. El P. Alberione le dio gran importancia, la comentó a menudo y la recomendó incluso a las comunidades de otras naciones.26

1. [MADRE DE DIOS]

María, madre de Dios, todas las generaciones proclamen las grandes obras que por ti ha hecho el Señor. Tú eres la virgen, la llena de gracia, la madre del buen Pastor. Tú le criaste, amaste, escuchaste, seguiste y contemplaste moribundo por nosotras en la cruz. Todo nos viene de él y de ti: la Iglesia, el evangelio, los sacramentos, la vida religiosa, la vida eterna. Tú eres el gozo de la Iglesia celeste y la esperanza y refugio de la Iglesia peregrina. También yo quiero ser tuya como Jesús. Te ofrezco cuanto soy y cuanto tengo: ilumíname, hazme dócil y fiel.

María, madre del buen Pastor, ruega por nosotros.
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2. [CORREDENTORA]

María, madre del buen Pastor y madre mía, te contemplo dolorosa en el Calvario. Allí tu Hijo dio su vida por las ovejas, allí puso en tus manos su rebaño y te encomendó los pastores de la Iglesia. Tu corazón se abrió para acoger a todos, sacerdotes y fieles. Sostuviste a la Iglesia naciente, la criaste con la oración y la palabra, la fortaleciste con tu testimonio. Desde el cielo has asistido siempre al pueblo de Dios: por ti la fe conservó su pureza, florecieron muchos santos y fueron vencidas las fuerzas del mal. Madre de la Iglesia, haznos hijas cada vez más dóciles, devotas y fuertes. Con tu poderosa intercesión ruega para que haya un solo rebaño bajo un solo Pastor. Conforta al papa, inspira a los maestros de la fe y guía a todos los responsables de la pastoral.

María, madre del buen Pastor...
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3. [MADRE DE MISERICORDIA]

María, madre del buen Pastor, aquí tienes a una oveja de tu rebaño y de Jesús. Soy una oveja descarriada: sálvame, refugio de los pecadores. Voy en busca del camino del cielo: ilumíname, o madre del buen consejo. Soy débil y miedosa: llévame en tus brazos, virgen poderosa. Soy una oveja asediada por los lobos: defiéndeme, madre del Salvador. Sana mis heridas. Nútreme con el fruto bendito de tu vientre, Jesús-eucaristía. Soy una oveja que ama a Jesús-pastor y a ti, buena Pastora: haz que os ame cada vez más. No permitas que me separe de vosotros. Acógeme en la hora de la muerte y reúneme con las ovejas dóciles y fieles.

María, madre del buen Pastor...
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4. [REINA DE LOS CONSAGRADOS]

Madre del buen Pastor, multiplica los religiosos y haz que sean luz para el mundo, maestros de auténtica piedad e intercesores ante Dios. Que con el sacrificio, la oración y las actividades apostólicas y caritativas, sean sal de la tierra, fuerza de los pobres y guías para los hermanos. Obtenles ser constantes en la vivencia de los votos y en el progreso de cada día. Madre de los santos y reina de los religiosos, ruega por nosotras para que alcancemos la santidad y seamos un día tu gozo en el cielo.

María, madre del buen Pastor...
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5. [MEDIADORA Y MATERNAL PASTORA]

Madre del buen Pastor y Pastora nuestra, ten compasión de tus hijos dispersos, de quienes yerran aún como ovejas sin pastor. Salva a los inocentes, convierte a los pecadores, da fuerza a los débiles, sostén a los vacilantes, conforta a los atribulados, asiste a los agonizantes, forma una multitud de santos y danos buenos apóstoles y pastores. Tú sabes, madre, en qué valle de lágrimas vivimos, en medio a cuántos enemigos caminamos, de qué frágil arcilla estamos hechos. Vuelve a nosotras tus ojos misericordiosos. La humanidad no tiene otra esperanza más que tú. Condúcela a Jesús Camino, Verdad y Vida, Pastor eterno de todos los hombres, y al gozo del cielo.

María, madre del buen Pastor...
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CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO
A MARÍA SANTÍSIMA REINA DE LOS APÓSTOLES

Esta oración de encomienda, una de las más apreciadas de todo el repertorio, «la compuso el Primer Maestro en Roma hacia 1937-38 para la consagración de los novicios y novicias a la Virgen, sustituyendo la de san Luis Mª. Grignión de Montfort, usada hasta entonces, y que -decía- no era completa, pues le faltaba la parte concerniente al apostolado» (Hna. Lucina Bianchini, FSP). Esta oración entró en el libro de las oraciones paulinas sólo en 1951 (edición albesa), mientras en la edición romana de 1952 ocupa la última página, antes del Índice, con la indicación Para los novicios.27 El texto ha quedado casi inalterado en todas las ediciones sucesivas.

Recíbeme, María, madre, maestra y reina, entre los que amas, nutres, santificas y guías en la escuela de Jesucristo, divino Maestro.
Tú reconoces en los planes de Dios a los hijos que él elige, y con tu oración les obtienes gracia, luz y auxilios especiales. Mi Maestro, Jesucristo, se confió totalmente a ti, desde la encarnación hasta la ascensión, y esto es para mí enseñanza, ejemplo y don inefable, por lo que también yo me pongo plenamente en tus manos.
Consígueme la gracia de conocer, imitar y amar cada vez más al divino Maestro Jesús, Camino, Verdad y Vida; preséntame tú a él, pues soy un pecador indigno, sin más títulos que tu recomendación para ser admitido en su escuela.
Ilumina mi mente, fortalece mi voluntad, santifica mi corazón en esta etapa de mi trabajo espiritual, para que aproveche tanta misericordia, y pueda al fin decir: «Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí».28
Apóstol san Pablo, padre mío y fidelísimo discípulo de Jesús, fortalece mi voluntad: quiero comprometerme con toda el alma hasta que se forme Jesucristo en mí.29
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CONSAGRACIÓN DEL APOSTOLADO
A MARÍA REINA DE LOS APÓSTOLES

Esta oración, de amplio alcance y notable espesor doctrinal, la compuso el P. Alberione hacia 1940. Se publicó en el manual de 1944, pero se remontaría incluso a 1938.30 El original manuscrito, en dos caras de cuaderno, carece de referencias cronológicas y contextuales. Pero sabemos que el propio P. Alberione la presentó a las comunidades romanas de la Familia Paulina, explicándola detalladamente, antes de proceder a la solemne consagración del apostolado.31
Los temas de la oración, apuntados ya en precedentes plegarias a la Reina de los Apóstoles, se desarrollan aquí según una estructura que, a grandes rasgos, evoca las anáforas litúrgicas: alabanza, anámnesis, acción de gracias, intercesión, doxología.
32

Dios te salve, María, madre, maestra y reina de todo apostolado.
Tú en el cielo eres reina de los ángeles y de los patriarcas, de los apóstoles y de los mártires, de los confesores y de los vírgenes. Tu mirada se dirige constantemente hacia la tierra sobre justos y pecadores, siempre solícita por la salvación de todos.
Jesús, desde la cruz, te confió la misión de ser nuestra madre e inflamó tu corazón de amor y solicitud universal. Continúa, pues, suscitando, sosteniendo y formando santas vocaciones para todos los apostolados a favor del reino de tu Hijo divino.
Nosotros, llamados al santo apostolado de la comunicación social,33 te consagramos hoy todas nuestras plumas,34 las máquinas,35 las iniciativas y las fatigas del trabajo diario. Sobre todo te consagramos nuestro ser: energías, inteligencia, voluntad y corazón. Somos tuyos, madre querida, y todo cuanto tenemos se lo ofrecemos a Jesús por mediación tuya.
Haz que descienda sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, con la abundancia con que descendió sobre los primeros apóstoles. Abre nuestro entendimiento para que comprendamos la grandeza de nuestra vocación; fortalece nuestra voluntad y enciende el amor en nuestros corazones; santifica a los escritores, técnicos y difusores.
Que escuchemos, sigamos y amemos a Jesucristo, divino Maestro. Que el pecado no profane nunca nuestras personas ni estos locales a ti consagrados. Virgen inmaculada, aplasta la cabeza del insidioso demonio del desaliento.
Vive entre nosotros, María. ¡Dichosos los que viven en tu casa!
Te prometemos usar con respeto los medios de nuestro apostolado, pues son tuyos, reina nuestra. Nos comprometemos a que las ediciones tengan un contenido pastoral y una forma digna de las verdades36 que encierran, ofreciendo siempre, contigo, a Jesucristo, Camino y Verdad y Vida. Que el evangelio se difunda37 e ilumine al mundo según el espíritu de san Pablo, nuestro padre, y que todas las generaciones te proclamen dichosa, oh María.
Habla, Jesús, pronuncia tus palabras de vida eterna; derrama tu Espíritu sobre la humanidad; que haya una sola escuela, como una sola es la verdad, uno el Maestro, una la fe, una la Iglesia.
Tú estás con nosotros y desde aquí quieres iluminar; concédenos vivir siempre en continua conversión.38
Bendice a cuantos cooperan con la oración, la acción y los recursos económicos.
Ven, Jesús, vive en nosotros y reina en el mundo, por María y con María.
Que nuestra muerte sea serena como la de quien ha sido fiel a su vocación; y nuestro juicio sea el momento en que el buen trabajador recibe contento su recompensa. Que nuestro premio eterno sea el reservado a la gloriosa multitud de los apóstoles.
Por ti, Jesús, y por ti, María, gloria a Dios por los siglos y en la tierra paz a los hombres. Amén.
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ORACIÓN BREVE
POR EL APOSTOLADO ESPECÍFICO

