Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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BÚSQUEDA AVANZADA

Sección III
PIEDAD EUCARÍSTICA

«Recojámonos en el espíritu humilde, paulino, eucarístico».1 «Jesús está presente eucarísticamente en nuestras casas: es el Maestro divino que quiere confortar, sostener, iluminar ante todo a nosotros, sus amigos, ... luego a todos los hombres, por medio del apostolado... Dice en efecto el divino Maestro: Ego sum lux mundi».2 «El P. Lebreton, resumiendo la doctrina de san Juan, escribe: En la eucaristía se realiza la unión de Cristo con los fieles y la consiguiente transformación vivificante. No es sólo una adhesión por medio de la fe o del sentimiento, sino una nueva unión realísima y espiritualísima, una verdadera unión física que entraña la fusión de dos vidas; o, mejor, nuestra participación en la vida misma de Jesucristo».3

I.
LA SANTA MISA O CENA DEL SEÑOR

Es el sacrificio de la cruz,4 traído a nuestros altares, por el ministerio del sacerdote. En la misa tenemos la misma víctima, el mismo oferente principal, los mismos frutos del sacrificio ofrecido por Jesucristo en el Calvario.
Se ofrece por cuatro fines: adorar, agradecer, satisfacer, suplicar a la divina Majestad. Los dos primeros tienen especialmente de mira la gloria de Dios; los otros dos la paz y salvación de los hombres... La misa es el sol de las devociones...

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Oíd cuantas misas os sea posible.5 Cuando podáis, acercaos también a la comunión. Considerad que quien asiste a la misa no es un simple espectador. Es ante todo un actor que actúa con el sacerdote oferente, y con Jesucristo, ministro principal. Esto se obtiene especialmente siguiendo la liturgia de la misa.
Las partes de la misa. La santa misa se divide en tres partes: la primera, instructiva, va hasta el ofertorio excluido; la segunda desde el ofertorio al padrenuestro excluido, y es el verdadero sacrificio; la tercera hasta el final teniendo por centro la comunión.
En la
primera parte nos unimos a Jesús sacerdote-víctima con nuestra fe. En ella la epístola y el evangelio nos dan un sabio conocimiento de Dios y de Jesucristo, Maestro divino, y de sus enseñanzas. Hacemos a Dios el obsequio de nuestra mente, rezando el credo; y pidiendo una fe cada vez más honda, firme, práctica.
En la segunda parte Jesucristo-víctima es el único y seguro camino para la salvación: «No hay salud en ningún otro».6 El Señor nos ha amado hasta dar su vida por nosotros: hasta ese punto debemos amarle nosotros. Ofrezcamos el divino sacrificio con todas las intenciones de Jesucristo respecto a Dios, a nosotros, a los hombres. Uniformémonos con este divino ejemplar, imitándole en la caridad, hasta nuestra inmolación por él, que murió por nosotros. Este sacrificio es la fuente de todas las gracias que recibimos del Señor.
La tercera parte cumple7 la consagración: Jesucristo se da a las almas. La eucaristía es alimento; Jesús quiere unirse con el hombre. Él es nuestra vida sobrenatural y eterna. Desde el padrenuestro a la comunión el sacerdote se prepara y luego comulga; después da gracias. Jesús es la vid, se une a nosotros que somos los sarmientos.8 Él nos vivifica, está en nosotros y con nosotros produce frutos de vida eterna. Hecha la comunión sacramental o al menos la espiritual, propongámonos estar unidos a él: «en mí vive Cristo».9
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[Los tiempos de la celebración]. La santa misa se oye cada día; y es siempre igual en la susstancia. Sin embargo, para quien practica la devoción a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, tiene siempre alguna enseñanza nueva, algún nuevo derrotero, algún nuevo consuelo espiritual.
Para la
primera parte: en el año la liturgia de la misa presenta las principales verdades y preceptos morales, en los pasos del evangelio y en la epístola. Se exponen los dogmas, las virtudes, los consejos con la palabra inspirada de la sagrada Escritura. En las misas del ciclo dominical, marial y santoral, día a día, nos nutrimos en la fe y somos orientados al camino de la salvación eterna. Jesús Maestro enseña en la Iglesia; los fieles dócilmente abren el alma a sus palabras de vida eterna. Seguir el misal significa asegurarse el pensar cada vez más de acuerdo con la fe, con la Iglesia y con Jesucristo. Así los fieles rinden a éste el homenaje de la propia inteligencia.
En la
parte sacrificial es siempre la misma hostia-Cristo la que se hace presente y se inmola en el altar por manos del sacerdote. Es Jesucristo quien mostrando al Padre sus llagas adora, agradece, propicia y ruega. No sólo con los gemidos, las palabras y las lágrimas, sino con su sacrificio, pleno y vivido perpetuamente desde el Calvario hasta el final de los siglos. Él está presente al Padre; y nosotros en la misa realizamos los mismos deberes: con él, por él y en él damos al Padre en unión con el Espíritu Santo honor y gloria.
Pero a Dios podemos adorarle en sus atributos infinitos y en sus diversas manifestaciones; agradecerle los beneficios generales y las gracias particulares; propiciarle por los pecados de los hombres o por alguna culpa particular nuestra; suplicarle por todas las necesidades generales y por las nuestras especiales. En cada una de las misas conviene que los sentimientos de piedad se uniformen con las enseñanzas provenientes de la parte didáctica. Jesucristo es siempre el camino para acceder a Dios; el alma se estimula a amarle con todas las fuerzas de la propia voluntad.
También la
tercera parte está en relación con la primera. Preparación y acción de gracias en la comunión pueden variar según la misa: serán diversas en Navidad, en la Cuaresma, en Pascua, en Pentecostés; en las fiestas de la santísima Virgen o de los santos.
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Asimismo, siguiendo el misal, conforme a la enseñanza concreta de la epístola y del evangelio, se pedirán las gracias especiales según el oremus.10
En breve: Jesucristo se nos presenta en la misa como Verdad en la primera parte, verdad que debemos creer con toda nuestra mente; como Camino en la segunda parte, camino que hemos de seguir con todas nuestras fuerzas; como Vida en la tercera parte, y tenemos que amarle con todo nuestro corazón.
11

