MEDIOS DE GRACIALos sacramentos
1. Son signos sensibles, instituidos por nuestro señor Jesucristo, que significan y confieren la gracia. Se dividen por razón de su efecto, de la necesidad, del carácter, etc.
2. Ocupan el primer lugar entre los medios de santificación.
Sirven para engendrar, acrecentar, reparar y nutrir la vida sobrenatural y también para la preparación de los padres naturales y espirituales.
Cada uno tiene su particular excelencia y sus efectos específicos.
3. Condiciones: unas son externas y otras internas, unas para los sacramentos de los vivos y otras para los sacramentos de los muertos, etc.
Algunos conviene recibirlos con la máxima frecuencia; para todos se requiere el máximo respeto.
Nacen en el Calvario, actúan por el Espíritu Santo.
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La confesión
1. La confesión es el gran medio de perfección: en la vida espiritual los ejercicios fijan el propósito general; el retiro mensual, el propósito particular; la confesión semanal es la revisión y enmienda de la semana. Tiene el cometido y la finalidad de la absolución y santificación de la semana.
2. La confesión es el canal de gracia santificante especial; es la recuperación de las fuerzas perdidas, la luz para el camino nuevo, la moción del corazón para las resoluciones, la bendición; es la aprobación divina del trabajo cotidiano en la gran empresa de la subida hacia Dios.
3. a) Elegir bien y expresar claramente los propósitos semanales; b) hacerlos objeto de examen, dolor, acusación, propósito y satisfacción semanal; c) ser constantes en rendir cuentas gradualmente y en el camino continuo.
Santa comunión
[DFin 24. 50. 114. 146. 191] 1. La santa comunión es unión con Jesucristo Dios y hombre; unión no común sino sacramental. La comunión realiza la adhesión a
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Jesucristo con la mente, el corazón y la voluntad.
2. Jesucristo es verdad; por eso es útil querer saciarnos y nutrirnos de las verdades que son el pan del alma, para sustituir nuestra mente con la de Jesucristo. Jesús es camino, la perfección misma en cada movimiento, paso y virtud; procurar pues adquirir su corazón para el Padre, su corazón para los hombres, su odio al pecado, su humildad interior, su pobreza, su pureza. Jesucristo es vida, es decir, toda gracia de medicina, de actuación, de elevación, de santidad común y heroica, por lo que debemos querer ser santificados y penetrados por esta vida divina.
3. La preparación interesa a la mente, que abomina de toda doctrina no conforme con Jesucristo, hace actos de fe y tiene deseos de fe; la voluntad, que detesta todo mal, imperfección y hábito malo, y hace actos de deseo y propósitos de virtud; el corazón, que quiere ser sanado y santificado. Por tanto es una preparación completa. De la misma manera la acción de gracias.
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[DFin 24. 38. 47. 50. 114. 160. 191] La santa misa
1. Es la renovación del sacrificio de la cruz de forma incruenta sobre nuestros altares, para adorar, dar gracias, satisfacer y orar, en Jesucristo y por Jesucristo, a Dios nuestro Padre.
2. Tiene frutos generales, particulares y especialísimos.
Es el centro y principal acto de culto.
Es el centro y principal práctica de piedad.
Es santo y saludable oírla a menudo y participar enteramente en ella comulgando.
3. Muchos son los métodos para asistir a misa: el litúrgico, el de los cuatro fines, las oraciones comunes, la meditación de la pasión de nuestro señor Jesucristo.
Sugerimos: a) desde el principio al evangelio, honrar a Jesús verdad meditando y aplicando la doctrina sagrada, especialmente la epístola y el evangelio; b) desde el evangelio hasta el padrenuestro, honrando a Jesús, camino hacia el Padre, especialmente en la pasión y oración; c) desde el padrenuestro hasta el final, honrando a Jesús vida del alma, con la comunión y con la gracia santificante y medicinal.
