1 Oh Jesús, camino, verdad y vida,
que iluminas todas las sendas,
te seguimos, atráenos a ti, como fieles y servidores tuyos.
¡Te alabamos, en ti esperamos, te amamos, dulcísimo Jesús!
En tu palabra permaneceremos, oh Jesús;
combatiremos la batalla de la cruz
entregados a la verdad real de tu Iglesia.
¡Te alabamos, en ti esperamos, te amamos, dulcísimo Jesús!
No hemos conseguido mucha información sobre el origen de este himno. En un Recueil de motets, dirigido por Edmond Gabriel, 1913, p. 23, encontrado en una biblioteca de Piamonte, O Via, Vita, Veritas se atribuye a un tal Benz. Contamos con el testimonio del padre Paolo Marcellino Gilli sobre la adopción del himno en la Sociedad de San Pablo: «Puedo decirte cuándo quizá comenzó la famosa orientación hacia Cristo camino, verdad y vida. [...] La chispa, según mi recuerdo, saltó un domingo de finales de 1922 o de principios de 1923. [...] Ese domingo íbamos después de comer de paseo para hacer luego una hora de estudio y tener otra de clase de catecismo. Seguidamente, a las cuatro, se cantarían las vísperas. Aquella tarde, cuando volvíamos del paseo y nos encontrábamos en la Piazza Savona, alguien vino a decirnos que nos apresuráramos porque había algo nuevo que aprender. Efectivamente, aquel día no hubo estudio ni clase de catecismo, sino clase de música, y el padre Robaldo pasó la tarde enseñándonos el canto “O Via, Vita, Veritas”. No sé dónde lo encontraron, pero lo aprendimos y a partir de entonces se convirtió en un canto cotidiano. Y no sólo fue el canto, pues a partir de entonces todo se orientó en aquella dirección: la visita, las oraciones, el trabajo espiritual, la formación personal (mente, voluntad, corazón), etc.; todo se configuró sobre Cristo camino, verdad y vida» (entrevista del padre Giovanni Roatta al padre Paolo Marcellino Gilli en Camminiamo anche noi in novità di vita, n. 21, marzo 1976, pp. 20-21. Cf. G. ROATTA, L’eredità cristocentrica di don Alberione, o.c., p. 195).