Beato Santiago Alberione

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INTRODUCCIÓN

Donec formetur Christus in vobis1 (=DF) es un librito, formato 16 x 10 cm, de 110 páginas, compuesto de breves capítulos, divididos generalmente en tres puntos numerados, que a su vez están muchas veces subdivididos en listas señaladas con las letras a, b y c. El vocabulario es el habitual de la teología o la espiritualidad de la época y las frases son breves, muchas de ellas en latín, tomadas del Nuevo Testamento.
Publicado por el padre Alberione en 1932, el DF no tuvo mucho éxito. Sólo desde hace veinte años se le ha ido desempolvando, hasta convertirse en objeto de estudio y punto de referencia en ejercicios espirituales, planes formativos y encuentros de espiritualidad.
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El lenguaje de DF acusa sus siete decenios de historia y sigue un sistema de enunciados, distanciados a primera vista de un contexto determinado.
Si la comprensión de DF no es actualmente fácil para las personas de lengua italiana y las que han vivido siempre en Italia, con más razón la experiencia demuestra la gran dificultad que el texto encierra en otros contextos y mentalidades.
Cuando la obra llega a nuestras manos, nos sentimos ante el reto que nos plantean preguntas como éstas: En realidad, ¿qué relación tiene DF con la vida del Fundador y con la experiencia vivida por la naciente Familia Paulina? ¿Se pueden encontrar las claves fiables para una lectura contextualizada y una interpretación renovada de los breves capítulos de la obra, considerada ya por muchos de valor carismático?
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Para responder a estas y otras preguntas, el trabajo presente pretende, ya de salida, bucear en las bases de este presupuesto: el libro Donec formetur Christus in vobis constituye para la Familia Paulina una propuesta de vida que alcanza su significado pleno cuando se recuerda el camino recorrido por el padre Alberione y por la primera generación paulina.
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No se trata, en efecto, de una obra escrita para una lectura discursiva en la que se exponen sistemáticamente los temas. Tampoco debe considerarse como una recopilación de esquemas o apuntes resumidos, sin conexión alguna, agrupados con fines ocasionales. Donec formetur es un documento bien estructurado en su conjunto y en cada una de sus partes, preparado modestamente pero con intenciones bien pensadas y duraderas.
Donec formetur Christus in vobis traza el cuadro de referencia de la vida paulina y presenta, en forma de sentencias, los rasgos del espíritu paulino, que deben leerse a la luz de la historia carismática para ser acogidos con la oración y la reflexión y aceptados con un estilo de vida que es al mismo tiempo seno fecundo y testimonio concreto de una misión especial.
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Presentamos aquí Donec formetur Christus in vobis según la edición impresa en 1932 (= DFst). Existe también el cuaderno de la versión manuscrita (= DFms), muy útil para la comprensión de la obra, como se indicará oportunamente, que puede ser editada por separado, preferiblemente utilizando recursos multimediales.
Recientemente se publicó la edición crítica, que incluía el documento impreso y el original manuscrito, acotada también con los números marginales que se citan habitualmente en estudios y documentos.2 La presente edición considera como típica la impresa en 1932, y por eso le da una nueva numeración marginal, basada en los números de las páginas.3
La intención principal pretende ayudar especialmente a las nuevas generaciones paulinas a leer y entender esta obra del Fundador, para lo que concentramos nuestras informaciones tanto en esta Introducción como en los documentos o notas a pie de página del libro.
Esta decisión nos ha exigido un largo itinerario, útil, e incluso necesario, para relacionar los hechos y explicar su conexión. La labor de presentar numerosas y extensas citas procede también del deseo de ayudar a las personas que no tienen fácil acceso a la documentación original examinada.
Probablemente la decisión de numerar los párrafos (o grupos de párrafos) de esta Introducción4 será un instrumento muy útil para relacionarlos con las páginas del texto y viceversa, lo que favorecerá el trabajo de situar el texto en su contexto.
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La lectura de DF requiere la misma atención que cualquier lectura de una obra clásica -en sentido amplio, es decir, que tiene gran importancia pero no es de publicación reciente-. Para poder comprender el significado del texto es imprescindible profundizar en la personalidad y el pensamiento del autor.
El padre Alberione y las generaciones paulinas de la primera hora de la fundación vivían una radicalidad inspirada en el mensaje evangélico, neotestamentario y bíblico, y les movía la constatación de las necesidades de los tiempos nuevos. Hacia el final de su vida, el Fundador, reflexionando sobre el camino recorrido, declaró: «La mano de Dios sobre mí - cómo nos condujo».
Inspirándonos, pues, en las categorías bíblicas y en las palabras del padre Alberione, distribuimos esta introducción en dos partes:
1. El tiempo de la alianza: «La mano de Dios sobre mí...»;
2. El libro de la santidad: «...Cómo nos condujo».
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1. EL TIEMPO DE LA ALIANZA
«La mano de Dios sobre mí...»


Basta considerar con un poco de atención los comienzos de la Familia Paulina para darnos cuenta no sólo del entusiasmo de las primeras generaciones, sino también de su crecimiento significativo en todos los aspectos. Se percibe asimismo que todo avanza como si siguiera una velada programación y al mismo tiempo una graduación establecida.
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Otro aspecto fácilmente constatable está en el hecho de que aquel período fundacional implica a muchas personas, pero la figura del padre Alberione ejerce en todo, con sobriedad, al tiempo que con energía, la función de «único canal de la inspiración de Dios»:5 «Todas sus acciones y palabras manifiestan al hombre de Dios, al hombre alejado del mundo y centrado totalmente en Dios, desde cuyo centro todo lo piensa, mueve y juzga».6
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Parece pues importante describir el camino personal del Fundador y el camino de la Fundación. Estos dos temas pueden ser expresados con el lenguaje bíblico de la opción y la misión personal y colectiva con estos términos: «En este día te constituyo sobre las naciones... para edificar y plantar» (Jer 1,10) y «Vosotros seréis un reino de sacerdotes, un pueblo santo» (Ex 19,6).
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1.1 «EN ESTE DÍA TE CONSTITUYO SOBRE LAS NACIONES...
PARA EDIFICAR Y PLANTAR»
(Jer 1,10).

En varias ocasiones, especialmente en Abundantes divitiæ gratiæ suæ (= AD),7 el padre Alberione comunicó sus experiencias vocacionales y espirituales recurriendo a textos de la sagrada Escritura. Además, se puede constatar que sus afirmaciones sobre el pasado generalmente se confirman cuando se las verifica con otros documentos e informaciones.
En general el testimonio del padre Alberione se acoge aquí como verdadera expresión de su experiencia efectiva y no sólo como una relectura, más de carácter redacional que histórico.
Teniendo en cuenta, por otra parte, el vigilante desvelo mantenido por él en cada paso de la obra en los tiempos de la fundación, usaremos aquí los documentos recogidos en la publicación Unione Cooperatori Buona Stampa = Unión de Cooperadores de la Buena Prensa (= UCBS)8 como expresión de la vida de la comunidad, aunque no se puede comprobar con seguridad que hayan sido escritos directamente por el Fundador. Lo que a nosotros nos guía es la intención de sintonizar con el Fundador y comunicar el aliento carismático que le movía a él y a sus primeros discípulos y discípulas.
Para conseguir este objetivo vamos a considerar ahora la vida misma de Santiago Alberione desde el nacimiento hasta el comienzo de las fundaciones.
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1.1.1 «Cuando era niño, yo le amaba» (Os 11,1)

Santiago Alberione nació el 4 de abril de 1884 en San Lorenzo di Fossano y creció en el ambiente del campo cerca de la pequeña ciudad de Cherasco.
Las relaciones más importantes de su infancia fueron con su madre, Teresa Allocco, con la maestra de la escuela elemental, Rosa Cardona, y con el ambiente de la parroquia de San Martín (AD 10-12).
Cuando empezó a ir a la escuela, Santiago Alberione, a quien podemos comparar con un niño del Tercer Mundo, recorría todos los días un sendero que subía a Cherasco. Antes de llegar a la escuela se detenía con los demás niños en el santuario de la Virgen. El rector, el padre Francesco Maria Faber, los atendía y entretenía con explicaciones y comentarios que no dejaron de producir fruto.
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Durante los dos primeros años escolares, Rosa Cardona le ayudó a adquirir el gusto por el mundo escolar y contribuyó a que tomara conciencia de la orientación fundamental de su vida, la vocación sacerdotal (AD 9).10
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En el tercer año escolar, un maestro, Tommaso Rabbia, tomó bajo su custodia a Santiago Alberione, quien al final del curso consiguió ser el primero de la clase. En cuarto curso, teniendo como maestro a Giuseppe Riaudo, logró las notas más altas, al igual que otros cuatro alumnos.
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Durante el primer curso de bachillerato comía en casa del párroco, Giovanni Battista Montersino, quien muchas veces invitaba a tomar café después de comer a algunas personas amantes de la cultura, entre las que se encontraban algunos profesores de Santiago Alberione.
En estos encuentros el joven aprendió a amar los libros y se sintió fascinado por el mundo de la música, la literatura, la historia y la filosofía.11 Sobre todo se sintió inmerso en la realidad eclesial, hasta el punto de que la Iglesia se convirtió para él en ambiente natural, en cuadro imprescindible de referencia y en fuente gozosa de muchos y grandes ideales para el futuro. De este pequeño círculo de personas parte el itinerario espiritual y cultural del futuro apóstol.
Estas personas contribuyeron a desarrollar en el joven Alberione el gusto de aprender y la afición al estudio más que el del estudio como disciplina; el gusto de la purificación entendida como crecimiento más que como ascesis centrada en la consideración negativa de sí mismo.
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Este cuadro de referencia parroquial, abierto, fue para Alberione la primera comprobación de la delicadeza de sus sentimientos, de la finura de su inteligencia y la vivacidad de su imaginación.
En realidad tuvo un efecto colateral imprevisto, pues creó las condiciones para padecer el desaire sufrido al instalarse en el anonimato de un grupo cerrado como el seminario de Bra, donde no fue comprendido, pero constituyó también una roca firme que le ayudaría a no sucumbir y le abriría las puertas de otra casa, el seminario de Alba, al que amó intensamente y que a su vez le devolvió el estímulo de la vida que había vivido en el ambiente de San Martín.
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Tras el correctivo sufrido en Bra, Santiago Alberione llega a Alba con ánimo renovado y provisto de unas actitudes nada comunes: «...dotado de una inteligencia fina, profunda, inclusive sofisticada y muy original, imaginativa e intuitiva. Le gusta el pensamiento y la reflexión. Quiere profundizar en sí mismo...».12
Habían pasado casi diez años desde cuando el pequeño Alberione comenzara a acariciar la vocación sacerdotal. La luz inicial había sido como una semilla fecunda que había echado raíces profundas hasta convertirse en una pequeña planta, bien cuidada, y que ahora, después de la poda sufrida en Bra, estaba a la espera de manifestar toda su vitalidad.
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La intervención del Señor no se hizo esperar. En la noche del cambio de siglo la gloria de Dios le cubrió de luz (cf. Lc 2,9), le invitó y le admitió en su intimidad manifestándole su amor por medio de su Hijo presente en la eucaristía: «Me amó y se entregó por mí» (Gál 2,20).
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En la intimidad de aquel Venid todos a mí (Mt 11,28), Alberione sintió que toda su persona estaba implicada y comprendió muchas realidades eclesiales y sociales, especialmente las necesidades de aquel tiempo y la «verdadera misión del sacerdote» (ADds 15). En aquella intimidad el Maestro le abrió la mente y el corazón asociándolo a él para una misión especial: «Le pareció claro cuanto decía Toniolo sobre el deber de ser apóstoles de hoy, usando los medios utilizados por los adversarios. Se sintió profundamente obligado a prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo, con quienes habría de vivir» (ADds 15).
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Después de los años de aplicación y superados apenas los sufrimientos, esta experiencia de luz fue como la fuente de una entrega gozosa e irresistible: «La Eucaristía, el evangelio, el papa, el nuevo siglo, los nuevos medios, la doctrina del conde Paganuzzi sobre la Iglesia, la necesidad de un nuevo escuadrón de apóstoles se le clavaron de tal modo en la mente y en el corazón, que luego dominaron siempre sus pensamientos, oración, trabajo interior y aspiraciones. Se sintió obligado a servir a la Iglesia, a los hombres del nuevo siglo y a trabajar con otros en organización» (ADds 20).13
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Santiago Alberione, viéndose a contraluz en la óptica de Dios, encontró el verdadero fundamento de toda su vida: una conciencia que le llevaba a reconocer los propios límites y a una gozosa adhesión de fidelidad al Maestro y Señor que no le había abandonado. De ahí que declarara con fuerza: «Tuvo una sensación bastante clara de su propia nulidad, y al mismo tiempo oyó: Yo estoy con vosotros... hasta el fin del mundo» (ADds 16).
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La convicción de que el Señor le amaba llevó a Alberione, en su camino de formación hacia el sacerdocio, a corresponder con una entrega total, es decir, a no descuidar nada de lo que pudiera servir al desarrollo de toda su personalidad con vistas a la misión a la que se sentía llamado: «En el fondo permanecía el pensamiento de que es necesario desarrollar toda la personalidad humana para la propia salvación y para un apostolado más fecundo: mente, corazón, voluntad. Es lo que quiso expresar en la inscripción colocada sobre la tumba de su amigo Borello (1904)» (ADds 22).
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Conviene anticipar aquí que estas experiencias juveniles del padre Alberione se reflejarán en DFst, especialmente en la parte que se refiere a la vía purgativa, entendida como búsqueda profunda y gozosa de sintonía con el proyecto de Dios.
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En el seminario de Alba los profesores se referían con frecuencia al cambio de siglo y usaban los términos de la encíclica Tametsi futura,14 publicada en Il Redentore, que describía los males de la sociedad inspirándose en el primer capítulo de la Carta a los Romanos. Cuando hablaban de las fuerzas vivas de la Iglesia usaban sin duda un tono parecido, por ejemplo, al de La Civiltà Cattolica al presentar el florecimiento de los miembros y las obras de las antiguas órdenes religiosas, la aparición de nuevos institutos, la multiplicación de los institutos femeninos y la novedad y amplitud del apostolado de las mujeres y del laicado.15
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Preparado con estas enseñanzas, Alberione sintió que la luz especial que vino de la Hostia santa no sólo había realizado en él un gran cambio, o un cambio de ruta parecido al de la conversión del apóstol Pablo, sino que también suscitaría en muchas personas ese mismo movimiento: «Vagando con la mente en el futuro, le parecía que en el nuevo siglo personas generosas sentirían cuanto él sentía; y que, asociadas en organización, se podría realizar lo que Toniolo tanto repetía: Uníos; si el enemigo nos encuentra solos, nos vencerá uno por uno» (ADds 17).
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Son muchos los testimonios sobre la constante aplicación de Alberione al estudio y a la continua reflexión.16 Como ejemplo que confirma el empeño del joven Alberione a la respuesta de la llamada de Dios se puede tomar en consideración lo que queda de sus lecturas de la Storia universale de Cesare Cantù, o sea, el Quaderno 36,17 que acredita su sed intelectual, su apertura universalista y su empeño en documentarse hasta el punto de poder afirmar: «Todo le sirvió de aprendizaje» (ADds 90).
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Entre otros escritos juveniles, publicados en Sono creato per amare Dio18 (SC), encontramos un manuscrito de nueve páginas sobre la Biblia (cf. SC 155-180). Son páginas muy significativas porque demuestran que Alberione quiso recuperar muchos apuntes del Quaderno 36 para escribir una pequeña monografía sobre la Biblia, libro de la humanidad... libro divino, que constituía el centro de su atención. Se puede entrever que aquello de que todo le sirvió de aprendizaje tenía dos referencias unificadoras: la oración y la escucha de la Palabra. En este sentido se puede considerar su solemne enunciado inicial: «La fuerza verdadera que dirige los afectos del corazón, motor en el reino invisible del pensamiento, en la unión intelectual y moral, individual y social, que fluye a lo largo de los siglos, que se extiende por todas las naciones, es el poder de la palabra. Habla el hombre y habla Dios; aquél manifiesta con pocos medios sus verbos mentales, éste con medios infinitos, como Infinito es Él. Y Él ha hablado imprimiendo su Verbo en la naturaleza, por lo que el hombre, estudiando la naturaleza, estudia al Verbo de Dios, como acertadamente se ha dicho de Sócrates que conoció a Cristo por haber estudiado la naturaleza. Pero el hombre no es apto para comprender adecuada y directamente las verdades divinas en la naturaleza, por lo que Dios, según la idea de Tertuliano recogida por santo Tomás, se adaptó a la capacidad humana y reunió sus palabras en un libro sencillo y sublime: la Biblia» (SC 155).
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[DFst 51-52. 80] En una página, probablemente de 1954, Alberione cita a varias personas que le ayudaron en el camino de aquellos años: «Hubo en el camino de mi vida desde 1902 personas santas que me orientaron decididamente. El canónigo Danusso hacia la devoción a Jesús Maestro, camino, verdad y vida; el canónigo Chiesa en la formación espiritual e intelectual; monseñor Re como guía siempre segura en la crisis general del modernismo; el canónigo Priero con sus ejemplos de amor al catecismo, a la Eucaristía, a la filosofía tomista, a la sagrada Escritura; luego, muchas otras [me] confirmaron, hicieron que creciera, [me] corrigieron, [me] encaminaron con ayudas de toda suerte. Las tres devociones se iluminaron, la vida religiosa pareció cada vez mejor el camino seguro, el Señor lo hizo todo».19
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[DFst 96-97] Alberione dice en Sono creato per amare Dio que en el designio providencial de su vocación entra la protección de María (cf. SC 129). Se orientó muy pronto en el deseo de dar testimonio de esta gracia del modo más conforme con la llama que alimentaba interiormente: ser contado entre los apóstoles de hoy haciéndose apóstol escritor. Después de una tentativa de redacción,20 se entregó a la preparación de su primer libro sobre la Virgen de las Gracias,21 cuya redacción se remonta a 1906.22
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1.1.2 «Yo hago con él una alianza sacerdotal:
mi celo en medio del pueblo»
(cf. Núm 25,11-12)

[DFs 21-27] El conocimiento del Señor lleva a una conciencia más viva de los riesgos y males que afligen a su pueblo. Nuevos y antiguos ídolos rebrotan para sembrar la enemistad que deforma el rostro de la humanidad. Así, día tras día, el joven Alberione profundizaba en el sentido de la oración hecha la noche del cambio al siglo XX: «Que el siglo naciera en Cristo Eucaristía; que nuevos apóstoles sanearan las leyes, la escuela, la literatura, la prensa, las costumbres; que la Iglesia tuviera un nuevo empuje misionero, que se usaran bien los nuevos medios de apostolado; que la sociedad acogiese las grandes enseñanzas de las encíclicas de León XIII, explicadas a los seminaristas por el canónigo Chiesa, especialmente las concernientes a las cuestiones sociales y a la libertad de la Iglesia» (ADds 19).
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[DFst 21-22] Santiago Alberione pudo haber ingresado en el seminario de Turín, pero decidió quedarse en el de Alba por su espíritu de familia, que invitaba a la participación, a la programación de los estudios en sintonía con el progreso de las ciencias y las necesidades de los tiempos, a la espiritualidad encarnada en un intenso sentido pastoral, social y litúrgico.
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[DFst 17.28. 37.67] Coincidiendo con el período en que Alberione hacía los cursos de teología, se fue construyendo la nueva capilla del seminario. Su decoración es una síntesis perfecta de la formación de Alberione. Todo parte de la Trinidad, que revela el plan de la salvación en la venida del Hijo y en el don del Espíritu, de donde se derivan la función de María en la Encarnación, la Eucaristía como centro de la vida cristiana, el evangelio presentado con los símbolos de los cuatro evangelistas, de tal modo que resulta el nombre de la ciudad de A-L-B-A, las bienaventuranzas y el via crucis como expresiones de la vida cristiana, la liturgia como sacrificium laudis, el ministerio del obispo al servicio del Reino de Dios, las figuras de María y de la Iglesia, los santos sobre cuyas huellas camina el pueblo de Dios, especialmente los seminaristas, y el nicho, detrás del retablo giratorio, para fomentar las devociones especiales.
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[DFst 13-14. 41-42. 49] Los santos representados simbolizan los valores más importantes de la formación de los futuros sacerdotes. En primer lugar, los patronos del seminario: María, como Madre del Buen Consejo, por su total adhesión a la voluntad de Dios; Carlos Borromeo, por el celo pastoral; Francisco de Sales, por la mansedumbre y la dirección espiritual; Felipe Neri, por la alegría y el humorismo. Además, dos doctores: Alfonso de Ligorio, por la teología moral; Tomás de Aquino, por la teología dogmática, y dos testimonios: Lorenzo, mártir y patrón de la diócesis, y Luis Gonzaga, por la pureza y el servicio hasta el heroísmo. Finalmente, en los medallones, dos ejemplos para la juventud: Estanislao Kostka y Juan Berchmans.23
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[DFst 51-54] Al acercarse a la ordenación sacerdotal, Santiago Alberione sabía que estaba arraigado en la tradición de la Iglesia, por haber adquirido un profundo conocimiento de la vida espiritual,24 por haber cuidado intensamente su formación intelectual y por haber querido entender las necesidades actuales de la Iglesia y de la humanidad.
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[DFst 84] Al considerar el camino hecho, Alberione descubre dos presencias providenciales sobre cuyas huellas establecería su ministerio: el reverendo Giovanni Battista Montersino y el canónigo Francisco Chiesa.
Escribió al reverendo Montersino: «Mientras voy acercándome a las sagradas órdenes, recuerdo el comienzo de mi vocación, que procede de sus instrucciones, de los catecismos y de sus ejemplos de celo por las almas. Así que, si tengo la dicha de poner para siempre mi vida al servicio de Dios y de consagrar mis acciones a su gloria y a la santificación de las almas, se lo debo a usted. Por eso, mientras siento mi indignidad y mi corazón se inunda de un gozo mitigado únicamente por la confusión de mi nada, bendigo al Señor por haberle puesto a usted, buen pastor, para que iluminara los primeros pasos de mi vida».25
Santiago Alberione ve relacionado su sacerdocio de cara al futuro con la extraordinaria personalidad de Francisco Chiesa. Y éste no le desilusionó, como el mismo padre Alberione confesó hacia el final de su vida: «De él se recibió enseñanza, espíritu y guía; la ayuda cotidiana de muchos años, bajo muchas formas. Su vida fue excepcional y heroica en todas las virtudes; su celo fue benéfico para todas las personas y con múltiples iniciativas; un maestro que con la ciencia comunicaba el espíritu; un párroco modélico».26
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[DFst 84-85. 100] En el momento de ser ordenado, Santiago Alberione tiene en su alma una imagen grandiosa del ministerio sacerdotal27 y algunos años más tarde la expresará en una obra suya programática: Apuntes de Teología Pastoral:28 «El sacerdote no puede ser sólo un hombre que vive para sí, no puede tener como lema Yo - Dios. Es absolutamente necesario que trabaje por la salvación de los demás, que escriba en su bandera Yo - Dios - Pueblo» (p. 1). «El sacerdote no es un simple sabio, ni es un simple santo, sino un sabio-santo, que se sirve de la ciencia y de la santidad para hacerse apóstol, es decir, para salvar a las almas» (p. 2). «También los libros que tratan de las cualidades y de los deberes de los eclesiásticos se centran con profusión en los temas del estudio y de la piedad, y muy poco en el del celo. Sin embargo, el celo es parte esencialísima del sacerdote, es el fin para el que deben servir la ciencia y la piedad, es el distintivo del apóstol. Es necesario formar el celo. Brota de un gran espíritu de piedad que hace desear con intensidad el honor de Dios y la salvación de las almas, y se sirve de la ciencia sacerdotal como medio indispensable, mientras que en su ejercicio supone que un sacerdote tiene los medios materiales necesarios para la existencia, para dedicar todo o casi todo su tiempo a las almas» (pp. 5-6).
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[DFst 21-22. 84-85] Animado por este espíritu, después de la ordenación sacerdotal, recibida el 29 de junio de 1907, el joven sacerdote Santiago Alberione manifiesta su dinamismo especialmente cuando, de vuelta como coadjutor de San Bernardo Abad, en Narzole, asume el cargo de director espiritual en el seminario de Alba.
En el trabajo como bibliotecario trata de actualizar la biblioteca, se afana en la enseñanza de la liturgia y declara: «Nombrado posteriormente maestro de ceremonias, sacristán del seminario y ceremoniero del obispo, con el encargo de preparar el libro de ceremonias, gustó cada vez más la oración de la Iglesia y con la Iglesia» (ADds 72).
Se dedica con esmero especial a todas las iniciativas relacionadas con el espíritu social: «La Providencia dispuso para esto una larga preparación. El trabajo realizado para la Universidad Católica de Milán (1905-1906) a fin de recoger contribuciones para la Comisión promotora de su fundación. Cursos de conferencias sociales, estudios sociales en los años de teología y sucesivos; los congresos de índole social en que tomó parte, por disposición de los superiores; la cooperación con organizaciones y obras sociales; las relaciones con hombres de la Acción Católica, entre otros el cardenal Maffi, el profesor Toniolo, el conde Paganuzzi y el economista Rezzara» (ADds 58-59)
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[DFst 85.88] Alberione, sin embargo, tenía en cada cosa un punto de referencia firme que no le abandonaba desde la noche de cambio de siglo, y no era otro que su vocación especial. No consistía en llegar a ser ni cura ni párroco, como confió a un amigo suyo: «A mí me cosquillea la idea de reunir a mi alrededor juventud; ... tantos jóvenes como don Bosco, para dirigirles por el camino del apostolado».29
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[DFst 76-77] El padre Alberione veía y vivía todo en la perspectiva de esta misión y lo examinaba según el método de los cuatro fines de Eymard: «Del canónigo Chiesa había aprendido a transformarlo todo en objeto de meditación y de oración ante el Maestro divino, para adorar, dar gracias, propiciar, pedir» (ADds 68).
No se trataba sólo de una aclaración de la propia intimidad como fin a sí misma, porque Alberione se sentía llevado por la necesidad de valorar todas las cosas con la mirada puesta en su entrega total y en tomar decisiones adecuadas para «ponerse a la altura de los nuevos cometidos» (ADds 55). Y esto en un clima de graves turbaciones y desorientaciones, de graves males y necesidades sociales y políticas.
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[DFst 90-91] Considerando las diversas iniciativas eclesiales y tomando parte personalmente en ellas, decía que en un determinado momento tuvo una nueva experiencia luminosa que le llevó a dar el «paso de la idea de organización de [laicos] católicos a la organización religiosa» (ADds 7): «Hacia 1910 dio un paso definitivo. Vio con mayor luz: escritores, técnicos, propagandistas, sí; pero religiosos y religiosas...» (ADds 24).
Veía pues la necesidad de poner en marcha una realidad nueva, pero insertada plenamente en el tejido eclesial, asumiendo la radicalidad evangélica mediante la consagración religiosa.
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[DFst 80] Quizá la Familia Paulina no ha aclarado suficientemente la capacidad de reflexión y el empeño en el discernimiento del padre Alberione en relación con el carisma de sus fundaciones. Conviene pues considerar brevemente dos rasgos de su itinerario: su ministerio de director espiritual en el seminario de Alba y los ejercicios espirituales.
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[DFst 11-12] Contamos con cuatro instrumentos excelentes para conocer mejor al padre Alberione y su capacidad de reflexión, estudio y documentación: tres Libretas [Notes]30 y el Cuaderno de Índice.31
La confrontación de las Libretas [Notes] con el Cuaderno de Índice permite reconstruir el iter de las meditaciones pronunciadas por el padre Alberione en el seminario de Alba, especialmente de 1908 a 1914, y constatar que estaban esmeradamente programadas y preparadas por escrito. Además, hacía de vez en cuando una valoración de su labor y de los resultados conseguidos entre sus seminaristas. Evaluaba atentamente sus propuestas formativas32 y las de otros33 sacerdotes.
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[DFst 80] Hay quien resume en una expresión la condición que los padres de la Iglesia consideraban fundamental para ser «padre espiritual»: «La condición esencial e indispensable para ser padre espiritual de alguien es en primer lugar haber conseguido uno mismo ser espiritual».34 Por su parte, el obispo, monseñor Re, reconoció en Santiago Alberione, un año después de la ordenación, el carisma de la paternidad espiritual.
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[DFst 20-27] Los esquemas de las dos primeras meditaciones dictadas a los clérigos como director espiritual, revelan que el padre Alberione estaba perfectamente preparado para el nuevo ministerio.
En la meditación del 27 de octubre de 1908, una semana después de su vuelta al seminario desde Narzole, propone dos enseñanzas sobre la necesidad y el modo de meditar, base para el crecimiento en la relación con Dios (fe - esperanza - caridad) y para el desarrollo de la personalidad (razón - voluntad - corazón). Y traza en dos líneas un plan ambicioso, de una apertura de 180 grados: eliminar el mal buscando la sintonía con el plan de Dios («ajustar un reloj») para poder donarse en el apostolado o «hacer el bien a los demás».35
En los tres puntos sobre el «modo de meditar»36 se pueden ya leer claramente las indicaciones sobre la naturaleza de la meditación, sobre el carácter dialogal de la orientación del padre Alberione y sobre el proyecto que pensaba llevar a cabo.
Estos tres puntos, considerados en relación con los expuestos en la segunda meditación, al día siguiente, permiten constatar que el padre Alberione tenía ya un conocimiento profundo de la espiritualidad afectiva y efectiva de san Francisco de Sales,37 de la dinámica de los Ejercicios de san Ignacio y de obras de espiritualidad como las de Chaignon38 y de Faber.39 Basta dar una ojeada a sus Libretas [Notes] para comprobar los muchos autores que se citan explícitamente: san Alfonso, Scaramelli, Scúpoli, Grignión de Montfort, etc.
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[DFst 80] Estamos muy lejos aún de trazar un cuadro exhaustivo de las actividades del padre Alberione como director espiritual del seminario de Alba. Bástenos por ahora un testimonio autorizado, todavía inédito, proveniente nada menos que de la «Sagrada Congregación Consistorial».
Con carta del 29 de agosto de 1911, Protocolo n. 704, la Sagrada Congregación envía a monseñor Re «el resumen hecho por un Consultor de las observaciones de la Visita Apostólica del Seminario». El resumen presenta una parte sobre los aspectos «que merecen elogio» y otra sobre los elementos que «requieren atención».
En el tercer punto de las cosas «que merecen elogio» se dice: «por contar con un excelente padre espiritual que realiza bien su ministerio y nada descuida para promover el espíritu de piedad de sus clérigos».
Entre las cosas que «requieren atención», en la letra D hay un apunte negativo, pero redunda en una posterior valoración positiva del padre Alberione: «D). Dirección espiritual: 1) A pesar de que el padre espiritual hace todo lo posible por llevar a cabo su misión, no cabe duda de que la dirección espiritual sería más provechosa si al padre espiritual se le liberara de las nueve horas de clase que tiene actualmente».
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[DFst 44-48] El intenso ministerio desplegado por el padre Alberione no le impide buscar más radicalmente la voluntad de Dios sobre su misión personal: «En el período de las vacaciones de verano (de 1909 a 1918) hacía los ejercicios espirituales en algún instituto religioso. En los tiempos libres trataba de acercarse a los superiores para conocer los caminos seguidos para el reclutamiento y la formación de las personas» (ADds 36).
En LV03 encontramos varios apuntes de meditaciones hechos por el padre Alberione en los cursos de ejercicios espirituales en los que había participado en el santuario de san Ignacio (Lanzo Torinese) o con los sacerdotes de Alba, así como apuntes de instrucciones hechos durante los ejercicios de los clérigos del seminario.
Aunque los esquemas de meditaciones e instrucciones están numerados, no se pueden identificar de inmediato los cursos a los que pertenecen, ya que los apuntes están hechos sin seguir el orden rígido de las páginas de Libretas [Notes].
Los esquemas de meditación e instrucción de LV03 demuestran, de todos modos, no sólo el empeño en el discernimiento de la voluntad de Dios por el padre Alberione, metido de lleno en sus ejercicios espirituales, sino que constituyen un trasfondo adecuado para situar muchos puntos de Donec formetur.40
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[DFst 17-18. 37-43] Nótese especialmente que en la página 15 de LV03 comienzan los apuntes sobre los Ejercicios en San Ignacio de Lanzo, 9-11 [?], julio 1911.41 En la Meditación I, sobre el Cometido del sacerdote,42 uno de los puntos es: «4º. Somos otros Jesucristo: ahora, Jesucristo es». Del mismo modo, en la página 28b, la Meditación VIII tiene este título «Jesucristo es».43 Este esquema de meditación, probablemente de 1911, encierra especial importancia porque tal vez es el esquema más antiguo de meditación sobre Cristo camino, verdad y vida en los escritos del padre Alberione.
46
[DFst 17. 28. 37. 52. 55. 67. 68. 76] Es importante considerar que, entre octubre de 1911 y el final de 1912, el padre Alberione propone a los seminaristas de Alba un curso de meditaciones sobre el Símbolo de los Apóstoles. Esas meditaciones se encuentran en el Quaderno 50.
Nótese, en primer lugar, que probablemente la meditación titulada «Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor» (pp. 75-83), dirigida el 14/01/1912 a todo el seminario de Alba, es la exposición del esquema «Jesucristo es», que acabamos de recordar. Nótese, además, que las meditaciones de este ciclo constituyen un cuadro importante de referencia para la teología del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo de Donec formetur Christus in vobis. Al Quaderno 50 deben unirse las meditaciones sobre los cuatro fines del sacrificio de la misa contenidas en el Quaderno 52, pero sobre todo la parte del Quaderno 53 sobre el Espíritu Santo y la Iglesia.44
47
[DFst 13-14] El esquema de meditación sobre Cristo camino, verdad y vida nos permite considerar otra dimensión del empeño y del proceso de discernimiento del padre Alberione: la búsqueda de respuestas nuevas a las nuevas necesidades de los tiempos no sólo a través de los ejercicios espirituales, sino también mediante un trabajo en equipo. El padre Alberione, en efecto, pide la aportación de muchas personas, especialmente de los hermanos en el sacerdocio, que implique una reflexión fructífera con vistas a la enseñanza y la preparación de sus obras programáticas, Apuntes de teología pastoral y La mujer asociada al celo sacerdotal:45 «Durante dos años, con doce sacerdotes, en conferencias semanales, estudió los medios para una buena y renovada pastoral» (ADds 83).
48
[DFst 37-40] Providencialmente, en aquel tiempo se traduce en Italia la obra Pastoral en las grandes ciudades,46 de E. Swóboda, que constituye un ejemplo innovador de aplicación de los conocimientos sociológicos en favor de una pastoral que corresponda a las necesidades de los tiempos. Se traduce también la obra de C. Krieg Ciencia pastoral,47 una enciclopedia de la pastoral unificada en Cristo verdad, camino y vida. Estas obras permitieron al padre Alberione completar su reflexión: «Para el carácter pastoral del apostolado paulino, se inspiró mucho en dos grandes maestros: Swóboda, Pastoral en las grandes ciudades, y Krieg, Teología Pastoral, cuatro volúmenes que leyó y releyó durante dos años»48 (ADds 84).
49
[DFst 37-38. 49-50. 51-52. 74-78] Otra aportación inestimable a la reflexión del padre Alberione fue la traducción de la obra de Cornelio Krieg Enciclopedia científica y metodología de las ciencias teológicas.49 Las ideas de Krieg sobre el saber unificado en la enciclopedia,50 el ciclo formativo51 y el método52 marcó profundamente la personalidad y toda la obra de Alberione.
Especialmente en relación con el DF es importante tener en cuenta la enseñanza de Krieg sobre los tres métodos de la teología moral53 y en especial sus consideraciones sobre el método místico.54
50
[DFst 14-16. 40-41] Si la experiencia de la noche de cambio de siglo es la fuente principal para la vida espiritual y para la misión del padre Alberione, no cabe duda de que las obras de Swóboda y más aún las de Krieg marcan una línea decisiva de maduración y de orientación.55
51
[DFst 21-23] Se puede pues constatar que, en los primeros años de sacerdocio, el padre Alberione trató de responder, lleno de celo, a la llamada y que Dios le guió paso a paso hacia su proyecto: «Acción y oración orientaron hacia un trabajo social cristiano que tiende a sanear gobiernos, escuelas, leyes, la familia y las relaciones entre las clases y entre las naciones. Para que Cristo, camino, verdad y vida, reine en el mundo» (ADds 63).
52
[DFst 37] Es importante tener presente en la lectura de DF este itinerario del padre Alberione, especialmente en lo concerniente a la interpretación de la vía iluminativa.
53
1.2 «VOSOTROS SERÉIS UN REINO DE SACERDOTES, UN PUEBLO SANTO» (Éx 19,6)

[DFst 18-19] El padre Alberione había desempeñado diversos cometidos desde los tiempos de seminarista y joven sacerdote y había acumulado mucha experiencia a través de los acontecimientos y las personas, pero el punto decisivo para él había sido dejarse conducir por Dios: «El hombre tiene siempre tantas imperfecciones, defectos, equivocaciones, insuficiencias y dudas en su obrar, que debe ponerlo todo en manos de la divina misericordia y dejarse guiar. Él [Alberione] no forzó nunca la mano de la Providencia; esperaba la señal de Dios» (ADds 45).
54
[DFst 19-20] El ministerio de director espiritual especialmente había permitido al padre Alberione conocer el estilo de la acción de Dios y el modo de responder a ella. Lo que manifieste hacia el final de su vida como recuerdo del camino hecho, era ya sabiduría de la fe en el punto de partida: «La Providencia actuó conforme a su ordinario método divino: fortiter et suaviter: preparar y hacer converger los caminos según su finalidad; iluminar y rodear con las oportunas ayudas; hacer esperar su hora en la paz; comenzar siempre desde un pesebre; obrar con tanta naturalidad que difícilmente cabe distinguir la gracia de la naturaleza, pero ciertamente [actuando] las dos. Por otra parte, no hay que forzar la mano de Dios; basta vigilar, dejarse guiar, en las distintas obligaciones tratar de involucrar mente, voluntad, corazón, energías físicas...» (ADds 43-44).
55
[DFst 93-95] Para el padre Alberione, dejarse guiar era algo que se verificaba estando atento a todo lo que ocurría en el medio eclesial y social, reflejado en las publicaciones del tiempo.
Lo vemos, por ejemplo, en la Libreta LV01, que contiene un esquema de meditación, dictada en mayo de 1913, sobre el Edicto de Constantino.56 En el Quaderno 61 (=Q061) se encuentran cuatro esquemas de instrucción: Jubileo constantiniano - Persecuciones antiguas (Q061, p. 15); Jubileo constantiniano - Persecuciones modernas57 (Q061, p. 16); Indulgencia del jubileo (Q061, p. 18); Jubileo constantiniano (Q061, p. 31).58
56
[DFst 85] Estos documentos traen a la mente la declaración del padre Alberione sobre el tiempo en que sentía que todo estaba maduro para comenzar las fundaciones: «En 1913 se dio un paso hacia la realización de las aspiraciones. La clase de historia civil en los cursos de filosofía y, más aún, la historia eclesiástica en los de teología, le brindaban la ocasión de poner de relieve los males y las necesidades de las naciones, los temores y las esperanzas; especialmente la necesidad de las obras y de los medios adecuados al siglo actual. Compuso dos oraciones en este sentido: una por Italia, la otra por las demás naciones; se pedía al Señor que suscitase una institución para ello. La rezaban todos los seminaristas, dirigidos por el seminarista Giaccardo. Al celebrarse entonces el centenario de la paz concedida por Constantino a la Iglesia, los seminaristas comprendían mejor cuanto pedían al Señor» (ADds 101-102).
57
[DFst 44-48] El padre Alberione tenía presentes desde el principio algunos puntos básicos: la luz de Dios, sometida a discernimiento y aprobación; orientarse según el principio de la plena integración entre naturaleza y gracia; esperar la hora de Dios; empezar siempre desde el pesebre; gradualidad en la preparación y gran despliegue para su desarrollo.
58
[DFst 88.93] Sentía que los tiempos estaban maduros para llevar a cabo el plan que Dios le había manifestado y que le había empeñado en un constante trabajo de purificación y búsqueda de luz. Ahora lo estaba realizando ya como pastor entre pastores, como escritor y predicador en pueblos y ciudades.
Le cautivaba el nuevo rostro del sacerdocio en medio del pueblo de Dios en marcha, como Israel entre las gentes, como la Iglesia en tiempo de los apóstoles: «Sacerdote que escribe, hermano que multiplica y difunde con el trabajo técnico. Así ha de ser: Vosotros... nación santa... sacerdocio real» (ADds 41; cf. 1Pe 2,9).
59
1.2.1 «Quærite... primum regnum Dei» (Mt 6,33)

[DFst 85-92] A partir de 1908, «teniendo presente el futuro comienzo de la Familia Paulina», el padre Alberione empezó a buscar y formar muchachitos y muchachitas (ADds 103). Fue entonces cuando invitó y estimuló constantemente a José Giaccardo a clarificar su vocación.59
La obra vocacional del padre Alberione había sido discreta, pero constante: «Por su cargo de director espiritual y profesor de los seminaristas, era fácil hablarles de las grandes necesidades de la Iglesia en aquellos primeros años del siglo» (ADds 107).
Lo que se traslucía, más en las actitudes que en las palabras, estaba claro de todos modos en la mente y en el corazón del padre Alberione: «Por una parte conducir personas a la más alta perfección, la de quien practica también los consejos evangélicos, y al mérito de la vida apostólica. Por otra parte dar más unidad, más estabilidad, más continuidad, más sobrenaturalidad al apostolado. Formar una organización, sí; pero religiosa; donde las fuerzas están unidas, donde la entrega es total, donde la doctrina será más pura. Una sociedad de personas que aman a Dios con toda la mente, fuerzas y corazón, se ofrecen a trabajar por la Iglesia, contentas con el salario divino: Recibiréis cien veces más, y heredaréis la vida eterna [cf. Mc 12,30]. Él gozaba entonces considerando parte de esas personas como militantes en la Iglesia terrena, y parte ya triunfantes en la Iglesia celestial» (ADds 24).
60
[DFst 93-97] En un momento de crisis de la prensa diocesana, apoyado por un grupo cualificado de personas, el padre Alberione da un paso decisivo y asume, con el beneplácito del obispo, la dirección de la Gazzetta d']Alba. Cinco meses después adquiere su propiedad.
Tras esta decisión, era necesario hacer florecer el proyecto programando correctamente la nueva orientación.
Que los tiempos estuvieran maduros lo demostraban varias publicaciones. La Civiltà Cattolica, por ejemplo, había analizado el enorme poder de la prensa60 y había señalado la importancia de la buena prensa en la obra de restauración social.61 Y en Alba, el 24 de enero de 1914, el canónigo Francisco Chiesa había concedido la aprobación de un libro de su coadjutor, Juan Borgna, titulado Il Re dei tempi, Mano alla Stampa,62 que expresa bien algunas de las orientaciones del padre Alberione. En la primera parte, en efecto, se describe la figura de Louis Veuillot, visto como nuevo Saulo con motivo de su conversión y consiguiente compromiso con el periodismo católico. La segunda parte exalta el poder de la prensa y describe la sed ardiente de lectura de la gente63 y presenta, entre otros, el tema de la prensa como universidad ambulante,64 cinematógrafo permanente,65 una invasión,66 una voz que grita,67 tribunal público68 y el rey de los tiempos.69 La tercera parte señala como una plaga a la mala prensa.70 La cuarta parte reclama vigorosamente la atención sobre la urgencia de promover la buena prensa como nuevo mandamiento,71 una obra de caridad,72 San Pablo hoy73 y expresión de un corazón de apóstol.74
61
[DFst 93-97] Confiando firmemente en los designios de la gracia y desplegando todos los recursos de la naturaleza, el padre Alberione se disponía en 1914 a comenzar gradual y previsoramente la fundación, teniendo en cuenta su carácter de novedad:
1) debía contar con la fuerza social de la prensa al servicio de la evangelización, por lo que no podía partir de los tradicionales ambientes de seminario o de comunidad, sino concretamente del campo tipográfico: «Un sacerdote de esta diócesis, llamado Santiago Alberione, doctor en teología, de 38 años de edad, que a lo largo de una decena de años fue director espiritual del seminario diocesano, sintiéndose llamado a trabajar en las obras sociales, fundaba en esta ciudad en 1914 una Escuela Tipográfica a la que de forma general concedí mi aprobación oral»;75
2) quería ser algo parecido a una universidad católica, pero apuntando, más que a la información, a la praxis, y de ahí que partiera modestamente como escuela tipográfica y taller: «Empapar de evangelio todo el pensamiento y el saber humano. No hablar sólo de religión, sino de todo hablar cristianamente; algo parecido a [lo que se hace en] una universidad católica, que -si es completa- debe incluir teología, filosofía, letras, medicina, economía política, ciencias naturales, etc., pero todo enfocado cristianamente, todo ordenado al catolicismo» (ADds 87);
3) aspiraba a formar apóstoles y apóstolas según las exigencias de los tiempos modernos, por lo que no se atenía sin más a las características de las instituciones formativas de religiosos y religiosas, sino que se configuraba como formación para el trabajo a los pequeños trabajadores y trabajadoras: «La obra mantuvo ante el público, y sigue manteniéndolo, el nombre de Escuela tipográfica, pero dentro de la casa se la llama Pía Sociedad de San Pablo, nombre que le ha dado el teólogo Alberione, quien desde el principio acarició la idea de fundar una congregación religiosa de sacerdotes y laicos que se dedicaran totalmente a promover la obra de la buena prensa».76
62
A los primeros jóvenes, que fueron recibidos el 20 de agosto de 1914 en la plaza Cherasca, se unieron en seguida otros que eran confiados al padre Alberione para su formación y a Giovanni Battista Bernocco para la dirección y preparación profesional.
El padre Alberione estaba decidido77 a promover con rapidez la Escuela Tipográfica y en seguida puso en marcha las primeras publicaciones: el Pequeño catecismo de Pío X, La mujer asociada al celo sacerdotal y La oración del feligrés.78
63
Ante el rápido aumento del número de los alumnos, buscó locales más amplios para la tipografía, así como para comenzar el 15 de junio de 1915, en la plaza Cherasca, el Taller Femenino, que se trasladó algunos meses después a la calle Accademia 5.
64
Tras de los primeros pasos y las consiguientes grandes dificultades, el padre Alberione comenzó a inculcar el verdadero sentido de la fundación, que debía dividirse en tres ramas: rama masculina-religiosa, rama femenina-religiosa y rama laica-masculina-femenina.79
65
[DFst 85-88] Podemos comprobar la medida de la intensidad espiritual conseguida leyendo la descripción que el clérigo Giaccardo hace sobre la ceremonia de la emisión privada de los votos: «Con intenso sentimiento de fe se cantó el Veni Creator para invocar luz y fuerza al Espíritu Santo. El señor Teólogo se sentó; nosotros, uno tras otro, nos arrodillamos ante él y nos consagramos a Dios con esta fórmula. El padre y cada uno de nosotros respondía. Inefable era la admiración de los compañeros, inefable sobre todo nuestra emoción, nuestro gozo; el rostro de todos estaba absorto e inclinado, el corazón saltaba, los miembros temblaban, la solemnidad del momento, la palabra del padre y la importancia del momento nos invadían. No éramos ya nuestros, nos sentíamos de Dios, unidos a Él y para la buena prensa. Nuestra vida era y se sentía una sola. Nosotros entre nosotros: nosotros con el padre, unidos, cimentados, no alumnos de una escuela sino miembros de un solo organismo, primeras piedras vivas edificadas de un edificio majestuoso. Adorad a Dios omnipotente, porque eleva las cosas más humildes a lo más alto. Siguió con entusiasmo el canto Surjamos con ardor denodado. De él estábamos llenos. Se recitó una oración a san Pablo y a María santísima, y nuestro padre bendijo entonces a todos sus hijos; bendijo los propósitos, los deseos, la buena voluntad que decía habitaba en todos; nos bendijo con efusividad de padre tierno y amantísimo y sus palabras y rostro reflejaban la satisfacción del hombre de Dios y una conmoción profunda».80
66
[DFst 54.67ff] En este clima, que recuerda el capítulo 17 del evangelio de Juan, el padre Alberione recorre el itinerario pascual de muerte y resurrección de la Casa: «Desde el día de su fundación, nuestra Casa ha soportado muchas borrascas, y haberse mantenido siempre bien configurada es señal evidente de que Dios quiere esta obra de nosotros; todos, y yo especialmente, fuimos acusados de ser unos ladrones, pero vosotros sabéis que no soy un ladrón, pues expongo por vosotros todo lo que tengo; fuimos denunciados al obispo y se corrió serio peligro de tener que cerrar la Casa, pero Dios nos salvó. Fuimos denunciados en Roma y quién sabe cómo habríamos salido de aquella si no hubiera sido gracias a que tenemos un obispo enérgico, gracias al alcalde, al vicegobernador y al gobernador en varias ocasiones. Tampoco nos entienden muchas buenas personas, que han hablado mal de la Casa con recta intención, pues se trata de personas santas. Y yo sé que cada uno de vosotros, antes de entrar en esta Casa, ha oído criticarla, y por eso muchos han tenido que luchar contra verdaderas y graves dificultades, dificultades de todo tipo que complican su caminar. Las borrascas son necesarias para que seamos humildes y recordemos que sólo Dios es el dueño, y yo ruego al Señor que nos las envíe aún más duras. Y a pesar de todo hay jóvenes que se sienten llamados por Dios a esta misión y sus vocaciones prosperan y se afirman, lo cual es el signo más evidente de la voluntad de Dios. Yo no lo dudo, como tampoco vosotros lo dudáis».81
67
El padre Alberione vivía con sus jóvenes un clima pascual de muerte y resurrección también debido a la guerra.82 A partir de entonces tendrá siempre presente el recuerdo de estas adversidades: «No faltaron peligros de diversa índole: personales, económicos; acusaciones en referencias escritas y verbales: se vivía en peligro día tras día, pero san Pablo fue siempre la salvación» (ADds 164). Y dirá también: «En los primeros años, los socialistas de Alba amenazaron varias veces con quemar tipografía, casa y revistas; hubo que pasar hasta noches sin dormir, vigilando para que al menos los muchachos, llegado el caso, no corrieran peligro o se asustaran demasiado» (ADds 172).83
68
[DFst 19-20. 61-63] El padre Alberione, siguiendo a san Francisco de Sales, se sentía movido por una espiritualidad de rostro humano y quizá, justamente por esto, resueltamente orientada hacia Dios y hacia el prójimo.84 Había comenzado todo con un discernimiento prolongado y llevaba un tiempo sufriendo aquella borrasca, lo que quería decir que había llegado el momento de mantenerse firmemente confiado y abandonado en Dios.85 El padre Alberione se implica ahora con sus muchachos en una experiencia que se presenta como fuente y punto de referencia de la vida y de la vitalidad de la Iglesia: la espiritualidad de la alianza o del pacto con Dios.86
69
[DFst 23. 63-65. 85. 88] El padre Alberione, con solemnidad y emoción, pone la vida y la misión de la Casa en la correspondencia radical a Dios: «Os hablo con sobrepelliz y estola porque tengo que deciros una cosa de la máxima importancia, y ya sabéis que cuando el alcalde o el rey realizan actos oficiales de importancia se ponen una banda. Y justamente por ser de muchísima importancia, habría que expresarla con mucha solemnidad, pero yo os la digo con mucha sencillez. Nosotros hablamos a menudo de la necesidad de promover la buena prensa. Hay muchos que trabajan en la prensa, a la que consagran una parte de su tiempo y de sus fuerzas, y unos lo hacen por honra, otros por ganancia, otros por gusto. Nosotros no queremos trabajar ni por gusto, ni por honra, ni por ganancia, como tampoco nos interesa la prensa por sí misma, sino que buscamos a Dios con la buena prensa. Y entre vosotros los jóvenes hay quienes han decidido, no por un sentimiento insensato sino con pleno conocimiento de causa, consagrarse a Dios y a la buena prensa, dedicarle su tiempo, su inteligencia, sus fuerzas y su salud. Y esta tarde, delante de todos, harán ante mí sus votos, como me han pedido y a lo que yo he consentido; otros que me lo han pedido han sido admitidos a los votos privados».87
70
[DFst 67] También aquí conviene abrir un paréntesis para resaltar los rasgos de la experiencia del padre Alberione y de los primeros paulinos apenas descritos, pues son la clave para considerar la vía unitiva en la obra Donec formetur Christus in vobis.
71
[DFst 93-95] Reanudando en seguida este discurso, parece sugerente considerar que el primer fruto del pacto con Dios fue la aprobación, el 29 de septiembre de 1918, del Estatuto de la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa, preparado con esmero para expresar la misión paulina,88 constituida bajo la protección de san Pablo,89 con el fin de favorecer la buena prensa con oraciones, limosnas y obras (escribir, difundir la buena prensa y combatir la mala).90
72
[DFst 19-20. 23] Parece importante advertir, de todos modos, que el primer número de la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa salió con el signo del clima pascual del pacto (cf. ADds 162-163), bien por el contexto de la muerte de Maggiorino Vigolungo y de Clelia Calliano,91 bien por la celebración en la que el padre Alberione recordó la fórmula de la letra de cambio, tema que nos ocupará más adelante.
73
[DFst 63-64. 93-96] El boletín de esta Unión constituye hoy una de las fuentes más hermosas, y hasta su lectura resulta grata, para conocer los comienzos de la Familia Paulina. Ya en los encabezamientos se da mucho relieve a la relación con san Pablo,92 porque se pone de relieve el entusiasmo por la buena prensa como obra de evangelización:93 Prædica verbum,94 Opus fac evangelistæ.95 Lo que la Familia Paulina ha recibido como espíritu paulino96 se encuentra claramente expresado en estos primeros tiempos de la fundación.97
74
[DFst 93-95] Los artículos del boletín recuerdan a continuación la importancia del apostolado de la prensa,98 su conveniencia para la mujer99 y el ideal fomentado en la naciente fundación.100
75
Las presentaciones de la Escuela Tipográfica siguen siempre una línea de continuidad. La rama masculina se divide en dos secciones: los simples artesanos, destinados a recibir un diploma de capacitación, y los estudiantes artesanos, destinados a recibir una formación profesional y titularse en ciencias sociales.101 También la rama femenina se divide en dos secciones: las estudiantes, destinadas a aprender artes gráficas y conseguir el diploma de maestras de enseñanza primaria, y las simples tipógrafas, destinadas a aprender artes gráficas.102 Se advierte expresamente a los lectores sobre la índole apostólica y no asistencial de la fundación.103
76
[DFst 19-20] El final de la guerra no significó inmediatamente la paz para la Casa. Apenas se había puesto en marcha la casa de la rama femenina en Susa y se pensaba comprar una linotipia cuando, en el clima de hostilidad en que se vivía,104 el susto fue enorme al incendiarse la tipografía la noche de Navidad de 1918.
77
[DFst 19-20. 93] Recuperada la calma, era tiempo de dar a todo un nuevo impulso. Por eso, algunos días después del incendio de la tipografía, el padre Alberione propone a sus jóvenes, el 6 de enero de 1919, la celebración del pacto. Al día siguiente, «el querido padre recitó la fórmula del pacto y quien quiso la repitió en su corazón».105
¿De qué fórmula se trata? Giaccardo deja entender en su Diario que es la inspirada en Mt 6,33: «Buscad primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura». Nótese que el padre Alberione recurre a esta expresión evangélica por primera vez en el Diario el 22 de febrero de 1917, cuando todavía era clérigo en el seminario de Alba, y la relaciona con el apostolado de la prensa.106 El 29 de marzo de 1919 Giaccardo reproduce una conversación en la que el padre Alberione responde resueltamente a un problema económico: «Quærite primum regnum Dei, lo demás se da por añadidura».107
78
[DFst 17.28. 35-37. 67] El sentido amplio de estas palabras de Jesús se reflejó claramente en la oración conocida con el título Secreto del éxito. La conversación entre Alberione y Giaccardo nos informa sobre el título letra de cambio dado al pacto celebrado por ellos, seguramente en 1920 (Giaccardo había sido apenas ordenado), donde al compromiso «Quæro primum regnum Dei et justitiam eius», firmado por los dos, responden las personas de la Trinidad: «Hæc omnia adiicientur vobis... Jesus Christus, Pater, Spiritus Sanctus».
79
[DFst 15.67. 96] El Diario de Giaccardo permite entender por qué para el padre Alberione buscar primero el reino de Dios significaba concretamente buscar la santidad con la entrega total al apostolado de la prensa. Y hasta es impresionante constatar que, decenios más tarde, siga usando las mismas expresiones para comentar esta fórmula del pacto.108
80
[DFst 19-20. 23. 25-26. 30-31. 36. 55-56. 63-64. 77-78] La espiritualidad del pacto en la Casa era una aplicación al apostolado de la prensa del espíritu que en Turín animaba a la Pequeña Casa de la Divina Providencia109 del Cottolengo: vivir en la presencia de Dios,110 buscar el reino de Dios,111 gratitud a la divina Providencia,112 recibiendo todo con un Deo gratias,113 horror al pecado.114
81
[DFst 19-20. 27-28. 54. 78-79. 87-88] Encontramos una resonancia especial de esta experiencia de fe en las afirmaciones del padre Alberione: «A veces las necesidades eran urgentes y graves, y todos los recursos y esperanzas humanas se habían cerrado: se rezaba y se procuraba alejar el pecado y toda falta contra la pobreza; y [llegaban] soluciones inesperadas, dinero venido por manos de desconocidos, préstamos ofrecidos, nuevos bienhechores y otras cosas que él nunca supo explicarse... Los años pasaban, las previsiones de quiebra segura, según muchos, las acusaciones de locura... se disipaban y todo se llevaba a término, tal vez con fatiga, pero en paz» (ADds 166).
82
[DFst 13. 85. 95-96] Santidad y apostolado115 se convierten en puntos fuertes de la espiritualidad de la alianza establecida mediante la celebración del pacto.116 Todo se hace con este espíritu. La santidad ocupa el primer lugar entre las preocupaciones del padre Alberione.117 Llega un tiempo de frutos abundantísimos para la naciente Pía Sociedad de San Pablo,118 empeñada por el padre Alberione en dos objetivos: año de las vocaciones (1919) y año del afianzamiento de la fundación (1920).
83
1.2.2 «Yo estoy con vosotros»