OFRECIMIENTO DE LA SANTA MISA

Acepta, Trinidad santísima, este sacrificio realizado una vez en el Calvario; y que ahora Jesucristo renueva en este altar trámite tu sacerdote. Yo me uno a las intenciones de Jesucristo, sacerdote y víctima, para ofrecerlo a gloria tuya por la salvación de todos los hombres. Por Jesucristo, con él y en él quiero adorar tu eterna Majestad; agradecer tu inmensa bondad; satisfacer tu justicia ofendida; y suplicar tu misericordia por la Iglesia, por mis seres queridos y por mí, especialmente para obtener... (se recuerda la gracia y el propósito).
Meditaré las verdades que Jesucristo me enseña; pasaré por este camino para poder llegar a ti; me uniré a él para vivir de amor cada día de mi existencia.
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PRIMERA PARTE DE LA MISA12
(Instrucción: Jesucristo es la Verdad)

Al principio
Me acerco al altar de Dios, que alegra mi juventud.13 Envíame, Señor, tu luz e instrúyeme en tus verdades, que me conducen a ti, verdadera sabiduría, sumo bien, eterno gozo.
Tú solo, Señor, eres mi esperanza, mi consuelo, mi vida.

Al introito [antífona de entrada]
Te reconozco, Jesús, por mi Maestro divino. Vengo a tu escuela; habla, que tu discípulo te escucha.14

Al kyrie
Padre omnipotente, que nos has creado, ten piedad de nosotros.
Hijo de Dios encarnado, que nos has redimido, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, que purificas y santificas nuestras almas, ten piedad de nosotros.

(Gloria)

Al oremus [colecta]

Señor Jesucristo, que eres Camino, Verdad y Vida, concédenos aprender tu altísima ciencia, según el espíritu de san Pablo, para que caminando por la senda de tus mandamientos, merezcamos llegar a la vida eterna.
Bien sabes, Señor, que no podemos confiar en ninguna virtud nuestra, ni en ninguna acción: escúchanos, propicio, para que el potente patrocinio de san Pablo apóstol nos defienda contra todas las adversidades.

A la epístola [primera lectura]
(Rom 1,1-8).

Al gradual [salmo responsorial]
Jesús, tú eres mi luz;15 quien te sigue no camina en tinieblas, sino que alcanza la vida eterna.16 Medito con gozo la voz del Padre celeste, que dice: «Este es mi Hijo amado; escuchadle».17

Al evangelio
(Jn 13,3-17).
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SEGUNDA PARTE
(Sacrificio: Jesucristo es el Camino)

Al ofertorio
Jesús, tú eres el Camino: «Nadie va al Padre sino por mí».18 Por medio tuyo llego a glorificar al Padre y obtener la salvación.
Te ofrezco, oh Dios, el pan divino; Trinidad santísima, te ofrezco a Jesucristo; me ofrezco yo mismo a ti, Jesús mío.
Con tu oblación me enseñas a darme todo a Dios, a amarle sin reservas, a negarme a mí mismo en cada cosa, a sacrificarlo todo por la salvación de las almas.
Acepta, santa Trinidad, esta oblación que te ofrecemos en memoria de la pasión, resurrección y ascensión de nuestro Señor Jesucristo, y en honor de la bienaventurada siempre virgen María, y del bienaventurado Juan Bautista, y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y de estos (mártires cuyas reliquias están en el altar) y de todos los santos, para que a ellos les sea de honor y a nosotros de salvación, y se dignen interceder por nosotros en el cielo aquellos cuya memoria honramos en la tierra. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Así sea.19

(Prefacio de Navidad I)
(Sigue el canon romano)

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TERCERA PARTE
(Comunión: Jesucristo es la Vida)

Jesucristo se sacrificó por nosotros; ardientemente desea aún darse como nuestro alimento.
Tú comulga sacramentalmente o al menos espiritualmente.

Para la comunión espiritual

Jesús mío, creo que estás realmente presente en el santísimo Sacramento. Te amo sobre todas las cosas y te deseo dentro de mí. Como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón... (algunos instantes de pausa). Te abrazo y me uno a ti; no permitas que me separare de ti.20
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ACCIÓN DE GRACIAS

Jesús Maestro, que vives y enseñas en la Iglesia, atráenos a ti; guíanos por el camino de la salvación; y confórtanos en la observancia de nuestros buenos propósitos.
Señor, que has mandado el Espíritu Santo a los Apóstoles en oración con María,21 por intercesión de esta nuestra madre y reina, concédenos la gracia de ser fieles en tu servicio; y poder difundir con el apostolado la luz de tus verdades salvadoras.
Te sea agradable, santa Trinidad, el homenaje de mi servicio, y haz que este sacrificio, ofrecido por mí, indigno, a tu majestad, te sea acepto, y por tu misericordia nos sirva de propiciación a mí y a todos por quienes lo he ofrecido. Por Cristo nuestro Señor. Así sea.
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II.
LA SANTA COMUNIÓN22

«La comunión, que completa la santa misa, es la unión más íntima del alma con Jesucristo divino Maestro.
La eucaristía es el pan celestial para el nutrimento espiritual de nuestra alma. Nos alimenta la fe, uniéndonos a Jesús Verdad; fortifica la voluntad uniéndonos a Jesús Camino; acrecienta la gracia y el gozo del corazón uniéndonos a Jesús Vida.
María dio a Jesús a los hombres y sigue dándoselo siempre: recibámoslo devotamente de sus manos.
Comulguemos a menudo, con fe viva, con propósito generoso, con ardiente amor. Así se formará en nosotros Jesucristo, es decir, adquiriremos sus virtudes y las viviremos». Así [se dice] en el manual
Oraciones de la Pía Sociedad de San Pablo, 1946.

