[DFin 53. 154. 195. 197]
VÍA ILUMINATIVA
[DFin 31. 47. 79. 123. 150. 217] Gloria al Hijo
¿Me salvaré?
1. Hay quien se salva y hay quien se condena: parábola de las diez vírgenes.
2. ¿Quién se salva? El que hace lo que se dice en las parábolas del tesoro escondido en el campo y de la perla preciosa que se compra vendiéndolo todo.
3. Para que Cristo se encarne en nosotros debemos:
a) ponernos en las disposiciones de inocencia y humildad que tuvieron san José y María;
b) producir en estos días dignos frutos de penitencia, meditando la vida de san Juan Bautista y excitándose al dolor y a la mortificación.
[DFin 46. 49. 50. 150. 151. 153. 158. 169. 170. 182. 183. 189] La encarnación
1. Este período debe traernos a Jesucristo verdad, camino y vida, para que resulte
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el hombre nuevo. La vida sobrenatural le dará la vida eterna: «coheredes Christi».1
2. Jesucristo es verdad para la inteligencia; de ahí la necesidad de estudiar la doctrina cristiana, especialmente el evangelio.
Jesucristo es camino para la voluntad, y de ahí la necesidad de imitarle, especialmente cuidando la santa comunión.
Jesucristo es vida para el corazón, por lo que necesitamos revestirnos de gracia santificante y actual, especialmente con la santa misa.
3. Por eso hay que dividir la hora de adoración en tres partes: a) lectura del evangelio y de la doctrina cristiana para honrar a Jesucristo Maestro; b) comparar nuestra vida con Jesucristo modelo y hacer el examen de conciencia; c) oración, especialmente lo que prepara a la santa misa (vía crucis, misterios dolorosos).
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[DFin 46. 49. 98-102. 123. 132-133. 137-143. 149. 152. 165. 166. 168. 169. 173. 176. 178. 219]
Al Maestro divinoMaestro, tu vida me traza el camino;
tu doctrina confirma y alumbra mis pasos;
tu gracia me sostiene y me apoya en el camino hacia el cielo.
Tú eres perfecto Maestro:
que das ejemplo, enseñas y fortaleces al discípulo para que te siga.
«Sic Deus dilexit mundum ut Filium suum unigenitum daret,
ut omnis qui credit in ipsum non pereat,
sed habeat vitam æternam».2
«A Deo Magister veniet»3 (Jn 3,22-36).
1. Oh Maestro, tú tienes palabras de vida eterna. Sustituye mi mente, mis pensamientos contigo mismo, tú que iluminas a todo hombre y eres la verdad misma. Yo no quiero razonar sino como tú enseñas, juzgar sólo según tus juicios, pensar sólo en ti, verdad sustancial, que me ha dado el Padre: «Vive en mi mente, oh Jesús verdad».
2. Tu vida es precepto,
camino, seguridad única, verdadera, infalible. Desde el pesebre, desde Nazaret y desde el Calvario, todo es un trazar el camino divino de amor al Padre, de pureza infinita, de amor a las almas, al sacrificio... Haz que yo lo conozca, haz que en cada momento ponga el pie sobre tus huellas de pobreza, castidad, obediencia. Todo otro camino es amplio..., no es tuyo. Jesús, yo ignoro y detesto todo camino no señalado por ti. Lo
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que tú quieres, eso quiero yo; pon tu voluntad en vez de la mía.
3. Cambia mi corazón en el tuyo, que mi amor a Dios, al prójimo y a mí mismo sea sustituido por el tuyo. Que mi vida pecadora, humana, sea cambiada por la tuya, divina, purísima, superior a toda la naturaleza. «Ego sum vita».4 Por eso, para ponerte a ti en mí, cuidaré con esmero la comunión, la santa misa, la visita al Santísimo, la devoción a la pasión. Y que esta vida llegue a manifestarse en las obras, «ita ut vita Christi manifestetur in vobis»,5 tal como ocurrió a san Pablo, «vivit in me Christus».6 Vive en mí, o Jesús, vida eterna, vida sustancial.
[DFin 24. 46. 51. 114. 155. 171. 185] Jesús camino
1. Jesús es el camino para la gloria, o fin último. Los hombres habían perdido el camino del cielo porque al buscar la verdad intentaban conseguirla con la avaricia, el placer, la vanidad; por caminos que llevan al horror eterno. Jesús nos enseñó a buscarla en la humildad, en la pobreza, en la mortificación. «Sólo en él podemos adorar, dar gracias, propiciar e invocar al Padre adecuadamente».
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2. Jesús es el camino; así lo afirmó: «Ego sum via,
7 discite a me,8 exemplum dedi vobis»,
9 etc. Lo proclamó el Padre celestial: «Este es mi Hijo predilecto»,
10 o sea, el que me complace. Su vida fue santísima y lo condujo a la mayor gloria: «Propter quod Deus exaltavit illum»,
11 «sedet ad dexteram Patris».
123. Dos consecuencias: Jesús es modelo para todos. Modelo fácil, divino; «Summum igitur studium nostrum sit in vita Christi meditari».