Esta concisa oración, que puede considerarse un compendio de la precedente, aparece en una minuta manuscrita en dos hojitas, sin fecha ni alguna otra indicación, en las que hay un esquema de discurso (¿o artículo?) sobre la teología de la edición. Cabe recordar algunos rasgos de gran interés:
«Brille siempre el ideal: para que nos guíe; para que tengamos las necesarias disposiciones: inocencia, fe, amor.
Primera edición; el Padre celeste ab æterno es el Editor del Hijo: Quem Páter supremus édidit (liturgia). Él nos dé el primer apostolado, la vida interior, formando en nosotros a Jesucristo...
El Hijo divino Editor del evangelio... Que él se nos revele a sí mismo, Maestro divino, Camino y Verdad y Vida, viviente en la Iglesia. Él es la sustancia, el principio, la vida y el premio de nuestras ediciones.
El Espíritu Santo es el Autor y Editor de la sagrada Escritura... Él nos conceda modelarnos según ella, e imitar a Dios Escritor y Editor.
Segunda edición: María es la editora del Verbo humanado... Édidit Salvatorem...
María es asimismo madre, maestra y reina de los editores y de las ediciones...».

María, que habéis editado el Verbo divino encarnado,
que sois la reina de los editores y de las ediciones,
que sois la vida de todo apóstol,
miradme con misericordia
y bendecid este trabajo
que realizaré con vos y en vos.39
~
OTRA ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA
POR LA BUENA PRENSA

Con este título apareció en el manual de oraciones de 1946 la siguiente oración, compuesta probablemente para los lectores y distribuidores de una revista paulina.40
Lo que sorprende, en el texto de esta oración, es la ausencia del apelativo habitual «Reina de los Apóstoles»41 y el lenguaje característico del clima de posguerra.42 No obstante, los temas son los propios del P.Alberione y de su sensibilidad pastoral.

María, madre de Jesús, hacednos comprender cada vez más y deplorar la ruina funesta causada en los hogares cristianos por los malos periódicos, que blasfeman contra vuestro Hijo, calumnian a su Iglesia y propalan escándalos.
Infundidnos, Virgen santa, un deseo más audaz de alejar de las familias esta prensa impía, que acarrea ruina, y de propagar por todas partes la prensa católica.
Conceded vuestra materna protección a quienes se dedican a este urgente apostolado. Haced fecunda su palabra, sus sacrificios, sus pasos. Otorgad a sus esfuerzos la dulce recompensa de ver difundidos más ampliamente los periódicos que defienden, sin vacilar, la doctrina de Jesucristo.
Y para que merezcamos, oh María, el éxito en esta santa cruzada, guardad nuestra alma intacta de todo pecado.
Alcanzadnos, en fin, tras esta vida, la corona prometida a quienes han combatido la buena batalla y conservado intacta la fe.
Así sea.
~
CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA A MARÍA

La siguiente oración se publicó en el San Paolo de febrero de 1949,43 en el contexto de una campaña lanzada por el P. Alberione para la consagración de las familias a la Virgen santísima.44 La oración iba precedida de un artículo del mismo autor, con el título María en la familia, donde entre otras cosas se decía: «Para el año 1949 la Pía Sociedad de San Pablo ha impreso el calendario La Virgen en la familia. El pensamiento que guió la iniciativa es que en cada familia cristiana María sea la madre, maestra y reina de la casa; que entre en ella con maternal solicitud, como entró en casa de Zacarías; que sea acogida gozosamente por los familiares como la acogió santa Isabel; y que permanezca activa y benéfica como se quedó en aquella casa unos tres meses (cf. Lc 1,56)... Es hermoso consagrar nuestras familias al sagrado Corazón de Jesús; pero si en casa entra antes María, ella llevará a Jesús. Per Maríam ad Iesum».

Venid, María, entrad y habitad en esta casa, que os ofrecemos y consagramos. ¡Bienvenida seáis! Os recibimos con gozo de hijos. Somos muy indignos; pero vos sois tan buena que gustosamente asentáis vuestra morada con los hijos más necesitados.
Os acogemos con el mismo afecto con que Juan os recibió en su casa después de la muerte de vuestro Jesús.
Distribuid a cada uno de nosotros las gracias espirituales que nos son necesarias, como las llevasteis a la casa de Zacarías. Dadnos las gracias materiales, como obtuvisteis a los esposos de Caná el cambio del agua en vino.
Tened siempre alejado de nosotros el pecado. Sed luz, gozo y santificación, como lo fuisteis en Nazaret.
Sed aquí madre, maestra y reina.
Aumentad en nosotros la fe, la esperanza y el amor. Infundidnos el espíritu de oración. Que more siempre aquí Jesús, Camino, Verdad y Vida.
Suscitad vocaciones entre nuestros familiares.
Que todos los miembros de esta familia se encuentren reunidos en el cielo.

«Cómo celebrar la consagración. - Se escoge un sábado, el primero o el último día de mayo o una fiesta particular de María, como se prefiera. Sería al menos deseable que todos los miembros de la familia se acercasen a los santos sacramentos. Se adquiere un cuadro o una estatua de María Regina Apostolorum, posiblemente, o del Corazón de María o de la Inmaculada, etc. A la hora conveniente la familia se reúne, se encienden velas, el jefe de casa lee la fórmula de la consagración, y se termina con el rezo del rosario.
A María hay que considerarla en casa como madre y reina. Se trabaja bajo su mirada, como hacía Jesús en la casa de Nazaret. Se recurre a María en cualquier necesidad espiritual y material. Las personas más adelantadas en espíritu lo harán todo desde María, por María, con María y en María. Ante su imagen se rezan las oraciones y posiblemente el santo rosario...
Es muy conveniente que, en las parroquias, la peregrinatio Mariæ o el mes de mayo o la jornada mariana, concluyan con esta consagración...».

Estas ideas del P. Alberione no afloran sólo allá por los años de 1950, sino que las encontramos plenamente desarrolladas en una serie de oraciones de los años 1930, contenidas en el opúsculo Oremos a la Reina de los Apóstoles, publicado en 1933 por el P. M. Ghione (Alba-Roma, Pía Sociedad de Hijas de San Pablo): Consagración de la familia, pp. 62-64. - Sobre el mismo tema volverá el P. Alberione en 1959, con otras oraciones de consagración, que reproducimos más adelante.
~
SÚPLICA OMNIPOTENTE

Escrita el 23 de octubre de 1951,45 esta oración refleja una situación particular en la vida del P. Alberione. Por el Diario de su secretario sabemos que por entonces «el Primer Maestro anda pensativo y triste», a causa de defecciones y crisis de hermanos, que él encomienda a los respectivos superiores con emotivas expresiones de solidaridad. Añádase a ello una desesperada situación económica, grávida de amenazas, que le angustia hasta quitarle el sueño.46 Él se hace cargo de tal coyuntura, aunque no tenga responsabilidad alguna, e invoca la misericordia de Dios.
La presente oración se inserta así en la tradición bíblica de la «confesión de las culpas» por parte del profeta o del sumo sacerdote, en nombre de todo el pueblo.
47 No se expresan peticiones particulares, sino un gran acto de esperanza, que traduce el tema paulino de la «potencia de Dios triunfante en la debilidad».48
El título, autógrafo del P. Alberione, remite a una doble fuente: el apelativo de María «omnipotencia suplicante» y el tema alberioniano del «secreto del éxito».