PREPARACIÓN

Acto de fe. Jesús, Verdad eterna, creo que estáis realmente presente en la hostia santa. Estáis aquí con vuestro cuerpo, sangre, alma y divinidad. Oigo vuestra invitación: «Yo soy el pan vivo bajado del cielo»,23 «Tomad y comed; esto es mi cuerpo».24 Creo, Señor y Maestro, pero acrecienta mi débil fe.25 Creo con la fe de Pedro, la fe de Pablo, la fe de la santísima Virgen, vuestra madre y mía. Os adoro, Señor mío y Dios mío,26 con los ángeles y los santos que rodean esta hostia, sol de verdad y de amor.

Acto de esperanza. Jesús, único Camino de salvación, sois el nacido santo27 de la Virgen; poseéis toda perfección y virtud; vos me invitáis: «Aprended de mí...28 haced como he hecho yo». ¡Pero qué poco me asemejo a vos!
(Se hace un breve examen de conciencia preventivo, especialmente sobre el propósito particular y previendo las necesidades de la jornada).
Señor, no soy digno de que entréis en mi alma; pero decid una sola palabra y mi alma será salva. (Se repite tres veces).
Vos, oh Jesús, agradasteis al Padre; vos sois mi único modelo; sólo quien sea semejante a vos se salvará. Atraedme a vos, convertidme, y dadme la gracia de imitaros especialmente en la virtud... (se la nombra y se hace una breve pausa).
Hostia de salud, que abres las puertas del cielo, socorre mi debilidad, otórgame ayuda contra los enemigos de mi alma.

Acto de caridad. Jesús Maestro, vos me aseguráis: «Yo soy la Vida»,29 «Quien come mi carne tendrá la vida eterna».30 En el bautismo y en la penitencia me habéis comunicado esta vuestra vida. Ahora me la nutrís, haciéndoos mi alimento.
Tomad mi corazón; despegadlo de los bienes, placeres, gozos y vanidades de la tierra. Yo os amo con todo el corazón y sobre todas las cosas, vida del alma mía, sumo y eterno bien, amor y gozo eterno de los bienaventurados; vos bastáis para saciarnos a todos. Encended en mí una caridad más ardiente. Concededme amar vuestros santos mandamientos, y que yo jamás me separe ya de vos.
Recibiré el pan del cielo e invocaré el nombre del Señor. El cuerpo de Jesucristo, hijo de María, guarde mi alma para la vida eterna.
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AGRADECIMIENTO

Acto de adoración. Os adoro presente en mi corazón, oh Verbo encarnado, Hijo unigénito y esplendor del Padre, nacido de María. Os agradezco, Maestro único y Verdad por esencia, vuestra suma dignación de haber venido hasta mí ignorante y pecador. Con María os ofrezco al Padre: por vos, con vos, en vos, eterna alabanza, acción de gracias y súplica por la paz de los hombres.
Creo en vos, Señor; vuestras palabras son de vida eterna.31 Os adoro en vuestros misterios de la encarnación, vida, pasión, muerte, resurrección, ascensión y gloria celeste; especialmente en la santísima eucaristía.
Vos, naciendo os hicisteis nuestro compañero; muriendo, precio de nuestra salvación; subiendo al cielo, nuestro premio; pero en la última Cena os hicisteis nuestro alimento celeste, que contiene toda dulzura. Os adoro como a mi creador, maestro, sacerdote, rey y juez supremo.
Iluminad mi mente; modeladme en dócil discípulo de la Iglesia; haced que yo viva de fe; dadme la inteligencia de las Escrituras. Convertidme en vuestro ardiente apóstol. Haced resplandecer hasta los confines del mundo la luz de vuestro evangelio, oh Maestro divino.

Acto de fidelidad o propósito. Jesús, vos sois el Camino que debo seguir; el modelo perfecto que debo imitar; quiero que al presentarme en el juicio sea yo hallado semejante a vos.
Oh modelo divino de humildad y de obediencia, hacedme semejante a vos.
Oh perfecto ejemplo de mortificación y pureza, hacedme semejante a vos.
Oh Jesús pobre y paciente, hacedme semejante a vos.
Oh ejemplar de caridad y celo ardiente, hacedme semejante a vos.
Bendecid mi jornada, para que esté llena de méritos y yo practique mi propósito principal... (repetirlo). Que yo busque en todo la gloria de Dios y la paz de los hombres.

Acto de petición. Jesús, Vida mía, mi gozo y fuente de todo bien, os amo. Os pido sobre todo amaros cada vez más a vos y a las almas redimidas con vuestra sangre. No permitáis la suma desgracia de que vuelva a ofenderos con el pecado. Vos estáis en mí: que mi corazón sea el vuestro.
Vos sois la vid y yo el sarmiento: quiero estar siempre unido a vos para dar muchos frutos de virtud.
Vos sois la fuente: efundid siempre más copiosa la gracia para la santificación de mi alma.
Vos sois mi cabeza, y yo un miembro vuestro: comunicadme vuestro santo Espíritu con sus siete dones.
Venga vuestro reino por María. Que todos entren en vuestra escuela, o divino Maestro, Camino, Verdad y Vida.
Consolad y salvad a mis seres queridos. Liberad las almas del purgatorio. Multiplicad y santificad a los llamados al apostolado.
Jesús, viviente en María, vivid en vuestros siervos devotos con el espíritu de vuestra santidad; con la plenitud de vuestras virtudes; con la perfección de vuestras sendas; con vuestra sabia caridad; que en nosotros se manifieste vuestra vida.
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LA SANTA COMUNIÓN
SEGÚN EL MÉTODO CAMINO, VERDAD Y VIDA

Esta formulación se introdujo en el manual Oraciones de la Pía Sociedad de San Pablo de 1938. Probablemente se deba al P. Timoteo Giaccardo, quien a su vez se inspiraba en análogas fórmulas de san Alfonso.32 En la edición sucesiva (1946) desapareció del manual, sustituida por la redacción que hemos reproducido antes.

