RECURSOS CARISMÁTICOSMás luz... El sueño
En momentos de especial dificultad, revisando toda su conducta, por si hubiera impedimentos a la acción de la gracia por su parte, pareció que el divino Maestro quería consolidar el Instituto iniciado pocos años antes.
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En el sueño1 que tuvo después, le pareció tener una respuesta. Jesús Maestro, en efecto, decía: «NO TEMÁIS. YO ESTOY CON VOSOTROS. DESDE AQUÍ QUIERO ILUMINAR. VIVID EN CONTINUA CONVERSIÓN».2
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El desde aquí salía del sagrario, y con fuerza; como queriendo dar a entender que de Él, el Maestro, se ha de recibir toda la luz.3
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Habló de esto con el director espiritual, advirtiendo en qué luz se hallaba envuelta la figura del Maestro. Le respondió: «Tranquilízate; sea sueño o no, lo que dijo es santo; haz de ello como un programa práctico de vida y de luz para ti y para todos los miembros».
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Desde entonces, y cada vez más, todo se orientó hacia el sagrario y se hizo derivar de él.4
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Cómo interpretó él, en el conjunto de las circunstancias, esas expresiones:
a) Ni los socialistas, ni los fascistas, ni el mundo, ni el precipitarse de los acreedores en un momento de pánico, ni el naufragio, ni Satanás, ni las pasiones, ni vuestra insuficiencia en todo... [podrán obstaculizaros]; pero, eso sí, dejadme estar con vosotros, no me alejéis con el pecado. «Yo estoy con vosotros», es decir con vuestra Familia, que yo he querido, que es mía, que alimento, de la que formo parte como Cabeza. ¡No dudéis! Aun cuando sean muchas las dificultades...; ¡pero que yo pueda estar siempre con vosotros! ¡Nada de pecados!5
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b) «Desde aquí quiero iluminar». Esto es, yo soy vuestra luz y me serviré de vosotros para iluminar; os doy esta misión y quiero que la cumpláis.
La luz que envolvía al divino Maestro, la fuerza de voz de aquel quiero y desde aquí y la prolongada indicación con la mano hacia el sagrario fueron entendidas así: una invitación a tomarlo todo de él, Maestro divino presente en el sagrario; que ésta es su voluntad; que la entonces amenazada Familia irradiaría gran luz... Por eso estimó más conveniente sacrificar la gramática al sentido, escribiendo Ab hinc.6 Cada cual piense que es transmisor de luz, altavoz de Cristo, secretario de los evangelistas, de san Pablo, de san Pedro...; que la pluma de la mano con la pluma del tintero de la máquina impresora cumplen una única misión...7
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c) «El dolor de los pecados»* significa un reconocimiento habitual de nuestros pecados, de los defectos e insuficiencias. Distinguir en nuestra vocación lo que es de Dios de lo que es nuestro: a Dios todo el honor y a nosotros el desprecio.8 De aquí nació la oración de la fe, el Pacto o secreto del éxito.9
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La espiritualidad integral de Jesús Maestro10
En el estudio de las diversas espiritualidades –benedictina, franciscana, ignaciana, carmelitana, salesiana, dominicana, agustiniana–, apareció cada vez con más claridad que todas tienen aspectos buenos; pero en el fondo está siempre Jesucristo, Maestro divino, del cual cada una considera especialmente un aspecto: [hay] quien más la verdad (santo Domingo y sus seguidores); o más la caridad (san Francisco y sus seguidores); o más la vida (san Benito y sus seguidores); y hay quien considera dos aspectos, etc. Pero si se pasa luego al estudio de san Pablo, se encuentra al discípulo que conoce al Maestro divino en su plenitud: san Pablo lo vive entero, sondea los profundos misterios de su doctrina, de su corazón, de su santidad, de la humanidad y divinidad; lo considera doctor, hostia, sacerdote; nos presenta al Cristo total, como él mismo se definió: camino, verdad y vida.11
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En esta visión está la religión: dogma, moral y culto; en ella está Jesucristo integral, por esta devoción queda el hombre captado, conquistado por Jesucristo. La piedad es plena, y el religioso, como el sacerdote, crecen así en sabiduría (estudio y sabiduría celeste), en edad (virilidad12 y virtud) y en gracia (santidad) hasta la plenitud y perfecta edad de Jesucristo; hasta sustituirse [éste] en el hombre o al hombre: «Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí».13 En esta devoción confluyen todas las devociones a la persona de Jesucristo Hombre-Dios.