María, mi única esperanza, volved vuestra mirada misericordiosa al más indigno de vuestros hijos. Vuestro poder ante Dios y vuestra bondad con los más miserables me dan esperanza contra toda esperanza.
Formad una nueva clase de hijos,49 que amáis, socorréis y lleváis a la salvación. Será la clase compuesta por los pecadores más indignos, aquella en la que sobreabundó la malicia donde había abundado la luz y la gracia.50
Incluidme en ella, pobre de mí. Tendréis un nuevo título de gloria eterna vos y vuestro Hijo Jesús.51 Será un prodigio inaudito en los siglos transcurridos.52
Me refugio en vos, en vuestro corazón, María, madre, maestra y reina.
Amén.
~
A LA REINA DE LOS APÓSTOLES
por la oficina de propaganda

La siguiente oración la escribió el P. Alberione el 8 de diciembre de 1952, a petición del P. Gabriel Amorth SSP, por entonces clérigo responsable de la oficina de propaganda en Roma.53 Veinte años antes, el Fundador había redactado para las Hijas de San Pablo una análoga Oración para antes y después de la propaganda, llevada a cabo entonces casi exclusivamente por las hermanas con visitas domiciliarias.54

Virgen santísima, Regina Apostolorum, aceptad el ofrecimiento de nuestro apostolado, que os presentamos por medio de san Pablo apóstol.55
Dignaos iluminarnos, guiarnos y santificarnos, de modo que este apostolado sea cada vez más amplio y eficaz; que entrañe para nosotros riqueza de méritos; que dé gloria a Dios y paz a los hombres; que haga conocer a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida; que obtenga la cristianización del mundo por medio vuestro, oh clementísima, oh piadosa, oh dulce virgen María.
~
A MARÍA MADRE DE MISERICORDIA

De la siguiente oración tenemos dos minutas dactiloescritas, fechadas el 18 de octubre de 1954 y el 28 de julio de 1955, con correcciones manuales del P. Alberione, además del texto publicado en las oraciones paulinas de octubre de 1957. El título se lo hemos puesto nosotros; en las minutas originales leemos «Oración a la Regina Apostolorum» y en las ediciones impresas «Oración a la Reina de los Apóstoles».
Parece una copia casi literal de la precedente Súplica omnipotente, de la que se separa sólo en la parte introductiva, con la peculiaridad de dirigirse a Jesús, mientras que lo que sigue se dirige a María.
Ignoramos el destino inmediato de esta oración, aun suponiendo que haya sido motivada por situaciones análogas a las de la suplica precedente. Con la diferencia de que aquí el cuadro parece más universal y mejor ensamblado en un marco de motivación bíblica. Una vez más se subraya un aspecto significativo de la espiritualidad alberioniana, la componente «penitencial». Por eso cabría definir esta fórmula como «Oración del publicano».

Gracias, Jesús misericordioso, por habernos dado a María como madre;56 y gracias a vos, María, por haber dado a la humanidad57 el Maestro divino, Jesús, Camino, Verdad y Vida, y habernos aceptado a todos como hijos en el Calvario.
Vuestra misión está unida a la de Jesús,58 que «vino a buscar a quien andaba perdido».
Por eso yo, oprimido por mis innumerables pecados, ofensas y negligencias, me refugio en vos, madre, como en la suprema esperanza.59
Volved a mí vuestros ojos misericordiosos: vuestros cuidados más maternales sean para este hijo más enfermo.60
Todo lo espero de vos: perdón, conversión, santidad.61
Formad una nueva clase entre vuestros hijos, la de los más infelices, en quienes abundó el pecado donde había abundado la gracia. Será la clase que más os moverá a compasión.
Incluidme en esta clase, pobre de mí. Obrad un gran milagro,62 cambiando un gran pecador en un apóstol. Será un prodigio inaudito63 y una nueva gloria64 para Jesús vuestro Hijo y para vos su madre y mía.
Todo lo espero de vuestro corazón, oh madre, maestra y Reina de los Apóstoles.
Así sea.
~
A MARÍA REINA DE LOS APÓSTOLES
Oración universal por la Iglesia65

Esta oración aparece sólo en una minuta manuscrita del P. Alberione, fechada en Navidad de 1954.66 Una nota a pie de página, del mismo autor,67 nos hace pensar que haya servido para alguna celebración comunitaria, pero también puede haber sido escrita para una persona particular que la pidiera.68 De todos modos, resulta no haber sido nunca publicada.
Los temas contenidos aquí son en gran medida los mismos de oraciones anteriores. Pero la sorprendente afinidad estructural con los temas tratados en la hora de adoración animada por el P. Alberione para la dedicación del Santuario,69 nos hace suponer que pertenezcan al mismo clima espiritual y cronológico. Clima que cabe sintetizar en el siguiente paso de aquella solemne oración: «Mirándoos ahora, María, en vuestro hermoso trono y pensando en el presente y el futuro, os decimos: Reina, volved a nosotros vuestros ojos misericordiosos; pues habéis hallado gracia ante el Rey, como Ester. Vuestra universal solicitud de ser la Máter humanitatis, y vuestra misión de mediadora de la gracia, nos infunde confianza para presentaros súplicas por nuestras necesidades y las más acuciantes de la Iglesia y de la humanidad».

Os doy gracias, Jesús divino Maestro, por haber elegido a María por madre, maestra y Reina de los Apóstoles y de la humanidad, y gracias a vos, María, por habernos aceptado como hijos vuestros.
Vuestro corazón se ha abierto a todas nuestras necesidades espirituales y materiales. Disponed a la humanidad errante para que reconozca a Dios y acoja vuestro gran don, Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida.
Orientad (haced converger) las naciones y cada persona hacia la cátedra de verdad, el papa, para que haya un solo magisterio, un rebaño y una senda de paz, justicia y amor. Pedid a vuestro Hijo que mande obreros a su mies y a todos los apostolados.
Reina de los Apóstoles, de los religiosos y de los sacerdotes, haced que la multiforme sabiduría de Dios se expanda y multiplique con los medios más eficaces; que el nombre de Dios sea honrado; que venga su reino; que se haga su voluntad.
Y volved vuestra mirada misericordiosa a todos, para que tengan el alimento cotidiano, perdonen a fin de ser perdonados y sean liberados de las ocasiones peligrosas y de todo mal pasado, presente y futuro.
En particular tened compasión de mí, vos que lo podéis todo ante vuestro Hijo: alcanzadme la gracia [...] que tanto deseo y espero, y sobre todo que yo haga siempre y en todo la divina voluntad.
~
ORACIÓN ECUMÉNICA70
por las vocaciones

En el Diario, el 15 de enero de 1956, leemos: «A las 7 [el P. Alberione] compone la siguiente oración a la Reina de los Apóstoles por las vocaciones, para entregársela a las señoritas Rosa De Luca e Isabel Mercuri».71
La presente oración, incorporada al manual de 1957, se inspira en el mandato evangélico (Mt 9,37-38) y en la tradición cristiana de rezar por las vocaciones. Tradición que había tomado nuevo impulso a partir de 1950, con ocasión del Ier. Congreso mundial de los Religiosos, celebrado en Roma en otoño de aquel año y al que fue invitado como relator el P. Alberione.
72 Su intervención sobre María y las vocaciones constituye la plataforma doctrinal de la presente oración.

Dios te salve, María, madre, maestra y reina nuestra. Escucha benignamente la súplica que te presentamos siguiendo la invitación de Jesús: «Rogad que el dueño de la mies envíe obreros a su mies».
Vuelve tus ojos misericordiosos a los más de tres mil millones de hombres vivientes. Muchísimos andan perdidos en las tinieblas, sin un padre, un pastor, un maestro. El Señor te ha hecho apóstol(a) para dar al mundo a Jesús, Camino y Verdad y Vida.
Acudiendo a ti, encontrarán el camino para llegar a Jesús.
Con tu ayuda, todos los católicos, con todas las fuerzas, por todas las vocaciones, para todos los apostolados.
Con tu ayuda, todos los fieles por todos los infieles, todos los fervorosos por todos los indiferentes, todos los católicos por todos los acatólicos.
Con tu ayuda, correspondan todos los vocacionados, todos los apóstoles sean santos y todos los hombres les acojan.
Al pie de la cruz tu corazón se ensanchó para recibirnos a todos como hijos. Alcánzanos un corazón apostólico, modelado según el tuyo, el de Jesús y el de san Pablo, para que un día puedas73 tenernos a todos, como apóstoles fieles, junto a ti en el cielo.
María, maestra y reina, bendice a tus hijos.
~
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

Entre las diversas oraciones alberionianas por las vocaciones, ésta es quizás la más antigua. Aparece impresa en el manual de octubre de 1957, junto a otra dirigida a Jesús Maestro, pero en realidad se remonta a 1946, como parte de la coronita a la Madre del buen Pastor, 4° punto.
Refleja el clima de renovado empuje apostólico habido al acabar la segunda guerra mundial, caracterizado por una nueva expansión fundacional de la Familia Paulina y por un reflorecimiento de iniciativas, de programas y de viajes por parte del Fundador. Una circular reservada a los superiores anunciaba como inminente la convocación de un Capítulo general, el primero de la Familia Paulina, que contaba entre sus cometidos particulares la propuesta de «normas generales para la búsqueda, el enrolamiento y la formación de las vocaciones».74 En este clima se coloca la presente oración, que cabe resumir en un doble objetivo: elogio de la vocación religiosa, o de las comunidades consagradas, y súplica por su fidelidad.