[DFst 71-72. 77-78] El padre Alberione comienza a insistir en la necesidad de nuevas vocaciones y provee a una casa más espaciosa en la calle Vernazza, a donde se trasladan los jóvenes en mayo de 1919.119 La fe hará que se multipliquen las vocaciones y los medios para la buena prensa.120 Se perfilan algunos rasgos de la vida de oración121 y de las devociones de la primera semana del mes.122
84
[DFst 93-95] El boletín de UCBS anima a los párrocos a publicar los boletines parroquiales123 y moviliza a los Cooperadores para que envíen limosnas con el fin de comprar una linotipia124 y que establezcan en todas las parroquias puestos de venta de libros y objetos religiosos.125 Comienza también la promoción de las bibliotecas.126 Se hace publicidad de las Ediciones de la Escuela Tipográfica127 y luego de la Escuela Tipográfica Editora - Alba.128
85
[DFst 85] Desde mayo de 1919, junto al título Pía Sociedad de San Pablo, se habla en el Diario de Giaccardo de formar la familia,129 primer germen del futuro nombre de Familia Paulina.
86
[DFst 84-85] A partir de junio se vive un clima de preparación para la ordenación del primer sacerdote de la Casa. José Giaccardo130 recibe las órdenes menores el 22 de junio, el subdiaconado el 29 de junio, el diaconado el 20 de septiembre. Para poder asistir a su madre, gravemente enferma, el padre Alberione consigue que la ordenación sacerdotal se anticipe ocho días y tiene lugar el 19 de octubre. El padre Alberione, para la preparación inmediata de la Casa del 13 al 20 de octubre, mientras predica los ejercicios espirituales en el seminario, propone a los alumnos de la Escuela Tipográfica la meditación sobre la dignidad sacerdotal.131
87
El año 1920 se caracteriza como año de afianzamiento.132 Ahora se puede hacer visible lo que siempre se había querido y se vivía y enseñaba ya en la Casa.
88
[DFst 93-95] Después de mucha oración y espera, por fin se encuentra terreno apto para una nueva casa133 y se prepara todo para la construcción distribuyendo las tareas.134 El 30 de mayo de 1920 el padre Alberione cede al padre Giaccardo la dirección de la Gazzetta d']Alba. A partir de este año abandona también los compromisos del seminario y, con motivo de la petición de ingreso de algunos clérigos, escribe al obispo precisando el sentido de la Escuela Tipográfica: «Los miembros de esta familia, como escribí en otras ocasiones, se vinculan a esta misión consagrándose al Señor por medio de votos especiales; algunos de ellos cursan estudios sagrados con la idea de convertirse en escritores y sacerdotes. Se tiene la convicción de que la buena prensa es parte importantísima de la función sacerdotal».135
89
También en relación con la construcción de la nueva casa se constata que el padre Alberione tenía proyectos bien madurados en la reflexión y la oración. Se dice incluso que recibió una luz especial sobre el modo de configurar el conjunto de los edificios.136
90
[DFst 19-20] En el boletín de la UCBS se habla de la necesidad de una casa para la Escuela Tipográfica, se proclama la confianza en la Providencia y se apela a la generosidad de los Cooperadores indicando estos caminos, o vías, de la divina Providencia.137
La gente manifiesta su sensibilidad a las llamadas del nuevo apostolado, responde con una generosidad que parece un río crecido y se la informa sobre la participación de todos, especialmente del espíritu que anima y los pasos que se van dando.138
91
La construcción de la primera casa comienza en el mes de junio de 1920. Los pisos van ocupándose apenas las estructuras fundamentales están listas. La tipografía comprada en Sesto San Giovanni en abril de 1921 se instala en el nuevo edificio.
92
[DFst 93-95] En el año de afianzamiento se había llevado a cabo la fase de la preparación, adoptada según el principio de gradualidad del que se ha hablado (cf. DFin 62). Esta previsión había exigido que la fisonomía de la casa tuviera en cuenta las exigencias dictadas por la novedad del apostolado de la prensa.
Se quiere a toda costa mantener la imagen de la nueva vocación como una misión: «La prensa es considerada como un oficio por la mayor parte, pero en la Escuela Tipográfica se la quiere dar el rango que merece: de una misión, un apostolado».139 En concreto, la proclama como una expresión sacerdotal: «Y sobre todo se conserva y alimenta un espíritu que es su principal riqueza, su único capital, el mejor don de la Providencia a esta casa, es decir, considerar la prensa como apostolado, como un sacerdocio sagrado, con la preparación intelectual y moral que se necesita para un apostolado, para un sacerdocio».140 De este sacerdocio de la buena prensa, realizado por escritores, técnicos y propagandistas, también se debe decir que la mies es mucha porque responde a la necesidad de los tiempos: «En todas las regiones y las diócesis se siente una necesidad nueva: la necesidad de los tiempos; y en todas las regiones y diócesis se siente una carencia profunda: faltan los apóstoles de la buena prensa. Esta es el alma de todo nuestro movimiento: el gran medio moderno del bien, y hoy es parte importantísima del ministerio sacerdotal. Y se necesita espíritu sacerdotal para que pueda producir frutos verdaderos y abundantes a las almas. ¡Tener un oficio es muy diferente a ejercitar un apostolado! Y es por esto justamente por lo que en todas partes nuestra prensa tiene tantas dificultades: faltan nuestros escritores, faltan nuestros tipógrafos, faltan nuestros propagandistas».141
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[DFst 93-95] Este sacerdocio es comparable al de las misiones ad gentes y a él están llamadas también las mujeres: «La buena prensa necesita misioneras como la obra de la propagación de la fe entre los infieles. Las misioneras en las tierras infieles ayudan a los misioneros y les substituyen en las múltiples circunstancias en que no se puede contar con la presencia del sacerdote. Hay muchas labores propias de la mujer, porque en muchas de ellas son más hábiles y en otras se las arreglan mejor».142
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[DFst 78-79] El padre Alberione se sentía lanzado,143 pero las dudas eran inquietantes. Al volver de la guerra, algunos clérigos del seminario de Alba habían decidido entrar en la Pía Sociedad de San Pablo, lo que ocasionó muchos conflictos en la diócesis; había crecido la inquietud económica y todo ello había dado lugar a que se desatara un viento tempestuoso que azotaba la Casa y que hizo zozobrar a los amigos más fieles.144
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[DFst 78-79] Simultáneamente, se desencadenaba en Italia el huracán de los socialistas,145 el de los fascistas,146 y el conflicto entre ambos,147 del que no se vieron libres las instituciones de la Iglesia.148
Algunas amenazas al padre Alberione y a la tipografía ya han sido descritas. A ellas hay que añadir el episodio de la quema, por parte de algunos fascistas, de los periódicos que se llevaban a correos149 y la agresión de un fascista al padre Giaccardo, director de la Gazzetta d']Alba.150
En aquel clima candente los muchachos de la Escuela Tipográfica se habían ofrecido a sustituir a los huelguistas socialistas, en los primeros días de septiembre de 1920, en la impresión del periódico Il Momento, de Turín.151
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[DFst 45-46] Ante estos peligros y teniendo en cuenta su salud, siempre delicada, el padre Alberione se preguntaba si no sería realmente «cometer una gran imprudencia reunir personas para una misión, con serio peligro de abandonarlas a mitad de camino» (ADds 112). Sobre la pregunta: «¿Fue un iluso por todo esto?» (ADds 113), había tenido siempre respuestas de paz en la oración, en algunas experiencias inexplicables y, finalmente, en las palabras del director espiritual, lo que le ayudó a superar todas las incertidumbres (cf. ADds 112).
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[DFst 39-40. 46-47. 49-50] En el momento decisivo de entrar en la nueva casa, este tormento espiritual se confirma de manera extraordinaria en un sueño, lo que convence al padre Alberione de que la Casa es obra de Dios. Más tarde, predicando en Alba unos ejercicios espirituales, del 1 al 7 de junio de 1938, a los sacerdotes más ancianos de la Sociedad de San Pablo, recordaría: «Como me resulta claro lo que vi en el fondo de la casa, en la habitación (el despacho que el Primer Maestro tenía en la casa San Pablo en los primeros años después de su construcción), uno de los días en los que no trabajaba: el divino Maestro paseaba, tenía a su lado a algunos de vosotros y dijo: No temáis, yo estoy con vosotros; desde aquí quiero iluminar; pero vosotros sed humildes... y, me parece, vivid en continua conversión...».152
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[DFst 39-40. 46-47. 49-50] No es fácil precisar la fecha precisa de este sueño.153 Luigi Rolfo señala como fecha probable los primeros meses de 1923.154 Según Catalina Antonietta Martini, esta a la que ella llama gracia de confirmación habría que situarla en el grave momento de sufrimiento que el padre Alberione padeció en Benevello, donde había sido acogido desde julio hasta primeros de septiembre, o tal vez habría que pensar en una fecha anterior al Congreso Eucarístico de Génova, celebrado en septiembre de 1923.155
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[DFst 39-40. 46-47. 49-50] Tenemos, sin embargo, algunos testimonios que pueden hacernos pensar en una fecha anterior de este sueño. Se trata de las declaraciones del padre Paolino Gilli y del profesor y doctor Eduardo Borra, que conoció personalmente al padre Alberione desde los primeros tiempos de la Casa.
El padre Gilli escribe: «Los albañiles continuaban los trabajos para terminar la construcción y adaptaban los locales según las exigencias y disposiciones del Teólogo. No debemos dejar de decir dos palabras sobre la habitación del Dueño de la casa, la capilla. Su sitio se estableció en el tercer piso, contando la planta baja y el primer piso; al comenzar la construcción estaba encima del despacho del Primer Maestro. No tenía nada especial, pero era espaciosa y cómoda para las personas que había, y estaba bien iluminada con tres ventanas. Un sencillo altar de madera sobre una tarima, un cuadrito de san Pablo, otro del sagrado Corazón y otro de la Virgen. Limpia siempre. Fue en aquella capilla donde una mañana, al entrar en ella, vimos al lado del sagrario dos escritos con letras de oro y sobre fondo negro: No temáis. Yo estoy con vosotros. Desde aquí quiero iluminar, y poco tiempo después, encima de la tarima y debajo del sagrario: Vivid en continua conversión. El Teólogo nos explicó estos pensamientos durante varios días en la meditación».156
Por su parte, el doctor Eduardo Borra, conocido médico de Alba, nos dejó un testimonio de valor inestimable durante el Curso de formación espiritual paulina, en Alba: «El padre Alberione me recibió en una pequeña habitación, que era su despacho y donde dormía, porque había un diván de hierro... en el que dormía. Me recibió en esta pequeña habitación, había también una mesa y un armarito. [...] Una cosa muy importante fue el encuentro con la capilla. Era un pequeño local. Estaba el altar, con un pequeño mantel blanco, y el sagrario, un pequeño sagrario, modesto, y una lámpara encendida. Algunos reclinatorios, porque habitualmente se arrodillaban en el suelo. Sea como fuere, estuve allí y vi una cosa extraordinaria que tengo grabada en mi mente. Sobre el altar, delante del sagrario, había dos cartones doblados. En uno estaba escrito: No temáis; en el otro: Yo estoy siempre con vosotros. Esta frase, este principio del padre Alberione, que estaba escrito muy sencillamente, con letras a mano, en un cartón, es el que ahora está esculpido en latín junto al altar mayor de San Pablo: Nolite timere, Ego semper vobiscum sum, me parece. Siempre que ahora voy a San Pablo, no puedo dejar de volver a leerlo, porque me acuerdo justamente de aquellos dos cartones, que se han convertido en dos lápidas magníficas, escritas en oro, etc., pero que tienen el mismo significado que entonces».157
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[DFst 39-40. 46-47. 49-50] Volviendo al tema de la fecha, en estos dos testimonios y en la afirmación del padre Alberione encontramos las referencias ante quam y post quam, entre las que tuvo lugar el sueño.
El padre Alberione afirma que sucedió en la habitación o despacho de la nueva casa. Por otra parte, el padre Gilli y el doctor Eduardo Borra dicen que las frases Yo estoy con vosotros y Desde aquí quiero iluminar se encontraban ya en la capilla, situada en el piso de encima del despacho del padre Alberione.
La fecha ante quam, por tanto, es el 29 de junio de 1922, fecha de la bendición de la segunda capilla, en medio del patio, y de la traslación del Santísimo desde la primera capilla. La fecha post quam es la ocupación del despacho por parte del padre Alberione, en la nueva casa, donde tuvo la experiencia del sueño.
Se sabe que el traslado de la calle Vernazza terminó el 10 de agosto de 1921, pero la ocupación de la nueva casa, según el testimonio del padre Gilli, había comenzado mucho antes. Efectivamente, el número de Unión de Cooperadores de la Buena Prensa, que tiene fecha del 15 de julio, propone ya una visita a la nueva casa. Describe la tipografía instalada en la planta baja y afirma que en el primer piso, entre otras cosas, «se encuentra la Dirección junto a la escalera». Se trata del despacho del señor Teólogo. Así que, con toda probabilidad, el padre Alberione había encargado que lo prepararan sin alardes, pocos días después del comienzo del traslado, es decir, antes del 15 de julio.
El doctor Borra iba a Alba durante el verano y de como describe la nueva casa hace pensar que el traslado acaba de terminar. Cuenta que el terreno era muy tortuoso y que se había caído en una charca cuando la pasaba por encima de una viga de madera que hacía de puentecillo. Aunque estos inconvenientes fueron solucionados por Cooperadores en febrero de 1923,158 no es probable que las vías de acceso, por las que transitaba mucha gente, estuvieran tan mal durante muchos meses. Cabe pues considerar que su visita se produjo durante su primer verano en la Casa San Pablo, es decir, entre julio y agosto o, al máximo, en septiembre de 1921.
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[DFst 39-40. 46-47. 49-50] Es pues muy probable que la gracia de confirmación tuviera lugar a lo largo del verano de 1921, o sea, al comenzar el traslado a la nueva casa, un hecho que podía despertar la atención amenazadora de los socialistas o de los fascistas, integrantes de aquel conjunto de circunstancias que hacían temer al padre Alberione.
Al revelarse al padre Alberione y a su naciente familia religiosa, el divino Maestro imprimió el sello del irresistible beneplácito de Dios sobre la Casa: «Ni los socialistas, ni los fascistas, ni el mundo, ni el precipitarse de los acreedores en un momento de pánico, ni el naufragio, ni Satanás, ni las pasiones, ni vuestra insuficiencia en todo... [podrán obstaculizaros]; pero, eso sí, dejadme estar con vosotros, no me alejéis con el pecado. Yo estoy con vosotros, es decir, con vuestra familia, que yo he querido, que es mía, que yo alimento, de la que formo parte como cabeza. ¡No dudéis! Aun cuando sean muchas las dificultades...; ¡pero que yo pueda estar siempre con vosotros! ¡Nada de pecados!» (ADds 156).
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[DFst 63-65] Esta gracia de confirmación ilumina las comprometedoras afirmaciones del número del UCBS de julio de 1921, dedicado a dar a conocer la importancia y la necesidad del apostolado de la buena prensa. Constituye un documento memorable para conocer los comienzos de la Familia Paulina y contiene algunas de las páginas más hermosas sobre el nuevo apostolado.159
El número se abre con un título solemne: «OBRA DE DIOS. La casa de la Escuela Tipográfica de Alba», que expresa el verdadero proyecto del padre Alberione: Ahora se comienza: «La Escuela Tipográfica de Alba se abrió hace ahora siete años, en agosto de 1914. Este período ha sido de preparación, de aprendizaje, de noviciado. Por fin tendremos pronto una casa adecuada para este fin; hay un número suficiente de personas que se han vinculado en una especie de sociedad de almas, de voluntades, de corazones para la obra de la buena prensa. Se ha entendido un poco que Dios solo lo hace todo y lo hará infaliblemente si se busca su reino y su gracia. Están ya bastante bien preparados los maestros de ciencia y arte. Hay verdaderas y numerosas vocaciones que el Señor envía de acuerdo con las necesidades... etc. Por tanto, ya es hora de comenzar. Por eso la casa adquiere su verdadero nombre de Pía Sociedad de San Pablo, abandonando poco a poco el de la preparación, y por eso se constituyen las dos secciones, masculina y femenina, teniendo cada una personas más dedicadas o que al trabajo añaden el estudio, y por eso se da a conocer el esbozo de reglamento para los que tengan interés».160
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[DFst 49. 59-61] La Casa es obra de Dios, pues «se ha entendido un poco que Dios solo lo hace todo y lo hará infaliblemente si se busca su reino y su gracia». Esta certeza, que brota de la experiencia del encuentro con Jesús Maestro, llevaba a toda la Casa un fuego parecido al del verdadero Pentecostés.
El pensamiento vuela hacia los apóstoles, sobre los que «de repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban» (He 2,2). Se puede pensar que, por lo menos en un primer momento, el ruido renovara en el ánimo de los apóstoles la experiencia de los sufrimientos de la cruz, pero después el viento impetuoso se transformó en como lenguas de fuego por el que se sintieron llenos de Espíritu Santo (cf. He 2,2-3).
En las circunstancias por las que se pasó a lo largo de aquellos últimos meses, algunas expresiones de las cartas de san Pablo habían sido ciertamente vividas en primera persona por los padres Alberione y Giaccardo: «Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que aparezca claro que esta pujanza extraordinaria viene de Dios y no de nosotros» (2Cor 4,7), y también: «Por eso me alegro de mis flaquezas, de los insultos, de las dificultades, de las persecuciones, de todo lo que sufro por Cristo; pues cuando me siento más débil, es cuando soy más fuerte» (2Cor 12,10).
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[DFst 85-86. 91-92] Justamente en el viento impetuoso «se comprendió... que Dios solo lo hace todo y lo hará infaliblemente si se busca su reino y su gracia». Por eso, más que replegarse sobre sí mismo ante los signos de la misericordia y de la sabiduría de Dios, el padre Alberione prepara la inserción de la Casa en el tejido eclesial a través de la aprobación de la institución. Con este fin inculca la unidad y la corresponsabilidad, como escribe el padre Giaccardo: «Una debe ser la Casa: unión íntima, de confianza, de ayuda, de oración, con el jefe de sección, con el maestro, con el confesor, con el señor Teólogo. Debemos dar a la Casa la solemnidad de su constitución y considerarla grande».161 Y en otra página: «El señor Teólogo reúne a los más altos para hacerles oír y dividir las responsabilidades del pago, de la formación y de la buena marcha de la Casa. La Casa no es una domus formada, sino in fieri; hay que tomarla in fieri y no como formada. Se necesita ahora mucha más gracia y muchas más virtudes. A nosotros se nos pide generosidad y entrega total. A Dios no debemos quitarle ni negarle nada; acomunémoslo todo».162
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1.2.3 Los tiempos apostólicos renacen

[DFst 85-88] Mucho más que un punto de llegada, ir a vivir a la nueva casa constituía un punto de partida. En una breve relación sobre el origen y el desarrollo de la Pía Sociedad de San Pablo, el 23 de noviembre de 1921, el padre Alberione, al referirse a la fecha de la bendición de los locales en la que participó monseñor Re, pone de relieve los dos acontecimientos de la profesión de los votos perpetuos y la constitución de la congregación: «Estas dos conmovedoras funciones, felizmente simultáneas, tuvieron lugar el 5 de octubre, último día de los ejercicios espirituales. Delante del Santísimo solemnemente expuesto, después de cantar el Veni Creator, se procedió a la constitución de la Pía Sociedad de San Pablo y catorce de los alumnos más antiguos se vincularon con los santos votos de castidad, pobreza, obediencia y fidelidad al romano Pontífice, prometiendo y comprometiéndose solemnemente a consagrar a la obra de la buena prensa todos los dones recibidos del Señor, su ciencia, su salud, su actividad. En medio de la emoción de todos, el Director, en nombre de Dios, recibió estos santos votos y prometió a los generosos jóvenes, en nombre del Señor, el céntuplo de los bienes en esta vida y la vida eterna en cielo. Esta fue la fórmula firmada: Delante de la santísima Trinidad, de la Inmaculada, Reina de los Apóstoles, y de san Pablo, los abajo firmantes consagran todos los dones que han recibido del Señor a la obra de la buena prensa en la Pía Sociedad de San Pablo durante toda su vida, renovando cada año los votos de pobreza, castidad, obediencia y fidelidad al romano Pontífice».163
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[DFst 85. 91] Al concluir su relación, el padre Alberione expresa con vigor la convicción de estar comprometido en una obra de Dios: «Se deriva de ello que la Pía Sociedad de San Pablo cuenta con una visible protección del Señor; que Él la ha querido, la ha guiado y la ha conducido a su estado actual. Hay en ella catorce personas de la rama masculina y ocho de la rama femenina que se han consagrado al apostolado de la buena prensa; en ella se prepara intelectualmente, profesionalmente y espiritualmente a los alumnos y las alumnas para dedicarse como religiosos a este medio de bien; en ella hay iniciativas de bien realmente útiles y de carácter estable; se cuenta con medios de subsistencia; se tiene abierto un campo de bien muy extenso; los miembros tienen un deseo muy vivo de promover sólo y durante toda la vida la gloria de Dios, con la propia santificación (también con los votos y la vida de comunidad) y la salvación de las almas; este deseo les anima desde hace mucho tiempo y se le ha hecho eficaz con una preparación de varios años».164
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[DFst 44-48] El padre Alberione se ensimisma en la experiencia de los apóstoles, y por eso escribe el 1 de diciembre de 1921 a monseñor Re: «Juzgar de la vocación pertenece en el foro interno al confesor y en el foro externo a personas provistas de prudencia, santidad y ciencia. En el caso del que se habla se usaron todos los medios que se aconsejan para tomar una decisión correcta. Hacía uno, dos, tres, cuatro y cinco años que se examinaba, oraba y aconsejaba, y de esto existen aún las pruebas, por lo menos en parte; se han calibrado bien los pros y los contras [...] Además, antes de empezar la Escuela Tipográfica se expuso todo y se pidió consejo al canónigo Giuseppe Allamano, a los padres Coraglia, Reffo y Sibona, al cardenal Maffi y al canónigo Chiesa. Ahora, también para esto se ha hablado con algunas de esas personas y con otras de igual mérito y estima, que no desean por el momento que se las cite. [...] Así las cosas, o no se responde a la que según se puede considerar humanamente era voluntad de Dios, la vocación, o bien habrá otros caminos, pero yo ignoro cuáles. [...] Se cuenta con todas las certezas que se pueden tener en este tema de que la Pía Sociedad de San Pablo es querida por Dios; si no fuera así, se desaconsejaría de inmediato. Pero, en caso de que se dude, parece oportuno el consejo de Gamaliel sobre la obra de los apóstoles, pues estas no son obras que pueda el hombre sostener y hacer crecer; por sí misma se desaconsejaría. Pero si es el Señor, redunda en gloria suya. Y aquí está sólo y siempre el querer de los venerados superiores, de un servidor y de todos los miembros de la Pía Sociedad de San Pablo».165
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[DFst 68-70] La referencia a los comienzos de las actividades apostólicas está llena de sentido, actualidad y emoción para el padre Alberione, y se la relaciona con la persona del Papa, como podemos ver en el Diario de Timoteo Giaccardo: «Este es nuestro lema: una medalla en la que en una cara figuran san Pedro y san Pablo y en la otra el Papa. No podría escribir todas las palabras ni describir el amor tierno e intenso que nuestro padre tiene al Papa. Habla de él siempre que puede, embelesado, y sus palabras calmas, serenas, están tan llenas de unción y de persuasión que parecen siempre nuevas, agradabilísimas, e invaden siempre el alma con las impresiones más saludables y eficaces. Quiere que amemos al Papa, y ese amor se lo inspira a los clérigos y quiere que se mantenga vivo en el pueblo. A los clérigos les recomienda una y otra vez que por lo menos una vez al año dediquen un sermón al Papa, otro a las misiones y otro a la buena prensa».166
Casi del mismo modo que san Francisco cuando se dirige a Roma para presentarse al Papa, el padre Alberione comienza el año 1922 con un viaje a Roma para llevar a la Sagrada Congregación de los Religiosos la carta de presentación, redactada por monseñor Re, de la Pía Sociedad de San Pablo.
Benedicto XV había promovido y animado la prensa católica y había instituido la Obra Nacional de la Buena Prensa. El padre Alberione estaba convencido de que obtendría la aprobación del Papa para el naciente apostolado: «Del día 2 al día 8 de enero nuestro señor Director viajó a Roma por asuntos importantes de la Casa. Fue recibido en audiencia privada por el santo Padre, a quien tuvo la dicha de ver en los últimos días de su vida, y cuya bendición nos trajo».167
La muerte de Benedicto XV el 22 de enero de 1922 es por eso una prueba dolorosa para la Casa: «En sus últimos días le habló nuestro Director de muchachos y muchachas que habían hecho de esta misión su vida, noticia que Benedicto XV recibió con sentida satisfacción, y fijando su mirada penetrante y elocuente en quien le hablaba, le bendijo con afecto efusivo a él, a toda su Casa y a todos sus cooperadores».168
109
[DFst 43-44. 49-50. 95-97] Mientras tanto, en la Casa reina esta convicción: los tiempos apostólicos renacen. Se presenta la Pía Sociedad de San Pablo como un seminario para la formación de misioneros y misioneras de la buena prensa.169 El marco de referencia son los tiempos apostólicos: «Los comienzos del cristianismo son su edad de oro. Leemos siempre con emoción, con fruto y con pasión las páginas del evangelio, cuando los apóstoles, escuchando a Jesús, le decían: Maestro, enséñanos a orar; cuando la gente se amontonaba para escuchar la palabra de vida eterna del divino Maestro; cuando los jóvenes se le acercaban con confianza y preguntaban: Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? [...] Qué maravillosas las escenas en las que vemos a los apóstoles agruparse alrededor de María la Madre de Jesús. Ella era la Madre, la Maestra, la Reina de los apóstoles, los iluminaba, los dirigía, oraba... [...] Maravilloso el primer Pentecostés cristiano de los apóstoles, guiados por María santísima en la primera y más importante novena al Espíritu Santo. [...] También impresionan íntimamente y edifican las descripciones de los Hechos de los Apóstoles, cuando san Pablo realizaba sus viajes de evangelización y la gente importante del areópago le invitaba a exponer la nueva doctrina en la asamblea más célebre del mundo. Y los cristianos convertidos por él se quedaban desde la caída del sol hasta la medianoche, y desde la medianoche hasta el amanecer, para oír su palabra... [...] Los tiempos apostólicos renacen».170
110
[DFst 48-53. 93-97] En la Pía Sociedad de San Pablo, hombres y mujeres son conscientes de que «una sed insaciable de leer y de aprender atormenta a la humanidad y todos buscan periódicos y libros; los piden los niños, los adultos y los ancianos; los intelectuales y los trabajadores, y nos llega de las misiones la voz insistente de los vicarios apostólicos y los misioneros mendigando la limosna de los libros, de libros buenos, de muchos libros...».171
Oyen también la orden terminante de la Iglesia: «¡Haced periódicos católicos, difundid la buena prensa! Necesitamos, hoy más que nunca, una buena prensa. ¡Bendito el apostolado de la buena prensa!».172
La respuesta de los buenos apóstoles, hoy como en los comienzos del cristianismo, consistirá en estrecharnos junto al Maestro divino, en dejarnos guiar por la Reina de los Apóstoles, en orientarnos según san Pablo para anunciar el evangelio con los medios más rápidos: «Enseñaremos eficazmente la doctrina del Salvador si antes, como los apóstoles, nos apretamos alrededor del Maestro. Es una devoción que madurará en estos tiempos de apostolado. Y también se desarrollará la devoción a María, Reina de los Apóstoles, [...] que conducirá a los nuevos apóstoles a nuevas y admirables conquistas... [...] A san Pablo, el apóstol, doctor, predicador, maestro de las gentes, prisionero de Jesús, hidalgo del Espíritu Santo, se orientan los que hoy se afanan en resolver cristianamente las más graves cuestiones religiosas, sociales y políticas; los que anhelan penetrar de cristianismo puro a las masas y hacer el bien con los medios más rápidos; los que conocen más íntimamente su espíritu, le invocan y son devotos suyos, y la devoción a san Pablo se extenderá y se agigantará también en estos tiempos de apostolado y se difundirá entre quienes se dedican al apostolado y entre quienes desean vivir una vida cristiana robusta».173
111
[DFst 48-51. 52-53. 93-97] Fuente fecunda de las inspiraciones del padre Alberione fueron, ya desde su juventud, la oración y la profundización de las llamadas del tiempo a la luz de la Palabra de Dios: «La verdadera fuerza que guiaba los afectos de su corazón, la que le movía hacia el reino invisible del pensamiento, hacia la unión intelectual y moral, individual y social, que fluye en todos los siglos, que se extiende por todas las naciones, es el poder de la palabra. Habla el hombre y habla Dios» (SC 155). La escucha de la Palabra había infundido en el padre Alberione la profunda convicción de que el evangelio presenta a Jesús rodeado de apóstoles y discípulos, de hombres y mujeres: «Entre los grandes espectáculos de fe y de celo que admiramos en la Iglesia, hay uno por encima de los demás que resulta admirable: ver el cometido de la mujer en la propagación de la fe, la mujer apóstol de fe y moral. Junto a Jesús y su escuela encontramos mujeres que propagan su doctrina. En la expansión de su doctrina colaboraron mucho las reinas, las señoras y las mujeres pobres del pueblo, fueran esposas, madres o hijas».174
Por consiguiente, no sólo hombres, sino hombres y mujeres.
112
[DFst 53-54] El padre Alberione se valió de muchas obras para profundizar en esta lectura del evangelio que ponía de relieve el cometido de las mujeres. No podemos aquí dejar de recordar a dos de los autores que más le inspiraron: R.-F. Rohrbacher,175 en historia de la Iglesia,176 y Gioacchino Ventura.177 Es sabido que el padre Alberione conocía las obras de estos autores y que, como veremos más adelante, recomendaba su lectura.
113
[DFst 40-43. 51-53. 58-59. 74-76. 78-79. 93-95] G. Ventura muy especialmente fascinó al padre Alberione por su celo y por los temas tratados, por ejemplo la importancia dada a la Palabra de Dios, la meditación de los misterios de la vida de Cristo, la oración, la eucaristía, la devoción mariana, la continua referencia a los padres de la Iglesia y al tomismo, la relación entre razón y fe, el cometido de la mujer en la evangelización y en la vida social, la atención a las cuestiones sociales de actualidad.178
114
[DFst 58-61. 78-79. 83-85. 93-95. 99-100] La homilía sobre Jesucristo en casa de Marta y de María179 es importante porque comprende el binomio vida contemplativa y vida activa en el DF, en todo el pensamiento del padre Alberione y en las orientaciones dadas a las congregaciones femeninas. Trata el tema de la oración y quiere presentar «la doctrina grande y sublime de lo único necesario», considerando las condiciones y las obras del servicio de Dios, su necesidad, su importancia y su premio o recompensa al desear ofrecer un comentario a las palabras de Pablo: «Pero ahora, libres del pecado y al servicio de Dios, tenéis como fruto la consagración a Dios, y como resultado final la vida eterna» (Rom 6,22).
Después de hacer hincapié en la santidad como adorno que convierte a la casa de Marta, María y Lázaro en un ambiente grato al Hijo de Dios, Ventura señala la renuncia al pecado como la primera condición para dedicarse al servicio de Dios y pasa a describir un itinerario bien articulado para que las obras sean un verdadero servicio a Dios: «Recibir a Jesucristo en espíritu creyendo en él, es pues rendirle el homenaje de la razón por la fe; recibirle moralmente en el corazón conservando la gracia santificante es rendirle el homenaje del alma por amor; recibirle realmente en el cuerpo comulgando en su santa misa es rendirle el homenaje de la carne por la castidad y la mortificación; finalmente, recibirle en casa de manera figurativa cuidando a los pobres es rendirle el homenaje de los bienes por el amor».180
115
[DFst 58-61. 78-79. 83-85. 93-95. 99-100] Ventura presenta la tres interpretaciones dadas por los padres de la Iglesia a las palabras dirigidas por Jesús a María: la interpretación histórica y literal, la interpretación ascética y la interpretación alegórica.
Como su presentación del sentido histórico y ascético es muy parecida a la expuesta por el padre Alberione, parece útil considerar algunos puntos de su interpretación alegórica.
116
[DFst 58-61. 78-79. 83-85. 93-95. 99-100] En un primer momento trata la simbología de la vida activa y de la vida contemplativa: «En esta enseñanza, el divino Maestro había dicho que la condición única e indispensable, así como la condición para asegurarse la felicidad eterna, es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. [...] Marta es el modelo del amor que nosotros debemos tener a nuestro prójimo, Magdalena [!] el del amor que debemos tener a Dios. Según san Gregorio y otros célebres intérpretes, Marta expresó la vida activa con todas sus solicitudes y Magdalena la vida contemplativa en toda su perfección. Por eso, prosigue san Gregorio, vemos que el Señor no reprende la ocupación de Marta, pero ensalza la de Magdalena, con lo que nos enseña que los méritos de la vida activa son realmente grandes, pero los de la vida contemplativa son aún mayores. [...] Lo único verdaderamente necesario, cuyo mérito es completo y perfecto y debe anteponerse a todo, es sólo la vida con la que el alma cristiana, abandonándose en Dios, concentrándose en Dios por medio del amor, extiende a los hombres y a todas sus necesidades la solicitud de su devoción».181
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[DFst 58-61. 78-79. 83-85. 93-95. 99-100] Son especialmente vibrantes las consideraciones sobre la vida contemplativa: «Las almas más sensibles, las que más se apiadan de las miserias humanas y las que más se inflaman de un deseo más vivo de remediarlas, las almas más celosas por la venida del reino de Dios entre los hombres, las almas que más sienten los peligros, los males y la pérdida de sus semejantes, las que más se interesan del destino de la humanidad y de la Iglesia, no se encuentran en tan grande número como entre los retirados y los contemplativos».182
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[DFst 58-61. 78-79. 83-85. 93-95. 99-100] El capítulo sobre la fuerza de la oración refleja también una profunda convicción del padre Alberione, la de que la oración debe fecundar la obra de todo apóstol: «Un día Jesucristo decía a sus apóstoles: La mies es mucha y los obreros pocos. Pedid al dueño de la mies que mande obreros a su mies (Mt 9,38). Es pues evidente que si el espíritu del Señor forma a los buenos obispos, a los buenos sacerdotes, a los misioneros y a los apóstoles que cuidan las almas, que las apacientan en los vastos campos del mundo y las depositan en los graneros de la Iglesia, es la oración la que lo consigue. Pero la oración que multiplica el número de los obreros evangélicos y atrae sobre sus trabajos las bendiciones celestiales que los hacen fructificar, es especialmente la oración de las almas que se dan a la contemplación, donde todo ora, incluido el estudio y el trabajo, y cuya entera vida es únicamente una oración y un sacrificio nunca interrumpidos que se elevan al cielo como olor suave y atraen para todos las ayudas y todas las gracias que limitan las miserias y los escándalos de la tierra. De modo que estas almas generosas hablan poco de Dios a los hombres pero hablan mucho de los hombres a Dios».183
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[DFst 58-61. 78-79. 83-85. 93-95. 99-100] Los buenos apóstoles lo son gracias a la vida contemplativa practicada en medio del mundo: «No debéis creer, sin embargo, que los contemplativos y los retirados sólo se encuentran fuera del mundo, en la Tebaida, en el desierto, en los conventos alejados de todo contacto, de toda relación con el mundo. [...] Son estos nuevos apóstoles, estos nuevos pregoneros de la buena nueva, estos hombres tan superiores a la humanidad, de quienes la humanidad se beneficia, a los que admira sin podérselo explicar, los que socorren al mundo y lo evangelizan, y en quienes se renuevan a todas las horas, se manifiestan y se perpetúan el espíritu, la vida, los trabajos, los milagros y los triunfos de los antiguos apóstoles por la salvación de las almas».184
120
[DFst 58-61. 78-79. 83-85. 93-95. 99-100] Después de haber hecho hincapié en que «el divino Salvador fue [...] el verdadero modelo de la vida activa y de la vida contemplativa», Ventura afirma que Marta y María constituyen una figura y una alegoría de lo que se ha realizado plenamente en María, la Madre de Dios: «Infinitamente más afortunada que Marta, quien recibió en su casa al Señor, la bienaventurada Virgen recibió al Verbo divino y le ofreció una casa digna de él en su propio seno, cuya pureza eclipsó la de los ángeles y estaba adornado con las mejores galas de la santidad. Infinitamente más recogida y reflexiva que María, hermana de Marta, la Madre de Dios conservaba íntegra la palabra de Dios en su alma, tenía la mente fija en la contemplación sublime y nunca interrumpida de aquella palabra y hacía de ella la delicia de su corazón. Conservabat omnia verba hæc, conferens in corde suo (Lc 2,51). Infinitamente más aplicada que las dos hermanas para hacer fructificar la gracia de la que estaba llena, después de la ascensión del Señor la Reina de los apóstoles dedicaba su vida divina a la meditación de las cosas celestiales, a las obras de celo y caridad y a consolar a los fieles, a dictar el evangelio y a ayudar a los apóstoles dándoles ánimos, aconsejándoles y orando por la obra inmensa de la fundación de la Iglesia (ver Homilía VII, Apéndice). Finalmente, nadie, ni siquiera los ángeles, entendió ni practicó mejor que la Reina de los ángeles la doctrina de lo único necesario. [...] En la Madre del Salvador, por tanto, se cumplió, con todo el rigor y al pie de la letra, la vida sublime y perfecta de la que Marta y María fueron alegoría y figura. [...] Formados en la enseñanza del Hijo de Dios hecho hombre y de su divina Madre, los apóstoles añadieron todas las obras de celo y de caridad de la vida activa a las ocupaciones de la vida contemplativa».185
121
[DFst 68-69] Marta y María simbolizan a la Iglesia: «En esta casa el amor del hombre es la reverberación y el florecimiento del amor de Dios, y el amor de Dios crece y se agiganta con la práctica del amor del hombre».186
122
[DFst 16. 24-25. 27-28. 35-40. 60-63] En la segunda parte de la homilía, sobre la importancia y la necesidad del servicio de Dios,187 Ventura se inspira en san Agustín para decir que es Dios, uno y trino, el unum necessarium del evangelio. Y son muchos los puntos de contacto entre este texto y el pensamiento del padre Alberione, especialmente en las páginas que tienen como trasfondo la doctrina del ejemplarismo, el seguimiento de Cristo Maestro, camino, verdad y vida; la antropología que considera al hombre uno y trino a imagen de Dios: «Del mismo modo que Dios es trino en las personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nuestra alma es trina también en sus facultades: la facultad de formarse ideas -o generar por sí misma, en la profundidad de su ser, la palabra interior-, la facultad de razonar y la facultad de querer».188
123
[DFst 189 53-54. 63-64. 68-69. 83-84. 85. 88. 93-97] Además de estas alusiones a la obra Las mujeres del Evangelio, que tienen un carácter semejante a algunos puntos básicos de la espiritualidad y el pensamiento del padre Alberione, podemos encontrar convergencias entre los dos autores en lo relativo a la historia si tomamos en consideración los volúmenes de La mujer católica.189
El padre Alberione escribe en la obra La mujer asociada al celo sacerdotal: «Sería muy interesante la historia de la mujer en la Iglesia católica; esperemos que surja pronto quien la escriba».190 Se puede constatar que alude explícitamente a Ventura: «Además de muchos otros motivos de esperanza, tenemos también éste: en general la mujer es nuestra, la mujer es cristiana y puede sernos de enorme ayuda. El padre Ventura, tras haber descrito la hora presente, dijo que la Iglesia había confiado a la mujer católica una misión restauradora, casi un apostolado».191
El padre Alberione se refiere al primer volumen de La mujer católica, donde el autor habla, en la primera parte, de la Necesidad de ocuparse de la mujer bajo el aspecto católico y hace un recorrido histórico que va desde las consideraciones bíblicas a las problemáticas del mundo moderno, y en la segunda parte habla de la Cooperación de la mujer en la fundación de la Iglesia.
La segunda parte, compuesta de seis capítulos, tiene una importancia extraordinaria para profundizar en el pensamiento del padre Alberione.192
124
[DFst 53-54. 63-64. 68-69. 83-84. 85. 88. 93-97] En el tercer capítulo Ventura habla de las mujeres en la misión de Pablo: Lidia, Priscila, Evodia y Sintique. Un detalle de especial relieve para el padre Alberione sobre la misión de Febe: «Es sabido que san Pablo no encargó a un hombre, sino a una mujer, santa Febe, que llevara de Grecia a Roma su carta a los Romanos, ese primer comentario del evangelio, esa obra maestra de exposición del dogma cristiano. Hablando de esta mujer a los fieles de Roma al final de esa misma carta, san Pablo les dice: Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, que es diaconisa en la Iglesia de Cencreas, para que la recibáis bien en nombre del Señor, como se debe hacer entre los creyentes, y la ayudéis en todo lo que necesite, porque también ella ha ayudado a muchos, y en particular a mí. [...] Y ser diaconisa es algo más que practicar la caridad. Los asuntos que Febe iba a trata en Roma no eran temporales, sino espirituales. Un paso como éste pone de manifiesto que esta mujer fue el apoyo de los cristianos y del propio san Pablo en Corinto, que los asuntos más graves de la Iglesia se le encomendaban a ella y que en compañía del Apóstol practicaba una especie de apostolado en la Iglesia».193
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[DFst 53-54. 63-64. 68-69. 83-84. 85. 88. 93-97] El cuarto capítulo presenta la vida de santa Tecla, «la mujer que más ayudó a san Pablo en su apostolado en Oriente».194 Tecla es la asociada por excelencia de Pablo: «San Ambrosio la llama la compañera del Apóstol, socia apostoli [...], ya que, mientras el Apóstol vivió en Asia, la rica y generosa virgen le ayudó con todos sus medios en la obra del ministerio apostólico, hasta el punto de que Pablo es en gran medida deudor a esta mujer del éxito de su misión allí. Y verdad es que parece que santa Tecla, como dicen las Actas de su martirio, con su inteligencia, con su elocuencia, sus riquezas, sus relaciones y, aún más, con la constancia y la vitalidad de su fe y la santidad de su vida, convirtió tantas almas a Jesucristo como el propio san Pablo con el poder de su palabra (Cujus fidei et vitæ sanctitate, multi ad Christum conversi sunt, Brev. Rom., 23 sept. ex actis)».195
Entre las muchas mujeres que «acompañaron a los apóstoles y compartieron los trabajos y glorias de su ministerio», Tecla es la que cuenta con los mayores elogios de los padres de la Iglesia: «Entre las mujeres, Tecla fue la más noble discípula de san Pablo, la primera entre las esposas vírgenes del cordero divino, el primer germen de su sangre, el primer prodigio de su gracia, la primera ejecutora de sus consejos, el primer testimonio de su religión, el alférez de tantos miles de almas sublimes que en dieciocho siglos la han seguido en el camino de la virtud y del martirio. Además de san Ambrosio, también san Agustín, san Juan Crisóstomo, san Gregorio Nacianceno, san Gregorio de Nisa y otros padres han celebrado las glorias de santa Tecla y la han colmado de los elogios más grandes y extraordinarios. Así debía honrar la Iglesia a la primera maravilla y gloria de la Iglesia y uno de los adornos más hermosos del siglo de los apóstoles».196
126
[DFst 53-54. 63-64. 68-69. 83-84. 85. 88. 93-97] Esta entusiasta presentación del ministerio de la mujer en los tiempos apostólicos tenía un eco intenso en el alma y los proyectos del padre Alberione. Él y toda su Casa sienten al comenzar el año 1922 la llamada a ser san Pablo vivo, es decir, a formar parte de la comunidad apostólica viva hoy, hombres y mujeres que viven gozosamente el evangelio y lo comunican. En este clima, el 29 de junio se ordenan los tres primeros sacerdotes después de Timoteo Giaccardo y por la tarde se bendice la nueva capilla dedicada a san Pablo, destinada a convertirse, para los miembros de la Casa y para la gente de Alba, en «un centro de las principales devociones que la Pía Sociedad de San Pablo quiere difundir: la devoción al divino Maestro, a María Reina de los Apóstoles, a san Pablo apóstol...».197
127
[DFst 53-54. 63-64. 68-69. 83-84. 85. 88. 93-97] Un ensayo de esto tuvo lugar al día siguiente con la solemne celebración de la fiesta de san Pablo, con las primeras misas de los recién ordenados y la intervención del canónigo Francisco Chiesa, quien pronunció en las vísperas un sermón e ilustró «los símbolos del cuadro de san Pablo: la espada, el libro, la pluma, y uniendo las frases de monseñor Swóboda, la que dice que si san Pablo viviera hoy seguiría siendo obispo, y la de monseñor Ketteler, que dice que si san Pablo volviera hoy se haría periodista, dijo que la misión de la buena prensa es misión esencialmente sacerdotal, que para ser apóstoles de la buena prensa hay que ser sacerdotes, que la manifestación más delicada y más eficaz del celo sacerdotal, del sacerdocio en cuanto apostolado, es hoy la buena prensa».198
128
[DFst 53-54. 63-64. 68-69. 83-84. 85. 88. 93-97] A pesar del énfasis que pone en el sacerdocio, la enseñanza de Francisco Chiesa quería estar en profunda sintonía con lo que constituía uno de los ejes del proyecto del padre Alberione: la asociación de la mujer al celo sacerdotal del apostolado de la prensa. Efectivamente, ya en los primeros años de su formación en el seminario de Alba, Alberione afirmaba profundamente convencido que en la Biblia se encontraba la fuerza capaz de hacer que «la mujer fuera más respetada» y superar una cultura que «reduce a instrumento de placer y de engendrar a la mujer» (SC 159).
Una vez constituida la Pía Sociedad de San Pablo, el padre Alberione se dispone a fundar la rama femenina y, con ese fin, el 22 de diciembre de 1921, solicitó autorización en el Ayuntamiento para una construcción contigua a la existente. En mayo de 1922 se anuncia que la construcción crece rápidamente.199 Terminados los trabajos, será ocupada por las Hijas de San Pablo el 10 de septiembre del mismo año.200
129
[DFst 53-54. 63-64. 68-69. 83-84. 85. 88. 93-97] Resulta difícil describir el hormigueo de vitalidad en la Casa en medio del vaivén incesante de las construcciones, las iniciativas apostólicas, el aumento continuo de los ingresos de uno y otro sexo y la tendencia a una creciente autarquía. Por su parte, el padre Alberione lo sigue todo, aunque delegue en otros diversas tareas, pero principalmente quiere permanecer mucho tiempo delante de Dios para responder a la divina voluntad en todo.
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[DFst 53-54. 63-64. 68-69. 83-84. 85. 88. 93-97] Así, desde el domingo 16 al sábado 22 de julio de 1922, reúne a la Casa para un curso de ejercicios espirituales, predicados por el canónigo Chiesa y monseñor Hugo Mioni. El boletín Unión de Cooperadores de la Buena Prensa anuncia con fuerza que ha llegado también para las Hijas de San Pablo el final del tiempo de preparación gracias a la constitución de la Pía Sociedad de las Hijas de San Pablo: «El 22 de julio de 1922 es para las Hijas de San Pablo una fecha histórica. Tras siete años de prueba, de trabajo escondido, de sacrificio humilde, de oración incesante, de vida religiosa ignorada, el sábado 22 de julio concluían la semana de ejercicios espirituales, daban un gran paso, se unían para siempre a Dios y a la misión de la buena prensa con los votos [privados] y constituían la PÍA SOCIEDAD DE LAS HIJAS DE SAN PABLO. Como la rama masculina, añaden a los tres votos habituales el cuarto de fidelidad al romano Pontífice. El primer grupo lo forman nueve personas. A partir de hoy comienza su expansión».201
Las nuevas Hijas prometen dedicarse «toda la vida al apostolado de la buena prensa para vivir la vida del divino Maestro, con los ojos en María Reina de los Apóstoles, bajo la guía de san Pablo apóstol».202
Según un plan largamente preparado y profundizado, el padre Alberione impone a Teresa Merlo el nuevo nombre de Tecla, la socia apostoli, y la nombra Superiora general de la Congregación.
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1.2.4 «Vivit vero in me Christus» (Gál 2,20)