PREPARACIÓN

Verdad. María santísima, yo me acerco a recibir a Jesús y te suplico que me des tus mismas disposiciones, pues entonces él vendrá con gusto; ayúdame, prepárame como te preparaste tú a recibirle en el portal de Belén.33 ¿Cómo osaré acercarme a mi Dios sin ir acompañado por ti?
Jesús, yo me postro ante tu dulce majestad y te adoro profundamente. Tú eres mi Dios, mi divino Maestro; tú tienes palabras de vida eterna.
Mira, aquí está tu pobre hijo, ignorante, ciego, lleno de miserias, de suciedad, de corrupción; mira, Jesús, cuántos pensamientos y afanes inútiles, mundanos, malos, demasiado naturales, contrarios a la fe, a tu espíritu: los detesto con todo el corazón.
Renuncio a todos mis pensamientos, a fin de que tú, María, madrecita mía, me prestes tu mente iluminada y santa, para acercarme a Jesús y obtener la gracia de comprender en hondura la sabiduría celeste, las verdades divinas y eternas; la gracia de poder pensar y razonar sobrenaturalmente. Santifica todos mis pensamientos, la memoria, las decisiones, los razonamientos.

Camino. Si echo una mirada a mi voluntad, ¡qué diversa la veo de la tuya, Jesús mío!
Me siento débil, flojo, desganado.
Tú eres todo santo, todo puro, todo divino, y yo todo miserable, corrompido, terreno. Tú tienes todas las virtudes en grado infinito, yo no tengo ni siquiera una. Renuncio y detesto todas mis faltas y con la voluntad de María, mi madre celeste, me presento para recibirte.
(Examen preventivo)

«O salutaris hostia, quæ cœli pandis hostium, da robur, fer auxilium».
34

Vida. «Tu es vita et resurrectio nostra».35
Sí, solo tú eres la gracia vital, la salvación; sin ti, ¿qué sería de las almas, de mi pobre alma?
Eres tú quien me ha dado la gracia de hacer alguna cosa pequeñísima por mi alma y por el prójimo.
¡Pobre de mí! Si mi corazón fuera más santo, ¡qué provecho hubiera sacado!
Jesús, soy inmundo, nauseabundo; me siento aplastado bajo el peso de mis miserias. Detesto todas estas cosas, renuncio a toda blandura y afecto con las creaturas.
¡Si yo pudiera ir a ti con el corazón inflamado de María, mi madre celeste, con los corazones de los serafines más ardientes, de los santos que se enamoraron ante tu amor, de mi padre san Pablo!
Necesito muchas gracias.
Revestido de las disposiciones de María santísima, preparado y acompañado por ella, vengo a ti, Dios mío.
«Dómine, non sum dignus» (tres veces). Acto de dolor. Confíteor.
~
AGRADECIMIENTO

María, virgen y madre santísima, he recibido a tu amadísimo Hijo, que tú, virgen inmaculada, diste al mundo; que educaste y estrechaste con suavísimos abrazos.
Aquel mismo Jesús, cuya vista constituía toda tu delicia, yo lo presento ahora, con humildad y amor, a tus brazos para que le estreches a tu corazón, para que le ames y le ofrezcas a la santísima Trinidad como supremo culto de adoración, a honor y gloria de ti misma y por las necesidades mías y de todo el mundo.
Te ruego, pues, Madre piadosísima, que impetres el perdón de todos mis pecados, gracias abundantes para servirle de ahora en adelante con más fidelidad y, como remate, la gracia final de que yo pueda alabarle contigo por todos los siglos de los siglos. Así sea.
Recibe, Dios mío, por mano de María santísima, cuya pertenencia soy, toda mi libertad, mi memoria, mi inteligencia, todos los afectos de mi corazón; todo cuanto tengo, todo cuanto poseo, todo lo he recibido de vos, y a vos lo retorno, poniéndome enteramente a disposición vuestra y de vuestra voluntad. Dadme sólo vuestro amor, vuestra santa gracia; con ello seré suficientemente rico, ya no pido ninguna otra cosa. Sólo te deseo a ti, Jesús mío, salvador y Dios mío; me estrecho a tu corazón, quiero amarte con toda mi alma y deseo sobre todo una sola gracia: amarte cada vez más, en toda mi vida, para poder amarte por siempre en la eternidad.
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LA COMUNIÓN ESPIRITUAL

«La finalidad de la comunión espiritual es reforzar la unión con Jesús. Las fórmulas de oración son diversas, pero el fin es siempre el mismo: una unión cada vez más profunda con Jesús-Dios. Él nos haga partícipes de los dones y riquezas que ha traído del cielo, para que, a nuestra vez, se las participemos a las almas contactadas en nuestro ministerio y apostolado. - Punteemos nuestras jornadas con buenas comuniones espirituales, uniformando al Maestro divino la mente, la voluntad y el corazón; rezando la jaculatoria, que puede servir como comunión espiritual: Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, ten piedad de nosotros».36

MI MISA

En el San Paolo de Pascua de 1947 se publicó el presente esquema, titulado precisamente «Mi misa», que sirvió de pauta para el gráfico en forma de cruz, publicado sucesivamente en el manual de oraciones (ver pág. siguiente).

Preparación remota

Jesucristo, víctima y sacerdote, renueva en el altar el sacrificio del Calvario. La vida ha de ser una preparación a la misa y a la comunión.
Deseo conocer e imitar a Jesús y vivir en él. Detesto cuanto me lo impide: mis pecados.
El camino del Calvario con Jesús y María.
Oraciones preparatorias al pie del altar.