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La divina asistencia
Hubo muchas personas que se ofrecieron como víctimas por el éxito del Instituto, y el Señor aceptó el ofrecimiento de algunas de ellas. Los seminaristas de Alba, aunque no conocían con precisión de qué se trataba, desde 1910 ofrecieron todos los días las intenciones de su director espiritual;14 y, al estallar la guerra de 1915, estando en el frente renovaban su ofrecimiento, acompañado también del de su vida continuamente expuesta a los peligros; alguno murió en el frente, o por enfermedad allí contraída.
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Entre las personas cuyo ofrecimiento de la vida aceptó el Señor, por lo que humanamente se puede juzgar [están]: los seminaristas Borello y Fanteguzzi; los sacerdotes Saffirio, Destéfanis y Villari.15 Pueden recordarse, con Maggiorino Vigolungo,16 algunos otros de la Sociedad de San Pablo. Cabe recordar a Cavazza-Vitali,17 con un grupo de Hijas [de San Pablo], desde Calliano18 en adelante.
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Las familias paulinas son fruto de innumerables sacrificios, oraciones y ofrecimientos: de muchos años.
Mediante el resorte del pacto con Dios, que se reza entre las oraciones [diarias] y de cuyo alcance él no llega a darse perfecta cuenta, junto con el trabajo en las cuatro ramas,19 las bendiciones de Dios [son] continuas en todos los sentidos.20
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Había formado a su alrededor un círculo de personas virtuosas y piadosas, que constantemente oraban en sus adoraciones: el canónigo Chiesa iba a la cabeza.
No faltaron peligros de diversa índole: personales, económicos; acusaciones en referencias escritas y verbales: se vivía en peligro día tras día; pero san Pablo fue siempre la salvación.
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Hasta en los mismos gastos se procedía según el consejo y con este examen: ¿es esto necesario?; ¿tengo recta intención?; ¿lo haríamos si estuviéramos a punto de morir?21
Si las respuestas eran afirmativas, se ponía en manos de Dios.
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A veces las necesidades eran urgentes y graves, y todos los recursos y esperanzas humanas se habían cerrado: se rezaba y se procuraba alejar el pecado y toda falta contra la pobreza; y [llegaban] soluciones inesperadas, dinero venido por manos de desconocidos, préstamos ofrecidos, nuevos bienhechores y otras cosas que él nunca supo explicarse... Los años pasaban, las previsiones de quiebra segura, según muchos, las acusaciones de locura... se disipaban y todo se llevaba a término, tal vez con fatiga, pero en paz.
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Ninguno de los acreedores perdió un céntimo... y los proveedores, los constructores y las empresas siguieron prestando su confianza. Bienhechores a quienes la caridad rindió el triple hubo muchos; y también numerosos fueron los casos contrarios. El maestro Giaccardo decía: «Me causan pena ciertos opositores, aunque de buena fe, porque conozco ya a varios castigados». Pero él [Alberione] replicaba: «Conozco muchos más que fueron bendecidos por haber enviado vocaciones y ayudado a San Pablo».22
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Jamás faltó el favor y el consentimiento del Obispo; como tampoco el del clero más distinguido de la diócesis.
