Sección V
A LOS ÁNGELES CUSTODIOS
«La devoción a los ángeles custodios la entienden y sienten fácilmente los niños. Es imposible contar las vocaciones que ella ha suscitado, fortalecido, salvado de naufragios y acompañado hasta la meta, así como lo útil que es en nuestros diversos ministerios y apostolados.
Los ángeles representan la grandeza y los atributos de Dios. Por ello, mientras nos unimos a Jesucristo para rezar, nos unimos también a los ángeles y formamos con ellos un armonioso concierto. Podemos pues decir con Olier que todos los custodios del cielo, todas estas poderosas fuerzas que los mueven, suplen nuestras alabanzas, agradecen los beneficios recibidos en el orden de la naturaleza y en el de la gracia.
De aquí se sigue que ellos, con Jesucristo y en dependencia de él, cuidan de nuestra salvación, deseosos de tenernos con ellos participando de su misma felicidad eterna».1
CORONITA
AL ÁNGEL CUSTODIO
(Primera redacción)
Esta coronita se publicó en el boletín San Paolo de marzo de 1953, precedida por un amplio artículo sobre la presencia y acción de los ángeles en el plan de Dios.2 Sustituía la de san Alfonso que se había rezado hasta entonces. Sucesivamente toda la oración quedó reformulada y actualizada, basándola en los documentos posconciliares.3 Puede notarse que la primera, aun siendo menos rica, parece más homogénea y orgánica, tanto en la estructura como en el desarrollo de los temas. Pero es significativo resaltar cómo el P. Alberione acogía las nuevas orientaciones eclesiales y las transformaba en oración.
1. Ángel de mi guarda, sois un espíritu purísimo, siempre cercano a mí y, sin embargo siempre abismado, con toda la corte celestial, en la contemplación y el gozo de la Sma. Trinidad. Desde vuestra intimidad con Dios, obtenedme fe viva, esperanza firme y ardiente deseo del paraíso. Dadme a conocer cada vez mejor que he sido creado por Dios, sumo y único bien y mi felicidad eterna. Comunicadme la suprema sabiduría de considerarme peregrino en la tierra, ordenar toda mi vida al cielo y buscar siempre ante todo el reino de Dios y su justicia.
Gloria al Padre. Ángel de Dios...
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2. Ángel de mi guarda, sois intermediario de mi eterna salvación, atento siempre a iluminarme, guardarme, guiarme y conducirme, pues por la bondad celestial he sido confiado a vos. Dios os eligió para llevarme de la mano, para que yo no tropiece en los peligros del alma y del cuerpo; para hacerme ver los engaños del mundo y ayudarme así a superar todos los obstáculos, de modo que yo pueda conservarme incontaminado en medio a tantos errores y vicios. Inspiradme la santa voluntad de Dios, iluminad a quien me guía, mantenedme en el buen camino, presentad al Señor mis oraciones. Y sobre todo defendedme de los asaltos del enemigo en la hora de mi muerte, para que espire en paz mi alma.
Gloria al Padre. Ángel de Dios...
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3. Ángel de Dios, os doy gracias por haber aceptado y ejercido hasta ahora la tarea de custodiarme, aun siendo yo tan indigno, acompañándome toda mi vida. Os pido humildemente perdón por haber sido tantas veces sordo a vuestras inspiraciones. ¡No me abandonéis! Fue ignorancia, fragilidad o tal vez malicia; pero vuestra amistad es para mí un gran tesoro. Mostraos, por favor, tanto más solícito cuanto más me veis débil e infeliz. Obtenenedme de Jesús y de María estas gracias: un corazón abierto y dócil a vuestros consejos; respeto en todo lugar a vuestra presencia; confianza constante en vuestra guardia diligente; verdadera devoción a vos, para ser un día conciudadano vuestro en el cielo.
Gloria al Padre. Ángel de Dios...
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4. Ángel de mi guarda, fiel y fuerte en la virtud, uno de los ángeles que en el cielo, guiados por san Miguel, vencieron a satanás y a sus secuaces. La lucha de entonces en el cielo continúa ahora en la tierra: el príncipe del mal y sus seguidores alistados contra Jesucristo, viviente en la Iglesia, se disputan las almas. Obtenedme fidelidad en la renuncia al demonio y a sus obras, y fidelidad a las promesas hechas en el bautismo; acrecentad en mí la fortaleza para vivir unido a Jesucristo, de quien me hice soldado en la confirmación. Mirad mi debilidad y el peligro en que estoy de perderme. Dadme también un auténtico espíritu de apostolado. La lucha está entablada contra el demonio. Descubridme sus insidias, combatid a mi lado, obtenedme la perseverancia final.
Gloria al Padre. Ángel de Dios...
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5. Ángeles todos del Señor, llamados a hacer noble corte, alabar y bendecir incesantemente a la augusta Trinidad, así como a reparar nuestros descuidos. Sois los verdaderos amadores de Dios y de las almas y proseguís el canto «Gloria a Dios en lo alto del cielo y paz en la tierra a los hombres amados del Señor». Formáis el ejército celestial contra el del infierno, para que sea glorificado el nombre de Dios, venga el reino de Jesucristo y se haga su voluntad así en la tierra como en el cielo. Suplicad a la inmaculada Reina de los Apóstoles por la Iglesia de Jesucristo. Velad sobre toda la humanidad, para que viva en paz y reconozca a su Dios y juez eterno. Extended vuestra protección a los gobernantes, los trabajadores y cuantos sufren; alejad los demonios al infierno y salvad al mundo de sus artimañas, para que se establezca el reino de la verdad, de la justicia y del amor. Así sea.
Gloria al Padre. Ángel de Dios...
