Beato Santiago Alberione

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APÉNDICE V
SOBRE LAS HERMANAS APOSTOLINAS
1. Correcciones y añadiduras a las Constituciones
El P. Alberione sometió a un esmerado control los primeros artículos de las Constituciones de las Hermanas Apostolinas (o Instituto «Regina Apostolorum»). Testimonio de ello es el siguiente texto, relativo a los primeros nueve artículos del capítulo I, que presenta numerosas acotaciones del P. Alberione para corregir y sobre todo ampliar el texto.
INSTITUTO «REGINA APOSTOLORUM» PARA LAS VOCACIONES
CAPÍTULO I. FIN Y ESPÍRITU DE LA CONGREGACIÓN
1. - El fin general del Instituto «Regina Apostolorum» para las vocaciones es la gloria de Dios y la santificación de los miembros mediante la práctica fiel de los tres votos de obediencia, castidad y pobreza y ordenando la propia vida a norma de los sagrados cánones y de las presentes Constituciones.
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2. - El fin especial de la Congregación es vocacional; y consiste en cumplir, con los medios tradicionales y con los modernos (prensa, cine, radio, televisión, fotografía, etc.) tres especies de obras en orden a las vocaciones, o sea búsqueda, formación y acompañamiento:a) Instrucción a todos los fieles acerca de la necesidad mayor que hay en la Iglesia, es decir las vocaciones, según el ejemplo de Jesucristo.b) Acción: organizar y constituir centros de ayuda para los aspirantes al sacerdocio o a la vida de perfección; exposiciones en las parroquias, institutos, etc.; promover congresos, semanas, triduos, retiros espirituales, jornadas por las vocaciones; preparar ediciones de folletos, libros, revistas, películas, transmisiones de radio o de televisión; dar conferencias y organizar entretenimientos; dirigir talleres para confeccionar hábitos, etc., etc.; y todo lo que pueda ser necesario para las vocaciones pobres.
c) Oración: devoción a Jesús Maestro, a la Reina de los Apóstoles, a san Pablo apóstol; adoración a Jesús-Hostia; promover oraciones por los muchachitos, por los padres y los institutos; tener jornadas de sacrificios, etc., siempre con vistas a la búsqueda, ayuda y acompañamiento de las vocaciones. Por tanto, en su amor a Jesucristo, a la Iglesia y a las personas, [las Apostolinas] traducen toda su vida en apostolado vocacional.
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3. - El ideal del Instituto se sintetiza en estas fórmulas: «Todos los católicos, con todas las fuerzas, con todos los medios, por todas las vocaciones, por todos los apostolados».
«Todos los fieles por todos los infieles; todos los fervorosos por todos los indiferentes; todos los católicos por todos los acatólicos».
«Todos los llamados, fieles a su vocación; todos los sacerdotes y religiosos, santos; todos los hombres, dóciles a la Iglesia para su salvación eterna».
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4. - El Instituto deberá seguir muy diligentemente todo lo que se contiene en las directrices y en los documentos de la Santa Sede respecto a las vocaciones religiosas y sacerdotales. Cuidará las inscripciones a las dos Obras pontificias por las vocaciones, erigidas una en la Sagrada Congregación de los Religiosos, y la otra en la Sagrada Congregación de Seminarios.
También se interesará de los laicos que se dedican a las obras caritativas y sociales, a la instrucción religiosa y al culto, en sus múltiples manifestaciones.
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Sin la autorización de la Santa Sede no se puede cambiar el fin especial de la Congregación, ni añadir de modo permanente obras que no estén comprendidas en él.
6. - Los miembros del Instituto viven de su apostolado y de la beneficencia. Recuerden que por el fin mismo y el espíritu de su Congregación, han de llevar una vida sencilla, de modo que el pueblo vea en ellas personas ejemplares y se les acerque con confianza. Por eso también sus casas sean decorosas, convenientes para las Hermanas, pero sin nada de rebuscado, lujoso y superfluo.