JESUCRISTO VERDAD
Oremus [colecta], epístola, evangelio, credo.
Escucha: me dicen qué debo creer, hacer y pedir en esta misa.
Me ofrezco a Dios con Cristo, por su gloria y por la paz de los hombres.
Lo único necesario: el camino es Cristo.
(Acto de fe)

JESUCRISTO CAMINO
Ofertorio, consagración hasta el padrenuestro
Distribución de los frutos a la Iglesia triunfante, purgante y militante.
(Acto de esperanza)

JESUCRISTO VIDA
Padrenuestro, comunión, último evangelio.
Mi alimento es Jesús. Él está en mí y yo estoy en él.
Pensar, querer y obrar en Jesucristo.
(Acto de caridad)
Oraciones finales
Todo lo encierro en el corazón de María y en el Corazón eucarístico de Jesús.
Las necesidades actuales de la Iglesia y las intenciones del Papa: los mil millones de infieles, los sacerdotes.
~

 

MI SANTA MISA

Jesucristo, víctima y sacerdote, perpetúa en el altar su misterio pascual para gloria del Padre.
Deseo conocer e imitar a Jesús y vivir en él.
Detesto cuanto me lo impide: mis pecados.

 

Preparación remota


Ritos de introducción



LITURGIA
DE LA PALABRA

Jesús Verdad
Lecturas,
homílía, credo
oración de los fieles



LITURGIA
EUCARÍSTICA


Jesús Camino y Vida


Preparación
de las ofrendas,


plegaria eucarística,
ritos de comunión
y de conclusión


El paraíso es comunión eterna y perfecta.

La vida ha de ser una preparación para la misa.

El camino del Calvario con Jesús y María.

Permanezco en religiosa escucha: descubro lo que debo creer, hacer y pedir en esta misa.

Me ofrezco a Dios con Jesús, para su gloria y para la paz de los hombres.

El Padre me da a Jesús, como alimento. Él está en mí y yo estoy en él: me comunica la vida del Padre.

Lo único necesario: el camino es Cristo.

(Acto de fe)

Vivo mi ofrecimiento a Dios en Cristo y en la Iglesia.

(Acto de esperanza)

Pensar, querer y obrar en Jesucristo, a gloria del Padre y en el amor del Espíritu Santo.

(Acto de caridad)

Todo lo encierro en el Corazón de María y en el Corazón eucarístico de Jesús y paso mi jornada en su compañía.

Las necesidades actuales de la Iglesia y las intenciones del papa: los infieles, los sacerdotes, los religiosos.
Vivir mi misa en el amor a Dios y a los hermanos.

~
ORACIÓN OFERTORIAL
PARA QUIEN SIENTE SED DE ALMAS COMO JESÚS

Ya expusimos antes la primera formulación de esta oración, en la redacción original de 1923 [1927]. Proponemos ahora la formulación como aparece en el manual Oraciones de la Familia Paulina, edición de 1971. A esta formulación le seguirán otras dos análogas, respectivamente la del ofertorio pastoral (para las Pastorcitas) y la del ofertorio vocacional (para las Apostolinas).

OFERTORIO PAULINO

Señor, en unión con los sacerdotes que hoy celebran la santa misa, te ofrezco a Jesús-hostia y a mí mismo, pequeña víctima:
* En reparación de los errores y escándalos difundidos en el mundo con los instrumentos de la comunicación social.
* Para invocar tu misericordia sobre cuantos, engañados y seducidos por estos poderosos medios, se alejan de tu amor de Padre.
* Por la conversión de quienes, en el uso de estos instrumentos, ignoran el magisterio de Cristo y de la Iglesia, desorientando así la mente, el corazón y la actividad de los hombres.
* Para que todos puedan seguir únicamente a quien tú, o Padre, en la inmensidad de tu amor, enviaste al mundo, proclamando: «Éste es mi Hijo amado, escuchadle».37
* Para conocer y hacer saber que sólo Jesús, Verbo encarnado, es el Maestro perfecto, Camino seguro que conduce, oh Padre, a conocerte y a participar de tu Vida.
* Para que en la Iglesia se multipliquen los sacerdotes, los religiosos, las religiosas y los laicos dedicados al apostolado con los medios de la comunicación social, que hagan resonar el mensaje de la salvación en todo el mundo.
* Para que los escritores, técnicos y propagandistas estén llenos de sabiduría y animados de espíritu evangélico, y den testimonio de vida cristiana en el campo de la comunicación social.
* Para que las iniciativas católicas, en el sector de las comunicaciones sociales, sean cada vez más numerosas y promuevan eficazmente los auténticos valores humanos y cristianos.
* Para que todos nosotros, conscientes de nuestra ignorancia y pobreza, sintamos la necesidad de acercarnos, con humildad y confianza, a la fuente de la vida y nos alimentemos de tu Palabra, oh Padre, y del Cuerpo de Cristo, invocando para todos los hombres luz, amor y misericordia.
~
OFERTORIO PASTORAL

Fórmula compuesta por el P. Alberione para la congregación de las religiosas de Jesús Buen Pastor (Pastorcitas), e introducida sucesivamente en el manual Las Oraciones de la Familia Paulina, edición de 1985.