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Entre los principales bienhechores: el canónigo Chiesa, el obispo monseñor Re, Cavazza-Vitali, uno de los tíos de la familia,23 casi todos los vicarios foráneos de la diócesis y un sinnúmero de cooperadores.
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Mucho le ayudaron los consejos del cardenal Maffi, del cardenal Richelmy, del canónigo Allamano. [Recibió] mucha ayuda económica del canónigo Priero, de monseñor Sibona, de monseñor Dallorto y del arcipreste Brovia. También [recibió] mucha ayuda espiritual del canónigo Novo, de monseñor Fassino, de don Rossi, de monseñor Molino, del canónigo Danusso y del canónigo Varaldi.
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Las primeras máquinas fueron pagadas por su tío Santiago.
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En los primeros años, los socialistas de Alba amenazaron varias veces con quemar tipografía, casa y revistas; hubo que pasar hasta noches sin dormir, vigilando para que al menos los muchachos, llegado el caso, no corrieran peligro o se asustaran demasiado. Lo mismo sucedió cuando empezó a organizarse el fascismo; y cuando las amenazas comenzaron a convertirse en intimidaciones y disturbios, los cooperadores que habían prestado dinero para las construcciones perdían la confianza; de ahí vinieron apuros y serias preocupaciones, pero nadie perdía la confianza.24
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De continuo se rezaban rosarios, se invocaba a san Pablo, se hacían Visitas25 según las intenciones del Primer Maestro.
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Espíritu y prácticas [de piedad]
Había encontrado en el seminario de Alba un ambiente de sencilla, profunda y activa espiritualidad.
En el seminario arzobispal de Turín,26 un tío suyo había fundado una buena pensión que asignar a algún aspirante al sacerdocio perteneciente a la familia o, en su defecto, según el criterio del Arzobispo.27 Él prefirió permanecer en el seminario de Alba, pagándose la pensión, por el buen espíritu que allí había encontrado, superiores, confesor, director espiritual de gran virtud, celo y experiencia; ambiente familiar, estudio serio, aunque no de primer orden; compañeros edificantes.
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La predicación era muy abundante; meditaciones y lecturas espirituales y vidas de santos de los últimos siglos; todo inspirado en san Francisco de Sales, san Alfonso de Ligorio, la Imitación de Cristo, san Juan Bosco, san [Benito] Cottolengo.28
Todos los domingos, durante algunos años, [había] un sustancioso entretenimiento sobre la pureza de la doctrina en los más variados y debatidos temas, y sobre el deber de obedecer a la autoridad eclesiástica; lo dirigía siempre el Obispo, de quien no se sabía si era más profundo en teología, en filosofía, en derecho canónico, o en sociología.29
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Se iba introduciendo la comunión diaria, que hasta entonces faltaba en muchos seminarios.
La disciplina no era pesada, sino que se formaban convicciones profundas; aunque el conjunto era [fuese] muy diverso de la Sociedad de San Pablo.
Con cuanto de útil aprendió allí, él quiso enriquecer a la Familia Paulina, procurando una mayor actualización y añadiendo todo cuanto mejor podía servir a establecer la vida sobre «la piedra angular, que es Cristo Jesús».30
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Las devociones
Monseñor Galletti,31 obispo de Alba, había dejado la devoción eucarística como herencia espiritual a la diócesis y en especial al seminario.
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Él había colaborado32 con óptimos sacerdotes a poner en práctica en la diócesis los decretos del beato Pío X sobre la comunión frecuente, la comunión de los niños y la comunión de los enfermos, insistiendo especialmente en el viático administrado a tiempo.33
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Durante diez años fue director espiritual34 de ambos seminarios (menor y mayor),35 teniendo que dar las meditaciones y pláticas ordinarias. Su antecesor en el cargo solía dedicar la primera semana del mes a [estas] devociones: Ángel de la guarda, almas del purgatorio, san José, Eucaristía, sagrado Corazón de Jesús, María santísima, la Trinidad. Él continuó la misma costumbre, según el deseo de los superiores del seminario, considerándolo muy útil.