[DFst 39-40. 57-58 .63-64. 88-89. 93-95. 99-100] Al compartir las responsabilidades, el padre Alberione pedía a todos comunión plena con él para realizar juntos la obra querida por Dios. La fiesta de su onomástico, retrasada al domingo 30 de julio de 1922, constituyó una intensa expresión y una ocasión de auge vocacional: «El señor Teólogo nos ha confiado estos recuerdos: hemos trabajado muy poco para hacernos santos; solamente una preocupación: trabajar para hacernos santos; solamente un deseo: hacernos santos. La fiesta y las oraciones del domingo ciertamente han contribuido a hacernos dar un gran paso en la devoción al padre, que la misericordia de Dios nos ha dado como guía, como apoyo y como alimento de la más hermosa de las vocaciones».203
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[DFst 39-40. 57-58. 63-64. 88-89. 93-95] El intenso tenor de vida espiritual y de búsqueda de santidad vivido por el padre Alberione y propuesto a la comunidad, puede percibirse en tres páginas del Diario del beato Timoteo Giaccardo escritas durante estos ejercicios espirituales de 1922, unas páginas que trazan un cuadro general de su empeño a la luz del propósito inicial: «Señor Jesús, por intercesión de María, Reina de los Apóstoles, y de san Pablo, derramaste en mí el exceso de tu misericordia y de tu infinito amor. Me hiciste cristiano, sacerdote y religioso y me uniste estrechamente a ti en el apostolado de la buena prensa. ¡Ah, tu amor infinito y mi infinita nulidad! Amor pide amor. Señor, tú lo quieres todo de mí. Jesús mío, tuyo soy y te lo entrego todo. Soy tuyo, Jesús: todo tuyo por manos de María: Dominus pars hereditatis meæ. Por eso quiero vivir tu vida, toda tu vida, como san Pablo, como María santísima. Vivo... iam non ego, vivit vero in me Christus. Mihi vivere Christus est. Este es mi propósito: humillar constantemente mi amor propio y trabajar en busca del amor de Dios, de la caridad perfecta».204
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[DFst 57-58. 63-64. 88-89. 93-95] En la Casa se tiene una conciencia clara de la propia identidad entre las diversas vocaciones: «Todos entienden la necesidad de cultivar las vocaciones para la misión del sacerdocio, para la de monjas de la caridad. Muchos entienden la necesidad de los misioneros y de las monjas misioneras, pero no todos, no muchos, sino más bien pocos, están convencidos de que también la buena prensa necesita hoy vocaciones propias, auténticas y santas; de sacerdotes, de escritores, de propagandistas y de tipógrafos verdaderos religiosos; de maestras, de escritoras, de propagandistas y de tipógrafas verdaderas religiosas. La necesidad de estos religiosos y religiosas para la buena prensa es, sin embargo, una realidad palpitante: es el suspiro de las almas que mejor ven la corriente de los tiempos, de los corazones que mejor sienten la necesidad de la Iglesia».205
El momento histórico se ve como la hora de la buena prensa. Por eso los miembros de la Casa se sienten portadores y responsables de un verdadero mandato apostólico: «Eritis mihi testes: seréis mis testigos en Judea, en Galilea, hasta los últimos confines del mundo, había dicho Jesucristo a los apóstoles, y los doce y sus discípulos fueron testimonios de la divinidad de Jesucristo y de la religión cristiana por medio de la predicación. Más tarde fueron testimonios los doctores con sus libros. Les siguieron los claustros con la santidad de la vida monástica. Seguidamente los santos de la edad moderna con sus institutos de educación cristiana. Y hoy es la buena prensa la que rinde el testimonio principal de Jesucristo. El periódico entra en la chabola del pobre, en el estudio del docto y entre los papeles del comerciante; llega al campesino, descansa en el escaño del diputado o en la mesa del ministro y en el trono de los reyes; dirige la política, crea la opinión pública y plasma las conciencias. La tinta de los buenos escritores equivale a la sangre de los mártires. Los santos de hoy, los católicos activos, los sacerdotes, los obispos y los sumos pontífices predican sobre la gravísima necesidad de la buena prensa, advierten sobre su urgencia y dicen que ocuparnos de ella es una obligación grave de conciencia. Es el euntes, docete omnes gentes del Salvador divino; es siempre el mandato del divino Maestro de predicar a todas las gentes, que en todo tiempo adopta la forma más adecuada en relación con los nuevos errores, las nuevas condiciones sociales, los nuevos progresos científicos, la nueva vida de la humanidad. Y hoy adopta la forma de buena prensa. Y esta adaptación de la Iglesia a todas las exigencias de los tiempos, esta fecundidad para producir y usar contra nuevos males nuevos medios eficaces de defensa y de evangelización es un signo admirable de su divinidad y el carácter que le asegura perpetuidad y victoria».206
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[DFst 57-58. 63-64. 88-89. 93-95] El número de diciembre de UCBS publica un informe titulado Al cerrarse el año, redactado con alegría y asombro: «Y pensamos: ¡El año ha pasado y quizá sintamos muchas responsabilidades delante de Dios porque podíamos haber hecho mucho más por la buena prensa! ¡El año no volverá nunca, se ha perdido para el sembrador perezoso que podía haber arrojado mucha semilla evangélica y no lo hizo! En cambio, una cosecha óptima se ofrece a los ojos del buen sembrador que con mano generosa sembró pensamientos e ideas sanas con la buena prensa. Hemos hecho alguna pequeña cosa: las personas que han ingresado en casa superan en más de cien al año anterior. Se ha construido una capilla en la que cada día se celebran seis o siete misas y se rezan muchas oraciones. Se ha terminado otro sector de la casa y puede acoger 236 personas. Los boletines parroquiales, que eran cincuenta en 1921, han alcanzado el centenar. La Gazzetta d']Alba ha aumentado su tirada y técnicamente ha mejorado mucho. La colección de lecturas amenas ha llegado a 30 títulos. La colección de libros ascéticos cuenta ya una docena. Más de medio millón de catecismos fueron distribuidos por toda Italia. La colección de libros apologéticos ha crecido considerablemente. El potencial de la tipografía permite hacer diariamente un libro de 300 páginas. En nuestra librería se han vendido una media de 2000 títulos al día. Y todo esto ¡sólo gracias a Dios! Nosotros somos siervos inútiles. Además de que nada hemos hecho si nos fijamos en lo que queda por hacer y que seguimos sin que nosotros lo vendamos todo. ¡Y que actualmente tendríamos ya trabajo no para 200 personas sino para 200.000! No tenemos gente que escriba, que imprima, que distribuya. ¿Que hay 8.000 cooperadores? Sí, pero se necesitarían 800.000 para orar, ayudar y difundir la buena prensa. La Gazzetta d']Alba debería ser el periódico de cada una de las 40.000 familias de nuestra diócesis. Las bibliotecas populares tienen necesidad urgente de lecturas sanas, amenas, educativas, y nosotros aún debemos recorrer un inmenso camino para contrastar tan grande aluvión de librachos».207
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[DFst 57-58. 63-64. 88-89. 93-95] El informe, en cifras, del trabajo realizado208 y de la afluencia de vocaciones209 dejaban presagiar una fase de crecimiento conforme con las necesidades acuciantes de evangelización por medio de la buena prensa, puesta de relieve también por la encíclica Rerum omnium, del nuevo papa Pío XI, que declaraba a san Francisco de Sales patrón de los periodistas.210
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[DFst211 9-16. 23. 27-28. 39-40. 54-56. 59-60. 63-64. 70-72. 95-96. 99-100] A pesar de todo, en 1923 el padre Alberione vivió el tramo de su itinerario humano-espiritual que más le marcó. Después de la experiencia del encuentro con Jesús Maestro en el sueño de 1921, la enfermedad le hizo vivir el camino misterioso de la fe desnuda. Por una parte eran evidentes los signos de que la Casa era obra de Dios; por otra, sentía su vida en grave peligro. De este modo, sólo podía contar con su fe, con Dios.211
Entre julio y comienzos de septiembre, acogido por el párroco de Benevello, el padre Alberione pasó por una experiencia parecida en algunos aspectos a la de san Ignacio de Loyola cuando se sentía morir tras ser herido en batalla. El mismo san Ignacio lo cuenta hablando de sí mismo en tercera persona: «Y iba todavía empeorando, sin poder comer, y con los demás accidentes que suelen ser señal de muerte. Y llegando el día de san Juan, por los médicos tener muy poca confianza de su salud, fue aconsejado que se confesase; y así, recibiendo los sacramentos, la víspera de san Pedro y de san Pablo, dijeron los médicos que, si hasta la media noche no sentía mejoría, se podía contar por muerto. Solía ser el dicho enfermo devoto de san Pedro, y así quiso nuestro Señor que aquella misma media noche se comenzase a hallar mejor; y fue tanto creciendo la mejoría, que de ahí a algunos días se juzgó que estaba fuera de peligro de muerte».212
Ignacio vivió durante el período de convalecencia los primeros e intensos pasos de la conversión que constituyen los orígenes de sus Ejercicios espirituales.
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[DFst 9-16. 23. 27-28. 39-40. 54-56. 59-60. 63-64. 70-72. 95-96. 99-100] Por su parte, el padre Alberione no se encontraba en los comienzos de su itinerario espiritual, pero sí estaba recibiendo el don de las más profundas experiencias místicas. Y el instrumento inmediato fue justamente el clima de los ejercicios ignacianos, como atestiguó sor Ángela Teresa Raballo, quien le asistía en Benevello: «El señor Teólogo había dejado de decir misa y tampoco podía rezar el breviario. Estuvo quince días en la cama y allí comulgaba. Quería que cada día le leyeran un trozo de los Ejercicios espirituales de san Ignacio que había llevado consigo. Yo leía hasta que él me decía: Ya basta, con esto tengo hasta mañana».213
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[DFst 9-16. 23. 27-28. 39-40. 54-56. 59-60. 63-64. 70-72. 95-96. 99-100] En la primera mitad de 1923 el padre Alberione había hecho ejercicios espirituales en la Pequeña Casa de la Divina Providencia del Cottolengo, un lugar donde estaba presente la fragilidad física humana. Ahora se veía como uno de aquellos pobrecitos, condenado a un aislamiento de muerte: «Había perdido la voz y tenía siempre fiebre... No daba señales de mejoría. Cuando yo lloraba, decía: ¿Por qué lloras? ¡Has de saber que me sustituirá alguien que lo hará mejor que yo!. Solía repetir: Como ya no puedo volver a la comunidad por esta enfermedad que me obliga a estar aislado, iré al Cottolengo de Turín y allí terminaré mis días».214
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[DFst 9-16. 23. 27-28. 39-40. 54-56. 59-60. 63-64. 70-72. 95-96. 99-100] El padre Alberione había recibido la confirmación de que la obra por él emprendida era obra de Dios, pero ahora Dios le estaba pidiendo nada menos que el ofrecimiento de la vida, le separaba de su único hijo, del hijo de la promesa apenas nacido. Como queriendo suscitar un nuevo Abraham después de la alianza, Dios ponía a prueba a Alberione. Le llamaba a la confianza total, al abandono completo de sí mismo y de todo lo demás. Era la experiencia de la pasividad total, necesaria para experimentar la gozosa experiencia de la gracia. Con esta experiencia tan profunda, con este sí dado solamente a Dios, Jesús Maestro le tomaba de la mano para enseñarle y guiarle, con la profundidad de Dios, a través de la revisión de todo lo que llevaba en el corazón. Había llegado la hora de Dios para sellar su alianza para siempre con Santiago Alberione. Pero en la noche de la enfermedad, como un nuevo Jacob, estaba llamado a luchar con Dios durante largas semanas. Sólo a merced del Espíritu podía abrazar de nuevo activamente en todo la voluntad de Dios, buscar de veras su mayor gloria, encontrar la paz, unificar el itinerario vivido hasta entonces y entregarse totalmente a la comunicación del evangelio. Justamente por esto Benevello fue también el Sinaí donde el padre Alberione buscó delante de Dios el rostro que Él quería para su Casa, dedicándose también a la redacción de las Constituciones apenas se lo permitió la mejoría de su salud.
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[DFst 9-16. 23. 27-28. 39-40. 54-56. 59-60. 63-64. 70-72. 95-96. 99-100] Durante los largos meses de sufrimiento el padre Alberione se sumergía en la belleza y la urgencia de la misión confiadas a él y a la Casa y, simultáneamente, abrazaba con toda su alma el valor del testimonio, realizado según la sabiduría de la cruz e inspirado en estas palabras de san Pablo: «Pues creo que Dios nos ha presentado a nosotros, los apóstoles, como lo último, como condenados a muerte, porque hemos llegado a ser el espectáculo del mundo, de los ángeles y de los hombres. Nosotros tontos por Cristo, débiles, despreciados. Padecemos hambre, somos abofeteados, nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos» (1Cor 4,9-12).
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[DFst 9-16. 23. 27-28. 39-40. 54-56. 59-60. 63-64. 70-72. 95-96. 99-100] Cuanto más la situación humana hacía pensar en el fracaso definitivo, más comprendía el padre Alberione que en la obra emprendida podía y debía contar únicamente con el poder de Dios: «Estamos acosados por todas partes, pero no derrotados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; desechados, pero no aniquilados; llevamos siempre y por doquier en el cuerpo los sufrimientos de muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nuestra carne mortal» (2Cor 4,8-10).
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[DFst 9-16. 23. 27-28. 39-40. 54-56. 59-60. 63-64. 70-72. 95-96. 99-100] Como Pablo, se sentía crucificado a causa del evangelio. Sin embargo, llegó un día en que «el padre Alberione no quiso saber nada de médicos ni de medicinas y comenzó a trabajar como antes y aún más que antes».215 Y el Señor quiso sellar este período de tan intensa enseñanza concediéndole la fuerte experiencia de un encuentro especial con el apóstol san Pablo: «A san Pablo se atribuye igualmente la curación del Primer Maestro» (cf. ADds 64).
Esta curación se cuenta sin duda entre los motivos por los que el padre Alberione declarará maravillado y agradecido a los cuarenta años de la fundación: san Pablo «hizo esta familia con una intervención tan física y espiritual que ni aun ahora, al reflexionar sobre ello, se puede entender bien, y aún menos explicar».216
Recordando este período pudo decir: «No faltaron peligros de diversa índole; personales, económicos; acusaciones en referencias escritas y verbales: se vivía en peligro día tras día; pero san Pablo fue siempre la salvación... Los años pasaban, las previsiones de quiebra segura, según muchos, las acusaciones de locura... se disipaban y todo se llevaba a término, tal vez con fatiga, pero en paz» (ADds 164.166).
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2. EL LIBRO DE LA SANTIDAD
«...Cómo nos condujo»


[DFst 63-64. 77-78. 95-97] Durante la enfermedad del padre Alberione, la Casa seguía prácticamente el ritmo de siempre, afianzándose en las devociones principales:217 a Jesús Maestro eucarístico,218 a la Reina de los Apóstoles219 y a san Pablo,220 por quien todos desde el principio sentían gran simpatía.221
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[DFst 93-95] También se proclamaba con la fuerza habitual la diaconía de las mujeres en la misión evangelizadora, como religiosas de la buena prensa: «Los apóstoles formaron a sus diaconisas, porque una buena parte del apostolado era más conforme con ellas; también al lado de Jesús, el Salvador, estaban las piadosas mujeres como colaboradoras del colegio apostólico. La misión de evangelizar no es exclusiva del hombre; Dios ha suscitado y envía a las religiosas como ayuda de los misioneros, y las grandes misiones, las grandes vocaciones apostólicas en la Iglesia cuentan con dos ramas. Pues bien, es la hora de la prensa, el tiempo de la misión de la prensa, y Dios suscita a los apóstoles de la buena prensa del mismo modo que suscita a las religiosas de la buena prensa, que no sólo estarán, como se dice, en su sitio, sino que ocuparán un sitio que hoy es de misericordia y de providencia».222
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[DFst 42-43. 52-53. 74-75. 93-95] Una de la primeras e importantes novedades después de la enfermedad del Fundador fue la atención que se dio a la divulgación del evangelio, especialmente en todas las familias y en las escuelas. En el número de San Paolo (= UCBS) de noviembre, el padre Alberione lanza la iniciativa del evangelio a una lira, y se pone el apostolado de la buena prensa en relación con la difusión del evangelio: «¡Que nos sean familiares las fuentes de nuestra fe! La fuentes brotan del libro del evangelio; en él están las enseñanzas, los milagros, las instituciones y los ejemplos del divino Maestro. El evangelio es toda la religión cristiana. La Iglesia tiene sus cimientos en el evangelio y su vida es el evangelio en acción. Todos los santos son la aplicación y la encarnación de un versículo del evangelio del divino Maestro, que hizo todo lo que enseñó. Los apóstoles y los padres dieron testimonio del evangelio, los doctores y los teólogos lo defendieron y explicaron, los sacerdotes lo predican, la prensa saca de él su fuerza y es el medio más rápido para hacer que penetre en los corazones, en las familias y en la vida social y política».223
El empeño en difundir el evangelio en todas las familias se motiva profundamente: «Como Jesús Hostia vestido de pan viene a nuestros corazones, del mismo modo Jesús Palabra vestido de papel entre en todas las familias, esté en las manos de todos los cristianos».224
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[DFst 93-97] En diciembre de 1923 se siente intensamente una renovada confianza en la divina Providencia y se presenta la Casa como una «casa con iniciativas» pastorales para la evangelización, «al lado y al servicio del ministerio parroquial».
Antes de presentar el cuadro de las iniciativas para la evangelización del pueblo, se hace hincapié en que las iniciativas «existentes serán desarrolladas» y que «otras se adoptarán»: «La Pía Sociedad de San Pablo para el apostolado de la buena prensa nació en la hora oportuna y Dios le concede misericordia y gracias porque vive en su hora. La Pía Sociedad de San Pablo como casa no es un asilo de niños necesitados, ni es un instituto para aprender; es un seminario de formación de apóstoles y misioneros de la buena prensa. Igualmente el instituto de las Hijas de San Pablo. Como editora no es una tipografía para realizar trabajos comerciales que trata de vivir imprimiendo libros a mejor precio; también esto es un gran secreto de bien. Luego la preparación exige muchas adaptaciones, como los misioneros que exploran la tierra que tratan de evangelizar. Es una casa con iniciativas: las existentes serán desarrolladas y otras se tomarán a medida que lo considere la divina Providencia. La Pía Sociedad de San Pablo se sitúa al lado y al servicio del ministerio parroquial, al lado de los párrocos, y quiere ayudarles en la parte que le corresponde a la buena prensa en la evangelización de su pueblo. En este momento son iniciativas eficaces las siguientes: la obra de las mil misas para suplicar a Dios por la prensa, y el periódico semanal para la instrucción de las masas populares en la diócesis; la obra eficaz de los boletines parroquiales difundida en toda Italia, que lleva a las familias la palabra del párroco y de la fe; la obra de las bibliotecas circulantes y populares, que son alimento saludable de muchas almas sedientas de lectura; los depósitos-reventa para la formación de la piedad; la obra antiblasfemias para purificar a Italia del cáncer que la humilla y la hace malvada ante Dios; la Sociedad Bíblica para la difusión de los evangelios entre el pueblo. ¡El campo sigue siendo inmenso...! Y todos los Cooperadores deben hacer lo posible para hacer este bien y que otros participen en él».225
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[DFst 85] Al final del año 1923, Unión de Cooperadores de la Buena Prensa, en un artículo titulado Nuestras necesidades, presenta los proyectos para la Casa, lo que demuestra la recuperación total del padre Alberione y en los que hay una clara conciencia de los tres puntos de referencia de la espiritualidad: el divino Maestro, la Reina de los Apóstoles y san Pablo. Merece atención especial entre las nuevas iniciativas la de la Sociedad Bíblica, así como la construcción de la iglesia dedicada a san Pablo: «Muchas iniciativas de la Pía Sociedad de San Pablo prosperan a la sombra benéfica del divino Maestro, de la Reina de los Apóstoles y de san Pablo apóstol. Entre ellas, la sección bíblica, la obra de las mil misas, la obra de los boletines parroquiales, los semanarios diocesanos, el trabajo antiblasfemias, la asociación general de las bibliotecas, los depósitos-reventa de libros buenos y objetos religiosos, etc. Tres son las necesidades a las que más urgentemente se atiende en el orden material: 1. una casa distinta para las Hijas de San Pablo, capaz para cien personas por lo menos; 2. una bonita iglesia para san Pablo; 3. una papelera para fabricar papel. Quien conoce de cerca a la Pía Sociedad de San Pablo lo ve claramente. Invitamos humildemente a nuestros Cooperadores a rezar con nosotros, a pensar y obrar».226
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[DFst 36. 39-40] Después de la experiencia del encuentro con Jesús Maestro, seguida de la del anonadamiento en Benevello y la de la curación imprevista, el padre Alberione se siente profundamente enraizado en la vivencia de la alianza; su presencia en la Casa es aún más intensa y se ve acompañada con iniciativas diarias más audaces y enseñanzas que parten de su experiencia, siendo todo unificado en Cristo Maestro, camino, verdad y vida.
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[DFst 36-38] Podemos decir que es del libro de la vida (= el tiempo de la alianza) de donde la Casa recibe su auténtica fisonomía (= el libro de la santidad), cuyos rasgos más llamativos se expresan de modo sobrio y profundo en el libro Donec formetur Christus in vobis, obra que no puede separarse de las vivencias descritas hasta aquí y de una interpretación que nos disponemos a detallar.
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2.1 «YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA» (Jn 14,6)

[DFst 10. 37-38. 63-64. 95-96] Encontramos en los Cenni storici generali della Pia Società San Paolo de 1923 una información preciosa sobre los meses dedicados a san Pablo y a Jesús Maestro: «A san Pablo se le consagran en la Casa todos los primeros lunes del mes. Al principio, la mitad del mes de junio se dedicaba al sagrado Corazón y la otra mitad a san Pablo. Luego el mes de junio se dedicó entero a san Pablo y se consagraba el mes de enero al divino Maestro y a su sagrado Corazón. El señor Teólogo escribió unas reflexiones para el mes de san Pablo, y son las que sirven todos los años para meditación y lectura».227
En la parte del Diario del padre Giaccardo publicada encontramos informaciones sobre el mes de junio dedicado a san Pablo a partir de 1918, pero no hay informaciones sobre el mes de Jesús Maestro.
Es muy importante la información que acabamos de citar sobre las reflexiones del padre Alberione para el mes de san Pablo. Se trata de un cuaderno manuscrito,228 que es la base del libro229 publicado por el padre Giaccardo con el título Un mese a San Paolo.230
El manuscrito del padre Alberione parece remontarse a los primeros años de la Casa. Nótese la ausencia de referencias a Jesús Maestro camino, verdad y vida, que sí están en cambio en la edición del antedicho Un mese a San Paolo.
Una breve oración, publicada en UCBS en diciembre de 1923, deja entrever la intensa presencia de Jn 14,6 en la vida de la Casa, a partir de 1924: «Y tú, Niño Jesús, camino, verdad y vida, acoge nuestros deseos, concédenos la gracia de trabajar por ti y que tu misericordia fecunde todos los medios del bien y la obra de la buena prensa».231
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[DFst 39-40. 77-78] El número de UCBS de enero de 1924 refiere como primera entre las Notiziette mensili una que se refiere específica y claramente al mes del divino Maestro, aludiendo a la experiencia de la gracia de confirmación, pero explicitada aquí en la relación con Cristo camino, verdad y vida: «El mes del divino Maestro. Lo celebramos en enero: un mes de meditaciones, de unión espiritual con Jesús, de visitas; práctica y característica del mes es la visita al divino Maestro eucarístico: adoración, acción de gracias, propiciación y reparación, súplicas sobre los ejemplos de Jesús, sobre las enseñanzas y sobre la gracia que da el divino Maestro. Él está en medio de nosotros: desde allí, desde la Hostia, quiere iluminarnos. Jesús, el divino Maestro, es camino que dirige, verdad que ilumina y vida que santifica. ¡Qué buenos salimos de las adoraciones al divino Maestro!».232
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[DFst 37-38. 77-78] Esta noticia arroja mucha luz sobre lo que es el primer mes dedicado a Jesús Maestro camino, verdad y vida predicado por el padre Alberione y del que conservamos los apuntes tomados por el padre Giaccardo.
Siguiendo esos apuntes pueden verse muchos puntos coincidentes con el Donec formetur Christus in vobis.
Una primera coincidencia se puede comprobar en que el tema de cada día estaba dividido en tres partes, de forma parecida a los capítulos de DF. Nótese que la tercera parte estaba generalmente dedicada a la visita.
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[DFst 37. 77-78] Sin embargo, los puntos de contacto se refieren sobre todo a los contenidos del mes del divino Maestro, y especialmente a la vía iluminativa de DF.
El primer día está dedicado a la introducción a todo el mes: «1º de enero al divino Maestro; no sabemos hacerle la visita, pero aprenderemos. 2º Jesús camino, verdad y vida será el tema: ejemplo, maestro, santificador. 3º Acudir con la mayor intensidad a su escuela...».233
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[DFst 40-49] A la meditación de Jesús camino están dedicados nueve días:234 II - Qui sequitur me; III - Abneget semetipsum; IV - Humilis corde; V - Subditus illis; VI - Veni ut vitam habeant; VII - Ut faciam voluntatem ejus; VIII - Ut faciam voluntatem ejus; IX - Ut faciam voluntatem ejus (quæ placita sunt ei facio semper); X - In oratione.
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[DFst 49-54] Del undécimo al vigésimo día la meditación está dedicada a Jesús verdad, presentado especialmente a través de los temas de las bienaventuranzas:235 XI - Docebat eos; XII - Ecce mater tua...; XIII - Subditus;236 XIII - Tanquam auctoritatem; XIV - Beati pauperes spiritu; XV - Beati mites...; XVI - Beati qui lugent...; XVII - Beati qui esuriunt...; XVIII - Beati misericordes...; XIX - Beati mundo corde...; XX - Beati qui audiunt...; XXI - Beati pacifici...; XXII - Beati qui persecutionem...
Merece una atención especial el tercer punto del undécimo día: «Jesús está aquí en la hostia: desde aquí quiere iluminar...; adoremos al divino Maestro... Démosle gracias porque nos ha enseñado... Perdona que hayamos querido hacer a nuestro antojo... Doce nos pugnare, orare, amare...».237
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[DFst 54-63] A Jesús vida se dedican los días del vigésimo tercero al trigésimo.238 La meditación del primero de estos días contiene una especie de solemne enunciado de los temas sucesivos, por lo que parece interesante citarlo entero: «XXIII - Ut vitam habeant. Jesús dice en el discurso de la última cena a Tomás: Ego sum via, veritas et vita; para ir al Padre debéis seguirme. I - El divino Maestro es vida que santifica. Del evangelio de san Juan se percibe, entre las cosas principales que aparecen a primera vista, que Jesús es la vida: in ipso vita erat...; con Nicodemo: ut omnis qui credit vivat... habeat vitam aeternam...; con la Samaritana: el aqua salientis in vitam æternam; después, el paralítico: filius habet vitam... verba vitæ... Buen Pastor: ut vitam habeant... habrá otras citas. II - Vida sobrenatural de gracia, vida de resurrección, vida de madurez de vocación... III - Visita sobre Jesús está con nosotros y desde aquí quiere iluminar».239
Los temas de los días sucesivos son: XXIV - Vida de gracia y de fidelidad: san Timoteo; XXV - Vida de resurrección: conversión de san Pablo; XXVI - Vida por María; XXVII - Qui manducat; XXVIII - Qui manet in me...; XXIX - Sic orabitis; XXX - La adoración de conclusión.
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[DFst 37-38] De las fuentes hasta ahora a disposición, este mes al divino Maestro es expresión del cambio hacia la centralidad de Cristo camino, verdad y vida en la vida de la Casa, como demuestra la información del número de febrero de 1924 del UCBS: «En la Casa se consagra enero al divino Maestro. Un artístico cuadro nos representa su sagrado Corazón; le imploramos para que se edifique pronto el altar. Como en el cenáculo para la última cena, como para la venida del Espíritu Santo, el divino Maestro agrupó a su alrededor a toda la familia, porque a toda quiere tenerla a su alrededor en la mesa de su Padre. Y el divino Maestro nos adoctrinó: él es el camino, el que da ejemplo, el que edifica. ¡Qué santa es la vida de Jesús! Él es la verdad que ilumina, que dice lo que debemos creer y lo que debemos hacer; ante la doctrina de Jesús, la sabiduría humana que no está iluminada por él es ignorancia y estupidez. Es la vida que da la gracia de creer y de obrar, que santifica, que resucita, que multiplica los méritos, que madura las vocaciones, que transforma y sin la cual estamos muertos. El divino Maestro enseña, nos da el ejemplo de la más hermosa devoción a la santísima Virgen y la hizo tesorera de sus gracias. Todos recibimos de la plenitud del divino Maestro. El mes se cerró con la hora de adoración: el divino Maestro está con nosotros, está en su casa; desde aquí, desde el sagrario, quiere iluminar a su familia y al mundo... La práctica principal de devoción fue la visita al santísimo Sacramento, al divino Maestro eucarístico; adoración, acción de gracias, propiciación, reparación y súplica; por la mañana los jovencitos hacían la visita de un minuto. El divino Maestro nos concedió esta otra gracia: la adoración perpetua que comenzará en breve».240
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[DFst 52-54. 85] Liberado del riesgo de una muerte precoz, el padre Alberione sigue entregado a la misión, recibida de Dios y por Él confirmada, solícito en la explicitación de los elementos constitutivos de la Casa, todos ellos comprendidos bajo la denominación de Pía Sociedad de San Pablo. Por ejemplo, en el número de UCBS de febrero de 1924 se pueden leer cuatro noticias importantes: la intención de abrir una casa para los aspirantes a las misiones ad gentes,241 el esquema del Estatuto de la Sociedad Bíblica,242 la oración Para quien siente sed de almas como Jesús243 y la fundación de las Pías Discípulas del Divino Maestro.244
159
[DFst 52-53. 76-79] La composición de la Casa debía reflejar según el padre Alberione, como ya vimos, la actualidad de los tiempos apostólicos: hombres y mujeres asociados a la misión de Jesús Maestro.
Y llega el momento de dar un paso al frente en la fundación. La Casa se ha afianzado sólidamente en Jesús, Maestro eucarístico, y se repite desde hace tiempo una expresión particular, la laus eucharistica.245 Por eso, después de la experiencia de Benevello, el padre Alberione, el 21 de noviembre de 1923, destina a una casa llamada Divino Maestro, para una obra determinada, a dos alumnas de la Casa: Orsola Rivata y Metilde Gerlotto. El 10 de febrero de 1924, día de santa Escolástica, comienza oficialmente la nueva familia religiosa de las Pías Discípulas.246 El boletín UCBS describe la vestición de las Pías Discípulas -fueron ocho-, que tuvo lugar el 25 de marzo del mismo año, fiesta de la Anunciación.247 Orsola Rivata recibió el nombre de sor Escolastica de la divina Providencia y se le confió la responsabilidad interna del grupo.248 El padre Alberione la había preparado aconsejándole que leyera el libro Las mujeres del Evangelio.249 Más que para el nombre de Escolástica, de quien no habla Ventura, este libro debía servir para orientar a la nueva familia en su misión específica, en sintonía con la configuración general de la Casa,250 que consistía en vivir la actualidad de los tiempos apostólicos: «Las Hijas de San Pablo atienden al evangelio del divino Maestro: enseñar, escribir, propaganda, trabajo tipográfico. Las Pías Discípulas atienden al divino Maestro y a sus ministros: adoración, trabajos de la iglesia, trabajos de casa, de bordado, de aguja y de cocina. Estas llevan uniforme y aquellas no. Las Hijas de San Pablo son religiosas, con aspirantes y novicias, hacen votos perpetuos y en la profesión reciben un nombre nuevo; se llaman Maestras. Las Pías Discípulas reciben un nuevo nombre en la vestición y hacen votos privados; se llaman Hermanitas».251
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[DFst 85-91] En 1924 la Pía Sociedad de San Pablo es presentada como «un instituto de personas que viven en comunidad como los religiosos con el fin de santificarse a sí mismas y difundir el pensamiento y la vida cristiana con la buena prensa: diarios, periódicos, revistas, bibliotecas, libros, boletines parroquiales, etc. Pueden entrar en ella tanto sacerdotes como laicos, aceptando los compromisos habituales de los religiosos, es decir, castidad perfecta, pobreza y obediencia, con la obligación de vivir en comunidad bajo una regla determinada. Con el fin de practicar el apostolado de la buena prensa, ha creado varias secciones de aspirantes».252 Y se da siempre la lista: sección obreros, jóvenes estudiantes, prensa para las misiones, Pías Discípulas, Hijas de San Pablo.
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[DFst 91-92] El número del UCBS de agosto de 1924 se abre con un llamativo artículo conmemorativo de los Diez años de la Casa:

«El día de San Bernardo del 20 de agosto de 1914 se abría la Casa. El 20 de agosto de 1924 se cumplen diez años. ¡Cuánto trabajo de la gracia en este período! El designio del Padre celestial se ha encarnado, confirmado y difundido tomando como medio las cosas que no son. Celebraremos con agradecimiento profundo esta fecha. Que todos los Cooperadores se unan a nosotros ese día en la oración de agradecimiento y en la expresión del amor más vivo: ¡el Señor nos ha manifestado su gran misericordia! [...]
Trabajo de la misericordia de Dios. Los dos primeros alumnos se han multiplicado más que por cien; ha crecido junto a ella la rama de las Hijas, ha nacido el grupo de las Pías Discípulas; alrededor de san Pablo se han reunido con el corazón, el sacrificio y la oración más de diez mil Cooperadores, para hacer el bien y enriquecerse de méritos.
La Casa ha adquirido nombre, forma y estructura; la santa Sede aprobó su existencia y su misión y abrió para ella los tesoros de las indulgencias.
La divina Providencia nos dio casa, patio, huerto, máquinas y diversas ramas de apostolado. La idea de la buena prensa embarga los corazones y Dios domina soberano con su espíritu, a pesar de las infinitas ingratitudes, rebeliones y faltas humanas. [...]
El Padre celestial tiene a la familia entre sus brazos amorosos. El titular, el patrono, el protector de la Pía Sociedad es san Pablo apóstol, que fue quien mejor vivió el espíritu y la vida del divino Maestro y mejor llevó el evangelio a las almas y a las naciones.
María, Reina de los Apóstoles, es la madre, la protectora. Ella formó al Salvador y a ella están dedicados los novicios, llamados los Siervos de María.
El culto principal se dirige al divino Maestro, porque Él es el camino, la verdad y la vida. También los sacerdotes de la Casa se llaman maestros en su honor. A Él se le hace la adoración perpetua, a Él se le dedican los postulantes llamados Discípulos del Divino Maestro y las Pías Discípulas. Todos los días se invoca al Espíritu Santo. Las demás devociones principales son: a san José, al ángel de la guarda y a las almas del purgatorio.
Los hombres no cuentan, los hombres no habrían hecho nada.
La Casa procede de la voluntad de Dios; si no fuera así, no tendría sentido, sería una locura, no existiría.
Se habla de admiración, pero lo más admirable es lo que no se ve, las vocaciones y el sacrificio escondido de los Cooperadores. Pero esto no lo han hecho los hombres, lo ha hecho Dios con su amor; la voluntad de Dios guía y gobierna. Y todo se hace únicamente por Dios. Eliminada la voluntad de Dios, incluso humanamente, se elimina toda fecundidad de vida; no habría más que aridez en todo.
Nadie pues debe basarse en los hombres y los patrimonios; el patrimonio es infinito: Dios.
El fin principal de la Sociedad es pues hacer santos a sus miembros, agradar a Dios: agradarle en todo, odiar el pecado, servirle bien, buscar sobre todo su voluntad, su gloria, su beneplácito. Esto es lo que se predica.
El libro principal de formación son los Ejercicios de san Ignacio.
El trabajo principal que sigue haciéndose en Casa es la elección y el cuidado de las vocaciones, pues la buena prensa necesita hoy, más que ninguna otra cosa, personas, vocaciones.
Aquí se concretan los cuidados más delicados y asiduos del señor Teólogo.
Luego viene el apostolado, la buena prensa; no cualquier prensa, sino la prensa que es el evangelio, que es la Revelación, que es el comentario del evangelio, popularización de la divina revelación».253
162
[DFst 91-92] Después de diez años de camino, comienza a usarse el nombre de Paulinos254 y con todos, hombres y mujeres, se insiste en la formación según el estilo de la Casa.255
163
[DFst 9ff. 52-53. 93-95. 104-106] El 31 de diciembre de 1924 el padre Alberione dirige un caluroso saludo a los Cooperadores estructurado en cuatro Deo gratias y seis Ora et labora.256
Cabe resaltar que el primer Deo gratias es por el espíritu de los ejercicios de san Ignacio: «Deo gratias por todos los bienes que hemos recibido como de la única, inagotable y purísima fuente, el divino Maestro. El espíritu de los ejercicios de san Ignacio se ha profundizado mejor y la meditación del fin para el que hemos sido creados ha lanzado destellos de luz viva sobre el camino entero de nuestra vida. He suplicado al Señor que os conceda a todos la gracia de hacer los santos ejercicios completos, bien, por lo menos una vez en la vida. ¡Qué gran gracia! Muchos de nosotros la hemos recibido ya».257
164
[DFst 52-53. 63-64. 89. 91-95] Como expresión del espíritu de la Casa se indica el Evangelio, las Cartas de san Pablo y los Ejercicios de san Ignacio de Loyola: «TRES LIBROS. Serán espíritu y vida para los Cooperadores que los conviertan en su alimento espiritual. Para la Pía Sociedad de San Pablo son los tres libros que podemos considerar fundamentales de la formación. Que cada uno los use según su capacidad. Son éstos: el Santo Evangelio, las Cartas de san Pablo y los Ejercicios de san Ignacio de Loyola. El divino Maestro es camino, verdad y vida, ejemplo, luz y gracia. El Evangelio es el libro del divino Maestro. Las verdades del evangelio no son doctrina de hombres. Las enseñanzas del evangelio son enseñanzas vividas, son la vida de Dios y tienen la mayor eficacia. Las palabras del evangelio contienen las gracias para que se las pueda entender y se las pueda practicar. Quien lee el evangelio camina como le agrada a Dios. Las Cartas de san Pablo forman las almas y los corazones para el apostolado; forman a los apóstoles según el corazón de Jesús, apóstoles firmes, apóstoles santos, apóstoles fecundos, apóstoles de su tiempo; enseñan el secreto del cultivo, facilitan la simiente, enseñan el secreto de hacer que produzca el campo sembrado. Los Ejercicios de san Ignacio tienen un poder espiritual portentoso. Establecen la vida del hombre en sus cimientos, orientan a Dios y dan sentido a la vida. Organizan la vida espiritual y educan a vivirla con fruto».258
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[DFst 52-53. 63-65. 91-92. 99-100] A partir del número de marzo de 1925 se encuentran en primer lugar en el UCBS los artículos sobre La nueva iglesia de san Pablo en Alba, La iglesia de la Buena Prensa y El templo a san Pablo.
Se pone de relieve que el nuevo templo encierra la espiritualidad de la Casa,259 que tiene como centro a Jesús Maestro, camino, verdad y vida: «Es la iglesia de los misioneros de la buena prensa. La iglesia queda incorporada a las casas y las casas forman cuerpo con la iglesia. Del mismo modo que en las parroquias se encuentran junto a la iglesia las salas para las clases de catecismo, junto a la iglesia de san Pablo, incorporadas a ella, formando un único templo con ellas, están las casas para los hijos y las hijas de san Pablo. Lo refleja la planta: las casas son algo parecido a pequeños coros de la iglesia, en ella son instruidos, educados y preparados los misioneros de la buena prensa y en ella los pequeños misioneros escriben y trabajan para la difusión del reino de Dios. El divino Maestro difunde en la Iglesia sus rayos, que son el camino, la verdad y la vida, y estos rayos en casa, con el corazón, el alma y la boca de los superiores forman a los apóstoles de la prensa. Y por medio de la pluma, los caracteres y las máquinas de la casa se ilumina a las almas, se las dirige y se las vivifica. De aquí saldrán después los misioneros de la buena prensa hacia los países de misión».260
Y se añade al presentar la planta todavía incompleta de la iglesia: «Se abrirá al público, especialmente por la comodidad de acercarse al sacramento de la penitencia; habrá adoración continua, noche y día, delante de Jesús expuesto; servirá de manera especial para el servicio religioso de la Pía Sociedad de San Pablo,261 del que será centro de camino, verdad y vida».262
Causa admiración pensar que en el breve período que discurre del final de 1923 hasta la mitad de 1925 se haya afirmado, de manera tan profunda y amplia, la centralidad de Cristo camino, verdad y vida en la vida y en las obras de la Casa. Es un rasgo muy importante que debe tenerse en cuenta al leer Donec formetur Christus in vobis.
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2.2 «DONEC FORMETUR CHRISTUS IN VOBIS» (Gál 4,19)
[DFst 39-40] En el mes del divino Maestro de 1924 encontramos estas afirmaciones: «Jesús camino, verdad y vida será el tema: ejemplo, maestro, santificador»;263 «Cœpit facere et docere: camino edificante y verdad iluminante»;264 «El divino Maestro es vida que santifica».265
167
[DFst 39-40. 61-62] Los paralelismos entre camino-ejemplo-edificante, verdad-maestro-iluminante, vida-santificador-santifica constituyen una clara referencia a Jn 14,6 en clave de las funciones salvíficas de Cristo.266 Y es justamente esta clave la que nos orienta hacia las obras de Francisco Chiesa, porque constituyen una primera exposición del trinomio camino, verdad y vida y se colocan en la perspectiva de las líneas de DF: Jesucristo Rey,267 Jesucristo Maestro268 y Ego sum Vita:269 «Euntes ergo, docete omnes gentes, baptizantes eos in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti, docentes eos servare omnia quæcumque mandavi vobis (Mt 28,19). Id, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. En estas palabras está claramente expresada la triple potestad del reino de Dios: la potestad doctrinal, docete; la potestad sacramental, baptizantes; la potestad jurisdiccional, servare omnia quæcumque mandavi vobis».270
168
[DFst 37-38. 40-41] El libro Gesù Cristo Re271 es un comentario a la encíclica Quas primas, publicada por Pío XI con ocasión de la institución de la fiesta de Cristo Rey al final del año santo de 1925,272 y puede ser considerado como expresión de la función salvífica de Cristo camino, o potestad jurisdiccional.
169
[DFst 37-38. 60-61. 65] Especialmente la parte siguiente de un párrafo de la encíclica inspiró muchas páginas del libro Gesù Cristo Re: «Hace ya mucho tiempo que habitualmente se daba a Cristo el título de Rey por el grado sumo de excelencia que tiene de modo eminente por encima de todas las cosas creadas. Se afirma que él reina en las mentes de los hombres no sólo por la altura de su pensamiento y por la amplitud de su ciencia, sino también porque él es la verdad, y es necesario que los hombres encuentren en él y de él reciban obedientes la verdad; reina asimismo en las voluntades de los hombres tanto porque a la santidad de la voluntad divina responde en él la perfecta integridad y sumisión de la voluntad humana, como porque con sus inspiraciones influye en nuestra libre voluntad de tal modo que nos enciende en las cosas más nobles. Finalmente, Cristo es reconocido Rey de los corazones por el amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento (Ef 3,19) humano y por la atracción de su mansedumbre y bondad, pues nadie entre los hombres fue tan amado ni lo será nunca como Jesucristo».273
170
[DFst 40-41. 44-45. 48-49. 51-54. 60-61] Francisco Chiesa dedica tres capítulos al Territorio del reino de Cristo, es decir a la mente, a los corazones y a la voluntad. También dedica algunos capítulos a la Extensión del reino de Cristo. Para comentar DF, conviene recordar especialmente éstos: El reino de Jesucristo en nosotros,274 El reino de Jesucristo en la mente,275 El reino de Jesucristo en la voluntad,276 El reino de Jesucristo en los corazones,277 El reino de Jesucristo en nuestro cuerpo.278
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[DFst 16. 44-45] Esta visión de la mente, de la voluntad, del corazón y del cuerpo como expresión de la totalidad de la persona humana se retoma y desarrolla en el libro La chiave della vita.279 No se insiste lo suficiente en la importancia, para la espiritualidad paulina,280 de este libro tan querido por el padre Alberione, al que alude en un capítulo de DF.281
172
[DFst 39-40. 49-50] Pero el trinomio ejemplo-iluminar-santificar, como expresión de Jesús camino, verdad y vida, se desarrolla de manera sencilla y al mismo tiempo cautivadora por Francisco Chiesa tras habérselo pedido el padre Alberione, en el libro Gesù Maestro.282
173
[DFst 49-50] En el Prefacio el autor traza el plan de la obra: «Este librito se divide en tres partes: en la primera se trata de la necesidad de un maestro; en la segunda se dice que Jesús es el verdadero Maestro y se exponen sus dotes, su método y la materia de su enseñanza; en la tercera se enseña el modo de sacar provecho de la enseñanza del divino Maestro».283
174
[DFst 49-50. 51-52] En la primera parte, en seis capítulos (el autor los llama lecturas), Chiesa trata del verdadero maestro, de la necesidad que tiene del maestro nuestra naturaleza, nuestra condición de discípulos284 y la materia que debe aprenderse.
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[DFst 39-40] La segunda parte, sobre Jesús Maestro, se compone de 19 capítulos y desarrolla una y otra vez, desde diversos puntos de vista, el trinomio camino, verdad y vida según la triple función de Cristo, considerado como luz, ejemplo y santificador.
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Las primeras cuatro lecciones tratan de Jesús verdadero Maestro por naturaleza, por vocación, Maestro necesario y Maestro por aceptación universal. Siguen dos series de lecturas sobre las dotes de Jesús Maestro.
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[DFst 39-40] En la primera serie se presentan las dotes de Jesús: la ciencia, la ejemplaridad y la caridad, que corresponde a camino-verdad-vida.
178
[DFst 51-52] La primera dote de Jesús Maestro es la ciencia (Ego sum veritas, Jn 14,6):285 «Las dotes de un maestro común son de tres clases: intelectuales, morales, pedagógicas. Las dotes intelectuales se compendian en la ciencia. El maestro debe enseñar, es decir, comunicar la doctrina, la ciencia. [...] Veamos cómo la primera dote de Jesús es la ciencia: ciencia de la verdad que ha de enseñarse, ciencia de los discípulos a los que hay que amaestrar, ciencia del método que debe usarse».286
179
[DFst 52-53] Conviene hacer aquí hincapié en las consideraciones sobre el método de Jesús Maestro: «De la doble ciencia de la verdad que debe enseñarse y del discípulo al que hay que enseñar procede la posibilidad de otra ciencia, no menos necesaria, que es la del método. Hay profesores doctísimos, pero sólo saben para ellos. Cuando tienen que comunicar a otros su ciencia, son absolutamente incapaces y están muy por debajo de la mediocridad. ¿Por qué? Porque desconocen el método para enseñar. Método es el camino que debe seguirse. No conocer el método es no conocer el camino para hacer llegar la verdad a la mente del discípulo. Y quien no conoce el camino para hacer llegar la mercancía a su destino, se encuentra en una situación malísima. En cambio, quien conoce bien el método tiene la posibilidad de hacer entender pronto y con facilidad las verdades más difíciles. Pues bien, en el Maestro divino, Jesús, encontramos, en relación con el método de enseñanza, una ciencia igual a las dos primeras ya consideradas: ciencia altísima, llena de prudencia y de practicidad; ciencia infinita que nosotros somos incapaces de penetrar a fondo. Pero ya lo poco que somos capaces de percibir es suficiente para tener alguna idea de ella. El método de enseñanza elige el tiempo, el lugar, el modo y las personas».287
180
[DFst 48-49] Entre las dotes morales de Jesús Maestro, Chiesa pone de relieve su ejemplaridad de vida (Exemplum dedi vobis, Jn 13,15): «Jesús, maestro supremo de la vida moral del hombre y conocedor perfecto de la naturaleza humana, no podía dejar de poner en primer lugar el ejemplo. El ejemplo fue el primer compás de su obra redentora: Cœpit facere et docere (He 1,1). Toda su vida fue un modelo que imitar, comenzando de su nacimiento y hasta la muerte».288
181
[DFst 37-38] Chiesa considera otra dote moral del divino Maestro, la caridad, que resume todas las demás: «Esta es la luz con la que especialmente quiso adornarse quien, habiendo bajado del cielo por amor, también en el amor quería llevar a cabo su misión. San Francisco de Sales, teniendo en cuenta las palabras Benignitas et humanitas apparuit Salvatoris nostri Dei (Tit 3,4), dice que Jesús se presentó antes benigno que hombre. Como el sol comienza a extender su luz al alba, con la aurora, antes de aparecer en su órbita, así nuestro salvador Jesús comenzó a difundir rayos de benignidad antes aún de aparecer con su persona. Veamos la importancia que tiene en el maestro la dote de la caridad y cómo Jesús la ejercitó en su magisterio con las palabras y las obras».289
182
[DFst 37-38] En la segunda serie de capítulos sobre las dotes de Jesús Maestro, Chiesa se complace en usar las palabras terpética y plástica pedagógica, palabras muy raras pero que expresan eficazmente su enseñanza: «Además de las dotes intelectuales y morales son necesarias en el maestro las dotes llamadas pedagógicas, que pertenecen al modo o método de enseñanza. San Agustín, hablando precisamente del maestro de religión, dice que necesita tres cosas: ut doceat, delectet, moveat. Son justamente las tres dotes pedagógicas que debe tener todo maestro: ut doceat, y de ahí el arte que llamamos didáctica; ut delectet, y de ahí la terpética, es decir, el arte de gustar e interesar al auditorio; ut moveat, a lo que ayuda el arte supremo de plasmar los caracteres y que por tanto puede llamarse plástica pedagógica. Nosotros vamos a considerar aquí la didáctica del divino Maestro y veremos, además de su importancia, cómo la practicó Jesús en las comparaciones y las parábolas evangélicas».290
Como podemos ver, Francisco Chiesa propone la dinámica verdad, camino y vida con óptica agradable y progresiva.
183
[DFst 49-51] Como correspondiente con la verdad, presenta la iluminación de la mente en términos esponsales: «La iluminación de la mente no es toda la educación, pero sí parte de sumo valor. Del mismo modo que Dios creador creó la luz antes que ninguna otra cosa, fiat lux, así en el alma del educando lo primero que debe hacerse es luz... Y esto se consigue por medio de la enseñanza de la verdad. El intelecto y la voluntad son como el esposo y la esposa. Se buscan entre sí constantemente, pues fueron destinados por el Creador a estar unidos en matrimonio perpetuo. Pero antes de que este deseado matrimonio se realice, se da toda una novela de duras y difíciles peripecias. ¡Cuánto trabajo antes de que el hombre pueda unir su intelecto con la ciencia del derecho y convertirse en doctor en leyes! ¡O con la ciencia de los números para ser proclamado profesor de matemáticas! [...] Aunque sólo se trate de la unión de la mente con una verdad, por ejemplo entender el modo de sumar números, se verifica siempre lo mismo: el matrimonio de la mente con la verdad. La didáctica está destinada tanto a disminuir las dificultades de esa unión como a acelerar el tiempo».291
184
[DFst 40-45. 48-49] Francisco Chiesa presenta, relacionada con camino, la terpética pedagógica de Jesús: «Esta es la segunda cualidad pedagógica que necesita el maestro: el arte de deleitar y de interesar a los alumnos: ut delectet, como dice san Agustín. Que este arte es de suma importancia para el maestro, es fácil comprenderlo tanto si la escuela está dirigida a la instrucción de la mente como si persigue, lo cual es un deber, la educación de la voluntad. En uno y otro caso, es sumamente importante saber interesar. Cuando se trata de la educación, la cosa es evidente. En este caso es necesario estimular la voluntad hacia la virtud, que por sí misma es difícil, como lo es también saber excitar la estima y la admiración hacia ella. El verdadero fin del arte debe ser este. Entre conocer la verdad y practicarla hay de por medio un abismo. Video meliora, proboque, dice Ovidio, deteriora sequor. El arte lanza un puente sobre tal abismo para que la voluntad pueda pasarlo con facilidad. Por eso los libros eficazmente educativos no son los que contienen preceptos, sino los que están escritos con arte. [...] Y aunque sólo se tratara de pura instrucción, sería no obstante necesario saber deleitar e interesar la voluntad. Todo depende de la voluntad: la asistencia a la escuela, la diligencia en la aplicación, la atención, la reflexión, la iniciativa, la constancia para vencer los obstáculos. Dadme un alumno con buena voluntad y os aseguro su éxito. De ahí que en los libros de pedagogía se hable tanto del interés del alumno en las diversas edades, y que especialmente en las escuelas modernas se usen tantos medios para que la clase sea amena y grata. Se pretende interesar y deleitar para poder educar más fácilmente. Tal es la terpética (del griego terpo = deleite), arte de deleitar o interesar. Un arte tan natural y necesario no debía quedar marginado en el Maestro divino. Él conoce a fondo, más que el mejor pedagogo, la naturaleza humana y usa este arte de manera divina e insuperable. Y esto en la forma de enseñar, en el contenido de la doctrina y en el modo de confirmarla».292
185
[DFst 54-58. 59-60] Relacionado con la vida, Francisco Chiesa presenta la plástica pedagógica, y hace de salida una consideración muy importante sobre la formación del carácter: «La escuela verdadera no se queda en la instrucción, sino que se propone como fin la educación, que a su vez atiende a la formación del carácter. Este es el ideal acariciado por todos los que persiguen el bien de la humanidad. Del mismo modo que la voluntad es la reina de las facultades humanas, así la formación del carácter es la cumbre a donde quiere llegar la educación. El verdadero valor del hombre está en esto, pues carácter es virtud. Sin una voluntad buena, las demás cualidades, por estupendas que sean, pueden convertirse en un peligro, como armas de fuego en manos de un malvado o de un loco. Todos estamos llamados a la perfección. Hæc est voluntas Dei, sanctificatio vestra (1Tes 4,3). Ahora bien, sólo la perfección de la voluntad está en nuestra manos. Nadie podrá echar en cara a un hombre que no sea guapo, sano, robusto, docto, noble o rico, pues estas cosas no dependen de él. Pero sí podrá ser censurado si no es virtuoso. La virtud depende de nuestra libertad».293
186
[DFst 63-64] Seguidamente Chiesa presenta a las personas formadas en la escuela de Jesús: los apóstoles Pablo y Pedro, los mártires y los santos. En cuanto a los medios de formación adoptados en la educación, afirma que Jesús, además de los medios sobrenaturales, no descuidó los naturales, pero es en lo que Chiesa llama plástica pedagógica donde escribe una hermosa página plenamente compartida por el padre Alberione.294

