Beato Santiago Alberione

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INTRODUCCIÓN

La presente edición recoge siete opúsculos del P. Alberione, destinados a los miembros de las Congregaciones fundadas por él, pero que consideramos de particular importancia para todos los miembros comprometidos del pueblo de Dios, para una formación apostólica integral.
Son escritos que se remontan a los primeros años de la década 1950-1960, un período de los más fecundos en la actividad del P. Alberione. En efecto, a partir de 1945 es más continuo su esfuerzo en sistematizar y organizar mejor la formulación del propio pensamiento y enseñanza.
Es en tal período cuando nacen obras como la Vía humanitatis y la historia carismática Abundantes divitiæ gratiæ suæ; en este período el Fundador elabora y publica en el boletín San Paolo los temas monográficos objeto de la presente edición; en el mismo período dicta a las comunidades de la Familia Paulina, reunidas en el santuario romano Regina Apostolorum, memorables meditaciones sobre los temas centrales de la espiritualidad paulina. En ese mismo período va cultivando con mayor decisión el sueño de una Enciclopedia sobre Jesús Maestro (cf. Esquema de estudio sobre Jesús Maestro, en SP, septiembre de 1959) y prepara la reunión de Ariccia para el mes de Ejercicios espirituales (abril de 1960), durante los cuales resumirá definitivamente las líneas-guía del carisma recibido y el modo de aplicarlo (cf. Ut perfectus sit homo Dei).
Reservándonos el publicar sucesivamente los textos predicados en los años 50, de los que daremos razón a su tiempo, recogemos en este volumen los siete opúsculos monográficos escritos para el San Paolo y repropuestos después en dos libritos, A las Familias Paulinas y Santificación de la mente, publicados respectivamente en 1954 y 1956 como regalo del Primer Maestro a las Familias Paulinas en respuesta de las felicitaciones recibidas en su onomástico por la fiesta de san José.
Los opúsculos, en orden cronológico de publicación en el San Paolo, fueron los siguientes:
1. La Providencia (enero de 1953);
2. Para una conciencia social (noviembre de 1953);
3. El trabajo (enero de 1954);
4. Llevad a Dios en vuestro cuerpo (febrero-marzo de 1954);
5. Formación humana (San José de 1954);
6. Amarás al Señor con toda tu mente (septiembre de 1954-mayo de 1955);
7. Testimonium conscientiæ nostræ (marzo de 1957).

En los dos libritos antes mencionados se modificó el orden, y algunos títulos se retocaron, como sigue:
I. A LAS FAMILIAS PAULINAS (San José de 1954):
Formación humana;
Formación social;
El trabajo;
La Providencia;
Llevad a Dios en vuestro cuerpo.
II. SANTIFICACIÓN DE LA MENTE (San José de 1956):
Amarás al Señor con toda tu mente.

El último opúsculo, sobre la formación de la conciencia, se publicó solamente en el boletín San Paolo.
En la presente edición, aun teniendo en cuenta el orden cronológico, hemos creído oportuno preferir el orden temático, ya adoptado en parte por el Primer Maestro, reforzándolo incluso al dar la precedencia al «Amarás al Señor con toda tu mente», y ello por tres motivos: porque es el más desarrollado de los siete opúsculos (equivale al conjunto de todos los demás); porque en él encontramos expuestos más completamente los principios fundamentales de la antropología alberioniana; porque su título parece compendiar mejor el tema de conjunto.
De cada uno de los opúsculos expondremos en su lugar algunos datos informativos y orientadores específicos. Ahora nos limitamos a algunas observaciones de carácter general.
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ESTILO Y CONTENIDOS PECULIARES

1. En los opúsculos, más aún que en todos los otros escritos del P. Alberione, resaltan con evidencia dos características: la concreción y la preocupación pedagógico-formativa.
Concreción, en primer lugar, fruto de una esencialidad madurada con los años (el Autor frisaba los setenta y empezaba a sacar conclusiones de sus fundaciones); madurada sobre todo en el larguísimo y variado ministerio, que le otorgó un atinado discernimiento entre las adquisiciones perennes y las transitorias. La claridad de juicio iba acompañada en él con una visión realista de las vicisitudes tanto personales como eclesiales; y con un destacado sentido práctico, que fue una de sus dotes naturales más ricas.
Preocupación formativa, en segundo lugar, derivada en el P. Alberione de la perenne conciencia de ser, hasta el término de sus días, padre y formador de hijos y discípulos, necesitados de un guía siempre atento a su crecimiento, «hasta que Cristo tome forma en ellos» (cf. Gál 4,19).
A este tema, de una formación continua y completa (o integral como gustaba repetir), el P. Alberione encauzó prácticamente toda su producción literaria, desde las primerísimas obras -como Donec formetur Christus in vobis (1932)- hasta el conjunto sintético de los años 60 -Ut perfectus sit homo Dei (1960-1962)- mediante intervenciones constantes de diverso espesor, orientadas siempre a finalidades pedagógicas en los varios frentes de la vida consagrada y apostólica.
Este es el hilo de oro que hilvana los siete opúsculos aquí propuestos; una formación sólida, concreta, integral, que parte de la cabeza: formación de la mentalidad cristiana, religiosa, apostólica, paulina; formación humana, a las virtudes morales básicas y a las virtudes sociales; formación al trabajo y a la laboriosidad, junto al sentido de la Providencia; formación de la conciencia en el uso responsable de la libertad...