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Más tarde, iniciada ya la Familia Paulina, introdujo la misma [costumbre] aunque acomodándola a las necesidades particulares, dando cabida a la devoción a san Pablo apóstol y al divino Maestro, que compendia todas las devociones a Jesucristo, considerándole Niño en el pesebre, Obrero en Nazaret, Doctor en la vida pública, Crucificado para la redención, Eucaristía en el sagrario, Corazón amoroso en los dones otorgados a la humanidad.
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La devoción a la Reina de los Apóstoles también la inculcó, ya en el seminario: bajo su patrocinio se desarrollaron las conferencias de pastoral (1912-1915), la clase de sociología, y los primeros pasos de los neosacerdotes en el ministerio. María es co-apóstol; así como es corredentora.
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María recibió un doble anuncio: el del ángel Gabriel, que le notificaba la maternidad divina respecto de Jesucristo, y el anuncio de Jesucristo crucificado, que le comunicaba la maternidad universal referida a todo el cuerpo místico que es la Iglesia.
Ninguna riqueza mayor que Jesucristo puede darse a este mundo pobre y orgulloso.
María dio al mundo la gracia en Jesucristo; continúa brindándolo a lo largo de los siglos: es mediadora universal de la gracia y en esta misión es también madre nuestra.
El mundo necesita a Jesucristo, camino, verdad y vida. [María] lo da mediante los apóstoles y los apostolados. Ella los suscita, los forma, los asiste, los corona de frutos y de gloria en el cielo.
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Todo tiene que acabar en un gran «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres»36 en honor de la santísima Trinidad, cantado por los ángeles, como programa de vida, apostolado y redención de Jesucristo: el paulino vive en Cristo.37
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En el seminario, de acuerdo con el Obispo, había introducido: comunión diaria, retiro mensual, adoración de los primeros viernes de mes y segunda misa los domingos. Vistos los buenos resultados, enriqueció también con ello a la Familia Paulina.
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1 El “sueño” relatado aquí debió tener lugar en 1923, cuando el Primer Maestro cayó en una grave enfermedad, de la que parece se libró de manera prodigiosa, como insinúa él mismo en AD 64. – Otra narración del mismo sueño la encontramos en Mihi vívere Christus est (MV, 1938) 139. Cf. más adelante, AD 158, nota 8.
2 Estas palabras las oyó, según parece, en latín: «Nolite timere. Ego vobiscum sum. Ab hinc illuminare volo. Cor pœnitens tenete». (Para los matices de las posibles traducciones, ver lo dicho en la Introducción y cf. AD 158, nota *).
3 Este párrafo, presente en el ms original y en todas las ediciones impresas, desapareció extrañamente del ds. Creemos que se trata de un fallo del mecanógrafo, pasado inadvertido al Autor en la revisión.
4 También este párrafo aparece sólo en el ms.
5 En el ms el Autor deja aquí abundante espacio blanco, de manera completamente inusual. Tal vez, no del todo satisfecho quería añadir algo.
6 Abhinc es un adverbio latino. Se usa en sentido propio como adverbio de lugar: desde aquí, desde este lugar, y más frecuentemente los clásicos lo usan en sentido traslaticio, con significación temporal, referido al pasado o al futuro. Resulta difícil conocer el motivo aducido por el P. Alberione: «estimó más conveniente sacrificar la gramática al sentido». Tal vez una explicación podría ser esta: según “la gramática”, hubiera sido suficiente utilizar la forma simple hinc (que de suyo significa ya desde aquí); pero él, para resaltar “el sentido”, prefirió el compuesto ab hinc (dos términos separados) precisamente para recalcar «la prolongada indicación con la mano hacia el sagrario» hecha por el Maestro divino: “ab hinc”, desde aquí, es decir desde el sagrario.