«La plástica pedagógica no es como la plástica industrial, que todo lo hace de manera autónoma y da mecánicamente forma a la materia, como cuando se hacen a máquina ladrillos y tejas o se funden estatuas en metal. El arte plástica pedagógica tiene que ver con seres vivos y libres y los trata respetando su naturaleza.
Un ser vivo, y más si es inteligente y libre, obra por un principio intrínseco e inmanente y en orden a un fin libremente querido y perseguido. Plasmar ese ser quiere decir formarlo en su perfección, pero teniendo en cuenta todos estos elementos; más aún, apoyándose en ellos.
Ese ser vivo y razonable ¿tiene un principio intrínseco que, como dice santo Tomás, se basa en dos elementos, en la forma, que está dentro de él, y en el fin, que está fuera? Es preciso que el educador o plasmador intente siempre conseguir que esta forma sea más viva y activa, animando su actividad si la forma es por sí misma suficiente, y añadiendo potencialidad si es insuficiente. En cuanto al fin, debe hacérselo conocer con la mayor claridad y certeza, rodeándolo de todos los elementos que pueden aumentar su atracción.
Y ¿necesita ese ser libre obrar libremente en orden al fin? Habrá que ayudarle a superar los obstáculos de la libertad, a aumentar y estimular cada vez más la fuerza de la voluntad para que con decisión y empeño corra hacia su fin.
Sólo cuando el ser inteligente y libre haya adquirido plena conciencia de sí mismo y haya conseguido ser libre de los obstáculos de todo tipo, habrá adquirido también el hábito de intentar conseguir el fin con energía, constancia y eficacia, y sólo entonces habrá adquirido su carácter moral.
Y esto fue justamente lo que el divino Maestro hizo con sus discípulos.

* * *

Se han querido agrupar los deberes del educador en estos versos:
Del sabio educador la ley es ésta:
anima, deja libres, guía y amonesta.
En primer lugar la animación, el estímulo para obrar. Jesús animó con la enseñanza de la verdad, haciendo ver su belleza; con su ejemplo, con las promesas hechas a quien escuchara sus palabras, con la fuerza de sus milagros.
¡Qué insuperable excitación para los ánimos en el discurso de las bienaventuranzas! ¡Qué fuego debió de encender en el alma de los que le escuchaban!
Pero Jesús respeta siempre la libertad: Si vis ad vitam ingredi (Mt 19,17), qui vult venire post me, etc.
Deja libre también a san Pedro, que le niega.
Jesús guía a sus discípulos: Cavete a fermento phariseorum (Mc 8,15), guardaos de la levadura de los fariseos.
Jesús amonesta: así lo hizo con san Pedro después de su pecado o cuando no quería que Jesús caminara hacia la muerte; así lo hizo con Santiago y Juan cuando querían pedir que bajara fuego sobre la ciudad de Samaría y en muchas otras ocasiones».295
187
[DFst 58-63] Por último, en este capítulo Francisco Chiesa habla de la gracia como el medio de educación más importante usado por Jesús y hace hincapié en la importancia de la oración y de los sacramentos.
188
[DFst 37-38] Después de hablar de las cualidades de Jesús Maestro, aborda el tema de su enseñanza: «En los últimos capítulos hemos considerado las dotes del Maestro divino. Es tiempo de que pasemos a considerar la materia de su enseñanza. ¿Cuál es esa materia? Es oportuna aquí una famosa regla: In omnibus rebus respice finem. ¿Cuál era el fin de Jesús al venir entre nosotros? Señalarnos el camino de la salvación. Propter nos homines et propter nostram salutem descendit de cœlis et incarnatus est. Era pues lógico que Jesús enseñara a los hombres todas las verdades necesarias para su salvación. Y esas verdades se refieren al hombre entero, que es inteligencia, sentimiento y voluntad. La enseñanza del Maestro quiere justamente satisfacer las exigencias de estas facultades. Él enseña una ciencia para la mente, una moral para la voluntad y un arte para curar y fortalecer el corazón».296
189
[DFst 43-45] No podemos ofrecer aquí toda la enseñanza del libro de Francisco Chiesa. Sin embargo, para profundizar en Donec formetur Christus in vobis, es importante que tengamos presentes todos los capítulos que componen la obra.
Nuestro autor ofrece en tres capítulos el contenido de la enseñanza de Jesús y sigue el esquema camino, verdad y vida, por lo que habla de ciencia, de moral297 y de medios de salvación.
Siguen cinco capítulos sobre los medios con los que Jesús enseña: su palabra viva, como palabra verdadera, fácil y eficaz; la institución de los apóstoles y de los discípulos, la institución de la Iglesia, el evangelio, la presencia del Maestro. La segunda parte concluye con una lectura sobre los efectos del magisterio de Jesús.
La tercera parte del libro está dedicada a nuestros deberes en relación con la enseñanza del divino Maestro: asistencia a la sagrada predicación, lectura del evangelio, deber de aceptar la enseñanza de Jesús, deberes de vivir la enseñanza o, como se dice en el índice, el ejemplo de Jesús, cooperación con Jesús Maestro por medio de la prensa (formar a los escritores, imprimir libros, difundir libros).298
190
[DFst 52-54. 74-78] El libro Ego sum Vita se presenta como una ayuda para profundizar en el don, vivido en la Iglesia, de la unión constante con Cristo presente en la Palabra y en la Eucaristía: «El evangelio es la Palabra de Dios. Jesús, Verbo, es decir, Palabra del Padre, está presente en el evangelio como palabra que enseña y en la Eucaristía como alimento que nutre. Evangelio y Eucaristía son dos modos diversos de la presencia de Jesús, como la luz y el calor son dos manifestaciones del sol. En el Congreso del Evangelio que tuvo lugar en Alba el 30 de junio de 1927, el evangelio se colocó acertadamente en el altar, entre luces. El evangelio destaca en los grandes locales tipográficos de la Pía Sociedad de San Pablo y hay encendida ante él una lámpara como ante el altar del santísimo Sacramento. Asimismo, en el altar de la iglesia, Eucaristía y Evangelio están perennemente, de día y de noche, expuestos a la adoración con velas encendidas. Ya dijo Tertuliano que debemos tributar a todas las palabras del evangelio el mismo honor que a los fragmentos de la Hostia eucarística. Y Jesús dice de sí mismo en el evangelio: Yo soy la vida, Ego sum vita. Estas palabras tienen un sentido tan profundo que todo el tiempo de nuestra vida no bastaría para entenderlo debidamente. Especialmente en nuestro tiempo, en que las exigencias de la vida quieren elevarse a supremo criterio de moralidad, es muy útil y oportuno fijar más íntimamente nuestros ojos en la esencial y suprema vida de Jesús. Él no es una vida, sino la vida. Si nosotros conseguimos vivir esta vida en el grado que tenemos establecido, es suficiente; no se necesita más».299
191
[DFst 55] El propio autor presenta las partes y el contenido del libro: «El libro puede considerarse dividido en tres partes. La primera habla de la vida en general; la segunda explica que Jesucristo quiere ser nuestra vida sobrenatural, y se expone de qué modo es él nuestra vida, en qué consiste ésta, sus efectos, los medios y los frutos. La tercera parte enseña de qué modo puede vivir cada cual la vida de Jesucristo».300
192
[DFst 11-12. 46-47] Más que recorrer las páginas de Ego sum Vita,301 indicando los puntos de contacto con DF, parece importante resaltar que el libro de Chiesa presenta simultáneamente el ambiente, el compromiso y los frutos propuestos por Donec formetur Christus in vobis.
Nos limitamos, pues, a recordar que Francisco Chiesa indica como meta del desarrollo de la vida la señalada en Gál 4,19: «Cuando Jesús pueda respirar en nosotros libremente, cuando el latido de su corazón sea el nuestro y nos alimentemos debidamente con el Pan de la vida, ¿qué quedará? Quedará que Jesús no solamente debe vivir en nosotros, sino crecer y desarrollarse de día en día, hasta su formación completa: donec formetur Christus in nobis. ¡Felices los que tengan una suerte tan grande! Porque esto no es un privilegio de ciertas almas; todos somos llamados, pues todos debemos ser santos: hæc est voluntas Dei, sanctificatio vestra».302
193
[DFst 9-13. 104-106] Gracias a las tres obras de Francisco Chiesa, es decir, Gesù Cristo Re, Gesù Maestro y Ego sum Vita se puede tener una perspectiva realmente amplia para comprender muchas afirmaciones del libro Donec formetur Christus in vobis.
La versión manuscrita del libro se remonta al menos a 1927, cuando se comenzó el Curso de Meditaciones o Ejercicios prolongados para orientar nuestra vida que el padre Alberione ofreció a las adultas de la Casa desde el 11 de octubre de 1927 al 23 de mayo de 1928.
194
[DFst 9-13. 17. 37. 67. 104-106] Las meditaciones tuvieron generalmente una frecuencia de tres días a la semana. De ellas se conservan esmerados apuntes en los cuadernos B2.5 y B2.6 de la Maestra Tecla Merlo y en los cuadernos 18, 19 y 20 de la Maestra Teresa Raballo. Siguiendo estos apuntes se puede verificar que reproducen sustancialmente, aunque a veces en orden diverso, los capítulos de DF contenidos en el cuaderno manuscrito del padre Alberione, dividido en tres partes fundamentales: vía purgativa, iluminativa y unitiva.303
195
[DFst 9-13. 104-106] Podemos preguntarnos si el cuaderno manuscrito de DF es anterior a 1927. Quizá falten todavía los elementos suficientes para confirmar esta hipótesis. Lo fundamental es considerarlo no como apuntes casuales, sino como fruto de un largo itinerario vivido por el padre Alberione en su experiencia íntima y en su ministerio.
196
[DFst 9-13. 17. 37. 67. 104-106] Un cuadro importante de referencia es sin duda el que ofrecen los Ejercicios espirituales ignacianos, aunque leídos por el padre Alberione en su propia perspectiva. Dentro de este cuadro, al padre Alberione le gustaba considerar el noviciado como un curso de ejercicios prolongados, no cerrados sino desarrollados en la vida cotidiana.304 Confirma esto lo que prescriben las Reglas de la Pía Sociedad de San Pablo, aprobadas en 1927, en el décimo artículo: «El noviciado es un tiempo para recorrer las tres grandes vías: la purgativa, la iluminativa y la unitiva, haciendo una especie de curso largo y calmo de ejercicios espirituales teniendo en cuenta el libro de los Ejercicios de san Ignacio y los comentarios de los autores de más prestigio, por lo que las prácticas de piedad del siervo de María y las del discípulo son la hora de adoración y la lectura espiritual (o instrucción)».305
197
[DFst 9-13. 104-106] Concretamente, el Curso de Ejercicios prolongados impartido por el padre Alberione quería ser una preparación inmediata a la aprobación diocesana de la rama femenina de la Casa, ya que la de la rama masculina se había conseguido el 12 de marzo de 1927.306
198
[DFst 83-92] Conseguida la aprobación de las Hijas de San Pablo, el padre Alberione intensificó su formación a la vida religiosa. Se conservan apuntes de un curso completo sobre la vida religiosa impartido por el padre Alberione a partir del 28 de octubre de 1929.307 Estos apuntes ayudan a ampliar el discurso sobre los estados de vida: los votos, la vocación religiosa, etc., presentados en DF, pp. 83ss.308
199
[DFst 85] En estos años el trabajo formativo de la Casa adquiere una resonancia que es más profunda en la medida que los miembros de las ramas masculina y femenina se sienten implicados en una obra que crecía a un ritmo impresionante.309
A mediados de enero de 1926 se había fundado la casa de Roma, compuesta por las ramas masculina y femenina, y pronto comenzaron a publicarse en UCAS noticias de las dos familias en Roma. En 1927 se compró a los Benedictinos la Vigna San Paolo, donde en los primeros meses de 1929 se encuentran agrupados los Paulinos, las Hijas de San Pablo y las Pías Discípulas del Divino Maestro. Cuando se da la noticia de la adquisición del terreno en Roma, se usa en UCBS, tal vez por primera vez, el término familia paulina.310
Mientras tanto se van realizando fundaciones en otras ciudades italianas: Turín (FSP, 1926), Salerno (FSP, 5 de noviembre de 1928), Bari (FSP, 15 de noviembre de 1928), Verona (FSP, 19 de noviembre de 1928), Sanfré (PD, 10 de diciembre de 1928), Cagliari (FSP, 5 de febrero de 1929).
El UCBS publica las fotografías de los edificios y de los grupos de la casa de Alba,311 y en el número conmemorativo de los trece años de fundación presenta Una pequeña panorámica de la obra de la buena prensa en Alba, es decir, una foto en la que se señalan nueve puntos importantes: 1. El solar del nuevo templo de San Pablo; 2. La capilla de San Pablo; 3. La casa de San Pablo; 4. La casa Divina Providencia; 6. La casa de San José; 7. La casa del Divino Maestro; 9. El horno de ladrillos; 9. Los grandes patios.312
200
Mientras que externamente la atención se dirige a la construcción del templo de San Pablo, que crece rápidamente, se presentan también nuevas iniciativas313 y contenidos espirituales.
201
[DFst 52-53. 93-95] Adquiere fisonomía propia la fiesta del divino Maestro, celebrada en las parroquias para la difusión del evangelio,314 en sintonía con los congresos del evangelio, hasta el punto de que, después del congreso de Bolonia (1925)315 y del de Milán (1926),316 el tercer congreso del evangelio se realiza en Alba en 1927,317 en la Pía Sociedad de San Pablo, que había preparado para la ocasión una gran exposición-feria del libro.318
202
[DFst 63-64. 95-96] Se intensifican y profundizan las enseñanzas sobre san Pablo y se recomienda dedicarle el mes de junio,319 se divulga la expresión espíritu paulino,320 se presenta la semana de las devociones321 y se llega al punto más alto con la presentación de la espiritualidad paulina de la Casa mediante la publicación durante varios meses en UCAS de las imágenes, con las explicaciones correspondientes, de las vidrieras del nuevo templo.322
203
[DFst 63-64. 95-96] La fiesta de san Pablo se convierte en una ocasión de presencia de mucha gente de Alba y de numerosos Cooperadores de la buena prensa. Durante algunos días se organizan representaciones dramáticas, como El drama de Cristo (1925 y 1926),323 San Francisco de Asís, el heraldo del gran Rey (1926),324 María de Magdala y El hijo pródigo (1927).325
204
[DFst 63-64. 95-96] En 1928 la fiesta de san Pablo se celebra a finales de octubre con motivo de la bendición del templo de San Pablo y se programa una semana de solemnes funciones, del 28 de octubre al 4 de noviembre. En ese mismo período son ordenados nueve diáconos y visten el hábito religioso 51 muchachos y un buen número de muchachas. Todos los días hay celebraciones destinadas a la participación popular y se proponen ejercicios espirituales de tres días para la juventud.326
205
[DFst 93-95] En todas estas iniciativas se comprueba la cercanía del naciente apostolado paulino a la comunidad eclesial y se pasa de los simples Centros de difusión de libros buenos y objetos religiosos, promovidos en los años precedentes, a proponer con fuerza la creación de núcleos de base del apostolado de la prensa por medio de la formación de Secciones parroquiales de la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa,327 para conseguir más eficazmente el fin propuesto en las Reglas de la Pía Sociedad de San Pablo: «El apostolado de la prensa es la ilustración, defensa y divulgación de la doctrina católica, que se aplica a la vida internacional, pública, doméstica e individual, con el fin de cristianizar a los individuos, las familias, la escuela, la legislación y las naciones».328
206
[DFst 52-53 93-95] Juntamente con las iniciativas concretas,329 y además de los tradicionales artículos, comienza en el boletín que lleva ya el nuevo nombre de Unión de Cooperadores del Apostolado de la Prensa (=UCAS) una verdadera teorización del apostolado de la prensa mediante el desarrollo de los temas y la demostración seguidos por las tesis escolásticas.330 Estos temas se reanudarán y ampliarán en el libro Apostolato Stampa, resumido en una parte de DF.
207
[DFst 96-97] También la devoción a la Reina de los Apóstoles se profundiza con referencias, por ejemplo, a la encíclica Adiutricem, de León XIII,331 y se divulga a través de la publicación de la obra de Timoteo Giaccardo,332 reanudada por entregas en el boletín UCAS a partir del número de abril de 1929.333
Más que ningún otro, Giaccardo había asimilado el carisma paulino y este libro lo acredita con su perfecta estructuración y su continua referencia a la espiritualidad y al apostolado de la Casa.334
208
[DFst 88] En los últimos meses de 1928, al tiempo que se realiza un gran trabajo para la aprobación de la rama femenina, el padre Alberione perfecciona la fisonomía de la rama masculina.
Según las Reglas, aprobadas en 1927, la Pía Sociedad de San Pablo está compuesta por sacerdotes, llamados maestros, y coadjutores laicos, llamados señores. A los probandos se les llama discípulos. Sabemos por algún testimonio335 que en octubre de 1928 el padre Alberione propuso a los coadjutores laicos, hasta aquel momento presentados como operarios, el nombre de Discípulos del Divino Maestro.336
En la correspondencia del padre Alberione con el padre Giaccardo encontramos algún intercambio de ideas en relación con un modelo de hábito para los píos discípulos, hasta que se anuncia el acontecimiento: «Puedes hacer dos meditaciones: los pecados más graves, más numerosos, más meditados, más descarados y solemnemente cometidos son los de la mala prensa; los píos discípulos son almas que con la mortificación, la oración, el trabajo humilde, los votos, el vestido de muerte (obscuro) están destinados a la reparación. Tendrán hábito negro, parecido al hábito de los jesuitas laicos, con el símbolo del evangelio y el crucifijo. Haremos la vestición el día de san Pablo».337
El boletín de la Unión de Cooperadores del Apostolado de la Prensa presenta una información de las solemnes celebraciones de la fiesta de san Pablo de 1929 y da también algunas informaciones interesantes sobre los Discípulos del Divino Maestro en las intenciones del Fundador: «Las fiestas de san Pablo. Se celebraron en la semana del 29 de junio al 7 de julio. Fiestas exclusivamente religiosas, de muchas oraciones, gracias y bendiciones». Después de hablar de la ordenación de seis nuevos sacerdotes, el 29 de junio, y de las profesiones de las Hijas de San Pablo, el primero de julio, y de las Pías Discípulas el día siguiente, prosigue: «Resultó muy emocionante la vestición de los Discípulos (jóvenes operarios) el miércoles 3 de julio. En la oración y en el silencio, con el ejercicio constante de las virtudes escondidas, se habían preparado desde hacía mucho tiempo para este día feliz. El señor Teólogo explicó antes de la vestición el significado de la función. Los Discípulos del Divino Maestro son religiosos laicos de la Pía Sociedad de San Pablo. Ellos, decía el señor Teólogo, nos son muy queridos, porque últimos en la ejecución, fueron los primeros en la intención. Efectivamente, ya en 1909 el primer pensamiento de nuestra institución fue reunir un grupo de almas que se dedicaran de manera especial a reparar los pecados de la mala prensa. Y he aquí que hoy, después de tantas oraciones y tantos sacrificios, el Señor nos concede la gracia de que el primer grupo de siete jóvenes se acerque al altar para vestir el uniforme que los presenta muertos al mundo y consagrados al Señor para reparar los innumerables pecados que se cometen especialmente con la mala prensa. Y repararán de manera especial con una vida mortificada y piadosa, con el ejercicio continuo de las virtudes escondidas, empleando sus energías en el campo del apostolado de la prensa. Sus devociones principales son: la asistencia devota a la santa misa y el ejercicio del vía crucis. Vaya para ellos el augurio de un apostolado muy fructífero y rico de méritos, y al divino Maestro la súplica de que sean muchos sus discípulos y tales como él los quiere».338
209
[DFst 55-56] Sobre esta misión reparadora se produce un acontecimiento consolador cuando, el 10 de mayo de 1928,339 Pío XI publica la encíclica Miserentissimus Redemptor, acerca de la reparación, de la que el padre Alberione hablará pocos días después en los Ejercicios prolongados340 y que Francisco Chiesa comentará con profundidad y amplitud en un libro que prepara en los meses siguientes.341
Esta encíclica formará parte de las alusiones del padre Alberione a Cristo Redentor y constituye una referencia para la lectura del capítulo Jesús Redentor de DF (pp. 55-56) en la perspectiva de la Casa.
210
[DFst 85] Después de la primera vestición de los Discípulos, en un artículo titulado La hora de las vocaciones, el boletín UCAS presenta de forma nueva la Casa con la descripción del fin, de los medios y del espíritu de la rama masculina, compuesta de dos clases (estudiantes y coadjutores laicos-discípulos) y de la rama femenina (las Hijas o Religiosas de San Pablo y las Pías Discípulas).342
211
[DFst 88] El número de UCAS de septiembre de 1929 continúa la pastoral vocacional343 y ofrece un cuadro estadístico de los alumnos de la Pía Sociedad de San Pablo (rama femenina incluida), que alcanzan ya un total de 900 personas provenientes de 32 provincias italianas.344
212
[DFst 88] En el mes de octubre se inicia en UCAS la presentación vocacional de los Discípulos del Divino Maestro345 y se completa la fisonomía que la Casa mantendrá inalterada durante algunos años y constituirá el cuadro de las personas a las que se dirigirá la propuesta formativa de DF.
213
El padre Alberione quiere contar, no obstante, con una elaboración filosófica y teológica completa conforme con el espíritu de la Casa. Esta tarea sólo puede confiársela a Francisco Chiesa, con quien ha profundizado todos los estudios y proyectos a lo largo de casi treinta años de mutua comunicación.
214
Un paso adelante se da en este sentido con la redacción de la Introduzione all']Ascetica,346 manual de estudio, que quiere dar a «conocer los principios generales y demostrar la relación de la ascética con la teología».347
215
[DFst 36] Francisco Chiesa señala repetidamente Gál 4,19 como tarea de toda la vida espiritual: «La labor de la gracia en nosotros se expresa de varios modos: se dice que consiste en difundir en nosotros el reino de la perfección, de la santificación, de la virtud, del amor divino o del Espíritu Santo, o el reino de Jesucristo; o en difundir la vida de Jesús en nosotros, donec formetur Christus in vobis. Es lo mismo. Todo se verificará cuando se establezca en nosotros el reino de las virtudes cristianas».348
216
[DFst 17. 28. 37. 67] En una carta del 4 de noviembre de 1928, el padre Alberione anuncia al padre Giaccardo: «He pensado que el canónigo Chiesa podría hacernos una teología».349 Vuelve al tema el 10 de enero de 1929: «El canónigo Chiesa comenzará la teología hacia Pascua, si Dios quiere».350 En septiembre anuncia la feliz noticia: «La teología del canónigo Chiesa está siendo examinada por nuestro obispo».351 Finalmente, en una carta cuya fecha se desconoce, le pide: «Cuando hayas leído en la visita alguna lección del canónigo Chiesa, es deseo suyo que le digas si te parece que el fruto se corresponde con el tiempo, la energía y el dinero empleados».352
Estas cartas acreditan el interés por Lezioni di Teologia de Francisco Chiesa, que constituían para el padre Alberione la referencia teológica para el espíritu paulino de su familia religiosa.
En realidad, este curso de teología, en cuatro volúmenes, constituye el cuadro de referencia con el que el padre Alberione completó el trabajo de redacción definitiva de DF, especialmente en lo que se refiere a la teología del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Como no es posible presentar aquí la relación íntima entre Lezioni di Teologia y el DF,353 nos limitaremos, recorriendo el texto, a llamar la atención sobre los puntos de contacto más significativos.
217
[DFst 70-71] Francisco Chiesa prosigue a continuación el intenso trabajo de estudio aplicando a la formación del clero la visión teológica expuesta en Lezioni di Teologia. De ahí la obra Per l']unità nella formazione del Clero.354
Se considera la formación como un trabajo de unificación de toda la persona. Es significativo que sea también este el objetivo que Pío XI, que alude explícitamente a este texto paulino de donec formetur Christus in vobis y lo encomienda para la educación cristiana en la encíclica Divini illius Magistri del 31 de diciembre de 1929: «El fin propio e inmediato de la educación cristiana consiste en cooperar con la gracia divina en la formación del verdadero y perfecto cristiano, es decir, Cristo mismo en los regenerados por el bautismo, según la viva expresión del Apóstol: Hijos míos, sufro por vosotros como si os estuviera de nuevo dando a luz hasta que Cristo sea formado en vosotros. Puesto que el verdadero cristiano debe vivir la vida sobrenatural en Cristo: Cristo es vuestra vida y manifestarla en todas sus acciones: para que también la vida de Cristo se manifieste en vuestra carne, por eso justamente la educación cristiana comprende todo el ámbito de la vida humana, la sensible y la espiritual, la intelectual y la moral, la individual, la doméstica y la social, no para rebajarla sino para elevarla, regularla y perfeccionarla según los ejemplos y la doctrina de Cristo» (La Civiltà Cattolica, año 81º, vol. I, cuad. 1911, 25 de enero de 1930, pp. 225-226).
Francisco Chiesa considera, en esa línea, cinco modos de unificación, según que se elija el camino de la historia, de la psicología, de la razón, de la fe o del amor de Dios.
Al llegar al último de esos peldaños, Chiesa afirma que la unificación de la fe, o síntesis teológica, no basta, porque es necesaria la unificación en el amor, o síntesis mística: «Pero la mera fe, por sí sola, no llega a las últimas sublimidades de la vida espiritual. Nunc manent fides, spes, charitas, dice el Apóstol, maior autem harum est charitas. La caridad que diviniza la voluntad, que es la reina de todas las facultades humanas, es también la virtud con la que el alma humana alcanza las cimas más sublimes de la perfección. Se puede creer sin amar. [...] En cambio, en la caridad se verifica una síntesis en la que se realiza toda unificación».355
218
[DFst 12. 39-40] El padre Alberione comparte plenamente la visión teológica de Chiesa356 y señala a su familia religiosa como meta del trabajo formativo la unificación en Cristo, según indica san Pablo: «Filioli mei, quos iterum parturio, donec formetur Christus in vobis» (Gál 4,19).
219
[DFst 52-53. 85. 93-95] Al comienzo de los años treinta, la que en el futuro se llamaría Familia Paulina se encontraba en una fase de continua expansión en las obras,357 en el número de personas358 y en las fundaciones de nuevas casas.359 En 1931, en efecto, había comenzado a difundirse en otros continentes.360
Era pues imprescindible una ratio formationis que, más que un tratado, contuviera el carisma de un testimonio, capaz de suscitar más vida, por haber nacido de la vida.
El padre Alberione decidió entonces completar la redacción de su propuesta formativa y la tituló Donec formetur Christus in vobis.361
Donec formetur puede ser considerado, por tanto, como el libro que incluye muchos otros libros para conseguir un solo fin: interpretar el documento inagotable que es la vida vivida por el padre Alberione y por las primeras generaciones paulinas, totalmente entregados a responder a la llamada a la santidad.
De ahí que no pueda ser leído simplemente como una colección de meros apuntes, sino que ha de considerarse, y eso es lo que es, el libro de la santidad paulina.
Roma, 31 de diciembre de 2000.

ANTONIO F. DA SILVA

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1 G. D. P. H., Donec formetur Christus in vobis, Meditaciones del Primer Maestro, PSSP, Alba-Roma 1932. - En muchas obras de los primeros tiempos de la fundación, la sigla G. D. P. H. (que significa: Gloria Deo, Pax Hominibus) se utilizaba para sustituir el nombre del autor. Ver la portada (DFst 3) reproducida en la pág. 175 de esta edición.

2 S. ALBERIONE, Donec formetur Christus in vobis, edición crítica a cargo de A. Damino, EP 1985.

3 Parece conveniente introducir la costumbre de citar esta edición crítica con la sigla DFcr. Ofrecemos un cuadro de concordancia entre los números de páginas del DFcr, del DFms y del DFst en las páginas 281-284 de esta edición.

4 Las citas de pasos de esta Introducción tendrán la sigla “DFin” seguida del respectivo número marginal.

5 G. T. GIACCARDO, Diario, 1913-1925 1942-1946, páginas escogidas, CSP, Roma 1996, 19 noviembre 1917, p. 92.

6 Ibid., 3 enero 1919, p. 249.

7 De este documento se conservan dos versiones: el texto manuscrito (= ADms) y el texto mecanografiado (= ADds). La edición de 1985, preparada por E. Pasotti y L. Giovannini, hace una síntesis de las dos versiones. La edición de 1998, preparada por A. Colacrai y E. Sgarbossa, parte de la versión mecanografiada.

8 Se ha preferido citar directamente UCBS, aunque muchos textos se encuentren publicados en La primavera paolina (= PP), preparada por R. Espósito, Roma 1983. Los textos citados en esta Introducción pueden encontrarse en PP mediante el relativo índice analítico (pp. 1257ss) y el índice de los nombres.

Donec formetur impreso (1932) se cita con la sigla DFst seguida del número de página. Cf. DFin 5.

10 Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione, un uomo - un']idea, Vida y obras del Fundador de la Familia Paulina (1884-1971), AHGFP, Roma 1991, pp. 73ss.

11 Sobre este período, afirma sor Mercedes Mastrostéfano, fsp: «Las tres eminencias de Cherasco eran el profesor Giovanni Ferrua, músico, padre de don Ernesto Ferrua, compañero de seminario de Santiago Alberione; el profesor Bartolomeo Rinaldi, poeta y matemático, y el profesor Giovan Battista Adriani, historiador. Los tres enseñaban en el Instituto y eran amigos de don Montersino, párroco de San Martín. El año en que Alberione estudió en el Instituto, sólo un año porque al siguiente ingresó en el seminario de Bra, no podía comer allí como en los cursos elementales, por lo que don Montersino le invitó a comer en la rectoría. Con el párroco estaba el coadjutor, don Giuseppe Colombara, su tía Ángela y su sobrina Vittoria. Don Montersino, muy frecuentemente, casi todos los días, invitaba a las tres eminencias a tomar café en la rectoría. Alberione contaba: “Nunca he olvidado a aquellas personas que imprimieron en mí el amor al libro. Su conversación me fascinaba: música, literatura, historia, filosofía... Creo que aprendí de ellos el valor y el gozo del libro y la lectura”. También la señora Bonfante [más tarde directora de enseñanza en Cherasco] me lo contó y escribió. Añadía que el pequeño Alberione era muy feliz, aunque también muy dependiente».

12 T. TORBIDONI, Un ritratto grafologico del giovane Giacomo Alberione come risulta dai manoscritti (1900-1907), en AA.VV., Conoscere Don Alberione (1884-1907), Strumenti per una biografia, CSP, Roma 1994, p. 315.

13 Las afirmaciones del padre Alberione encuentran confirmación en recientes estudios de sus escritos juveniles: «En análisis transaccional se afirma que al comienzo de la vida (guión existencial), la persona establece un plan de vida que puede definirse con una sola palabra; lo hace nuevamente al comienzo de la edad adulta, y cada vez que hay un cambio importante en ella vuelve a definir el plan, cambiándolo o confirmándolo, o confirmándolo sólo en parte (palimpsestos existenciales). El guión existencial de Santiago Alberione puede definirse con un DESPUÉS (la felicidad verdadera y el amor se encuentran sólo después de la muerte; ahora, en la poca vida que me espera, seré fuerte, amable y bueno para ser grande). También al final de la adolescencia la opción del guión puede ser resumida en un “después”, pero aquí se proyecta como premio a un duro y largo trabajo...» (M. T. ROMANINI, Lettura ermeneutica analitico-transazionale degli scritti giovanili di Don Alberione, en AA.VV., Conoscere Don Alberione (1884-1907), Strumenti per una biografia, CSP, Roma 1994, p. 246). También del estudio comparado de su caligrafía resulta que el joven Alberione «debe de haber desmenuzado sus sentimientos y su vocación; debe de haber desentrañado atentamente las consecuencias e implicaciones de las opciones hechas y que hará» (F. TORBIDONI, Un ritratto grafologico..., o.c., p. 315).

14 Cf. R.F. ESPOSITO, L']enciclica “Tametsi futura” e la notte eucaristica del secolo, SSP, Casa General, Roma 2000, pp. 320.

15 Cf. R. BALLERINI, Il cattolicismo cadente il secolo XIX, en La Civiltà Cattolica, serie XVII, vol. V, cuaderno 1166, 21 enero 1899, pp. 170-175.

16 Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., pp. 114ss.

17 Cf. Manuscritos del padre Alberione, Quaderno 36, preparado y editado por el CSP en 1993. Ayudas útiles para el conocimiento de este Cuaderno: Guido GANDOLFO, Per un primo approccio alla lingua di Alberione nei manoscritti, en AA.VV., Conoscere Don Alberione (1884-1907), Strumenti per una biografia, CSP, Roma 1994, pp. 145ss.; Angelo COLACRAI, “Dio” e “Storia”. Un profilo dello studente Alberione (1901-1907), en Ibid., pp. 165ss.

18 S. ALBERIONE, Sono creato per amare Dio, preparado por G. Barbero, EP 1980.

19 S. ALBERIONE, Taccuini [Libretas de apuntes], n. 2.

20 Cf. G. BARBERO, Introduzione, en S. ALBERIONE, Mazzo di fiori a Maria Santissima, AHGFP, n. 4, Roma 1981. En el Mazzo di fiori a Maria Santissima el joven Alberione se limitó a copiar «el libro de la condesa Rosa di San Marco; quiso calcar su esquema, su pensamiento y hasta su expresión verbal, aunque concediéndose la libertad de abreviar y modificar conforme le sugería su sentimiento íntimo» (Ibid., p. 5). «La decisión debe de haber estado determinada por el propio título del libro, Un mazzo di fiori, que traía a la mente a la Madonna dei Fiori de Bra (Cúneo), muy venerada en el santuario local homónimo. [...] Su madre condujo a Santiaguín niño ante el altar de la Madonna dei Fiori y se lo consagró varias veces» (Ibid., p. 6).

21 S. ALBERIONE, La B. Vergine delle Grazie in Cherasco (La Madonnina). Memorie-Ossequi, Alba, Tip. Albese di N. Durando, 1912, 136 pp., 8 il., 15,5 cm.

22 Cf. Lavori vari, n. 4. Cuaderno inédito, restaurado y conservado en el CSP.

23 En 1933 el padre Alberione propone una lista de santos para imitar en la formación: «Fijémonos en sacerdotes santos: 1. San Gregorio Magno, pastoral; 2. San Bernardo, -; 3. San Francisco de Sales, ascética; 4. San Alfonso de Ligorio, moral; 5. San Buenaventura, mística; 6. Santo Tomás de Aquino, filosofía; 7. San Agustín, teología» (LV01, p. 163).

24 En la formación sacerdotal del joven Alberione influyó mucho el pontificado de Pío X y el programa que trazó en la encíclica E supremi apostolatus: «Del mismo modo, dado que plugo a la voluntad divina elevar nuestra ruindad a tanta sublimidad, nos animamos en Aquel que nos alienta, y decididos a obrar apoyados en el poder de Dios, proclamamos que no tenemos en el supremo Pontificado más programa que el de “restaurar todos las cosas en Cristo” (Ef 1,10) para que “Cristo sea todo y de todos” (Col 3,11). [...]
Los intereses de Cristo serán los nuestros, y por ellos estamos resueltos a entregar todas nuestras fuerzas y la vida misma. Por eso, si alguien nos pide una palabra de orden que sea expresión de nuestra voluntad, no daremos otra y será siempre la misma: “Restaurar todas las cosas en Cristo”. [...]
Sin embargo, venerables hermanos, este llamamiento a los hombres hacia la majestad y el dominio de Dios, por el que nos afanamos, sólo puede conseguirse por medio de Jesucristo. “Porque nadie puede poner otro fundamento, nos advierte el Apóstol, que el que está ya puesto, que es Jesucristo” (1Cor 3,11). Cristo es el único “que ha sido consagrado y enviado al mundo” (Jn 10,36), esplendor del Padre e impronta de su ser (Heb 1,3), Dios verdadero y hombre verdadero, sin el que nadie puede conocer a Dios, como conviene para la salvación, porque “nadie conoce perfectamente al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera manifestar” (Mt 11,27). Por consiguiente, restaurar todas las cosas en Cristo y reconducir a los hombres a someterse a Dios es nuestro único fin. Se impone pues que dirijamos todo nuestro afán a reconducir el género humano al dominio de Cristo, pues sólo así lo habremos reconducido a Dios.
A vosotros, venerables hermanos, os corresponde secundar nuestros deseos con la santidad, con la ciencia, con vuestra experiencia y especialmente con el celo por la gloria divina, sin tener más punto de mira que Cristo se forme en cada uno.
Por lo demás, los medios que se deben usar para conseguir este gran fin, parece superfluo indicarlos, pues son obvios. Vuestras primeras premuras sean formar a Cristo en aquellos que, por deber de vocación, están destinados a formarlo en los demás. Nos referimos a los sacerdotes, venerables hermanos. Porque los que tienen el honor del sacerdocio deben saber que, en medio de los pueblos en los que viven, tienen la misma misión que Pablo aseguraba haber recibido con estas tiernas palabras: “Hijos míos, sufro por vosotros como si os estuviera de nuevo dando a luz hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gál 3,19). Pero ¿cómo podrán cumplir este deber si antes ellos mismos no se han revestido de Cristo? Y revestirse de tal modo que puedan decir con el Apóstol: “Ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí” (Gál 2,20), “Para mí vivir es Cristo” (Fil 1,21). Por eso, aunque la exhortación de caminar hacia el hombre perfecto se dirige a todos, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo (Ef 4,13), con mayor razón se dirige a los que ejercitan el ministerio sacerdotal, quienes por ello son llamados otro Cristo, no sólo por la comunicación de la potestad, sino también por la imitación de las obras, y por eso deben llevar impresa en ellos la imagen de Cristo. [...]
Y no es verdad que los progresos de la ciencia apaguen la fe, sino más bien la ignorancia, porque donde más predomina la ignorancia mayores son los desastres de la incredulidad. Esta es la razón de que Jesucristo ordenara a los apóstoles: “Id y enseñad a todas las gentes” (Mt 28,19).
Pues bien, para que de este apostolado y celo por enseñar pueda recogerse el fruto esperado y Cristo se forme en todos, recordad, venerables hermanos, que nada es tan eficaz como la caridad. Al Señor no se le encuentra en el terremoto (1Re 19,11). En vano se puede esperar llevar las almas a Dios con un celo amargo, pues echar en cara duramente los errores y reprender con aspereza los vicios a menudo es más nocivo que útil. Es verdad que el Apóstol exhortaba a Timoteo: “Insiste a tiempo y a destiempo, reprende, corrige”; pero añadía: “exhorta con toda paciencia” (2Tim 4,2). Jesús nos dio ejemplo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y oprimidos, y yo os aliviaré” (Mt 11,28)» (cf. La Civiltà Cattolica, serie XVIII, vol. XII, cuaderno 1280, 7 octubre 1903, pp. 129-149).

25 Carta del 26 de abril de 1906. Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., pp. 135-136.

26 S. ALBERIONE, Istruzione I, en Ut perfectus sit homo Dei, Mes de Ejercicios espirituales, abril 1960, vol. IV, cuarta semana, EP, Ostia (Roma) 1962, p. 7. Cf. Ibid., en el volumen único: S. ALBERIONE, Ut perfectus sit homo Dei, Mes de Ejercicios espirituales, abril 1960, ESP 1998.

27 Es significativo que en el sermón pronunciado el día de su primera misa (30 de junio de 1907) en la iglesia parroquial de San Martín, en Cherasco, el joven sacerdote quisiera citar la invitación de Jesús “Venid todos a mí”, que le había marcado profundamente la noche del cambio de siglo: «Gracias espirituales: Jesús curó a muchos enfermos, consoló a muchos afligidos, iluminó a muchos dudosos, fortaleció a muchos débiles. Que corran hacia él las viudas, los huérfanos, los pobres, los ancianos, los jóvenes, los ricos y los pobres, que él tiene gracias para todos porque es infinito en su poder y en su misericordia; oíd sus palabras: Venite ad me omnes qui onerati et laborati estis et ego reficiam vos: venid a mí todos los que estáis afligidos por las culpas o los defectos, por la pérdida de personas queridas o por desgracias materiales; venid todos a mí y yo os aliviaré y os consolaré» (Q007).

28 Cf. S. ALBERIONE, Appunti di Teologia Pastorale (Pratica del Ministero Sacerdotale per il giovane Clero), Cav. Pietro Marietti Editore, Turín 1915

2 .

29 G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., p. 154.

30 Cf. A. DAMINO, Quaderni autografi di Don Alberione (anteriori al 1914), en Conoscere Don Alberione nostro Primo Maestro, Informaciones del AHGFP, n. 3, noviembre 1981, pp. 9-18. Estas tres Libretas [Notes] se clasifican como Trabajos varios: 1) Esquemas de meditaciones, 1912-1954 (LV01); 2) Esquemas e índice de meditaciones, 1908-1912 (LV02); 3) Esquemas de ejercicios espirituales, 1909 [?]-1913 (LV03).