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[DFin 24. 38. 84. 144. 152. 153. 154. 160. 191] Visita
1. La visita al santísimo Sacramento es honrar la Eucaristía como trono de gracia además de como misa y comunión. Es la antesala del cielo; es el suspiro y la preparación a la visión celestial. Es gracia, luz y consuelo.
2. La visita tiene los cuatro fines de la misa: adorar a nuestro señor Jesucristo, Dios y hombre, y en él y por él al Padre; dar gracias dignamente; propiciar por los pecados; impetrar por todas nuestras necesidades.
3. Modo: a) hacerla real y constantemente; b) al hacerla, gradualmente y con sencillez, acercarse al método de los cuatro fines; c) considerarla como nuestro refugio porque aquí Jesucristo se mostró especialmente como camino, verdad y vida.
* * *
[DFin 50. 81] 1. Muchos son los métodos enseñados; entre los más frecuentes está el de los cuatro fines, el de las oraciones comunes, etc. El que honra a Jesús Maestro, camino, verdad y vida, se recomienda particularmente. Se divide la hora en tres partes.
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2. Es importante porque agrada al divino Maestro, que parece habérnoslo enseñado al declararnos: «Yo soy la verdad, el camino, la vida».1 Es conforme con la naturaleza porque tenemos inteligencia, voluntad y corazón. Hace realidad poco a poco en el alma «amar al Señor con la mente, con las fuerzas, con el corazón».2 Ayuda mucho al estudioso a ser completo; utiliza todo: estudios, medios de gracia, dones naturales. Es especialmente bueno para el paulino.
3. a) Yo soy la verdad:3 se resume todo lo que se sabe de estudio, de instrucción religiosa, de Biblia y se refiere en alabanza y acción de gracias al divino Maestro. b) Yo soy el camino:4 se meditan todas las virtudes evangélicas: teologales, morales, etc., practicadas por Jesucristo y se compara nuestra vida con la suya con prolongado examen de conciencia para concluir con el dolor y la alabanza a Jesucristo. c) Yo soy la vida:5 Jesucristo es gracia; por eso se ruega por las necesidades espirituales y naturales, por el prójimo, por todo el mundo, sin olvidar la intercesión de la santísima Virgen, de los ángeles y de los santos.
[DFin 82. 114. 115-121. 160] La oración
1. Es «elevatio mentis in Deum», o «petitio decentium a Deo».6 La primera definición
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se refiere especialmente a la oración mental; la segunda, a la oración vocal. La oración se divide en mental, en la que predomina la mente; vocal, en la que predomina la palabra; vital, en la que predominan las obras; habitual, cuando existe el estado o espíritu de oración.
2. Es necesaria para salvarse. «Quien reza se salva».7 De necesidad absoluta, porque a los adultos se les conceden las gracias solamente si rezan (teología).
De hecho se salvó y se salva todo el que reza. La oración es infalible en cuanto al efecto para las gracias espirituales; para las materiales, si son útiles. Se apoya en la omnipotencia divina, en los méritos de Jesucristo, en las promesas del Señor.
3. a) Requiere tres condiciones: humildad, perseverancia, confianza. b) La oración mental debe hacerse cada día y es óptimo el método de san Ignacio; la vocal es especialmente de regla; es muy importante la vital porque con ella todas las obras, además de valor satisfactorio y meritorio, tienen valor impetratorio. Es óptimo el estado habitual de oración. c) Intentemos respondernos: ¿Me salvaré? Sí, pero si rezo. ¿Me haré santo? Sí, pero si rezo mucho.
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[DFin 27. 40. 42. 44] El director espiritual
1. Es el ángel visible que guía al alma en el camino de la perfección. A menudo se identifica con el confesor habitual. El director espiritual tiene la misma misión que el ángel para Tobías: ilumina, cuida, dirige hasta la casa paterna del cielo al alma dócil.
2. Razones naturales: encontrar un amigo es encontrar un tesoro, porque encontramos una inteligencia, una experiencia, un apoyo sólido.