7 Esta última expresión «que la pluma...», presente en el ms y en todas las ediciones impresas, en el ds lleva una tachadura a pluma. De todos modos nos parece que conviene conservarla.* La expresión latina Pœnitens cor tenete admite variedad de traducciones: “Tened dolor de los pecados”, “Tened un corazón penitente” o, más dinámicamente como se ha hecho habitualmente “Caminad [vivid] en continua conversión”.
8 Cf. la oración tradicional: «Yo solo nada puedo, – con Dios lo puedo todo, – por amor de Dios todo quiero hacerlo. – A Dios el honor, a mí el desprecio». Son expresiones de humildad, que en este pasaje se comprenden mejor confrontándolas con la primera narración del “sueño” hecha por el P. Alberione en 1938 y recogida en Mihi vívere Christus est: «El divino Maestro paseaba y tenía cerca de sí a algunos de vosotros y dijo: No temáis, yo estoy con vosotros; desde aquí quiero iluminar; [por vuestra parte] manteneos en la humildad... y, me parece, tened dolor de los pecados» (MV 139).
9 Esta oración, con la historia de las sucesivas redacciones, la ha comentado A. COLACRAI, Segreto di riuscita, Ed. Archivo Hist. Gen. de la FP, Roma 1985
4 .
10 Los dos párrafos siguientes 159-160, ausentes en el ms, fueron añadidos al texto del ds en un recorte de papel, encolado luego (erróneamente, según nuestro parecer) después del n. 154, antes de la explicación del “sueño”. Los ponemos aquí, según la colocación y numeración adoptadas en las ediciones de 1971 y 1985.
11 Cf. Jn 14,6.
12 El sentido de la palabra es obviamente el de “edad adulta”, “madurez”.
13 Cf. Gál 2,20. El P. Alberione cambia ligeramente la expresión latina subrayando el contraste de sujetos.
14 La frase habría que leerla más correctamente así: «ofrecieron oraciones y sacrificios según las intenciones...».
15 Agustín Borello (1883-1902). – Ángel Fanteguzzi (1893-1917). – Enrique Saffirio (1884-1918). – Santiago Destéfanis (1887-1917). – Hermenegildo Villari (1884-1921).
16 Maggiorino Vigolungo, ya nombrado en AD 105, nota 4 (6.5.1904-27.7.1918) fue alumno de la Escuela Tipográfica Pequeño Obrero desde el 15.10.1916 hasta su muerte. Reconocida la heroicidad de sus virtudes, ha sido declarado Venerable el 28.3.1988.
17 Amalia Cavazza Vitali (1866-1921), señora de Barbaresco (Cúneo). Favoreció de muchas maneras a la naciente institución del P. Santiago Alberione: con oraciones, con ofertas en dinero o en especie, y con la colaboración intelectual como escritora. Fundó en la Sociedad de San Pablo la Obra de las Santas Misas Perpetuas, aportando un fondo correspondiente para la celebración de seis misas anuales. Escribió Los deberes de las esposas y de las madres, Alba, Escuela Tipográfica, 1918.
18 Clelia Calliano (1892-1918) murió cuando las Hijas de San Pablo, que vivían en la calle Academia n. 5 de Alba, habían recibido ya la invitación a trasladarse a Susa (Turín). – Entre las otras que ofrecieron la vida por las fundaciones del P. Alberione hay que recordar a Ángela Mª Boffi (1886-1926), superiora de las mismas Hijas de San Pablo desde 1915 a 1922, año en que el gobierno de la naciente congregación pasó a Teresa Merlo, Hermana Mª Tecla (1894-1964), ahora Venerable.
19 Las cuatro “ramas” son las “familias paulinas” mencionadas poco antes, es decir las cuatro congregaciones existentes entonces (cf. AD 33-35). Esta nos parece la interpretación más obvia, a diferencia de otra que quisiera ver aludidas aquí las cuatro “ruedas” (cf. AD 100).