María, madre, maestra y Reina de los Apóstoles, multiplica las vocaciones sacerdotales, puebla la tierra de casas religiosas que sean en el mundo hogares de luz y calor, salvación en las noches tempestuosas, focos de auténtica espiritualidad y propiciación por los pecados.
Los vocacionados gozan de tu predilección y de la de Jesús; son el jardín de la Iglesia, quienes proclaman tus glorias y dan consuelo a tu corazón. Con la entrega, la oración, la acción apostólica y las obras de caridad son sal de la tierra, consuelo de los necesitados, guía para las almas y fuerza de los que luchan; son como lirios, rosas y violetas ante Jesús eucarístico y ante tu corazón purísimo, oh María.
Concédeles la fidelidad y la constancia en sus compromisos y en el progreso de cada día.
Madre de los sacerdotes, reina de los religiosos, concédenos ser un día tu gozo y corona en el cielo. Amén.
~
A MARIA SMA. DE LA ANUNCIACIÓN

En una agenda de bolsillo que le servía de cuaderno íntimo, el P. Alberione anotó este apunte, sin fecha pero que se remonta a los primeros meses de 1958:
«A María - M[adre] M[aestra] R[eina].
Yo, vuestro indigno hijo, acepto de corazón la voluntad de vuestro Jesús: completar la Familia Paulina. Comenzaré los tres Institutos: Jesús Sacerdote, María Sma. de la Anunciación, San Gabriel Arcángel. Serán personas que arden de amor a Dios y que traducen toda su vida en apostolado.75
Tengo necesidad de estas gracias: fe proporcionada, buenas vocaciones, recta intención, cooperadores, el mil por uno. - Yo solo nada puedo, pero con Dios lo puedo todo. - Me comprometo por la gloria de Dios y por la paz de los hombres; y cuento, Jesús, con vuestra palabra: Todo lo que pidáis se os dará.76
Lo ofrezco todo en penitencia por mis muchos pecados.
Para que seáis amada y conocida, María;
para que todos acudan a vos y os ensalcen.

Para que por vos todos sigan a Jesús, Camino y Verdad y Vida».
Con fecha 21-3-1959 el P. Alberione escribía además una cartita de felicitación a «cada una de las Anunciatinas» para su fiesta propia, la Anunciación (25 de marzo), sugiriendo entre otras cosas la «renovación del deseo y propósito de la consagración a Dios». El Instituto había comenzado unos seis meses antes.
Estas circunstancias nos consienten situar la presente oración en un cuadro cronológico y un clima espiritual bien determinados. Y ello se ratifica definitivamente gracias a un apunte del secretario P. Antonio Speciale: «Esta oración se la dictó el Primer Maestro a la madre Matea [Rosa],el 22 de abril de 1958, mientras estaba hospitalizado en la clínica Regina Apostolorum de Albano para una pequeña intervención quirúrgica».
La oración se imprimió primero en una estampita que reproducía la escena de la Anunciación según el fresco pintado por Santágata en la cúpula del santuario Regina Apostolorum. Sucesivamente pasó al manual de las oraciones paulinas, edición de 1960.

María, todas las generaciones te proclamen dichosa.
Tú creíste al anuncio del arcángel Gabriel, y en ti se realizaron las maravillas que él te había anunciado.
Te alabo con toda mi alma y todo mi ser.
Creíste en la encarnación del Hijo de Dios en tu seno virginal, y llegaste a ser la Madre de Dios. Amaneció entonces el día más feliz de la historia humana: por ti la humanidad recibió al Maestro divino, único y eterno sacerdote, víctima de propiciación, rey universal.
La fe es don de Dios y raíz de todo bien.
María, concédenos una fe viva, firme y activa: la fe que salva y produce santos.
Fe en la Iglesia, en el evangelio y en la vida eterna.
Ayúdanos a meditar las palabras de tu Hijo bendito, como tú las meditabas y conservabas fielmente en tu corazón.
Te pedimos que el evangelio llegue a todos los hombres, que todos lo acojan dócilmente, que todos sean hijos de Dios en Jesucristo.
Así sea.
~
CUATRO NUEVAS
CONSAGRACIONES A MARÍA

Las oraciones siguientes del P. Alberione responden a una circunstancia particular. En el margen superior de los originales manuscritos hay una nota del secretario P. Antonio Speciale, que precisa: «Compuestas las cuatro el 18 de mayo de 1959 por encargo de la Librería Internacional Pío X». Explicamos brevemente esta nota.
El año 1959 se caracterizó en Italia por un amplio movimiento de piedad popular, lanzado por el P. Esteban Lamera77 con el estímulo del P. Alberione y la colaboración operativa del P. Gabriel Amorth, para la consagración a María de la nación y de todas las ciudades y familias.78 Tal consagración la efectuó el episcopado italiano en Catania, el 13 de septiembre de aquel año, a conclusión del Congreso eucarístico nacional. Pero su manifestación más vistosa fue la Peregrinatio Maríæ que interesó a todas las ciudades de la península italiana. Cuando llegó el turno a Roma, las librerías católicas se movilizaron para procurar a los fieles los subsidios requeridos; y así los hermanos encargados de la Librería Internacional (entonces ubicada en vía San Pío X) pidieron al P. Alberione y obtuvieron inmediatamente de él las cuatro fórmulas de consagración, impresas luego en las correspondientes estampitas.
Este es el origen inmediato de las oraciones que presentamos enseguida. Pero sus contenidos superan la circunstancia contingente, alineándose con la perenne piedad popular y reflejando las exigencias esenciales de la vida cristiana y sus orientaciones más basilares: de aquí su sencillez, brevedad y concreción, aun sin prescindir de las perspectivas más elevadas de la santidad.


CONSAGRACIÓN INDIVIDUAL A MARÍA79

María, recíbeme en este día. Te elijo por madre: guárdame y guíame como hijo tuyo.
Te ofrezco y encomiendo cuanto soy y cuanto tengo.
Defiéndeme por siempre frente al pecado.
Dame la gracia de conocer, amar y seguir cada vez mejor a Jesús, Camino, Verdad y Vida.
Que toda mi vida, pensamientos y deseos estén orientados al cielo.
María, madre mía, ruega por mí ahora y en la hora de mi muerte.
Y luego, llévame contigo al cielo para siempre.
~
CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA

Venid, María, y dignaos habitar en esta casa como madre nuestra.
Os acogemos con corazón de hijos. Detestamos todo pecado, a fin de que encontréis aquí corazones limpios, amantes de vuestro Hijo Jesús.
Otorgad vuestras bendiciones materiales y espirituales a esta casa. Aumentadnos la fe, la esperanza y la caridad.
Permaneced siempre con nosotros, en los gozos y en las penas. Concedednos sobre todo que un día todos los miembros de esta familia se vean unidos con vos en el cielo.
~
CONSAGRACIÓN DE LA PARROQUIA

María, mira con ojos maternales a esta parroquia que hoy te elige como madre, maestra y reina, entregándose y encomendándose a ti totalmente.
Por tu misericordia, guarda al pastor y al rebaño en profunda unidad y cooperación.
Que pequeños y grandes escuchen la palabra de Dios. Que esté lejos el pecado y se viva la vida cristiana. Que todos frecuenten la vida parroquial. Que el apostolado sea fecundo. Que todos reciban los santos sacramentos en el momento de la muerte. Y que todos, felices, nos reunamos un día contigo en el cielo.
María, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.80
~
CONSAGRACIÓN DE ITALIA

María, madre de Dios y madre nuestra: has mirado siempre a esta nación con los ojos de predilección con que la ha mirado también tu hijo Jesús.
Él quiso que aquí tuviera morada perpetua su vicario en la tierra, el papa.
Has amado esta tierra sembrada de santuarios tuyos.
Te encomendamos esta nuestra patria, guárdala: que sea siempre tuya y de tu Hijo; que la fe sea pura, buenas las costumbres, ordenadas las familias, cristiana la escuela; y que reinen la justicia y la paz entre todos.
Que Italia continúe [desempeñando] y cumpliendo cada vez mejor su misión: [ser] centro vivo y activo de civilización cristiana.