13* * *«Notam fac mihi viam in qua ambulem» (Sal 142).14
Contemplación del nacimiento:
Hecho niño, «homo factus».
Circunstancias del nacimiento:
Pobreza, humildad, mortificación son documentos para entrar en la escuela de Jesús.
* * *Jesús confiado a María santísima y a san José:
Jesús se entregó totalmente.
Se dejó formar.
Este es el camino: estimar, amar, entregarse a María santísima
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[DFin 33] a) con oraciones, con imitación, con devoción perfecta;
b) hacernos y vivir en ambiente espiritual: san José, los santos protectores, los ángeles, san Pablo, las almas del purgatorio.
* * *
Vida privada:
Ocupa 30 de 33 años; así que tiene una importancia de diez contra uno.
Es crecimiento en edad, sabiduría y gracia.
Es cadena misteriosa de obediencia, de oración, de sacrificio, de virtudes domésticas.
* * *
Ingreso en la vida pública:
Lo deja todo: madre, casa, ocupaciones.
Con el ayuno, el bautismo, venciendo las tentaciones, conquistando los primeros corazones.
Entra asociando la vida contemplativa y la vida activa.
* * *
Vida pública:15
[DFin 146] Perfecta correspondencia a la vocación: enseñar a los pobres el evangelio, establecer la Iglesia, etc.
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Predicación y redención de los pecadores, por los apóstoles, por los pequeños: «pauperes evangelizantur».16
Perfectas disposiciones interiores y exteriores: sólo la gloria de Dios, continua vida interior, amor a las almas y a los cuerpos, virtud de la mortificación, de la mansedumbre; fortaleza perfectamente dulce, prudencia perfectamente ardiente, justicia perfectamente caritativa, templanza perfectamente superior.
[DFin15. 110. 155. 185. 190] Jesús, camino para los jóvenes
1. La juventud es el tiempo decisivo de la vida; el período que tiene consecuencias más serias para la eternidad; la educación de la juventud es el verdadero secreto de la Iglesia y de la sociedad; la época más difícil en diversos aspectos.
2. El Maestro se hizo tal para los jóvenes, dedicándoles 30 años de los 33 de su vida: como modelo de los jóvenes en la obediencia y en el progreso completo; como vida con virtudes y sacrificios continuos, adquiriendo las gracias para esa edad; como verdad elevando la educación, exaltando a los jóvenes,
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amenazando a los que los escandalizan: «Sinite parvulos venire...17 Nisi efficiamini...18 Væ mundo a scandalis...».19
3. Estimar los años juveniles; poner la mirada en el divino Maestro; implorar las ayudas especiales para las tres crisis;20 primero honrar al Maestro muchachito, luego adolescente, después joven.
[DFin 45. 58. 108. 155. 171. 172. 185. 190] Jesús, camino del mérito
1. Jesús es modelo al hacer la voluntad de Dios. Hay una voluntad divina que es de signo y otra de beneplácito. Hacer la voluntad de Dios es perfección; hacer la voluntad de Dios es el verdadero amor al Señor; hacer la voluntad de Dios es el camino más seguro.
2. Así lo hizo nuestro señor Jesucristo. Toda su vida es una tesis y esta frase la resume: «In capite libri scriptum est de me, ut faciam voluntatem eius qui misit me»,21 es decir, que la vida de Jesucristo se puede resumir en esta frase: «Vida de quien hizo perfectamente la voluntad de Dios». «Cibus meus est ut faciam voluntatem eius qui misit me».22 «Quæ placita sunt ei facio semper».23 «Consummatum est»,24 dijo al concluir su misión en la cruz.
3. Principio máximo: como debemos
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admitir un Dios personal distinto a nosotros, así también una voluntad divina en este Dios que nos gobierna porque es creador, dueño, fin. Por eso no debemos tener en cuenta nuestra voluntad sino la voluntad divina en todo. Nuestra voluntad se nos da para que elijamos la voluntad divina siempre, en todo, con total adhesión y humildad.
[DFin 45. 58. 97. 108. 155] Nuestra pureza de intención
1. Para que las obras sean gratas a Dios: «bonum ex integra causa»;25 es decir, buenas en sí mismas, recta intención, en estado de gracia, realizadas con perfección.
La intención recta es la que va derecha hacia Dios: a su gloria, ¡para hacer su voluntad! La lucha es siempre del yo contra Dios, del yo que quiere sentarse como Lucifer al lado de Dios. El yo de la propia voluntad, el yo del contar con uno mismo, el yo que hace que nos consideremos como fin, mientras que debemos depender de Dios, contar con Dios, tender a Dios.
2. Nuestro señor Jesucristo considera como fin sólo al Padre, no su propia gloria. De hecho, en sus obras encontró humillaciones, hasta la humillación de la cruz. La vida se abre como
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tesis al «Gloria in excelsis Deo»,26 se cierra inclinando la cabeza ante la muerte. «Ego non quæro gloriam meam»;27 «Pater, clarifica teipsum»;28 «quæro gloriam eius qui misit me».29
3. La recta intención se consigue: a) condenando toda vanidad; b) dirigiendo todo explícitamente al Señor; c) expiando toda intención vana.
