APÉNDICE IIISOBRE LAS PÍAS DISCÍPULAS DEL DIVINO MAESTRO
1. Prehistoria de las Pías DiscípulasEn las págs. 443s de Mi protendo in avanti, hablando de los orígenes de las Pías Discípulas del Divino Maestro, la Hna. Mª Clelia Arlati pddm propuso el siguiente documento del P. Alberione, fechado en 1946, que podemos considerar concerniente a la «prehistoria» de las Pías Discípulas y conecta muy bien con el espíritu que dio vida a los «recuerdos» de Abundantes divitiæ.
En 1908 comencé a rezar y a pedir oraciones para que naciera una familia religiosa de vida retirada, dedicada a la adoración y al apostolado sacerdotal y litúrgico: toda de Jesús divino Maestro presente en el misterio eucarístico...
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Una mañana de julio, hacia 1920, después de una buena novena a san Pablo y al apóstol Santiago, paseaba yo con el canónigo Chiesa de venerada memoria en la terraza de la rectoral de san Cosme y san Damián en Alba. Yo sentía fortísima atracción hacia nuestro apostolado, y la voz de Dios que me quería para sí. Por otra parte, yo veía confusamente las muchas dificultades que iban a sobrevenir, la incertidumbre de tantas cosas, el doloroso desapego del conjunto de personas, de bienes y de ministerios tan apreciados por mí... Cerrar los ojos y confiarme sólo y enteramente en las manos de Dios, abandonándome totalmente a su amor, me atraía con enorme fuerza; más aún, era como un aguijón que iba penetrando cada vez en el alma.
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El canónigo Chiesa, habiéndome escuchado una vez más, con su palabra clara, llena de fe, inspirada sólo por Dios, me dijo: «Adelante resueltamente, abandona todo punto de vista y apoyo que se basen en lo humano; más bien, cuenta enteramente con Dios y mira sólo a él. Busca la ayuda de oraciones».
Se rezó, pues, y se pensó. Dos fueron las oraciones vivientes y constantes que se adoptaron: la obra de las Santas Misas y una Familia religiosa que estuviera en adoración ante el sagrario para obtener las gracias necesarias a quienes se dedican especialmente al apostolado.
A estas dos obras se unieron:La búsqueda de vocaciones y la santificación de los sacerdotes y profesos.
La erección canónica, la aprobación y el robustecimiento de la vida religiosa de la Sociedad de San Pablo.
Su establecimiento y difusión en el mundo.
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La construcción de nuestras iglesias, que por ahora son: San Pablo, el Divino Maestro, la Reina de los Apóstoles.
La obra de la Biblia.
La prensa, el cine, la radio, últimos medios que entonces se percibían en el conjunto de los medios más rápidos y fructuosos.
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La misión de las Pías Discípulas
A finales del mismo año 1946, el P. Alberione preparaba un texto muy denso e importante a propósito de la misión de las Pías Discípulas. Para estar más seguro de haber expresado oportunamente su pensamiento (entre otras razones, porque a veces sus palabras eran interpretadas arbitrariamente y referidas de manera distorsionada a la Santa Sede), el Primer Maestro escribió el texto y, tras mandar que lo mecanografiara la M. Mª Lucía Ricci pddm, lo pasó al Maestro Giaccardo, que lo revisó en varios puntos, aunque muy secundarios. El Primer Maestro leyó luego la meditación a las novicias Pías Discípulas, en la capilla de las Hijas de San Pablo; estaba presente también la M. Mª Lucía Ricci que luego se encargó de imprimirla, juntamente con las otras meditaciones, tras someterlas nuevamente a la atención del Primer Maestro. Esta meditación fue publicada en el primer volumen de Ipsum audite. Proponemos el texto impreso como definitivo.
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Roma, Navidad de 1946
En 1908 comencé a rezar y a pedir oraciones para que naciera una familia religiosa de vida retirada, dedicada a la adoración y al apostolado sacerdotal y litúrgico: toda de Jesús divino Maestro, presente en el misterio eucarístico.
¿Para qué? Para que fuera fuente de gracia, de donde la recabarían otras familias religiosas dedicadas más especialmente a la vida apostólica
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Sucesivamente, sin dejar de rezar, iba delineándose el modo de vida de esta familia y la forma concreta de sus relaciones con las familias que se instituirían.
Escribí entonces el libro La mujer asociada al celo sacerdotal, expresándome del modo entonces posible; aunque, sin restringirme a este punto, traté de hacer luz sobre el apostolado de la mujer en unión y bajo la dirección del apostolado sacerdotal.