Razones sobrenaturales: Dios se sirve de las causas segundas incluso en el gobierno de las almas. Dios bendice la humildad y la docilidad, y ahí está el ejemplo de los santos: el beato Cottolengo, el beato Bosco,8 san Ignacio, todos los mayores fundadores y formadores de almas.
3. a) Elección: «Si doctus, si sanctus, si prudens regat nos».9 b) Abrir la conciencia haciéndole conocer el pasado, el presente, los propósitos para el futuro. Además conviene que conozca las inclinaciones, las circunstancias de la vida, los peligros, las costumbres. c) Docilidad como Pablo con Ananías, especialmente en los puntos más delicados, de elección y orientación de la vida.
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[DFin 32] Virtudes
1. Virtud es la perfección de la voluntad que termina por inclinarse al bien después de una larga repetición de actos. Las virtudes naturales son cuatro: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Las virtudes teologales son tres: fe, esperanza y caridad. Las virtudes morales son doce.
2. La perfección de la voluntad es tan importante como la perfección de la inteligencia. Las virtudes se adquieren en el aspecto sobrenatural con la oración, los sacramentos y los dones del Espíritu Santo; en el aspecto natural con el ejercicio («ex repetitis actibus»), hasta llegar a actuar prompte, faciliter, delectabiliter.10
3. Cómo adquirirlas: a) generalmente una por una; b) con gran decisión, usando todos los medios.
Huida de las ocasiones
1. Se llama ocasión lo que es un peligro de pecado: persona, cosa, acto, lectura, mala costumbre, etc. Por tanto, puede ser interior o exterior. Es próxima cuando la caída es muy probable, aunque sea incierta; remota si la caída es poco probable. Lo de próximo y remoto es a menudo relativo a las personas y circunstancias.
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2. Ponerse voluntariamente o permanecer espontáneamente en peligro próximo de pecado nunca es lícito; llega a ser pecado doble, es decir, contra la caridad con nosotros mismos y contra la virtud que podemos violar. Será grave o leve según la gravedad del peligro o la gravedad del mal que nos arriesgamos a cometer.
Por justa causa es lícito exponerse voluntariamente al peligro próximo de pecar y permanecer en él el tiempo necesario, con tal de que se adopten las cautelas que hagan que el peligro se convierta en remoto. Pero si el peligro constituye seguridad moral de caída, ha de evitarse absolutamente.
3. Todos tenemos peligros graves y leves. Se evitan todos los voluntarios y con vigilancia y oración se hacen siempre remotos los necesarios.
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[DFin 18. 124-131. 199] El estado laical
1. Cada uno tiene su misión en la tierra. Debe estudiarla y aceptarla. Es un gran fracaso «no hacer nada», el más grave después del camino del pecado, que procede de la pereza, de la soberbia o de la deshonestidad.
2. Son muchos y grandes los deberes del estado seglar. El de trabajar lo tenemos todos. Dar hijos a Dios es gran sacramento. O el apostolado, o el sufrimiento, o los bienes.
* * *
1. Los caminos por los que los hombres avanzan hacia el cielo son tres: el de los mandamientos, el del estado religioso y el del estado sacerdotal.
El estado de los mandamientos es el estado seglar. Es el necesario para todos, porque dos son los medios de salvación: fe y obras.
2. El camino de los mandamientos nos obliga y apremia a todos. Jesucristo dijo: «Serva mandata».11 La misma ley natural contiene los mandamientos, exceptuando la parte positiva del tercero. Por eso los mandamientos obligan a todos, de inmediato, siempre, precisamente
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porque son promulgados con la creación del hombre y escritos en su corazón. De su transgresión son culpables incluso los gentiles (san Pablo).
3. a) Toda persona que quiera ser cristiana, o religiosa, o pía debe ante todo observar los mandamientos. La ley positiva se funda sobre la ley natural. Jesucristo reprende a los fariseos porque son fieles a la tradición mientras que violan la ley natural. b) El examen de conciencia se hace en primer lugar sobre los mandamientos; ninguna virtud es firme sin ellos. c) El derecho canónico y toda ley o consejo evangélico suponen sin más la observancia de la ley natural.