Dos comentarios sobre el amor a la propia nación

«...El amor a la propia nación tiene que ensamblarse y coordinarse con el amor y respeto a toda la familia de las naciones.
El nacionalismo es un gran enemigo de la Iglesia. Muchos piensan que depender (religiosamente) de Roma [=del papa] sea rebelarse o sustraerse a la debida dependencia de los propios gobernantes, y adherir a una potencia extranjera... ¡Error pernicioso! Sin embargo, todavía hay quienes prácticamente anteponen la patria a la Iglesia...
Los religiosos y los sacerdotes, amando ante todo el evangelio, saben amar a los hombres de cualquier nación y a la vez cumplir los deberes cívicos de modo ejemplar. El amor a la patria no excluye sino que refuerza el amor a la humanidad, con el intercambio de bienes entre todos.
En esto es necesario tener ideas justas, o sea un concepto cristiano de la vida humana, y espíritu de fraternidad universal entre todos los hombres, considerando que la base de cohesión entre ellos es la fe católica.
En el conjunto de las naciones, a Italia le ha tocado un puesto especialísimo por los valores humanos y religiosos, por su tradición histórica, por ser la sede del vicario de Jesucristo, por su vocación civilizadora y misionera».81
Este último juicio, tal vez no condividido por todos, expresa la visión ideal del P. Alberione hacia una Italia como debería ser, y como Pío XII deseaba que fuera en realidad.

Así Juan Pablo II:

«La nación es la gran comunidad de los hombres unidos por diversos lazos, pero sobre todo por la cultura. La nación existe mediante y para la cultura, siendo así la gran educadora de los hombres para que puedan ser más en la comunidad.
Es una comunidad con una historia que sobrepasa la historia del individuo y de la familia...
Yo soy hijo de una nación que ha vivido las mayores experiencias de la historia, habiendo sido condenada a muerte repetidamente por sus vecinos, pero que ha sobrevivido y permanecido siendo ella misma. Ha conservado su identidad, no obstante los desmembramientos y la ocupación extranjera, no apoyándose en las reservas de la fuerza física sino únicamente en su cultura. Pienso igualmente, con profunda emoción, en las culturas de tantos pueblos antiguos que no han cedido al encontrarse frente a civilizaciones invasoras, siendo todavía hoy para el hombre la fuente de su ser hombre en la verdad interior de su humanidad. Pienso asimismo con admiración en las culturas de las nuevas sociedades, de las que se despiertan a la vida en la comunidad de la propia nación y que luchan por conservar la propia identidad y los propios valores contra las influencias y presiones de modelos propuestos desde fuera.
...Vigilad con todos los medios a vuestra disposición sobre esta soberanía fundamental de cada nación en fuerza de su propia cultura. Protegedla como la pupila de vuestros ojos, para el porvenir de la gran familia humana. No permitáis que esta soberanía fundamental sea presa de algún interés político o económico, o caiga víctima de los totalitarismos, imperialismos o hegemonías, en que el hombre no cuenta sino como objeto de dominio y no como sujeto de la propia existencia humana.
Esta soberanía tiene que seguir siendo el criterio fundamental en la manera de tratar el importante problema que para la humanidad constituyen hoy los medios de comunicación social, de la información tan vinculada a ellos, y también lo que se llama la cultura de masa» (Alocución a los miembros de la UNESCO, París, 2 de junio de 1980).
~
EL SANTO ROSARIO

«Es la oración en la que se consideran los misterios principales de la vida de Jesús y de María, con la que se obtienen innumerables gracias a la Iglesia, a la sociedad, a las familias y a las personas. Es una oración de todos…, una práctica fácil, agradable a María y recomendada por ella misma.
El rosario sirve para todas las necesidades de la vida, facilita todas las prácticas de piedad, consuela en la muerte... La practicaron comúnmente los santos.
Récese cada día al menos la tercera parte; mejor si son dos; lo óptimo es el rosario entero.
Tened siempre con vosotros la corona bendita, día y noche; predicad y propagad el rosario.
Meditad cada uno de los misterios, variando el punto de la consideración.82
Con el rosario pretendemos siempre pedir la santidad y las bendiciones para el apostolado».

MISTERIOS GOZOSOS
(Lunes, Jueves)

1er misterio


El arcángel Gabriel anuncia a la santísima virgen María la encarnación de nuestro Señor Jesucristo y su elevación a Madre de Dios. María acepta declarándose una simple sierva del Señor. Aprendamos y pidamos la santa humildad.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- El Mesías.
María en el rosario - Los privilegios de María.
Fruto - Humildad.
Intención - Por los infieles.
Palabras - «Alégrate, llena de gracia».
Eucaristía - Presencia real.
Amor puro - Caridad afectiva.
~
2º misterio

La santísima virgen María va con solicitud a visitar y servir a santa Isabel. Admiremos y pidamos el amor de María para con el prójimo.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús es la vida.
María en el rosario - María mediadora de gracia.
Fruto - El amor al prójimo.
Intención - Por las madres.
Palabras - «Dichosa tú, que has creído».
Eucaristía - Adoración eucarística.
Amor puro - Caridad activa.
~
3er misterio

Nacido en el portal de Belén, Jesús es colocado en un pesebre en la más absoluta miseria. Reunidos alrededor del pesebre empecemos a apreciar la virtud de la pobreza y pidámosela a Jesús y a María.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús es el Camino.
María en el rosario - María es Madre de Dios.
Fruto - La pobreza.
Intención - Por los niños.
Palabras - «Y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor».
Eucaristía - Comunión.
Amor puro - La caridad se alimenta de la eucaristía.
~
4º misterio

Aunque no obligada, María presenta a Jesús en el templo y cumple todo lo que estaba prescrito para la purificación. Consideremos y pidamos la obediencia de la santísima Virgen.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús es el sacerdote eterno.
María en el rosario - María es modelo de virtud.
Fruto - La obediencia.
Intención - Por los sacerdotes.
Palabras - «Éste está puesto para que muchos... caigan y se levanten».
Eucaristía - Preparación a la comunión.
Amor puro - La caridad se enciende en la meditación.
~
5º misterio

Jesús se pierde; María y José le buscan con diligencia y le encuentran en el templo. A Jesús le perdemos por el pecado. Pidamos la gracia de huir del pecado y detestarlo.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús anticipa su futuro magisterio (Jesús es la Verdad).
María en el rosario - El corazón de María.
Fruto - Odio al pecado.
Intención - Por los maestros.
Palabras - «Yo tengo que estar en lo que es de mi Padre».
Eucaristía - Acción de gracias en la comunión.
Amor puro - Caridad en las familias.
~
MISTERIOS DOLOROSOS
(Martes, Viernes)

1er misterio


En el huerto de Getsemaní, Jesús, ya próximo a su muerte, suda sangre y ora al Padre con humildad, confianza y perseverancia; un ángel le conforta. Pidamos el espíritu de oración.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús paciente.
María en el rosario - La vida de María fue un continuo martirio.
Fruto - La voluntad de Dios.
Intención - Por las personas tentadas.
Palabras - «Jesús oró por tercera vez: Padre, no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres».
Eucaristía - La reparación.
Amor puro - Lámparas vivientes.
~
2º misterio

Jesús, atado a la columna, es cruelmente azotado para reparar las inmoralidades de los hombres. Pidamos la virtud de la castidad.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús es el reparador.
María en el rosario - Virginidad de María.
Fruto - Pureza de los sentidos.
Intención - Por los obstinados.
Palabras - «Tomó Pilato a Jesús y mandó azotarle».
Eucaristía - Sacrilegios.
Amor puro - Perdón de las ofensas.
~
3er misterio

Jesús es coronado de espinas y vilmente despreciado por culpa de nuestros pensamientos y sentimientos malos. Pidamos la pureza de la mente y del corazón.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesucristo es rey.
María en el rosario - La santidad de María.
Fruto - Pureza interior.
Intención - Por los gobernantes.
Palabras - «Salve, rey de los judíos».
Eucaristía - Los enemigos de la eucaristía.
Amor puro - Caridad en los pensamientos y sentimientos.
~
4º misterio

Jesús, condenado a muerte, lleva la pesada cruz al Calvario. Admiremos la paciencia del Salvador y pidamos la fuerza para soportar nuestras cruces.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús es el mediador.
María en el rosario - María corredentora.
Fruto - Completar la pasión de Jesucristo.
Intención - Por los que sufren.
Palabras - «No lloréis por mí, sino por vosotras».
Eucaristía - El divino cireneo.
Amor puro - La caridad todo lo aguanta.
~
5º misterio

Jesús es crucificado entre dos ladrones, insultado, sufre durante tres horas y muere para salvarnos. Pidamos la devoción a la santa misa, que es la actualización del sacrificio del Calvario.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús se entrega por todos los hombres.
María en el rosario - María es nuestra madre.
Fruto - Amor de Dios.
Intención - Por los moribundos.
Palabras - «Padre, perdónales...».
Eucaristía - Santa misa.
Amor puro - El alma víctima.
~
MISTERIOS GLORIOSOS
(Miércoles, Sábado, Domingo)

1ermisterio

Nuestro Señor Jesucristo resucita glorioso del sepulcro. Esta resurrección es figura de nuestra resurrección espiritual.83 Pidámosela a la santísima Virgen.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús es Dios.
María en el rosario - «Reina del cielo, alégrate».
Fruto - La fe.
Intención - Por los incrédulos.
Palabras - «No está aquí, ha resucitado».
Eucaristía - La gloria del santísimo Sacramento.
Amor puro - Las victorias del amor.
~
2° misterio