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7. - En la fidelidad a su misión y al espíritu de la Congregación, los miembros del Instituto «Regina Apostolorum» ejerciten su fe en la divina Providencia, que es ampliamente paternal con quien de ella se fía.
8. - En el cumplimiento de su delicado apostolado, los miembros se muestren siempre impregnados de suavidad y de fortaleza. Imiten al divino Maestro, su luz, aliento y premio.
9. - Los miembros del Instituto «Regina Apostolorum» profesan una devoción particular a Jesús Maestro, a la Reina de los Apóstoles y a san Pablo apóstol.
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Un instituto vocacional para todas las vocaciones
El 15 de septiembre de 1961, el P. Alberione tomó parte en el Seminario de Alba en la inauguración de la Muestra de las Vocaciones, organizada para recordar el 80 cumpleaños del obispo mons. Carlos Stoppa. El discurso que pronunció en aquella ocasión se centró en el tema de la vocación y fue aprovechado también para Vida Pastoral, que lo publicó en noviembre de 1961. El trozo inicial se utilizó asimismo para un artículo en el San Paolo, de noviembre de dicho año. Del discurso se han conservado la versión manuscrita y la mecanografiada, utilizada por don Espósito en Carissimi in San Paolo, págs. 138-140 y 190. Reproducimos aquí el texto inicial y el final, tal como se ha transcrito de una registración fonográfica, remitiendo al correspondiente volumen de las pláticas del Primer Maestro a las Apostolinas la publicación de todo el discurso con las anotaciones críticas de las variantes entre una versión y la otra.
¡Alabado sea Jesucristo!Al entrar en este santo recinto del seminario, se despiertan en nosotros los más profundos sentimientos de reconocimiento por los innumerables beneficios aquí recibidos; se yergue un amor cada vez más intenso al seminario, corazón palpitante de la diócesis. Este [sentimiento] aflora espontánea y particularmente en esta semana, cuando todo lleva a pensar de nuevo en las vocaciones y en la formación de las mismas impartida aquí con sensatez y bondad por el Obispo y sus mejores colaboradores.
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El seminario puede compararse a un ostensorio, centro de donde, como resplandores de luz y calor, parten los nuevos sacerdotes hacia los varios destinos, para comunicar cuanto aquí han recibido. El recuerdo de personas veneradas y amadas, y de los años juveniles un tanto batalleros; constatar los continuos progresos, la acogida siempre cortés y hospitalaria particularmente en estos días; todo ello hace ver el seminario como la casa común, nuestra, paterna. Uno siente la propensión a besar la puerta de entrada, dar una ojeada a las habitaciones donde vivía quien nos quería y guiaba, donde se nos resolvían nuestros problemas pequeños pero vitales. Constatar el progreso y luego dirigirse enseguida a la capilla, mirar este santo sagrario, levantar los ojos a nuestra tierna Madre del Buen Consejo. Y aquella reja, detrás de la cual la escalera nos llevaba al obispo... Era para nosotros todo: la seguridad personal, nuestra santificación, nuestro porvenir, el futuro ministerio, la salvación eterna.
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El cardenal Pizzardo me ha escrito: «Es de alabar inmensamente la idea de una Muestra sobre La vocación, tanto más en el caso del 80 cumpleaños del Obispo». Esta Muestra se presenta casi como la primera en Alba, y se prevé que sucesivamente se extenderá a otras diócesis. Este es nuestro ruego. Un ejemplo: en 1927, en Alba se celebró el 1er Congreso del Evangelio, bajo los auspicios del obispo de entonces, mons. Re. Luego pasó por muchas diócesis y parroquias. Ahora solamente la Familia Paulina, en un año, ha tenido en Italia 1356 semanas o triduos del Evangelio.