Señor, en unión con los sacerdotes que hoy celebran la santa misa, te ofrezco, a Jesús-hostia y mí misma, pequeña víctima:
* Para reparar todas las ofensas a Jesús, buen Pastor, viviente en la persona del papa, de los obispos y de los sacerdotes.
* Para pedirte misericordia por todas las ovejas que se han alejado del verdadero redil o andan todavía dispersas como rebaño sin pastor.
* Por la conversión de los falsos pastores que apartan a los hombres de Jesús, buen Pastor, que da la vida por las ovejas.
* Para que se honre, ame y siga únicamente a Jesús Camino, Verdad y Vida.
* Para que cooperemos con los pastores en la tarea de iluminar, guiar y rezar por la salvación de los hombres.
* Para pedirte que todos los pastores y sus colaboradores, especialmente los padres y maestros, sean santos, y estén llenos de sabiduría y de celo por tu gloria y la salvación de los hombres.
* Para que se multipliquen las vocaciones que posean la eficacia de la palabra, ejerzan el apostolado de la oración y del ejemplo, y haya pronto un solo rebaño y un solo Pastor.
* Para que todas nosotras reconozcamos nuestra ignorancia y pobreza, y la necesidad de acudir siempre humildemente al sagrario invocando luz, misericordia y gracia.
~
OFERTORIO VOCACIONAL

Fórmula original, llamada también Padrenuestro vocacional, compuesta por el P. Alberione para el Instituto Reina de los Apóstoles para las Vocaciones (Apostolinas). Entregada personalmente por el Fundador el 15 de agosto de 1957, se rezó por primera vez el 17 de agosto durante la misa.

Padre nuestro, que estáis en los cielos, yo os ofrezco con todos los sacerdotes a Jesús-hostia y mí misma pequeña víctima:
1. Como adoración y acción de gracias porque en vuestro Hijo sois el autor del sacerdocio, del estado religioso y de toda vocación.
2. Como reparación a vuestro corazón paterno por las vocaciones descuidadas, impedidas o traicionadas.
3. Para compensar en Jesucristo cuanto los llamados han restado a vuestra gloria, a las almas y a sí mismos.
4. Para que todos comprendan el anhelo de Jesucristo: «La mies es mucha, pero los trabajadores son pocos; rogad que el dueño envíe trabajadores a su mies».38
5. Para que en todas partes se cree un clima familiar, religioso y social que favorezca la respuesta de los llamados.
6. Para que padres, sacerdotes y educadores, con la palabra y los medios materiales y espirituales, abran el camino a los llamados.
7. Para que en la búsqueda y formación de las vocaciones se siga a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida.
8. Para que los llamados sean santos, luz del mundo y sal de la tierra.
9. Para que se forme en todos una profunda conciencia vocacional: todos los católicos, con todos los medios, por todas las vocaciones y apostolados.
10. Para que todas nosotras reconozcamos nuestra ignorancia y pobreza y la necesidad de acudir siempre humildemente al sagrario invocando luz, misericordia y gracia.
~
III.
ADORACIÓN EUCARÍSTICA

«Entre todas las oraciones recomiendo especialmente la hora de visita al Smo. Sacramento. Es una obligación... Quien cumple la obligación de la visita, después reza bien asimismo il breviario, celebra bien [la misa], comulga devotamente, dice el rosario, etc. La visita da el tono a la jornada y valora las demás acciones y oraciones: la visita asegura los mayores frutos de la misa; en ella escuchamos lo que Dios quiere decirnos, le damos lo que pide; recibimos los dones que nos ha preparado».39
«Jesucristo es Camino y Verdad y Vida en la eucaristía, donde está presente en cuerpo, sangre, alma y divinidad. Mora en el sagrario y nos llama a sí. Él quiere iluminar, instruir, caldear, confortar, aliviar y estimular a todos: Venid a mí, dice, los que estáis rendidos y abrumados, que yo os daré respiro (Mt 11,28). Escribe san Alfonso de Ligorio: Sabed que quizás ganáis más en un cuarto de hora de oración ante el Smo. Sacramento, que en todos los demás santos ejercicios del día. En todos los lugares escucha Dios a quien ora, es verdad, pero también lo es que Jesús concede más fácilmente sus gracias a quien le adora en el Smo. Sacramento.
La fidelidad a la adoración eucarística asegura y completa el fruto de la meditación y de la celebración eucarística. Pero es necesario que durante la adoración nuestra alma se ponga en comunicación íntima con Jesucristo, Maestro divino.
La vida paulina nació del sagrario, y así deberá vivirse, así deberá consumarse. Del sagrario todo, sin el sagrario nada».
40

LA VISITA AL SMO. SACRAMENTO

En 1933 ya se proponía su división tripartita, como sigue:
Iª parte: A JESÚS VERDAD, para ciencia divina.
IIª parte: A JESÚS CAMINO, para virtud.
IIIª parte: A JESÚS VIDA, para gracia.

En 1938 se enriquecía con varias articulaciones y propuestas:
Iª parte: A JESÚS VERDAD, para ciencia divina.
a) cantar el sanctus; b) rezar el acto de dolor; c) lectura: cartas de san Pablo; d) reflexión, oración (misterios gozosos); cantar el credo.
IIª parte: A JESÚS CAMINO, para virtud.
a) cantar: O Vía; b) Lectura: santo evangelio; c) examen de conciencia (cotejo de nuestra vida con la de Jesús); d) oración (misterios dolorosos); e) cantar el miserere.
IIIª parte: A JESÚS VIDA, para gracia.
a) cantar: Ánima Christi; b) gracia santificante - los divinos atractivos - mérito - gloria (misterios gloriosos); c) las cuatro partes de la Casa (piedad, estudio, apostolado, pobreza); d) canto del evangelio de san Juan: In principio...