El Salvador, cuarenta días después de su resurrección, asciende al cielo con admirable gloria y triunfo. Pidamos el desapego de los honores, bienes y placeres de la tierra, y desear únicamente la gloria y los gozos y bienes del cielo.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Rey de los elegidos.
María en el rosario - Las ascensiones espirituales de María.
Fruto - La esperanza.
Intención - Por los religiosos.
Palabras - «El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse».
Eucaristía - La comunión frecuente.
Amor puro - La caridad permanece eternamente.
~
3er misterio

El Espíritu Santo, invocado a lo largo de diez días, desciende sobre los apóstoles para iluminarlos, confortarlos y santificarlos. Pidamos los dones del Espíritu Santo, especialmente la sabiduría, la fortaleza en el bien y el celo por las almas.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- La Iglesia cuerpo místico de Cristo.
María en el rosario - La Reina de los Apóstoles.
Fruto - El celo.
Intención - Por la Iglesia.
Palabras - «Se llenaron del Espíritu Santo».
Eucaristía - La eucaristía y la vida activa.
Amor puro - La caridad es fruto del Espíritu Santo.
~
4° misterio

La santísima Virgen, después de su peregrinación terrena, es elevada al cielo en alma y cuerpo con admirable gloria. Pidamos una santa vida para morir en el santo amor de Dios.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús, consuelo de los moribundos.
María en el rosario - El culto a María.
Fruto - La buena muerte.
Intención - Por los difuntos.
Palabras - «María ha sido elevada al cielo, y se alegran los coros angélicos».
Eucaristía - Las primeras comuniones y el viático.
Amor puro - Los grados del amor a Dios.
~
5° misterio

María es coronada reina del cielo y de la tierra, mediadora de todas las gracias y madre nuestra amabilísima. Propongamos ser devotos de la santísima Virgen y pidamos el don de la perseverancia.

Puntos de meditación:
Jesús en el rosario
- Jesús juez.
María en el rosario - El poder de María.
Fruto - La perseverancia.
Intención - Por el apostolado de la comunicación social.
Palabras - «De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir».
Eucaristía - Prenda de la gloria.
Amor puro - La inhabitación de Dios en el alma.
~
NOVENA A LA REINA DE LOS APÓSTOLES

La presente novena recoge en feliz síntesis los textos escriturísticos más significativos concernientes a María en su función apostólica. La redacción según las indicaciones del P. Alberione y la notación musical las preparó el maestro Carlos Clérico. Reproducimos el texto original latino, y al final damos una traducción.

INVITATORIO

Cantores: Ave, Máter Ecclésiæ, Magístra ac Apostolórum Regina, allelúja, allelúja.
Coro: Ave...

1. Cantores: Inimicítias ponam ínter te et mulíerem, et semen tuum et semen illíus; ipsa cónteret caput tuum (Gen 3,15).
Coro: Ave...

2. Cantores: Spíritus Sanctus supervéniet in te, et virtus Altíssimi obumbrábit tibi. Ideóque et quod nascétur ex te sanctum vocábitur Fílius Dei (Lc 1,35).
Coro: Ave...

3. Cantores: Et péperit Fílium suum primogénitum et pannis eum invólvit et reclinávit eum in præsépio (Lc 2,7).
Coro: Ave...

4. Cantores: Ecce pósitus est hic in ruínam et in resurrectiónem multórum in Israël, et in signum, cui contradicétur; et tuam ipsíus ánimam pertransíbit gládius (Lc 2,34-35).
Coro: Ave...

5. Cantores: Cum vidísset ergo Jesus matrem et discípulum stantem quem diligébat, dicit matri suæ: Múlier, ecce fílius tuus; deínde dicit discípulo: Ecce máter tua (Jo 19,26-27).
Coro: Ave...

6. Cantores: Erant perseverántes unanímiter in oratióne cum muliéribus et María matre Jesu et frátribus ejus (Act 1,14).
Coro: Ave...

7. Cantores: Immaculáta Deípara semper Virgo María, expléto terréstris vitæ cursu, fuit córpore et ánima ad cæléstem glóriam assúmpta (Const. Munificentíssimus Deus).
Coro: Ave...

CAPÍTULA [LECTURA BREVE]

In diébus illis: Apóstoli revérsi sunt Jerosólymam a monte, qui vocátur Olivéti, qui est iuxta Jerúsalem, sábbati habens íter (Act 1,12).
R) Deo grátias.
~
HIMNO

1. Apostolórum cóntio,
Ut Christus imperáverat,
Exspéctat orans múnera
Septéna Sancti Spíritus.

2. Suspírat hæc ardéntius
María, quæ novíssima
Dum nominátur, ómnium
Fit prima, donis áuctior.

3. Donis supérnis Fláminis
Tanta replétur cópia,
Ut detur illi céteros
Ditáre plenitúdine.

4. Adi, sacérdos, júgiter
Plenam Maríam grátia,
Et gratiárum rívulos,
Depósce vasti flúminis.

5. Ut ipse vivas sánctius,
Dabit María lárgiter,
Manus amícas pórriget,
Ut des juvámen frátribus.

6. Jesu, tibi sit glória,
Qui natus es de Vírgine,
Cum Patre et almo Spíritu,
In sempitérna saécula.
Amen.


1. Los apóstoles, reunidos
según Cristo les mandara,
esperan, en oración,
del alto Don la llegada.

2. Con el corazón ardiente
la virgen Madre aguardaba,
que aunque última la nombran
es la primera en el ansia.

3. El Espíritu divino
en María se derrama:
a ella puede recurrir
quien quiera encontrar la gracia.

4. Vete a ella, sacerdote,
y de sus manos alcanza
ser repleto de los dones
que tu misión te reclama.

5. María te ayudará
para que más santo te hagas
y en favor de tus hermanos
puedas darte en abundancia.

6. Jesús, hijo de María,
salvador de nuestras almas:
con el Padre y el Espíritu
recibe nuestra alabanza.
Amén

V) Regína Apostolórum, allelúja.
R) Ora pro nobis Deum, allelúja.

Ant. al Magnif. - Súscipe nos, Máter, Magístra, Regína nostra; roga Fílium tuum Dóminum messis, ut mittat operários in messem suam. Allelúja.

Magníficat...

Se repite la antífona: Súscipe nos...

V) Dóminus vobíscum.
R) Et cum spíritu tuo.

ORÉMUS. Deus, qui Apóstolis tuis, cum María Matre Jesu unanímiter orántibus, Sanctum dedísti Spíritum: da nobis ut, eádem Matre nostra et Apostolórum Regína protegénte, majestáti tuæ fidéliter servíre, et nóminis tui glóriam verbo et exémplo diffúndere valeámus. Per eúndem Dóminum... in unitáte ejúsdem.
R) Amen.
~
TRADUCCIÓN
Ave, madre de la Iglesia, maestra y Reina de los Apóstoles, aleluya, aleluya.
Ave...


Yo pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él herirá tu cabeza.
Ave...

El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te hará sombra: por eso el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios.
Ave...

Dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre.
Ave...

Este está colocado de modo que todos en Israel o caigan o se levanten; será una bandera discutida. En cuanto a ti, una espada te atravesará.
Ave...

Jesús, viendo a su madre y al lado al discípulo predilecto, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Después dice al discípulo: «Aí tienes a tu madre».
Ave...

Estaban todos reunidos, con algunas mujeres, la madre de Jesús y sus parientes, unánimes en la oración.
Ave...

María inmaculada, siempre virgen, Madre de Dios, concluido el curso de la vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo.
Ave...

CAPÍTULA.- Entonces los apóstoles se volvieron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que dista de Jerusalén cerca de un quilómetro.
R) Demos gracias a Dios.?

[Sigue el HIMNO]

V) Reina de los Apóstoles, aleluya.
R) Ruega por nosotros a Dios, aleluya.

Ant. al Magníficat. - Recíbenos, oh madre, maestra y reina nuestra; ruega a tu Hijo, dueño de la mies, que envíe obreros a la mies. Aleluya.

Proclama mi alma...

Se repite la antífona: Recíbenos...

V) El Señor esté con vosotros.
R) Y con tu espíritu.

OREMOS. Oh Padre, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la madre de Jesús, concédenos por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por el mismo Señor... en la unidad del proprio Espíritu.
R) Amén.
~
CANTO A LA REINA DE LOS APÓSTOLES

Texto compuesto en los años de 1920 por el P. Alberione. La primera redacción manuscrita, con muchas correcciones, se conserva en el Archivo general de la Sociedad de San Pablo. El canto fue puesto en música por el P. Carlos Boano SSP.

De todo apóstol Reina,
madre nuestra, oh María,
míranos con compasión,
muestra a tu Hijo Jesús.

