Beato Santiago Alberione

Opera Omnia

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30. LOS PROPÓSITOS

He pensado que durante los Ejercicios hacéis bien en dedicar cierto tiempo a pensar en vuestro Instituto y en los medios para hacerlo progresar.
Tenéis una cantidad grande de gracias y de dones; ya habéis trabajado mucho y adquirido experiencia, que tenéis que poner al servicio de vuestra Congregación religiosa. Aquí, en este Retiro, tiene que haber no sólo una confirmación, sino un Pentecostés, en el que cada una recibe el Espíritu Santo no sólo para ella misma, sino también para distribuir a las demás y santificarlas.
Os indico varios puntos sobre los que me responderéis por escrito, cada una por su cuenta de manera clara y breve.
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1. Cómo trabajar por las Vocaciones. Reclutar y formar. Primera formación para las aspirantes, las postulantes, las novicias y las profesas de votos temporales.
Son muchas las cosas que hay que madurar a este respecto y vosotras sois las responsables. El futuro de vuestro Instituto será como os lo preparéis. Si metéis dentro almas débiles, de carácter histérico, de salud frágil, mañana ¿qué Instituto tendréis?
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2. Necesidad de los estudios y forma de organizarlos para ser capaces de ejercer vuestro apostolado que es tan hermoso, tan grande. Tenéis necesidad de preparar personas capaces de servir al Maestro Divino, no sólo con las fuerzas materiales, sino también con la inteligencia y el conocimiento profundo. Es inútil que yo os trace el gran programa que tengo en la cabeza, si estáis todavía tan lejos de la realización.
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3. Cómo aseguraros entradas para construir vuestra casa, para procurar los medios de apostolado, el material de trabajo. Nuestras casas cuestan siempre el triple de las casas de otros Institutos, porque necesitamos locales, maquinaria y medios. Para el apostolado, ya habéis hecho mucho, pero tenéis que hacer mucho más.
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4. Apostolado del servicio sacerdotal
5. Apostolado eucarístico.
6. Apostolado litúrgico.
¿Cómo los pensáis, cómo queréis realizar vuestros apostolados? El Espíritu Santo os habla, comunicad lo que os dice para la edificación común. Esto nos llevará a conocer mejor la voluntad de Dios.
Las Constituciones marcan un camino amplio; hay que especificar la manera de recorrer este camino. Contar mucho con el Espíritu Santo que está en vosotras. Este Espíritu que tiene que iluminar, santificar y gobernar todo el organismo del Instituto.
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7. El Oficio Divino. Diréis cuál es vuestro pensamiento. El Oficio Divino servirá para mejorar el Instituto1.
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Propósitos. Se determinan en los últimos días de los Ejercicios, pero se preparan antes en el alma. Puede haber propósitos de tipos distintos: los que se refieren a nuestra perfección, al perfeccionamiento del oficio.
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Si una dijese: me abandono totalmente en el Señor. Que él se sirva de mí como de un trapo para quitar el polvo, o como de un lino de altar. Estoy en sus manos y procuro agradarle solamente a él, mi Esposo. Si de veras tuviese esta disposición, estaría bien encaminada hacia la santidad.
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Puede haber el propósito que se refiere al oficio, a la manera de ser más útil para el bien del Instituto, el empeño de ser como la abeja laboriosa que hace miel para Jesús; el esfuerzo por trabajar y producir más. Si el Señor ha dado a un alma bienes, ésta los tiene que poner al servicio de Dios y del prójimo. En un oficio de responsabilidad se puede realizar un bien inmenso y también hacer mucho daño.
Ordinariamente, estamos inclinados a hacer el examen de conciencia a los demás. Por lo menos durante los Ejercicios recojámonos para reconocer sinceramente nuestras equivocaciones. Si una Superiora no reza suficientemente, si no cuida de todas las que le están sometidas, puede faltar gravemente, y su dolor tiene que ser más profundo.