Pero tal esquema era sólo indicativo. El propio P. Alberione explicó que «para la adoración eucarística son muchos los métodos posibles: aquí se aconseja particularmente la práctica de la devoción a Jesús Maestro, Camino y Verdad y Vida». Y añade: «Este es un itinerario de máxima. Con todo, no pueden omitirse: en la primera parte, la lectura espiritual; en la segunda, el examen de conciencia principal del día; en la tercera, el rosario...».41
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«QUÉ ES LA VISITA»

El texto siguiente del P. Alberione sobre la adoración, altamente expresivo, se considera el himno a la visita:

[«Los discípulos Andrés y Juan preguntaron a Jesús: Maestro, ¿dónde vives?. Él respondió: Venid y lo veréis. Y ellos se quedaron con él todo aquel día» (Jn 1,38-39)].
«Tenemos aquí la primera visita a Jesús, que comenzaba su vida pública, visita de un día. Y los transformó. Fue el primer modelo de visita. Vemos los preciosos frutos que la visita a Jesús produce en un alma.
De igual manera el aspirante, el paulino, el apóstol, el discípulo y el sacerdote encontrarán en buenas visitas luz, consuelo, gracia, gozo, perseverancia y santidad.
Qué es la visita. Es un encuentro del alma y de todo nuestro ser con Jesús.
Es la criatura que se encuentra con el Creador.
Es el discípulo junto al Maestro divino.
Es el enfermo con el Médico de las almas.
Es el pobre que recurre al Rico.
Es el sediento que bebe en la Fuente.
Es el débil que se presenta al Omnipotente.
Es el tentado que busca Refugio seguro.
Es el ciego que busca la Luz.
Es el amigo que se dirige al Amigo verdadero.
Es la oveja descarriada buscada por el Pastor divino.
Es el corazón desorientado que encuentra el Camino.
Es el ignorante que encuentra la Sabiduría.
Es la esposa que encuentra al Esposo de su alma.
Es la nada que encuentra el Todo.
Es el afligido que encuentra al Consolador.
Es el joven que encuentra orientación para su vida.
Los pastores en el pesebre, la Magdalena en el convite de Simón, Nicodemo presentándose de noche.
Las santas conversaciones de la samaritana, de Zaqueo, de Felipe y de todos los apóstoles con Jesús, especialmente la última semana de su vida terrena y después de la resurrección.
Se va a Jesús como mediador entre Dios y el hombre; como sacerdote del Padre; como víctima de expiación; como el mesías venido; como verbo de Dios; como buen pastor; como camino, verdad y vida; como salvador del mundo.
En el pequeño sagrario está el modelo de toda perfección; en la pequeña hostia, el que todo lo hizo y el que lo es todo: el gozo de los bienaventurados en el cielo, el religioso del Padre, el viático de la vida, el amigo, el bien sumo y la felicidad eterna».42
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BENDICIÓN EUCARÍSTICA

«Donde sea posible, conviene que la adoración eucarística diaria se haga ante el Smo. Sacramento expuesto. Al final se concluye con la bendición eucarística, de esta manera: canto eucarístico, lectura de un paso de la sagrada Escritura, versículo Jesu Magíster... y oremus del divino Maestro, himno Tantum ergo, etc.
Para las demás exposiciones breves con bendición eucarística, como suele hacerse el domingo o en los meses dedicados a particulares devociones, sígase lo prescrito por la Congregación de Ritos en la Instrucción
Eucharísticum mysterium, nn. 62-66».43
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ORACIONES A JESÚS EUCARÍSTICO
Compuestas para las Pías Discípulas
«para rezarlas durante la adoración»
.44

INVOCACIONES POR LA IGLESIA DESPUÉS DEL CONCILIO

Condiciones necesarias para que la Iglesia sea enaltecida, se sienta libre y conquistadora de todas las naciones y personas.
Para que tengan éxito los esfuerzos del papa, del clero, de los apostolados, de tantos católicos comprometidos, según el concilio Vaticano II.


Dirijamos nuestra confiada oración al divino Maestro eucarístico. Oremos diciendo:
Maestro, escúchanos.
1. Para que te consideremos nuestro Camino, Verdad y Vida, oremos.
2. Para que el evangelio se viva integralmente en toda su extensión, altura y profundidad, oremos.
3. Para que la escuela sea cristiana, oremos.
4. Para que la ciencia y la práctica pastoral se modelen sobre el buen Pastor, oremos.
5. Para que el clero viva como Jesucristo pobre y activo, oremos.
6. Para que se resuelva el problema de las vocaciones, oremos.
7. Para que haya nueve millones de religiosas ejemplares y tres millones de sacerdotes, oremos.
8. Para que se sirva con plena entrega a la santa Sede, oremos:
9. Para que en el mundo se deje sentir mucho más la romanidad de la Iglesia, oremos.
10. Para que se active la acción unitaria con los hermanos separados y la firme adhesión de los católicos al papa, oremos.
11. Para que los católicos sean ejemplares en la vida privada y pública, oremos.
12. Para que la vida social de todos los cristianos sea conforme a las encíclicas pontificias, oremos.
13. Para que haya democracia, trabajo para todos, justicia social y caridad, oremos.
14. Para que el mundo del trabajo se inspire en los principios cristianos, oremos.
15. Para que en todas las clases de personas haya muchos santos, oremos.
16. Para que se usen los medios modernos de evangelización y de unificación universal, oremos.
17. Para que haya una teología actualizada y concisa que refleje el progreso, incluso el científico, oremos.
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VEN, JESÚS MAESTRO

Esta oración «la llevó personalmente el Primer Maestro a la Casa general (por entonces en vía Portuense), el 12 de abril de 1958... La entregó en silencio y se retiró a rezar en la capilla».45 - La fórmula se introdujo en el manual de 1985.

Ven, Jesús Maestro, dígnate aceptar la hospitalidad que te ofrecemos en nuestro corazón. Queremos prepararte el consuelo y la reparación que encontrabas en Betania, con las dos piadosas discípulas Marta y María.
Acogiéndote con gozo, te rogamos nos concedas la intimidad de nuestra vida contemplativa, como la disfrutaba María, y que aceptes la parte de nuestra vida activa según el espíritu de la fiel y trabajadora Marta.
Favorece y santifica nuestra Congregación, como amaste y santificaste la familia de Betania.
En la hospitalidad amiga de aquella casa pasaste los últimos días en la tierra, preparándonos el don de la eucaristía, del sacerdocio, de tu propia vida.
Jesús, Camino, Verdad y Vida, haz que correspondamos a tanto amor santificando nuestros apostolados: servicio eucarístico, servicio sacerdotal y servicio litúrgico.
Para gloria de Dios y salvación de los hombres. Amén.
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1 San Paolo, 19 enero de 1939.