31 El padre Alberione preparó un Cuaderno de Índice de sus meditaciones, que a su vez ocupan algunas decenas de cuadernos manuscritos.

32 El padre Alberione añadía en los Cuadernos notas como la que se encuentra después del texto de la segunda meditación sobre «Yo creo»: «Lugar: Todo el seminario. Fecha: 29 de octubre de 1911. Tiempo: Bueno. Preparación: Escasa. Duración: 30 min. Expresión: Mediana. Efecto: Satisfactorio» (S. Alberione, Quaderno 50, p. 23). In Appunti di Teologia Pastorale, el padre Alberione escribe: «Al anotar estas cosas, el predicador mantendrá una norma cuando tenga que repetir esa meditación: corregirá los defectos, recordará lo que hubo de bueno» (o.c., p. 258).

33 Por ejemplo: «Ejercicios espirituales a los clérigos - Octubre 1911 - Predicador: P. Giusta S. J. - Poco práctico en las aplicaciones. - En general gustó poco. - Escaso fruto - No hizo que se reflexionara seriamente - No se entró en el verdadero espíritu de los ejercicios» (LV03, p 30); «Ejercicios espirituales a los clérigos. Junio 1912 - Predicadores: P. Latini y P. Mario (Misioneros). Muy prácticos en las aplicaciones - Agradaron mucho - Fruto abundante, pues hicieron reflexionar mucho» (Ibid., p. 30); «Ejercicios a los clérigos - Octubre 1913. Predicador: P. Cerutti: práctico e íntimo» (Ibid., p. 25b).

34 Cf. IRÉNÉE HAUSHERR, Direction spirituelle chez les spirituels orientaux, en AA.VV., Direction spirituelle, en Dictionnaire de spiritualité, fasc. XX-XXI, 1956, col. 1015.

35 «Sobre la meditación, 27 de octubre de 1908.
Necesidad:
a) para no dejar inerte la gracia de Dios (fe - esperanza - caridad);
b) para no dejar inertes los dones naturales (razón - voluntad - corazón);
c) para eliminar las máximas malas (ajustar el reloj);
d) para poder hacer después el bien a los demás».

36 «Modo de hacerla:
Advertencias:
1ª no querer juzgar el libro o al predicador;
2ª decid más bien si hay cosas útiles que meditar;
3ª haremos los ejercicios en grande: vía purgativa, odiar el pecado; vía iluminativa, virtudes de Jesucristo; vía unitiva, los premios» (LV02, p. 1). Los puntos «a» y «b» del esquema sobre la necesidad de la meditación corresponden respectivamente al «1°» y «2°» modo de hacerla, y los puntos «c» y «d» al «3°». Estos siete puntos se desarrollan ampliamente en DFst.

37 Al final de LV03, el padre Alberione compone un índice de 56 temas de meditación y discernimiento inspirados en el «espíritu de san Francisco de Sales».

38 P. CHAIGNON, Il prete santificato dalla pratica dell']orazione, o sea, Corso di meditazioni pei sacerdoti, vol. I-III, Venecia 1907

5 .

39 F. G. FABER, Progressi dell']anima nella vita spirituale, Cav. Pietro Marietti, Torino 1872.

40 Por ejemplo, la instrucción X, «Imitar a Jesucristo» (pp. 31a-31b), lleva este subtítulo: «Sancti estote, estote perfecti, pero con la santidad de Jesucristo», y termina así: «...copiarlo, tomando cada mañana algún ejemplo de Jesucristo, meditándolo y tratando de traducirlo a lo largo del día en nosotros como hace el pintor cuando copia un gran modelo. “Donec formetur Christus in vobis, exemplum dedi vobis... Vita Christi manifestetur in corporibus vestris” (san Pablo)» (DFst 44ss.).

41 Es posible que este curso no haya sido de sólo tres días, pues los apuntes, que se interrumpen en la p. 17b con la Instrucción III, parecen reanudarse en la p. 27 con la Instrucción VII. Los temas, efectivamente, se relacionan. Por ejemplo, el tema de la misericordia anunciado en el segundo punto de la Introducción se desarrolla en la Meditación VII, sobre la Bondad de Dios (p. 27). El padre Alberione hizo en esta casa también los ejercicios de julio de 1909 y 1910. Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., n. 14, p. 175. De por sí, la Meditación VIII podría empalmar con los “Ejercicios espirituales a los sacerdotes 1912 - Seminario de Alba”. En cualquier caso, este esquema de meditación parece anterior a 1913.

42 Esta meditación presenta los temas tratados también en DF: «Nosce te ipsum, y mejorado con el noverim me, noverim te (cf. DFst 17). ...¿De dónde venimos?... [...] ¿Qué somos?... [...] ¿Para qué existimos? Para salvar a los demás y con ellos a nosotros».

43 «Jesucristo es:
Camino = porque por medio de su humanidad vamos a la divinidad -
por él fuimos redimidos - la humanidad nos hace conocer los atributos de la divinidad [)] -
nosotros debemos tener también devoción a su santísima humanidad.
Verdad = porque nos la comunicó.
Vida = quien vive con él puede decir: vivo ego iam non ego - vivit autem in me Christus».

44 Para la comprensión de Donec formetur parece importante reproducir el comienzo de la primera meditación del Quaderno 53, dictada el 31 de marzo de 1912, sobre el Espíritu Santo como autor de la Biblia: «“Creo en el Espíritu Santo”. La Biblia. 1. El Espíritu Santo es quien en el bautismo nos da la virtud de la fe, de la esperanza y de la caridad; de él provienen los dones de sabiduría y entendimiento, de consejo y fortaleza, de ciencia, de piedad y de temor. De él las ocho bienaventuranzas evangélicas proclamadas por el Señor en el sermón de la montaña; de él los doce frutos llamados del Espíritu Santo y descritos por san Pablo; de él las inspiraciones, de él toda la santificación del alma, por él la Iglesia es infalible e indefectible. Para hablaros menos inconvenientemente del Espíritu Santo, debería explicaros todas estas cosas, pero el tiempo no lo permite. De todos modos, no puedo dejar de dedicar una instrucción a una de las obras del Espíritu Santo. Es de una importancia extraordinaria y constituye hoy el objeto de los estudios más profundos y más diversos. Me refiero a la santa Biblia. Me sentiría feliz y muy agradecido al Espíritu Santo si pudiera despertar en uno solo de vosotros un poco el deseo de leerla, con ello sentiría recompensado el trabajo de esta plática. Os diré, pues: 1º qué es la Biblia, 2º algo de su belleza, 3º qué deberes tenemos con ella» (p. 3).

45 S. ALBERIONE, La mujer asociada al celo sacerdotal (para el clero y para la mujer), San Pablo 2001.

46 E. SWÓBODA, La cura d']anime nelle grandi città, Studio di Teologia Pastorale, versión italiana de B. Cattaneo sobre la segunda edición alemana, F. Pustet, Roma 1912, pp. 392.

47 C. KRIEG, Scienza Pastorale, Teologia Pastorale in quattro libri, versión autorizada sobre la primera edición alemana por el arcipreste Antonio Boni.

48 Santiago Alberione se refiere aquí especialmente al libro I del Krieg, Cura d']anime speciale, Cav. Pietro Marietti Editore, Turín 1913, 652 pp. Cf. A. F. DA SILVA, Cristo Via, Verità e Vita centro della vita, dell']opera e del pensiero di G. Alberione, en AA.VV., L']eredità cristocentrica di don Alberione, EP, Cinisello Balsamo (Milán) 1989, pp. 241ss.

49 C. KRIEG, Enciclopedia scientifica e metodologia de le scienze teologiche, Libreria eccl. Editrice Cav. Ernesto Coletti, Roma 1913, 392 pp.

50 «El deseo innato de saber ha dado lugar a dos formas de enciclopedia: la de compilaciones resumidas materialmente ordenadas y la formal o científica, expuesta de manera sistemática. Ambas tienen una larga historia, cuentan con un progreso bastante armonioso y responden a leyes psicológicas. La enciclopedia formal fue derivando poco a poco de la material por la suma creciente de conocimientos científicos, que es lo que ha llevado a un ordenamiento más exacto y a una organización sistemática de ellos. De manera especial a partir de la mitad del siglo XVIII, junto a “léxicos” materiales aparecen enciclopedias en número creciente, obras que no sólo incluyen casi todos los temas de las ciencias y de las artes, y en las que la tendencia a la claridad y a la sistematización se acentúa, sino que también se intenta en ellas reproducir la relación recíproca de las ciencias particulares, es decir, el organismo unificador de todo el conocimiento humano en una síntesis sistemática» (Ibid., p. 10).

51 «En la edad clásica, para ser considerado “culto”, el hombre griego debía poseer una cultura enciclopédica, es decir, una instrucción escolar convencional determinada. Quien había hecho el kuklos era considerado enkuklios, “culto”, paideutós, pero no especialista, sabio; y quien no lo había hecho era akuklios o apoideutós [apaideutos?], es decir, inculto, alguien que no poseía la paideia en kuklo. Con kuklos el griego expresaba tanto el círculo o movimiento circular como un campo del saber, ya que un saber ordenado según determinadas leyes forma un círculo en cuyo centro está la idea fundamental. Frente a la paideia eleuzera estaban, en un orden inferior, las téjnai (banausoi), las artes puramente mecánicas, que no servían para el perfeccionamiento del hombre libre tal como lo concebían los griegos, y en un orden superior las ciencias superiores. Sólo las primeras, según los helenos, constituían al docto, y por tanto al verdadero hombre. Por encima de ello estaba la cultura especial adquirida con la filosofía» (Ibid., p. 13.)

52 Como guía, a la enciclopedia «le corresponde una doble función: debe ser introductiva y directiva [...] Cada ciencia, como la teología o la jurisprudencia, forma un círculo cerrado del saber, es decir, de conocimientos, con una idea fecunda en el centro, y varias partes o miembros que cual ramas parten en forma de rayos de la idea fundamental (principium, arjé) y vuelven al centro. Las ramas forman juntas el todo (totum), o sea, la totalidad de una ciencia y, unidas íntimamente por un único principio (o idea), tienen en él su único centro. Así, para la teología la idea de Dios y para la jurisprudencia el concepto de derecho constituyen su concepto fundamental (la idea fundamental o general). Pues bien, la enciclopedia debe justamente poner de relieve la idea fundamental de una ciencia e indicar cómo se derivan cada una de sus partes desde ella, sin tener que desarrollar o tratar estas partes materiales» (Ibid., pp. 4-5). «Pero la enciclopedia tiene también una función práctica, dado que quiere dirigir y guiar en el modo de ser estudiada una determinada ciencia. [...] Corresponde pues a la enciclopedia otra función, la de ser metodología, es decir, indicar al estudioso el camino recto y el medio que mejor conduce al fin, el modo de penetrar en el espíritu de una ciencia para asimilar su contenido. Este es el lado práctico o didáctico-propedéutico de la enciclopedia. De modo que la enciclopedia no sólo quiere y debe teóricamente enseñar, sino que debe al mismo tiempo guiar y preparar de manera práctica al estudio, así como a la profesión y a la vida. La enciclopedia, haciéndonos conocer la naturaleza de la ciencia y su conexión con otras ramas, y mostrándonos en esta orientación de qué modo debemos asimilar el contenido espiritual de una ciencia y traducirlo un día en acto en la propia vida, se convierte en guiadora [odegética] y metódica. Como metodología, la enciclopedia debe indicar cómo se debe preparar, regular y proseguir el estudio de la ciencia, cómo puede el estudioso conseguir descubrimientos, pensamientos y observaciones originales, y además qué dotes de corazón y de voluntad debe tener para que su estudio sea fecundo» (Ibid., pp. 6-7).

53 «La teología moral debe realizar una triple tarea, cuya realización requiere un tratamiento especial de la ley moral. De acuerdo con esto, se han desarrollado históricamente tres métodos relativos a la concepción y exposición de la moral: el especulativo (escolástico), el místico y el práctico-casuístico. Estas tres formas de tratamiento de la moral corresponden a las tres vías abiertas para conseguir el fin del obrar moral. La ley del N. T. hace depender la vida eterna primeramente del conocimiento de la verdad (Jn 17,3) [en el texto se lee: “consecuencia” de la verdad, probablemente por error], luego del cumplimiento de los preceptos (Mt 19,17) y finalmente de la unión con Cristo (Jn 6,57). Según reciba de una u otra dirección, la exposición de la teoría moral revestirá un carácter diferente. El tratamiento científico debe pues tender a tener en cuenta las tres vías, sin profesar exclusivamente uno u otro método, pues de hecho los tres se conciertan, se integran y apoyan mutuamente. El campo moral requiere justamente una sabia y discreta confluencia de los tres métodos de investigación y exposición. Todo tratamiento unilateral conduce a una desviación, porque en el método exclusivamente especulativo la vida y la práctica no se consideran suficientemente y en el casuista las leyes fundamentales de la moralidad fácilmente se desvanecen y se debilitan u olvidan» (C. KRIEG, Enciclopedia scientifica e metodologia de le scienze teologiche, Libreria eccl. Editrice Cav. Ernesto Coletti, Roma 1913, pp. 310-311).

54 «El método místico considera los principios y los preceptos de la vida moral bajo el aspecto de su finalidad suprema, es decir, de la unión del alma con Dios por medio de un conocimiento impulsivo y muy elevado y un amor íntimo con Dios (unio mystica). Tomada bajo este punto de vista, la doctrina moral se muestra esencialmente como doctrina de las virtudes y, considerada prácticamente, como ascética, es decir, como ciencia de los medios para conseguir las virtudes, o de los ejercicios morales por medio de los cuales la vida íntima de la gracia es recibida, promocionada y llevada a su cumplimiento y perfección. Aquí la moral presenta principalmente la vida cristiana virtuosa en su perfección y en el cumplimiento de todos los preceptos morales como medios para conseguirla. Este tratamiento pone especialmente en evidencia los medios aptos para promover la vida interior del alma, es decir, la vida del hombre escondida en Dios (Col 3,3: Mortui enim estis et vita vestra est abscondita cum Christo in Deo). Es la que principalmente nos da la vida para ascender hacia los tres grados de la perfección cristiana: la vía purgativa (purificación con la obras de penitencia), la vía iluminativa (conocimiento superior espiritual-moral) y la vía unitiva (grado de unión con Dios por la contemplación y medios parecidos)» (C. KRIEG, Enciclopedia scientifica..., o.c., p. 311).

55 «La misión pastoral de Cristo y su división.
1. La teología pastoral es la ciencia de la misión redentora de Cristo o, según la denominación metafórica del § 109, que debe explicarse, de las funciones pastorales de Cristo que la Iglesia lleva a cabo mediante sus órganos. Esas manifestaciones de la vida de la Iglesia forman el objeto de la pastoral. El Señor debía realizar -tal era su “misión”- una gran obra vital (opus Dei, Jn 4,37; 17,4), es decir, la obra de la redención (sotería), a la que pertenece un conjunto de funciones que se pueden dividir en tres grupos. Tales funciones son las llamadas misiones (ufficia, munera) de Cristo, que juntas forman un único opus o ufficium. El Señor mismo se presenta al mundo con una triple cualidad: se llama alézeia, xoé y odós (Jn 14,6). Los escritos apostólicos le llaman logos, arjiereus, leitourgós y arjegós, y arjipoimén (1Pe 5,4), voz que incluye todos los atributos. Para salvar a la humanidad, el Salvador (soter) [Los teólogos griegos contemporáneos proponen esta división: 1) kerux kai didásjalos; 2) arjiereus); 3) basileus] tuvo que:
a) revelar la verdad eterna, con la que los hombres recuperaran la posesión del conocimiento puro de Dios. Lo que Cristo hizo especialmente fue revelar sobrenaturalmente a Dios a la humanidad, en su forma suprema y absoluta. Por esta revelación la razón fue liberada de las ataduras del error;
b) expiar el pecado de la humanidad y pagar con la maldición (Ef 2,14) la pena que como consecuencia del pecado pesaba sobre ella, para reconciliarla con Dios y situarla en una nueva relación vital con él (idea principal que predomina en la espléndida carta a los Efesios). Esto se realizó en virtud de la satisfacción condigna de Cristo;
c) llevar a la humanidad a una nueva ley de vida para educar y elevar su débil voluntad.
Con esta triple función redentora, el Señor vino al encuentro de una triple necesidad espiritual que él mismo afirma al definirse camino, verdad y vida. Por consiguiente, con la triple misión queremos expresar el conjunto orgánico de todas las acciones que en el plan divino debía realizar el Hombre-Dios y que la Iglesia prosigue hasta el presente por medio de sus siervos. Ellas son el objeto de la pastoral» (Ibid., pp. 326-327).

56 Para comprender el horizonte mental y la preocupación del padre Alberione ante lo que le esperaba, parece útil analizar los siguientes esquemas de meditación.
«El Edicto de Constantino:
1º Todo el mundo en fiesta. Debería serlo aún más ahora.
2º Mundo pagano - Adoraba a dioses falsos.
Era inmoral.
Perseguía a los cristianos - persecuciones.
Prohibiciones de predicar.
La obra de Constantino. Aparición de la cruz.
Edicto - la cruz - templos - derecho a heredar.
Procesiones: libertad de palabra
Liberó a los esclavos
Prohibió la inmoralidad
Mujer - Emperador
Libertad - igualdad - fraternidad.
Reflexiones - Agradecer - Poder de Jesucristo.
Animarse - No creer que esto se acaba - mártires.
Trabajar - Ser buenos para ser santos ministros, dar a conocer y hacer que se ame a Jesucristo.
3º Que alboree en el cielo la libertad que debemos conseguir con la oración y el sacrificio - con el trabajo» (LV01, p. 21).

57 Como no es posible reproducir la disposición gráfica de las 29 líneas del esquema manuscrito, aquí presentamos el texto de forma más libre y omitiendo el paréntesis de la línea 19, de difícil interpretación:
«Jubileo constantiniano - Persecuciones modernas -
1º Las fiestas constantinianas son para dar gracias - y también para aprender en los tiempos modernos. Han cambiado los perseguidores - han cambiado los suplicios, pero la sustancia es igual - y hasta se ha refinado la malicia -
2º Persecuciones -:
Los gobiernos contra el catecismo en las escuelas - crucifijo - matrimonio religioso - Papas - obispos -
La Prensa calumniando - oponiéndose a los dogmas - que ignora - desacreditando al clero - imprimiendo obscenidades...
La masonería = contra la Iglesia - socialismo - que se vale de las elecciones - con diversiones deshonestas, con discursos, tratando de involucrar a la mujer -
Victorias -
En Inglaterra - 32 profes. - y lo mejor -
En Estados Unidos - 2.500 doctos convertidos cada año
En China - se abre el camino al cristianismo -
En Japón - universidad católica -
En Alemania - el doble los católicos que ocupan el centro -
En Francia - feliz despertar en las escuelas y en la universidad - Lourdes -
En Austria - Congreso Eucarístico
En Italia - León XIII -
Medios -
a) Celo de todos - también de la mujer en la familia - defender la religión... la religión es vuestra, como es vuestra la salud, no del médico; vuestra la vida, la bolsa
b) Unión popular -
c) Catecismo en la escuela - papeleta popular, Francia - (elogio) enviar al catecismo
d) Contra la mala prensa - contra la moda - (Pueblo - prensa - clero)... ¡Y periódico de los sacerdotes!
Objeciones: Bueno, lo dicen los curas... ¿Y por eso hay que hacer lo contrario? - también dicen no matar - ni matarse -
3º Ha terminado el tiempo de las medias tintas -».

58 En los Apuntes del clérigo Giaccardo (a menudo firmaba Giaccardi), encontramos resúmenes de sermones sobre este tema. Cf. Cl. GIACCARDI GIUSEPPE, Sunti di prediche, panegirici, istruzioni, n. 19, resúmenes CLXVIII y CLXX.

59 El encuentro de Giaccardo, a sus once años, con el padre Alberione y su itinerario vocacional hasta la ordenación, se relata, aunque no se citen los nombres, en Unione Cooperatori Buona Stampa, año VII, n. 5, 15 mayo 1924, pp. 3-4. Siendo clérigo, así resume Giaccardo su itinerario: «1. Llego al seminario; pequeña pasión por la “Gazzetta”, también por los demás. Quiero hacer el bien en la familia con buenos libros, que luego la pereza, el respeto humano o la prudencia impiden en gran parte. 2. Último año de bachillerato inferior y superior: deseo de trabajar en la Acción Católica, de estar pronto libre para trabajar en la prensa y en la A. C. Luego, ser coadjutor o párroco, pero trabajar en este campo. La verdad es que no me satisface el campo de una sola parroquia... Siento más la prensa como mi campo. Amor especial a la Iglesia, al Papa; fe viva en el verdadero triunfo de la Iglesia. En teología la obra de la prensa me parece más importante; luego me convenzo de la necesidad del apostolado, lo siento y aumenta mi convencimiento y mi deseo de ese apostolado. Inclinación muy fuerte. Veo que no sé con qué me llenaría. Salesiano. Jesuita o misionero. 3. Relación con el Teólogo. Me habla de sacerdotes de la prensa y yo no comprendo la voluntad de Dios. Funda la Tipografía y en seguida intuyo a dónde quiere llegar y no me habla más de ello. Deseos de verla. Yo me niego. Me considera como un miembro = No quiero. Me habla de las necesidades = Obstáculo. Habla directamente de mí; pongo dificultades y me tomo un tiempo. Mientras, me siento miembro. Me convenzo y me siento muy inclinado a lo que es mi campo. Días de convencimiento, de persuasión; de fuerte inclinación hacia la prensa y la Congregación, al Teólogo, a sus sentimientos [...]. 4. ¡Convencerme de la necesidad del Apostolado y de la Congregación! Mi campo. Delirio. Motivos = Delirio. ¿Tiempo? ¿Soberbia y misión?» (G. T. GIACCARDO, Diario..., o.c., pp. 278-279). En torno al primer año de bachillerato superior, Giaccardo escribe en un resumen una instrucción del padre Alberione: «I. La sociedad moderna se encuentra moralmente hundida. 1º Los socialistas dominan a los obreros y los agricultores por medio de la Cámara del Trabajo y les infunden el odio a Dios, a la Iglesia y al sacerdote, y los descristianizan. 2º Tampoco la clase noble, culta, bienhabiente, está con nosotros, pues sólo le gusta el lujo, los placeres, las diversiones. Nosotros somos agni inter lupos. II. A pesar de ello nos corresponde reformar la sociedad, y la reformaremos; en primer lugar, con los medios intelectuales, difundiendo y favoreciendo la prensa: a) intelectualmente: publicando artículos breves, originales y consistentes; b) moralmente: a) elogiando nuestros periódicos; b) avisando a la dirección cuando algo no gusta; c) congratulándose con ella cuando gusta; c) financieramente...» (G. GIACCARDO, Libretto per i Santi Spirituali Esercizi, junio 1913, XIX, inédito).

60 A. PAVISSICH, La stampa grande potenza, en La Civiltà Cattolica, año 64º, vol. 1, cuad. 1502, 18 enero 1913, pp. 129-140; Ibid., año 64º, vol. 1, cuad. 1504, 15 febrero 1913, pp. 398-408.

61 «La obra de restauración social, por tanto, no es simplemente una obra de destrucción del mal, sino especialmente de edificación del bien, es decir, de sustituir la prensa mala con la prensa buena. Al empuje ruinoso del capitalismo imperante hay que oponer, en el campo de la prensa, las energías sanas y vigorosas de una cultura regeneradora, adquirida en las fuentes puras de la civilización cristiana. Ahora bien, sólo los principios cristianos, en los que la sociedad contemporánea tuvo sus orígenes y su desarrollo, con los éxitos de los que se siente tan orgullosa, pueden contener y destruir los daños de la apostasía moderna, que va minando sus cimientos» (A. PAVISSICH, La stampa grande potenza, o.c., pp. 407-408).

62 G. BORGNA, Il Re dei tempi. Mano alla Stampa, Premiata Scuola Tipografica Michelerio, Asti 1914, 114 pp.

63 «Hace cincuenta años todavía se podía preguntar: ¿Quién lee? Ahora habría que decir: ¿Quién no lee? Es una necesidad de nuestra época, nuestra sociedad no sabría vivir sin la lectura. Hoy se quiere estar al corriente de todo lo que sucede en el mundo. Todos se levantan por la mañana impacientes por ver el periódico, ávidos de conocer las nuevas políticas, las sorpresas de la bolsa, el movimiento comercial, las aventuras galantes, las novedades que acontecen bajo el cielo de una a otra parte del continente, de uno a otro mar» (Ibid., p. 28).

64 «El deseo de novedades mantiene la moda y alimenta el periodismo. El pregonero de novedades es justamente el periódico, que envejece en el día. Su campo no tiene límites, porque habla de todo, se preocupa del movimiento religioso y político, se refiere a la escuela y discute sobre ella, así como sobre el comercio y los sucesos, habla del teatro, de las desgracias y los delitos, de la economía agraria y doméstica, de deportes... En conclusión, se refiere a todo lo que tiene que ver con la naturaleza, la cultura y el mundo» (Ibid., p. 29).

65 «¿Quién no conoce este invento moderno que constituye para tantos la diversión de cada día? ¿Quién no ha visto la baraúnda de escenas que en pocas horas, en pocos minutos, hace pasar por la pantalla? El periódico es algo parecido, pues vemos en él, observamos minuciosamente, ininterrumpidamente, la agitación convulsa del universo, del cielo y de la tierra, del mar y de los elementos, de las naciones y de la humanidad» (Ibid., p. 30).

66 «Sube [el periódico] a los palacios y baja a las tugurios, entra en las fábricas y penetra en los barrios, pasa por las academias, está en la mesa del docto, corre por las administraciones públicas, entra en las escuelas, circula por las calles y plazas, monta en el tren, se ramifica por todos los caminos de la nación, se apodera de cada una de las partes del organismo social, se impone a la inteligencia y forma la opinión pública» (Ibid., p. 31).

67 Este capítulo fue publicado íntegramente, sin citar la fuente, en el boletín UCBS, año II (1919), n. 7, p. 7: «“Prensa, escribe Rosegger, tú eres el orador, el gran predicador de nuestro tiempo. Las palabras que pronuncias con tanta pasión tienen eco en pocas horas en todo el país. Tú predicas en los mesones y los cafés, en los autobuses, en los ferrocarriles, en las casas privadas y poderosamente en todas las plazas. Donde más personas hay juntas, en medio de ellas estás tú y predicas. Pero tu palabra no se pierde, como la del púlpito, apenas pronunciada. Lo que no se imprime en la memoria del ansioso lector, permanece impreso en el papel, y predicas asiduamente a quien te echa un vistazo. De este modo gritas día tras día, sin tregua y sin descanso”. La prensa es para las grandes multitudes del pueblo el único pan cotidiano de innumerables almas; sus juicios forman el “credo” de millones».

68 «Cuando aparece el periódico, millones de manos lo agarran, millones de ojos lo devoran, y él se apodera insensiblemente de sus inteligencias y de sus corazones. Siembra sus ideas, las fecunda y obtiene frutos a voluntad» (Ibid., p. 31).

69 «En nuestros días, cuando tanta gente querría borrar la palabra rey, nos vemos obligados a soportar el imperio de un poder nuevo e indomable: el de la prensa. Ella es el rey de los tiempos, pues ejerce su poder mágico y misterioso sobre todos los hombres, sin excepción de clase ni condición. El mundo no camina solo, es conducido de la nariz por el periódico.
Es el rey de los tiempos porque habla de todo lo que sucede en el tiempo y en el espacio.
Es el rey de los tiempos porque hace que se oiga su orden y sus leyes cada día, cada hora y al mismo tiempo en diez, cien, mil lugares, por todas partes.
Es el rey de los tiempos porque tiene en su garra el presente, el pasado y el futuro.
Es el rey de los tiempos porque su poder va creciendo sin medida con el paso de los años, de la instrucción y de la civilización.
Tenía pues razón el hebreo y masón Crémieux cuando en 1842 gritaba a las logias masónicas de París: “Hermanos, considerad el oro una nadería; la prensa lo es todo. Dominad la prensa y seréis los dueños de la opinión pública, es decir, los dueños de la nación entera”. Es lo que sucedió: la masonería se adueñó de Francia y de muchas otras naciones.
Entendámoslo también nosotros: la prensa lo es todo; sin ella no se hará nada; es el rey de los tiempos» (Ibid., pp. 40-41).

70 «Es una plaga peor que la guerra. Es una plaga más funesta que la peste. Es una plaga más grave que el hambre. ¿Cuál es esa plaga tan tremenda? El periódico malo» (Ibid., p. 45).

71 El autor cita las palabras del L. Windthorst en el Congreso Católico de Friburgo: «¡Ayudar a la buena prensa!... he ahí un gran apostolado, el apostolado moderno y, si la Autoridad suprema lo considerara oportuno, digno de ser considerado precepto de la Iglesia» (Ibid., p. 78).

72 «Es la caridad, caridad por excelencia. Nos lo dice el divino Maestro: “No sólo de pan vive el hombre”. [...] Dichosos los que entienden que el hambre más cruel es el “hambre de la verdad”, en expresión de monseñor Delamaire. Aclarando por medio de los periódicos las mentes obscurecidas por los errores, colaboramos en el triunfo de la verdad y en la redención social. Pobres de nosotros si en lugar de gastar nuestro dinero en fundar y apoyar buenos periódicos lo gastamos en cosas sin valor, o en cosas buenas de las que no se benefician todos. Tengamos esto en cuenta y no lo olvidemos nunca: La obra más importante y más necesaria para los tiempos modernos es la prensa; ayudarla y apoyarla es el acto de caridad más hermoso» (Ibid., p. 83)

73 «Se ha extendido por el mundo entero esta frase de monseñor Ketteler, arzobispo de Maguncia: “Si san Pablo viviera hoy, sería periodista”. Y yo lo creo firmemente» (Ibid., p. 97). Todo el capítulo fue publicado sin citar la fuente en UCBS, año II, n. 5, mayo 1919, pp. 5-6: «San Pablo hoy. Se ha extendido por el mundo entero esta frase de monseñor Ketteler, arzobispo de Maguncia: “Si san Pablo viviera hoy, sería periodista”, y yo lo creo firmemente.
¿Y qué hacía san Pablo? Sembraba por todas partes la palabra de Dios. Por eso elegía los mejores lugares y las cátedras más reputadas para que le oyera el mayor número posible de personas. Así lo hizo en las sinagogas, en el Areópago de Atenas, en el tribunal de Agripa, en el teatro de la gran Diana de Éfeso y en las prisiones romanas.
Supongamos que un día alguien hubiera dicho a san Pablo: Pablo, hay una cátedra donde nos puede escuchar no sólo una pequeña asamblea, sino todo un pueblo, incluso todo el mundo: de Siria, de Palestina, de toda Asia, de Egipto, de Grecia y de Italia; desde lo alto de esta cátedra puedes anunciar a Cristo, predicar la cruz, conducir a los pueblos hacia la justicia y la verdad.
Estoy seguro de que san Pablo hubiera preguntado en seguida: “¿Dónde está esa cátedra? Quiero subir a ella”. Y si se la hubieran mostrado, habría subido de inmediato a ella y habría permanecido allí toda su vida, como los estilitas sobre las columnas.
Esa cátedra no existía en tiempos de san Pablo, pero existe ahora, y es el buen periódico. Ese es el púlpito de la humanidad, la “misión perpetua”, como la definía León XIII».

74 El autor repite diez veces en la misma página “quisiera”, es decir, deseos sobre el apostolado de la prensa. Este es el primero: «Quisiera, tales son los deseos y sentimientos de un católico intrépido, quisiera, como quieren tantos amigos míos, como quisieron y quieren tantas almas fervorosas de cristianos valientes y católicas diligentísimas, quienes con sus ejemplos me enardecen para la propagación de la buena prensa, quisiera -como escribió un brioso periódico francés- que, del mismo modo que en tiempos pasados se distribuía la sopa a los pobres a las puertas de los conventos, se distribuyera hoy a la puerta de las iglesias el periódico católico» (Ibid., pp. 106-107).

75 G. F. RE, Lettera ufficiale alla S. C. dei Religiosi chiedendo il nulla osta per l']erezione della SSP in congregazione religiosa diocesana, 31/12/1921. Cf. G. ROCCA, La formazione della Pia Società San Paolo (1914-1927), Appunti e documenti per una storia, Roma 1982, pp. 562-563.

76 G. F. RE, Lettera ufficiale alla S. C. dei Religiosi..., del 31/12/1921, cf. Ibid., p. 563. La denominación “Escuela Tipográfica Pequeño Obrero” fue sin duda una opción dictada por motivos de conveniencia, a la espera del momento oportuno para explicitar la verdadera intención de la obra. En este sentido, es interesante el testimonio del padre Alberione al cumplir la fundación cuarenta años: «Después de agrupar a los primeros muchachitos en 1914 en una pequeña casa con una pequeña tipografía, se verificó un hecho curioso, casi una alarma: “Roban el trabajo y el pan a los tipógrafos”. Hubo recursos a las autoridades. La autoridad eclesiástica respondió: “Respetar la libertad de todos”. Y la autoridad civil, a su vez: “Es cosa que nace muerta..., la vigilaremos y, apenas se descubran ilegalidades, será clausurada”. Era pues preciso nacer aún más pequeños y no dejar oír ningún llanto... Y entonces se encubrió todo con el título “Escuela Tipográfica Pequeño Obrero”. Un pesebre. Debemos considerarnos siempre y sólo pequeños obreros de Dios, como se ha sido ante el mundo entero y ante los colosales medios de que disponen los falsos maestros, enemigos de Jesucristo y de la Iglesia» (S. Alberione, Nel quarantennio, Saludo a los visitantes de la exposición paulina, Alba [20.08.1954]. Las FSP, en Fascicoli 1954, informan sobre la fecha de esta intervención: «Impresa en SP, julio-agosto 1954, pp. 1-3; en RA [Regina Apostolorum], agosto 1954, pp. 1-3. Ha sido publicada en CISP, pp. 145-148; en CVV 212. El texto reproducido aquí se ha tomado de RA, agosto 1954. Existe grabación. En las diversas ediciones impresas falta la fecha. La grabación trae la siguiente: Alba, 20.08.1954».

77 Contamos con el testimonio de G. B. Bernocco: «El joven sacerdote me causó una impresión excelente por la forma, entusiasta y concreta, de exponer su programa de acción. Su aspecto y su voz manifestaban el ardor de un celo activo, inspirado en intenciones concretas de realización de una obra largamente pensada» (cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., pp. 229-230).

78 Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., p. 233.

79 Cf. Documento del día de la Asunción, 1916, en G. ROCCA, La formazione..., o.c., pp. 551-552. Es muy significativo lo que el clérigo Giaccardo escribe en su Diario el 19 de octubre de 1917. Por razón de espacio, sólo citamos una parte: «Declaraciones del señor Teólogo a los alumnos más capaces de entenderle para que puedan decidir con conocimiento de causa su porvenir: 1º Dónde vamos: la Casa será un Instituto religioso compuesto de tres grupos, de los que los dos primeros harán profesión de votos. El primero es el masculino y se compone de estudiantes y operarios. Los estudiantes serán titulados en ciencias sociales, y algunos se pararán aquí; los otros, que aspiran al sacerdocio, serán ordenados; sacerdotes doctores y simples doctores; su misión es la dirección, la redacción, escribir en periódicos, dirigir y pronunciar conferencias. Los operarios, convertidos en hábiles tipógrafos, tendrán a su cargo la dirección de la tipografía, la compilación y la técnica de los periódicos. El primer grupo, masculino, ha comenzado; hay ya alumnos con votos vinculados a la Casa: estudiantes y operarios. El segundo grupo, femenino, ha comenzado también; su tarea: imprimir, escribir, catequizar, dar toda su colaboración en la acción cristiano-social. El tercer grupo, que se espera esté pronto erigido canónicamente, incluye a los cooperadores de uno y otro sexo; éstos, con su ayuda material y moral, con el consejo y la propaganda, bien animados por el espíritu de la Casa. Este tercer grupo existe ya realmente.
Ordenamiento: la Casa tendrá un director general que dará las normas directivas, los puntos de combate a los que todos deben obedecer. Cada periódico tendrá su director; junto a los más grandes habrá también un noviciado de alumnos. La Casa se extenderá por Italia y luego por Europa y por el mundo.
Finalidad: la buena prensa; el periodismo; los periódicos de todo el mundo, nuestros, se ayudarán material y moralmente con todos los medios. Nuestra lucha será por el triunfo de la Iglesia, del Papa, de la civilización cristiana, contra todos los poderes del diablo y especialmente contra la masonería» (cf. G. T. GIACCARDO, Diario..., o.c., pp. 79-81).

80 G. T. GIACCARDO, Diario..., 8 de diciembre de 1917, o.c., pp. 105-106. Paralelamente, la rama femenina hacía su itinerario de consagración con los votos privados. Cf. C. A. MARTINI, Le Figlie di San Paolo, Note per una storia, 1915-1984, Roma 1994, p. 96.

81 Palabras del padre Alberione escritas por Giaccardo. Cf. G. T. GIACCARDO, Diario..., 8 de diciembre de 1917, o.c., pp. 104-105.

82 Giaccardo deja traslucir el 29 de abril de 1918 el grave problema del hambre: «La lluvia continúa. Contribuye a castigarnos con el hambre. Guerra, hambre y peste son tres hermanas unidas...» (G. T. GIACCARDO, Diario..., o.c., p. 201).

83 Vemos confirmadas estas afirmaciones en la página del Diario de Giaccardo del 29 de noviembre de 1917: «Esta noche nos dijo el señor Teólogo en la mesa que la situación es gravísima, hasta el punto de que si la comprendiéramos dejaríamos de comer. Por ello protesta vivamente de la irresponsabilidad de la vida en los cines y los teatros. Es gravísima la situación militar, gravísima la política, gravísima la económica y la social, y gravísima la situación religiosa. Nos encontramos pues en una situación en la que Italia ha dejado de tener un pasado de mil de años. Esto es debido a que el vicegobernador haya censurado el evangelio en los boletines. Los funcionarios se sienten en situación desagradable y tratan de mantenerse a flote, pues ellos mismos sienten la humillación de la masonería, que quiere hacérselas pagar a los curas. La animadversión contra la Iglesia es fortísima. En tiempos de san Pablo se hablaba y luego se iba a la muerte; ahora, ni hablar se puede por motivos de censura. Dios ciega a los hombres y les deja hundirse, y por todo ello la Iglesia vivirá un triunfo muy grande, pero antes habrá días muy dolorosos. La cuestión romana es la espina de Italia, pero no sólo ella es pecadora, lo es toda Europa. La buena prensa es misión de restauración y de fuerza» (G. T. GIACCARDO, Diario..., o.c., p. 95).

84 En su Diario, el 19 de marzo de 1918, Giaccardo escribe: «Lo característico de nuestro padre no es lo extraordinario, sino lo ordinario. Nos recomienda la oración y la fe y con ella el esmero, la diligencia, el trabajo, la soltura, la vida, la alegría, y no la poesía, porque nos educa a la realidad informándonos de las graves situaciones de la vida individual, política y nacional; quiere darnos el espíritu, pero insiste en la humildad, en la naturalidad, en la sencillez» (G. T. GIACCARDO, Diario..., o.c., p. 194).

85 «Sólo tengo dos inquietudes, nos dice el venerado padre en la meditación: que yo no soy todavía suficientemente bueno y que vosotros no sois todavía suficientemente santos. Estas son únicamente mis inquietudes, otras no tengo, todo lo demás no importa y se dará por añadidura. Así que, aunque se produjera un terremoto que arrasara la Casa, ésta se levantará y se extenderá por todo el mundo en las principales naciones y durará muchos siglos; es necesaria absolutamente, porque la necesidad es impelente y Dios quiere hacer esto, sólo que nosotros ponemos palos en las ruedas de la Providencia. Quién sabe cuántos boletines más habrían salido, cuánto más habría ganado la causa de nuestros periódicos si en nosotros hubiera más espíritu, si fuéramos más santos» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 15 febrero 1918, o.c., p. 191).

86 Giaccardo registró en su Diario una pequeña instrucción del padre Alberione dictada el 12 de marzo de 1918: «...Por eso es preciso establecer con el Señor pactos claros y de mucha sencillez: Señor, tengo que saber muchas cosas, pero tengo poco tiempo para estudiar; también tengo que componer, imprimir, así que compondré e imprimiré hasta que quieras y lo que quieras, pero dame ciencia. Pactos claros y confianza. Los apóstoles eran ignorantes, pero después de recibir al Espíritu Santo, asombraron al mundo, confundieron a los doctos e iluminaron a todos los hombres. El Espíritu Santo no bajará a nosotros en forma de globo de fuego, sino de este modo: nos hará aprender antes lo que leemos, recordar más lo aprendido y aplicar mejor el estudio, de tal modo que lo que aprenden los demás en tres horas o no lo recuerdan con facilidad o no lo viven, nosotros lo aprenderemos en una hora y lo recordaremos y aplicaremos. Creamos esto y lo comprobaremos. El padre hizo esta experiencia con dos jóvenes que en un mes lograron con esta fe lo que otros en seis. No se diga: no tengo estudios, no he estudiado apenas. No has hecho estudios, has aprendido más, quizá no la gramática, pero sí otras cosas, y ya verás que a los treinta años sabes más que los otros. Esta fe es esencial en el espíritu de la Iglesia; como es nuevo el espíritu, se cuenta con nuevos medios, y uno de los principales, parte esencial de ese espíritu, es la fe en aprender sin tanto estudio. Para quien no tenga esa fe, esto es discordante y se ríen de él. Hay que convencerse de que esta fe es esencial. San Pablo trabajaba por Dios y decía a Dios que él tenía derecho a que le facilitara la comida: “qui altari deservit, de altari vivere debet”. Así es para nosotros: tenemos que trabajar para Dios y necesitamos saber muchas cosas. Nosotros trabajamos y el Señor se encarga de darnos la comida, no sólo la de la boca, sino también la de la mente y la del corazón. Si trabajamos por él, debemos vivir a su cargo, tenemos derecho a vivir a su cuenta. Así que no debemos comportarnos como dicen otros, sino como quiere la vida de la Casa. A quien diga que tenemos poco estudio, respondámosle: Somos nosotros y la gracia de Dios. Una parte nosotros y dos la gracia de Dios» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 13 de marzo de 1918, o.c., pp. 195-196).

87 Palabras de Alberione en el Diario de Giaccardo. Cf. G. T. GIACCARDO, Diario..., 8 de diciembre de 1917, o.c., pp. 103-104.

88 Giaccardo escribía el 30 de septiembre de 1918 refiriéndose al día anterior: «Y el señor Teólogo nos explicó la triple rama de nuestra Casa: masculina, femenina y cooperadores. Y prosiguió: “Esta última tenía más dificultades que las otras, lo que no quiere decir que las primeras estén ya listas, pero se cuenta con más libertad. Ahora está en marcha también la última: la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa. Durante los ejercicios he redactado el reglamento, luego lo hemos dejado en manos de Dios; ahora lo he presentado y sometido al juicio del señor obispo, que no sólo lo ha aprobado plenamente sino que ha querido ser su primer inscrito. Agradezcamos pues a Dios que hayamos arrancado tan bien”. Nos explicó el contenido del estatuto: pueden entrar a formar parte de él todos los que se comprometan a hacer por la buena prensa especiales oraciones, ofertas, trabajos, escritos... “Comenzar no lo es todo; vendrán las dificultades, la falta de aprobaciones, los impedimentos, los desánimos, y será como empujar un barco en un bosque. Así que hay que rezar y rezar. San Pablo no tiene dificultades; él hará fructificar la nueva Unión y vosotros seréis sus promotores entre quienes podáis. Dentro de treinta años comprenderéis la importancia de lo que os he dicho esta tarde”» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 30 de septiembre de 1918, o.c., pp. 233-234).

89 Es interesante constatar que ya en enero de 1918 Giaccardo, bajo el título “Conversión de san Pablo”, se había trazado un programa de vida basado en tres puntos que son los mismos señalados por el padre Alberione como medios de la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa: oración, ofrenda, acción (cf. G. T. GIACCARDO, Diario..., o.c., pp. 124-125).

90 G. ROCCA, La formazione..., o.c., pp. 551-552.

91 «25 de octubre de 1918. Ayer por la tarde, depositados los boletines de la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa ante Jesús sacramentado, el señor Teólogo los bendijo con el santísimo Sacramento. Todos nosotros estábamos arrodillados alrededor. Nos dijo previamente el querido padre: “Siendo la primera vez que sale el boletín que debe apoyar nuestra buena prensa, es conveniente que lo haga con la bendición del Señor. Nosotros hemos hecho todo lo posible para que saliera bonito y agradable, pero si Dios no da su bendición, de nada valen nuestros afanes; en cambio, con la bendición de Dios, penetrará y conseguirá fruto”. Nos recuerda el ejemplo de la bendición de la... moribunda, las últimas palabras de Clelia. ¿Qué cuesta a Dios suscitar cooperadores para la buena prensa? Él con un “hágase” creó el cielo, hizo aparecer los peces que se deslizan en el agua, los pájaros que cruzan el firmamento, y creó al hombre como “rey de toda la creación”. Es preciso que nosotros estemos profundamente convencidos de que poner en marcha la obra de la buena prensa es un gran milagro, y estemos tranquilos, que Dios lo hará. Pero por nuestra parte debemos: 1) Quærite primum regnum Dei et iustitiam eius, lo demás será cosa hecha. Nosotros debemos buscar sólo la santidad y la gloria de Dios; 2) confiar solamente en Dios, no en nuestras fuerzas. Si decimos a Dios: Déjalo en mis manos, se retira y nosotros nos rompemos la cabeza. Dios, que nada teme, teme nuestro amor propio. Dios lo hace todo bien y siempre, “bene omnia fecit”. Así que cuando veamos que las cosas van mal, es señal de que ha entrado lo nuestro, por lo que debemos preguntarnos en seguida: ¿Qué he hecho? De Dios necesitamos su gracia, que obtenemos con la oración. Así que humildad y oración» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 25 de octubre de 1918, o.c., pp. 237-238).

92 «La conversión de san Pablo. El 25 de los corrientes el mundo católico celebra la fiesta de la conversión de san Pablo. Fecha memorable para la Iglesia. Saulo era el más terrible adversario del cristianismo naciente; caminaba furibundo hacia Damasco con sus soldados para hacer prisioneros a todos los cristianos que encontrara. Pero la gracia de Dios vino sobre él a las puertas de la ciudad y se convirtió en otro hombre. Yo le he elegido para que predique mi nombre a los hebreos, a los gentiles, a los príncipes y a los reyes, dice el Señor. Y Saulo, convertido en Pablo, llega a ser el primero de los apóstoles, el que llevó al seno de la Iglesia más almas que todos los demás apóstoles. La Iglesia tuvo gracias a él una nueva vida, en lugar de un perseguidor. Con razón pues se celebra esta gran fiesta en el mundo cristiano. Hay algunas parroquias en las que será solemnizada con la “jornada de la buena prensa”. En otras tendrá lugar una función especial por la conversión de los pecadores, especialmente de los que, como Saulo, usan su ingenio, su cultura y su posición social para combatir a la Iglesia, al Vicario de Cristo, a la religión. Todos los inscritos en la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa están vivamente invitados a hacer ese día la comunión con este fin. Pidamos la conversión de una vida tibia en una vida ferviente; pidamos la fuerza y el espíritu adecuado a los escritores católicos; pidamos la conversión de los periodistas impíos. Celebremos también su novena, especialmente recitando la oración impresa en las estampas de san Pablo» (UCBS, año II, n. 1, enero 1919, p. 2).

93 «El apóstol Pablo recorrió el mundo entonces conocido haciendo que se oyera en todas partes la buena nueva y reuniendo bajo el signo de la cruz a un número incontable de cristianos. Es pues el hombre del entusiasmo, y parece la personificación del mismo. De ahí que san Pablo fuera elegido como protector de la buena prensa. Ningún medio de propaganda puede ser hoy más universal y eficaz que el periódico especialmente y la prensa en general. Por eso el periodista cerrado en su oficina de redacción extiende su actividad y hace que llegue su palabra hasta los últimos confines de la tierra. No deja de tener sentido ni es casual la frase de Ketteler: “Si san Pablo viviera hoy, sería periodista”» (UCBS, año II, n. 1, enero 1919, p. 4).

94 «Predica la palabra» (2Tim 4,2).

95 «Predica el evangelio» (2Tim 4,5).

96 «El espíritu de san Pablo brota de su vida, de sus cartas, de su apostolado» (ADds 94).

97 «La orientación de los estudios, tal como se programó en el período anterior a la guerra, incluía espontáneamente la atención al culto de los orígenes de la Iglesia. La antigüedad cristiana fue el tema preferido por los investigadores de las cosas cristianas. Muchas aberraciones aparecieron en el campo modernista y protestante, pero no faltaron, incluso abundaron, los buenos frutos. Entre éstos uno de los mayores fue un conocimiento más amplio y profundo de la vida, las obras y la doctrina del apóstol Pablo. Y no sólo esto, sino también (lo que es una consecuencia natural) el deseo de llevar a la práctica y popularizar el culto a este gran predicador de los gentiles» (UCBS, año II, n. 1, enero 1919, p. 4). «Devoción a San Pablo. Decía con acierto monseñor Bonomelli que muchos santos distinguidos en la Iglesia son los menos recordados por el pueblo. Efectivamente, ¿cuántos son los que invocan a san Pedro, a san Pablo, a san Juan Crisóstomo, a san Ignacio mártir, etc.? Si conociéramos de veras el bien que san Pablo hizo al mundo, especialmente a los que descendemos del paganismo, le amaríamos e imitaríamos. Aprenderíamos de él las virtudes que son el fundamento del cristianismo: el amor a Jesús y el amor que se manifiesta en la entrega al prójimo. Celebremos devotamente la fiesta de san Pablo el 30 de junio; será una buena ocasión para dar a conocer al gran apóstol. Difundamos su imagen e invoquémosle como protector de la buena prensa. Es cosa muy útil. Explicar las cartas de san Pablo por lo menos una vez. Es algo que se hace ya en algunas parroquias, donde cada cinco o seis años se explica al pueblo, en lugar del evangelio, la epístola de la misa, y la epístola es casi siempre un texto de sus cartas» (UCBS, año II, n. 6, junio de 1919, p. 2).