* * *
[DFin 98-102. 108. 155. 193] 1. Tercera condición para que una obra sea meritoria: estado de gracia. Gracia significa amistad, intimidad con Dios. Tenemos la gracia primera, la gracia segunda, la milésima, la de la santísima Virgen. Es el mayor tesoro; el mínimo grado de gracia vale más que todos los bienes materiales, morales e intelectuales del mundo, porque es de un orden superior. Todo el bien consiste en vivir en gracia; todo el mal es caer en desgracia de Dios.
2. Nuestro señor Jesucristo vivió en la más íntima unión con Dios. La persona de Jesucristo es la segunda de la Santísima Trinidad. ¿Y quién puede decir la intimidad sobrenatural entre el Hijo y el Padre? Aquí nos encontramos ante una contemplación más que ante una meditación. El Hijo, que es una sola cosa
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con el Padre: «Ego et Pater unum sumus».30 Quien conoce al Hijo conoce al Padre, ¡tan profunda es la unidad! Aquí el estado de gracia es superado, infinitamente ennoblecido, por la unidad en la Trinidad de Dios.
3. a) La gracia está siempre en peligro; por tanto, temor, oración, vigilancia. b) La gracia puede crecer cada día hasta las sublimes perfecciones de los santos. c) El grado de gracia es signo del grado de gloria eterna.
[DFin 45. 58. 108. 155] Perfección
1. Cuarta condición: que la obra se haga bien. Quiere decir que se comience bien, se continúe bien y se termine como se debe. También la comunión, y la misa, deben hacerse como es debido; de otro modo, son defectuosas. Así también el estudio, el apostolado y hasta las obras más pequeñas, todas.
2. Y así obró el Maestro divino. El santo evangelio no deja lugar a dudas: «Bene omnia fecit»,31 y entendemos que el omnia significa vida pública, individual, familiar, que incluye lo exterior y lo interior, sus relaciones con el Padre y con el Espíritu Santo y con los hombres. Podemos contemplar especialmente cómo realizó la última cena con todas las prescripciones,
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cómo predicaba, cómo se comportó con Judas, cómo llevó a cabo el sacrificio de la cruz.
3. Cómo comenzar: ofreciendo todo a Dios, aceptándolo todo de su mano, comenzando bien, en seguida, gustosamente; continuar bajo la mirada de Dios, con dulce aplicación, con constancia enérgica; terminar humildemente, cumplidamente.
Jesús camino
[DFin 111-112. 155. 171. 181. 185] 1) Jesucristo modelo-camino. Habiendo el hombre perdido el camino del cielo, el Padre envió al Hijo para enseñárnoslo, más con hechos que con palabras. «Cœpit facere».32 Camino divino, perfecto.
2) Sobre él debemos modelarnos. San Pablo dice: «Quos præscivit et prædestinavit conformes fieri imagine Filii sui».33 El Padre dice: «Hic est Filius meus dilectus, in quo mihi bene complacui».34 Jesús dijo: «Discite a me»,35 «Exemplum dedi vobis, ut quemadmodum ego feci, ita et vos faciatis».36 La suya fue una virtud perfecta.
3) a) Está bien imitar a un santo, pero imitar a nuestro señor Jesucristo es obligatorio para todos, es una necesidad para nosotros. Jesús es modelo de todas las edades, condiciones, tiempos; b) el evangelio debe
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ser la primera lectura, la primera noción para todos; ninguna lectura espiritual tiene mayor importancia.
[DFin 104. 110. 156. 184] Jesús verdad
1. La divina infancia: cómo es el niño y los deberes con él. La necesidad de ser pequeño para tener la consolación divina, las riquezas de la gracia, el paraíso. «Et vos debetis alter alterius lavare pedes»37 (santa Teresa del Niño Jesús - Gema Galgani - san Juan de la Cruz - san Juan evangelista - san Juan Bautista).
2. La función divina del dolor: a) en su origen: satisfacer por el pecado, prueba necesaria, corredención. b) En el modo de sufrir: «per ipsum, cum ipso, in ipso».38 c) La doctrina de la gracia o transformación en Jesucristo de quien se hace cuerpo místico: «Qui manet in me... sine me...39 vivit in me Christus».40
[DFin 50. 98-102. 111-112. 156. 173. 174. 175. 184] Jesús verdad
1. Yo soy la verdad.41 La verdad sobre la naturaleza del hombre y sobre su destino, sobre la naturaleza de Dios y de sus atributos, sobre la naturaleza de la religión y de nuestros
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deberes. Jesús no vino a explicarnos las ciencias naturales, pero confirmó las verdades halladas por la filosofía, corrigió los antiguos errores, nos aportó muchas verdades y muchas otras las confirmó.
2. Lo dijo: Yo soy la verdad;42 la doctrina no es mía sino del que me ha enviado.43 Lo confirmó: Si no queréis creerme a mí, creed a mis obras;44 decid a Juan: «Los ciegos ven, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el evangelio».45 Lo creyeron los discípulos, el mundo: «Ad quem ibimus? Verba vitæ æternæ habes».46 Y los discípulos lo llaman «Maestro» 28 veces, y tal lo proclama también el Padre.