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CORONITA
AL ÁNGEL CUSTODIO
(Edición de 1971)
1. Padre celestial, te doy gracias por tu infinita bondad, porque desde el mismo momento en que yo salía de tus manos creadoras me confiaste a un ángel para que «me ilumine, guarde, rija y gobierne». Y gracias también a ti, ángel de mi guarda, por tu constante presencia en mi peregrinación hacia el Padre. Tus santas inspiraciones, tu protección continua contra los peligros espirituales y corporales y tu poderosa oración ante el Señor son para mí gran consuelo y segura esperanza.
Ángel de Dios...
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2. Ángel de mi guarda, tú que continuamente contemplas el rostro del Padre y quieres que también yo vaya a hacerte compañía en el cielo, alcánzame del Señor, te ruego, el perdón por las muchas veces que he sido sordo a tus consejos, he pecado en tu presencia y no te he recordado, a pesar de que estás siempre a mi lado.
Ángel de Dios...
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3. Ángel de mi guarda, fiel y fuerte en la virtud, eres uno de los ángeles que en el cielo, guiados por san Miguel, vencieron a satanás y a sus secuaces. La lucha de entonces en el cielo continúa ahora en la tierra: el príncipe del mal y sus seguidores batallan contra Jesucristo y acechan a los hombres. Ruega a la inmaculada Reina de los Apóstoles por la Iglesia, la ciudad de Dios que combate contra la ciudad de satanás. Y tú, san Miguel arcángel, abanderado de la milicia del cielo, defiéndenos en el combate, sé nuestro protector contra la malicia y las insidias del demonio. ¡Que el Señor le reprima! Y tú, príncipe de la corte celestial, encierra en el infierno a satanás y a los demás espíritus malignos que recorren el mundo para la perdición de los hombres.
Ángel de Dios...
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4. Ángeles del paraíso, asistid a los escritores, técnicos y difusores de los medios audiovisuales y a cuantos los usan. Defendedlos del mal, guiadlos en la verdad, concededles verdadero amor. Pedid al Señor las vocaciones necesarias para este nuevo apostolado y acompañadlas en su delicada misión. Inspirad a todos para que cooperen con la acción, la oración y los donativos al apostolado de la comunicación social. Iluminad, guiad, proteged y gobernad el mundo de las técnicas audiovisuales, a fin de que sirvan para elevar el nivel de la vida presente y orientar a la humanidad hacia los bienes eternos.
Ángel de Dios...
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5. Ángeles todos del Señor, llamados a rendir homenaje, alabar y bendecir incesantemente a la augusta Trinidad, reparando así nuestras desatenciones. Sois los verdaderos amantes de Dios y de las almas y perpetuáis el canto: «Gloria a Dios en lo alto del cielo y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor». Os suplicamos por la humanidad entera para que conozca al verdadero y único Dios, al Hijo por él enviado y la Iglesia, columna de la verdad. Rogad para que sea glorificado el nombre de Dios, venga el reino de Jesucristo y se haga su voluntad en la tierra como en el cielo. Proteged también a los gobernantes, los trabajadores y a los que sufren; obtened bendiciones y salvación para cuantos buscan la verdad, la justicia y la paz.
Ángel de Dios...
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A SAN GABRIEL ARCÁNGEL
Inspirado por la constitución apostólica Próvida máter Ecclesia de Pío XII (2 de febrero de 1947), el P. Alberione abrió en 1957 el proceso de fundación de los Institutos de vida secular consagrada, llamados entonces institutos seculares. Uno de éstos, abierto a la juventud masculina, se tituló a San Gabriel Arcángel. Para los miembros de dicho instituto, el 25 de abril de 1958 redactó la siguiente oración.4
Padre celestial, te doy gracias por haber elegido entre los ángeles a san Gabriel para dar el anuncio de la encarnación y redención de la humanidad. María acogió con fe el anuncio, y tu Hijo se encarnó y, muriendo en la cruz, redimió a todos los hombres.
Pero la mayoría de ellos vive aún en tinieblas por no haber acogido el mensaje de la salvación.
San Gabriel, protector de las técnicas audiovisuales, cine, radio y televisión, ruega a Jesús Maestro para que con estos medios poderosos la Iglesia pueda, cuanto antes, predicar las verdades de la fe y el camino de la salvación.
Que estos dones de Dios se pongan al servicio del progreso y la salvación de todos.
Que jamás estos instrumentos se empleen para el error y la perdición.
Que todos los hombres acojan con docilidad el mensaje de Jesucristo.
San Gabriel, ruega por nosotros y por el apostolado de las técnicas audiovisuales. Amén.5
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1 San Paolo, marzo de 1953: “Los ángeles custodios”. Todo el número del boletín está dedicado a este tema.
2 Cf. Diario: «7 de marzo de 1953: Entre ayer tarde y esta mañana ha terminado de redactar la coronita al ángel custodio». De tal redacción se conservan diversos borradores manuscritos, con numerosas cancelaciones y correcciones, que atestiguan el asiduo cuidado del autor para llegar a una clara y lograda expresión de su pensamiento.
3 Cf. Diario, 26 de febrero de 1962: «Aporta algunas correcciones y añadiduras a la coronita del ángel custodio, en el libro de nuestras oraciones».
4 Cf. San Paolo, mayo de 1958 (con amplia documentación doctrinal y canónica). Un primer borrador manuscrito, del 25 de abril de 1958, lo había redactado de corrido, prácticamente sin correcciones, a diferencia de la segunda minuta (del 12 de mayo), con muchas correcciones.
5 La presente fórmula, tomada de la edición de 1971 del manual, coincide con la original, quitando el cambio del plural mayestático al más corriente singular.