[DFin 12. 18. 21. 35. 87. 199] El estado sacerdotal
1. El estado sacerdotal es el segundo camino, que se eleva sobre el primero, al que supone ya recorrido. El sacerdote es un hombre elevado a representante de Jesucristo, dispensador de los bienes de Dios. Quis in natura? quis in dignitate? quis in officiis?12
2. Emerge su grandeza considerando que en relación con Dios es ministro, no siervo; en relación con Jesucristo tiene poder sobre su cuerpo real; en relación con los hombres tiene facultades divinas sobre el cuerpo místico de nuestro señor Jesucristo.
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3. Deberes: a) para acceder al sacerdocio hay que tener vocación, estudios, santidad, celo; b) al sacerdote se debe ayuda, cooperación, oración, confianza, veneración.
[DFin 18. 34. 35. 37. 57. 60. 70. 83. 86. 107. 124-131. 148. 159. 161. 199. 200. 211. 212. 213] El estado religioso
1. El estado religioso es un estado de vida con el que se tiende a la perfección mediante la observancia de los tres votos en la vida de comunidad. Estado, es decir, que tiene estabilidad; de perfección, lo que significa que todas las familias religiosas son iguales en la substancia por su fin principal, que se alcanza con los tres votos, y se distinguen solamente por el fin secundario (educación, enfermos, prensa, etc.). La vida de comunidad es obligatoria.
2. Importancia. Para el religioso: más gracias, más facilidad para alcanzar la santidad, salvación más segura, muerte más tranquila. Para la sociedad: hacen grandes obras, son una manifestación externa de la santidad de la Iglesia, son ejemplo santo, son más firmes en la doctrina.
3. Práctica. Estima del estado; considerar los privilegios y las gracias; permanecer humildes y santamente deseosos.
[DFin 60. 66. 70. 105. 106. 161. 199] La obediencia
1. Como virtud, obliga a todos a someterse a los superiores legítimos en sus respectivas
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competencias; como voto, obliga al religioso, por un nuevo vínculo, a escuchar en las cosas que directa o indirectamente se refieren a la vida del instituto, es decir, a la observancia de los votos y de las constituciones. A veces la obediencia compromete sólo el acto exterior, ordinariamente también el interior; es óptima si inclina también el juicio.
2. Es virtud óptima porque da a Dios la parte más selecta del hombre.
Es virtud siempre practicada por el divino Maestro, por la santísima Virgen y los santos.
Es virtud que en el cielo elevará sobre todos al obediente.
3. Debe ser: ciega, es decir, debemos obedecer apoyándonos en la autoridad y no en la razón; pronta, o sea, ejecutada inmediatamente con sencillez; total a todos los superiores, en todas las prescripciones, en todas las circunstancias de tiempo, lugar y persona.
[DFin 60. 66. 70. 106. 161. 199] Castidad
1. Es para el religioso virtud y voto que le prohíbe todo acto de lujuria, tanto exterior como interior. Exige pues que se adopten todos los medios. Es virtud difícil porque tiene muchos enemigos; es virtud delicada porque es fácil la gravedad; es virtud excepcional para la tierra.
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2. Importancia: respecto a Dios, a Jesucristo, a la santísima Virgen y a los santos. Efectos: en la tierra, en el cielo. Frutos: en nosotros, en el prójimo.
Meditarla ante la sagrada Familia y el crucifijo.
3. Requiere dos medios: a) oración, especialmente frecuencia piadosa de los sacramentos y devoción a la santísima Virgen; b) vigilancia sobre los peligros interiores (fantasía, corazón, pensamientos), sobre los sentidos exteriores (vista, oído, tacto, gusto), sobre las disposiciones dominantes (soberbia, pereza), sobre las ocasiones (vestido, diversiones, compañeros, lecturas, etc.).