98 Todos los números del boletín UCBS contienen referencias sobre la importancia de la prensa. Citamos algunas: «El mundo está dirigido por la opinión pública y ésta por el periodismo», Pavissich (UCBS, año I, n. 2, 28 noviembre de 1918, p. 2). «Hoy el pueblo no cuenta con otra opinión y ordena su vida sólo con la lectura cotidiana de los periódicos», León XIII (UCBS, año II, [n. 2?, entre febrero y abril] 1919, p. 3). «Creedme, esta necesidad de dedicar todas nuestras fuerzas a promover la prensa es una necesidad de tal importancia que yo, obispo, retrasaría la construcción de una iglesia para colaborar en la fundación de un periódico», cardenal Mercier (UCBS, año II, [n. 2?, entre febrero y abril] 1919, p. 7).

99 «La nueva misión de la mujer. Al gran apostolado de la prensa no puede faltarle la presencia de la mujer, pues hay en aquella actividades que se adaptan a ésta de forma especial. Se trata de una altísima misión. Por lo demás, es algo que podemos ver confirmado entre los salesianos. He visto ya en tres lugares hermanas en la tipografía, y trabajando bien; hay muchas que escriben. Hace poco tiempo, un cardenal exhortaba a incorporarlas a la confección de los periódicos. 1. Hay mujeres maestras, otras trabajan en las oficinas de correos, telégrafos, son encargadas, mujeres cultas que pueden escribir la sección de la mujer, [encargarse] de las cartas, de artículos diversos. 2. Muchas mujeres tienen tiempo para promover y hacer suscripciones para nuestros periódicos, para los boletines religiosos; [tienen] tiempo para distribuirlos, para hacer que funcionen las bibliotecas. 3. Muchas mujeres pueden aportar donativos en lugar de gastar mucho en cosas poco útiles. 4. Hay muchachas que quisieran trabajar en la buena prensa y que podrían hacer una obra más meritoria que las monjas de los asilos, residencias, hospitales, misiones; ellas son más hábiles en los trabajos tipográficos que los hombres. 5. Todas las mujeres pueden orar, comulgar y rezar rosarios por la buena prensa, hacer que la gente se inscriba en la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa y difundirla» (UCBS, año I, n. 2, 28 noviembre 1918, p. 2).

100 «La idea fundamental. Es ésta: la buena prensa es hoy un verdadero apostolado, el primero de todos los apostolados después del de la oración. Pero para que sea un verdadero apostolado debemos considerarlo no como una empresa industrial o como un oficio, sino para formar almas, mentes y corazones de apóstol. Para eso es necesario que los que se dedican a él sean hombres de carácter diamantino, personas cultas, hasta el punto de que los enemigos de la Iglesia sean desenmascarados, las verdades de la religión bien expuestas, la moral y los dogmas bien defendidos. Se necesita también contar con buenos tipógrafos, que no cedan a la atracción del lucro y del prestigio ni se pongan al servicio del liberalismo o de las sectas; obreros que ofrezcan su trabajo con espíritu de fe, como apostolado sagrado; obreros tan hábiles que no teman la competencia de nadie. Tipógrafos, por tanto, y escritores virtuosos y doctos. El ideal. El ideal sería contar con una familia, una unión de almas y de corazones, consagrada a una obra tan urgente como la de la prensa. Y debería estar compuesta por tipógrafos y escritores, por personas que se vincularan con promesa sagrada y solemne de dedicar todas sus energías a la prensa. A esto deberían asociarse los cooperadores que en lo posible pudieran ayudar con la oración, los donativos, el trabajo» (UCBS, año II, [n. 2?, entre febrero y abril] 1919, pp. 2-3).

101 «Los jóvenes se dividen en dos secciones: los simples artesanos y los estudiantes artesanos. Los primeros aprenden artes gráficas y distribuyen su tiempo entre la escuela, el trabajo y las prácticas de piedad. Los segundos tienen menos trabajo y mucho más estudio. Para los simples artesanos el curso completo tiene cinco años. Al final reciben el correspondiente diploma de capacitación y, si es necesario, se les facilita el empleo adecuado. El curso de los estudiantes artesanos es de ocho años y pueden titularse en ciencias sociales (facultad pontificia de Faenza). En el caso de que no tuvieran éxito en los estudios, contarían indudablemente con la muy estimada profesión de tipógrafos» (UCBS, año II, [n. 2?, entre febrero y abril] 1919, p. 2).

102 «Sección femenina de la Escuela Tipográfica. No es una novedad que la mujer se dedique al trabajo de imprenta, pero es algo que en nuestros días debe desarrollarse más. Las jóvenes deben aprender a componer, imprimir, encuadernar, despachar, escribir. Muchos trabajos pueden hacerlos mejor y más fácilmente que los jóvenes y los hombres. Con esta intención se abrió en Alba la sección femenina de la Escuela Tipográfica. Tuvo un largo período de preparación y ahora, siendo ya capaz de funcionar por sí misma, ha sido trasladada a Susa, donde la dirección diocesana les ha confiado el periódico y la tipografía, y el señor obispo les ha facilitado alojamiento. Tiene la misma finalidad que la sección masculina: favorecer la buena prensa. Sólo que, mientras los jóvenes se preparan para titularse en ciencias sociales, las jóvenes (si quieren estudiar) se preparan para titularse como maestras de primaria. Dirigirse al padre Alberione en Alba, o bien a la maestra Angelina Boffi en Susa. N.B. En Alba, la sección femenina de la Escuela Tipográfica tenía una librería en la calle Accademia, que ha sido cerrada. Quien tenga todavía notas que pagar, diríjase a la Escuela Tipográfica, sección masculina, editora de la Gazzetta d']Alba» (UCBS, año II, n. 1, enero 1919, p. 8).

103 «Sería un grave error confundir la Escuela Tipográfica con los institutos ordinarios de beneficencia y asilo. La Escuela Tipográfica es una obra dedicada esencialmente a la actividad de la buena prensa y los jóvenes, para ser acogidos, deben ser buenos y manifestar luego verdadera vocación. Ser más o menos ricos, de inteligencia grande o discreta, no constituye dificultad. Nadie será excluido sólo por su pobreza» (UCBS, año II, [n. 2?, entre febrero y abril] 1919, p. 5).

104 El padre Giaccardo escribía el 26 de diciembre de 1919: «Algunos malintencionados quisieran hacer daño a la tipografía. El señor Teólogo durmió en ella con dos jóvenes. Ayer tarde me decía: Hay que tomar todas las precauciones humanas y lo que de tejas abajo sugiere la prudencia. Por lo demás, estoy tranquilo: el ángel custodio vela. Lo que más me consuela es pensar que estas cosas no son mías, sino del Señor; de este modo conservo el desapego del corazón; y si llegara el caso de tener que dejarlas, no me afligiré: la Providencia dispone el traerlas, tutelarlas y acrecentarlas. ¡Oh la Providencia! Sólo ayer me enteré de que se temía por mi vida: habían decidido matarme en la semana de las elecciones; y sin embargo hemos pasado por la calle todas las noches: Dios nos ha protegido» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 26 de diciembre de 1919, o.c., p. 287).

105 «7 de enero de 1919. Ayer por la tarde, el querido padre nos invitó a hacer un pacto con el Señor. El pacto que hizo es éste: estudiar por uno y aprender por cuatro. Esta mañana nos ha repetido en la meditación la importancia, los fundamentos, las condiciones y la invitación. Su palabra era ardiente y llena de convicción persuasiva. [...] En la santa misa se recitaron con este fin las letanías de la Virgen María, el “Veni Creator”, tres padrenuestros, avemarías y glorias, uno por cada condición que debe ponerse. Antes del avemaría el querido padre recitó la fórmula del pacto y quien quiso la repitió en su corazón» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 7 de enero de 1919, o.c., pp. 250-252).

106 «Las santas cuarenta horas me han ido bien. Con la ayuda de Jesús eucarístico, estos textos me han impresionado muy saludablemente: “Docete eos servare omnia” y... “et ecce ego vobiscum sum; prædicate evangelium...; quærite primum regnum Dei et hæc omnia...; non vos... sed ego elegi vos ut eatis”. Y todos estos textos en relación con la buena prensa. Se ha despertado en mí un espíritu muy fuerte de oración, de fe viva y de confianza en Jesús eucarístico, formador de los clérigos, una pasión por la humildad, la humillación y el sacrificio. Ansío vivir toda la vida de Jesucristo sacerdote. La he visto más clara y me ha impresionado más mi misión por el apostolado de la prensa y me he sentido más enardecido por ello. Apostolado de la civilización cristiana, basado en Jesucristo, primer misionero, que ahora nos envía a nosotros. Ansío sellar una vida toda amor por Dios y las almas, toda santidad y humildad, toda celo; sellar el celo y la doctrina de Dios difundida con la buena prensa, con el sacrificio de mi vida, y que sea agradable a Dios sobre la cruz, como Jesucristo. Deseo responder a este deseo con una serie de pequeños sacrificios y mortificaciones espirituales, sensibles y corporales» (G. T. GIACCARDO, Diario..., o.c., pp. 42-43)

107 Así se describe ese diálogo: «En lugar del anuncio Bianchi hay que poner el de la librería. -Cuesta más, le dije. -Si cuesta más, no lo sé, pero es más ventajoso para las almas: quærite primum regnum Dei, lo demás viene por añadidura». Y prosigue el padre Alberione: «Tengamos en cuenta lo fundamental; en la contabilidad hay que fijarse en lo fundamental, en lo más sencillo; cuando pase el tiempo, usad una contabilidad moderna, precisa, y haréis bien; por ahora tened en cuenta lo fundamental. Decían: Para abrir una casa como esa se necesitan directores, profesores... Si hubiéramos tenido que comenzar así, la Casa no se habría abierto nunca» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 19 de marzo de 1919, o.c., pp. 261-262).

108 Comentando Mt 6,24-33 a las Pías Discípulas el 16 de septiembre de 1962, el padre Alberione dice: «“Buscad el reino de Dios”, en primer lugar, y la santidad y las demás cosas serán la consecuencia, adiicientur vobis. Ese es el apostolado: buscar el reino de Dios con las adoraciones o con el servicio sacerdotal o con la liturgia. Pero sobre todo, para cada persona, la santidad. Primero, que el reino de Dios esté en vosotras, es decir, que seamos santos, luego el reino de Dios en toda la tierra, y entonces todo lo demás viene por añadidura, et hæc omnia adiicientur vobis. Porque (aunque la comparación es muy material), si vas a comprar carne, es el carnicero quien se encarga de añadirte un hueso» (S. ALBERIONE, Alle Pie Discepole del Divin Maestro, Roma 1986, n. 164, p. 166).

109 «El Señor nos exige también a nosotros una fe especial, una fe que nos debe distinguir de los demás. Esa fe es el fundamento de la Casa. La Casa la posee y tendrá éxito, pero quien no la tenga no tendrá éxito y será un estorbo para los demás. Hay que tener fe aunque no se entienda, porque ciertas cosas no las entiende ni el señor Teólogo, y la prueba de la fe está en obrar y creer sin ver, incluso con previsiones contrarias. ¡Qué acto de fe no habrá tenido que hacer Cottolengo cuando, estando a punto de echar los cimientos de la Pequeña Casa, lo consideraban loco y nadie lo apoyaba! La fe hizo el milagro. Lo que nosotros debemos creer es esto: que Dios quiere la buena prensa; que Dios quiere nuestra Casa para la buena prensa; que se conseguirá la ciencia necesaria, incluso con menos estudio, ciencia para los escritores y los periodistas; que se tendrá la piedad que Dios nos exige incluso sin casi dirección espiritual; que Dios enviará vocaciones verdaderas aunque nuestra buena prensa sea poco entendida en nuestras poblaciones; que Dios enviará lo necesario para el trabajo, el dinero y el alimento, y que nada faltará» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 19 de marzo de 1919, o.c., p. 260).

110 Escribe Gastaldi sobre José Benito Cottolengo: «La gracia del ingenio, que se puede decir que apareció en José milagrosamente, manifestaba también que Dios tenía sobre él designios nada ordinarios ni comunes. [...] Agradecido el jovencito por aquel don tan precioso, quiso manifestar su gratitud proponiendo y estableciendo que quería hacerse santo. Comenzó pues a dejarse penetrar por la verdad de que Dios le veía en todo lugar y en todo tiempo; fuera donde fuera e hiciera lo que hiciera, Dios estaba siempre muy presente ante él y él muy presente ante Dios. No contento con habérsela esculpido en el corazón, la quería ver con los ojos, y por eso en los encabezamientos de los libros y de los cuadernos, en vez de los epígrafes o las sentencias que suelen poner los chicos, él escribía: Dios me ve. En su habitación de estudio y descanso había puesto un cartel que le recordaba continuamente la presencia de Dios, y no satisfecho con esto, y quizá para recordárselo a otros, en el patio de la casa donde hacía los recreos con sus compañeros, había escrito con letras gruesas en una pared: Dios me ve» (P.P. GASTALDI, I prodigi della carità cristiana descritti nella vita di San Giuseppe Benedetto Cottolengo, Piccola Casa della Divina Provvidenza, Cottolengo, Turín 1959, pp. 18-19).

111 «Hablando alguna vez el venerado padre de la oración y de la confianza que debía tenerse con Dios, decía de sí mismo: “Aunque se puede pedir al Señor alguna cosa determinada y temporal, y la misma Iglesia nos da ejemplo de ello, no obstante, en lo que me concierne, temería faltar si pidiera de ese modo, porque me siento atraído por otro espíritu”. Rezaba, y rezaba mucho, pero en sus oraciones no pedía socorros ni ayudas. Y hablando con los internos decía: “En la Pequeña Casa no se debe rezar nunca por el pan material. Nuestro Señor, añadía, nos ha enseñado a buscar primero el reino de Dios y todo lo demás se añadirá a eso, por lo que nosotros debemos rezar así”. “No condeno a nadie, decía otras veces, pero en cuanto a mí, en el camino que Dios me quiere, siento que tengo que rezar más bien así y abandonarme totalmente en sus manos, diciendo: Quærite primum regnum Dei, y con esto es suficiente. Él conoce nuestras necesidades: Scit Pater vester quia his omnibus indigetis; pensemos sólo en agradarle; recemos, sí, pero en general”. De una actitud tan noble se derivaba que no sólo el santo, sino que nadie en la Divina Casa hacía, por lo menos en público, especiales peticiones por las necesidades temporales, mientras que se pedía mucho ser santos, y miles y miles de veces de día y de noche se repetía esta hermosa oración: “Virgen María, Madre de Jesús, hacednos santos”» (P.P. GASTALDI, I prodigi..., o.c., pp. 314-315).

112 En los ambientes de la naciente Familia Paulina se seguía al pie de la letra el ejemplo de la Pequeña Casa de la Divina Providencia de decir siempre “Deo gratias”, como puede constatarse con el testimonio de Doménico Bosso en el proceso de beatificación y canonización de Cottolengo: «Nunca comenzaba la acción sin invocar la ayuda de Dios; repetía a menudo in Domino, y quería que estas palabras fueran repetidas en la Pequeña Casa. Por eso las casas y las diversas familias, así como los patios, tenían nombres sagrados, por ejemplo Providencia, Casa de Dios, Esperanza, Fe, Belén, Caridad, etc. Las familias habían sido puestas por él bajo el patrocinio de los santos. Y toda la Casa la había cimentado sobre la fe. Baste con decir que había establecido el Deo gratias en la Pequeña Casa, queriendo así, comenzando por él, que se recibiera todo de Dios: el pan material, el pan espiritual con todo lo demás, repitiendo siempre Deo gratias. Consideraba a todos los bienhechores de la Pequeña Casa como instrumentos de la divina Providencia y quería que de todo se dieran gracias únicamente a Dios, repitiendo Deo gratias, y en los recibos de dinero o de objetos escribía generalmente Deo gratias. Veo que en la Pequeña Casa el Deo gratias es una vibración del corazón de todas las familias y que aún ahora sigue repitiéndose por cualquier cosa que se recibe tanto de los superiores como de los compañeros. También cuando el predicador termina en la iglesia su sermón le responden los internos con un Deo gratias, como se hacía al final de las instrucciones del Venerable. Y quería que el Deo gratias se repitiera también cuando sucedía cualquier desgracia o se recibía alguna corrección, como él mismo hacía en estos casos, a uno de los cuales aludí anteriormente, y así quería que la Casa viviera agradecida al Señor, esperando siempre en Él, por lo que in Domino y Deo gratias eran el corazón de la Pequeña Casa» (Recensio virtutum, pp. 19-20, en SACRA RITUUM CONGREGATIONE, TAURINEN. BEATIFICATIONIS ET CANONIZATIONIS VEN. SERVI DEI JOSEPHI BENEDICTI COTTOLENGO, Nova Positio Super Virtutibus, Romæ 1899).

113 «Quien se lo da todo a la Casa es la divina Providencia y el señor Teólogo quería que expresáramos al Señor el sentimiento de agradecimiento con el Deo gratias, como se hace en la Pequeña Casa del Cottolengo. Y esta costumbre se introdujo entre los mayores y los pequeños, con lo que el Deo gratias se repite cada vez que se recibe algún beneficio. Por lo demás, es una expresión paulina que leemos en todas las cartas de san Pablo, un canto suyo de agradecimiento incluso por las cosas más pequeñas» (UCBS, año VII, n. 4, 15 de abril de 1924, p. 8).

114 «Por tanto, horror al pecado desde el principio de la Pequeña Casa; él [Cottolengo] quiso que al sonar las horas todos dijeran: a peccato mortali libera me Domine. Pero después de algún tiempo, observando que era poco verse libres de pecado mortal, quiso que todos se liberaran también de los pecados veniales, y lo corrigió así: ab omni peccato libera me Domine. Si le sucedía algo adverso o si la divina Providencia retardaba un poco las ayudas, solía decir en seguida: hagamos un examen de conciencia, como queriendo saber pronto si se había cometido alguna falta que, aunque pequeña, retardara las ayudas divinas. Y al ir diciendo: examinémonos, si seré yo, si seré yo la causa de la tardanza, hacía más que con cualquier sermón o corrección. Por eso el venerable Siervo, además del examen que como regla estableció en la Pequeña Casa, por la noche, en el momento de las oraciones, quería que cada uno hiciera, cuando se daban circunstancias adversas, un examen especial, tratando de ver si no sería él la causa de que la Providencia tardara» (Summarium super dubio, Summ. Num. IX De Heroica Charitate in Deum, p. 401, en SACRA RITUUM CONGREGATIONE, TAURINEN. BEATIFICATIONIS Y CANONIZATIONIS VEN. SERVI DEI JOSEPHI BENEDICTI COTTOLENGO, Positio Super Virtutibus, Romæ MDCCCXCVI).

115 Expresión de estos dos puntos de referencia son las obras de san Alfonso y de Chautard, que inspiran las meditaciones propuestas por el padre Alberione: «Además de los ejercicios espirituales sobre la piedad, todas las meditaciones y el trabajo espiritual de este año están dirigidos a la vida interior para desarrollarla; nos leyó y explicó muy bien el querido padre la primera parte de El gran medio de la oración. Ahora nos explica El alma de todo apostolado. Todas las novenas están orientadas al propósito de los ejercicios espirituales y todas las instrucciones concluyen con ello» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 17 de enero de 1919, o.c., p. 252).

116 La celebración de la Conversión de san Pablo, el 25 de enero de 1919, sirvió también de retiro mensual. Giaccardo afirma que las cuatro pláticas del querido padre eran tales que, para no reproducirlas de manera incorrecta, habría sido necesario fotografiarlas. De todos modos, él refleja las palabras del padre Alberione: «Estad muy atentos, abrid los oídos y no durmáis con el corazón; estad despiertos. En vuestro quehacer debéis progresar por diez. ¿Por qué? Porque el Señor os llama a una santidad altísima a la que no podéis llegar con vuestras únicas fuerzas y con las gracias ordinarias. ¿Cuánta santidad? [...] Os encontráis a los pies de una gran montaña; subid a la cima, fijaos en vuestro horizonte: es el mundo entero. Cuando una pelota está pulida y redondeada, si se la apoya en un mármol bien alisado, toca en un solo punto y todas las partes de la pelota descansan en ese punto. Sobre vuestra conciencia pesa un millón, tres millones, diez millones de almas... Por eso debéis ser más santos, mucho más santos que los sacerdotes normales. Se trata de salvar muchas almas, de salvar a diez millones o de salvar a sólo un millón. Diréis que el Teólogo está loco cuando os habla esta tarde de diez millones. Y yo os aseguro que un buen periodista salva aún más. Alzad los ojos, ved allá arriba un gran árbol cuya cima no se ve; pues esa es nuestra Casa, que es realmente un gran árbol, y vosotros solamente las raíces. La Casa actual es sólo la raíz de ese árbol tan grande. ¡Ah si comprendierais qué tesoro lleváis con vosotros, al que el Señor os llama; estaríais llenos de vida, no me dejaríais en paz, es decir, no dejaríais en paz al Señor, estaríais siempre alrededor de él diciendo: “Es que yo necesito todavía esto, es que yo necesito aquello, dadme también esta gracia...!”. Diréis vosotros: Bueno, ¿dónde quiere llevarnos el Teólogo esta tarde? Quiero llevaros a la montaña de la perfección. Ya veis en qué medida debéis ser santos» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 1919, o.c., pp. 254-255).

117 «Los únicos fastidios son estos: yo no soy todavía suficientemente bueno ni vosotros suficientemente santos. Lo demás no me importa absolutamente nada. Por tanto, si me queréis, haced vuestros estos fastidios, sentidlos, tened pena y liberad a la Casa de ellos. Se necesita más espíritu de humildad, de docilidad, de decisión: todo depende de vuestro fervor, se requiere unión perfecta de alma y corazón conmigo. Hacedlo, cargad con estos fastidios, fastidios por amor al Corazón de Jesús, y orad mucho. En el paraíso veremos el mal que nuestros pecados han ocasionado, veremos que la santidad era el único fastidio. Nos reiremos de los demás fastidios y nos asombraremos por no habernos comprometido lo suficiente en esto» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 15 de febrero de 1919, o.c., pp. 191-192).

118 En 1919, a partir del 13 de abril, se habla cada vez más de la Sociedad de San Pablo. Cf. también 25 de abril de 1919, 25 de mayo de 1919, 30 de junio de 1919, 17 de agosto de 1919 (cf. G. T. GIACCARDO, Diario..., 1919, o.c., pp. 262ss.).

119 «Desde hace algunos días el querido padre nos inculca las verdades anteriores [fe y santidad]. Esta noche nos ha dicho: “El número próximo de UCBS incluirá una ilustración de la casa. Aceptaremos como prueba este año a una decena de jóvenes. Cuento también con vosotros. Rezad para que el boletín sea bien recibido y produzca fruto, para que lleguen jóvenes con vocación, para que se dejen formar; vosotros manteneos firmes, con buena voluntad, siendo capaces de formarles. Que yo comprenda cómo se debe hacer el festina lente, y otra cosa que yo sé”» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 21 de febrero de 1919, o.c., p. 259).

120 En la citada instrucción del 19 de marzo de 1919, el padre Alberione prosigue: «No hay que pensar que esta fe sólo proviene de Dios; hay que sudar para adquirirla y mantenerla. Cuando todas las previsiones humanas son contrarias, creer firmemente es un gran mérito. La fe pasa por la prueba: ¿Creéis que antes de terminar el año tendremos 40 muchachos? Que nadie lo dude, pues si alguien lo duda sólo tendremos 39. ¿Creéis que en enero estará pagada la segunda máquina? Si alguien lo duda, ¡mil liras menos!» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 19 de marzo de 1919, o.c., pp. 260-261).

121 El 30 de junio de 1919, antes de la renovación de los votos, el padre Alberione hace algunas consideraciones sobre los motivos de que “la Casa no dé todos los frutos”: «Se dice que porque no estamos suficientemente unidos por el amor y el espíritu entre nosotros, pero el mal radical se encuentra en la falta del debido espíritu de oración, por lo que hemos de resolverlo aquí y hacer este propósito: TODOS HAREMOS POR LO MENOS UN CUARTO DE HORA DE VISITA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO. El querido padre habló en casa de esta decisión como de un hecho de primera importancia. Conforme se vaya alimentando el amor, se podrá pedir más y se deberá llegar a una hora de adoración al día. Después de diecisiete días, todos hemos sido fieles con alguna excepción; y sobre todo estamos muy contentos con el propósito» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 30 de junio de 1919, o.c., p. 267).

122 «La primera semana de cada mes en Casa: lunes, a san Pablo, función por los Cooperadores de la Buena Prensa; martes, a las almas del purgatorio; miércoles, a san José; jueves, al ángel de la guarda; viernes, a la santa Eucaristía, al sagrado Corazón, hora de adoración; sábado, a María santísima» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 1 de septiembre de 1919, o.c., p. 285).

123 «Con los periódicos han aparecido desde hace algún tiempo los boletines parroquiales. Tienen la finalidad de completar la obra del párroco manteniendo más viva la comunicación entre él y su rebaño, llevando oportunamente la palabra del pastor al sector de la parroquia que, por la razón que sea, no participa en las instrucciones del párroco, recordando por escrito los avisos del párroco, manteniendo vivas y haciendo prosperar todas las instituciones surgidas alrededor de la parroquia (asilo, hospital, catecismos, etc.). En la diócesis de Alba hay una veintena. Nos consta que ninguno de los párrocos que ha comenzado su publicación ha tenido que lamentarlo o dejado de publicarla. La población la ha pagado voluntariamente y el boletín no ha sido pasivo. La Escuela Tipográfica de Alba los imprime en todos los formatos y periodicidad y trata de facilitar el trabajo tanto en el precio como en la elaboración y los envíos. Por ejemplo, puede facilitar material común para dos o tres páginas del periódico, puede encargarse del envío, etc. Se pueden pedir modelos, presupuestos, etc., a la Escuela Tipográfica de Alba» (UCBS, año II, n. 5, mayo 1919, p. 2).

124 Cf. UCBS, año I, n. 2, 28 de noviembre de 1918, p. 3. En el n. 6, de junio de 1919, p. 5, se anuncia el logro de la cantidad necesaria, 20.034,95 liras, y concluye: «La confianza no fue en vano y la máquina ha sido pagada totalmente, como puede comprobarse por el prospecto que figura arriba. Nuestro obispo se ha dignado venir a bendecirla; esperamos que con la gracia divina las cosas prosigan bien. Así que vaya a todos nuestro sentido agradecimiento, con las oraciones para una más amplia bendición del Señor». Cf. también G. T. GIACCARDO, Diario..., 5 de marzo de 1919, o.c., p. 259, donde se habla de la compra de otra máquina por una cantidad de 16.500 liras. Cf. Ibid., 30 de mayo de 1919, pp. 265-266, donde Giaccardo habla de la bendición del obispo y del nombre “Paulina” dado a la linotipia.

125 «En todas las parroquias. Debería haber un puesto de venta de libros y objetos religiosos. [...] Los miembros de la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa están invitados de manera especial a colaborar para que el puesto de venta se abra en todas las parroquias. Nadie como ellos sabe el bien que la buena prensa puede hacer, y quizá pocas otras formas de propaganda pueden conseguir los resultados de un puesto de venta» (UCBS, año II, n. 5, mayo de 1919, p. 6).

126 Parece útil citar enteramente el articulito de promoción: «¡¡¡Biblioteca en marcha!!! Hacemos una proposición a los señores Cooperadores de la buena prensa. Un buen número de ellos desearía promover una pequeña biblioteca para el bien moral de todas las personas de una parroquia o de una determinada clase de personas. Pues bien, la librería de la Escuela Tipográfica, siguiendo el método que se practica en Inglaterra, ofrece a precio fijo una pequeña biblioteca con libros seleccionados, seguros por su contenido, en condiciones muy ventajosas. De momento propone para toda clase de personas las siguientes, a reserva de ofrecer más adelante otros tipos para señoritas, estudiantes, obreros, gente del campo, etc. Pequeña biblioteca de 25 libros, 25 liras; comprende 5 libros de lectura amena, 5 de vidas de santos, 5 de cultura, 5 de ascética y 5 de novelas. Pequeña biblioteca de 50 libros, 50 liras; comprende 10 libros de lectura amena, 10 de vidas de santos, 10 de cultura, 10 de ascética y 10 de novelas. Pequeña biblioteca de 100 libros, 100 liras; comprende 20 libros de lectura amena, 20 de novelas, 20 de vidas de santos, libros de ascética, 20 de cultura. Pequeña biblioteca de 200 libros, 200 liras; comprende 40 libros de novelas, 40 de lectura amena, 40 de cultura, 40 de ascética, 40 de vidas de santos. Tenemos preparadas también bibliotecas de 500 libros; son de cultura, de relatos educativos y amenos, novelas, etc., que podemos ofrecer a 450 liras» (UCBS, año II, n. 6, junio de 1919, p. 2).

127 La lista comprende periódicos (Gazzetta d']Alba, Torre di S. Stefano Belbo, Avvisatore Ecclesiastico Albese Astese Alessandrino Saluzzese), quince boletines parroquiales, cinco libros editados, librería y encuadernación, especialidades catequistas (doctrina cristiana para los tres cursos), libritos de clase (de los cuatro cursos) y tarjetas pascuales (cf. UCBS, año II, [n. 2?, entre febrero y abril] 1919, p. 8).

128 Se presentan dos libros del padre Alberione, La mujer asociada al celo sacerdotal y Vigolungo Maggiorino Aspirante all']apostolato Buona Stampa, así como el libro Un modello di Catechista Emilia Moglia, del canónigo Francisco Chiesa (cf. UCBS, Año III, [julio?] 1920, p. 8).

129 «El querido padre reunió a la Pía Sociedad de San Pablo, nos advirtió de que le teníamos poco informado de lo que acontecía en la Casa y seguidamente insistió en los fundamentos. Es necesario que formemos familia; si no, la Buena Prensa muere con nosotros. Por eso es necesario que en primer lugar estemos unidos, que nos queramos, que nos ayudemos mutuamente, que recemos mucho y que nos impregnemos bien del espíritu de la Casa. Hay que formar el espíritu, trabajar para Dios; el señor Teólogo, para acostumbrarnos a vivir personalmente, no nos hace caricias, debemos ser nosotros mismos. Hay que formar familia» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 25 de mayo de 1919, o.c., p. 265).

130 Giaccardo tomará el nombre de Timoteo, deseado íntimamente por él, con motivo de la profesión religiosa, el 30 de junio de 1920, después de la ordenación sacerdotal.

131 Cf. S. ALBERIONE, LV01, p. 92.

132 «10 de febrero de 1920. Suceden muchas cosas dignas de ser conocidas y útiles para nosotros y nuestros hijos; yo me olvido y no tengo tiempo de escribir. Este año se llama año de afianzamiento, como el año pasado año de las vocaciones. Los presentes recuerdan lo que dijo el señor Teólogo el primer día de enero» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 10 de febrero de 1920, o.c., p. 288).

133 «Hemos rezado por una casa. San Pablo nos ha concedido la gracia el día de su conversión: nos ha regalado un huerto estupendamente situado. Hay que admirar a la divina Providencia: sobre tres parcelas que parecían convenientes, la víspera de la firma se frustraban las gestiones de contratación; pero se ha conseguido otra no prevista, en la que no se pensaba. Es pues un lugar de Dios; la oración para que todo se lleve a cabo está a los pies de Jesús en el Sagrario firmada por todos los componentes de la Sociedad de San Pablo. Se piensa en los medios para pagar 350.000 liras de deuda. Primero, fe y oración; segundo, santidad y trabajo diligente por la buena prensa; tercero, que cada uno haga bien sus tareas para que con el trabajo ganemos al menos la alimentación» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 10 de febrero de 1920, o.c., p. 288).

134 «Maestro: buscar almas buenas que se perfeccionen ayudando a la buena prensa; Torcuato: caminos secretos de la Providencia; asistente: UCBS y medios de librería: imágenes, postales; viceasistente Piazza: suscripciones a la Gazzetta, rifas...; Ambrosio: suscripción. El señor Teólogo dirige todos los proyectos y trabajos. Se reza y se piensa también en los requisitos del contrato: seguridad legal, construcción...» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 10 de febrero de 1920, o.c., p. 288). El asistente es Costa y el viceasistente Marcelino, como podemos constatar en este texto: «27 de septiembre: Hoy han llegado de Bérgamo el asistente Costa y el viceasistente Marcelino; han hecho con éxito el examen de primer curso de ciencias sociales. Deo gratias» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 27 de septiembre de 1919, o.c., p. 286).

135 Cf. G. ROCCA, La formazione..., o.c., p. 559.

136 «Uno de los primeros jóvenes asegura que un día de noviembre de 1919 le dijo de repente el Fundador: “Ánimo, que el año que viene tendremos una gran tipografía y una hermosa casa, y luego una iglesia estupenda que dedicaremos a san Pablo. Pero nosotros no nos pararemos en Alba”. Muchos años más tarde, en el curso de una exhortación a sus jóvenes, el Fundador confió que, mientras examinaba por primera vez el terreno sobre el que ahora se levantan las casas y la iglesia de San Pablo, tuvo un momento de turbación misteriosa durante la cual vio de forma clarísima todo el conjunto de edificios tal como se presenta hoy a la mirada del visitante» (L. ROLFO, I primi passi (1914-1930), en AA.VV., Mi protendo in avanti, Edizioni Paoline, Alba 1954, p. 117). Cf. S. ALBERIONE, Mihi vivere Christus est, EP, Roma 1972, n. 138.

137 «Esperemos en la divina Providencia. ¿Qué necesitamos? Necesitamos una casa capaz de alojar a cien personas, pues actualmente la Escuela Tipográfica alberga 46 y este número se duplicará pronto y seguirá creciendo. Por tanto, necesitamos un taller en el que se puedan colocar diez máquinas tipográficas (es decir, las que actualmente tiene la Escuela Tipográfica) y puedan trabajar con comodidad los compositores, los impresores, los linotipistas, los encuadernadores, los expedidores, los correctores; al menos tres oficinas, una para la dirección, otra para la contabilidad y la tercera como recibidor; locales para el estudio, la clase, la cocina, el comedor, la capilla, etc.; un local grande para un buen número de camas; patio amplio en el que los jóvenes puedan jugar convenientemente; jardín-huerto que permita ahorrar alguna de las importantes cantidades que ahora hay que pagar por la carne y las hortalizas. Pero de momento lo que importa es sólo proveer a lo que se necesita de inmediato. ¿En qué punto estamos? Se ha comprado un terreno bastante grande para construir una casa y dejar sitio para un patio, un huerto y lo necesario para las necesidades actuales y las más inmediatas del futuro. Pero ha costado mucho dinero; aunque ¿qué no tiene precios prohibitivos en nuestros días? El terreno se encuentra en Alba y comprende la propiedad llamada generalmente Fornace. Se encuentra junto a la plaza Savona, a la izquierda para quien desde la ciudad se dirige al santuario de la Moretta, y limita con la alameda Le cinque strade. Varios son los caminos por los que la divina Providencia nos enviará lo necesario: 1. Están sus caminos secretos, de los que poco o nada sabemos los hombres. 2. Abriremos una suscripción. 3. Nos dirigiremos a las personas que tienen bienes. 4. Promoveremos una rifa. 5. [Nos dirigiremos] a los Cooperadores de la buena prensa» (UCBS, año III, n. 2, 1920, pp. 3-4).

138 «En el mes de junio [1920] se llevaron a cabo los trabajos de explanación; en la primera quincena del mes de julio se terminaron los cimientos; en la segunda quincena se comenzaron las paredes; en el momento de escribir estas líneas (25 de septiembre) se está a punto de colocar las vigas de hierro del primer piso. [...] La planta baja está destinada a las máquinas de imprimir, a almacén, además de contar con dos locales como recibidores. Es especialmente amplio el local de máquinas, de una altura adecuada, 20 metros de largo y 11,50 de ancho, que podrá cómodamente contener 10 máquinas, quedando espacio suficiente para los movimientos de los impresores y un pasillo para el personal de servicio, para el transporte de las formas, del papel, etc. Muy agradable, con aire y luz en abundancia, podrá contar con un ascensor para bajar desde la sección de composición, situada arriba, las formas para la impresión. Los jóvenes impresores van casi todas las tardes a ver los trabajos para el local que ocuparán, dan las gracias a la Providencia y rezan por sus bienhechores. El espíritu con que se edifica la casa de la Escuela Tipográfica difiere mucho del que acompaña la construcción de otras casas. Aquí se trabaja como si se levantara una iglesia, pues de la casa de la buena prensa deberá salir continuamente la palabra de la verdad que, escrita en papel, volará por todas partes para iluminar, consolar, estimular al bien. Aún más, ¡esta casa será como un seminario de apóstoles y operarios de la buena prensa! Un semillero bendito desde el que se harán trasplantes a tantos y tantos sitios» (UCBS, año III, n. 7, septiembre de 1920, pp. 3-4).

139 UCBS, año IV, n. 5, 15 de julio de 1921, p. 10.

140 Ibid.

141 Ibid., año IV, nn. 3-4, 10-15 de abril de 1921, p. 2.

142 Ibid., año V, n. 2, marzo de 1922, p. 4.

143 El 6 de marzo de 1921 el padre Giaccardo escribe: «Las palabras del señor Teólogo sobre nuestra santidad penetran en mi alma, me agitan; propongo y rezo mejor. [...] Veo que el señor Teólogo corre y corre y yo no soy capaz de seguirle, ni siquiera en la parte que me corresponde» (G. T. GIACCARDO, Diario..., 6 de marzo de 1921, o.c., p. 298).

144 Es preciosa la descripción del padre Giaccardo: «Un viento sobremanera tempestuoso se ha desatado en estos días contra la Casa; nos encontrábamos en grave aprieto económico; el señor Teólogo era un iluso, rechazado por las autoridades eclesiásticas; estas voces tuvieron efecto en los párrocos de Vezza (don Vigolungo) y de Benevello (don Brovia). El señor Teólogo prepara el balance de la Casa, en el que figura un activo de 524.000 liras. En sentido positivo, llegó una carta de Pisa que insistía en que fuéramos al lado del cardenal Maffi. El vicario de la diócesis nos aconseja que nos quedemos en Alba. El señor obispo dice al canónigo Chiesa que estima la Escuela Tipográfica más que él. Referidas estas cosas a los párrocos citados y a quienes las necesitaban, se calmó el vendaval, y el Señor, siempre bueno, ha querido concedernos su misericordia y, en su sabiduría, la bonanza» (G. T. GIACCARDO, Diario..., abril 1921, o.c., pp. 298-299).

145 «Una nueva canallada socialista ha ensangrentado las calles de otra ciudad italiana. En el municipio de Ferrara ondea desde las últimas elecciones la bandera roja, y el 19 de diciembre quisieron los camaradas celebrar en el teatro municipal un mitin de protesta por ciertos maltratos en Bolonia a dos diputados del partido, Bentini y Nicolai. La autoridad que permitió el mitin a los socialistas no pudo prohibir a los adversarios una manifestación patriótica una hora después de la reunión en el teatro, y así se ordenó. Pero los socialistas no respetaron las condiciones de la autoridad, y mientras los fascistas y nacionalistas recorrían en grupos apretados las calles principales de la ciudad, en un rincón de la plaza del Comercio se encontraron con una pandilla de socialistas de la Liga de los enfermeros del manicomio, precedido de la bandera roja. Al lanzarse a cogerla, fueron recibidos con un pistoletazo que hirió a un fascista. Ante esto, desde la azotea de los naranjos que desde lo alto del Castillo domina la calle, comenzó una tempestad de disparos de mosquete contra los fascistas, situados entre dos fuegos, sorprendidos en una emboscada y en situación muy peligrosa. Las víctimas fueron muchas: tres muertos y más de veinte heridos entre los fascistas; entre los transeúntes, un muerto y no pocos heridos, entre ellos el doctor Magrini, que se dirigía al hospital» (cf. “Crónica contemporánea”, 23 de diciembre - 6 de enero de 1921, en La Civiltà Cattolica, año 72º, vol. I, cuad. 1694, 8 de enero de 1921, pp. 180-181).

146 «Continúan en todo el país los choques sangrientos que deplorábamos en las crónicas anteriores, con la novedad de alguna circunstancia que hace más odiosa la violencia. En no pocos casos los choques son provocados por agresiones a traición de los socialistas contra los fascistas... [...] Además se va viendo claro, por manifestaciones de los propios jefes del fascismo, que el movimiento, que primeramente apareció como reacción contra la prepotencia de los socialistas-bolcheviques-comunistas o anárquicos de toda ralea, no pocas veces supera los límites de la mesura y peca de la misma arbitraria violencia de la que justamente se acusaba a los subversivos, lo que provoca mayor confusión en lugar de servir al orden y la tranquilidad pública. Por citar algún ejemplo de la prepotencia arbitraria que forma parte de los modales fascistas, baste recordar la brutalidad de hace algunos días en Pisa contra el diputado Modigliani, que viajaba con su señora y fue obligado a bajarse de un tren que los revoltosos no dejaban arrancar. En Pavía, el diputado Mani, insultado cuando estaba sentado en un bar, seguido a través de los pisos superiores del edificio, fue agredido brutalmente y se intentó arrojarlo desde un balcón a la calle por no querer gritar lo que le imponía el capricho de los violentos. También el diputado Albertelli fue silbado en Pavía y se le obligó a marcharse de un lugar público y esconderse en casa. En muchos lugares los fascistas han asaltado las casas privadas buscando hombres del partido adversario y agredido y ofendido de diversas maneras, como hicieron en Mantua contra el socialista Zanolli, con violación evidente de domicilio» (cf. “Crónica contemporánea”, 28 de abril - 12 de mayo de 1921, en La Civiltà Cattolica, año 72º, vol. II, cuad. 1702, 14 de mayo de 1921, p. 371).

147 «El duelo entre socialistas y fascistas es cada vez más encarnizado y sangriento y pone en peligro el orden y la paz ciudadanos. Los socialistas, como es habitual, gritan como fieras contra los adversarios, considerándose víctimas lastimosas de sus violencias, pero bien mirado, lo suyo parecen peleas entre perros y gatos. El caso es que no se puede negar que Italia, tanto en las grandes ciudades como en los barrios más pequeños y en los campos, ofrece un panorama indigno de una nación civilizada. Podemos confirmarlo con una crónica de estas últimas semanas. El 6 de abril, un estudiante fascista fue agredido y zurrado en Padua por algunos obreros; como respuesta, la casa del pueblo fue devastada e incendiada, siendo seis las personas heridas. Al día siguiente, un fascista fue maltratado y herido por los ferroviarios en la estación de Reggio Emilia, sus compañeros corrieron a defenderle e invadieron la casa del pueblo y las oficinas del periódico socialista La Giustizia y lo incendiaron todo. Ese mismo día, en Venecia, trifulcas entre los dos grupos en Campo Santi Apostoli, donde intervinieron los guardias y hubo disparos de pistola contra ellos, con el resultado de un muerto y quince heridos. [...] Y los desastres van multiplicándose día tras día, hasta el punto de que sería difícil reflejar todo lo que sucede. Mientras escribimos, nos enteramos de tumultos, peleas, encontronazos e incendios en Taranto, Minervino Murge, Ortenova, Spinazzola, Parma y San Damiano en la región de Piacenza, en Legnago, Viadana, Campitelio, Girgenti, Nettuno, Arcole, Iglesias en Cerdeña, y nuevamente en Turín, Livorno, Figline Valdarno. Y podríamos continuar la triste lista si no bastara esto para demostrar el estado de perturbación profunda en que se sumerge el país» (cf. “Crónica contemporánea”, 7-28 de abril de 1921, en La Civiltà Cattolica, año 72º, vol. II, cuad. 1701, 30 de abril de 1921, pp. 275-277).

148 «La prepotencia malvada y las criminales agresiones socialistas contra los católicos se multiplican de forma gravísima, y es ya evidente que existe una orden, una campaña de violencia para impedir, incluso con la sangre, toda manifestación de libertad religiosa. La tragedia más reciente tuvo lugar en la Abadía de San Salvador, en las proximidades de Siena, el domingo 15 de agosto. Se celebraba allí la fiesta de la Asunción con una procesión tradicional en la que participaban especialmente mujeres y jovencitas. La liga socialista había celebrado ese mismo día una asamblea en la que un diputado socialista, de los más furiosos bolcheviques, vomitó su bilis contra los curas y los carabineros y espoleó a aquellos villanos a todos los excesos. Un tropel de gente brutal se enfrentó al pío cortejo y, tras agredir a los sacerdotes, “hirieron gravemente al párroco y repartieron puñetazos y palos a diestra y siniestra”. Entonces, como cuenta Il Resto del Carlino, periódico nada sospechoso de clericalismo, “viendo que un grupo de desalmados corría hacia la iglesia del convento, el sargento de los carabineros se dirigió allá con diecisiete oficiales, a los que los socialistas recibieron a pedradas y disparo limpio. Dos disparos a quemarropa hirieron al citado Nazzareno Ciarrocchi, que falleció poco después, y una puñalada derribaba al carabinero Buriggi. A la vista de aquello, los carabineros echaron mano a sus armas y el abanderado socialista, Ovidio Sabbatini, a quien los oficiales identificaron como autor de la puñalada citada, cayó atravesado por una bala”. Mientras tanto un grupo de socialistas había penetrado en la iglesia y había asaltado a los feligreses que se encontraban refugiados allí. Un religioso, el hermano Angelico, de los Menores, fue asesinado. En la tremenda trifulca que siguió, los carabineros tuvieron que usar nuevamente las armas para defenderse y en la iglesia sonaron los disparos de una y otra parte; dos agresores y un niño cayeron desangrados. Los carabineros tuvieron que retirarse al cuartel y defenderse contra la chusma que intentaba incendiarlo. Disparos de fusil y de pistola y pedradas se sucedieron hasta las 22.00 horas. El recuento del día sumaba ocho muertos, numerosos heridos y muchos detenidos. La protesta de los socialistas, como suele ser habitual, concluyó convocando una huelga general, el colmo de la bestial desfachatez después de la más bestial ferocidad» (cf. “Crónica contemporánea”, 12-26 de agosto de 1920, en La Civiltà Cattolica, año 71º, vol. III, cuad. 1685, 28 de agosto de 1920, pp. 464-465).

149 Cf. L. ROLFO, I primi passi (1914-1930), en AA.VV., Mi protendo in avanti, o.c., p. 127.

150 Cf. S. LAMERA, Lo spirito di don Giaccardo, servo di Dio, EP, III ed., s. f., p. 115.

151 Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., p. 311.

152 S. ALBERIONE, Sectamini fidem..., Recuerdos del Primer Maestro a los sacerdotes paulinos, PSSP, Alba, p. 48.

153 Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., p. 362.

154 «A este sueño, que debió ser en 1923, y probablemente en los primeros meses de aquel año, cuando su salud estaba a punto de sufrir la crisis más grave de su vida, el Fundador le atribuyó siempre una gran importancia, si tenemos en cuenta que las palabras que decía que había oído de labios del Salvador se convirtieron para él en una certeza y un programa de vida» (L. ROLFO, Don Alberione, Appunti per una biografia, ESP 1998

3 , p. 187).

155 C. A. MARTINI, Le Figlie di San Paolo, o.c., p. 129.

156 P. GILLI, Così come mi ricordo, Cenni sulla storia della Congregazione, Alba, julio 1995. Apuntes inéditos entregados por el autor al CSP.

157 Transcripción de la grabación en vídeo de la mesa redonda que tuvo lugar en el Auditorium de los Establecimientos del Grupo Periódicos de Alba, el 13 de septiembre de 1995, en la que participaron el contable Antonio Buccolo y los doctores Eduardo Borra, Gianfranco Maggi y Piero Reggio. Cf. M. BUCCOLO, Alba 1914-1925: don Alberione fondatore e il suo tempo, en Il Cooperatore Paolino, n. 9, noviembre 1995, pp. 12-13.

158 «Había que adecentar el patio antiguo, pues la lluvia lo convertía en una charca y el agua estancada duraba mucho tiempo. Era un grave inconveniente. Veinte jóvenes de Priocca se ofrecieron a allanarlo. Un lunes por la mañana llegaron con un carromato, azadas, picos y palas... Al frente de todos ellos iba el magnífico señor Stefano Corsero, que tanto bien ha hecho a nuestra Casa. Rebajaron el promontorio que había delante, alargaron el patio más de tres metros, lo elevaron en varios sitios 30, 40, 50 cm. llevando la tierra con carretillas y... a hombros. De haber trabajado por su cuenta, no se habrían empeñado con mayor afán. [...] El trabajo terminó el viernes por la noche ya tarde» (UCBS, año VI, n. 2, 27 de febrero de 1923, p. 4).

159 Reproducimos entera esa página memorable: «Delante de la maquinaria. Reflexiones. Las máquinas son materia, y esta no tendría para el hombre cristiano ninguna atracción si no tuviéramos en cuenta que el hombre mismo no es sólo espíritu. Pero esta materia de la que están formadas las máquinas es obra de Dios y ha sido manipulada por el genio maravilloso del hombre, a quien el Señor se la confió. Estas máquinas maravillosas deben ser queridas y veneradas, como sagrado y venerado es el orador sagrado y el púlpito. San Pablo, en ese monumento de ciencia y de amor presentado ante la mirada de los siglos que es su carta a los Romanos, exclama: la fe proviene de la predicación, y la predicación es el mensaje de Cristo, y ¡qué hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian la felicidad! ¡Qué hermosas las máquinas destinadas a los que predican el bien! El apóstol de la buena prensa siente ante las máquinas algo más que san Francisco cuando sentía brotar de su alma el himno al hermano sol. El pensamiento del apóstol pasa a la máquina, que le materializa en una hoja que casi está viva, porque contiene verdades eternas, alimento espiritual que nutrirá a incontables lectores: no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. La sabiduría divina ha alimentado con su divina palabra el corazón y el alma del apóstol, quien la ha meditado en las Escrituras sagradas; ha salido de su alma y adquirido consistencia, se ha encarnado, se ha materializado a través del crisol, los moldes, los engranajes, las planchas de las máquinas, y ha aparecido en un cuerpo de papel, y así será el pensamiento de otros hombres, de otras almas; cruzará los mares, superará los montes; hermanará los sentimientos, las ideas de dos almas que nunca se han visto, el escritor y el lector; cristiano el escritor, cristiano el lector. La verdad divina ilumina el mundo, el reino de Jesucristo se apodera de nuevas mentes, de nuevos espíritus y de nuevos corazones. El misionero de la buena prensa ama a su máquina, quiere que sea bonita, moderna, rapidísima, hasta poder alcanzar y superar en su carrera a la mala prensa; ama a su pequeña iglesia, la tiene limpia y ordenada; la sueña siempre activa, arrojando la buena palabra. Quisiera que lo encontraran siempre al pie de su máquina. Se suele pintar a los santos llevando en sus manos los instrumentos, los símbolos, los emblemas de su santificación; yo, dice el apóstol de la buena prensa, quisiera ser retratado siempre con la pluma y el tintero, o de pie junto a la máquina en marcha. Y es que no hay más forma que esta de representar en la tela el pensamiento de la mente asombrosa de Tertuliano: vendrá un día en que la tinta de los escritores valdrá lo que vale la sangre de los mártires. Los mártires enseñan las espadas, las hogueras, las parrillas, las cruces, las fieras... ¿Y cómo se representa a muchos otros santos? A san Pablo se le pinta con sus cartas bajo el brazo; santo Tomás tiene una pluma entre los dedos; Domingo Savio lleva en su mano derecha papel; los evangelistas, en actitud de trasladar al pergamino lo que el Espíritu de la verdad les inspira; san Francisco de Sales tiene al lado las obras que han hecho que se le declarara doctor de la devoción; san Gregorio Magno aparece en actitud de escribir su obra Morales; san Juan Berchmans estrecha sobre su pecho el libro de las reglas, tan largamente meditado» (UCBS, año IV, n. 5, 15 de julio de 1921, pp. 5-6).