Mil plumas, lenguas y acentos
canten, oh Virgen, tu dicha;
y a Jesús todos proclamen
Camino, Verdad y Vida.


Tú del Hijo grande madre,
esposa del Santo Espíritu,
del Padre hija predilecta,
bendita entre las mujeres.

Mil plumas, lenguas, acentos...

Toda hermosa, inmaculada,
madre y virgen por siempre,
en el cielo coronada,
dispensas todas las gracias.

Mil plumas, lenguas, acentos...
~

1 El Cooperador Paulino, junio de 1954.

2 La esquela no lleva fecha ni dirección. Probablemente la envió desde Alba al P. J.T. Giaccardo, por entonces superior de la comunidad paulina romana, entre 1927 y los primeros meses de 1928, cuando estaba a punto de publicarse el libro María Reina de los Apóstoles. Acerca del origen y la difusión de la devoción a la Reina de los Apóstoles, cf. Unión Cooperadores Buena Prensa, 10 de agosto de 1922 (pp. 56-57).

3 En el mismo cuaderno, bajo el idéntico título «A la Reina de los santos», encontramos esta otra curiosa oración: «María, decid a Jesús: “Vinum non habent” [cf. Jn 2,3s]: no tienen voluntad generosa, sino agua en las venas, la primera dificultad les asusta; cambia esta agua en vino generoso; demasiado vino flojo han bebido ya hasta ahora...». Verosimilmente se trata de un apunte trazado por el P. Alberione después de una meditación sobre el episodio evangélico de las bodas de Caná, con una referencia a sí mismo y a sus primeros jóvenes, enfrentados a las dificultades de los comienzos.

4 Cf. «Oración a nuestra Señora Reina de los Apóstoles», publicada en diciembre de 1920 para colaboradores de la Buena Prensa.

5 En UCBS del 19 de abril de 1923 hallamos este breve resumen, debido probablemente a la pluma del P. Timoteo Giaccardo: «María, Reina de los Apóstoles, será la protectora, la madre y maestra de los misioneros de la Buena Prensa. Les precederá con sus consejos, ejemplos y consuelos celestiales. Ella dará fuerza a su palabra, ánimo en las dificultades, fortaleza en los momentos difíciles. Ella coronará su celo con frutos copiosos, y les acogerá en el cielo al final de su jornada de trabajo».

6 Cf. «María Reina de los Apóstoles en la encíclica “Adiutricem” de León XIII (8 de septiembre de 1895)», en UCBS 20 de abril de 1926. Ocasión próxima de este artículo fue la pubblicación de otra encíclica pontificia, la Rerum Ecclesiæ de Pío XI, en que se evocaba la maternidad universal de María y se le encomendaban las misiones.

7 Así afirma un testimonio de la primera hora: «La rezábamos cada día en la adoración eucarística y, a menudo, después del rosario que se decía durante el apostolado técnico... La sentíamos como “nuestra” oración apostólica» (Hna. M. Luigina Borrano, FSP).

8 Cf. Mt 9,37.

9 Cf. Jn 19,25-27.

10 En la primera edición: vocaciones religiosas y eclesiásticas.

11 Apóstoles del bien.

12 Venga a tu memoria cuanto...

13 Rememora que fuiste...

14 Maestra, madre y reina de los apóstoles.

15 ...para que en todas partes se difunda el esplendor del reino de N. S. Jesucristo, y todos lleguen a la luz de la verdad y a la meta bienaventurada de la felicidad eterna. - Ave María, etc. - Regina Apostolorum, ora pro nobis.

16 Unión Cooperadores Buena Prensa (UCBS), 1° de octubre de 1922.

17 Cf. San Paolo, 1° de mayo de 1947: «Se dice: la coronita larga a la Reina de los Apóstoles gustaba más que la breve. ¡Mucho mejor! Se han impreso aposta hojitas con la fórmula larga. Pídanse a la oficina de “Cooperadores”».

18 Es significativa la cita de san Epifanio, introducida en 1950: «Ave, María, libro inexplorado, que has dado a leer al mundo el Verbo e Hijo del Padre». En el original: «Ave, María, líber incomprehensus, quæ Verbum et Filium Patris mundo legendum exhibuisti». Desde noviembre de 1950 tal lema aparece en todos los números del boletín San Paolo bajo la cabecera.

19 En el original la coronita comenzaba con la invocación latina: Deus, in adiutorium, etc., y cada una de las oraciones se cerraba con el Ave María y la invocación Regina Apostolorum...

20 Virilidad en el P. Alberione significa siempre “edad adulta”.

21 En el original se habla de “oscura África” y “salvaje Oceanía”: expresiones corrientes a principios del siglo XX.

22 Se entiende obviamente apostolado del sufragio por las almas del purgatorio.

23 En el original: Te veo ceñida de triple corona entre los santos. Así en San Paolo, noviembre-diciembre de 1954: «coronada por la Sma. Trinidad con la triple corona de la sabiduría, poderío y amor» (cf. Para una renovación espiritual, p. 247).

24 Unión Cooperadores Apostolado Prensa (UCAS), junio de 1936.

25 Una circular desde Massa Martana, en julio de 1948, informa que «en plena campaña electoral, mientras en Italia retumbaban blasfemias, calumnias e infamias contra el papa y los sacerdotes, nosotras tuvimos la gracia de recibir de manos de nuestro Padre una magnífica oración a la divina Pastora...». Casi con toda seguridad se alude a la presente coronita, compuesta durante la campaña electoral para los comicios políticos en mayo de 1948, más combatidos respecto a los precedentes de 1946. Esto iría a favor de la fecha indicada por el P. A. Speciale: abril de 1948.

26 Resulta interesante una nota del P. Alberione a las Pastorcitas de Brasil, fechada el 8 de febrero de 1951: «Hacéis bien en traducir correctamente [en la lengua local] nuestras tres coronitas [a Jesús, a María y a san Pablo]: recibiréis la gracia de aprender pronto la lengua y el apostolado. - Sac. Alberione».

27 A propósito de la formación de los novicios, es ilustrativa una anotación de A. Speciale, el 2 de diciembre de 1957 (lunes): «Hemos expedido a todas nuestras casas de noviciado la siguiente oración, para que se imprima en tipos grandes en cartulina y se ponga bien a la vista: “María, madre, maestra y reina nuestra, alcánzame la inteligencia, la costumbre y el gusto de la visita a Jesús-hostia, a la meditación y al examen de conciencia”». Y seguía esta advertencia para el formador: «El maestro vea si el novicio vive la espiritualidad paulina; si tiene amor al apostolado y se muestra sociable en la vida común» (Diario).

28 En el original la cita de san Pablo es en latín: «Vivo autem iam non ego, vivit vero in me Christus» (Gál 2,20).

29 Citas implícitas de 2Cor 12,15 y Gál 4,19.

30 Testimonio de M. Luigina Borrano FSP.

31 Según M. Lucina Bianchini FSP, esta consagración tuvo lugar en la posguerra, «tras un mes de buena preparación», probablemente en el contexto de la animación mariana al unísono de los primeros trabajos para el santuario Regina Apostolorum, y tuvo una «acogida de gran entusiasmo, porque el Primer Maestro nos la propuso con particular calor».

32 Un caso análogo, como se verá, se presenta en la hora de adoración guiada por el P. Alberione, en la vigilia de la dedicación del Santuario, 30 de noviembre de 1954.

33 En el original: apostolado de las ediciones.

34 Las “plumas”, símbolo de redacción y de preparación intelectual al apostolado, se ofrecían de hecho, con ritos solemnes, en la basílica romana de San Pablo o en el Santuario Regina Apostolorum, con motivo de particulares circunstancias o iniciativas, con la participación del propio P. Alberione. Tradición que se remonta a 1934, como atestigua el beato Timoteo Giaccardo en María Reina de los Apóstoles, 2ª ed., p. 178.

35 En el original, la maquinaria.

36 En el original: de la Verdad-Cristo...

37 En el manuscrito: que la propaganda sea intensa y amplia, de modo que el evangelio crezca, corra... (cf. 2Tes 3,1).

38 Alusión a la célebre visión del Maestro divino en la eucaristía (cf. AD 152).

39 Una formulación casi idéntica se encuentra en el párrafo conclusivo de la oración “Antes de la redacción”. Cf. más adelante, en la Sección VII, Oraciones por el apostolado específico, p. 248.

40 Se trata probablemente de la nueva revista ilustrada Il Focolare [El Hogar], cuya publicación había empezado en 1945. En 1949 fue sustituida por Orizzonti [Horizontes]. Esta suposición se basa en las alusiones a los «hogares cristianos» y a las «familias», además del hecho de que justo en aquellos meses se había comenzado una campaña para la difusión del nuevo semanario paulino.

41 Puede tratarse de una opción asumida, por motivo de la escasa familiaridad del gran público con el título «Regina Apostolorum».

