Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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DOS PALABRAS DE INTRODUCCIÓN

1. - Me causaron una singular impresión estas palabras, de mons. Mermillod1 dirigidas a mujeres y jovencitas: «Tenéis una misión que cumplir en el mundo: una familia que dirigir, la sociedad que edificar, la Iglesia que servir y que consolar. Debéis ser apóstoles».2 Meditándolas, percibí hondamente su verdad: y traté de transferir un poco de mi persuasión en estas páginas, para comunicarlas al sacerdote y a la mujer.
2. - Dos pensamientos dominan todo el libro. La mujer fue creada por Dios no sólo para ayuda3 material, sino especialmente para ayuda moral del hombre. Ayuda que ella puede prestar sólo a condición de ser sinceramente religiosa, de veras virtuosa. Bajo este aspecto todos ven que la mujer viene a cooperar con el sacerdote en su noble misión. De aquí se sigue un deber, tan claro cuanto grave, en el clero: formar a la mujer en alta virtud, en celo ardiente, conforme a las necesidades de hoy: dirigirla con un trabajo iluminado, prudente, constante, para el bien moral-religioso de la familia y de la sociedad.
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3. - Por razones de claridad he tenido que distribuir la materia en tres partes:
A) La mujer puede y debe ser ayuda moral y religiosa del hombre. Esto implica que la mujer se ponga junto a la misión del sacerdote, para cooperar con él según los tiempos, las circunstancias y su sexo. «Las solteras, dice Frassinetti,4 están llamadas en este tiempo por la Providencia a un casi sacerdocio, a un verdadero apostolado...».
B) El campo de la laboriosidad femenina. He trazado un esbozo de la multiplicidad de las obras que esperan el celo delicado y fecundo de la mujer: en casa y fuera de casa, en privado y en público, como mujer libre (es decir no organizada) y como mujer organizada.
C) Por fin he hablado del cometido que concierne al clero: formar a la mujer para toda su misión, guiarla prudentemente, hacer de ella un apóstol.
Me apremia aclarar que no hago más que proponer un bosquejo de un gran estudio que han de realizar otros mejores que yo, y pido al Señor que suscite pronto quien se dedique a ello. Saldrían ganando la gloria de Dios y las almas.

4. - Al escribir miré a lo útil, por tanto no me entretuve en lo que ya es conocido y practicado; en cambio me detuve más ampliamente en lo que conviene dar a conocer hoy; no he creído necesario
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eliminar algunas repeticiones, porque me pareció comunicasen mejor mi pensamiento; poco cuidado he puesto en el estilo y en la lengua: he citado muchas obras que confrontar, sobre todo en la última parte. Estoy hondamente persuadido del celo industrioso que anima a nuestro clero: éste sabrá penetrar con su intuición por debajo de la forma inculta para captar los medios prácticos y favorecer a las almas.
5. - Confío este libro a Jesús maestro y modelo de los sacerdotes; a María santísima, ideal altísimo de la misión de la mujer y consejera del celo apostólico; a los Ángeles Custodios de los venerandos lectores y al mío; a la bondad y benigna comprensión de los Cohermanos, de quienes recibiré con vivo reconocimiento cualquier observación.

Alba, (Fiesta de María Inmaculada) 1914.

EL AUTOR


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1 Mermillod Gaspard, cardenal suizo, nació en Carouge, diócesis de Ginebra, el 22 de septiembre de 1824, y murió en Roma el 23 de febrero de 1892. Percibió la importancia de la cuestión social y sostuvo con la palabra y los escritos que había que resolverla con la ayuda de la religión.

2 DA dice “apostoli” (apóstoles) y no “apostole” (apóstolas) como otras veces.

3 Acerca de la mujer como ayuda del hombre, el P. Alberione habla a menudo: cf. DA 9-10; 24; 32; 40; 45; 47; 61; 64; 68; 97; 98; 118; 160; 192; 194; 198; 289; 339, donde expresa el modo común de pensar en su ambiente.

4 Cf. también DA 70; 91; 110; 184; 187; 216; 225; 228; 287; 323. Este sacerdote genovés influyó en Alberione al delinear el tipo de pastoral y espiritualidad de un párroco. Nacido en Génova el 15 de diciembre de 1804 y muerto allí mismo el 2 de enero de 1868, José Frassinetti era el hermano mayor de la beata Paula Frassinetti (Génova, 3 marzo 1809 - Roma, 11 junio 1882), fundadora de las Hermanas de Santa Dorotea. Ordenado sacerdote en 1827 y nombrado prior-párroco de Santa Sabina en Génova el año 1839, fundó la «Pía unión de los Hijos de Santa María Inmaculada»(distintos de los Hijos de María Inmaculada, fundados en Brescia en 1849 por Ludovico Pavoni). Publicó unas cien obras, a menudo dirigidas a personas que no habrían podido formar parte de verdaderas congregaciones religiosas aun deseando desempeñar un apostolado. Les sugería dedicarse al apostolado en la parroquia, asociadas con el párroco.