160 Ibid., p. 8.

161 G. T. GIACCARDO, Diario..., mayo 1921, o.c., p. 299.

162 G. T. GIACCARDO, Diario..., 19 de junio de 1921, o.c., p. 299. “Acomunémoslo todo” quiere decir probablemente “tenerlo todo en común”.

163 G. ROCCA, La formazione..., Documento n. 31, o.c., pp. 569-570.

164 G. ROCCA. La formazione..., Documento n. 31, o.c., p. 570.

165 G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., pp. 319-320.

166 G. T. GIACCARDO, Diario..., 10 de febrero de 1918, o.c., p. 190.

167 UCBS, año V, n. 1, 5 de febrero de 1922, p. 5.

168 Ibid., p. 3.

169 Ibid., p. 7.

170 Ibid., año V, n. 7, agosto de 1922, p. 4.

171 Ibid., p. 2.

172 Ibid.

173 Ibid., p. 4.

174 S. ALBERIONE, Quaderno 39, 29 de noviembre de 1909, p. 15.

175 R.-F. ROHRBACHER, Storia universale della Chiesa, 16 vol., Giacinto Marietti, Turín 1869-1870

3 .

176 Cf., por ejemplo, S. ALBERIONE, Quaderno 39 y R.-F. ROHRBACHER, Storia universale della Chiesa, o.c., vol. IV, pp. 149ss.

177 G. VENTURA, Le donne del Vangelo, Giosuè Rondinella Editore, Nápoles 1856-1875; ID., La donna cattolica, 3 vol., Carlo Turati, Milán-Dario G. Rossi, Génova, coeditores, 1885; ID., La Madre di Dio Madre degli uomini ovvero La Santissima Vergine a piè della croce, Rondinella & Loffredo, Librai-Editori, Nápoles 1903

6 .

178 Cf. F. ANDREU, Ventura, en Dictionnaire de Spiritualité, vol. 16, fasc. CII-CIII, París 1992, col. 364-372.

179 Cf. G. VENTURA, Le donne del Vangelo, o.c., parte segunda, pp. 24-77.

180 Ibid., p. 34.

181 Ibid., pp. 41-42.

182 Ibid., pp. 42-43.

183 Ibid., pp. 43-44.

184 Ibid., pp. 44-45.

185 Ibid., pp. 45-46.

186 Ibid., p. 48.

187 Cf. Ibid., pp. 49-67.

188 Ibid., p. 53.

189 Estas remisiones al DFst valen también para los sucesivos números de esta sección (nn. 125-131).

190 S. ALBERIONE, La mujer asociada al celo sacerdotal, o.c., p. 46.

191 Ibid., p. 24.

192 La obra de Ventura ayuda a situar las afirmaciones del padre Alberione sobre el Apostolado de la mujer en el pasado, del cuarto capítulo, primera parte, del libro La mujer asociada al celo sacerdotal, 1915, p. 42ss. Cf. por ejemplo lo que escribe acerca de santa Olimpia (pp. 49-50) y el II volumen de La donna cattolica, pp, 126ss. Aun cuando Ventura prefiere hablar de la mujer como madre o en las funciones eclesiales no monásticas y se orienta a presentar las mujeres que actuaron en la Iglesia francesa, la obra La donna cattolica constituye un cuadro de referencia vastísimo para el pensamiento del padre Alberione.

193 G. VENTURA, La donna cattolica..., o.c., vol. I, p. 258.

194 Ibid., p. 259.

195 Ibid., p. 260.

196 Ibid., p. 263.

197 UCBS, año V, n. 7, agosto 1922, p. 9.

198 Ibid.

199 Cf. Ibid., año V, n. 4, 6 de mayo de 1922, p. 8.

200 Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione, o.c., pp. 373-374.

201 UCBS, año V, n. 7, agosto 1922, p. 11.

202 Cf. C. A. MARTINI, Le Figlie di San Paolo..., o.c., p. 119.

203 UCBS, año V, n. 7, agosto de 1922, p. 10.

204 G. T. GIACCARDO, Diario..., julio de 1922, o.c., p. 300.

205 UCBS, año V, n. 8, 10 de septiembre de 1922, p. 2.

206 Ibid.

207 Ibid., año V, n. 12, 23 de diciembre de 1922, p. 3.

208 «Trabajo realizado. En 1922 salieron de la Escuela Tipográfica de la Pía Sociedad de San Pablo 350.000 ejemplares de la Gazzetta d']Alba, 482.000 ejemplares de boletines parroquiales de formato y periodicidad diversos, 120.000 ejemplares de Vita Pastorale (revista para el clero), 150.000 ejemplares de catecismos pequeños y grandes, 9 libros de devoción por un total de 27.000 ejemplares, 36.000 ejemplares de “Dottrina e fatti” y 12.000 ejemplares de “Armonie Sociali” (revista sociológica del Ateneo Pontificio de Bérgamo). Dos colecciones de novelas “Tolle et lege” y “Fons aquæ” por un total de 69.000 ejemplares y 11 libros de diverso género por un total de 27.500 ejemplares. Se publicaron también 70.000 calendarios, unas 75.000 postales pascuales de tipo diverso, 75.000 hojitas volantes religiosas y una cantidad inmensa de circulares, hojas, manifiestos, registros y tarjetas para catecismos. ¡Y sin embargo nada se ha hecho! En el campo de la prensa y frente a la mala prensa sólo somos una ínfima minoría, un punto imperceptible. Se necesitan vocaciones, tipografías, ayudas» (UCBS, año V, n. 12, 23 de diciembre de 1922, p. 4).

209 En los Datos históricos generales de la Pía Sociedad de San Pablo, después de haber hablado de los comienzos de los proyectos fundacionales del padre Alberione en 1903-1904, y de los dos primeros jóvenes encaminados en 1908 a las clases del seminario, se presenta el crecimiento numérico de los alumnos de la Casa: «El 20 de agosto entraba el primer alumno que daba principio a la nueva familia; en 1915 eran 9; en 1916 subían a 14; en 1918 a 25; en 1919 a 35, en 1920 a 42, en 1921 a 90, en 1922 a 172» (UCBS, año VI, n. 2, 27 de febrero de 1923, p. 10).

210 Cf. Ibid., pp. 2-3.

211 Estas remisiones al DFst valen también para los sucesivos números de esta sección (nn. 138-143).

212 IGNACIO DE LOYOLA, Autobiografía, n. 3, Obras completas, BAC, Madrid 1997.

213 A. RABALLO (sor Teresa, FSP), Memorie del Primo Maestro Rev. Teologo Giacomo Alberione, obra inédita. Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., p. 359.

214 A. RABALLO (sor Teresa, FSP), Memorie del Primo Maestro..., o.c. Cf. G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., p. 359.

215 G. BARBERO, Il sacerdote Giacomo Alberione..., o.c., p. 360.

216 S. ALBERIONE, San Paolo, julio-agosto 1954, p. 2.

217 «El año pasado [1922], el día 29 de junio por la tarde, una procesión acompañaba a Jesús sacramentado desde la capilla interior a tomar posesión de la nueva iglesia, que acababa de ser bendecida; el 1 de mayo de este año, otra procesión con velas encendidas y cantando las letanías lauretanas llevaba triunfalmente a la nueva iglesia el cuadro de la Reina de los Apóstoles; el 1 de junio pasado, san Pablo, patrón y alma de la Casa y de nuestra Pía Sociedad se colocaba al lado de Jesús bendito, divino Maestro, y de María Reina, en la iglesia a él dedicada» (UCBS, año VI, n. 6, 21 de junio de 1923, p. 7).

218 En un artículo de junio de 1923, titulado Fechas eucarísticas, el boletín UCBS describe el progreso de la espiritualidad eucarística de la Casa desde el principio hasta el 30 de mayo de aquel año: misa, comunión, presencia eucarística, “laus perennis eucharistica”, visita, saludo o pequeña visita: especialmente significativos son el comienzo y el final del artículo: «La devoción al divino Maestro en Casa está centrada en el sagrario. Cuando la Casa era pequeña y estaba formada por todos los pequeños, Jesús se contentaba con que se fuera a él por la mañana para la misa y con recibirlo en la santa comunión. Pero nosotros ya sabíamos que cuando la Casa creciera tendríamos la laus perennis eucharistica como en el Cottolengo. Mientras tanto, los pequeños se hicieron grandes y hubo uno en 1917 que comenzó a hacer todos los días la visita al santísimo Sacramento en San Damián. [...] El 22 de julio [1922] se estableció la visita de este modo: los miembros de la Pía Sociedad de San Pablo harían al santísimo Sacramento una hora de visita todos los días en hora libre; los siervos de María, media hora al día juntos; los discípulos y los alumnos, veinte minutos todos juntos. Las Hijas de San Pablo harían también una hora de visita todos los días; las demás, media hora. Esta regla vige actualmente en la Casa. Así, por la tarde, de las 14.00 a las 21.00 horas, Jesús tiene continuamente adoradores, mientras que por la mañana, de las 4.00 a las 8.00 se suceden las santas misas. De este modo se ha podido, gracias a la misericordia de Dios, realizar una parte del sueño del principio: la laus perennis. [...] ¡Medio día de laus eucharistica! Pero también las horas de la tarde y de la mañana nos encuentran a menudo presentes ante el sagrario, y confiamos en otra misericordia: que Jesús pueda estar expuesto desde las 4.00 a las 21.00 horas. ¿Y las demás horas de la noche? ¡Pues también éstas son y deben ser del divino Maestro, presente en el sagrario!» (UCBS, año VI, n. 6, 21 de junio de 1923, pp. 8-9).

219 La iconografía propia se desarrolló a lo largo del primer decenio de la Casa: «El cuadro de san Pablo estaba colocado en la Casa en un lugar de honor, entre el artístico sagrado Corazón de Morgari y la Inmaculada de Murillo. [...] Todos los sábados del mes [estaban consagrados] a María santísima, y en honor de María se comenzó a hacer pronto el mes de mayo con flores, florecillas, pensamientos y meditaciones; la clausura del mes de mayo era todos los años, ya desde el comienzo, una poesía divina, una mística armonía de corazones, palpitaciones, flores, oración y cantos. La devoción a María es la palanca de toda iniciativa, de todo progreso, de todo éxito feliz, de la victoria sobre el demonio, de la santidad más hermosa y alta» (San Paolo [=UCBS], año VI, n. 11, 22 de noviembre de 1923, p. 8).

220 «A san Pablo se consagra en la Casa todo el mes de junio, que es el mes grande de la Casa; de él se habla dos veces al día; dos veces al día se le visita como homenaje y él corresponde al obsequio y al amor con gracias copiosas. La devoción a san Pablo se difunde en Alba y otros lugares; son muchos los que se encomiendan a él para conversiones y ayudas materiales y consiguen lo que piden; en su iglesia hay siempre alguna persona y las velas delante de él están encendidas casi constantemente» (UCBS, año VI, n. 6, 21 de junio de 1923, p. 7). En 1923 UCBS, que de agosto a noviembre sale con el título San Paolo, publica numerosos articulitos sobre san Pablo. Se habla de la «Paologia dantesca» (San Paolo [= UCBS], año VI, n. 8, 25 de agosto de 1923, p. 19) y hasta del corazón eucarístico de san Pablo, como si él mismo hubiera practicado las devociones de la Casa (cf. UCBS, año VI, n. 7b, 20 de julio de 1923, p. 5). Resultan interesantes los articulitos «Los paulinos de los tiempos apostólicos» siguiendo el calendario litúrgico: santa Tecla, 23 de septiembre (Ibid., n. 9, p. 5); san Dionisio Areopagita, 9 de octubre (Ibid., n. 10, p. 3); san Clemente Romano, 23 de noviembre (Ibid., n. 11, p. 5); san Filemón y santa Apia, 22 de noviembre (Ibid., n. 12, p. 4); san Timoteo, 24 de enero (UCBS, año VII, n. 1, 15 de enero de 1924, p. 4); san Tito, 6 de febrero (Ibid., n. 2, p. 8).

221 En el número de febrero de 1923 comienza la publicación de «Cenni storici generali della Pia Società S. Paolo». Son interesantes las notas de Cenni storici... del número de junio: trata del traslado desde Villa Moncaretto a Casa Perrando [= Perraudo], en la calle Mazzini; se advierte que va desapareciendo de Escuela Tipográfica el apelativo Pequeño Obrero para quedarse sólo con el de Escuela Tipográfica. Concluye así: «En casa Perrando [= Perraudo] la Casa se desarrolló y adquirió fisonomía» (UCBS, año VI, n. 6, 21 de junio de 1923, p. 6). El número de julio describe que en el domicilio de la calle Mazzini se era un solo corazón y una sola alma alrededor del padre Alberione, y añade: «En el recibidor de la Casa se había colocado en un pequeño trono el cuadro de san Pablo, que fue el comienzo de la capilla de san Pablo. Allí rezaban todos de rodillas las oraciones de la mañana y de la noche y los “ángelus”, se hacían los exámenes de conciencia, se decía el avemaría antes de salir, y al volver, arrodillados también, rezaban las oraciones. Una lámpara eléctrica estaba siempre encendida en casa y en la tipografía. San Pablo vigilaba, protegía, bendecía, crecía» (UCBS, año VI, n. 7b, 20 de julio de 1923, p. 7).

222 Ibid., p. 13.

223 San Paolo [= UCBS], año VI, n. 11, 22 de noviembre de 1923, p. 1.

224 UCBS, año VII, n. 1, 15 de enero de 1924, p. 12. Especialmente sentida es la Sociedad Bíblica : «Sección Sociedad Bíblica. Por qué difundir el evangelio. Volvamos un poco hacia atrás. No hay vida cristiana en nosotros si no nos la infunde Jesucristo; tampoco sirven los descubrimientos más maravillosos para hacer que venga a nosotros. El jansenismo separó a los cristianos de la fuente de su propia vida: la Eucaristía y el Evangelio, y así la vida cristiana languidecía. Pío X, santo, cuya grandeza irá en aumento en el futuro, llevó de nuevo a los cristianos a estas dos fuentes y en seguida se vio un florecimiento. Pero si mucho se hizo para volver a llevar a la comunión, lo mismo puede decirse en relación con la penetración del evangelio, aunque mucho se haya hecho ya. El trabajo, la disciplina, el orden, el dolor, la alegría, la pobreza, las riquezas, la diversión, la autoridad, la fuerza, el derecho, la ley, la economía privada, y más aún la pública, se contemplan y guían con principios y máximas del mundo, de forma racionalista y naturalista; se tiene confianza hasta donde llegan las causas segundas y, a partir de ahí, nada de nada. Esto es lo que debemos gritar con fuerza a los pequeños y a los mayores con propaganda privada y más aún con afirmaciones públicas, referidas al evangelio, al que debemos hacer estimar y crearle el ambiente. Hombres, por aquí se pasa: solamente Cristo es el camino y la vida y él, que es Dios, eso sólo hizo, nada más. Esto es para nosotros un deber y una responsabilidad grave: tenemos la salvación en nuestras manos; Jesucristo nos la confió y nos conminó a aplicarla; apliquémosla con la mayor paciencia, pero también opportune et importune. Jesucristo nos pedirá cuentas de la sangre que corre ante nuestros ojos, de las ruinas morales y materiales que se acumulan y de las almas que perecen. No podemos quedarnos como espectadores pasivos y dejarlo correr con un comentario de periódico o con lamentos; somos sacerdotes, otros Jesucristos. ¿Qué haría él en nuestro lugar? Esta es la razón de la difusión del evangelio: volver a someter la inteligencia de nuestro pueblo a la mente divina para que armonice con ella sus pensamientos y juicios y, por lo mismo, sus acciones. De ahí que podamos ya ver el espíritu que anima a la Sociedad Bíblica, muy lejos de una especulación comercial, que tampoco dejaría de hacer el bien, pero especialmente que el reino de Jesucristo llegue a las inteligencias y los corazones por el evangelio y los ponga en comunicación con la vida de Jesucristo» (UCBS, año VII, n. 8, 15 de agosto de 1924, p. 11).

225 UCBS, año VI, n. 12, 15 de diciembre de 1923, p. 2.

226 Ibid., p. 13.

227 San Paolo [= UCBS], año VI, n. 11, 22 de noviembre de 1923, p. 8.

228 Un cuaderno inédito de 68 páginas manuscritas del padre Alberione y 49 páginas manuscritas del padre Giaccardo. Faltan algunas hojas, por ejemplo las que se refieren al cuarto, quinto, séptimo, octavo, noveno y vigésimo tercio día.

229 Cf. A. DAMINO, Bibliografia di Don Giacomo Alberione, Roma 1994

3 , pp. 31-32.

230 Un mese a San Paolo, meditazioni e letture, PSSP, Alba 1925. Se trata del texto del padre Alberione, completado y reelaborado en algunas partes por Giaccardo.

231 Cf. L']Immacolata e il Natale, en UCBS, año VI, n. 12, 15 de diciembre de 1923, pp. 2-3.

232 UCBS, año VII, n. 1, 15 de enero de 1924, p. 11.

233 Quaderno manoscritto Timoteo Giaccardo, n. 6, p. 125.

234 Cf. Ibid., pp. 125-130.

235 Cf. Ibid., pp. 132-150.

236 Probablemente esta meditación fue dictada durante la misa del domingo, y por tanto por la mañana.

237 Quaderno manoscritto Timoteo Giaccardo, n. 6, p. 133.

238 Cf. Ibid., pp. 150-155.

239 Cf. Ibid., pp. 150-151.

240 UCBS, año VII, n. 2, 15 de febrero de 1924, pp. 11-12.

241 «De ahí que para el próximo otoño se abrirá una casa contigua a la Sociedad de San Pablo para los jóvenes que aspiran a las misiones con la idea de trabajar por los infieles y cismáticos, de manera especial (no exclusiva) con la prensa. Ya han hecho la petición 14 jóvenes, por lo que parece propicio el tiempo para esto» (S. ALBERIONE, en UCBS, año VII, n. 2, 15 de febrero de 1924, p. 3).

242 «Para que la difusión del evangelio pueda ser cada vez mayor, se ha formado una sociedad entre los Cooperadores con Estatuto adecuado. Esquema del Estatuto:
1. Se ha instituido en la Pía Sociedad de San Pablo la sección Sociedad Bíblica de la Unión de Cooperadores de la Buena Prensa.
2. Se propone la difusión y penetración entre el pueblo de la Biblia y de manera especial de los Santos Evangelios.
3. Se compone de socios perpetuos que aportan 1000 liras una sola vez, de socios beneméritos que aportan 500 liras una sola vez, de socios ordinarios que aportan 5 liras cada año, de los que hacen una comunión a la semana en favor de la obra o se comprometen en la propaganda personalmente, con periódicos o con otros medios.
4. Participan en su vida y después de su muerte en las mil santas misas que cada año se celebran en la Pía Sociedad de San Pablo, en las indulgencias concedidas por la santa Sede a todos los Cooperadores de la buena prensa y en el bien de la Pía Sociedad de San Pablo.
5. Reciben mensualmente el boletín “Unión de Cooperadores de la Buena Prensa”, en el que se informará de la marcha del bien que se hace.
6. La suma de los donativos se destina a la difusión gratuita o al mínimo precio de la Biblia y del Evangelio.
7. La dirección está en la Pía Sociedad de San Pablo en Alba.
El presente Estatuto tiene la aprobación del obispo» (UCBS, año VII, n. 2, 15 de febrero de 1924, p. 5).
Debe recordarse aquí el influjo que también tuvo la encíclica Spiritus Paraclitus de Benedicto XV, publicada el 15 de septiembre de 1920 con ocasión del decimoquinto centenario de san Jerónimo, en la que se recuerda la importancia del estudio de la sagrada Escritura.

243 Para quien siente sed de almas -como Jesús-. «Señor, os ofrezco en unión con todos los sacerdotes que hoy celebran la santa misa a la Víctima divina, Jesús hostia, y a mí mismo, pequeña víctima:
1º En reparación de las innumerables blasfemias, errores e impiedades que se imprimen en tantas tipografías de las que cada día sale un río de papel que inunda el mundo como un torrente cenagoso;
2º Para invocar vuestra misericordia sobre innumerables lectores, perversos o inocentes, que la prensa escandalosa arranca de vuestro corazón de Padre, sediento de almas;
3º Para la conversión de tantos escritores e impresores ciegos, ministros de satanás, falsos maestros que levantan una cátedra contra el divino Maestro y envenenan toda la enseñanza, el pensamiento y las fuentes de la actividad humana;
4º Para honrar, amar y escuchar solamente a quien vos, Padre celestial, con vuestro corazón habéis dado al mundo proclamando: “Este es mi Hijo amado, escuchadle”.
5º Para conocer que sólo Jesús es Maestro perfecto: verdad que ilumina, camino o modelo de toda santidad, vida verdadera del alma o gracia santificante;
6º Para obtener que se multipliquen en el mundo los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, consagrados a difundir la doctrina de Jesús por medio de la prensa;
7º Para que los escritores y obreros de la prensa sean santos, llenos de sabiduría y de celo por la gloria de Dios y por las almas;
8º Para pediros que la prensa católica crezca, se difunda, se la ayude y se multiplique, levantando así una voz capaz de apagar el estrépito atractivo y embriagador de la prensa perversa;
9º Para que todos nosotros reconozcamos nuestra ignorancia y miseria y la necesidad que tenemos de estar siempre suplicantes y con la cabeza inclinada ante vuestro santo sagrario, Señor, pidiendo luz, piedad y misericordia» (UCBS, año VII, n. 2, 15 de febrero de 1924, p. 4).
Adviértase que especialmente el punto cinco presenta a Jesús como Maestro perfecto: «verdad que ilumina, camino o modelo de toda santidad, vida verdadera del alma o gracia santificante». Cf. Per chi sente sete di anime come Gesù. Offertorio Paolino, A. COLACRAI (dir.), AGHFP, n. 8, Roma 1985.

244 «Las Pías Discípulas. Son una familia religiosa de mujeres jóvenes, [domiciliadas] en Alba (Piamonte), de 16 años en adelante. Se consagran a adorar continuamente y a turnos al divino Maestro, Jesús sacramentado, para suplicar “Venga a nosotros tu reino”, especialmente con la buena prensa. Viven en comunidad, como las religiosas, y hacen votos privados. Cada una hace dos horas de adoración diariamente, además de las prácticas comunes de piedad; atienden también a las tareas de la casa (coser, zurcir, etc.). Viven en una casa propia, bajo la guía del superior de la Pía Sociedad de San Pablo. Son elegidas entre las jóvenes más inclinadas a la piedad, especialmente la eucarística. Deben ser sanas mental y físicamente y no superar los 25 años. Cuando entran no pagan cantidad alguna, pero vendrán provistas de un ajuar suficiente y en los primeros dos años corren a su cargo los gastos de vestido, etc. TEÓLOGO ALBERIONE SANTIAGO.
La casa de las Pías Discípulas. Para las Pías Discípulas se están adaptando adecuadamente los locales de la casa al fondo del jardín. Habrá sitio para cincuenta jóvenes y para sus secciones de lavado, sastrería, etc. La casa tuvo un nombre divino, se la llama “Divino Maestro”, y a quien quiera saber dónde están las Pías Discípulas se le responde: están en el “Divino Maestro”» (UCBS, año VII, n. 2, 15 de febrero de 1924, p. 28). Quien desee más datos, puede consultar los esmerados estudios publicados recientemente por las Pías Discípulas, especialmente: R. CESARATO, L']albero visto dalle radici, Le Pie Discepole del Divin Maestro tra carisma e storia, Appunti, Fascículo 1, Pro manuscripto, Roma 1997; R. CESARATO - G.M.J. OBERTO, L']albero visto dalle radici, Le Pie Discepole del Divin Maestro tra carisma e storia, Appunti, Fascículo 2, Pro manuscripto, Roma, marzo 2000; AA.VV., Eucaristia, Sacerdozio, Liturgia, l']unità come mistica del servizio, Actas del Seminario internacional sobre la unidad de las tres dimensiones apostólicas, Camaldoli, 22 de febrero al 5 de marzo de 1998, Roma, uso manuscrito, octubre 1998.

245 Cf. la presente Introducción, n. 144, nota 218.

246 Cf. R. CESARATO, Dagli inizi al 1944, en R. CESARATO - G.M.J. OBERTO, L']albero visto dalle radici..., o.c., Fascículo 2, p. 43.

247 «El señor Teólogo Alberione presidió la ceremonia a las 6.30 horas e impuso a todas el nuevo nombre, celebró por ellas la santa misa y pronunció “palabras paternas que deben meditar”. Una pequeña función recogida, sencilla de sentido, de amor, de gozo y de regocijo por aquellas hijas que apresuraban el día y la hora con deseo vivísimo. Se preparó un pequeño ritual para esta función. Los nombres de estas ocho Pías Discípulas que tomaron el hábito son: sor Escolástica de la divina Providencia, sor Antonieta del divino Maestro, sor María de san José, sor Teresa de la Dolorosa, sor Anunziata de María, sor Paulina de la Agonía de Jesús, sor Giacomina del Ángel de la Guarda y sor Margarita de las Almas del Purgatorio» (UCBS, año VII, n. 4, 15 de abril de 1924, p. 24).

248 Cf. M. RICCI, Madre Maria Scolastica Rivata, fedele Discepola del Divin Maestro, edición no comercial, Roma, 10 de febrero de 1996. Úrsula Rivata nació en Guarene el 12 de julio de 1897. Es probable que viera y conociera al padre Alberione cuando éste predicó en Guarene, por ejemplo el 9 de octubre de 1910 (sobre Los santos Ángeles Custodios) y el 10 de abril de 1910 (sobre san Vicente Ferrer y la importancia de la Palabra de Dios). El 29 de julio de 1922 ingresó entre las Hijas de San Pablo de Alba.

249 Cf. la presente Introducción, n. 113.

250 «Las Pías Discípulas. Son una familia religiosa, al lado de las Hijas de San Pablo. Reúne a muchachas que quieren consagrarse al Señor con la adoración perpetua de la Eucaristía, orando por la extensión del reino de nuestro señor Jesucristo y dedicando el resto del tiempo a trabajos comunes (coser, zurcir, cocinar, etc.) en favor de los sacerdotes y religiosos de la buena prensa. Hacen sus votos al Señor y tienen la peculiaridad de dos horas de adoración al día. Visten hábito propio. [...] El nombre de “Pías Discípulas” proviene de su cometido: desempeñar con el divino Maestro la tarea de las piadosas mujeres, de la primera pía discípula, la Virgen santa: adorar a Jesús, consolarle en la santísima Eucaristía, vigilar ante el santo sagrario por amor, ardiendo más y mejor que las velas de cera; invocar al divino Maestro para que triunfe la buena prensa sobre la mala; además, realizar en favor de los sacerdotes las tareas y servicios que la Virgen realizó en favor de Jesús y los apóstoles. En esto se resume su vida humilde, silenciosa, de amor y de oración, algo que recuerda también su hábito con los colores de la Virgen, el blanco y el azul, y una custodia destellante en el pecho» (UCBS, año VIII, n. 9, 20 de agosto de 1925, pp. 10-11).

251 UCBS, año VII, n. 11, 15 de noviembre de 1924, p. 20.

252 Ibid., año VII, n. 5, 15 de mayo de 1924, segunda de portada.

253 Ibid., año VII, n. 8, 15 de agosto de 1924, pp. 1-2.

254 «Los nuevos Paulinos han adoptado también un nombre nuevo, testimonio y lema del hombre nuevo» (UCBS, año VII, n. 8, 15 de agosto de 1924, p. 8).

255 «La llegada de una alumna o de una adulta a Casa es recibida con la satisfacción y la alegría con que se recibe a un recién nacido. Cometido principal de las Hijas es ahora especialmente la formación del espíritu que las prepare a ser buenas apóstolas. Conforme van llegando las nuevas, encuentran a su ángel de la guarda y se las cuida como a plantitas. Se les enseña el modo de hacer bien la santa meditación, a practicar los ejercicios de piedad: la santa misa, la santa comunión, la lectura espiritual, el santo rosario, el trabajo espiritual, los exámenes de conciencia por la mañana, al mediodía y por la noche; el modo de confesarse bien, de estar unidas al Señor; a imitar de cerca los ejemplos de Jesús, especialmente su obediencia, humildad, espíritu de sacrificio y de amor. Más tarde abren con confianza filial, las pequeñas a la asistente y las adultas a la maestra de novicias, su ánimo y manifiestan las dificultades que encuentran, los defectos, las virtudes y los santos deseos con el fin de ser guiadas, consoladas y apoyadas en el trabajo personal y constante que cada una debe realizar para vencerse a sí misma, para progresar en la pureza del corazón y en la práctica gradual de la virtud» (UCBS, año VII, n. 8, 15 de agosto de 1924, p. 22). En este mismo período se publica el manual Metodo di esame particolare, secondo S. Ignazio, Alba, PSSP, sin fecha, 54 páginas. Al final del libro se ofrecen cuadros semanales con casillas, útiles para señalar derrotas y victorias en el trabajo espiritual cotidiano.

256 Entre los compromisos que figuran en uno de los “Ora et labora” se encuentra la difusión del Evangelio entre las familias cristianas y del Giornalino, semanario ilustrado a colores para niños, cuyas publicaciones habían comenzado el 1 de octubre de 1924. El número de octubre de UCBS informaba: «La sección de la “Sociedad Bíblica”. Se propone la difusión y la penetración de la Biblia entre el pueblo, y de manera especial los Santos Evangelios. En un año de vida ha difundido 200.000 ejemplares del Santo Evangelio. También se encuentran en preparación el Santo Evangelio unificado, el Santo Evangelio para niños, las Cartas de san Pablo y de los demás apóstoles, los pequeños evangelios dominicales y la Biblia completa» (UCBS, año VII, n. 10, 25 de octubre de 1924, p. 11).

257 S. ALBERIONE, A tutti i cari e buoni Cooperatori della Pia Società San Paolo, Alba, 31 de diciembre de 1924, en UCBS, año VIII, n. 1, 20 de enero de 1925, p. 1.

258 UCBS, año VIII, n. 1, 20 de enero de 1925, p. 9. El número de febrero se abre con un artículo sobre las Cartas de san Pablo, donde, entre otras cosas, se afirma: «Hemos podido examinar y que otros examinen el manuscrito de las Cartas de san Pablo, que está en Roma para su revisión; se le ha considerado realmente bueno y adecuado para el pueblo, tanto por su diáfana y sencilla traducción como por las notas, abundantes, oportunas y vivas. [...] San Pablo tiene una misión y un cometido social, religioso, que debe valorarse bien; es el ministro del evangelio para los pueblos gentiles. La humanidad estaba separada por una sima profunda: el pueblo de Dios (los hebreos) y el pueblo no de Dios (todos los demás hombres). Jesucristo vino para salvar a todos; el ministerio de san Pablo era esto: predicar la universalidad de la redención y unir el pueblo no de Dios al pueblo de Dios para hacer de ellos un solo pueblo, injertar el acebuche en el buen olivo para que todos se salvaran. Sus Cartas realizan esta labor: instaurare omnia in Christo, instaurar todas las cosas en Jesucristo, y hacer vivir a los hombres una vida celestial para que los miembros del cuerpo, que antes sirvieron para las malas acciones, se consagren ahora al servicio de Dios como hostias vivas y templo del Espíritu Santo. Más aún: que toda la naturaleza, deteriorada por el pecado original, se asocie al hombre en un himno continuo de bendición a Dios. [...] Esperamos que el gran Apóstol, que toma los pueblos paganos y los trasplanta en Jesucristo para que su espíritu penetre en ellos y vivifique toda su vida hasta hacer del hombre un Dios, sabrá atraerse no sólo admiradores, no sólo estudiosos críticos, sino almas que le amen, que se enamoren de él e intenten con él la elevación hacia Dios hasta el vivo iam non ego, vivit vero in me Christus» (UCBS, año VIII, n. 2, 20 de febrero de 1925, pp. 1-2).

259 El templo de San Pablo fue construido entre la casa de San Pablo (a la derecha de quien se sitúa ante la fachada del templo) y la casa de la divina Providencia (a la izquierda), y paralelo a la casa Reina de los Apóstoles. El número de UCBS de agosto de 1925 publica la fotografía de estas tres casas (UCBS, año VIII, n. 9, 20 de agosto de 1925, pp. 7-8).

260 UCBS, año VIII, 1 de abril de 1925, pp. 1-2. En este número se informa también de que «se ha adquirido una máquina cinematográfica para recreo educativo de los grandes días. La noche de Pascua se proyectó “Fabiola”, con san Sebastián, santa Inés, san Tarsicio y el arte de los mapas geográficos» (Ibid., p. 9). Se alude también a otros nuevos medios de apostolado: «Tren, telégrafo, teléfono, estenografía, linotipia, rotativas, electricidad, etc. ¡Ay de nosotros si dejamos negligentemente que estos elementos que Dios ha creado para su gloria sirvan para el reino de Satanás!» (Ibid., p. 24).

261 En el boletín de UCBS se encuentran a menudo consideraciones sobre la necesidad de construir de prisa el templo de San Pablo para hacer frente a las necesidades de los numerosos miembros de la Casa, que llegaban ya a 408 personas, provenientes de 30 provincias italianas (cf. UCBS, año VIII, n. 9, 20 de agosto de 1925, p. 1). En mayo de 1925 se publica un folleto de cuatro páginas como suplemento de UCBS, donde se hace a los Cooperadores y amigos una interesante presentación de la Casa: «Esta familia se compone de dos grandes ramas: los internos, los miembros de la Pía Sociedad de San Pablo que trabajan en la difusión del evangelio y oran, es decir, los religiosos y las Hijas de San Pablo, y los externos, los amigos y Cooperadores, que colaboran en sus trabajos y ayudan a la Casa con sus ofertas». A las Pías Discípulas se las llama hermanas: «Ha nacido también en el seno de la Casa la familia de las Pías Discípulas. Son hermanas que, además de atender a las necesidades ordinarias del numeroso Instituto, se turnan durante el día y la noche sin interrupción delante del santísimo Sacramento, expuesto en la capilla, para implorar las bendiciones de Dios sobre la Casa y sobre las familias de los Cooperadores» (UCBS, año VIII, 10 de mayo de 1925, p. 1).

262 UCBS, año VIII, n. 9, 20 de agosto de 1925, pp. 7-8. Se multiplican las celebraciones de la fiesta del divino Maestro para la difusión del evangelio. Se solemniza la entronización del evangelio, como se desprende de la descripción de lo que se hizo en Benevello: «En el trono, a la derecha de la custodia, se colocaron dos libritos de “El Divino Maestro”, evangelio unificado, bien visibles, para dar materialmente la idea de que el santo evangelio es como la continuación de Jesucristo eucarístico, su Parábola [Palabra], su complemento» (UCBS, año VIII, n. 13, 20 de diciembre de 1925, p. 20). El libro en cuestión es Il Divino Maestro, texto concordado de los cuatro evangelios, con notas, SSP Editrice, Alba-Roma 1925.

263 Quaderno manoscritto Timoteo Giaccardo, n. 6, p. 125.

264 Ibid., p. 132.

265 Ibid., p. 150.

266 Esta relación entre verdad-maestro-doctrina, camino-ejemplo y vida-gracia no era nuevo en la Casa, e incluso en 1910 se dirigía el padre Alberione a los seminaristas de Alba con estas palabras: «Debemos modelarnos sobre el sagrado Corazón de Jesucristo: quos præscivit et prædestinavit conformes fieri imagini Filii sui. Él nos dio ejemplo de las virtudes más altas y perfectas. Él es tan buen Maestro que, cuando nos enseña, nos da ejemplo y da a nuestra débil voluntad la gracia medicinal» (S. ALBERIONE, Quaderno 8, 1 de junio de 1910, p. 35). A su vez, Timoteo Giaccardo escribe en una página de su Diario en septiembre de 1918: «La tarde de ingreso, después de las oraciones, el señor Teólogo me presentó a los jóvenes, me dio el nombre de maestro y me invitó a decir dos palabras. Yo no quise hablar por no sentirme preparado. Debí haberlo hecho. Si entrara hoy, después de algo más de un año... diría: Maestro, yo obedezco; pero uno sólo es nuestro Maestro, Jesús, que nos habla y nos forma por medio del señor Teólogo». En otra página del mismo período Giaccardo tiene claramente presente el trinomio verdad, camino y vida, considerado bajo el aspecto de doctrina, ejemplo y gracia, donde el término Maestro tiene una connotación especial de verdad-doctrina: «Jesús Maestro: 1. Vos dicitis me magister e bene dicitis quia ego sum: con la doctrina, con el ejemplo y con la gracia. 2. El Teólogo dice que me llamen maestro; tengo que serlo con la doctrina, con el ejemplo y con la oración. 3. El examen, el propósito, la oración» (cf. Quaderno manoscritto Timoteo Giaccardo, n. 68, esquema LXX).

267 F. CHIESA, Gesù Cristo Re, PSSP, Alba 1926.

268 F. CHIESA, Gesù Maestro, PSSP, Alba-Roma 1926.

269 F. CHIESA, Ego sum Vita, PSSP, Alba-Roma 1927.

270 F. CHIESA, Gesù Cristo Re, o.c., p. 22.

271 La revista La Civiltà Cattolica publicó el 11 de septiembre de 1926 una reseña del libro, que citamos íntegramente a continuación: «Sobre las pautas de la encíclica de Pío XI “Quas primas”, el canónigo Chiesa ha escrito treinta capítulos, “que distribuidos por cada día del mes de octubre, podrán servir de excelente preparación para la fiesta de la realeza de Jesucristo”, que este año cae el 31 de octubre. La idea ha sido muy oportuna y el autor ha tenido el acierto de realizarla pronto y bien, dos cosas que no suelen coincidir. El libro, que puede ser de gran ayuda para el clero, así como para la predicación, nada deja que desear en cuanto a doctrina, que se presenta de forma clara y digna de un tema tan elevado. En un libro de este carácter habríamos omitido la figura del capítulo XXIV, así como explicaciones que en algunos puntos no son claras, como en la página 239, donde un error de imprenta (la voluntad unida a la muerte [?]) confunde un poco el análisis psicológico del autor. Los treinta capítulos del canónigo Chiesa sobre la soberanía de Jesucristo expresan el alcance de esta prerrogativa, que reúne en torno a su luz, valga la expresión, todos los esplendores de la doctrina católica, como puede verse en los capítulos XVII-XXI sobre el Reino de Jesucristo, sobre su forma general, su constitución orgánica, la forma de gobierno y la extensión del Reino, que dan una idea exacta de la verdadera Iglesia de Cristo» (La Civiltà Cattolica, año 77º, vol. III, cuad. 1830, 10 de septiembre de 1926, pp. 535-536).

272 Cf. La Civiltà Cattolica, año 77, vol. I, cuad. 1814, 8 de enero de 1926, pp. 97-126.

273 F. CHIESA, Gesù Cristo Re, o.c., p. XI. La importancia de este párrafo de Quas primas para el padre Alberione se deduce del hecho de haber inspirado el retiro mensual de la festividad de Cristo Rey del 31 de octubre de 1926, según los apuntes de la Maestra Tecla Merlo (cf. Quaderno n. 4, inédito, pp. 5-6).

274 «El reino de Dios se extiende en el universo, en la sociedad, en las familias; pero lo cierto es que su fin último somos nosotros. Está en nosotros, es decir, en nuestra alma, y es en nuestra persona donde Jesucristo quiere reinar. Regnum Dei intra vos est. El universo sensible entero no tiene el valor de un alma. El alma es espíritu y en el espíritu está la libertad. Dios se manifiesta a sí mismo en el espíritu. En el espíritu, todo el universo vuelve a Dios, porque el espíritu es capaz de conocer que todo viene de Dios, y que todo vuelve a Dios, dándole por ello consciente y libremente, como a primer principio y último fin» (F. CHIESA, Gesù Cristo Re, o.c., p. 234).

275 Chiesa hace algunas consideraciones importantes para la interpretación de DF. En primer lugar, traza un cuadro de las facultades: «El reino de Jesucristo debe establecerse especialmente en nuestra alma. Es lo que hemos considerado en el primer capítulo. Pero nuestra alma tiene varias facultades: facultades intelectuales, sentimentales, morales. Veamos ahora por qué este reino debe establecerse en nuestra mente» (Ibid, p. 245).
Seguidamente habla de la importancia de la idea, que compara a una semilla que da origen a un animal o a una planta, a un cedro del Líbano o a un elefante. Y prosigue: «¿De qué depende todo esto? De la entelequia, diría Aristóteles; de la forma, diría santo Tomás. En suma, del alma que la informa. Si esa materia está informada por el alma de un grano de trigo, se convertirá en trigo; si por el alma de un elefante, en un elefante: quien guía la evolución de la semilla es el alma. ¿De dónde procede la diversidad infinita de las especies y variedades de los vivientes? Justamente del alma. [...] Pues bien, debemos pensar que lo que es el alma en la evolución biológica, es la idea en la historia de los hombres. Alfred Fouillée escribió libros estupendos sobre la idea-fuerza. Eymieu, en su obra Dominio de sí mismo, utilizó acertadamente esa doctrina en relación con nuestra educación. De todos es sabido que en cada siglo es el pensamiento el germen del progreso. Toda la era cristiana procede de la idea cristiana que se difundió hasta penetrar profundamente en la actividad humana y producir sus frutos. [...] En conclusión, lo repito una vez más, la idea es una semilla; y como para tener una planta hay que sembrar la semilla, para tener hombres con carácter formado hay que comenzar con la idea. La educación debe comenzar con la instrucción. Nada puede ser querido y juzgado sin ser conocido. Nil volitum quin præcognitum, dice el proverbio. Del mismo modo, el reino de Cristo debe comenzar por la mente. Antes de ser vida cristiana debe ser idea cristiana. La vida sin la idea carecería de fundamento» (Ibid., pp. 245-247).
En el segundo epígrafe del capítulo, Chiesa afirma que donde se encuentra la enseñanza de Cristo se encuentra también la idea cristiana, y que «Jesucristo es Rey de la mente porque es verdad esencial por ser Dios y porque en él habita toda la plenitud de la sabiduría y de la ciencia divina». Prosigue diciendo que la idea cristiana se encuentra en la sagrada Escritura y en la Tradición cristiana y que la interpreta el magisterio.
En el tercer epígrafe del capítulo se afirma que debemos conocer la idea cristiana por medio del estudio y la escucha de las enseñanzas y poseerla por medio de la fe, que debe ser universal, firme y constante (cf. Ibid., pp. 247-253).

276 «La voluntad de Dios se manifiesta de tres modos principales: en los mandamientos, en los ejemplos y en los acontecimientos. La primera y la segunda se llaman voluntad de signo; la tercera, voluntad de beneplácito. [...] ¡Y qué mandamientos! Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Respetar la vida, el honor, las cosas y la fama del prójimo. Dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, perdonar al enemigo, hacer el bien a quien nos ofende, y muchos otros de los que está lleno el evangelio. Pertenecen también a la voluntad de Jesús, pero no como mandamiento sino como consejo, algunas otras cosas más perfectas, como son, por ejemplo, la pobreza evangélica y la castidad perfecta. Esta voluntad viene a reinar en nosotros por la virtud de la obediencia a los preceptos de Dios. La propia voluntad de Jesucristo se manifiesta con los ejemplos. Más aún, los ejemplos de Jesús formaron las primeras expresiones de su voluntad. Cœpit facere et docere (He 1,1). ¡Y qué abundancia de ejemplos! Su nacimiento en el pobre establo de Belén y toda su vida privada de treinta años son la expresión más eficaz de su voluntad, que nos pide humildad y amor a la pobreza y al escondimiento. ¡Qué clara expresión de su voluntad en su ayuno de cuarenta días, en el ejemplo continuo de oración, de unión con su eterno Padre, de mansedumbre, de paciencia y de longanimidad! ¿Y qué decir de su pasión, de la oración por sus enemigos, de su muerte en la cruz? El ejemplo es mucho más claro y más fuerte que la palabra. Verba movent, exempla trahunt, dice el proverbio. Las palabras mueven y los ejemplos arrastran. ¡Cuánto hemos de agradecer a nuestro divino Salvador que se haya dignado darnos sus ejemplos! Las palabras podrían siempre haber dejado alguna duda sobre el modo de practicar la ley, pero el ejemplo elimina toda duda. La voluntad expresada en los ejemplos viene a nosotros por medio de la imitación de la vida de Jesús. Está también la voluntad de beneplácito, que se manifiesta en los acontecimientos. ¡Y qué extenso es también aquí el campo para el Reino de Dios en nosotros! Todos los acontecimientos de la historia, de nuestra familia y de nuestra persona expresan la voluntad, o por lo menos la permisión divina. El tiempo bueno o malo, la abundancia o la carestía, la salud o la enfermedad, la vida o la muerte, todo lo que acontece alrededor de nosotros podemos considerarlo como venido de Dios» (Ibid., pp. 259-261).

277 «1. El corazón humano. Fisiológicamente, el corazón humano es un músculo del tamaño de un puño, centro propulsor de la circulación de la sangre. Y como es la sangre la que mantiene las demás partes del cuerpo, puede decirse que el corazón es quien alimenta y conserva el cuerpo humano. Hablando psicológicamente, el corazón es el centro de la vida afectiva. En el corazón podemos considerar algo así como diversos planos o estratos que representan diversos grados de la vida afectiva del hombre. Constituyen el fondo del corazón las tendencias, siendo la primera la tendencia a la felicidad. Esta comporta la propensión a odiar todo lo que causa disgusto e infelicidad. Sobre las tendencias están las inclinaciones, que también son tendencias, pero más determinadas. Por ejemplo, la tendencia misma a la felicidad genera la inclinación a la riqueza, al honor, al trabajo y a otras semejantes. Pero las inclinaciones son disposiciones de carácter permanente, sereno y constante. A ellas, de alguna manera, se superponen las pasiones, que ocupan la parte central y principal del corazón e incluso forman un mundo vasto y complejo dentro de nosotros. Sobre las pasiones fluctúa la multitud variada y cambiante de los sentimientos y de los afectos. [...] 2. Cómo se puede establecer en el corazón el Reino de Jesús. Es evidente que debe ser asunto de mucha importancia dominar el corazón. Se dijo de cierto rey: si os lo queréis ganar, tratad de ganaros antes a su favorito, que tiene las llaves de su corazón. La voluntad es la reina por derecho, pero el corazón es su favorito. Cuando se domina el corazón, se domina al hombre. Felizmente, sin embargo, la voluntad puede tener un dominio de industria, como lo llama san Francisco de Sales, sobre el mismo corazón. ¿De qué modo, pues, podremos ser dueños del corazón? Justamente haciendo entrar en él un amor fuerte y verdadero, y ese es el amor de Dios. Ya hemos visto que los doce generales del ejército de las pasiones están al mando de un generalísimo, que es el amor. Por eso dice san Agustín: Ama et fac quod vis. Ama y haz lo que quieras. Si en un corazón domina el amor de Dios, podemos decir sin miedo: haz lo que quieras. Estamos seguros de que hará el bien» (Ibid., pp. 267-271).

278 «1. Cuerpo y miembros. El hombre es un compuesto de alma y cuerpo. El alma es la parte invisible y espiritual; el cuerpo, la parte visible y material. Nosotros queremos hablar ahora del cuerpo en cuanto que, unido al alma, es parte esencial del hombre viviente y activo. El cuerpo puede ser robusto o débil, sano o enfermo, perfecto o defectuoso. El cuerpo puede usarse bien o mal, como el alma. Puede ser instrumento de virtud o de vicio. En cuanto a los miembros, pueden ser las puertas de salida de nuestras impresiones, como los sentidos son las puertas de entrada. Todo conocimiento comienza por el sentido, y toda expresión termina en el cuerpo y los miembros. El nombre de miembros se da sobre todo a las manos y a los pies. [...] Pero además de los miembros están los sentidos, que pueden servir bajo el imperio de la voluntad para usos infinitos. [F. Chiesa alude a la vista, el oído, la lengua, la boca, el gusto y el tacto]. 2. Para que el Reino de Dios se extienda también al cuerpo y a los miembros. Si el cuerpo, los miembros y las cosas se consideraran solamente en sí mismos, sin relación con el alma, también pertenecerían al Reino de Dios, porque éste se extiende a todas las cosas creadas. Domini est terra et plenitudo eius (Sal 23,1). Pero nosotros consideramos aquí el cuerpo y los miembros en cuanto son partes esenciales del hombre y por consiguiente dependientes del alma espiritual e inmortal. En este sentido, cuerpo y miembros vienen a encontrarse en el reino espiritual de Jesucristo, del mismo modo que pertenecen a ese reino las almas creadas, redimidas y santificadas por él. 3. Cómo se extiende el Reino de Dios al cuerpo y a los miembros. Es algo muy sencillo: haciendo que el cuerpo y los miembros sirvan como instrumentos no para hacer nuestra voluntad, nuestros caprichos o gustos, sino únicamente para hacer la voluntad de Dios. [...] Esta es la genuina verificación de las famosas palabras: Vivo autem iam non ego, vivit vero in me Christus (Gál 2,20). Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. ¿Qué es todo esto? Es el Reino de Jesucristo que, comenzando en la mente y pasando a la voluntad, bajó al corazón para desde allí irradiarse en el cuerpo y los miembros. ¡Es la realización completa el Reino de Jesús en nosotros!» (Ibid., pp. 279-286).

279 F. CHIESA, La chiave della vita, PSSP, Alba-Roma 1927. Cf. A. F. DA SILVA, Cristo Via, Verità e Vita, centro della vita, dell']opera e del pensiero di Don G. Alberione, en AA.VV., L']eredità cristocentrica di don Alberione, o.c., pp. 253-254.