2 «Yo soy la luz del mundo» (Jn 8,12): San Paolo, mayo-junio 1953.

3 San Paolo, diciembre de 1956.

4 Estos textos sobre la misa -introducción y oraciones- se publicaron la primera vez en el manual de Oraciones de la Pía Sociedad de San Pablo, edición de 1946.

5 En las diversas expresiones usadas aquí (“oír la misa”, “liturgia de la misa...”), se nota el lenguaje anterior a la constitución Sacrosanctum Concilium del Vaticano II sobre la liturgia. Años después el proprio P. Alberione adoptó una terminología más apropiada.

6 Cf. He 4,12. - “Salud” está por “salvación”.

7 Expresión inusual, quiere decir completa.

8 Cf. Jn 15,5.

9 Gál 2,20.

10 Oremus: se entiende la oración colecta.

11 Merecería un tratado a parte la devoción del P. Alberione a la misa y la fe en su eficacia. Testimonios cercanos a él refieren que no tomaba decisiones de cierta importancia sin haber celebrado antes una misa. «Dejadme que primero diga una misa...». En este sentido citaba él mismo el ejemplo de Cottolengo: «“Temo que me dejes morir al enfermo, si antes de la operación quirúrgica no oyes la santa misa”, le decía el santo Cottolengo al doctor Granetti, médico de la “Pequeña Casa”» (San Paolo, San Bernardo [20 agosto] de 1937).

12 Téngase presente que el P. Alberione sigue el esquema de la misa usado hasta 1950, adoptando la terminología. Además se figura un formulario tipo, inspirado en el tema de Jesús divino Maestro, Camino, Verdad y Vida. Un formulario más elaborado, para la liturgia oficial del divino Maestro, lo presentó en 1947 a la Congregación del Culto divino y sucesivamente lo envió en 1955 a numerosos obispos y superiores religiosos, acompañado de una síntesis teológica como motivaciones. A semejante esquema se prefirió otro preexistente.

13 Cf. Sal 42,4: «Introibo ad altare Dei, ad Deum qui lætíficat iuventutem meam...».

14 Cf. 1Sam 3,10.

15 Cf. 2Sam 22,29.

16 Cf. Jn 8,12.

17 Cf. Mt 17,5.

18 Jn 14,6.

19 Oración de ofertorio según el rito usado entonces.

20 Fórmula tradicional, de las Máximas eternas de san Alfonso de Ligorio.

21 Cf. He 1,14.

22 Se recuerda, una vez más, que en la praxis anterior al Vaticano II solía distinguirse entre comunión y misa, debido a que la comunión se administraba frecuentemente fuera de la celebración litúrgica. Además, el rezo del canon por el celebrante, en voz baja y en latín, favorecía en los fieles una preparación y un acceso a la comunión como acto individual, si no ya opcional. - En las Oraciones (edición de 1971), una vez recibida la reforma litúrgica, se lee a propósito de la comunión: «La comunión es parte integrante de la celebración eucarística, por lo que no debería tener una preparación separada. Sin embargo, cuando por circunstancias particulares hubiera que comulgar fuera de la misa, uno puede estimular la fe, la esperanza y la caridad con las oraciones presentadas aquí». - De todos modos, en el pensamiento del Fundador, la preparación a la comunión debe involucrar todas las facultades: mente, voluntad, corazón: «La unión ha de ser completa: de mente, voluntad, corazón. Así se honrará a Jesús Maestro y se alimentará la vida espiritual en el apóstol» (AS 58).

23 Cf. Jn 6,35.

24 Mt 26,26.

25 Cf. Mc 9,24.

26 Jn 20,28.

27 Cf. Lc 1,35.

28 Cf. Mt 11,29.

29 Jn 14,6.

30 Jn 6,54.

31 Cf. Jn 6,68.

32 En efecto, el manual de oraciones de 1938 iba en un volumen único, con las Máximas eternas.

33 De hecho, el encuentro de María con el Verbo encarnado se dio ya en el momento de la anunciación en Nazaret.

34 «Hostia salvadora, que abres la puerta del cielo, dame fuerza, procúrame ayuda»: penúltima estrofa del himno “Verbum supremum pródiens” de santo Tomás, para el oficio del Corpus Christi.

35 De las letanías del sagrado Corazón: “Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra”.

36 Meditación del P. Alberione a los sacerdotes (Diario, 7 de sept. 1961).

37 Mt 17,5.

38 Mt 9,37-38.

39 San Paolo, San Bernardo (20 de agosto) 1937.

40 UPS II, 101-111. - «La Familia Paulina -nos decía el P. Alberione- había nacido para enseñar; era pues necesaria la presencia de un Maestro. La fe, la práctica, el espíritu del Fundador no buscó este Maestro en las cátedras universitarias, sino en el sagrario. Jesús era el Maestro adecuado para todas las materias. Más de una vez [el P. Alberione] nos hizo llevar los libros de estudio, incluso los de álgebra, a la visita del Smo. Sacramento» (P. Paulino Gilli, SSP). - De consecuencia: «El 22 de julio de 1922 se establece un nuevo reglamento para la visita al Smo. Sacramento, imponiendo a los miembros profesos de la SSP y de las FSP una hora al día... en horario libre, no en común» (G. Barbero).

41 Así se lee en la edición de 1971 (ed. it.), pp. 73-75.

42 UPS II, 104-105.

43 Manual, ed. it. de 1971, p. 106.

44 Oraciones compuestas por el P. Alberione meses después de la clausura del concilio Vaticano II (principios de 1966). - La misma fórmula, con ligeras variantes, se la entregó a las Apostolinas.

45 Apunte manuscrito de M. Clelia Arlati, PD.

Apunte manuscrito de M. Clelia Arlati, PD.