3. Debemos seguir a este Maestro supremo, porque es único: «Magister vester unus est»,47 los demás maestros lo son en la medida que se adecuan a Él, porque tiene el mejor método educativo; porque es Dios y así tendremos la gracia de hacer lo que enseña y complaceremos al Padre por la vida de la mente. «Ex fructibus eorum cognoscetis eos».48
[DFin 111-112. 156. 184] Jesús verdad
Verdades inauditas, nuevas en el mundo, verdades eternas.49
Significado de cada una.
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Corregir todo el pensamiento, el sentimiento, la vida.
* * *
Discurso de la montaña:
La perfección de la caridad y de las virtudes indicadas por Jesús sobre la ley antigua.
La santificación del espíritu y del corazón.
La esencia del sacerdocio.
Dos caracteres: necesidad de salvarse; necesidad de la humildad.
[DFin 25. 27. 33. 50.114. 156. 171. 175. 179] Ciencia sagrada
1. Las ciencias sagradas son el conjunto de las verdades que se refieren al honor de Dios y a la salvación del alma. Son el conjunto de las verdades que la Iglesia, guardiana y depositaria, deduce de la revelación (sagrada Escritura y Tradición) para comunicárnoslas a nosotros. Es la sabiduría de Dios.
2. Nosotros debemos poner el mayor empeño en estudiarlas porque son de necesidad universal, porque son las más seguras, porque perfeccionan nuestra mente, porque constituyen el primer amor, porque nos anticipan la presencia en el cielo, porque tenemos que comunicarlas con la palabra y con el escrito.
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3. Deben ser las primeras que todos busquemos; deben ser nuestro criterio principal y de acuerdo con ellas debemos estudiar, juzgar y plantear la vida; deben ser aprendidas con toda humildad.
[DFin 26. 33. 47. 111-112. 114. 146. 147. 156. 159. 160. 165. 171. 180. 191. 202] La sagrada Escritura
1. La sagrada Escritura es la Biblia, el libro por excelencia, porque compendia y guía y porque supera el saber sobre el destino del hombre y sobre la divinidad a todos los demás libros. Es la fuente principal de donde la Iglesia saca sus enseñanzas. Es la Epistola Dei ad homines50 para invitarles al cielo y enseñarles el camino. Comprende 72 libros; fue escrita en el espacio de 2000 años, fue inspirada por Dios; con orden admirable está dividida en dos testamentos, uno de los cuales realiza el otro.
2. Es importante: como estudio principal, que tiene a Dios por autor (¡¿quién leyó todo y no esto?!); como la ciencia más universal y necesaria; para nosotros como modelo de los libros, en sustancia y en el método divino; como el libro que Dios quiere que se lea, el que la Iglesia propone, el que los santos prefirieron.
3. Deberes: respeto, el que Dios demostró tener y la Iglesia practica;
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lectura asidua hecha con el espíritu con que fue escrita; hacer de ella la guía de los pensamientos y del corazón; propagarla entre los hombres con celo.
Cómo leerla: con fe, humildad y amor.
Cómo difundirla: hacerla bien, con celo.
[DFin 26. 33. 113. 124-131. 156. 159. 171] La Tradición
1. La Tradición es la segunda fuente de donde la Iglesia deduce la doctrina que conserva y enseña. La doctrina de la Iglesia es en parte tra(dita-transmitida de viva voz,51 en la liturgia, en la práctica de la vida de la Iglesia, en las costumbres piadosas, en las devociones, en las vidas de los santos, en los escritos de los santos padres, de los doctores, de autores eximios en dogmática, ascética, moral, en muchísimas instituciones.
2. La Tradición es venerable por ser la que fundamenta, explica y populariza muchas verdades dogmáticas; la que muestra la vida santa en la práctica; la que nos enseña con el ejemplo del Salvador, de los apóstoles y de los primeros cristianos; la que señala el espíritu de la Iglesia siempre único y siempre en expansión, siempre santo y siempre activo.
3. En la práctica debemos: inclinarnos a las verdades que forman el conjunto
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de la enseñanza de la Iglesia, aunque no estén definidas; modelar nuestras vidas sobre el ejemplo de los santos antiguos y actuales que la Iglesia ha elevado a los altares; vivir la vida litúrgica, aprender el arte sagrado y el canto, venerar y amar las devociones que practican los santos; inclinarnos siempre y aceptar con sencillez de niños las instituciones, las obras y las iniciativas que cuentan ya con la práctica y la tradición de la Iglesia.
[DFin 67. 68. 82. 137-143. 157. 186] Jesús vida
Pasión:52 camino real de la santa cruz:53
Jesús padeció en todo: como hombre, como profeta, como santidad, como salvador, rey, etc. Camino regio del cielo.
La historia de la pasión: para sanar todas las heridas: la soberbia, la avaricia, la sensualidad, etc.