42 Típica actitud defensiva de los católicos italianos frente a la virulencia de los ataques marxistas y al desbordante permisivismo. «Piénsese en el ambiente del tiempo, cuando estaban de moda publicaciones como Don Basilio (diario satírico anticlerical), y en las amenazas directas contra los paulinos en Roma, cuando pasando por vía Grottaperfetta (antiguo nombre de vía Alessandro Severo) los obreros marxistas decían: “En estas casas pondremos nuestra sede”» (G. Barbero SSP).

43 Recuérdese que 1949 precedía y preparaba el Año santo 1950, que la Iglesia guiada por Pío XII se preparaba a celebrar con gran solemnidad y un cúmulo de esperanzas.

44 Campaña que se prolongó durante todo el Año santo y más aún, como consta por la siguiente circular del 19 de octubre de 1951, enviada por el P. Alberione a todos los directores de Familia Cristiana en los países donde se publicaba (Italia, España, Brasil y Argentina): «Estaría muy bien promover la consagración de las familias a María Reina de los Apóstoles, según [cuanto] se escribe en el opúsculo “María en la familia”. Tratad de publicarlo también por entregas en Familia Cristiana».

45 Manuscrito original, en una hojita con membrete de la Casa general, vía Grottaperfetta 58. El P. Antonio Speciale precisa que la minuta fue pergeñada durante la visita eucarística del 22 de octubre.

46 No se olvide que las obras en curso para la construcción del Santuario a la Reina de los Apóstoles implicaban enormes gastos.

47 Cf. Bar 1,15-22; Dan 9,3-19.

48 Cf. 2Cor 12,9-10; cf. 1Cor 1,27.

49 «Nueva clase». Es verosímil que el P. Alberione se ensimisme aquí con algunas personas (clientes e intermediarios deshonestos) que habían provocado la grave situación de crisis antes aludida.

50 Cf. Rom 5,20; 1Tim 1,14.

51 De un cuaderno personal: «En este tiempo el divino Maestro me da a conocer en una luz muy clara mi nada: como hombre, cristiano, sacerdote y miembro de la Pía Sociedad de San Pablo... Estoy contento con mi condición miserable, porque eternamente será glorificado el Redentor y ensalzada la Corredentora, habiendo sobreabundado la gracia donde había abundado el pecado» (Don Alberione íntimo, cit., p. 22).

52 «En diciembre de 1946 el Señor se dignó consolarme mucho y orientar mi espíritu. Llegado al cielo me pareció que ángeles y santos rehusaran admitirme en su compañía; huían de mí, viéndome que era un ser tan miserable y manchado de pecados... Intervino entonces la Madre de todas las misericordias, María; les dio a conocer el cúmulo de gracias infundidas por ella en mi alma y cuánto era su amor por mí. Luego les invitaba a acogerme con gozo, porque, no obstante mis pecados, yo era para ella un hijo muy querido y un prodigio de su materna misericordia; un alma en la que su Hijo bendito, Jesús, mil veces había aplicado su sangre redentora» (Don Alberione íntimo, ib. - Cf. AD 14).

53 Propaganda está por difusión.

54 Dicha oración, dirigida a Jesús, como numerosas otras para los diversos momentos del apostolado (redacción, técnica y difusión), se presenta en otra sección. De ella atestigua la Hna. M. Lucina Bianchini FSP: «La recibimos en una paginita, a los comienzos o casi de la difusión entre las familias, o sea hacia 1930-31: era mucho más larga que esta de ahora y empezaba con la antífona “Dichosos los pies del heraldo que anuncia la buena nueva y pregona la paz. Gloria a Dios en lo alto del cielo y paz en la tierra a quienes Dios ama...” etc.». - Sobre «Benditos los pasos...» cf. S. Alberione, Pensamientos, Ed. San Paolo, Cinisello Bálsamo 1987

4 , pp. 80-81 [n. 185 en la ed. esp. Madrid 1986].

55 Expresión paralela a la que introduce el «pacto» o secreto del éxito. Se evoca implícitamente el mismo clima de fe y de compromiso.

56 En la minuta A: porque desde lo alto de la cruz nos habéis dado a María como madre (cf. Jn 19,25s).

57 En la minuta B: por haber ofrecido a la humanidad...

58 Minutas A y B: Vuestra misión es la misma de Jesús.

59 Cf. San Bernardo: «Acordaos, oh piadosísima Virgen...» y san Alfonso, Oraciones a María para cada día de la semana (Camino de la salud 249s.), que son algunas de las fuentes usadas siempre por el P. Alberione.

60 En la minuta A: Una madre tiene los mayores cuidados con el hijo más enfermo. Y continuaba: Mi esperanza encuentra dos apoyos: vuestro corazón maternal y mis muchas miserias.

61 Minuta A: perdón, conversión, salvación.

62 Minuta A: El más grande prodigio.

63 Minuta A: prodigio nuevo e inaudito.

64 Minuta A: vendrá una nueva gloria.

65 El título es del P. Alberione; el subtítulo nuestro.

66 La fecha la ha puesto el P. Antonio Speciale, que nos ha procurado la fotocopia del original. Con fecha 26 de diciembre de 1954, registra en el Diario la siguiente información: «Cuando sube a la habitación escribe algunas oraciones para la iglesia Reina de los Apóstoles: A María Reina de los Apóstoles...».

67 «Novena a san Pablo - Oración al divino Maestro».

68 Algunos Cooperadores y discípulos espirituales del P. Alberione le pedían a menudo puntos de reflexión y de oración.

69 Cf. San Paolo, noviembre-diciembre de 1954 (CISP 595-600).

70 Este título, usado en sentido impropio, aparece por primera vez en 1970 (cf. Las Oraciones de la Familia Paulina, E.P., Roma 1970, p. 193). En el manuscrito original y en las ediciones impresas hasta aquel año encontramos un genérico «A María Reina de los Apóstoles». En cuanto al ecumenismo en sentido proprio, recordemos que el P. Alberione colaboró activamente en la realización del Centro Ecuménico “Ut Unum Sint” y de la Cittadella Ecumenica Taddeide, de Riano Romano.

71 Estas dos jóvenes constituían la primera célula del naciente instituto “Regina Apostolorum para las Vocaciones”, en gestación por entonces, y el Fundador iba formando el espíritu presentando scritos que fueran a la vez textos de oración y pautas de catequesis vocacional.

72 El P. Alberione tuvo dos ponencias: una sobre el Apostolado de las ediciones y otra sobre el Opus Vocationum, hablando de María apóstol(a) y formadora de vocaciones. Los textos se publicaron en el boletín San Paolo, respectivamente de noviembre (CISP 800-808) y de diciembre de 1950 (CISP 577-583).

73 El sujeto, que en italiano resulta ambiguo, es obviamente .

74 Cf. San Paolo, Epifanía de 1946.

75 Expresión tomada de la constitución apostólica de Pío XII Próvida Máter Ecclesia sobre los institutos seculares de vida consagrada.

76 Cf. Mt 7,7; Lc 11,9.

77 El P. Esteban Lamera SSP era entonces, además de superior de la comunidad paulina de Roma, director de la revista mensual Vida Pastoral, para el clero.

78 Cf. «Crónica de la consagración...» en el volumen La Consagración de Italia a María, Teologia-Storia-Cronaca, por De Fiores-Epis-Amorth, E.P., Roma 1983, pp. 91-128.

79 Títulos y textos son todos autógrafos del P. Alberione.

80 Para un cotejo, he aquí la «consagración de la parroquia» de 1933: «Hoy, oh María, madre, maestra y Reina de los Apóstoles, el pastor y los fieles de esta parroquia se consagran a ti de modo particular. Bendice, ilumina y guía al párroco y a cuantas personas cooperan en el apostolado. Suscita entre ellas santas vocaciones religiosas y eclesiásticas; aleja a los sembradores de zizaña. Consuela a los fieles en sus penas y haz que, ricos de buenas obras, lleguen felizmente, junto con su pastor, a la gloria del cielo, para cantar eternamente tus misericordias. Así sea» (De una colección de oraciones, preparada por el P. Juan Ghione SSP, p. 62).

81 “Para una conciencia social”, en San Paolo, noviembre de 1953; cf. CISP 1071-1072, y Alma y cuerpo para el Evangelio, Ed. San Paolo, Cinisello Bálsamo 2005, pp. 156-157.

82 Las diversas variaciones que siguen al enunciado del misterio son las de la edición de 1971. - Según un testimonio del bibliógrafo P. Andrés Damino, «en el desarrollo de sus meditaciones, parece que el P. Alberione se sirvió... del libro del dominico P. Luis Monsabré, Pequeñas meditaciones para el rezo del santo Rosario, ed. italiana, Milán 1900».

83 En el original: de la tumba de los pecados y defectos.