280 En el número del 11 de febrero de 1929, La Civiltà Cattolica hizo una reseña muy positiva: «Que las cinco lecciones contenidas en este precioso libro, que el infatigable canónigo Chiesa presenta al público, encontraran “la satisfacción de 62 enseñantes que tomaron parte en el curso” de cultura magistral, organizado en Alba por el Istituto Superiore di Magistero del Piemonte y que muchos de ellos pidieran “con insistencia su publicación” (p. VII), no es ninguna maravilla. Por la solidez y profundidad de la doctrina, por la forma clara, próxima y casi familiar, por el orden admirable y lo conciso del razonamiento, no podía ser de otra manera. El autor, de todos modos, sin exigir excesivo esfuerzo al auditorio, los condujo a alturas sublimes de pensamiento. ¿Qué es la vida del hombre y qué debe conseguir en ella y por ella? ¿Cuál sería el fin natural de la vida humana, y cuál es de hecho ahora el fin sobrenatural? (pp. 1-48). Nuestra vida en la tierra es una preparación; debemos prepararnos a la vida del cielo: preparación de la mente con la fe y con la instrucción religiosa (pp. 49-96); preparación de la voluntad con la observancia de la ley divina (pp. 97-145); preparación del corazón cultivando sentimientos de lo bello y lo bueno por las virtudes y los medios de gracia (pp. 146-195); preparación del cuerpo con la mortificación y el ejercicio del bien (pp. 196-258). Esa es la estructura del estupendo trabajo, sin aludir al arte con que el diáfano autor conduce las mentes a conceptos abstractos y sutiles para dar un fundamento intelectual a la vida. Valga como ejemplo la acertada comparación de los rayos X (p. 54). Aparte algún error de imprenta (ver pp. 3, 51, 65, 71, 76, etc.), no nos parece exacta alguna expresión, como la referida (p. 58) a la luz; tampoco diríamos que “el estado de ver las cosas con luz propia y natural” es para la mente “objeto más de renuncia que de ejercicio” (p. 72), porque la vida sobrenatural no puede en el hombre prescindir de su vida natural. En cualquier caso, el libro nos parece bien conducido y muy adecuado para nuestros tiempos, por lo que desearíamos que muchos lo leyeran» (La Civiltà Cattolica, año 80, vol. I, cuad. 1888, 11 de febrero de 1929, pp. 359-360).

281 Cf. La chiave della vita, en Donec formetur Christus in vobis, PSSP, Alba-Roma 1932, p. 16 (DFst 16). Al no ser posible ofrecer aquí ni siquiera un sencillo resumen de los puntos de contacto entre La chiave della vita de Francisco Chiesa y el pensamiento del padre Alberione, parece interesante citar al menos este texto sobre la preparación de la voluntad: «Nos disponemos aquí a entender en qué ha de consistir la preparación de la voluntad. Estamos siempre en el mismo principio: prepararnos es hacer ahora lo que haremos entonces. Cuando se hablaba de la visión beatífica se quería decir que había que entrenar nuestra mente en este mundo a entender las cosas en Dios como las verá en Dios en la vida futura. ¿Y qué puede significar aquí? Está claro. Comenzar desde esta vida a vivir en la voluntad de Dios y no en nuestro egoísmo. La distinción que se verá clara en la vida futura entre los bienaventurados y los condenados se ve también en la vida presente. Hay hombres que viven en sí mismos y hombres que viven en Dios. Viven en sí mismos los que buscan hacer en todo lo que a ellos les agrada. No es este el camino que nos ha enseñado nuestro Salvador y modelo Jesús, que es camino, verdad y vida. Él nos ha enseñado con el ejemplo primero y con la palabra después que el camino que debemos seguir es bien diferente. He bajado del cielo, dice, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado (Jn 6,38)» (F. CHIESA, La chiave della vita, o.c., pp. 128-130).

282 F. CHIESA, Gesù Maestro, PSSP, Alba-Roma 1926.

283 F. CHIESA, Gesù Maestro, o.c., p. 1. El boletín UCBS del 20 de febrero de 1927 informa: «El mes de enero fue dedicado al divino Maestro; cada día se hizo la meditación a toda la Casa sobre el divino Maestro siguiendo el libro Gesù Maestro, escrito expresamente para facilitar la materia de predicación adecuada», y presenta una síntesis del libro (UCBS, año X, n. 2, 20 de febrero de 1927, p. 12). En el número del 29 de septiembre de 1928, la revista La Civiltà Cattolica publicó la siguiente reseña del libro Gesù Maestro: «La PSSP, que con tan generoso celo promueve el apostolado de la buena prensa, si publica a menudo libros como este del canónigo Chiesa, no puede dejar de encontrar aceptación y ayuda. Gesù Maestro es un libro que agradará y hará mucho bien a las almas, pero quisiéramos que fuera leído y meditado especialmente por los sacerdotes, que están llamados bajo la guía de Jesús a ser maestros. El libro lo merece ciertamente: doctrina segura y expuesta con mucha claridad, bebida en el De Magistro de san Agustín y más aún en Santo Tomás; acierto en la diáfana presentación de conceptos, sutiles incluso y sublimes bajo la figura de objetos y relaciones comunes y cotidianas, y sobre todo una claridad de orden lógico que sin duda resaltaría aún más si el autor ampliara el índice de los temas con un índice analítico de las doctrinas. El canónigo Chiesa debe de haberse formado íntimamente en las visiones nítidas de santo Tomás una mente límpida y eficazmente asimiladora, como para poder exponer con tal precisa claridad la doctrina de nuestros medios de conocimiento (p. 46 ss.). Alguna vez nos parece que insiste excesivamente en las analogías, como en la del sol y la luna (pp. 46 y 278 ss.), y que sobre los maestros extraños a Jesús habría sido mejor contentarse con simples alusiones sin entrar en el piélago histórico de sus doctrinas (ver especialmente Zoroastro, p. 57 ss.), en esta hora en que sobre la historia de las religiones se hacen estudios tan minuciosos, tanto más que no dice nada de los maestros del Antiguo Testamento. Excluiríamos algunos neologismos en un libro que quiere ser y es fácil de entender, como valorizadas (p. 9), torpética [sic!] (p. 193), plástica pedagógica (p. 207)» (La Civiltà Cattolica, año 79, vol. IV, cuad. 1879, 20 de septiembre de 1928, pp. 73-74). En UCAS parte de esta reseña fue reproducida más de una vez, por ejemplo en el número 12, del 15 de diciembre de 1928, p. 9.

284 Es muy interesante el pensamiento de Chiesa cuando considera la naturaleza humana y la sagrada Escritura como dos maestros que Dios ha dado a la humanidad: «Tertuliano, en una frase acertadísima, que recuerda su genialidad, resume y esculpe al Maestro divino en la humanidad y señala su finalidad. Dice: Præmisit tibi naturam magistram submissurus et propheticam, quo facilius credas prophetiæ, discipulus naturæ (De Resur. Carnis, c. 12). Como si dijera: dos son los maestros que Dios ha enviado, la naturaleza y la sagrada Escritura. Pero Dios, como insuperable pedagogo que es, ha querido observar el orden debido, procediendo de lo fácil a lo difícil. ¿Y qué hizo? Envió por delante la naturaleza, para que en la variedad y maravilla de su espectáculo hiciera de maestra a los hombres, de tal modo que los hombres, amaestrados en la escuela de la naturaleza, pudieran más fácilmente aprovechar el magisterio de la sagrada Escritura. Primeramente te envió a la maestra naturaleza, son palabras suyas, porque había determinado enviarte en segundo lugar la profecía para que pudieras más fácilmente creer la profecía por haber sido antes discípulo de la naturaleza. Pues bien, nosotros, ya ante la propia naturaleza, tenemos necesidad de un maestro que nos guíe y nos ayude a interpretar correctamente. Y esto es así especialmente en el campo que más nos interesa, es decir, en el campo de las virtudes morales y religiosas» (F. CHIESA, Gesù Maestro, o.c., pp. 27-28). Son conceptos que aparecen frecuentemente en los escritos del padre Alberione.

285 En sus apuntes del viernes 25 de noviembre de 1927, la Maestra Tecla Merlo apunta esta expresión del padre Alberione: «Jesucristo dice: Yo soy la verdad (para comprender esto mejor, leer el libro Gesù Maestro)» (Quaderno n. 4, inédito, p. 102). Por su parte, Teresa Raballo anota: «Yo soy la verdad. Para considerarlo como merece habría que leer el libro impreso en Casa titulado Gesù Maestro. El tema se considera en ese libro bajo diversos aspectos: filosófico, teológico, ascético y pastoral» (A. T. RABALLO, Quaderno 19, inédito, viernes 25 de noviembre de 1927, p. 56).

286 F. CHIESA, Gesù Maestro, o.c., pp. 138-139.

287 Ibid., pp. 147-148.

288 Ibid., pp. 155-156.

289 Ibid., pp. 165-166.

290 Ibid., p. 179.

291 Ibid., pp. 180-181.

292 Ibid., pp. 193-195.

293 Ibid., pp. 207-208.

294 Cf. S. ALBERIONE, Metodo d']educazione, en Quaderno 40, 17-19 de octubre de 1911, pp. 143-157.

295 F. CHIESA, Gesù Maestro, o.c., pp. 213-215.

296 Ibid., p. 220.

297 «Tomamos aquí el término moral en sentido amplio, en cuanto se refiere a la voluntad, y por eso incluye tanto la moral propiamente dicha como la ascética y la mística. Veremos así que la enseñanza del divino Maestro se extiende a estas tres partes» (F. CHIESA, Gesù Maestro, o.c., p. 235).

298 «Hay que tener en cuenta, no obstante, que hablando de prensa no debemos limitarnos sólo al evangelio impreso. El evangelio contiene la doctrina de Jesús Maestro, pero no toda. Recordemos las palabras con las que termina el evangelio de san Juan: “Otras muchas cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, me parece que en el mundo entero no cabrían los libros que podrían escribirse” (Jn 21,25). Podemos considerar como doctrina de Jesús no sólo las Cartas de los Apóstoles y los demás libros del Nuevo Testamento, sino toda la Biblia. Y no sólo eso. A la entrada de la Pía Sociedad de San Pablo, en Alba, donde se forman los apóstoles de la buena prensa, está representada en un cuadro la figura del sol extendiendo sus rayos de luz alrededor. En el centro está el libro del evangelio y los rayos representan otros libros buenos, periódicos y folletos que se imprimen y difunden, como boletines parroquiales, libros, el Giornalino, etc. Y es que todo buen libro que difunda el espíritu evangélico puede razonablemente llamarse rayo del evangelio. Del mismo modo que la luz del sol forma los quince mil colores del iris, así la luz del evangelio se irradia a través de toda la buena prensa. Y si nos fijamos en el modo de realizarse en la práctica la buena prensa, veremos en seguida el modo de cooperar. Tres cosas fundamentales se necesitan para la buena prensa: 1) formar a los hombres; 2) imprimir libros; 3) difundirlos. Y ahí tenemos abierto un campo amplísimo de cooperación» (F. CHIESA, Gesù Maestro, o.c., pp. 417-419).

299 F. CHIESA, Ego sum Vita, o.c., pp. V-VI.

300 Ibid., p. VI.

301 En sus apuntes del martes 29 de noviembre de 1927, la Maestra Tecla Merlo escribe: «Qué significa “Ego sum Vita” (libro)» (cf. Quaderno n. 4, inédito, p. 107). La Maestra Teresa Raballo anota: «El último libro de la colección impreso se titula “Ego sum Vita”» (A. T. RABALLO, Quaderno 19, inédito, martes 29 de noviembre de 1927, p. 60).

302 Cf. F. CHIESA, Ego sum Vita, o.c., p. 331.

303 Cf. A. F. DA SILVA, Tavola sinottica dei documenti relativi al testo di Donec formetur Christus in vobis, 35 pp. (inédito).

304 «Los ejercicios son un tiempo para que la novicia se prepare a ser una verdadera religiosa. El noviciado es un tiempo para que el alma se oriente hacia el Señor» (T. MERLO, Quaderno B2.5, inédito, martes 11 de octubre de 1927, p. 3).

305 Cf. Regole, PSSP 1927. Ese mismo año de 1927 se publicó la obra Corso di Esercizi Spirituali per otto giorni secondo il metodo di S. Ignazio, preparado para uso especial de los religiosos y sacerdotes por el padre Luis Pincelli, S.J., 2 vol., PSSP, Alba 1927. Al año siguiente se publicó el libro de L. BELLECIO Gli Esercizi Spirituali secondo il metodo di S. Ignazio di Lojola, traducidos y en algunos puntos compendiados por el padre Antonio Bresciani, PSSP, Alba 1928. Cf. A. F. DA SILVA, Il cammino degli Esercizi Spirituali nel pensiero di Don Giacomo Alberione, CSP, Casa del Divino Maestro, Ariccia 1981, pp. 33ss.

306 No se tiene ninguna noticia en los apuntes tomados por sor Escolástica Rivata sobre este “Curso de ejercicios prolongados”. En un cuaderno suyo inédito de 1928 sí se encuentran apuntes sobre temas muy parecidos a los impartidos por el padre Alberione para la formación de la rama femenina de la Casa contenidos de forma lapidaria en DF. Por ejemplo, los apuntes del “Retiro. Maestras. 4-28” contienen dos alusiones al apostolado de la prensa parecidas a las afirmaciones contenidas en la instrucción del 16 de abril de 1928. Se puede comprobar una especial atención sobre lo que era más propio de las Pías Discípulas: «Jesús ha hecho conmigo lo que hizo con los apóstoles; ellos eran pobres pescadores y yo una pobre ciudadana. ¿Qué sabían ellos de su misión? Pues eso sé yo del apostolado de la prensa. [...] Yo tengo que amar a los que pertenecen a otros institutos como hermanos y hermanas, pero considerar que nosotros con nuestro apostolado les abarcamos también a todos ellos, y como no son ya suficientes las demás cosas para hacer el bien necesario para gloria de Dios y provecho del prójimo, este apostolado nuestro sigue siendo un modo nuevo de completar y comprender a los demás y hacer todo en unión. No es que sea nuevo en su género, pues su vida viene de los tiempos de nuestro señor Jesucristo, pero es nuevo en su modo. Pocos han comprendido el verdadero sentido del apostolado de la prensa; nosotras somos las almas afortunadas que Dios ha elegido para esta delicadísima misión. Con la oración y con la prensa: con la oración para obtener que la prensa haga el bien y quien lo hace tenga la luz y la gracia de hacerlo santamente, conseguir una amplia difusión y abundantes frutos de bien. Yo soy una ignorante que nada sabe, y aun menos que nada; yo soy más incapaz que ningún otro, pero fui elegida para hacer este gran bien» (SOR ESCOLÁSTICA, Quaderno 1928, inédito).

307 Cf. Cuaderno manuscrito de sor Giuseppina Ambrosio, Instrucciones I-XX+1, retiro mensual sobre el estado religioso (inédito, actualmente conservado en el Centro de Espiritualidad Paulina).

308 Especialmente interesante es la Instrucción XVIII sobre Jesús Maestro camino, verdad y vida. Citamos un texto largo: «Una gran gracia que debemos pedir al divino Maestro es esta: que podamos ser siempre fieles a nuestra vocación haciendo de tal modo que nuestra prensa sea siempre pastoral, es decir, que sea siempre escrita con espíritu pastoral, parroquial, con las verdades que salvan. Amaréis de verdad al divino Maestro cuando deis la prensa pastoral, no lujosa, pero sí bien clara y sencilla, porque Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, y nosotros debemos hacer llegar a todos esta prensa y salvar a las almas, hacer llegar a todas las familias la luz del evangelio. Este es el primer obsequio que os sugiero que hagáis a Jesús Maestro. [...] Jesús Maestro, camino, verdad y vida es nuestro camino; mientras nos mantengamos así estaremos bien, seremos bendecidos, será bendecido nuestro apostolado. Manteneos pues sobre estos raíles, no os salgáis de ellos, no tengáis otras vías libres, decid a Jesús: Jesús Maestro, camino, verdad y vida, ten piedad de nosotros, sé nuestro camino, ilumínanos, guíanos a ti, consérvanos íntimamente unidas a ti. Nuestro obsequio a Jesús Maestro: El obsequio que debéis hacer a Jesús Maestro, además del estudio del evangelio, es el del catecismo. Verdad: la primera parte del catecismo es el credo, el dogma, y honraréis a Jesús verdad. Camino: la segunda parte es la de los preceptos, mandamientos y virtudes, es decir, la moral. Vida: la tercera parte comprende los sacramentos, la misa, las oraciones, es decir, el culto en honor de Jesús vida. “Yo soy la vida”». En la conclusión de la instrucción siguiente el padre Alberione afirma: «La vida religiosa es el camino, la verdad y la vida vivida de la forma más perfecta. Es preciso que en el tiempo de noviciado demostréis que ascendéis hacia la vida religiosa, los votos y las prácticas, con decisión y fervor» (G. AMBROSIO, Quaderno 1929, inédito).

309 Entre otras muchas iniciativas, recuérdese el comienzo de las excavaciones para la construcción de la iglesia del Divino Maestro el 14 de marzo de 1927 en Burgo Piave, en Alba.

310 «Dos noticias... mayúsculas. Lo son las que comunicó a la familia paulina el señor Teólogo la tarde del asalto del que hablamos en otro lugar, es decir, la vigilia de su fiesta. ¿Y por qué noticias mayúsculas? Porque todas las demás en relación con ellas son... minúsculas. Estas son las dos noticias: 1ª La conclusión del contrato para la construcción de la papelera; 2ª La adquisición del terreno para la nueva sede de la casa de Roma. Y aunque nada se añada, es fácil entender que se trata para la Casa de dos acontecimientos de la máxima importancia. Los amigos pueden imaginarse cómo han sido acogidas por los muchachos estas noticias de gran alcance» (UCBS, año X, n. 8, 20 de agosto de 1927, p. 12.).

311 Ibid., año X, n. 3, 20 de marzo de 1927, pp. I-XVI.

312 Ibid., año X, 20 de septiembre de 1927, pp. 8-9.

313 «Debidamente aprobado por la Real Fiscalía General de Turín, un nuevo periódico ha venido estos días a añadirse a la numerosa familia de hermanos que ven la luz bajo la égida de San Pablo. La Famiglia Cristiana es un gran semanario de 12 páginas, un verdadero tesoro para las familias cristianas, especialmente destinado a las diócesis que no cuentan con un semanario católico o que apenas consiguen mantenerlo en pie. Deseamos al nuevo predicador del evangelio de Cristo una gran difusión y una abundante mies» (UCBS, año X, n. 9, 20 de septiembre de 1927, p. 14). Este semanario dejó de publicarse pocos meses después. La Famiglia Cristiana renació en 1931.

314 «Maestro era el título con el que Jesucristo prefería que lo llamaran. Satanás destronó a Jesucristo de las mentes con la mala prensa, y con ellas de los corazones, de los deseos y de las obras. La fiesta del divino Maestro quiere poner de nuevo a Jesucristo por medio del evangelio en su trono, en las mentes y con ellas en el hombre y en la vida; realizar el reino de Jesucristo en las mentes conquistándolas con la palabra poderosa del evangelio; las demás prensas tienen menos fuerza sobre el hombre» (UCBS, año IX, n. 1, 20 de enero de 1926, p. 11). El artículo continúa exponiendo nueve motivos para la promoción de la fiesta.

315 Cf. UCBS, año VII, n. 10, 20 de septiembre de 1925, pp. 12-13.

316 Ibid., año IX, n. 11, 10 de noviembre de 1916, pp.8-9.

317 El congreso se abría el 30 de junio «con la bendición del Papa, con la adhesión, en número de unos veinte, de cardenales, arzobispos y obispos, y con la aprobación del clero y del laicado católico de la diócesis piamontesa. [...] Se lee el telegrama del Papa, acogido con aplausos: “Santo Padre complacido oportuna actividad Pía Sociedad de San Pablo Apostolado-Prensa envía cordialmente a socios y participantes congreso evangelio implorada bendición. Card. Gasparri”» (UCBS, año X, n. 7, 20 de julio de 1927, pp. 2-5).

318 Ibid., pp. 6-7.

319 «Junio se cierra con la fiesta de san Pablo. Los que han consagrado al sagrado Corazón el mes de enero, dediquen todo junio a san Pablo. Los que honran al Corazón de Jesús en junio, que se hagan introducir por san Pablo en el amor al sagrado Corazón. San Pablo es el prisionero de Jesús, le consume el amor a Jesucristo, es la vida de Jesucristo. La devoción a san Pablo es signo de predilección de Dios; la devoción a san Pablo nos escribe en el libro de la vida. Son más grandes los santos ante Dios y más poderosos para ayudarnos cuanto más se acercan y copian al divino Maestro, camino, verdad y vida. Camino como modelo; verdad con las enseñanzas; vida con la gracia que nos comunican rogando por nosotros. San Pablo es camino: el Espíritu Santo le hace escribir tres veces estas palabras: “Imitadme a mí como yo imito a Cristo”. San Pablo es verdad: es maestro y doctor, y de tal modo posee y comunica el evangelio que lo llama “mi evangelio” y “engendra el evangelio”. San Pablo es vida: porque su vida se ensimisma en la de Jesucristo: “ya no soy yo quien vive, es Jesucristo quien vive en mí”» (UCBS, año VIII, n. 7, 15 de junio de 1925, p. 1).

320 UCBS, año X, n. 8, 20 de agosto de 1927, p. 1.

321 «La Casa de San Pablo tiene sus protectores especiales que inspiran a la institución y que con una incesante asistencia la hacen prosperar. Ella, a su vez, practica con ellos y alimenta devociones especiales todos los días, y de forma más solemne y toda la Casa unida, al principio de cada mes. Por eso la primera semana del mes se llama semana de las devociones y constituye siempre un acontecimiento de cierta singularidad. [...] Estos son algunos datos de las diversas devociones. La Casa quiere que la caracterice el espíritu y la vida de san Pablo; adoptó el nombre de Sociedad de San Pablo, la primera casa se llamó también así, como la capilla, y ese nombre llevará también la iglesia en construcción. Por eso se dedica a san Pablo el primer lunes del mes. En segundo lugar, el apostolado de la prensa se distingue, aunque no se separa nunca, del apostolado de la oración: se propone salvar las almas y no termina hasta que han entrado en el cielo. Hay quienes sufren en el purgatorio por culpa de la mala prensa, y la Casa no puede dejar de preocuparse de ellos. Por eso el primer martes de mes se consagra a las almas del purgatorio. El apostolado de la prensa es universal, por lo que conviene que se apoye en el Patrón de la Iglesia universal. La prensa mala siembra el descreimiento, el odio a la Iglesia, que ha valorado las prácticas religiosas, los sacramentos, etc., y es causa de que muchas personas se acerquen sin preparación y no bien dispuestas a la muerte. Corresponde a los apóstoles de la buena prensa reparar estos males con la mediación del Protector de los moribundos. Todos los alumnos están inscritos en la santa Cruzada por los moribundos y honran y oran el primer miércoles de mes especialmente a san José con ese fin. El primer jueves se dedica al ángel de la guarda. Todo buen libro, todo buen periódico es un ángel que sale de la tipografía para inspirar buenos sentimientos, para que se hagan buenos propósitos, para sembrar una semilla selecta que produzca frutos eternos. Efectivamente, muchos boletines se llaman “Angel” y tienen como símbolo un ángel. Y realmente cumplen una obra de presencia prolongada, silenciosa, dulcemente insinuante, sin pretensiones, como el buen ángel de la guarda. Quien escribe lleva a cabo una comunicación anónima y no sensible con quien le lee, mientras que el ángel de quien escribe y el ángel de quien lee pueden muy fácilmente ponerse en comunicación y preparar un terreno fértil por una parte y una semilla apropiada por la otra. El apostolado de la prensa no es otra cosa que la comunicación de la evangelización comenzada por el divino Maestro, la realización del mandato “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura...”. El divino Maestro es el inspirador, quien impulsa el crecimiento, quien da la vida a la semilla y la hace germinar, quien sostiene y guía al sembrador evangélico. Se le consagra el primer viernes con la comunión reparadora, la comunión de los nueve viernes, y se explica la intención del apostolado de la oración. El sábado se dedica a María. Los apóstoles fueron confiados a esta Madre y a ella le deben la fecundidad de su apostolado. María es Reina de los Apóstoles y es también Reina de la buena prensa, pues todos los escritores sagrados le han dedicado sus más hermosas páginas. La literatura profana le ha dedicado las más dulces expresiones y las artes afines han creado sus mejores obras maestras sobre ella. Se explica así la perfecta devoción a la virgen María según el beato Grignión de Montfort» (UCBS, año X, n. 8, 20 de agosto de 1927, pp. 10-11).

322 «Las vidrieras del templo de San Pablo (Alba). Las ventanas deben estar relacionadas por su estilo, riqueza y piedad con el resto de la iglesia. Por eso se hizo un estudio especial y vidrieras, estructura y figuras son por su estilo de gran belleza. Hay 22 ventanas en la parte alta, de las cuales: 1) cuatro tienen forma de concha y cristales, con unos catorce metros cuadrados; los cristales historiados tendrán alusiones a la carta a los Romanos, a la conversión de san Pablo, a su martirio y su gloria; 2) cuatro tienen forma de elipsis oval, con unos ocho metros cuadrados de cristal; se abren en la bóveda central. Tendrán cristales con figuras alusivas a los evangelistas con sus correspondientes símbolos: san Mateo con el ángel, san Marcos con el león, san Lucas con el buey y san Juan con el águila; 3) doce ventanas de forma rectangular-barroca, abiertas sobre los cuatro cruceros de la iglesia, de dos dimensiones, es decir, una parte con seis metros cuadrados y otra con cuatro; tendrán también cristales con figuras en los que aparecerán los doce apóstoles; 4) otras dos ventanas tendrán forma oval de concha, de ocho metros cuadrados, abiertas sobre el brazo de entrada en la iglesia. En estos cristales se representará la figura de dos discípulos de san Pablo: san Tito y san Timoteo. San Timoteo en el momento de ser ordenado sacerdote por san Pablo y san Tito en el momento de espirar su alma “plenus dierum ac meritorum”. Así, los jóvenes que un día deberán ser los apóstoles del evangelio con la prensa tendrán continuamente ante sus ojos los ejemplos del apóstol por excelencia, san Pablo, y de los otros doce elegidos por el Señor, así como de los evangelistas que nos dejaron este tesoro inagotable del evangelio. De san Pablo se nos recuerda la conversión del corazón; la obra maestra de sus escritos, la carta a los Romanos; sus padecimientos por el evangelio, especialmente su martirio; su corona merecida, es decir, la gloria eterna entre los que le siguieron: san Lucas, san Tito, san Timoteo, santa Tecla, etc. De este modo las ventanas serán como una historia continua, predicación y estímulo para que los clérigos recorran, a ejemplo de su celestial protector, el camino al que Dios los llama. Y para que la vida de apostolado sea siempre considerada de acuerdo con su principio de gracia y de misión, dada por la Iglesia, vemos que san Timoteo recibe la ordenación sagrada de san Pablo. Y para que también sea considerado en su fin verdadero, vemos a san Tito que deja esta tierra rodeado de discípulos para ir a recibir el premio del cielo. Los más preclaros ejemplos de virtud y celo nos los dejaron los apóstoles, elegidos directamente por nuestro señor Jesucristo y revestidos por él de autoridad, poderes y dones especiales. Por eso su presencia será una continua escuela. Los evangelistas nos conseguirán luego la gracia de comprender, vivir y publicar el evangelio a toda criatura. El estilo está en sintonía con la iglesia; los colores se distribuyen con riqueza y proporción; las figuras son vivas, elocuentes; la actitud de cada una tiene un significado peculiar» (UCBS, año XI, n. 8, 31 de agosto de 1928, p. II).

323 UCBS, año VIII, n. 8, 20 de julio de 1925, pp. 17-18.

324 Ibid., año IX, n. 6, 15 de junio de 1926, pp. 2-3.

325 Ibid., año X, n. 6, 15 de junio de 1927, pp. 1-3.

326 Además de la relación de las celebraciones de la bendición del templo de San Pablo, un articulito informa sobre los ejercicios espirituales a los jóvenes, y entre otras cosas dice: «Los ejercicios espirituales no se limitan a una buena confesión, sino que deben servir para una buena elección de estado y una conversión sincera y duradera a Dios mediante una vida cristiana. Este año se han tenido en “San Pablo” varios cursos de ejercicios espirituales para la juventud externa, además de los habituales para las personas internas. Tres cursos para muchachas en los que 210 jóvenes se enfervorizaron en la vida cristiana y piadosa, y un curso para muchachos al que asistieron de manera muy edificante 60 jóvenes. Otros muchos jóvenes han pedido insistentemente poder tener esa suerte y muchas jóvenes se han quedado a la espera de poder hacerlos. También los han pedido hombres y mujeres. Se espera contentar a todos. Todos vemos aquí lo conveniente que sería contar con algo más apto y más estable para ello» (UCBS, año XI, n. 11, noviembre de 1928, p. 2). Sensible a la pastoral de los ejercicios espirituales, al comenzar el año 1930 el padre Alberione da los primeros pasos para la construcción de una casa de ejercicios. Cf. A. F. DA SILVA, Cristo Via, Verità e Vita, centro della vita, dell']opera e del pensiero di don G. Alberione, en AA.VV., L']eredità cristocentrica di don Alberione, o.c., pp. 282-283.
Se puede comprobar que esta iniciativa del padre Alberione respondía a lo que auguraba la encíclica Mens nostra de Pío XI sobre “la importancia y la utilidad de promover los ejercicios espirituales”. Para comprobar la sintonía de DF con esta encíclica, quizá baste citar este texto: «En los difíciles tiempos que vivimos, en los que el sentido verdadero de Cristo, el espíritu sobrenatural, esencia de nuestra santa religión, sufre tantos obstáculos y trabas, ante el furor del naturalismo, que trata de apagar la llama de los ideales de la fe y atenuar el fuego de la caridad cristiana, es muy saludable arrancar al hombre de la “fascinación de la vanidad” que “obscurece el bien” (Sab 4,12) para llevarle a la soledad bienaventurada donde, con celestial magisterio, el alma adquiere el verdadero valor de la existencia humana, y reconducida así al servicio de Dios, al horror saludable del pecado, al santo temor de Dios, al desprecio de las cosas terrenas y a la contemplación del que es “camino, verdad y vida” (Jn 14,6), aprende a abandonar “al hombre viejo” (Ef 4,22) y a negarse a sí mismo, y en el ejercicio de la humildad, de la obediencia y de la mortificación, a conseguir ser el “hombre perfecto” y llegar “a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” (Ef 4,13) de la que habla el Apóstol, e incluso a poder decir con él: “ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí” (Gál 2,20). Sublimes ascensiones y divina transformación que el alma realiza bajo la acción de la gracia invocada con una oración más frecuente y fervorosa y gracias a la participación más devota en los sagrados misterios» (La Civiltà Cattolica, año 81 [1930], vol. I, cuad. 1909, 28 de diciembre de 1929, pp. 10-11).

327 UCBS, año X, n. 1, 20 de enero de 1927, pp. 4-6.

328 Regole, PSSP 1927. Primera parte, la Pía Sociedad de San Pablo, art. III. En el mes de abril de 1927, el boletín UCBS dedica varias páginas a las secciones parroquiales. Antes de presentar el Estatuto, el padre Alberione se dirige así a los Cooperadores: «La Pía Sociedad de San Pablo trabaja en el apostolado de la prensa, es decir, dedica su actividad a la difusión de las verdades y de la vida cristiana por medio de folletos, periódicos, libros, bibliotecas, boletines, etc. Promueve la difusión, popularización y defensa de la palabra de Dios con la prensa, como los sacerdotes con la predicación. Por eso quiere formar sacerdotes escritores y obreros religiosos para escribir, imprimir y difundir; formar maestras escritoras y obreras religiosas para convencer de que es necesario estar unidos a Jesús Maestro que se manifiesta en la tradición y la predicación como en la Escritura y en el apostolado de la prensa. Actualmente la Pía Sociedad de San Pablo cuenta con cerca de quinientos jovencitos, número que crece de año en año, y educa a doscientas jovencitas que se dedican al apostolado de la prensa. En las parroquias trata de formar las secciones de los Cooperadores, que promueven en ellas el apostolado de la prensa y hacen vivir las obras de la Sociedad de San Pablo con su espíritu y su orientación. De este modo ayudan muy eficazmente a los párrocos y a las almas, mientras que con las oraciones, con el trabajo y con las ofertas apoyan las iniciativas del Centro. [...] El apostolado de la prensa es hoy un medio ordinario de instrucción para el párroco como para san Pablo sus cartas, como la sagrada Escritura junto a la predicación» (UCBS, año X, n. 4, 20 de abril de 1927, p. 5).

329 Se anuncia, por ejemplo, la publicación de “La Biblia de las Familias”: la Biblia reducida a breviario del pueblo, a libro de santa devoción, dirigida a las familias y a las escuelas, donde podría ser para los padres y para los hijos, para los maestros y para los alumnos fuente inagotable de instrucción, de educación y de obras virtuosas. «Como es para el pueblo, la traducción se hace de la Vulgata, según el deseo de la Iglesia, y las notas son de los padres, de los doctores o de los escritores eclesiásticos ya aprobados. Importante: la “Biblia de las Familias” aparecerá también por entregas ilustradas semanales» (UCAS, año XI, n. 2, 15 de febrero de 1928, p. 27).

330 Por ejemplo: «Dios quiere el apostolado de la prensa» (UCAS, año XI, n. 6, 30 de junio de 1928, pp. 8-9); «Dios mismo confía la finalidad del apostolado de la prensa, es decir, su misión magistral» (UCAS, año XI, n. 7, 31 de julio de 1928, pp. 7-9).

331 Cf. UCAS, año X, n. 2, 20 de febrero de 1927, pp. 4-5.

332 T. GIACCARDO, Regina degli Apostoli, le ragioni del titolo, i benefici del titolo, il culto del titolo, Pía Sociedad de San Pablo, Roma, Alba, Turín 1918. En una carta al padre Giaccardo, publicada como presentación del libro, el padre Alberione escribe: «La doctrina, los pensamientos, los sentimientos, los obsequios que se exponen no son cosas nuevas para nosotros, que juntos las hemos meditado, estudiado y practicado, pero verlas hoy propuestas de forma ordenada, plasmadas en páginas destinadas a otros, es cosa útil, meritoria, grata sin duda a María» (S. Alberione, Alba, 19 de marzo de 1928)

333 Cf. UCAS, año XII, n. 4, 16 de abril de 1929, pp. 6-7.

334 El padre Giaccardo dedica un capítulo a “María, reina de la prensa”, que consta de introducción y tres puntos: el reino de la prensa, el reino de María en la prensa y el apostolado de la prensa bajo el gobierno de María. Al final del capítulo hay un ejemplo donde se cuenta la vocación del padre Alberione, la del propio Giaccardo y el desarrollo de la Casa. Parece oportuno reproducir algunos párrafos de ese artículo: «...nosotros, hijos de san Pablo, pequeños ministros del apostolado de la prensa que procedemos de la voluntad del santo Padre, a quien con vínculo religioso estamos sometidos para la defensa y la propagación de la Iglesia con el medio de la prensa. El apostolado de la prensa consta de libros y periódicos, es la palabra viva de Dios vivo y salvador, como es la palabra viva de Dios vivo y salvador la predicación que se hace con sonido articulado. El apostolado de la prensa es la defensa, la explicación, la divulgación, la aplicación, la popularización del evangelio. [...]. EL REINO DE LA PRENSA. En el poder de este reino brilla la corona real de María. [...] Todo nuevo campo de la actividad humana y del celo cristiano, destinado a extender el reino del Padre celestial, está sometido por don de Dios al imperio de la santísima Virgen y reconoce a María santísima como reina suya. El fenómeno de la prensa quizá es hoy la principal manifestación en el campo de la actividad humana, uno de los principales medios de celo. Los progresos más maravillosos, los descubrimientos más apabullantes de estos últimos años se han hecho en el campo de la prensa y al servicio de la prensa. La mayor parte de la actividad intelectual de los hombres se dedica a la prensa. El periódico es el hambre de hoy, es la sed de hoy, es la respiración de hoy. El periódico suscita las ideas, dirige las voluntades, forma las conciencias, domina la opinión pública. El periódico, la prensa, es denominado con acierto rey de este tiempo. Y María debe ser la reina de este importantísimo reino, de este sumo poder, de esta manifestación suprema de vitalidad, de esta obra de celo nobilísima y eficacísima. María cuida la prensa y la prensa y los hombres de la prensa le rinden homenaje» (T. GIACCARDO, Regina degli Apostoli, o.c., pp. 197-199).

335 Cf. el expediente «1928. I primi Fratelli di Gesù Divino Maestro», del Hno. Maggiorino S. Caldellara, entregado por el autor al CSP.

336 Esta novedad no se refleja todavía en el número de diciembre de UCAS en una noticia sobre Giovanni Marengo, encargado de los obreros: «Es un estupendo paulino que se encuentra ahora lejos de Casa para cumplir su deber con la patria. Estuvo diez años entre nosotros y vino únicamente para los ejercicios espirituales. Le encontramos bien y volvimos a verle complacidos. Sus obreros le homenajearon porque les enseñaba con esmero y cariño. Pasados algunos meses, volverá a estar entre nosotros para siempre» (UCAS, año XI, n. 12, diciembre de 1928, p. 5). En cambio, en el número de mayo de 1929 se afirma: «También los Discípulos, en su patio, levantaron una columnita en la que colocaron la estatua de María Inmaculada» (UCAS, año XII, n. 5, 16 de mayo de 1929, p. 6).

337 S. ALBERIONE, Alba 29/05/1929 (cf. Correspondencia del padre Alberione-T. Giaccardo, inédita, conservada en AHGFP, Casa General SSP).

338 UCAS, año XII, n. 7, 16 de julio de 1929, p. 2.

339 PÍO XI, Carta encíclica de la reparación que todos deben al sagrado Corazón de Jesús, cf. La Civiltà Cattolica, año 79º, vol. II, cuad. 1871, 23 de mayo de 1928, pp. 385ss.

340 Cf. Quaderno n. 6, inédito, viernes 18 de mayo de 1928, p. 177.

341 F. CHIESA, Riparazione!, comentario de la encíclica “Miserentissimus Redemptor” en un mes de Instrucciones, con ejemplos, L.I.C.E., Lega Italiana Cattolica Editrice, Turín 1930. Nótese que el prefacio del autor tiene la fecha «Alba, fiesta de la Epifanía, 1929».

342 «Son muchos los institutos religiosos en la Iglesia, antiguos y recientes, todos ellos venerables y ricos en frutos para las almas. Hoy conviene de manera especialísima un instituto que se dedique al divino y necesario apostolado de la prensa. El apostolado de la prensa es en sustancia tan antiguo como la Biblia, pero hoy asume una forma, una eficacia y una necesidad nuevas, dadas las actuales condiciones sociales y los inventos recientes. Para ese apostolado se han aprobado, como congregaciones religiosas, a norma de los sagrados cánones, dos institutos. Son distintos en su dirección y administración, afines entre sí por tener el mismo fin, por la igualdad de muchos medios, por el mismo espíritu. Son la Pía Sociedad de San Pablo (rama masculina) y la Pía Sociedad de las Hijas de San Pablo (rama femenina). Finalidad: Los dos se proponen predicar con la prensa, al igual que se predican con la palabra, las verdades cristianas, para santificar a sus miembros y para atraer a las almas a la escuela del divino Maestro y conducirlas al cielo. Medios: La vida de comunidad, los votos religiosos, las prácticas de piedad, el apostolado cotidiano, la práctica de las virtudes, etc., son medios para la propia santificación. Con el fin de difundir la doctrina cristiana, los miembros se dedican: a) a escribir periódicos, opúsculos, libros y hojas para comunicar, comentar y difundir el santo evangelio y sus enseñanzas; b) a imprimir, es decir, realizar el trabajo tipográfico de composición, impresión, encuadernación, etc.; c) a difundir y crear con diversas iniciativas bibliotecas, boletines parroquiales, obras bíblicas, semanarios, etc. Espíritu: Es un mandato del divino Maestro que su enseñanza se predique a todos los hombres, conforme es custodiada y enseñada por la Iglesia católica, maestra infalible de la verdad. La predicación debe hacerse con sencillez y exponiendo por entero a Jesucristo camino, verdad y vida, según el ejemplo y bajo la protección del apóstol san Pablo, vaso elegido y doctor de las gentes. El Señor, los escritores sagrados, los apóstoles, los santos padres, los doctores y la Iglesia son los maestros y los modelos de este apostolado, ejercitado únicamente porque esta es la vida eterna, que te conozcan a ti (Padre) y al que tú has enviado» (UCAS, año XII, n. 8, 16 de agosto de 1929, p. 1).

343 Entre otras noticias de la casa de Alba se habla de la vuelta de Giovanni Marengo del servicio militar y de su vestición religiosa entre los discípulos reparadores: «En estos días ha regresado del servicio militar nuestro Juan, el cual, tras una semana de ejercicios espirituales, vistió el hábito religioso de la familia “discípulos reparadores”. Al tiempo que damos gracias al Señor por haberlo conservado bueno en medio de todos los peligros de la vida militar, le auguramos un perenne y fecundo apostolado» (UCAS, año XII, n. 9, 16 de septiembre de 1929, p. 12).

344 UCAS, año XII, n. 9, 16 de septiembre de 1929, p. 5. Cf. la presente Introducción, n. 166.

345 «Los Discípulos del Divino Maestro son en la Pía Sociedad de San Pablo los religiosos laicos que se dedican al apostolado de la prensa. Su finalidad es doble: 1) Reparar con una vida piadosa, con el ejercicio de las virtudes cristianas, con la propia santificación, los innumerables pecados causados por la mala prensa. 2) El estudio teórico y práctico del trabajo tipográfico de composición, impresión, encuadernación, papel, tintas, propaganda, etc. Siguen a Jesús Maestro practicando dos devociones muy importantes: la asistencia devota a la santa misa (dos santas misas cada día) y el ejercicio del vía crucis dos veces por semana (el martes y el viernes), además de la visita cotidiana al santísimo Sacramento. Dedican todas sus energías, siempre entregados, con alegría y satisfacción, a las más diversas tareas; deben estar bien provistos de conocimientos teóricos y prácticos en todo lo que se refiere al trabajo tipográfico, así como con lo que tiene que ver con una casa donde no basta con componer e imprimir, sino que hay que preparar las tintas para la impresión, fundir los tipos para la composición, elaborar el papel, etc. Por eso es hermoso verles pasar de la composición a la encuadernación, de la estereotipia a las tintas, del taller mecánico al trabajo con el papel, a la difusión práctica de los libros impresos. Y todo este trabajo tan variado lo hacen con mucho esmero y aplicación, estimulados por un único pensamiento: cargarse de méritos y méritos para el cielo; salvar muchas, muchísimas almas. Los Discípulos del Divino Maestro aumentan de día en día, especialmente ahora. Es el Maestro divino quien deja oír su llamada. Roguémosle para que sean muchos los que le siguen y para que ninguno de los llamados abandone, sino que todos respondan generosamente. Encomendamos a todos nuestros queridos Cooperadores, y de manera especial a los reverendos párrocos, la obra de las vocaciones al apostolado de la prensa entre los Discípulos del Divino Maestro. En los Círculos de la Juventud Católica Masculina se encuentran a menudo jovencitos y jóvenes muy inclinados a la piedad. Sería buena caridad orientarles a la vida religiosa, donde sus méritos se multiplicarían. Encontramos a veces muchachos inocentes, cándidos, y es una gran caridad sugerirles una casa religiosa donde fácilmente se salvarán de muchos peligros y desarrollarán el germen divino de una vocación. Otras veces encontramos jóvenes que están solos o son muchos en familia, y con éstos, si tienen ese fondo de piedad y docilidad por el que se pueda alimentar una especial esperanza de vocación religiosa, sería buena ocasión para una obra hermosa que Dios nos ofrece» (UCAS, año XII, n. 10, 16 de octubre de 1929, pp. 2-3).

346 F. CHIESA, Introduzione all']Ascetica, PSSP, Alba-Roma 1929.

347 F. CHIESA, Prefazione, en Introduzione all']Ascetica, o.c., p. VII.

348 F. CHIESA, Introduzione all']Ascetica, o.c., p. 166.

349 S. ALBERIONE, Alba 04/11/1928 (cf. Correspondencia del padre Alberione-T. Giaccardo, inédita, conservada en AHGFP, Casa General SSP).

350 S. ALBERIONE, Alba 10/01/1929 (cf. Correspondencia del padre Alberione-T. Giaccardo, inédita, conservada en AHGFP, Casa General SSP).

351 S. ALBERIONE, Alba 11/09/1929 (cf. Correspondencia del padre Alberione-T. Giaccardo, inédita, conservada en AHGFP, Casa General SSP).

352 S. ALBERIONE, [¿1929?] (cf. Correspondencia del padre Alberione-T. Giaccardo, inédita, conservada en AHGFP, Casa General SSP).

353 Cf. A. F. DA SILVA, Il cammino degli Esercizi Spirituali nel pensiero di Don Giacomo Alberione, o.c., pp. 72ss.; A. F DA SILVA, Cristo Via, Verità e Vita centro della vita, dell']opera e del pensiero di don Giacomo Alberione, en AA.VV., L']eredità cirstocentrica di don Alberione, o.c., pp. 262ss.; A. F. DA SILVA, Gv 14,6: eredità carismatica per la Famiglia Paolina, en “Spezzate il pane della Parola”, dossier para el Año Bíblico Paulino 1991-1992, Roma, Casa General SSP, enero 1991, pro manuscripto, pp. 52ss.

354 F. CHIESA, Per l']unità nella formazione del Clero, PSSP, Alba-Roma 1932.

355 F. CHIESA, Per l']unità nella formazione del Clero, o.c., pp. 130-131.

356 Véase la coincidencia del pensamiento del padre Alberione con este texto de F. Chiesa: «Pues bien, ¿qué se dice del sacerdote? ¿No es otro Cristo? Sacerdos alter Christus. Y si es así, ¿no tendrá que ser la preparación al sacerdocio del clérigo en el seminario un estudio continuo que refleje los ejemplos de Cristo, donec formetur Christus in nobis? (Gál 4,19). Es seguro que el fin del sacerdocio consiste en continuar la misión de Jesús entre los hombres. Sicut misit me Pater, et ego mitto vos (Jn 20,21). Por eso mismo el sacerdote podrá ejercitar su misión en la medida que esté unido a Cristo, quien le envía y es su modelo. Del mismo modo que el hilo metálico es capaz de llevar la corriente que mueve el motor en la medida que está unido a la fuente de energía eléctrica -y del mismo modo que, según la preciosa imagen de nuestro señor Jesucristo, un sarmiento sólo puede dar fruto si está unido a la vid-, así el sacerdote. Éste sólo podrá llevar a las almas la redención de Jesús en la medida que esté unido a él, si forma con él una sola cosa: Sine me, nihil potestis facere (Jn 15,5). Pues bien, ¿quién será el clérigo que más eficazmente se prepara a ser otro Cristo y por tanto a llevar frutos abundantes a la mística viña de Cristo? Seguro que el que con mayor diligencia intente unificar en él los tres elementos de la misión de Jesús, que consisten en ser camino, verdad y vida; es decir, lo que se hace a imitación de Jesús: camino de los fieles con los ejemplos, verdad aprendiendo de la misión de Jesús para poder a su debido tiempo enseñar, vida recibiendo frecuentemente los sacramentos para poderlos administrar a los fieles en su momento. Mente y corazón, enseñanza y vida, estudio y virtud, teología y conducta, teoría y práctica, todo debe ser una sola cosa en él; como suele decirse, clérigo de una sola pieza, sin contradicciones ni reservas» F. CHIESA, Per l']unità nella formazione del Clero, o.c., pp. 52-53).

357 Se publicó, por ejemplo, la fotografía de los Discípulos que trabajaban en la papelera (cf. UCAS, año XIII, 17 de julio de 1930, p. 5). En agosto de 1931 se anuncia la nueva traducción italiana de la Biblia (cf. UCAS, año XIV, n. 8, 17 de agosto de 1931, p. 14). En febrero de 1932, el padre Alberione dedica una página al anuncio solemne del proyecto de publicar, cada una en cuatro volúmenes, diversas ediciones de la Biblia: Biblia latina-italiana, latina-francesa, latina-inglesa y latina-española (cf. UCAS, año XV, n. 2, febrero de 1932, p. 10).

358 En diciembre de 1929 se publica un calendario para 1930 con doce fotografías en las que aparecen los varios grupos de la Casa en Alba (cf. UCAS, año XII, n. 12, 17 de diciembre de 1929, pp. 4-15). En julio 1930 se publican las fotografías de la solemne procesión del Corpus Domini (cf. UCAS, año XIII, n. 14, 17 de julio de 1930, pp. 10-11).

359 Además de las fundaciones ya citadas, esta es la lista de las nueve casas abiertas. En 1929: Brescia (FSP, 8 de agosto), Údine (FSP, 17 de septiembre), Génova (FSP, 25 de noviembre), Palermo (FSP, 28 de noviembre). En 1930: Novara (FSP, 10 de mayo), Treviso (FSP, 27 de junio), Ancona (FSP, 10 de julio), Bolonia (FSP, 20 de julio), Sanfré (SSP, 15 de septiembre), Nápoles Capodimonte (FSP, 8 de octubre). En 1931 las fundaciones en Italia fueron unas doce.

360 A lo largo de 1931 se sucedieron las expediciones de los paulinos rumbo a Brasil, Argentina y Estados Unidos, y de las Hijas de San Pablo y las Pías Discípulas rumbo a Brasil y Argentina.

361 En febrero, entre otras noticias de la Casa Madre de Alba, se dice: «El mes de enero. La Casa lo dedica a Jesús Maestro y el Primer Maestro, en la hora de adoración que se hizo el día 3, nos dijo que en el mes de enero se debía conseguir la gracia de crecer, de ir hacia adelante y progresar, donec formetur Christus in nobis. El mes se consagró a la juventud de Jesús para conseguir imitarle en su vida privada. El Primer Maestro nos explicó que para nosotros crecer significa ser más santos, más sabios, adquirir mayor espíritu de piedad y no sólo sumar días a la vida. Nosotros somos los discípulos y como tales debemos imitar al Maestro, quien nos dijo: quemadmodum ego feci ita et vos faciatis» (UCAS, año XV, n. 2, febrero de 1932, p. 3).