Los frutos de su pasión: la participación en la pasión: con el corazón humano, con la sensibilidad, con la gula, con la mente, con las manos, etc.; con una vida de reparación, de sacrificio: «adimpleo in corpore meo ea quæ desunt passionum Christi».54
54
[DFin 47. 157. 186. 192] Jesús vida
1. Yo soy la vida:55 la vida sobrenatural (diferente de la vida natural, vegetativa, sensitiva, racional, angélica).
La vida sobrenatural en nosotros es gracia. La muerte es el pecado: «Nomen habes quod vivas et mortuus es».56
2. Jesús es la gracia, «plenum gratiæ»,57 y nos la comunica en el bautismo, nos la fortalece en la confirmación, nos la nutre en la eucaristía, nos la repara en la confesión, nos la purifica en la extrema unción: «Veni ut vitam habeant».58 Yo soy la vid y vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto. «Sine me nihil potestis facere».59
3. La vida de Jesús se pierde con el pecado. Su respiración es la oración, su alimento la meditación; tiene sus enfermedades, como las imperfecciones y los defectos; sus recursos, como el fervor; sus alegrías, como los consuelos; su languidez, como la desolación; su desarrollo en los santos, perfecto en María santísima.
[DFin 23. 81. 137-143. 157. 186. 210] Jesús Redentor
1. Jesús es el Redentor. El hombre no hubiera podido volver a entrar en el cielo, no hubiera
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podido adorar, dar gracias, pedir perdón e implorar gracias convenientemente. Ahora puede hacerlo en Jesucristo, que es Dios y hombre.
2. Él adoró: «non quæro gloriam meam, sed gloriam eius qui misit me».60 Dio gracias: «gratias agens, gratias tibi ago»,61 etc. Satisfizo por los pecados: «peccata nostra ipse tulit».62 Pidió gracias: «exauditus est pro sua reverentia».63 Jesús hizo todo por nosotros y nosotros podemos hacerlo todo en Él dando así gloria a Dios y dando gracias de manera digna, pedir perdón de manera satisfactoria y pedir gracias en nombre de Jesucristo.
3. a) Hacerlo todo «in ipso et cum ipso et per ipsum».64 b) En Jesucristo somos poderosos al pedir, honramos dignamente al Señor; fuera de Jesucristo somos hombres ridículos e incapaces. c) En Él todo adquiere poder sobrenatural, pero separados de Él somos sarmientos separados de la vid.
[DFin 157. 186] Jesús vida
1. Dio muerte al pecado.
El pecado original privó al alma de la gracia que es la vida del alma. Jesús
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pagó por el hombre y recuperó la gracia, por tanto volvió a dar la vida al alma. De esta forma devolvió la vida al hombre caído en el pecado actual.
2. La satisfacción de Jesucristo fue perfecta, es decir, sirve para los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares; abarca las cuatro necesidades, cada una a su modo: ciencia, integridad, impasibilidad, inmortalidad; fue sobreabundante: «copiosa apud Deum redemptio»,65 «superabundavit gratia»;66 fue infinita, porque toda acción de Jesucristo tiene valor infinito.
3. a) ¡Por eso Dios soporta tantos pecados míos! b) Por eso son tan amplias las gracias del Señor en la Iglesia: la santa comunión, las indulgencias, las muchas conversiones, la absolución hasta setenta veces siete.
[DFin 17ff. 132-136. 157. 186] Jesús vida
«Abundantius habeant»67
1. La gracia puede ser primera, segunda, milésima; desde el buen ladrón hasta la altura de la santísima Virgen hay una distancia inmensa. En general puede decirse que depende de dos elementos: obra nuestra y gracia de Dios. Nuestro acción es la parte material;
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la gracia es el alma que da un ser o un valor sobrenatural a la obra.
2. Se requiere nuestra obra con las condiciones. Pero todo el que obra en Jesucristo es como sarmiento que participa de su vida, o sea, de la gracia: «hic fert fructum multum».68 La vida de Jesucristo es infinita, por eso el mérito y la gracia de nuestro corazón puede crecer indefinidamente.
3. a) Querer ser santos, pronto santos, grandes santos en Jesucristo; b) realizar muchas obras buenas para que seamos muchas las criaturas buenas, las personas o las plantas de trigo (un campo inmenso) en el que Jesucristo infunda alma-gracia; c) lo que no se logra de otro modo se consigue con el deseo: estar en el corazón de todos los santos, en los deseos de todos los ángeles, en el corazón mismo de Jesucristo que se inmola en los altares.
[DFin 114. 115-121. 157. 188] El medio de la gracia
1. La oración: «est elevatio mentis in Deo»69 en general; en especial es «petitio decentium a Deo».70
Puede ser vocal, mental o vital. Es también el estado de ánimo de quien ante el Señor se comporta
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como súbdito, como pobre, ignorante, pequeño, mezquino, enfermo.
2. La oración es necesaria en la economía de la Providencia, puesto que sin especial ayuda divina no podemos ejercitar ciertas virtudes y cumplir ciertos deberes, ni vencer ciertas pasiones, ni perseverar siempre en el bien; y, por otra parte, sólo se le concede ayuda a quien reza. Por tanto, quien reza se salva y quien no reza se condena. La oración es eficaz porque se funda en las promesas divinas y en los méritos de nuestro señor Jesucristo; o nos obtiene lo que pedimos o algo mejor de lo que pedimos.