20 Estamos ante un párrafo muy denso, pero sintácticamente mal estructurado, quizás porque se ha saltado alguna palabra. Una formulación plausible podría ser: «A este aporte [de sacrificios, etc.] hay que sumar un resorte [superior], del que él [Alberione] no llega a darse perfecta cuenta: la fe en el pacto con Dios, las bendiciones continuas, etc.
21 Haríamos “el gasto”, se sobreentiende.
22 Aquí “San Pablo” está indicando el conjunto de la obra alberoniana.
23 Se trata de su tío homónimo Santiago Alberione (1838-1914); cf. AD 171.
24 Esta última frase, “pero nadie perdía la confianza”, fue añadida manualmente en el ds. Quizás el Autor no se dio cuenta de que era una repetición y, por lo menos en cuanto a las palabras, una contradicción respecto a lo dicho antes.
25 Visitas eucarísticas o adoraciones al Santísimo Sacramento según la tradición alberoniana.
26 La arquidiócesis de Turín tenía varios seminarios menores y mayores: recordemos los de Turín ciudad, Chieri, Bra, Giaveno y Rívoli. Sobre la historia del seminario de Bra (cf. AD 11, nota 5), cf. G. BARBERO, I bei Seminari d’Italia: Il seminario arcivescovile di Bra, en Palestra del Clero, 43 (1964) 192-204.
27 No se conocen otros particulares sobre esta pensión. Lo cierto es que en Bra, Santiago Alberione no tuvo ninguna beca. De los términos usados aquí parecería que el tío la haya creado cuando ya el sobrino estaba en el seminario diocesano de Alba.
28 A estos autores hay que añadir también san Pedro Julián Eymard, cuyas obras el P. Alberione demuestra haber leído, profundizado y asimilado: cf. A.F. DA SILVA, Il cammino degli Esercizi..., o.c., pág. 36 y otras.
29 A mons. F. Re se le atribuye una célebre Carta del episcopado piamontés contra los modernistas, en defensa de la posición papal. Véase al respecto el reconocimiento que le tributa el P. Enrique ROSA SJ en una respuesta desde Roma concerniente a la aprobación de la naciente Familia Paulina: «...estoy siempre agradecido a S. E. por su valiosa intervención en tiempos del modernismo, con aquella carta magistral del episcopado piamontés que tanta resonancia tuvo entonces, y también... tanta eficacia principalmente en el Norte de Italia, contra los errores...» (cf. G. ROCCA, o.c., doc. 87).
30 Ef 2,20.
31 Mons. Eugenio Galletti (1816-1879) fue obispo de Alba en 1867, tras catorce años de sede vacante.
32 El sujeto pasa a ser nuevamente el P. Alberione.
33 Cf. PÍO X, Sacra Tridentina Synodus, decreto del 20.12.1905. – Cuando el Autor escribía, Pío X era todavía beato; fue canonizado pocos meses después, el 29.5.1954.
34 El P. Alberione ocupó el cargo de director espiritual en el seminario de Alba casi ininterrumpidamente de 1908 a 1920.
35 Era un único edificio para los dos grupos distintos de seminaristas.
36 Cf. Misal Romano , “Gloria”, y también Lc 2,14. Actualmente la frase se completa así: «...a los hombres que ama el Señor» (cf. AD 1, nota 4).
37 Esta última frase presenta un problema de interpretación porque está expresada diversamente en el ms y en ds. En el manuscrito se lee: «el paulino viviren Cristo». En cambio en el texto mecanografiado se dice: «el paulino vive en Cristo». La primera versión significaría: lo que hemos expuesto antes corresponde al “vivir en Cristo” según san Pablo. La palabra “paulino” en este caso sería un adjetivo, referido al Apóstol. En el segundo caso, la misma palabra, entendida como sustantivo, indica al religioso de la Familia Paulina, que vive en Cristo (cf. 2Tim 3,12).