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Me he dejado guiar por lo que siempre me decía el director espiritual: «Antes de emprender obras, si quieres que éstas tengan vida, [necesitas] asegurar un suficiente grupo de personas que recen y, si es necesario, se inmolen en favor de las mismas obras».
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Vosotras tenéis una misión fundamental y vital, escondida como las raíces, pero alimentadora del tronco, las ramas, las flores, las hojas y los frutos.
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Jesús Sacerdote y María, su Madre, van siempre unidos en la economía de la redención; y por tanto siguen unidos siempre en la economía de la gracia: María es hasta el final de los siglos la mediadora y distribuidora de la gracia.
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a) María nos ha dado a Jesús, el divino Maestro, Sacerdote y Hostia; Jesús es la flor de la Virgen Madre.
[En fuerza] de vuestra oración, «envía buenos obreros a tu mies», deberán venir muchos sacerdotes a la Sociedad de San Pablo y a la Iglesia. Realizad, pues, un apostolado de vida interior, de deseos, oración y sufrimiento, como María. Con vuestro trabajo, la búsqueda de ofertas, el servicio a los aspirantes al sacerdocio, el celo ejercido según vuestra condición, dais grande ayuda a las vocaciones. ¡Yo quisiera que fueseis muchas, muchas!, y que cada una proporcionara a la Sociedad de San Pablo y a la Iglesia un alter Christus, un sacerdote.
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b) El sacerdote tiene luego que vivir y actuar.
Jesús realizaba su misión, y María ejercía su tarea respecto a Jesús en la casa de Nazaret; luego, durante la vida pública, la pasión y la muerte de Jesús, seguía ejerciéndola con su oración. Después de la muerte y la resurrección de Jesús, continuó su ministerio tanto respecto a Cristo como a su cuerpo místico, que es la Iglesia.
Proseguiréis, pues, vuestro trabajo y vuestra oración por el sacerdote en actividad, por el sacerdote enfermo, por el sacerdote ya difunto; y tendréis una especial participación en los frutos de las eucaristías, oraciones y apostolado del sacerdote.
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c) Jesucristo no está presente en el mundo sólo por su cuerpo místico, sino que lo está físicamente, verdaderamente, realmente, substancialmente en el sagrario. De la Eucaristía, la presencia real y la comunión viene todo bien a la Iglesia y a las personas; toda el agua, como fuente que se ensancha, toda la linfa que asciende en los sacramentos y en los sacramentales. Las personas han de llegar a esta fuente, a la unión con Jesús, todo lo demás es un medio. Todo eso debemos pedir, con el alma eucarística de María, a Jesús divino Maestro, presente en la Hostia santa.
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Este será vuestro cometido ante el sagrario:Lámparas vivientes ante Jesús eucarístico;Víctimas con Jesús; las inmolaciones son parte de vuestro apostolado;Siervas de honor del sagrario y de su divino Morador;Ángeles de la Eucaristía que reciben y dan;Personas que tienen hambre y sed del pan eucarístico y del agua de su gracia;Corazones que comparten con el Esposo eucarístico deseos, aspiraciones y abandonos, en favor de todos pero en especial para la persona más querida de su corazón: el sacerdote;Las primeras confidentes de Jesús-Hostia, para percibir toda palabra suya de vida y meditarla como María en vuestro corazón.
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El divino Maestro os mire con ojos de predilección; os enseñe sus caminos; os infunda el gozo de la vocación; viva en vosotras en la plenitud de su virtud.
Tened fe, no dudéis; este Jesús es infinitamente fiel a sus promesas.
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d) María habló de Jesús a los apóstoles y evangelistas; de ella, como dicen los santos Padres, recabó san Lucas todo lo que luego narró de la vida privada de Jesús: la anunciación, la visita a santa Isabel, el nacimiento, la anécdota del hallazgo en el templo, la sumisión y el progreso en edad, sabiduría y gracia de Jesús en Nazaret.
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He aquí por qué os está reservado un apostolado litúrgico-eucarístico. Teniendo el alma repleta de Jesús-Hostia, ¿cómo podréis comprimir en el corazón y ocultar continuamente vuestra fe, vuestra esperanza y vuestro amor? Lo expresaréis, lo manifestaréis y lo difundiréis según vuestra vocación. El modo ya lo habéis concentrado vosotras en el conjunto de iniciativas que con palabra resumidora llamáis casa de Dios. ¡Que viva, actúe y fructifique construyendo iglesias, capillas, sagrarios y toda clase de objetos sacros, así como interpretando y exponiendo los sagrados tesoros de la liturgia!
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A quien entienda esto, mi más amplia bendición; con la promesa de un sacerdote moribundo, el P. Perino,
1 a quien habéis asistido muy bien: «Desde el paraíso os ayudaré».