[DFin 60. 66. 70. 82. 106. 161. 199] Pobreza
1. Es virtud y voto para el religioso. Virtud porque requiere desapego interior y también exterior cuando Dios lo quiere. En cuanto al voto simple y público, requiere que todo lo que el religioso adquiere por propia industria o intuitu religionis13 sea para la congregación; además renuncia al derecho de disponer y usar de las cosas sin permiso.
2. Es como la primera bienaventuranza y como un peldaño para todas las otras; es la primera virtud que Jesucristo abrazó en la tierra, apenas apareció entre los hombres; aporta
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gran libertad y paz; es fuente de grandísimos méritos y libra de mil preocupaciones y peligros.
3. [a)] Es necesaria para todos en cierto grado. b) Es mejor amarla y preferirla que examinar hasta qué punto obliga estrictamente. c) Se practica en el vestido, comida, casa, vida, muerte, limosna, cuidado del tiempo y de las cosas, preferencia por las cosas y las personas pobres.
[DFin 23. 37. 59. 60. 66. 70. 132-136. 161. 199. 209] La vocación del religioso
1. La vocación del religioso es de naturaleza especial: «Si vis perfectus esse»;14 por tanto, incluye una voluntad esencial de hacernos santos y vale para el hombre, para la mujer y para el sacerdote; hasta son posibles condiciones especiales para el casado y el seglar, con tal de que estén en condiciones de cumplir los deberes.
2. Por tanto supone: a) una mayor infusión de gracias del Señor; b) una atracción especial hacia la vida piadosa con deseo íntimo y fuerte de perfección; c) una responsabilidad y rendición de cuentas mayor.
3. Práctica: a) algunos sienten la voz divina y no corresponden; b) otros comienzan y se cansan; c) el que comienza y persevera tendrá un gran premio.
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[DFin 60. 161. 165. 199] Deberes del religioso
1. Usar los medios de santificación, que son: los comunes: virtudes ordinarias, frecuencia de los sacramentos, asiduidad en la oración; los generales: observancia de la pobreza, de la castidad y de la obediencia, que son los votos de toda familia religiosa; los especiales: la observancia de la regla y los compromisos particulares, indicaciones, órdenes y cargos en la propia religión.
2. El religioso está obligado sub gravi a tender a la perfección. Todos están invitados a ella, pero el religioso tiene la obligación: a) en razón de su profesión; b) porque en ello consiste el estado religioso, es su deber de estado (como para el padre la educación de los hijos); c) por todas las razones que obligan al sacerdote y al seglar y con mayor fuerza.
3. a) Peca gravemente el religioso que descuida todos los medios; b) los superiores están obligados sub gravi a amonestar, a programar los ejercicios espirituales, a facilitar las confesiones, etc.; c) dichoso el que, abrazando el oficio o profesión de la perfección, no tiene más pensamiento que éste: «Quiero hacerme santo». Es como un escultor que quiere ser una cima en su arte.
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[DFin 39. 60. 161. 199] Medios de santificación del religioso
1. Los medios generales de santificación para el religioso son: la observancia de los votos y la vida de comunidad. Los votos son una ley privada que uno se impone a sí mismo, que adquiere sentido y obligación por la ley canónica y las reglas. Los votos transforman y elevan todas las acciones del religioso a un estado y mérito especiales.
2. ¿Qué implican? El voto solemne de pobreza implica la renuncia radical, es decir, la posibilidad misma de poseer; en cambio, por el voto simple se conserva el derecho o la posibilidad de poseer, pero se renuncia al derecho de disponer y de usar de los bienes sin permiso. Por el voto de castidad el religioso renuncia a todo acto interior y exterior contra la castidad, aun a lo que sería lícito en el matrimonio. Por el voto de obediencia se asume la obligación de obedecer a los superiores en lo que directe vel indirecte15 se refiere a la vida del instituto, es decir, los votos y las constituciones.