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El Señor de la creación confiere la vocación y destina a sus predilectos a la salvación de los hombres. Pero luego la llamada puede llegar a todas las horas de la vida: desde el amanecer hasta la hora undécima [cf. Mt 20,1.6]. Todo sacerdote puede decir de sí como san Pablo: «Cuando Aquel, es decir Dios, me escogió desde el seno de mi madre» [cf. Gál 1,15]. Pero él fue llamado a una edad entre la juventud y la madurez. Así es la llamada a trabajar en la Iglesia. Hay prevocacionarios donde se acoge a muchachitos que dan buenas esperanzas, desde los cursos elementales hasta los estudios medios ya concluidos. Están luego los vocacionarios normales, para seminaristas o religiosos, que reciben a los jóvenes, aquí en Italia particularmente entre los 12-13 años. Hay después, para las vocaciones adultas, seminarios y vocacionarios religiosos para aspirantes que han sido llamados más tarde. ¿Quién conoce los designios de Dios? A nosotros nos toca tener los oídos abiertos para percibir el sonido de la campana divina, la hora de Dios que la Reina de los Apóstoles puede anticipar.»¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero?» [cf. Rom 11,33s].
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Una alusión. La Sociedad de San Pablo hasta ahora en Italia ha aceptado casi exclusivamente muchachitos de 12 a 15 años. Este año se abre un prevocacionario cerca de Módena, regido por las Hermanas Pastorcitas maestras. Un segundo prevocacionario está siendo preparado en el Norte de Italia. Luego se ha abierto una casa para vocaciones adultas, en Albano, regida por los sacerdotes de la Sociedad de San Pablo.
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Por iniciativa1 de la Santa Sede se ha dado comienzo a un Instituto vocacional, «Regina Apostolorum», para todas las vocaciones. La presente Muestra vocacional ha sido una de sus sugerencias, aunque en el trabajo hayan participado muchos. [Las Hermanas Apostolinas] trabajan por todas las vocaciones con la oración y con las actividades posibles según su número. En la oración que rezan cada día [expresan]:
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La adoración y agradecimiento al Señor, autor del sacerdocio y del estado religioso y de toda vocación.
Reparar el corazón paterno de Dios por las vocaciones descuidadas, impedidas o traicionadas.
Que todas las vocaciones tiendan exclusivamente a la gloria de Dios y [al bien de] las personas.
Para que todos comprendan la llamada de Jesucristo: «la mies es mucha»Para que en todas partes se cree un clima familiar, religioso y social apto al cuidado y correspondencia de las vocaciones.
Para que padres, sacerdotes y educadores abran el camino a los vocacionados con la palabra y las ayudas materiales y espirituales.
Para que se siga a Jesucristo camino, verdad y vida en la búsqueda y formación de las vocaciones.
Para que los vocacionados sean santos y luz del mundo y sal de la tierra.
En conclusión: para que en todos se forme una profunda conciencia vocacional: todos los católicos, con todos los medios, por todas las vocaciones y por todos los apostolados.
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Para la formación de una conciencia vocacional, después de la oración, especialmente la eucarística, y la lectura del evangelio, creo que no hay otro medio mejor que seguir este pensamiento orientador: mirar cómo llamó Jesús a sus elegidos después de una noche de oración, «pasó la noche orando a Dios» [cf. Lc 6,12]. Y [mirar] cómo los ha formado. Ahí tenemos juntamente la selección y la formación.
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Ahora agradezcamos al Señor porque, viendo los grandes progresos de este seminario, todo hace prever que el clero mejore más, espiritualmente y moralmente, y que al mismo tiempo también a los religiosos y a las religiosas se les favorezca todo lo posible, siempre y únicamente según la voluntad de Dios. Que todo sea a gloria suya y para la salvación de las personas y santificación nuestra. Porque la santidad es un imán que atrae, y atrae especialmente los corazones puros e inocentes [como los de] esos niños que «importunan» al vicepárroco, «importunan» al párroco, siendo a veces pesaditos, algo traviesos; pero «dejad que los pequeños vengan a mí» [cf. Mc 10,14; Lc 18,16].
Alabado sea Jesucristo.
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1 En el texto mecanografiado encontramos el término “insistencia”, que tiene un significado bastante distinto. Cf. CISP, pág. 140, y UPS I, 122: «Tras las insistencias de los Superiores que nos guían en favor de la fundación de un Instituto para las vocaciones, condescendí y promoví el Instituto Regina Apostolorum».