3. La oración debe hacerse con fe, porque se nos escucha en la medida de nuestra fe; con perseverancia, porque «oportet semper orare»;71 con humildad, porque el publicano que se humilló fue santificado.72
[DFin 104. 137-143. 157. 186. 188] Los efectos de la gracia
1. Jesucristo es el autor de la gracia. La gracia santificante es la que embellece el alma porque la hace hija de Dios, amiga de Jesús, heredera del cielo. La gracia actual es la que da el valor y la fuerza para realizar actos virtuosos y huir del pecado. La gracia santificante puede
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crecer cada día, cada momento; la actual se obtiene con la oración.
2. La gracia actual es tan necesaria que el hombre caído no puede hacer sin ella, con sus solas fuerzas, todas las cosas necesarias para su fin natural, y en cuanto al fin sobrenatural no puede hacer ni lo más mínimo.
El Espíritu Santo, infundiéndole la gracia, hace al hombre apto para conseguir su fin sobrenatural; es más, la gracia produce en él efectos admirables; ilustración en la mente, afecto santo en el corazón, inspiración en la voluntad. Además actúa en todos los períodos y condiciones de vida.
3. Contemplación de Pentecostés: a) por medio de la Virgen santísima orante; b) aporta la ciencia celestial, virtud heroica, celo apostólico.
[DFin 104. 123. 157. 170. 171. 188] Gracia medicinal73
La gracia medicinal sana los efectos que el pecado original causa en nosotros:
Quoad intellectum,74 sana la ignorancia, la irreflexión, el olvido, la dureza de la mente, el error, el prejuicio, la perversión.
Quoad sentimentalitatem, sana la indiferencia,
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las malas inclinaciones, las pasiones, los sentimientos, los afectos.
Quoad voluntatem, sana la abulia, la ligereza e inconstancia, la pereza, la obstinación, las malas costumbres.
* * *
La gracia actual ayuda a realizar los actos por encima de la naturaleza:
de verdadera penitencia,
de fe, esperanza y caridad,
de vida cristiana en los preceptos que sobrepasan la ley natural.
La gracia actual eleva dichos actos añadiendo los méritos de nuestro señor Jesucristo, por infusión del Espíritu Santo, para que tengan valor eterno.
En cuanto al cuerpo, la gracia medicinal:
extingue las malas concupiscencias,
infunde la concupiscencia buena y santa,
comunica todas las tendencias nuevas, los consuelos, etc., tal como se puede apreciar en los santos.
En esta vida
[DFin 69. 157. 168. 188] «Difusión de la divina bondad»75
1. Dios quiere ser glorificado especialmente como Bueno, y para demostrarlo ha llevado a cabo una difusión divina
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de bienes: a) en la creación de las cosas invisibles, de las cosas materiales, del hombre; b) elevando al hombre al orden sobrenatural, soportándolo, prometiendo el Salvador y preparando sus tiempos; c) en la encarnación, vida y muerte del Salvador: con doctrina, ejemplos, reparación, Iglesia, sacramentos; d) con la efusión del Espíritu Santo en general en el mundo, en la Iglesia y en particular en cada alma.
* * *
2. Alabarlo, en la tierra:
Conocer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; reconocer la verdad, no la apariencia de la vida, del destino, de nuestra vocación a ocuparnos de glorificar a Dios; corresponder a la divina efusión de bienes.
En el cielo:
Y eso merece el cielo, que es glorificación completa, contemplando en sí la divina bondad, amándola con perfección, gozando de ella.
* * *
3. La lucha tiene lugar entre el yo que quiere adorarse a sí mismo, alabándose, amándose, sirviéndose en lugar de Dios;
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y Dios, que quiere ganar al hombre a fuerza de amor; vincularlo con lazos de amor; comunicarse y absorber al hombre en la divinidad por amor.
[DFin 23. 70. 74. 81. 103. 124-144. 147. 151. 165-166. 187. 203-205] La doctrina de san Pablo
CONCLUSIÓN DE LA SEGUNDA PARTE
Con los rasgos que aparecen en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, Pablo, instruido por Jesucristo e iluminado en todo momento por el Espíritu Santo, formó el cuerpo de doctrina que llamó «su evangelio»,76 y que es, tanto en el aspecto dogmático como en el moral y en el litúrgico, la que vivimos nosotros; mejor dicho, la que vive la Iglesia. Porque Pablo fue el más acabado y fiel intérprete del divino Maestro, comprendió y dio elaborado, con una gran síntesis y con lógica estricta, el evangelio entero y aplicado, de modo que la humanidad gentil encontró lo que inconscientemente buscaba.
La mirada de Pablo penetró la profundidad de la caída original y en ella vio al hombre convertido en hombre carnal; el pecado que impone su ley a sus miembros haciendo que produzca frutos de muerte. La voluntad, casi siempre incapaz de liberarse de la esclavitud y totalmente inhabilitada para alcanzar la justicia,
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es elevada a la altura divina. La justicia, en efecto, no se limita a la ley natural o a la virtud natural, sino que es la misma santidad de Jesucristo comunicada a nuestras almas por el Espíritu Santo, realizando la uniformidad de nuestra voluntad con la voluntad divina.