Palabra de orden para 1947: rezar, buscar vocaciones.
M. Alberione
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3. La liturgia enseñada por la Iglesia
Folleto conservado en su original en el Archivo Don Alberione de las Pías Discípulas del Divino Maestro. Omitimos los dos tercios de la primera plana, que se refieren a noticias detalladas, pero conservamos la fecha: «Roma, 28.3.1947».
Agradezco mucho por el buen trabajo en favor de las Pías Discípulas: darán mucho honor y amor a Jesús Maestro.
Si aún estamos a tiempo, tratemos de corregir algún artículo, de modo que se deje más campo al apostolado litúrgico. Por ejemplo:
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«Entiendan la Liturgia tal como la enseña la Iglesia: piedad y oración, que honra los misterios divinos; nace de los dogmas cristianos y lleva a la práctica de la vida cristiana». «Así la practiquen y la den a conocer con todos los medios usuales en los grandes centros litúrgicos benedictinos».
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4. Tres necesidades y tres apostolados
Tres folletos sin fecha ni numeración, conservados en el original en el Archivo Don Alberione de las Pías Discípulas del Divino Maestro. Casi todo este texto, excepto el último párrafo, se citó en las págs. 453 y 456 de Mi protendo in avanti, con ligeros retoques.
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[El Primer Maestro había considerado por mucho tiempo] tres necesidades y tres apostolados distribuidos hasta entonces en varias instituciones.
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Apostolado eucarístico, practicado ampliamente pero todavía carente de forma y de organización definitiva... Es preciso que la piedad eucarística llegue a ser apostolado y se realice en el divino Maestro.
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Apostolado litúrgico. Dios ha querido en la Iglesia la predicación de viva voz. Pero la historia enseña qué eficacia ha tenido la predicación del culto. La Liturgia es conjuntamente culto a Dios, distribución de la vida divina a las almas, instrucción activa acerca de la fe y la moral, medio para que la verdad predicada y la moral enseñada sean, con la gracia de Dios, aceptadas y vividas. La Liturgia, tras la obra de los grandes Maestros, debe popularizarse; es el libro del Espíritu Santo, y hay que predicarlo con los medios modernos. Pero esta predicación está llena de dificultades; se necesitan, pues, gracias especiales para los apóstoles y los apostolados.
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Apostolado del servicio sacerdotal. Para establecer la Familia Paulina en Cristo, según el [mismo] divino Maestro, hay que vivir [la realidad de] la Sagrada Familia, la primera familia religiosa. Se necesitaba, por tanto, quien hiciera la parte de María respecto a Jesús y a José. En fin, se necesitaba el servicio sacerdotal según el espíritu de María, que preparó para la humanidad al divino Maestro, al Sacerdote eterno, la Hostia-Víctima. Tal servicio incluye: la espera –la Pía Discípula pide por las vocaciones y las ayuda–; el servicio de casa; y la asistencia oracional durante el ministerio, el oficio de enfermera, los sufragios tras la muerte.
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El apostolado eucarístico de las Pías Discípulas se dirige particularmente al triunfo del divino Maestro, que es el triunfo de la fe católica: enseñanza en el mundo –universidades, diarios, filosofía, ciencias, cine, radio, televisión, conferencias, etc.–, inspirado todo en el Evangelio y conformado a él...
Además está dirigido a la moral católica, [según] el derecho y leyes eclesiásticas, los mandamientos y consejos evangélicos, leyes civiles, costumbres sanas en el individuo, en la familia, la sociedad, la nación, [para] la santificación de las personas, [de los] moribundos, [de las] almas del purgatorio.
Aún más: se dirige a obtener la vida de gracia en las personas por el uso de los sacramentos, la santificación del clero y en general de la jerarquía, el amor a la confesión, comunión, Eucaristía, el desarrollo del apostolado bajo todos los aspectos, el celo sacerdotal; un amplio movimiento, pues, en favor de la vida religiosa, la acción católica y la acción misionera.
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1 Juan, en religión Francisco Javier, Perino: nació en Font Canavese (Turín) el 31.10.1913; murió el 9.9.1946 en Sanfré (Cúneo). Se caracterizó por el amor a la verdad y a la caridad. Decía: «En mi vida he buscado siempre la verdad y si por ésta debiera dar la vida, la daría una vez cada día, a ser posible»; y añadía: «Hasta hace algún tiempo, yo estaba dado al estudio; ahora ya no; miro sólo a una cosa: la caridad». Era el hermano mayor del P. Renato Perino, tercer sucesor del P. Alberione como Superior general de la Sociedad de San Pablo.