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El propósito individual sea completo, abrace la mente, la voluntad, el corazón, porque se tiene que servir a Jesús Maestro Camino, Verdad y Vida. No os fabriquéis dificultades, vienen por sí solas.
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Si una necesita caridad, no haga tres propósitos sobre esta virtud, sino que haga uno que sea completo. Caridad de pensamientos, caridad práctica, caridad vivificada por la oración.
¿Por qué tengo que amar a la Hermana? Me repugna. Pero tengo que amarla porque es imagen de Dios, imagen viviente, mucho más que el Crucifijo que tú dices que amas y que te representa al divino Redentor. Aunque la Hermana te haya dado disgustos, no deja de ser la imagen de Jesús y por ella Jesús ha derramado su sangre.
No hay que pensar mal, sino disculpar, interpretar bien, siempre. Puede ser que la Hermana, tan poco apreciada por ti, en el Cielo esté mucho más arriba que tú. ¡Que amadas y hermosas son ante Dios ciertas almas que aquí abajo son juzgadas mal!
Practicad la caridad del corazón. Desead el bien de las Hermanas, queredlas santas, complaceos de sus dones, de la edificación que dejan; no tengáis celos; comprended sus necesidades y hacedlas vuestras. En la Misa, en la Comunión, acoged en vuestro corazón a todas vuestras Hermanas.
Caridad en la voluntad. Perdonar, ayudar, ejercer todas las obras de misericordia corporales y espirituales.
Pensar bien de todas; hacer el bien a todas; querer sinceramente el bien de todas.
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Puede ser que una tenga el propósito sobre la humildad.
Pensamientos humildes; buscar el último lugar y ocuparlo sin pretensiones; considerarse pecadoras y muy necesitadas de gracia; creernos inferiores a los demás y comportarnos como tales.
Humildad de sentimiento; corazón humilde que no se exalta; no se complace vanamente; no tiene ambiciones y vanagloria ni desprecia a nadie.
Humildad en la vida: un siéntate en el último lugar2 práctico; elegir para nosotros las cosas más humillantes; los oficios más difíciles; los objetos menos bonitos; preferir siempre la parte de la mortificación; las cosas menos agradables. Hacerlo sin hacerse notar y aprobar de los demás.
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Además del propósito principal, es necesario prepararse un Programa espiritual, que es más general que el propósito principal. Abarca nuestros deberes. Una que tiene un oficio de responsabilidad, puede extender su programa a los deberes de oficio; otra podrá detenerse en los puntos propuestos en la Congregación, etc. Esta especie de programa para el año se prepara como se prepara el programa para el curso escolar, para las prédicas, etc. Está bien leerlo una vez al mes, o incluso cada semana.
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Progresar en la práctica del oficio, del deber, cualquiera que sea, aunque consistiese en mejorar la manera de fregar las cazuelas, de barrer. Vosotras con la práctica diligente de vuestro deber, prolongad la vida de vuestras Hermanas y la vida de los mismos Sacerdotes.
La santidad consiste en hacer bien, no las cosas raras, sino más bien en hacer el propio deber sin vanidad, sin tibiezas, por amor de Dios.
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Organizad bien el apostolado. No penséis en seguida en muchas novedades; mejorad y desarrollad lo que ya existe; dejad madurar y haced las obras encaminadas. Cuidad sobre todo lo esencial y sed constantes.
En el año hay 365 días. Si dais un pequeño paso cada día, al final ¡qué buen progreso habréis obtenido!
Pidamos a Jesús que nos guíe a hacer los propósitos y que los bendiga.
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Los Ejercicios son como un Sacramental. Cada día se comprende un poco más, cada día nos acercamos más a Dios. Correspondamos a toda la luz y la gracia que nos da Dios.
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1 Con esta ocasión, el Primer Maestro había propuesto una iniciación al Oficio Divino, preguntando a cada una sobre la oportunidad de este rezo, pero también sobre la medida. De hecho, después, nos limitamos en un primer período al rezo del Pequeño Oficio de la Bienaventurada Virgen María.

2 Lc 14, 10.