¿Y de dónde deriva esta comunión con la justicia eterna? De la fe, descrita por san Pablo en la carta a los Romanos como aquella que tiene un poder sobrenatural. La fe, actuando por medio de la caridad, nos une a Jesucristo, en el cual se ha encarnado la santidad, la vida divina. Más aún, crea en nosotros el nuevo ser animado por el Espíritu de Jesucristo. Unidos, abandonados en Él para esta vida, podemos hacer y hacemos lo que Él hizo: morimos en Él a la carne y al pecado para renacer a la vida espiritual. Hablando con más precisión: sólo Cristo vive, piensa, actúa, ama, quiere, ora, sufre, muere y resucita en nosotros. Como cabeza de la humanidad regenerada, Cristo forma con todos los creyentes un cuerpo místico cuyos miembros están estrechamente unidos por la caridad que anima una misma vida, donde palpita un solo corazón, el corazón de Jesucristo.
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[DFin 70. 103. 170] Práctica
Recordar, como conclusiones prácticas:
1. Jesús es verdad;77 por tanto, el estudio de la doctrina de Jesucristo, es decir, la santificación de la mente, amar al Señor con toda la mente (evangelio, instrucción religiosa, pensamientos y juicios de Jesucristo), exclusión de todo elemento contrario, aunque sea como simple aprender.78
2. Jesucristo es camino;79 por tanto, imitación de la vida de Jesucristo santificando la voluntad, o sea, amar a Dios con toda la voluntad.
3. Jesucristo es vida;80 por tanto, estudio sumo de la gracia divina: misa, visita, comunión habitual con todo el corazón.
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1 Cf. Rom 8,17: «Coheredes autem Christi - Coherederos de Cristo».
2 Jn 3,16: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna».
3 La cita no es literal ni el texto es preciso. Cf. Jn 3,2: «A Deo venisti magister - Sabemos que Dios te ha enviado».
4 Cf. Jn 14,6: «Yo soy la vida».
5 2Cor 4,10: «Ut et vita Iesu in corporibus nostris manifestetur - Para que la vida de Jesús se manifieste también en nosotros». O bien 2Cor 4,11: «Ut et vita Iesu manifestetur en carne nostra mortali - Para que la vida de Jesús se manifieste también en nuestra carne mortal».
6 Gál 2,20: «Cristo vive en mí».
7 Cf. Jn 14,6: «Yo soy el camino».
8 Mt 12,29: «Aprended de mí».
9 Cf. Jn 13,15: «Os he dado ejemplo».
10 Mt 3,17.
11 Fil 2,9: «Por eso Dios le exaltó».
12 «Está sentado a la derecha del Padre», palabras del Credo. Cf. Heb 1,3.
13 «Así pues, nuestra máxima ocupación debe consistir en meditar la vida de Jesucristo» (Imitación de Cristo, libro I, cap. I, n. 1). Obsérvese que en el texto latino, en lugar de in vita Christi, se lee in vita Iesu.
14 Sal 143(142),8: «Enséñame el camino que tengo que seguir». Cf. página de DFms, Anexo n. 3, p. 276.
15 Cf. página de DFms, Anexo n. 4, p. 277.
16 Mt 11,5: «Y se anuncia el evangelio a los pobres».
17 Mt 19,14: «Dejad que los niños se acerquen a mí».
18 Mt 18,3: «Si no os hacéis como niños».
19 Mt 18,7: «Ay del mundo por los escándalos!».
20 Cf. arriba Dfst 34, nota 63.
21 Cf. Heb 10,7 y Jn 5,30. Cita aproximativa. La frase completa es: «Ecce venio; in capite libri scriptum est de me, ut faciam, Deus, voluntatem tuam - Aquí estoy yo para hacer tu voluntad, como en el libro está escrito de mí».
22 Jn 4,34: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado».
23 Jn 8,29: «Yo hago siempre lo que le agrada a él».
24 Jn 19,30: «Todo está cumplido».
25 Principio filosófico. «Para que una cosa sea buena, debe ser íntegra (o perfecta) en todas sus partes (o componentes)». «Malum ex quocumque defectu», es decir, para que una cosa sea mala basta cualquier defecto, aunque sólo sea en una parte.
26 «Gloria a Dios en el cielo» (del Gloria, cf. Lc 2,14).
27 Jn. 8,50: «Yo no busco mi gloria».
28 Cf. Jn 12,28: «Pater clarifica nomen tuum - Padre, glorifica tu nombre».
29 Cf. Jn 5,30: «Quæro... voluntatem eius qui misit me - No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».
30 Jn 10,30: «Yo y el Padre somos una sola cosa».
31 Mc 7,37: «Todo lo hizo bien».
32 «Comenzó a obrar». Cf. He 1,1: «Quæ cœpit Iesus facere et docere - Todo lo que Jesús hizo y enseñó».
33 Rom 8,29: «Porque aquellos que de antemano conoció, también los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo».
34 Mt 17,5: «Este es mi hijo amado, mi predilecto».
35 Mt 11,29: «Aprended de mí».
36 Jn 13,15. El texto es: «Exemplum enim dedi vobis, ut quemadmodum ego feci vobis ita et vos faciatis - Yo os he dado ejemplo, para que hagáis vosotros lo mismo que he hecho yo».