2. Presentamos estos opúsculos como aporte para una antropología apostólica, inspirada en la visión cristiana y paulina de la persona. El P. Alberione nunca se las dio de experto en antropología ni en psicología, si bien estas ciencias se consideraban la nueva frontera de la cultura al tiempo de su formación. Pero el análisis con el que él afronta los fenómenos y los comportamientos humanos, positivos o negativos, es talmente fino y realista que aguanta el careo con cualquier escuela de psicología científica. Ningún profesional en esta materia puede jactarse de tanta práctica en el campo como el formador de miles de sujetos, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, cual fue el Fundador de la Familia Paulina, en sus 87 años de vida.
Si puede servir para ratificar esto, reléanse en perspectiva vivencial algunas páginas sobre la disciplina de la inteligencia y sobre las artes de buen rendimiento, en las que se puede entrever en filigrana un nítido autorretrato del propio Alberione estudiante, sacerdote y futuro constructor de extraordinarios edificios espirituales.
Es oportuno subrayar esta realidad, contra la fácil objeción de que el lenguaje del Autor huele más a vieja ascética que a psicología actualizada. En este campo, más allá de las palabras, vale la verdad de las experiencias humanas fundamentales, que cualquier conciencia puede percibir, por la instintiva sintonía con la Verdad.

3. Respecto al estilo, ya se sabe que al P. Alberione no le apetecía ceder al gusto del efecto ni a preocupaciones estéticas. El dictado alberioniano, siempre sobrio, se califica por su esencialidad: deja entrever las ramas de la planta más que las hojas y las flores; ramas a veces descarnadas, pero de evidente fuerza portante, hechas para sostener muchos frutos y resistir a las intemperies.
Una praxis común en las publicaciones del tiempo es el frecuente recurso a las citas latinas, usuales en la literatura religiosa de entonces. A tal praxis, que puede dificultar la lectura en nuestros días, hemos obviado traduciendo directamente los textos, remitiendo a las relativas fuentes (que las más veces no se citaban) o dando la traducción en nota. Sólo los títulos se han dejado en latín, por exigencias de consulta y de eventuales confrontaciones.
A propósito aún de títulos, conviene señalar que la titulación interna de cada opúsculo es propia del P. Alberione. No hemos creído oportuno modificarla, aun cuando puede parecer desorientadora respecto a los contenidos del tratado. Es un hecho el que, en la mayor parte de los escritos alberionianos, los títulos no responden a criterios sistemáticos (estructura y jerarquía de las partes), sino a preocupaciones prácticas: aligerar la tensión del lector con frecuentes interrupciones, consentirle el registrar particulares conceptos sobre los que aplicar una más fuerte atención, etc.

4. Las intervenciones redaccionales por parte nuestra han sido las siguientes:
- Traducción de los textos bíblicos y de las citas latinas, utilizando la versión de la C.E.I. [en español, algunas de las más en uso, cercanas a la litúrgica], excepto cuando la versión la hace el Autor;
- señalación de las fuentes escriturísticas o literarias, cuando hemos podido dar con ellas, homologando las siglas al uso actual e insertándolas en el texto, entre corchetes [...];
- introducción de notas a pie de página, con carácter informativo, explicativo o justificativo;
- numeración progresiva de los títulos dentro de cada opúsculo, para facilitar las eventuales llamadas;
- correcciones o retoques de ortografía, sea en las palabras sea en la puntuación, por exigencias sintácticas o gramaticales, pero respetando las conocidas características del Autor.
Confiamos en que, no obstante las ineludibles imperfecciones, los lectores puedan gustar, en la originaria fuerza y vitalidad, estas maduras lecciones del beato Santiago Alberione, que no cesa de consignar a la Iglesia entera, además de a la Familia Paulina, los frutos de su riquísima existencia de Fundador.
Roma, 25 de enero de 2005
(Fiesta de la Conversión de san Pablo)
CENTRO DE ESPIRITUALIDAD PAULINA

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