3. Todo esto, a) debe hacerse libremente; b) es fácil porque las reglas aseguran la observancia, siendo ellas mismas los medios suficientes.
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[DFin 39. 60. 105. 107. 161. 165. 199] La vida común
1. Forma parte constitutiva de la vida religiosa. Es expresión viva y exterior de sociedad, una multitud que tiene en común los medios para un fin, bajo la guía de una autoridad que representa a Dios.
2. a) Libra de infinitos peligros, como son el capricho individual, la soledad, la inconstancia, la vaporización, la mundanidad, etc.
b) Facilita innumerables medios: instrucción, vigilancia, corrección, consuelo, apoyo, fuerza para alcanzar el fin eterno y el particular, oración, ejemplo, etc.
3. a) Hay que soportarla con paciencia, porque tiene sus cargas y sus sacrificios de inteligencia, requiere humildad de mente, sacrificios de la voluntad, obediencia, sacrificios del corazón, amor mutuo. b) Si se la ama con generosidad y entusiasmo, con ella se gana el cielo, se recibe consuelo en la muerte y sufragio para la eternidad. «Charitas nunquam excidit».16
[DFin . 60. 105. 162. 163. 166. 199] Las reglas particulares
1. Son las reglas de la vida en particular, pues cada comunidad tiene su
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fisonomía especial. Son necesarias para la existencia y útiles para la consecución del fin; son consuelo en la muerte, como en el caso de san Juan Berchmans.
2. Pocas veces constituye pecado grave su transgresión, a no ser que se haga por principio y por desprecio, con grave escándalo, con peligro de grave daño espiritual propio o de la comunidad. Pero estas reglas no son simples consejos, por tanto raramente sus diversas transgresiones están libres de pecado. La transgresión habitual, además, es un estado pecaminoso y de graves consecuencias. En cambio, la fidelidad habitual las hace dulces y meritorias y eleva la vida a un grado superior.
3, Se deben observar: a) ciegamente; b) prontamente; c) constantemente. «Odisse ut pestem dispensationem in regulis».17
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1 Jn 14,6.
2 Cf. Mc 12,30 y par.
3 Cf. Jn 14,6.
4 Cf. Ibid.
5 Cf. Ibid.
6 Cf. notas 68 y 69 del capítulo El medio de la gracia (DFst 58).
7 Cf. SAN ALFONSO Mª. DE LIGORIO, Del gran medio de la gracia, capítulo I, último párrafo: «Quien reza, ciertamente se salva; quien no reza, ciertamente se condena».
8 Ahora, san José Benito Cottolengo y san Juan Bosco.
9 «Si es santo, docto y prudente, que nos dirija». La frase completa, atribuida a santa Teresa de Jesús, es: «Si doctus doceat, si sanctus oret, si prudens regat nos - Si es docto, que enseñe; si es santo, que ore; si es prudente, que nos dirija».
10 «Con prontitud, con facilidad y con complacencia». Es una expresión difícilmente atribuible a un único autor. Häring dice: «La Escolástica pone de relieve en la virtud sobre todo la firmeza de la disposición, la prontitud y la facilidad en el obrar, cualidades todas que se adquieren en primer lugar con el ejercicio y caracterizan el hábito. Pero nada hay más absurdo que dar excesiva importancia al ejercicio mecánico y al hábito material» (B. HÄRING, La ley de Cristo, Tratado de teología moral, Libro I, Herder, Barcelona).
11 Mt 19,17: «Guarda los mandamientos».
12 «¿Quién es en la naturaleza, quién en la dignidad, quién en los deberes?».
13 «Con vistas a la religión o instituto». Véase Código de derecho canónico, promulgado por Benedicto XV en 1917, can. 580,2.
14 Mt 19,21: «Si quieres ser perfecto».
15 «Directe vel indirecte»: directa o indirectamente.
16 1Cor 13,8: «El amor nunca falla».
17 «Odiar como a la peste el dispensarse de las reglas». La frase se atribuye a san Juan Berchmans.