37 Jn 13,14: «También vosotros debéis lavaros los pies uno a otro».
38 «Por él, con él, en él». Doxología del canon de la misa (cf. también Rom 11,36).
39 Cf. Jn 15,5: «El que permanece unido a mí... sin mí...».
40 Cf. Gál 2,20: «Es Cristo quien vive en mí».
41 Cf. Jn 14,6.
42 Cf. Ibid.
43 Cf. Jn 7,16.
44 Cf. Jn 14,11.
45 Cf. Lc 7,22.
46 Jn 6,68: «(Señor), ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna».
47 Mt 23,10: «Uno solo es vuestro maestro».
48 Mt 7,20: «Por sus frutos los conoceréis».
49 Cf. página de DFms, Anexo n. 5, p. 278.
50 La Carta de Dios a los hombres.
51 «Tràdita», del latín “tràdere”, que significa “transmitir”, “entregar”.
52 Cf. página de DFms, Anexo n. 4, segunda mitad de la página, p. 277.
53 La expresión “Camino real de la santa cruz” (“De regia via sanctæ Crucis”) es el título del capítulo XII del libro II de la Imitación de Cristo.
54 Col 1,24. La frase completa es: «Adimpleo ea quæ desunt passionum Christi in carne mea pro corpore eius quod est ecclesia - Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia»
55 Cf. Jn 14,6.
56 Ap 3,1: «Tú pasas por vivo, pero estás muerto».
57 Jn 1,14: «Lleno de gracia».
58 Jn 10,10: «He venido para que tengan vida».
59 Jn 15,5: «Sin mí no podéis hacer nada».
60 «No busco mi gloria, sino la gloria del que me ha enviado». Cf. Jn 5,30: «Non quæro voluntatem meam, sed voluntatem eius qui misit me». En Jn 8,50 se lee: «Ego autem non quæro gloriam meam» Como se ve, el padre Alberione modifica Jn 5,30, cambiando la palabra “voluntatem” con “gloriam”, que se encuentra en Jn 8,50.
61 Mt 15,36: «Dando gracias». Cf. Jn 11,41.
62 Is 53,4: «Languores nostros ipse tulit - Eran nuestros sufrimientos los que llevaba».
63 Heb 5,7: «Fue escuchado en atención a su obediencia».
64 «En él, con él, por él». Fórmula inspirada en la doxología final del canon de la misa, pero en orden inverso.
65 Sal 130(129),7: «Porque en él está la liberación».
66 Rom 5,20: «Sobreabundó la gracia».
67 Jn 10,10: «Y tengan vida en abundancia».
68 Jn 15,5: «Este da mucho fruto».
69 Más exactamente: «In Deum» (cf. DFst 78): «Es una elevación de la mente a Dios». Definición de san Juan Damasceno en De Fide Orthodoxa, l. III, c. 24: PG XCIV, 1090.
70 «La petición a Dios de cosas honestas». San Juan Damasceno, en Ibid. Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, La oración, en Summa Thelogiæ, II-II, q. 83, art. 1.
71 Lc 18,1: «Necesidad de orar siempre».
72 Sobre la necesidad y las condiciones de la oración, el padre Alberione condensa la enseñanza que san Alfonso de Ligorio expone en su librito -entonces muy usado- Del gran medio de la oración, que tuvo varias ediciones en la PSSP. Sobre la necesidad de la oración, véase, por ejemplo, cap. I, n. 1: La oración es necesaria para la salvación, necesidad de medio; n. 2: Sin la oración es imposible resistir las tentaciones y practicar los mandamientos. De las condiciones de la oración se habla en todo el capítulo III. Cf. SAN ALFONSO Mª. DE LIGORIO, Del gran mezzo della preghiera, en Opere ascetiche, vol. II, pp. 3-178. Edizioni di Storia e Letteratura, Roma 1982.
73 Cf. F. CHIESA, Lectiones theologiæ dogmaticæ recentiori mentalitati et necessitati accomodatæ, Albæ Pompejæ, Typis PSSP, vol. III, Tractatus De Deo Spiritu Sancto, MCMXXX, pp. 617-619. Cf. A. F. DA SILVA, Gv 14,6: eredità carismatica per la Famiglia Paolina, en “Spezzate il pane della Parola”, dossier para el Año Bíblico Paulino 1991-1992, Roma, Casa General SSP, enero 1991, p. 53 (hay traducción española). Cf. página de DFms, Anexo n. 6, p. 279.
74 «Quoad intellectum...»: en relación con la mente... el corazón... la voluntad.
75 Cf. F. CHIESA, De bonitate Dei, en Lectiones..., o.c., vol. II, p. 72ss. Cf. A. TANQUEREY, Compendio di Teologia Ascetica e Mistica, Società di S. Giovanni Evangelista, Desclée e Ci, Roma-Tournai (Bélg.)-París 1928
4 , n. 437ss.
76 Cf. Rom 16,24; 2Tim 2,8.
77 Cf. Jn 14,6.
78 En el original se usa el término “aprehensión”.
79 Cf. Jn 14,6.
80 Cf. Ibid.